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Qué frágil es la vida humana (Dai pre-ficha) Empty Qué frágil es la vida humana (Dai pre-ficha) {Jue 20 Sep 2018 - 11:05}

Aclaración:

Qué frágil es la vida humana.


Mi hogar, Anvard, obtenía la mayor cantidad de sustento económico a través de la exportación agrícola, lo cual, no nos convertía en un sitio muy rico. Aún así, los nobles que controlaban el país, obligaban a todas las ciudades que lo conformaban a pagar una cuota por el simple hecho de estar en “su territorio”. En el pasado, nuestra ciudad nunca tenía problemas y siempre nos las habíamos arreglado, pero actualmente estábamos dentro de una mala racha, en la cual, apenas éramos capaces de alimentarnos los propios integrantes de la ciudad y por lo tanto no podíamos pagar la desmesurada cantidad que pedían los nobles. Tiempo atrás, el alcalde de nuestra localidad había dicho a los mensajeros de los nobles que no poseíamos la capacidad económica actual para realizar el pago, y tras miles de súplicas por parte de la población entera, nos cedieron un plazo máximo de tres meses. Hacía ya medio mes que ese plazo se había acabado y estaba claro que los nobles vendrían en cualquier momento a por lo que era suyo.

El resplandeciente y rojizo sol anunciaba su salida desde el horizonte. Ya eran las ocho de la mañana y me encontraba recostado en mi cama, debido a la larga noche con los colegas del pueblo. Era normal, algo que cualquier chaval de dieciséis años haría.

Al levantarme, estaba totalmente entumecido. A mi cuerpo le costó responder, mis piernas estaban dormidas y el primer rayo de sol me golpeó directamente al ojo izquierdo, atravesando la ventana de mi cuarto. Reaccioné lentamente con el brazo derecho para coger el collar que siempre llevaba conmigo. Mi mano rozó con calma el metal frío y tras la noche que había pasado, el contacto hizo que me estremeciera. Cuando me incorporé, me di cuenta de que un olor a madera quemada inundaba el lugar.

Rápidamente, corrí hacia la ventana de mi habitación, abrí las persianas y observé mi ciudad teñida de un color rojizo. La guerra que tanto se temía había comenzado. Inundado por el terror, la confusión y el cansancio de mi despertar, empecé a correr buscando la salida de mi cuarto. Al abrir la puerta, el humo a gran temperatura golpeó mi cara, lo que hizo que inevitablemente tosiese. Fue entonces cuando pensé sobre en qué situación podría estar mi familia. Preocupado, corrí a gritos en su búsqueda por los alrededores de la casa.

Cuando llegué cerca de la puerta de la entrada vi que todo en esa zona estaba ardiendo. No podía quedarme mucho más, estaba comenzando a sentir como mis pulmones se llenaban de humo y comencé a toser. A estas alturas no tenía más opción que volver a mi habitación de nuevo. Abrí la ventana en busca de un escape y pude comprobar aliviado que los tres estaban bien, exceptuando por supuesto, los claros signos de nerviosismo al no saber dónde me encontraba.

-¡Mamaaaaá! ¡Papaaaaá! ¡Kelly! ¡Estoy aquí!

-¡Dai, salta por la ventana, no tienes otra forma de salir!

En ese momento, recordé la espada que mi padre me había regalado hacía unas semanas. Sin dudar, fui a por ella ya que por suerte la había dejado al lado de mi mesita de luz. Tras pensarlo un poco, la lancé por la ventana y esta hizo un ruido metálico ensordecedor al chocar contra el suelo. Seguidamente, tras unos minutos de preparación y titubeos provocados por la altura, me tiré por la ventana. Debido al choque provocado por la caída, mi vista se volvió borrosa e instantes después perdí la consciencia.

**********

Cuando desperté, sentí como si la realidad misma estuviera vibrando, efectos de la reciente contusión, supuse. Lo primero que vi fue a mi madre gritando mi nombre y a mi hermana pequeña sentada a mis pies llorando, pero no encontraba a mi padre.

-¿Dónde está papá?

Mi madre bajó lentamente la mirada.

-Mientras íbamos corriendo, un soldado pensó que éramos uno de los militares de los nobles intentando huir tras crear los incendios en la ciudad y le disparó a tu padre. Murió en el acto, no pude hacer nada.- Dijo mientras soltaba un horrible llanto desgarrador. Sentí que algo dentro de mí se rompía, mi vista y mi juicio empezaron a nublarse. No sabía cómo asimilar la situación, pero tenía claro que no podía caer en la desesperación, porque aún me quedaba algo. Debía cuidar de las dos mujeres que me habían dado todo y también darles mi apoyo. Aguanté las lágrimas y me tragué la furia que me invadía.

-¿Vosotras dos estáis bien?

Obtuve un balanceo de afirmación por parte de las dos, eso me alivió, no lo había perdido todo.

-De acuerdo, quedaos aquí, ahora vuelvo.

Salí del cuarto, estábamos en la caballeriza más grande de la provincia y allí se encontraba gran parte de la gente de Anvard. Probablemente lo estaban usando como búnker para alojar a la gente herida o simplemente a los que no pudiesen luchar.

Me dirigí rápidamente hacia uno de los soldados que se encontraban en la puerta.

-Yo también quiero ser de ayuda, puedo salir y unirme al frente, mi padre me enseñó el arte de la espada, sé luchar.

Creía que podía ser fuerte, que conseguiría sobrellevar la situación, cargar con la responsabilidad que supone la vida de mi madre y mi hermana a las espaldas sin pararme a lamentar la muerte de mi padre; sin embargo, fui consciente de mis palabras, de todo lo que había pasado y que era real. Una gran angustia subió desde lo más profundo de mis entrañas, después de eso mis ojos comenzaron a verter lágrimas, sin poder mantener la compostura.

-Hey chico, ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? -dijo algo preocupado y definitivamente para nada convencido de mi fuerza. No pude justificarme ante él por mi debilidad porque un soldado del ejército enemigo llamó la atención de todos agitando fuertemente su espada mientras corría hacia nosotros.

-En tu espal…

Estaba totalmente desorientado, no me había dado tiempo ni a acabar la frase para advertirle cuando de forma inexplicable nos encontrábamos detrás de aquel soldado enemigo. El militar se levantó dejándome en el suelo y acercándose al enemigo sin ningún tipo de temor.

El soldado que nos atacaba, comenzó a asestar potentes y violentos tajos mientras el otro hombre los esquivaba absolutamente todos. Me pareció admirable. Parecía saber cuales iban a ser los siguientes movimientos antes de que su contrincante los fuese a ejecutar. Después de esquivar unos cuatro o cinco golpes, el hombre que nos protegía, dirigió un puñetazo directo al tórax del agresor. No sé de dónde sacó aquella titánica fuerza, pero lanzó a volar al enemigo aproximadamente unos 10 metros. Tras eso volvió hacía mí y respondió la pregunta que anteriormente le había planteado.

-Escúchame chico, todo el mundo puede luchar, solo necesitas un motivo para hacerlo, pero la guerra no va de eso. Aquí no se trata de luchar por luchar, no se trata de venganza o ideas egoístas, se trata de proteger lo que queda y de no morir en el intento. Yo puedo entrenarte para que no mueras en esta estúpida guerra por dinero, pero definitivamente no voy a ver como te suicidas de forma gratuita. Primero céntrate en estar con los que queden de tu familia, mañana a las siete quiero que vengas a la puerta principal y ahí hablaremos del resto, ¿Me has escuchado?

No fui capaz de contradecir al hombre tras esa situación, así que solamente me limité a decir “de acuerdo” antes de que él se fuera.

Regresé con mi familia y pasé con ellas el resto del día ayudando en todo lo que podía: como ir a buscar agua, ayudar a los médicos con los enfermos u otras actividades.

***********

Notando que no podía esperar más, fui a ver al militar misterioso a pesar de que  él me dijera que no fuera hasta el día siguiente. Sentí que tenía demasiadas preguntas que hacerle.

Cuando llegué a la puerta, él estaba recostado en una de las paredes de la caballeriza fumando un cigarrillo, poco a poco me fui acercando hasta estar frente a frente.

-¿Qué tal chico? ¿Estás mejor? Perdón por haberte asustado hoy por la tarde.

-¿Perdón? Tu me salvaste la vida, si no hubieras acabado con aquel tipo es probable que nos matase a los dos. Es más, es probable que matara a gran parte de la gente de la caballeriza, te estoy muy agradecido, de verdad. Lo que hiciste fue increíble.- dije con cierto brillo en los ojos. La verdad es que estaba deseando saber como lo hizo, no solo cargó con una persona de setenta kilos en sus brazos, sino que aún teniendo ese peso encima consiguió moverse a una velocidad sobrehumana, esquivar ataques de forma perfecta y de una persona mucho mayor y fuerte que él. Acababa de aprender que el aspecto no lo era todo, porque incluso además de eso, se encontraba con las manos desnudas mientras que el enemigo llevaba una espada.

-Me alegro chico, pero ya te dije que no te enseñaría nada hasta mañana por la mañana, ¿Por qué estás aquí?

Me sonrojé un poco y él se rió.

-¿Cómo te llamas?-balbuceé intentando cambiar de tema.

-Me llamo Aki.

-Yo soy Dai.

-Encantado de conocerte Dai, ¿Quieres saber algo más?

Me hacía sentir como un crío indefenso al reírse cada vez que me hablaba. Suspiré.

-Quiero saber como hiciste lo de esta tarde.

-Para eso estamos aquí -rió de nuevo-¿Me creerías si te dijera que todos los seres humanos son capaz de ser mucho más fuertes de lo que ellos creen?
-No, la verdad es que no te creería.

-Pues sí, el ser humano tiene unos límites mucho mayores de los que tú estás acostumbrado, este es un poder que existe y habita en todos nosotros. Se encuentra en nuestro interior, esperando a que seamos capaces de asimilar lo que somos. Simplemente hay que entrenar para despertarlo y desarrollarlo, la gente que poseen el conocimiento sobre estos tipos de fuerzas misteriosas le pusieron el nombre de Haki, el Haki puede conseguir que un hombre sea capaz de anticipar lo que otra persona piensa, de ser más fuerte que el acero o de doblegar la voluntad de los demás con la suya propia.

-¿Como sabes todo esto? ¿Quién eres en realidad?

-¿Sabes lo que es el ejército revolucionario?

-Claro, todo el mundo lo sabe, son la organización que va en contra de la Marina y que lucha por el pueblo.

-Bien, ya veo que has hecho los deberes. Pues yo formé parte de ellos, allí entrené y conseguí despertar el Haki.

-¿Por qué lo dejaste?

-Hace unos dos años lo abandoné para venir aquí, en esta ciudad vivía mi esposa que cayó enferma así que vine a cuidarla.

-¿Vivía?

-Murió, a manos de una enfermedad.

-¿Y por qué no te has ido de este sitio?

-Porque ella amaba esta ciudad y quería que la protegiera, y eso mismo haré hasta el final de mis días, dedicaré lo que me queda de vida a proteger a la ciudad y a la gente que vive en ella, por ella.

Tras una larga charla de unas dos horas con Aki me mandó de vuelta para “no ser imbécil y prestarle algo de atención a la familia que quería proteger” así que, no tuve más remedio que obedecer e intentar conciliar el sueño en aquella y tormentosa noche, lleno de preguntas y pensamientos que prefería olvidar.

***********

Al día siguiente me desperté con todo el cuerpo dolorido debido a la precaria situación en la que habíamos dormido, para ser exactos tirados entre la paja. Mi madre y mi hermana aún seguían durmiendo, probablemente estarían agotadas por todo lo sucedido de ayer. Teniendo en cuenta esto, me levanté intentando realizar el menor ruido posible para no despertarlas, me vestí, me puse mi collar favorito en el cuello, cogí mi espada y procedí a la búsqueda de Aki para realizar el entrenamiento que me había prometido desde hoy. Me pasé un buen rato rondando por los alrededores hasta que lo encontré en un pequeño bosque cercano realizando diferentes tipos de ejercicios físicos.

-Sé que estás ahí Dai, puedes salir.- dijo mientras se reía por mi frustrado plan de ver que hacía.

Salí del lugar en el que estaba estratégicamente escondido y me dirigí hacia él tranquilamente.

-¿Qué vamos a hacer hoy?

-Para empezar tengo que advertirte de esto, chico.

-Mira, yo puedo hacer que seas más fuerte tanto física como mentalmente, pero no puedo enseñarte Haki, el Haki es algo que a día de hoy no se sabe cómo se consigue exactamente, simplemente es algo que sucede y la persona lo despierta sin ningún tipo de razón aparente, sí se sabe que hay personas que con un gran entrenamiento físico son capaces de despertarlo, yo no te garantizo que eso vaya a ocurrir realmente ya que son solo unos pocos elegidos los que consiguen esta proeza. ¿Estás dispuesto a aceptar el riesgo? Este entrenamiento podría poner en riesgo tu vida además de que no te garantiza éxito.

Se produjeron unos cuantos segundos en los que mi cabeza estuvo divagando en analizar cada optativa; morir definitivamente no era una opción, no podía dejar a mi madre y a mi hermana solas. Sin embargo, si no me hacía más fuerte, la defensa y seguridad que podría proporcionarles no sería mayor a la de un muerto, era un todo o nada y la decisión ya estaba hecha.

-Sí, ya no hay vuelta atrás en esto.

-De acuerdo, tendrás que prepararte entonces.- dijo con una sonrisa preocupante.

***********

Pasaron cuatro años, cuatro duros y largos años. La guerra no había terminado, en circunstancias normales nuestra pequeña ciudad no debería haber aguantado el poder militar de los nobles pero a lo largo del tiempo, otras ciudades se unieron a nuestra causa y nos ayudaron en el aprovisionamiento militar. Yo por otro lado había sido sometido a un entrenamiento que podría considerarse como infernal con Aki. Desde puro entrenamiento físico: al principio ejercicios como flexiones, sentadillas, abdominales, aguantar los golpes de aki; hasta meditar durante tres o cuatro horas diarias para fortalecer la mente. 

Era una mañana como otra cualquiera. Me levanté con los primeros rayos del sol que asomaban en el horizonte, estando en una posición totalmente inusual al dormir ya que me muevo mucho por las noches. Cuando ya me encontraba completamente despierto y tras haber arropado a mi hermana con una manta que nos habían dejado hace poco unas personas de la caballeriza, me encaminé hacia mi rutina habitual. Que empezaba como siempre, con Aki preparándose para la dura tarde que nos esperaba.

Comenzamos a entrenar con ejercicios físicos más avanzados, había logrado completar unas cuantos cientos de flexiones cuando uno de nuestros militares exaltado de tanto correr y con grandes gotas de sudor gritó.

-¡La guerra se ha acabado, hemos ganado, los soldados enemigos se han retirado!

No pude evitar dejarme llevar por el júbilo. Giré la cabeza hacia Aki y lo abracé con gran fuerza mientras las lágrimas se vertían sobre mis mejillas morenas, bronceadas por el contacto solar prolongado de estos cuatro años.

-Lo conseguimos Aki, por fin lo conseguimos, tanta lucha valió la pena…

Corrimos rápidamente hacía la caballeriza para informar a todos de la maravillosa noticia. Cuando llegamos nos pusimos a gritar por todo el recinto la buena nueva que nos había transmitido el soldado, toda la gente salió de los sitios en los que se encontraban y comenzaron a llorar, a gritar, a bailar y a festejar.

Tras unos minutos de compartir la felicidad con todos, corrí hacía mi familia y los abracé.

-Mamá, papá no murió en vano. Perdió su vida para que nosotros escapásemos y que este día llegase.

Mi madre comenzó a llorar mientras me apretaba conmocionada de felicidad. Tras eso, estuve unas cuantas horas con ella hasta que decidí que debía volver con Aki.

-¿Vamos a coger comida y agua por ahí para traerles a todos?

-Claro, recolectemos bayas en el bosque.

Corrimos hacia el bosque de siempre y fuimos dando vueltas por el mismo, llenos de energía porque toda esa pesadilla había acabado. Nos recorrimos el bosque completamente y llenamos grandes bolsas de bayas silvestres.

En el momento en el que estábamos volviendo con el resto, mi mente comenzó a divagar en tontos pensamientos, ¿Por qué los nobles se retiraron? Estaba claro que si la guerra proseguía unos años más, nosotros íbamos a ser los perdedores. Además, ¿Los nobles aceptando una derrota y se rindieron? Me parece muy extraño ya que esas ratas ricas solo piensan en sentirse superiores.

Y tras caer en la cuenta de que podía pasar algo sospechoso tuve el impulso de mirar al cielo, como si mi cuerpo supiera que la respuesta estaba allí.

Cualquier rastro de felicidad se congeló en mi rostro al ver una especie de proyectil dirigiéndose directamente a la caballeriza.

-Claro, no nos dejaron ganar, solo nos distrajeron con una falsa victoria. Mierda, mierda, mierda, mierda. Aki, ¡corre!

Intentamos correr hacia el lugar pero nos era imposible igualar la velocidad del proyectil, ni siquiera habíamos podido avanzar unos metros cuando la onda expansiva de la explosión nos tiró al suelo.

Quedé ensordecido con el ruido de la explosión y me quedé aturdido durante unos segundos sin ser capaz de hacer que mi cuerpo reaccionara correctamente. Las heridas que me causaron algunos fragmentos que salieron volando solo me indicaron una cosa: todos habían muerto. Nadie podía sobrevivir a eso. Tanto mi madre, como mi hermana; toda la gente con la que crecí y a la que decidí proteger, la cual era el motivo de mi existencia había desaparecido para siempre.

Entré en un estado que a día de hoy sigo sin poder describir. Recuerdo ligeramente como empecé a delirar; escuchando gritos, voces de la gente que se encontraba en la caballeriza en el momento de la explosión, diciendo que alguien les salvase, que ayudaran a sus hijos, maldiciendo a la marina por no ayudarles y esfumándose en un aullido doloroso. No sabía si eso era real o si me había vuelto totalmente loco, no pude hacer más que gritar y golpear el suelo.

-¡Reacciona Dai, joder! ¡Laméntate después, ahora tenemos que irnos!

Me abofeteó hasta que reaccioné y aún sin poder aguantar mis sollozos, intenté seguirle para escapar. Sólo pudimos avanzar un par de metros hasta ser rodeados de soldados de los nobles, estábamos acabados.

-Quizás sea lo mejor, al fin y al cabo todo había desaparecido, incluso mis ganas de vivir.

La verdad, había pensado que me costaría más rendirme, siempre pensé que aguantaría cualquier adversidad pero repentinamente no podía verle sentido a nada de eso, simplemente no sentía nada por lo que esforzarme para ello.

-Escuchame Dai, tienes que irte, recuerda lo que te enseñé y recuerda lo que siempre te dije, defiende siempre lo que sientas que merece la pena defender y nunca te des por vencido.

Aki se estaba sacrificando, se metió entre los soldados para protegerme, estaba dando su vida por mí, no sabía como sentirme. Quería levantarme y apartarlo, que él viviera por mi, yo no tenía ningún motivo, no me quedaba nadie, si él moría literalmente estaría solo, pero mi cuerpo era incapaz de moverse.

-¡MUCHACHO! ¡CORRE!
Al oír ese grito pude ver con nitidez a mi alrededor, sus heridas, todo. Y sabía que él jamás retrocedería, que yo no podría protegerle pero él a mí sí y que debía honrar su voluntad.

Cogí rápidamente el saco de bayas y comencé a correr todo lo rápido que mis piernas me permitieron, mirar atrás habría provocado el impulso irrefrenable de ayudarle. Siendo consciente de esto y sus consecuencias, seguí corriendo hasta llegar a la costa de la ciudad, cogí una pequeña barca que se encontraba varada en la misma y me fui, sin poder quitar un pensamiento de mi mente, siempre el mismo.

Que frágil es la vida humana.


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Qué frágil es la vida humana (Dai pre-ficha) Empty Re: Qué frágil es la vida humana (Dai pre-ficha) {Jue 27 Sep 2018 - 12:59}

¡Buenos días! Soy Abby, la pelirroja más sexy del foro y hoy seré tu correctora. Toma asiento y agárrate porque vienen muchas curvas. ¡Comencemos!

Trama: La verdad es que la trama resulta... insulsa desde un principio. No hay una historia que capte tu atención, un argumento relevante que haga hincapié en lo que de verdad quieres enseñar y transmitir. No hay nada. Sigues una trama lineal muy plana, sin giros argumentales ni sucesos especiales. De hecho el final de la historia es como si hubieras deseado terminarla lo más rápido posible. Siento que han faltado muchas cosas aquí.

Originalidad: No has desarrollado todo lo que rodea a tu personaje, tu propio universo en la historia debido a la gran falta de ambientación y escasos detalles. Por otro lado, la relación entre personajes es nula, podrías haber obtenido mucho partido de la relación con tu madre y tu hermana por la muerte de tu padre, o incluso con el maestro, que solo están ahí para cumplir una función y es que las primeras son para llorar y el segundo para entrenar. Por no obviar el cliché del maestro que muere. Por no hablar de la manera en la que consigues la fruta, se nota cuando coges bayas silvestres y la metes en el saco, me parece muy poco original la manera de obtenerla.

Psicología: Pues la verdad, dado que no tengo una ficha en la que basarme, podría decir que el personaje evoluciona, pero no lo hace. No ha habido cambios en su personalidad tras la muerte de su padre o con el ataque de los nobles hacia el pueblo, de hecho describes tan poco la situación de tu personaje mentalmente que parece que no tiene sentimientos.

Escritura: Este es el apartado en qué debo felicitarte, apenas he visto alguna falta de ortografía o gramática, solo algún acento suelto. Por otro lado, cuando usas coma antes de una interrogación, no se empieza con mayúscula, si no pondrías punto.

-Encantado de conocerte Dai, ¿Quieres saber algo más?

Cuidado con los tiempos verbales, y además se te ha escapado también la letra mayúscula del nombre del maestro.

Estilo: Una trama directa, sin rodeos, tan directa que das saltos agigantados en esta obviando detalles que podrían ser interesantes para la lectura y mejorar la inmersión. Dentro de lo que cabe no está mal narrado, pero debes evitar avanzar tan rápido en una historia, si no esta queda muy incompleta.

Dicho esto...

Trama: 0,5 sobre 1,5.

Originalidad: 0,5 sobre 1,5.

Psicología: 1 sobre 1,5.

Escritura:1,3 sobre 1,5.

Estilo: 0,7 sobre 1,5.

Tu nota sería un 4, pero como superas las tres mil palabras se queda en un ¡6,5! Sin embargo, la nota no te da para la akuma que pides, por lo tanto tendrás que editar.


Qué frágil es la vida humana (Dai pre-ficha) F17la9u
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