Una Cacería nunca había sido tan placentera [Pasado - Tevo]

Pucci la isla de la gastronomía, la cuna de grandes cocineros y cocineras, el paraíso para cualquier persona de buen paladar. Esas fueron las palabras que escuche y como buen adicto a la comida, y sobre todo a la buena comida, no necesité escuchar nada más para tener claro que debía visitar esa maravillosa isla. Solo pensar en ella y en las deliciosas comidas que allí podría saborear se me hacía la boca agua además de ponérseme los pelos de punta.

Meses después, me encontraba sentado en la terraza de uno de los más famosos restaurantes de aquella isla, en ese momento me sentí el hombre más afortunado del mundo, esperando las mejores delicatesen que tuviesen allí. Al fin y al cabo, aunque no hubiese llegado allí por ocio, debía disfrutar de la ocasión y no desaprovecharla. Además mi adicción era tal, que aunque mi mente me dijese que debía seguir mi objetivo, mi cuerpo me impedía levantarme de aquella mesa sin probar aquellas delicias que había pedido, eso sí, había dejado claro que nada de mango. Era el único alimento que odiaba, por lo demás solo de pensarlo, la boca se me hacía agua.

Mis ansias y ganas por empezar a probar esos platos eran tantas, que los minutos se me hicieron horas, mi paciencia estaba apunto de explotar e iba a levantarme y dirigirme hacia la cocina, a comerme todo lo que viese, cuando observe acercarse un camarero con una montaña de platos en las manos. -Aquí tiene señor.- Me dijo al encontrarse delante mío y empezó a dejar los platos encima la mesa. -Las delicias de la casa, espero que las disfrute, buen provecho.- concluyó con una sonrisa y una reverencia de cabeza y se alejo de vuelta a la cocina.

La comida aun no sabía si era realmente exquisita o no, pero la educación de los camareros y camareras si podía afirmar que lo era, mirases donde mirases, siempre estaban sonriendo y hablando amablemente a los clientes. Se notaba que allí solo trabajaba gente por vocación o al menos eso parecía desde fuera.

Ahora solo faltaba probar esa comida con tanta fama que tenía delante mío. A primera vista, tenía una pinta estupenda, pero eso a mí me daba igual, así que sin más miramientos empecé a devorar el plato que tenía más cerca el cual era pollo rustido al curry. -Buaaahhh, esto esta delicioso.- expresé solo al darle el primer bocado, aquella comida tenía una fama merecida.

Tardé no más de media hora en acabarme todos los platos, aunque eran muchos platos, estaban tan buenos y sabrosos, que era imposible incluso dejar de comer para darle un trago al vaso de agua que tenía en la mesa.

Había comida tan rápido y sin ninguna pausa, que tenía la barriga hinchadísima, por suerte tenía un metabolismo muy rápido que me permitió digerir toda la comida en pocos minutos. Me levanté de la mesa y me dirigí hacía dentro del restaurante, esté al contrario de los demás, no tenía paredes, sino que estaba completamente abierto, excepto por una zona rodeada de cristaleras, lo que te permitía ver todo desde dentro y fuera de esté, por ello elegí ese restaurante concretamente. Aunque estuviese comiendo no podía perder la oportunidad de divisar a mi objetivo.

- Buenas, me podrían facilitar la cuenta, la mesa era... la 15 creo que me dijo el camarero, aquella de allí al fondo.- le dije a la recepcionista al llegar frente a la caja registradora, esta luego de mirar con miedo hacía arriba, me dijo que vale y se puso a toquetear las teclas de la caja registradora, durante ese momento me puse a mirar a mi alrededor a través de mis gafas, las cuales ocultaban mis ojos biónicos. Durante mis vistazo vi mucha gente normal, que parecían mirarme y hablar entre ellos, seguramente no estarían acostumbrado a ver gente de tal tamaño por la zona y menos con la piel oscura.

No pasaron ni dos minutos, que la recepcionista me dijo que ya estaba, que la cuenta era de 200 berries, mientras me alargaba un recibo, el cual agarré y miré sin entender nada, puesto que no sabía leer. Aunque Sowon, después del implante de los ojos, me había indicado que era muy importante aprender a leer, aún no había podido dedicarme a ello.

- Puff... no esperaba que fuera tan alta la cuantía, ¿hay algo que pudiese hacer para bajar el precio?, la verdad que no llevo tanto dinero efectivo encima. - le dije mientras buscaba en mis bolsillos y sacaba un monedero donde habían 100 berries. La recepcionista me volvió a mirar con miedo y después de pedirme que esperase un momento, se acerco a un tipo, que estaba de píe apoyado en una de las columnas mientras fumaba un pitillo mirando el exterior del restaurante. Este parecía ser el jefe, porque mientras hablaba con la recepcionista me miro con ceño fruncido para luego asentir con la cabeza y seguir fumando tranquilamente.

La recepcionista se me acerco y me dijo algo miedosa, supongo que esperando una reacción violenta por mi parte, que el jefe le había dicho que podría pagar la comida haciendo trabajos de limpieza, en este caso, podría fregar los platos de aquel servicio, lo que acepté sin más y dándole las gracias. Luego le seguí hacía el lugar de los friegaplatos, los cuales con suerte estaban detrás de una cristalera, lo que me seguía permitiendo ver todo el exterior del restaurante y seguir con la búsqueda de mi objetivo.