Capítulo 2: Marea Negra. Un encuentro inesperado

La tripulación de la flota liderada por el capitán Kenzo Kaori se encuentra de camino a la isla de Shelltown, más conocida como la isla de la Base Naval. Allí les espera un contra-almirante con especificaciones para encomendarles una misión.

La banda ahora se encuentra en mar abierto, aproximadamente a unas 3 o 4 millas de ver aparecer por el horizonte la isla de su destino.

Normas:

• Si yo no digo nada, no podéis adelantar acontecimientos, podéis suponerlos pero no llegar a decirlos.
  
• No podéis manejar personajes NPC's que yo haya creado o utilizado, si vosotros decidís crear uno no podrá ser más que un simple ciudadano sin absolutamente nada de poder.
  
• El no cumplir estas sencillas normas penalizarán a toda la banda.

Quedaba un buen rato hasta la hora de la cena, así que decidí salir de la cocina y salir a cubierta.
-Por fin aire libre. Dije mientras respiraba la suave brisa del mar.
Me pareció oír el otro día en la cena que nos dirijamos a Shelltown, la base naval, me pregunto cual sera nuestra misión.
Me senté en un barril esperando que llegáramos o que saliera algún nakama conocido.

Había dormido un buen rato, ya era hora de hacer algo útil. Salí de mi habitación y camine por aquel lúgubre pasillo, pasé por delante de varias puertas,la de la cocina, la de la enfermería y otras más que no llamaban la atención.
Era una tarde aburrida, decidí salir al exterior para ver si podría hablar con alguien.
Cuando llegue a la cubierta, vi que estaba el cocinero sentado en un barril, pero no me acerqué, me parecía una persona extraña y brusca.
Opté por apoyarme en el mástil y mirar el cielo.

Vi como salia alguien a cubierta, era Yume, pero paso de mi y decidió ponerse a mirar las nubes.Era bellisima su piel relucía a la luz del sol, tenia una forma de cuerpo digna de una diosa, era tan sensual... :oops: nunca había sentido tanta atracción por una persona...decidí ir a hablar con ella.
-Hola Yu..yume, que buen día hace hoy.Nunca me había pasado esto esta nervioso y colorado.Cuando giro la cabeza para mirarme me puse mas rojo aun y de repente una cagada de gaviota impacto en mi cabeza.
La situación se volvió tan incomoda que me quede completamente pálido y paralizado.

Solté una carcajada, saqué un pañuelo y se lo dí.
-Toma... límpiate
Pensé que el era un personaje curioso, vestía un atuendo demasiado tétrico para parecer una persona simpática, pero no se debe juzgar a un libro por la portada.
Me coloqué el pelo con la mano y me dirigí al borde del barco para mirar el mar, el agua era cristalina, era tan bella, pero al fin y al cabo, una debilidad.

Cogí su pañuelo que olía a rosas y me limpie la cabeza,me lo guarde en el bolsillo.
Ella se había puesto a ver el mar.
-Joo... pasa de mi, tengo que hacer algo para llamar su atención.
Saque tres cuchillos con mi poder y me puse a hacer malabares, haciendo que giraran mas, mas y cada vez mas alto.
De repente Yume me volvió a mirar, me puse rojisimo y para mala suerte, un cuchillo se clavo en una gaviota que pasaba volando por allí, la gaviota muerta impacto en mi cabeza y esto me hizo perder la concentración, cayendo los cuchillos muy cerca de mi pero sin llegar a tocarme.
Otro momento incomodo...

Me quedé mirando la gaviota muerta, un charco de sangre formaba su silueta.
Era un color hermoso, con mi poder hice que la sangre levitara con formas de bolas.
Las gotas bailando en el aire, eran bastante llamativas.
Me aburría demasiado, apunté a los cuchillos en el suelo de al lado de Gusi e hice puntería, dando justo en el mango.
Me acerqué a Gusi.
-se me ocurre un juego

Por fin me habla pense.
-Tu me diras

-Usaré la sangre de la gaviota para hacer bolas de sangre que elevaré y tú tendrás que darlas con esos cuchillos.
Del cuerpo de la gaviota empezaron a salir un montón de bolas rojas. Miré a Gusi y le sonreí.
-Vamos inténtalo

-Bueno se intentara
Lancé los cuchillos a las gotas que habían, por suerte podía controlarlos con la mente y no me resulto nada difícil cortar las gotas.
-Mira ya nos acercamos. Dije señalando a la isla que se veía en el horizonte

Cogí mis armas, dejé las bata de médico y guardé el estetoscopio en mi pequeña mochila. Salí de la enfermería y subí las escaleras.

Subiendo, me encontré al resto de la tripulación.. aunque faltaba el capitán, algo raro en él.

-Hola chicos ¿preparados para la acción?.

MÁSTER

A lo lejos en el horizonte, Yume comenzó a divisar el borde de la isla entre los juegos que se llevaba con su compañero Gusi. Al poco tiempo Lilith, una tercera tripulante de la flota del capitán Kurokeno, salía al exterior a reunirse con sus camaradas.

No pasó mucho tiempo sin que notasen que el barco se estaba comenzando a zarandear levemente, pero cuando se dieron cuenta de ello, el barco volvió a estabilizarse. Bajo el mar no había nada, con ellos tampoco se podía encontrar nada.

Continuaban con rumbo fijo hacia Shelltown

Hundido en la quietud de mi camarote, pasando a limpio con mi pluma Genius Iridium unos versos de rima libre sencillos, y disfrutando de fondo de la asombrosa voz de Louis Armstrong que entonaba con profunda devoción What a wonderful world, respiraba parsimonioso un aire de mar pesado mas de fácil fluir que vagaba por estos lares del East Blue, llevándonos directos a Shelltown, la base de la Marina que gobernaba este mar tan sencillo pero problemático. Hacía solo un día que habíamos partido del puerto por fin con destino a nuestra primera empresa, y así nos llamaron a esta fortaleza para futuras instrucciones.
Dejando la navegación en mano de mis subordinados, y esperando una voz que avistara tierra, resté en mi despacho sin prisa ni nervio ninguno, dejando el mundo en su cauce, en su paz.

Cada vez se veía con mayor claridad el horizonte, aquella gran base naval digna de lo mas mayores marines han pasado por ella.
-¡¡¡¡TIERRAAA A LA ViSTAAA!!!. Grité para que todos los marines del barco se enteraran.Un gran turbulencia hizo que el barco se moviera.Me asome por si de alguna bestia marina se tratara pero a simple vista no se distinguía nada.
-Tengo ganas de llegar, que nuevas aventuras nos esperaran a los marines de la MAREA NEGRA :D

Me asomé al borde del barco y miré atentamente al horizonte, donde se veía la silueta de la isla.
Gusi parecía emocionado por la llegada, a mi no me causaba ningún interés.
Al cabo de un rato volví a mi camarote para coger algunas cosas.

Me había dejado llevar por el rasgar del filo de la punta metálica de mi querida pluma contra el papel, un sonido áspero y discontinuo que me había embriagado. En él me envolví, y, dejándome llevar por ésta la música de la literatura, tanto como por los versos que en estos momentos sentía como los viví en su tiempo, tiempo atrás, cerré los ojos y continué en mis escritos. Tal era mi ensimismamiento que no me percaté del vacío de la voz de Louis Armstrong en el tocadiscos ya silenciado, el cual solo dejó en el aire un chirrido muy leve que inundaba todo mi despacho con sutileza. Todo fue calmo, pacífico, hasta que arribó a mis tímpanos con brusquedad la reverberación de uno de mis subordinados, la voz de Gusi. Éste anunciaba con desentono la presencia de la isla en la lejanía. Suspiré, de cierta manera apenado por dejar de lado la poesía, me alcé de mi sillón tapando la estilográfica y metiéndola dentro del bolsillo de mi chaqueta, recogí del perchero mi capa de la marina, ajustándomela sobre los hombros, encima de mi traje, y partí hacia el pasillo con destino a las escaleras que llevaban a cubierta.
Con otro suspiro resonaron mis pasos en la madera del buque, recorrí con la vista la situación y encontré a mi frente a Gusi y a Lilith en suma emocionados. Avancé hasta ellos, capa hondeante, y posicionéme por delante. El viento mecía mis ropajes y cabellos, trayéndome la gloria que daba el horizonte y su infinitud. Respiré hondo el aire del mar, respiré la libertad que me regalaba a pesar de la corbata que me ceñía al pecho, y, sin dejar de fruncir los labios y el ceño, mi alma sonrió al maravilloso mundo. Esto me hizo recordar al cantautor de jazz...
-Id recogiendo el velamen de proa, marineros de agua dulce -murmuré a mis dos camaradas, a mis dos grumetes.
Crucé los brazos sobre mi pecho y fijé la vista en mi objetivo, analizándolo con cierto desdén y la desconfianza que siempre acompasaba mi persona.

En mi camarote recogí algunas de mis pocas cosas entre ellas mi daga.
Volví a cubierta por aquel tétrico y sucio pasillo.
Al llegar a la superficie vi que estaban todos reunidos, me dirigí hacia ellos y me quedé esperando a recibir alguna orden o noticia. La isla se detallaba cada vez mas.

-Señor, si señor -dije nadamás escuchar la orden de mi capitán.

Tan pronto como pude, subí al mástil delantero y recogí la vela lo más rapido que pude, y aunque tuve que hacer un poco más de esfuerzo, pude hacer un buen nudo para que no se soltace.

-Uf,, tengo que practicar más esto -me dije-

Segundos después, dejé caer uno de los amarres. Bajé del mástil con sumo cuidado, y amarré esa cuerda al mástil; en caso de ser necesario, solo tendriamos que tirar de la cuerda y las velas caerían.

Caminando rápido, me fuí hasta la vela trasera por si necesitaban esa vela a la hora de atracar sin problemas.

El barco fue deteniendose lenta y progresivamente, desde allí hasta la orilla nada les impedía el paso. El capitán Kenzo Kaori y su tripulante Gusi fueron capaces de ver una figura en la orilla observándoles, mas el resto de tripulantes no llegaron a divisar ninguna figura por ninguna parte. En cuanto se fijaron en esa figura, esta desapareció misteriosamente sin dejar rastro alguno difuminándose como si de una ilusión se hubiese tratado.

Continuamos buena parte de la llegada en calma, apenas fueron cinco minutos más los que nos acercaron a la costa. En este tiempo, Yume había subido a cubierta y su porte estático buscaba noticias u órdenes. La ignoré por completo, pasando a su lado con rápidos y firmes pasos que llegaron en breve al timón, el cual sostuve orgulloso y con decisión entre mis manos, conduciendo el navío hacia Shelltown con calma y parsimonia. Nada quebraba mi quietud en esos momentos.
Pasados los momentos mencionados, había vuelto a cubierta atraído por la cercanía de la orilla, de la cual podían avistarse ya minuciosos detalles. De brazos cruzados y semblante sereno, oteé, estudié y observé. Nada había que me llamase la atención hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, divisé una silueta emborronada por la lejanía aún cuantía. Éste de triste figura desapareció con otro pestañeo envuelto en un halo de misterio que, con certeza, avisaba de un peligro que nos acechaba. Frunciendo el ceño con duda, pensativo, y formando una circunferencia de reflexión con mis labios, díme la vuelta y eché un vistazo al velamen. El viento había reducido en demasía su potencia, y esto nos ralentizaba, nos frenaba poco a poco. Las velas de popa casi habían quedado suspensas, petrificadas por el inquietante silencio. Paseé unos momentos con los puños cerrados, buscando una orden que dar, una orden que debía dar.
-¡Echad el ancla! -grité enardecido al grumete más cercano, que en este caso era Gusi. ¿Habría visto también la extraña silueta?-. No pienso acercar más a "El Arrasador de la Oscuridad" a esa maldita isla, pues no puede portar otro mal que el peor -murmuraba con lento marchar alrededor junto a la baranda-. Seguiremos en bote... -miré una de las chalupas que colgaba entre los cabos, a la espera de que alguien comenzara a hacerla descender, quien fuera. "El Artista" ya estaba entretenido con el ancla y su echa.
Introduje las manos en los bolsillos de mi pantalón, esperé, pensé...

Al parecer ya faltaba nada para llegar a la costa y me encontraba al lado del capitán para cualquier orden. El capitán cogió el timón y con que maestría llevaba la impresionante nave.
Cuando ya estábamos muy cerca el capitán y yo divisamos una silueta en la orilla, la cual desapareció casi al instante(un escalofrió recorrió mi cuerpo).Miré al capitán, el cual también estaba extrañado por esa visión.
El capitán me ordenó soltar el ancla. - Si mi capitán. Dije con el cuerpo firme y la mano en la frente.
Me dirigí a soltar el ancla y me quedé pensativo pensando en la figura de la orilla,¿Quién sería ?, pensaba para mi, mientras veía la cadena del ancla dar vueltas mientras el ancla llegaba al final.
Al subir a cubierta vi al capitán que esperaba para zarpar con un bote y a ello me dispuse, mientras le bajaba esperaba que mis nakamas se subieran al bote. :D

Guardé la vela trasera entrañada por la orden de mi capitán. ¿No acercarnos a un puerto.. siendo marines? Algo me olía mal.

Ayudé a Gusi a bajar el bote, y agachando mi cabeza le agradecí el cederme el puesto. Tiré las escaleras y bajé lentamente. Una vez el barco ya se había estabilizado, salté ligeramente encima para que no se moviese mucho.

Solté los amarres del barco y le di una señal para que las recogiera y bajara.

-¡Todo listo por aquí! ¡Dejad caer unos remos más, por favor!

Baje detrás de lilith, estaba inquieta por aquél misterio.
Algo extraño abarcaba aquella isla. Me daba mala espina, pero aún así mi curiosidad de gato me atraía a investigar. No dude un momento, y desee más aún llegar a la costa.

El capitán subió al bote y yo después, ya estábamos todos.
Cogí con fuerza los remos y me dispuse a remar hasta la orilla ,mis nakamas me ayudaron y llegamos en un periquete.
Al llegar a la orilla salté y miré para los lados todo estaba con un aire siniestro, y quería saber de quien era aquella silueta.

Gusi en desembarcar no fue capaz de observar nada extraño ni fuera de lo común, pero si que pudo llegar a apreciar algo que cualquiera podría haber llegado a ver, y era que por el fondo, próximo al pueblo una sombra se había movido, la sombra de los edificios desaparecían aun a diferencia de que el sol las haría reflejar desde su posición. No se podía divisar absolutamente nada en el pueblo desde aquella posición mas que iluminación por todas partes.