Lluvia de peces y gatos salvajes [Pasado][Priv. Moja y Zay]

Los días en la pequeña academia de navegación eran bastante aburridos, los días allí se basaban en leer libros y unas clase aburridas del profesor, recién salía de ella cuando una lluvia intensa invadió lo que llamábamos isla. Zunisha había levantado su enorme trompa para regar su espalda, la famosa "Erupción de Lluvia" estaba empezando y a mi me había pillado sin paraguas, ni chubasquero a mano con lo que resguardarme. Salí corriendo hacia una pequeña taberna, donde solía almorzar, que no quedaba muy lejos de la academia, no suponía una carrera mas larga de 50 metros, pero supuso que me había empapado hasta los huesos. A falta de dos metros de mi destino, algo un poco pesado cayó sobre mi cabeza, golpeó mi nuca haciendo un sonido de hueso roto, lo cual me hizo caer al suelo de inmediato, -¡Auch guau!- grite maldiciendo lo que me golpeó.

Me lleve la mano al cuello buscando de donde había llegado el sonido de huesos rotos, me pasé la mano por la cabeza, cuello y hombros buscando si tenia alguna herida, solo un pequeño dolor por el golpe, suspirando de alivio por no encontrar nada de mi ser roto. Me incorporé y busqué lo que me golpeó, estaba a mi derecha y era un enorme atún de medio metro de largo y calculado a ojo pesaría unos 5 kilos. Lo agarre por la cola y lo arrastre como pude hasta la puerta de la taberna. Abrí la puerta e introduje el enorme pez dentro del local. Estaba empapado entero, creo que no quedaba ni un solo pelo de mi cuerpo sin estar mojado, me acerque a la barra y puse el pez encima de la barra.

-¡Mery! creo que con esto tendrás para unos cuantos días guau- dije en voz alta, la camarera salio de la cocina, era una hermosa mink alce que tenía enamorado a medio vecindario.

-¡Oh! gracias por traerlo Moja- dijo ofreciéndole un vaso de leche caliente y una toalla al ver a la pantera mojada, -Otra vez te ha pillado la erupción por lo que veo-.

Cogí la toalla que me había ofrecido Mery, ofreciéndole una mirada de agradecimiento, me senté en lugar donde me puso la leche. Dí un pequeño sorbo al vaso y comencé a secarme mi pelaje negro.

Al Mink le gustaba pasar los días en solitario. Sentado en la cabeza de Zunisha, pues era su único amigo en Zou. El tigre le hablaba y hablaba al gran elefante y, aunque este no pudiera hablar, Zay sabía que Zunisha le entendía. Era con el único que se desahogaba. A veces, el enorme elefante le lanzaba algún pescado para que el felino se lo llevara a casa. Esta vez le dio una presa más grande de lo normal. Un atún que pesaba 10 kilos, algo inisual, pues el peso solía oscilar entre 3 y 4 kilos. Este era el atún más grande que le había dado. Lo agarró con cuerdas y se lo echo a la espalda y emprendió el viaje de camino a casa.

-"Habrá que tomar un refrigerio antes de irse a casa" -Pensó el felino mientras andaba hacia la taberna. Solo había una taberna en todo Zou, así que no había que decidir a cual ir. tras un largo camino, el tigre llegó a la puerta de la taberna con el atún en su espalda. Entró tranquilamente,sin mirar a nadie de los que estaban allí presentes. Divisó una mesa, agarró el atun, lo dejó en el suelo y se sentó a esperar a la camarera.

El peludo no conocía a nadie de los que allí se encontraban, básicamente le daba igual quienes fueran.

La camarera se acercó a la mesa del felino y este pidió lo que quería:

- Un jugo de naranja. -Espetó simplemente sin decirla nada más y mientras esparaba a que la camarera le trajera lo que había pedido.

Estaba sentado en la barra cuando escuche llegar un tigre con enorme atún a la espalda, le eche un mirada intentando ver si era un conocido, pero por desgracia no era así. El pez que llevaba en la espalda debía de ser el doble del que me había caído encima. Se sentó en una mesa desocupada y le pidió a Mery algo para tomar. Yo por el contrario continué terminando de secarme, a la par que me tomaba el vaso de leche. Le devolví la toalla la camarera y me dispuse a terminar mi bebida. La erupciones eran cortas nunca duraban mas de 5 minutos, debía llevar allí por lo menos un cuarto de hora. No quería perderme el entrenamiento de la tarde-noche, así que después de haberme bebido la leche me dispuse a abandonar la taberna.

-¡Ayuda!- Entró un mink toro enorme gritando por la puerta, al que le faltaba el aliento y cayendo medio inconsciente en el suelo.

Aun estaba terminando de beberme las ultimas gotas de mi leche, cuando aquel mink entro por la puerta. Solté el vaso en la barra y me fui a echarle una mano a aquel hombre, que se encontraba de rodillas en el suelo terminando de caerse. Lo agarre por la cintura y lo acomodé en una de las sillas libres de la barra. Estaba empapado y su respiración era entrecortada como si hubiera corrido al máximo durante un rato. Le pedí de vuelta la toalla a Mery, la cual me acercó rápidamente. Se la puse encima e intente que volviera en si.

-¿Que ha pasado? guau- pregunte intentando resolver la situación.

-Mi hija- contestó a duras penas -Se la llevaron unos hombres con capuchas, cerca de la zona sur de la ciudad- dijo mientras caía exhausto.

Mientras el tigre se tomaba su jugo de naranja, entró un mink toro por al puerta completamente exhausto. Un mink pantera que estaba allí acudió en su ayuda. Por lo que pudo escuchar el felino, la hija del toro había sido secuestrada por unos hombres con capuchas en la zona sur de la ciudad.

El tigre cogió el atún que le había dado Zunisha y lo dejó encima de la barra, diciendo a la camarera...

- Quédate esto y hazle algo de comer a ese mink toro. -Y el felino salió por la puerta rumbo hacia el sur de la ciudad, sin mediar palabra con ninguno de los que allí estaban.

Cuando salió por la puerta, fue andando tranquilamente hacia allí triscándose los nudillos.

- "Por fin gente con la que pelear. Espero que no me decepcionen" -Pensó Zay mientras se imaginaba como serían esos sujetos.

Vi al tigre poner el atún que llevaba, encima de la barra y salir en la dirección que había dicho el toro, yo me quede un poco anonadado por la situación, ¿Que buscaban aquellos hombres de la hija del toro?¿Porque lo harían a plena luz del día?¿Quienes eran? Las preguntas se amontonaban en mi cabeza, no llegaba a entender la situación del todo y estar allí parado tampoco iba a solucionar nada. Tenia que armarme de valor y salir en busca de aquellos malhechores. Di un golpe en la barra, el cual asustó y puso en alerta a Mery, ya estaba bien de ser un cobarde.

Salí de la taberna siguiendo al tigre, me mantuve a distancia, ya que no me quería entrometer demasiado. No tenia experiencia peleando y dado que mi entrenamiento apenas había dado inicio, era casi prácticamente inútil en una pelea. Continué siguiendo al mink dirección sur hasta un callejón oscuro, los edificios eran altos lo que impedía que la luz llegara bien a aquella calle. Estaba lleno de cubos de basuras y olía a cloaca, Me quede esperando en la entrada echando un ojo a dentro a ver que podía ver.

El felino pudo percatarse de que otro mink le estaba siguiendo, no sabía quien era, pero estaba asi desde que salió de la taberna.

- ¿Hasta cuando vas a seguirme? No me gusta hacer de niñera de nadie. -Dijo el felino a su perseguidor. - Voy a acabar con esos tipos y no quiero que nadie me moleste.

Y siguió andando hasta donde se encontraban esos individuos. El felino solo quería saber cuan fuertes eran esos tipos, lo tro le daba igual.

Las palabras del tigre me dejaron desconcertado, pues creía que me estaba escondiendo bien, para no ser atrapado. ¿No lo estaré haciendo bien? Pensé. Llevaba unas semanas entrenando y estaba bastante convencido de que se me daba bien, pero ante tal situación la duda empezó a corroerme. O aquel tigre era muy bueno o yo tenía una deficiente habilidad para esconderme. Debía ser una mezcla de las 2 cosas o eso pensé. Salí de la entrada del callejón y continué andando hacia donde se encontraba Zay.

-Solo estoy aquí por si necesitas ayuda guau- dije en voz alta, aunque con la experiencia que tenía de peleas en aquel entonces era bastante escasa y no sería de mucha ayuda. Así que me mantuve a una distancia prudencial, esperando ver lo que ocurría. De ser posible quería evitar meterme en la pelea, en el caso de que llegara a suceder.

- Solo voy a por esos tios para ver que tan fuertes son, lo que le pasa a esa muchacha me da exactamente igual. Si quiereres ayudar, llevatela de allí cuando esté peleando contra ellos. -Dijo el tigre mientras llegaba al lugar de los hechos.

- Maldita sea, donde estarán esos tipos con capucha... que salgan rápido si no su sufrimiento va a ser peor. -Dijo el felino para si mismo.

Se puso a buscar en todos los callejones posibles que había por allí, hasta dar con el paradero de aquellos individuos. Una vez los encontrara, empezaría la pelea que tanto deseaba el mink y esperaba que no le defraudasen.

Vi como el tigre me encarga la tarea de salvar a la chica, eso me facilitaba el trabajo. No estaba en condiciones de pelear, le asentí al tigre y me puse a seguirlo. Pasamos por varios callejones hasta el punto de que estaba por darme por vencido, cuando un grito nos alertó. Di un pequeño salto, y me dirige hacia los gritos, al llegar conseguí ver a un par de mink encapuchados, intentando hacer callar a la hija del mink toro, que nos había pedido ayuda. Uno de ellos le puso una mano en la boca intentando acallar a la pequeña, mientras el otro le agarraba las piernas, que la pequeña movía con violencia.

Me quedé paralizado, casi sin saber muy bien que hacer. El que sujetaba las piernas de la chica, giró la cabeza y me vio -Mierda, tenemos compañía.- le dijo a su compañero. Soltó a la chica y empezó a andar hacia mi con cara de pocos amigos. A la vez que el otro se encargaba de la niña. Dí un paso atrás, buscando algo con lo que defenderme.

-Creedme que él no es de quien debéis preocuparos. -Dijo el felino al tipo que se dirigia a su acompañante. - Podéis venir los dos a por mi a la vez. Quiero probar que tan fuertes sois. - El felino comenzó a crujirse los nudillos  esperando a que los dos tipos fueran hacia él para luchar. Lo que le pasara a la niña, le traía sin cuidado solo quería luchar contra tipos fuertes.

- ¡Eh, tu! Cuando comience a luchar contra ellos dos, llevate a la niña.

El mink no quería estar pendiente de nadie mientras luchaba, además ese tipo que le siguió no era su amigo y tampoco iba a ayudarle, si le atacaban mientras se llevaba a la niña mink no le importaba en absoluto.

Aquel mink era un poco ¿arrogante?, o esa fue la impresión que me dio. Me tenia que concentrar en proteger a aquella pequeña, y dejarle a este extraño tipo la pelea con aquellos rufianes. El problema era como alejar al otro tío de la niña, eso representaba un gran problema, dado que si uno se enfrentaba al tigre el otro podría escapar con la niña. Medite un momento la mejor solución posible, tenia un vaga idea de que hacer, era arriesgado pera la niña merecía el riesgo. No podía quedarme de brazos cruzados como aquella vez donde trabajaba Patric. Me decidí a arriesgarme para ver que sucedía, esperaba tener la suerte de mi lado aquel día.

Al escuchar a Zay, el tipo que no tenia a la niña se abalanzó sobre este para atacarle. Yo mientras aproveché la situación y me lance hacia el otro tipo. Recogí una tapadera de un cubo de basura, que había en el suelo, hacia su brazo. Este impactó de lleno en el brazo de aquel tipo, haciéndole soltar a la niña, dándome el tiempo a mi, para agarrarla en brazos y salir corriendo. -Todo tuyo guau- le grité al tigre mientras huía de aquel callejón.

Corría, como si mí vida dependiera de ella, corrí y corrí sin mirar atrás. No debía parar, mi misión en aquel momento estaba claro, salvar la niña a cualquier costo. La niña se aferraba a mí, mientras lloraba sin parar. La pobre había estado apunto de ser secuestrada, por suerte aun no le habían echo nada. A saber que hubieran echo aquellos hombres con ella, quizás la hubieran vendido como esclava o la habrían usado para saciar sus necesidades carnales. Era algo que no quería pensar, no quería llegar a pensar lo que pudieran llegar a hacerle. Llegué a la taberna, donde se encontraba el padre de la niña.

Entré por la puerta, el mink toro parecía ya haberse recuperado. Al ver este a la niña, saltó sobre ella llorando y abrazándola. Los dos lloraban ante el reencuentro. Después del emotivo encuentro, el padre se me acercó con aún lagrimas en los ojos. -Muchas gracias, si necesitas cualquier cosa puedes contar conmigo-, me dijo el pobre. Yo le hice un gesto, indicándole que no se preocupase, que lo había echo por ayudar, nada más. Me dirigí hacia Mery, la cual se encontraba aun en la barra. Le pedí un vaso de leche fresca, para recuperar el aliento. Ella me preguntó por el otro mink, que salió antes de mi. Le conté sobre que había conseguido noquear a uno, mientras el tigre se encargaba del otro maleante. Por cual de la huida apresurada, no pude ver como se encargaba realmente del otro tipo, pero estaba seguro de que lo conseguiría. Esperaba poder encontrarme con aquel mink en otra ocasión, bueno eso el destino lo diría.

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