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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Lun 10 Ago 2020 - 13:59}

La señora Xandra parecía no estar enfadada por lo que tendría que soportar durante estos días —refiriéndome a las quemaduras y no a mí mismo—, pero yo sí lo estaba; independientemente de lo que ella pensara, yo ya me había jurado a mí mismo que saldría distinto de como todo empezó. Ella entrenaba para mejorar y, por más esfuerzo que me tomase o más preparado que me viese, necesitaba hacerlo junto a ella, aprovechando ya que tenía que echarle una mano amiga. «Aunque el primer paso ya está dado…», medité para mis adentros, poniendo mi mano sobre el papel que reposaba en el bolsillo. Simplemente era seguir el inicio que había marcado y, con tesón y seguramente suerte terminaría por aprender yo mismo qué era mi poder y cómo funcionaba realmente.

Dicho y hecho lo cual, emprendimos el camino que más transitaríamos durante su estancia en el Ragnarok: desde su habitación hasta el comedor donde nos encargaríamos de reponer fuerzas siempre que volviéramos a la embarcación. Yo me limité a pedir lo que ya era una costumbre en la organización siempre que comenzaba una serie de entrenamiento: un zumo bañado en proteínas y algún dulce que repusiera mis reservas de glúcidos, además de pedir algo para llevar de la misma índole. Mientras se preparaba, miraba a Xandra, ocupada y centrada en su taza de café.

Justo cuando traté de plantear mi plan del día, uno consistente mayormente en el entrenamiento pasivo —como simplemente darle descargas levísimas hasta que su cuerpo las asimilara como propias y pudiera controlarlas como una extensión de sí misma—, ella se adelantó para dar una idea que parecía ilusionarla bastante. Bueno, no era precisamente innovadora, pero lo decía con un tono de felicidad, como si ella estuviera segura de que lo de ayer había despertado algo en su cuerpo. Quizás era así, ya que, al fin y al cabo, ella era quien sentía los avances y el daño, no yo. Había sido una noche muy larga y, conociéndola, podría haberla gastado hasta cierto punto —si no toda— en reafirmar sus conocimientos sobre la electricidad y medirse lo máximo posible. Aun así, no sería yo quien le preguntase acerca de lo que había hecho; simplemente asentiría. Prefería que hiciéramos algo que a ella le gustase o creyese que le iba a servir más que un simple plan de entrenamiento, ya que de esa forma le pondría más empeño y estaría dispuesta a lo que hiciera falta, aunque me aseguraría de evitar ningún daño grave o permanente. La única duda que me surgía al respecto era a cuál de los dos entrenamientos realizados se refería: ¿el de las descargas externas o el de las internas? Independientemente de aquello, la forma más segura sería realizarlo en el mismo gimnasio y no en Raijin. Había pecado de ingenuo al pensar que podíamos desembarcar al gusto en aquel caos de electricidad y que no sería problemático entrenar allí.

Me bebí mi batido a la misma velocidad que la mujer terminaba con su café, enrollando una servilleta alrededor del gofre que había pedido para comer de camino. Le di un par de mordiscos mientras avanzaba, mirando a la mujer, pensativo. No me había visto a mí mismo nunca como un profesor, y ya era mi segunda alumna, si a Katharina se la podía catalogar como tal. Aunque, siendo sinceros, nunca me había imaginado teniendo ningún tipo de relación con nadie más allá del puro negocio, así que me sentía realmente feliz de ver que en Yggdrasil estaba realmente acompañado excepto cuando yo mismo decidía esconderme del resto o recluirme en mi propio laboratorio. Llegando ya a la sala, igual que como la dejé a excepción de un suelo impoluto y brillante —sin manchas grisáceas de agua sucia—, me dispuse nuevamente en el centro tras dejar la servilla a un lado, habiendo ya devorado el dulce.

Con la mano vacía y mostrando la palma abierta frente a mí, me centré nuevamente en la electricidad que circulaba a mi alrededor. Me fijaba cada vez más en los detalles, primero examinando la que circulaba periódicamente por mis dedos, hasta que me decidí a llegar a un punto más allá: me imaginé las chispas que la recorrían en su máxima expresión. Cómo se iba deviniendo en cada uno de los tipos de energía, perdiendo unas facultades por el camino y adoptando otras completamente nuevas. Cómo perdían su temple y se agitaban, generando un calor inherente a este tipo de poder y, por un segundo, probé a frenarlas en mi imaginación. Toda se arremolinó en torno a las líneas de mi mano, apareciendo fuera de mi cuerpo como si la estuviese sudando; pronto una pelota de golf de un color verde esmeralda se posó sobre mi piel, perdiendo su forma por segundos para convertirse en una masa de electricidad violenta. Con una mueca de dificultad apareciendo en mi rostro, apretando los dientes, me apresure a que volviera a su ser, lanzándola con la mayor de las suavidades a Xandra para que frenase justo frente a ella.

— Creo… Creo que t-te hará m-menos… daño —dije con gran dificultad, ya que toda mi concentración se marchaba hacia mantener mi propio poder. Tenía el presentimiento de que, aunque no estuviera todo terminado, sí que apuntaba maneras.




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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Jue 13 Ago 2020 - 17:35}

El muchacho no hizo advertencias ni nada, solo confió en ella y en su habilidad. Agradecía aquella confianza, la verdad. Se bebería el café, notando cómo la cafeína poco a poco iba haciendo efecto, remediando ligeramente su falta de sueño. Al contrario que Sif, Alexandra no pidió nada para llevar, ella solo seguiría al chaval mientras se mentalizaba para volver a poner su cuerpo y sus músculos al límite de sus capacidades.

De nuevo llegaron a la misma plataforma de la otra vez, pero esta vez el resultado sería distinto. Volvería a sufrir un dolor indescriptible, pero esta vez tenía ya no el presentimiento sino la certeza de que su objetivo final era factible y que podía hacerlo. Estaba segura de poder hacerlo ya, y estaba segura de que su prioridad debería ser conseguir un mayor potencial eléctrico pero... estaba ansiosa por descubrir cuál sería su máximo. Gracias al poder casi ilimitado de Sif podría conseguir una "preview" de cómo sería su poder a potencia máxima.

Se moría de ganas de explicarle qué iba a hacer, pero el muchacho estaba concentradísimo. Se había tomado en serio lo de no hacerle daño... sonrió con un gesto amable y le dejó hacer sin molestarlo. Si quería aprovechar su petición para conseguir mejorar su propio control no iba a decirle que no. No mucho después una masa de electricidad salió de Sif para frenar justo frente a ella.

La científica asintió y, como el primer día, agarró la electricidad con la mano. De nuevo, la electricidad empezó a recorrerla violentamente, pero esta vez era menos dañina, era... hasta cierto punto manejable.

Al tiempo que la descarga de Sif iba recorriendo su cuerpo, la propia Alexandra empezó a generar electricidad hasta que llegara a su límite.

Ñg... ¡Aaaaarrgh! —su rostro era una mezcla de concentración y sufrimiento, pero no había quedado "fulminada" como el primer día —. Va-vamos, maldito cuerpo... ¡eres mío, si te ordeno que soportes y utilices esta descarga, lo haces y punto! —gritó, haciendo gala de la misma fuerza de voluntad y de dominación inhumana que había mostrado en la Gran Ruta. Sometió su propio Haki y no dudó en hacerse enemiga de todo pirata presente en la entrega del premio, no podía acobardarse ahora.

Aunque de forma breve, Alexandra consiguió romper sus límites. Para ella transcurrió a cámara lenta. Una vez más, su mente recurrió a la fuente emocional de la que salía su electricidad, su obsesión por su evolución. Aquel entrenamiento no solo la pondría por encima del humano promedio, también la pondría por encima de los minks y de casi cualquiera que utilizara electricidad salvo el propio Sif.

Su energía elemental se manifestó como electricidad de nuevo, esta vez en una cantidad elevada y con una furia suficiente para "someter" brevemente la descarga de Sif. En ese momento aprovechó y repitió lo que había intentado la noche anterior, escondida de las miradas de todo el mundo.

Y si quiero someterte... —susurró entre jadeos. Hacer ese sobreesfuerzo estaba costándole bastante, y en ese momento agradecía tener la cafeína extra en el cuerpo —, me obedecerás —musitó, refiriéndose a los rayos que empezaban a salir de su cuerpo. De forma constante había empezado a estimular sus músculos, la energía sobrante emanaba de sus poros como rayos constantes. Sin embargo, no era inocuo para la científica. Al tratarse de una mezcla de energía suya y de otra persona su cuerpo aún sufría ciertos daños que se estaban reflejando sobretodo en sus ojos, que "lloraban" sangre.

Metaestabilidad... completa.

Y ahora...

Se inclinó ligeramente, flexionó las rodillas y saltó hacia la derecha. La velocidad que logró estaba por encima de lo que había previsto —aunque no desapareció ni nada, solo fue un incremento drástico repentino— y estaba a punto de chocar contra una de las paredes. En un acto reflejo pateó el aire a poco de estrellarse, impulsándose hacia otro lado.

«Espera, qué... oh oh» pensó al darse cuenta de lo que había hecho. Su control de dirección era horrible, su única solución era continuar confiando en su instinto y patear el aire para rebotar por la sala hasta que la electricidad se desvaneció. Sus capacidades sobrehumanas desaparecieron instantáneamente y perdió la capacidad de seguir pateando el aire. ¿El resultado? Se comió el suelo.

Tosió varias veces, debilitada. Sin embargo, su rostro rebosaba felicidad, más de la que debería tener una persona que acababa de ser electrocutada y que se había tragado el suelo a una velocidad absurda. Apoyó las manos y las rodillas en el suelo, levantando parte del cuerpo.

Sabía que no estaba loca. Puedo... hacerlo... —giró el rostro hacia Sif —. No sé cómo lo has hecho, pero gracias por reducir el dolor, si no fuera por eso no habría podido concentrarme —dijo, para luego toser un par de veces más. Intentó de nuevo recrear esa habilidad, pero no podía... efectivamente, le faltaba potencial eléctrico para usar su nueva Metaestabilidad sin la ayuda directa del chaval.

Con esto desaparecen todas mis dudas, seré capaz de completar mi teoría —dijo. No hizo mención aún a lo otro que había descubierto, pero estaba más ansiosa que antes —. Podemos retomar el entrenamiento para aumentar la cantidad de electricidad cuando quieras.

No solo desafiaría su propia biología, también desafiaría a las leyes físicas. Había demostrado que no tenía ideas de loca, tenía ideas de genio. Solo faltaba hacerlas realidad.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Sáb 15 Ago 2020 - 13:57}

Xandra, concentrada al máximo en cuál era su objetivo y la razón de su estadía en el Ragnarok, no pareció dudar un mísero segundo en qué era lo que tenía que hacer: tocar la descarga que le ofrecía. Aquella esfera se regalaba justo delante de ella, lanzando chispas de aquí para allá, indicándole que era su llave poco ortodoxa para abrir la puerta del éxito. Según lo que me había contado y cómo quería cambiar, este era el primer paso de una maratón kilométrica que tendría que realizar y en la que le dejaría de coger la mano en cuanto comenzase. Era su momento de adoptar una táctica más… ¿ofensiva? No, esa no era la palabra. Era más correcto decir que era su momento de tomar la iniciativa antes de que el mundo acelerase y la atropellase en el proceso. Al fin y al cabo, igual que nosotros avanzábamos, el resto de personas —aquellos elegidos— también lo hacían, con un camino decidido.

Algo en ella había cambiado, nunca mejor dicho, de la noche a la mañana. Daba la sensación de no ser la misma, como si su interior se hubiera revuelto a lo largo del descanso hasta que ninguna pieza estuviera en el mismo lugar donde debía. Recogió mi energía, asimilándola a la fuerza al cabo de unas milésimas de segundo. Ella comenzó a soltar quejidos mientras que yo, cerrando los ojos, me centré en qué estaba sucediendo con la electricidad a lo largo y ancho de su cuerpo. Corría de aquí para allá, sin frenarse en ningún momento, hasta que se centró en el pecho y se comprimió repentinamente. Como la cosmología del ying y el yang, la electricidad producida por arte de magia de Xandra y la que yo mismo le había cedido corrieron una al lado de la otra, peleándose mientras se empujaban mutuamente, girando hasta que el aire se cortó. No literalmente, pero sí noté que aguanté la respiración durante unos severos segundos y sentía que algo, aunque no tenía muy claro el qué, estaba sucediendo. Ambas fuerzas se mezclaron, revolvieron y, tras unos segundos de tormentosa calma, explotaron en un desenlace que no fue difícil percibir: aquella mujer había perdido el control de su poder, su propio cuerpo y todo en general.

Su cuerpo se resintió, como era lógico, dañando ciertos conductos internos que desencadenaron en aquella sangre que brotaba desde las cuencas. Escasa pero obviamente preocupante. Me planteé, levantando las manos al frente, drenar toda la electricidad que había absorbido y dejarla como al comienzo, pero las palabras llenas de confianza de Xandra me quitaron las ganas. Sorprendentemente, a pesar de que su cuerpo estaba sufriendo las consecuencias de tratar de ''meter el turbo'' en el entrenamiento —puesto que se podría haber hecho más lento y seguro'', ella sí que parecía no arrepentirse de su petición. Impresa en aquella seguridad, movió las rodillas y de un solo gesto pareció salir disparada, como con un trampolín, hacia la pared, repitiendo varias veces como si de una bola de pinball se tratase.

Aquel poder y aquella inercia se fue borrando de sus movimientos paulatinamente hasta que terminó completamente quieta y, en ese instante, la gravedad venció, cayendo hasta el suelo. Me desmaterialicé, apareciendo justo donde parecía caer y tirándome en plancha para que no sufriera el impacto por completo, interponiendo mis manos en el camino. Las retiré con velocidad en cuanto la escuché toser y vi que se disponía a moverse, tratando de no estorbarle, recibiendo su mirada embriagada y arrancándome una a mí. Y esta acrecentó hasta unos límites que no sabía que eran posibles en el momento en el que aseguró que aquel chispazo no había sido tan doloroso como los primeros. Miré mi palma, centrado, para luego dejar mis pupilas caer sobre el cuerpo de la mujer, que continuó hablando.

— Te dije que era algo posible, aunque… no esperaba que llegáramos a este punto tan rápido —Sin querer me fijé en la esquina, poco seguro de mis palabras—. No me gustaría sobrepasarme y… bueno, destrozar tu forma de generar electricidad. O a ti. Además, así no dejaré marcas en tu piel, al fin y al cabo, una mujer tiene que tener la piel limpia, ¿no? —Era un recuerdo de algún comentario que había escuchado mientras trabajaba de guardaespaldas en un puticlub, justo cuando hablaban de la ''mercancía''. Me sonrojé sin mucha razón más que el sentirme halagado por la observación de ella—. ¿Quieres seguir…? —Parecía haber sufrido un buen shock la primera vez como para ofrecerse a sufrir más y, peor aún, seguidos. Podría terminar muy mal, pero los límites los ponía ella

Suspiré, separándome unos cuantos pasos hasta que tomé distancias de Xandra. Miré mi palma y traté de repetir el proceso, surgiendo una esfera que no se diferenciaba en nada de las típicas que generaba. Cerré la mano y esta desapareció, obligándome a hacerlo las suficientes veces hasta que saliera una como la anterior, pero no parecía surgir. «¿Tienes miedo de hacerle daño, Lance…?», me reprendí a mí mismo, tratando de centrarme. No dar todo de mí por miedo a hacerle daño significaba dudar, y no tener claro mi rol era el equivalente a hacerle daño de igual forma. Tragué saliva, suspirado varias veces hasta que mi respiración se pudo calmar y, cerrando los ojos, volví a centrarme en lo más concreto de mi poder. Esta vez, de una forma un poco más veloz, surgió una esfera de un color que oscilaba entre el amarillo y el verde, claramente de peor calidad a la anterior. Pero ahora mismo no veía posible hacerlo mejor. Mis manos temblaban de la fatiga mental y, en menor medida, el miedo a matar a un conocido por mi simple negligencia. El orbe atravesó la sala y, con velocidad, una segunda le siguió con la misma naturaleza. Me senté de culo sin doblar las rodillas, exhalando con dificultad. Aquello me exigía demasiado.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Mar 18 Ago 2020 - 10:09}

El muchacho se interpuso entre ella y el suelo, impidiendo que sufriera demasiados daños. Parecía que no, pero el chaval tenía sus momentos y se agradecía la preocupación, aunque realmente no fuera necesaria.
No te preocupes, de todas formas... —se levantó, se quitó la sangre del rostro con la mano y se las miró—. No tardaré mucho más en abandonar este cuerpo, cada vez tengo más claro que está limitándome —comentó. Había sido discreta con su trabajo, pero casi tenía perfeccionados los cálculos de lo que terminaría de forzar su evolución.

No obstante no comentaría nada más si no le preguntaba, después de todo su estancia en el Ragnarok no respondía a intereses biológicos sino elementales y físicos.

Es el poder de mi obsesión, Sif —afirmó. De tener otro tipo de personalidad seguramente le habría costado bastante más avanzar, pero dentro del cúmulo de cosas malas de su carácter había una que brillaba: su tesón, voluntad, su capacidad para hacer realidad sus obsesiones más absurdas. Si deseaba algo lo acabaría consiguiendo más temprano que tarde. Quizá por eso su afinidad hacia su electricidad era muchísimo más alta que su afinidad por sus otros dos elementos.

Ah, encanto, yo siempre quiero seguir. Solo dame unos segundos para recomponerme un poco —respondió. Respiró hondo durante unos segundos, calentó otro poco sus músculos y se preparó de nuevo haciendo crujir sus huesos. Aún sentía pequeños calambrazos de la electricidad residual que quedaba en su cuerpo, pero no era nada que no pudiera gestionar.

No tengas miedo, Sif —dijo, animándolo, al ver que le estaba costando más que antes—. Recuerda que yo me he buscado esto, conozco los riesgos y voy a sufrir muchos daños viajando con Katharina —para la científica no tenía sentido contenerse teniendo en cuenta que iba a viajar con La Bruja y que probablemente acabaría enfrentándose a individuos más fuertes que ella de forma casi semanal.

Al igual que antes, y con la misma actitud desafiante hacia su propia integridad y salud física, Alexandra recibió ambas esferas de electricidad. En cuanto empezaron a recorrer el interior de su cuerpo pudo ver que reducir su capacidad para infligir daño y dolor era algo que debía exigirle mucho esfuerzo al chaval. Estas hacían más daño que la anterior, mermando de esta forma su capacidad para concentrarse adecuadamente. Sin embargo no se trataba de una excusa válida para Xandra.

De nuevo forzó su propia electricidad para que capturara lo que buenamente pudiera de la de Sif, atrapándola para aumentar sus propias reservas. No, eso no era del todo exacto. No se estaba quedando la electricidad del chaval como tal porque no tenía ese tipo de poder, lo único que estaba haciendo era almacenarla temporalmente para aumentar sus reservas máximas. Concentraba aquella descarga externa donde habitualmente generaba la suya propia y al mismo tiempo intentaba generar la suficiente energía elemental para neutralizarla e impedir daños demasiado severos. Más o menos ese era el método que estaba utilizando y... bueno, estaba funcionando poco a poco.

Su cuerpo sufrió menos que los últimos días, había menos quemaduras que la última vez, pero hubo un detalle que la alertó. El brazo izquierdo empezó a dolerle cuando la descarga se detuvo. Se lo agarró con firmeza con la otra mano y cayó de rodillas, jadeando. En un intento por evitar una parada cardíaca, generó unas pequeñas descargas en su corazón para forzarlo a latir como si estuviera utilizando un desfibrilador.

Uf, eso... eso ha estado cerca —dijo, aún jadeando del cansancio y del dolor —, ¿una pausa? esto también te está exigiendo bastante, ¿me equivoco? —por lo que veía él necesitaba un respiro y ella quería evitar un infarto, así que... un descanso era lo más adecuado.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Miér 19 Ago 2020 - 11:33}

Siempre era un esfuerzo de más el tratar de cambiar las características de mi electricidad, más que nada por lo innecesario de la situación. En combate, iba con todo, así que nunca había necesitado alterar la naturaleza de las descargas. Además, me era más fácil cuando todo bajaba o subía; cambiar aspectos concretos de estas, como el amperaje, vataje o voltaje eran cosas realmente más complicadas, especialmente el primero de estas. Podía bajarlas todas, en cuyo caso la utilizaba para crear electricidad sólida donde cualquiera podía caminar —como las escaleras que había utilizado con Xandra—, mientras que todas al máximo darían lugar al final de cualquier persona normal y corriente. Mantener dos de sus características mientras otra bajaba era algo tan complejo para mí como entender tanta física como conocía hasta el momento. Y, aun así, algo me decía que yo estaba teniendo una siesta en comparación a lo que Xandra debía de aguantar con mi poder recorriendo todas sus entrañas, amenazando con dejarla traspuesta o con daños irreparables en algún momento.

Se me cortó la respiración al ver el gesto de la mujer: llevarse la mano al brazo izquierdo, sinónimo y seña de un infarto y, sinceramente, era lo último que quería que sucediese en aquellos instantes. O en cualquier instante, jopé. Ella misma realizó una última descarga en esa zona, forzando al corazón a volver a latir y lográndolo en el proceso con una entereza increíble. «Curar un problema de la electricidad con más electricidad…», pensé con un tono irónico, terminando por reírme de la nada.

— Lo que la electricidad te da, la electricidad te lo quita, ¿no es así? —dije, todavía un poco falto de respiración de la risa y el esfuerzo, pero sentado aun en el suelo. Asentí un par de veces, mirándola fijamente mientras mi mente se vaciaba por completo. Como bien decía, ambos estábamos agotados, uno por razones más inofensivas que otro, pero el entrenamiento no podía seguir por aquel camino. Suspiré, apoyando las palmas en el suelo mientras ejercía un poco de fuerza para reincorporarme—. Estaría bien, sí.

Extrañamente, a pesar del deplorable estado en el que me encontraba, no me sentía mal en lo absoluto. Mi cuerpo estaba fatigado y mi mente cansada, pero mis sentimientos se encontraban bastante lejanos del malestar. Me sentía realizado, habiendo conseguido algo fruto del más puro esfuerzo, uno que no me solía caracterizar. Ya hacía mucho tiempo desde que extenuaba mi cuerpo hasta el mismísimo final, decidido a lograr mis avances antes de que Xandra terminase con marcas a lo largo de su blanca piel. No por competición, ya que aquello distaba mucho de mi forma de ser, sino por todo lo contrario: compañerismo puro y duro. Quería darle el mejor entrenamiento posible y aquello mismo pasaba por el hecho de que yo diera más de mí mismo, algo realmente difícil en esos instantes. Suspiré, palpando mi ropa para notar la hoja a la que había dedicado gran parte de la tarde anterior y la misma noche.

— ¿Llevamos algo al cuarto y descansamos…? —dije mientras andaba hacia la salida, esperando a que la mujer me siguiera el paso para avanzar. En cuanto llegase al primero de los robots que plagaban el pasillo, lo miraría y me dirigiría hacia él—. Un zumo para llevar, por favor —Me giré entonces, mirando a la señora—. ¿Tú qué quieres, Xandra? —Fuera cual fuera la respuesta, la máquina acataría, comunicando con la cocina donde todo se prepararía. Me apresuraría, siempre al ritmo que mi compañera pudiera llevar, a llegar a la cafetería, recogiendo lo que hubiera y marchando hacia los pasillos—. ¿Tu cuarto? ¿El mío? ¿Cada uno al suyo…? —Esperaba una respuesta y, fuera cual fuera, acataría. Tenía sueño en aquellos instantes, pero era consciente de que si terminaba solo en el cuarto seguiría practicando, y eso no sabía si era bueno o malo.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Jue 20 Ago 2020 - 14:55}

No podía reflejar con palabras el inmenso dolor que tenía que soportar cada vez que intentaba aprovechar la electricidad de Sif. Si no tuviera su carácter de su lado no podría hacer todo lo que estaba haciendo, su habilidad debía nacer de su obsesión, en más sentidos de los que podría llegar a imaginar cualquiera. Tardó un poco en recomponerse, todavía estaba agotada de aquel subidón de poder y de tener que frenar un principio de infarto.

Algo así —respondió, todavía sin levantarse del suelo. Notaba un ligero dolor de cabeza, pero no le prestó demasiada atención por ahora, solo supuso que se había pasado y que era la forma de su cerebro de pedirle que echara un poco el freno antes de que explotara en mil trocitos viscosos. Se levantó finalmente y siguió al muchacho, asintiendo con la cabeza.
Lo mismo, un zumo. Hoy no me apetece mucho el alcohol —por alguna razón no quería mezclar alcohol, el analgésico que se tomaría al llegar a la habitación, y las propias descargas eléctricas. Era un cóctel demasiado agresivo incluso para ella.

En el mío mismo, necesito una ducha y tengo ahí la ropa —respondería. Además, así el muchacho podría impedir que ella continuara practicando sin precaución y al revés.

Acompañó a Sif hasta la cafetería para recoger el zumo y, acto seguido, fueron ambos hasta la habitación que él mismo le había asignado a Xandra. Una vez allí, abrió la puerta con la tarjeta y se adentró para dejar el zumo sobre la mesita que había junto a la cama. Acabó dejándose caer sobre ésta, dejando la idea de darse una ducha para más tarde. Con un comando de voz abrió las persianas, dejando ver de nuevo el paisaje tormentoso de Raijin. Los rayos y truenos todavía caían sin parar, ¿nunca se detenía ese temporal? No había lluvia ni nada, solo rayos, truenos y relámpagos, uno tras otro.

En unos días querré bajar ahí otra vez —dijo de repente. Un par de ideas cruzaban su cabeza para acelerar un poco más el proceso, pero aún no podía llevarlas a cabo. Necesitaba conseguir cierta resistencia primero a las descargas y también necesitaba terminar de perder el miedo a explotar si le caía uno de esos rayos encima.

¿Qué estás practicando tú? Lo de antes dolió mucho menos de lo normal, ¿tiene algo que ver con eso? —preguntó, curiosa. La verdad era que sí estaba interesada en lo que fuera que estaba intentando Sif, la sensación de su poder había sido distinta a la del primer día, como si estuviera reduciendo ciertos atributos de sus capacidades para que fuera más... ¿menos letal? sí, eso. Sin embargo, algo muy típico era que cuanto menos poder quisiera liberar, más difícil era. Como le había pasado a ella misma, explotar con su máxima potencia había sido "fácil", pero calibrarlo para llegar a un mínimo manejable era otra historia.

¿Y cuál era su idea? Utilizar uno de los rayos de Raijin. Esa energía no estaba asociada a ningún poder demoníaco, por lo que debería ser capaz de asimilarla... si podía sobrevivir a un golpe de ese calibre.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Vie 21 Ago 2020 - 12:30}

Xandra se apuntó a mi idea, pidiendo también un zumo, que aportaría el azúcar y las vitaminas necesarias para volver a esforzarse más tarde, aunque yo tampoco era médico ni nutricionista como para poder hacer aquel tipo de afirmaciones estando completamente seguro. De todas formas, me hizo bastante gracia que apuntase que no tenía ganas ni de tomar vino, ni cerveza ni ningún tipo de alcohol en general, ya que cualquiera que se hubiera emborrachado tras aquello sería un inconsciente o alguien demasiado valiente como para seguir vivo. Ella decidió pues que fuéramos a su habitación tras recoger lo pedido en la cafetería, ya que parecía querer darse una ducha. Era una idea rara dejar que el agua corriese a lo largo y ancho de tu cuerpo mientras todavía mantenías una gran cantidad de electricidad —estática mayormente— en el interior, pero seguramente se disipase toda antes de que ella siquiera dejara el agua fluir.

Dicho y hecho, nos pasamos por la barra para tomar los dos zumos y llevárnoslos, atravesando los pasillos hasta llegar a la habitación que yo mismo le dije en cuanto pisó el barco por primera vez y, utilizando la misma tarjeta que le entregué en ese momento, dejó la puerta abierta para que pasásemos ambos. Cerró y dio la orden para abrir las persianas, teniendo de fondo, como decoración, el escenario que cubría toda la isla de Raijin a la lejanía. Rayos, rayos y más rayos, de todos los colores, aunque mayormente morados por su violencia. Ella se dejó caer sobre la cama, seguramente rendida tras el esfuerzo que su cuerpo y mente se habían visto obligados a cometer, cortando el silencio de la sala para afirmar que tenía deseos de descender nuevamente a tierra. Se me abrieron de par en par los ojos, algo sorprendido por lo impulsivo de la decisión. «No puedes aguantar mi poder, pero aun así quieres recibir un rato…» pensé, algo abstraído. Me atemorizaba dejar a la mujer a merced de la tormenta, ya que para que lo aguantase tendría que suceder un avance increíble. Mi poder era casi el mismo que el de un rayo natural, pero distaba de ser igual de agresivo: yo me esforzaba por hacerlo algo más fácil para ella, mientras que la naturaleza iba a matar. Aun así, me era emocionante la idea de convertir esto en un rally contra el rayo, así que le tomaría la palabra.

Avancé un par de pasos hacia la cama, sentándome en el borde mientras me fijaba en la puerta. Me replanteaba lo hecho durante estos días o, más concretamente, lo divertido que estaba resultando entrenar con alguien más que te pudiera entender y no en soledad. Katharina y Yuu ya me habían tomado la mano a la hora de avanzar juntos, la primera en materia de electricidad, pero ambos distaban mucho de poder especializarse como aquella que estaba tirada en la cama, agotada. Era emocionante evolucionar a la par que alguien con quien compartías una capacidad tan similar y aquello que ilusionaba, guiándome y alentándome para continuar el entrenamiento. Creo que ambos nos apoyábamos mutuamente, aunque Xandra era mucho más cabezota que yo y eso quedaba claro en cuanto se descubría nuestra forma de ser. Salí de mi cabeza en cuanto escuché la pregunta de Xandra, esbozando una sonrisa:

— Bueno, estoy intentando controlar todas las características de mi electricidad aunque como has podido comprobar… —Creé una pequeña luz en mitad de la sala, que revoloteó alrededor hasta que desapareció—… no es mi fuerte. En mi caso es todo o nada. Puedo bajar todas sus capacidades para generar electricidad que no es casi dañina, como las escaleras por las que bajaste… —Señalé con la otra mano a la luciérnaga que se paseaba sobre nosotros—… o la luz que puedo crear. Pero electricidad que no quema o descargas que no electrocutan pero sí conllevan temperatura es algo que se aleja mucho de mis capacidades actuales. —Atrapé a mi propia creación de un rápido movimiento, desapareciendo en el intante—. ¿Has escuchado el entrenamiento de los mejores samuráis? Acariciar una hoja sin cortarla, aun siendo con el mejor y más peligroso filo de una espada. Bueno, yo puedo matar con mucha facilidad, pero de una forma burda, como un niño con un cuchillo o una pistola. Mi electricidad quema, pero no quiero que queme, porque eso te lleva a sufrir… —Me tumbé en la cama, a su lado, mirando al techo con ambas manos sobre el pecho para no invadir su espacio—. No quiero hacer sufrir a mis amigos por mi propia incapacidad…

Me acurruqué, pensativo, mirando la hoja de papel que había conseguido durante el entrenamiento en soledad. Lo mejor sería dormir y volver a la carga por la noche y, con suerte, en varios días, comenzar otro entrenamiento.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Lun 24 Ago 2020 - 20:34}

Todo o nada... Eso explicaba que le fuera tan costoso reducir el daño de la forma "violenta" de su poder. La explicación de Sif era bastante interesante, y le ayudaba a entender que incluso los usuarios de frutas tipo Logia tenían sus limitaciones, como que requiere muchísimo esfuerzo hacer cambios radicales en el elemento que dominan, incluso si sus cuerpos pueden deshacerse en éste elemento. Ellos tampoco eran perfectos... era algo que tenía que tener presente por si se encontraba a otro.

Bueno, estás esforzándote, eso dice mucho de ti —respondió. No sentía envidia de la buena gente, pero no resultaba difícil ver que tenía mejor corazón que ella. Tampoco era un detalle que le molestara, se sentía bastante bien con su carácter de mierda.

Estaba empezando a notar que su cuerpo había terminado de asimilar los restos eléctricos que habían quedado en su cuerpo de la descarga, así que ya podía ir a ducharse sin ninguna clase de riesgo. Se acabó levantando, agarró algo de ropa para dormir y caminó hasta la puerta que daba al baño.

Descansa un poco, te lo has ganado —dijo justo antes de meterse en el baño, cerrando la puerta tras ella.

Los siguientes días, para Alexandra, consistieron en continuar perfeccionando no su resistencia a la electricidad, sino su capacidad para asimilarla. Por desgracia, no se trataba de una habilidad que pudiera utilizar de forma totalmente consciente o contra nadie, la sensación era... extraña. No, no podía decir que fuera una habilidad como tal, estaba forzando su cuerpo a neutralizar cantidades absurdas de electricidad, consiguiendo con ello aumentar su propia reserva máxima. Era mucho más de lo que necesitaría cualquier persona normal, pero era insuficiente para lo que quería lograr.

Cada vez que recibía una descarga de Sif lo tenía más claro: Para llegar a su objetivo iba a necesitar una descarga final muchísimo más violenta. Esos cuatro días estuvo preparando su cuerpo. Descarga tras descarga, su piel y su cuerpo en general sufrían cada vez menos por los esfuerzos de Sif y poco a poco iba notando una mejora. Ocupaba parte de las noches practicando el fin último de aquel entrenamiento: utilizar una gran cantidad de electricidad para estimular al mismo tiempo casi todos sus músculos para obtener una mejora de sus capacidades atléticas explosivas durante un tiempo. No solo eso, también pensó en otra cosa que había ocurrido durante su "explosión", había llegado a patear el aire con tanta fuerza que salió disparada sin llegar a tocar la pared. Por esta razón, parte de su entrenamiento nocturno también estaba dedicado a este aspecto físico y... curiosamente, estaba logrando resultados bastante rápido. Le faltaba aún fuerza en las piernas, pero podía mantenerse en el aire durante un par de segundos. Faltaba un poco para considerar completa esa habilidad, pero estaba casi convencida de poder desarrollarla al mismo tiempo que su objetivo principal.

Faltaba nada... no faltaba mucho para llegar a su particular prueba de fuego. Debía regresar a tierra firme y enfrentarse a la furia de la naturaleza. Si quería domar una de las fuerzas más destructivas de la atmósfera debía enfrentarla como a todos sus adversarios: cara a cara.

Por una vez en todo el viaje, Alexandra madrugó más que nadie y se dirigió ella misma a la habitación de Sif. Llamó a la puerta con unos golpecitos con la mano.

Sif, estoy lista.

La primera vez que pisó Raijin estuvo de farol cuando decía que estaba preparada. Ahora no. Ahora... ahora se sentía capaz de aguantar un rayito de nada caído del cielo.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Lun 24 Ago 2020 - 22:40}

Xandra halagó mis esfuerzos, aunque no pude entonar un ''De nada'' ya que mis labios estaban cayendo dormidos, exactamente igual que el resto del cuerpo, como una infección. Ella, por su parte, pareció marcharse al baño adherido a la habitación que ocupaba, así que yo aproveché el momento para dejar cerrar los ojos y caer dormido. Tampoco creía que, siendo tan menudo como era, representase una molestia a la hora de estar allí. Simplemente podía apartarme y aun así ocuparía una parte ínfima de la cama, por lo que no veía necesario marcharme a mi habitación en aquellos instantes. Y, siendo sinceros, ni tenía fuerzas ni ganas. Y, en vista de cómo me desperté, abrazado a ella, pude dar fe de que así había sido.

Solo quedaba retomar el entrenamiento de una forma casi marcial, por muy mal que los dos lo pudiéramos estar pasando: ella sufría daños constantes y el temor a ser pulverizada por su propio ansia de poder, mientras que yo me agotaba hasta el máximo y tampoco llevaba muy bien cansarme. Aun así, tocaba esforzarse lo máximo posible si queríamos terminar el entrenamiento antes de que el calendario marcase un nuevo año, especialmente teniendo en cuenta que el mundo no esperaba. Solo hacía falta recordar el transcurso de la gran carrera que habíamos llevado a cabo para dar cuenta de ello; avanzases o no, siempre iba a aparecer algo nuevo que requería que dieses el máximo de ti. Habían tenido suerte los polluelos de Katharina de tenerme allí al lado por el simple hecho de que había estado ofreciéndoles un soporte que realmente necesitaban y sin el que quizás hubieran visto truncado su camino. A pesar de aquello, todos y cada uno —sí, incluso Kaya— habían demostrado una gran fortaleza y una voluntad de hierro a pesar de enfrentarnos a duros competidores. Sin irme más por las ramas, todo se resumía a que el mundo giraba y avanzaba, y nosotros nos veíamos obligados a hacerlo y correr frente a él o terminar aplastados por este mismo.

La mujer parecía estar empezando a asimilar con más velocidad mi electricidad, quizás hasta un punto en el que me empezó a asustar. No me querría, ahora notando en primera plana la capacidad de la chica, enfrentar a ella. Aunque contaba con la posibilidad de sobrecargar su sistema, sería la primera vez que me enfrentase a alguien que se podría aprovechar de mi propio poder y el concepto me llegaba a asustar. Por eso mismo me había forzado a aprender a disparar armas de fuego a pesar de tener bajo el brazo uno de los más mortales ataques que había visto hasta ahora: para no depender de una sola baza. Solo hacía falta encontrar algo aislante para caer. Y por esa misma razón necesitaba poder controlar con más cuidado mi electricidad: al igual que la podía volver pura, también la podía corromper más aún. Con suerte y mucho de mí, una energía completamente derivada significaría controlar algo de fuego que, aunque no tan poderoso como el que usaban unos tantos, sería capaz de hacer un apaño.

El primer escalón de todos era simplemente controlarla de la forma más básica: aumentar el voltaje al máximo y controlar las otras dos variables para no debilitarla por completo, sino solo lo necesario. Por el momento, parecía ir viento en popa. Aunque cada jornada finalizaba con un dolor de cabeza y un sueño que me dejaban fuera de juego hasta el próximo día, cada noche dormía un poco mejor, tanto porque el dolor decrecía como por la satisfacción de notar avances. Las quemaduras en el cuerpo de la morena disminuían, al igual que el color de aquello que generaba había cambiado a un azul verde permanente. Seguía necesitando de una buena cantidad de concentración para cambiar el tipo de electricidad que utilizaba, pero ahora podía asestar y generar más golpes de aquel tipo seguidos sin terminar tumbado en el suelo con dificultad al respirar. Incluso el último día había sentido un ''click'' en mi cabeza que, como si de un interruptor se tratase, había logrado alternar mi poder por completo, como si fuera algo interno. No necesitaba pensar más allá: solo generarla era suficiente como para que adoptase la naturaleza que buscaba. Me agotaba, pero era un increíble avance que me había hecho dormir como el más feliz de los niños.

A la mañana siguiente, bien abrazado en mi cuarto a la almohada, terminé despertando a golpes en la puerta. Bueno, eran más bien llamadas de atención, pero estando dormido molestaba bastante. A pesar de ello, me apresuré a levantarme de la cama en cuanto escuché la voz de Xandra al otro lado, haciéndome una clara idea de cuál era la razón de su llegada a mitad de madrugada. Aun sin pantalones, así como dormía en soledad, abrí la puerta.

— Dame un segundo y bajamos.

No tardé en vestirme con un pantalón cualquiera que estaba tirado por la habitación, colocando la correa mal y quedando un poco holgado, pero no lo suficiente como para que se me cayese. Toqué el DDM de la puerta, encendiéndolo.

— Comunícame con la Sala de Mando —Sonó un tono de afirmación y segundos después escuché las palabras somnolientas de los encargados nocturnos—. Preparad al Loki, vamos a descender nuevamente. Que se despierten los médicos más preparados y se acerquen al hangar, volveremos más tarde —Y colgué la comunicación. Tomé una chaqueta preparada tras la puerta, colocándomela de un gesto veloz y suave mientras caminaba por el pasillo, dirección a allí donde estaba el barco—. ¿Tienes idea de cómo lo haremos? ¿Simplemente levantarás la mano para que te salude la isla o...? —Independientemente de aquello, yo tendría que disuadir al resto de rayos de seguir al primero, aunque aquello me daría una mayor reserva para entrenar mi propia técnica.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Jue 27 Ago 2020 - 11:34}

El muchacho también estaba avanzando bastante rápido. Aunque había empezado su propio entrenamiento más tarde que ella, Sif ya estaba consiguiendo resultados, o por lo menos eso era lo que veía por el cambio de color en las descargas que utilizaba contra ella.

La mañana prometida llegó y el pobre Sif, al que había pillado aún a medio vestir, le pidió algo de tiempo para poder bajar. Como el primer día, el muchacho reunió a un equipo médico para asegurarse de que todo iba bien y se reunieron todos en el hangar. El vestuario que Alexandra había elegido esta vez fue... el mismo uniforme de reclusa de Dark Dome que había utilizado durante La Gran Ruta. Sintió que sería buena idea utilizar un atuendo que la había visto crecer continuamente para tener algo de buena suerte, así de peligrosa era su situación, que incluso alguien dedicada a la ciencia como ella recurría a la superstición.

Sonrió al escuchar la pregunta del chaval.

Levantaré la mano para desafiar a la isla —dijo sin más.

El Loki descendió como antes, y de nuevo bajó ayudada por Sif. Raijin les recibió con más truenos, violentas y mortíferas descargas que caían sin parar en toda la isla, dejando en la cabeza de la científica una pregunta: ¿estaría deshabitada la isla o habría gente u organismos que se habían llegado a adaptar a ese clima horroroso y letal?

¿Sabes, Sif? Desde que me dedico a la ciencia siempre he pensado que el cuerpo humano está muy desaprovechado. Somos demasiado pacientes y esperamos a que millones de años hagan el trabajo de hacer que evolucionemos —dijo mientras caminaba hacia el interior de la isla, quedándose quieta en el mismo punto en el que comenzaron aquel infernal entrenamiento, todavía de espaldas a él —. Yo no soy tan paciente. Anhelo el crecimiento, deseo ver el siguiente paso, y si la naturaleza no me lo da... forzaré esa evolución y corregiré sus errores. ¿Por qué esperar? Nuestra voluntad se manifiesta con el haki, nuestra psique se manifiesta con los elementos, incluso algunos manifiestan lo que representa su alma, nuestro potencial es ilimitado sin añadir nada de fuera —alzó la mirada, observando los truenos. Alzó su puño en señal de desafío.

Una vez le dije a Katharina que deseaba evolucionar, pero no es del todo cierto —era una parte, pero no era todo lo que quería. Su proyecto final era infinitamente más ambicioso, y probablemente nunca podría terminarlo —. Quiero demostrar que un humano puede superarlo todo. Seré la criatura que no necesite más que su cuerpo, mente y alma para someter cualquier clase de poder, sea de una fruta o de la propia naturaleza.

La criatura perfecta, la criatura más fuerte, el ser vivo definitivo. Muchas formas de definir un sueño imposible, el de llegar a la cima de la naturaleza.

Pero, a pesar de ser un sueño imposible... lo intentaría. La isla de Raijin terminó respondiendo a su desafío y lanzó un primer rayo directamente contra el puño de Alexandra. El dolor fue inmenso, no podría compararlo al que sufrió durante los primeros días con Sif pero estaba segura de que habría muerto instantáneamente si no hubiera tenido todos esos días para acostumbrarse a las descargas. Su cuerpo reaccionó generando electricidad para compensar y neutralizar la hostil. Al mismo tiempo, la científica conducía toda la electricidad que invadía su cuerpo por todos sus músculos, redistribuyéndola y obligándola a disiparse a través de sus poros, volviendo a ejecutar de esta forma su Metaestabilidad, aunque de forma más débil y controlada.

Aunque el proceso apenas duró dos segundos, para Alexandra ocurrió a cámara lenta. Casi podría decir que su vida pasó por delante de sus ojos, siendo cada chispazo interno un recuerdo distinto. Sus matrimonios, sus aventuras, su rebelión, su encarcelamiento. Su encuentro con Ivan y Katharina, sus aventuras en la carrera... y cómo fue una carga, teniendo que ser cuidada por Sif durante al menos la mitad. No volvería a repetir aquella debilidad, y por supuesto no sería una carga para sus compañeros, menos aún iba a ser inferior a ellos, todos usuarios de Akuma.

Cuando el trueno se disipó la figura de la científica humeaba y mostraba visibles quemaduras en las partes de piel que no cubría su ropa pero se mantenía inmóvil, todavía de espaldas a Sif. Su sistema circulatorio era visible para cualquiera de los presentes, estando su sangre "iluminada" con un tono azulado. Su brazo izquierdo dolía de nuevo, pero todavía podía mantener el control sobre su propio corazón.

Atácame, Sif. Aún no hemos acabado aquí.

Aún quedaba terminar de aprender a volar, ¿no?


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Jue 27 Ago 2020 - 19:25}

Me alegraba ver que Xandra estaba segura de lo que quería hacer y al menos todavía en el Loki lo demostraba sin tapujos. Con un solo par de palmadas, el barco comenzó a descender con un ritmo prudente, elevando yo los brazos para evitar que cualquier trueno cayese sobre la embarcación, nuevamente a modo de pararrayos. Entonces, la mujer, con lo que parecía ser una gran inspiración o las ganas de alcanzar ese futuro por el que se había esforzado durante todos estos días, comenzó a dar un discurso. Podría definirse de muchas formas, especialmente de demente y excéntrico, pero también de ilusionante. Era algo que, a juzgar por las palabras que utilizaba y el tono con el que las dejaba caer una tras otra, debía de haber estado pensando durante mucho tiempo. Noche tras noche en el laboratorio o en la mismísima cama, el mismo tema le habría rondado la cabeza una y otra vez hasta que ella misma se había decidido a darle un final y ser la primera en hacerlo.

En resumidas cuentas, lo que deseaba hacer era trascender la humanidad. Dejar de lado ese cascarón que significaba la debilidad, el cansancio y una inexorable muerte para volverse un ser perfecto cuya existencia ocupara un estrato muy superior al resto. El paso del tiempo nos mermaba y, como un sastre que nos golpeaba con sus agujas, nos cosía a un destino que llegaría tarde o temprano. De una forma u otra, por más que la cabeza pudiera contener y los músculos pudieran hacer, todos terminaríamos en la tumba, fuera por acción propia o ajena. Solo unos pocos habían podido dejar de lado aquello: los que habían sido bendecidos con el poder de una fruta del diablo que justamente se lo permitiera, unos suertudos, o los que habían realmente trascendido ese límite por sí mismo. Era algo cuya ambición ni se podía medir; quedaba lejos de catalogarlo como un simple plan a largo plazo o investigación. Era darle forma a tus ideas de una manera u otra, descubrir la forma de llevarlas a la realidad y, en última instancia, que terminasen tomando lugar en tu cuerpo. No muchos estarían dispuestos a dejar que su organismo fuera el lienzo donde pintar las alocadas ideas de uno, pero yo no frenaría a Xandra en su afán de descubrimiento; al fin y al cabo, parecía ser algo que iba mucho más lejos que ella misma.

Terminamos por descender lo máximo posible con el Loki y, generando las mismas escaleras que el primer día, fuimos más allá hasta tocar la tierra —roca— del gigantesco peñón que conformaba Raijin. Era una tierra inerte y estéril, lo que perfectamente podría representar al infierno de algunas religiones a lo largo del mundo. Nada, al menos conocido, podría vivir allí, ni ningún objeto común soportaría el pasar de las tormentas en el lugar. No sé si me sentía bien por ser el primero en pisar aquella isla por sus propios medios y sin herramientas, o algo solitario por ello mismo. De todas formas, estábamos en tierra y Xandra parecía algo ansiosa por comprobar su propio entrenamiento, así que no tardó en elevar el puño y ponerse a ello. El cielo se quebró en dos, el aire abandonó el mundo por un segundo y, en un momento, todo se iluminó por completo, especialmente la chica que estaba frente a mí. Su cuerpo tomó otro color distinto, como si hubiera dejado de ser humano para convertirse en… algo muy distinto. No sabría definir o hacer una comparación acerca de qué era aquella amalgama de vasos sanguíneos coloreados del blanco, esos ojos que brillaban y esa boca que era el antónimo a una cueva. Tuve que elevar las manos con toda la velocidad que pude, atrayendo otra serie de rayos que querían seguir al primero, atendiendo además a que la mujer estuviera ''segura'' dentro de los irreales márgenes en los que estábamos. Un rayo no era algo que te alcanzase todos los días y, más aún, a lo que sobrevivieses indemne, pero ella parecía más preparada que el resto, así que di mi confianza.

Y, como si se tratase de una barbacoa improvisada, comenzó a echar humo, pero segundos más tarde pareció volver a este mundo. Con ciertas quemaduras que se paseaban a lo largo y ancho de su cuerpo, y alguna leve convulsión, pero seguía ahí, y parecía bastante entera a pesar de lo que acababa de sufrir. Totalmente decidida, me inquirió que le atacase como de costumbre, provocando que enarcase una ceja, algo extrañado.

— ¿Estás segura? No estás en tu me-- —Solo me hizo falta centrarme en su mirada para percatarme que no hacía falta preguntar, porque ya sabía la respuesta. Era su viaje, su entrenamiento y su forma de hacer las cosas, no la mía. Y ella decidía cómo hacer las cosas.

Todavía con la diestra elevada, captando los rayos que amenazaban a todo el grupo, empecé a canalizar toda la electricidad que podía en mi zurda, incluso aquella que obtenía desde la mano. Mi propia energía se fundía con la que Raijin ofrecía, arremolinándose ambas hasta que se convirtieron en la misma. En una masa verde que iba alterando su color desde el mismísimo blanco al azul, pero que en cuanto suspiré se mantuvo en el color del mar. Generé hasta diez esferas a mi alrededor, avanzando una con lentitud hasta que estuviera justo frente a ella, ofreciéndosela con la mano abierta y una sonrisa. No me podía permitir hacerle más daño del que ella misma se provocaba con su propio y excéntrico entrenamiento. No. Y no lo haría de ninguna de las formas, de eso estaba seguro y era lo que me impulsaba a cansarme en pos de ayudarla.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Jue 27 Ago 2020 - 20:21}

Tenía razón, no estaba en su mejor momento ahora mismo. Había intentando mostrarse fuerte porque así tenía que ser un modelo a seguir como figura pseudo-materna para el chaval —porque con lo que tenía en esa nave no sabía cómo había salido así de bien—, pero la verdad era que estaba bastante jodida. Tenía que darle las gracias luego por evitar que más rayos cayeran sobre ella, con uno tenía suficiente para toda una vida. También agradecía que no intentara detenerla, tenía que llegar hasta las últimas consecuencias o aquello no serviría para nada.

Agitó el rostro y flexionó el cuerpo y las rodillas, esta vez no pensaba tocar ninguna esfera eléctrica. «Ahora no saldré disparada si no quiero. Recuerda, Xan, patear el aire de forma rápida y fuerte» se repitió a sí misma mentalmente, recordando el estropicio que se hizo la primera vez, cuando salió disparada a máxima potencia y se comió el suelo después de varios rebotes.

La primera fue lenta y solo tuvo que usar su velocidad aumentada para echarse hacia la derecha, pero después llegó la segunda. Tuvo que saltar esta vez, en diagonal hacia la derecha de nuevo. La tercera fue más rápida, y en esta ocasión puso a prueba su entrenamiento secundario. Pateó el aire con la fuerza de sus piernas y salió disparada de nuevo en diagonal pero hacia el frente. La cuarta mantuvo la misma velocidad, impulsándose la científica hacia el frente para evitarla. Aún le dolía el brazo pero el corazón le iba a mil. Estaba sintiendo lo mismo que cuando hacía avances importantes en su trabajo, sentía euforia, excitación y, con ello, la inevitable arrogancia que la caracterizaba. El resto de esferas volaban hacia ella, Xandra rebotaba constantemente de un lado a otro en un intento por evitarlas todas. Sentía ganas de reir, de divertirse, de descargar toda la tensión acumulada y la frustración por el tiempo que había tardado en dominar ambas cosas.

Sin embargo, había algo que fallaba cuando le lanzó la última. Sus piernas estaban extremadamente cansadas, y es que no había tenido en cuenta los daños que aún estaba causando la electricidad residual del rayo. Eso, junto a lo agotador que era mantenerse en el aire, hizo que al rebotar por última vez la última esfera rozara su espalda, descargándose ahí y cortando en seco tanto la metaestabilidad como los saltos.

Cayó al suelo de espaldas jadeando, visiblemente dolorida por... bueno, le dolía absolutamente cada célula del cuerpo. Unas partes por las quemaduras, otras partes por las descargas recientas, otras por el rayo, las piernas por el desgaste de su "vuelo", ¿qué no le dolía? el alma, porque estaba sonriendo como una imbécil. Había completado su Metaestabilidad y, además, lo que durante su noche medio en vela había denominado Paso sin gravedad —aunque no era del todo cierto que fuera sin gravedad—.

Debes pensar que estoy como una puta regadera... ¡y tendrías razón! Auch, auch, auch —se echó a reir, mezclando su risa con gruñidos de dolor —. Hey, hoy por mí mañana por ti, ahora me toca ayudarte para que completes tus descargas no letales. Solo necesito... necesito... —intentó acabar la frase, pero sus ojos se cerraron.

¿Estaba inconsciente?¿se había desmayado?¿se había muerto? cualquier duda que pudiera tener el joven criminal se disiparía cuando escuchara rugir el estómago de la mayor seguido de un par de ronquidos. Había gastado tanta energía y había dormido tan poco de la emoción que se había quedado frita y con hambre al relajarse sus nervios.

Por supuesto que le ayudaría, pero tendría que ser cuando despertara. Y cuando todo le doliera un poco menos.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Vie 28 Ago 2020 - 12:53}

Lancé una esfera y, antes de hacer cualquier otro movimiento, se limitó a esquivarlo con la velocidad que había demostrado hacía unos días en la sala de entrenamiento, con un simple paso horizontal. Ya entendía por dónde iba la cosa. Simplemente las quería para, aprovechando toda la energía que había conseguido fruto de ser impactada por un rayo, entrenar aquella capacidad que activaba sus músculos sobremanera. Era la situación más óptima para llevar a cabo un entrenamiento tan específico y curioso como aquel, aunque esquivar en mitad de una gigantesca tormenta no era lo más prudente. Menos cuando, al estar colmada de electricidad residual por el primer golpe, era un pararrayos humano en el más literal sentido de la palabra. Aun así, solo me hacía falta subir la intensidad en la mano que había elevado para que los truenos centrasen su atención exclusivamente en mí y se olvidasen de aquella mujer que saltaba. Con la otra, moviendo los dedos, me dediqué a lanzar las esferas que ya había generado una tras otra, tratando de aumentar la dificultad progresivamente. La primera había sido para levantar los ánimos, la segunda el primer problema y la tercera una amenaza formal. Escalaban en velocidad y tenían un mayor arsenal de triquiñuelas tras ellas, que trataban de confundir a Xandra. Aun así, aprovechando la gran ventaja que le proporcionaba su propio poder, era capaz de correr de aquí para allá, utilizando el aire como trampolín para evitar cualquier posible impacto que pudiera recibir por parte de mi poder.

Terminé lanzando la última, que fue evadida por la mujer pero de forma imperfecta; la había rozado. Aun así, aquello no iba a ser suficiente para sacar del juego a una persona como ella, menos cuando el daño no había sido tan grave y justo había soportado un rayo sin, bueno, morir. Terminó cayendo al suelo, cansada, momento en el que me vi tentado a correr hacia ella y asistirla, pero un simple detalle me hizo percatarme de que en ningún caso aquello sería necesario: estaba sonriendo. Parecía estar feliz de haber sido golpeada por tantas descargas, algo un poco sadomasoquista, pero en el fondo conocía que era la satisfacción de un trabajo finalizado y bien hecho. Solo le quedaría pulir el armazón que había conseguir construir con mi ayuda y que, poco a poco durante su aventura de mano de Katharina, lograría refinar hasta quizás superarme en según qué aspectos. Empezó a hablar, algo acallada por la tormenta que asolaba Raijin, acerca de que parte de su trabajo sería ayudarme ahora a mí, pero antes de que la frase llegase a algún puerto, se desmayó. O se había muerto, pero su abdomen seguía respirando y su tripa rugía como si estuviera enmallada.

— Chicos, volvemos al Ragnarok. ¿Alguien se puede llevar a Xandra? Y sin manosear —Los miré y ninguno subió la mano, por lo que me apresuré a señalar a uno aleatorio con un dedo acusatorio—. Te toca a ti.

Sin tener que asustarse por las descargas, fue relativamente fácil recoger a la mujer y, con mis escaleras, dejar atrás la isla para montar en la embarcación voladora. En cuanto estuvimos todos, hice una seña para que los médicos comenzasen a tratar a la clara paciente que, aunque no sufría de gravedad, sí que estaba en un estado muy mejorable. Ellos se pusieron manos a la obra mientras que el navegante enfilaba la dirección hacia el Ragnarok, llegando en escasos minutos y dejando el Loki en el hangar. Creé una plataforma de electricidad sólida para nada dañina y la subí allí, llevándola a pasos cortos pero rápidos hacia lo que venía siendo su habitación desde hacía días. Sin saber si llevaría la tarjeta encima —y tampoco quería rebuscar en su ropa—, simplemente toqué el dispositivo electrónico y lancé una descarga que se encargó de abrir la puerta, haciendo avanzar mi poder y dejándola caer sobre la mullida cama.

— Descansa, Xandra —dije, alejándome de allí mientras cerraba la puerta, no sin antes dedicar una tierna sonrisa a la mujer a la que daba cobijo.

Quedaba perfeccionar mi poder y, para aquello, no era imprescindible un cuerpo humano. De hecho, podía entrenar con simples materiales degradables por electrolisis, y dejar a mi compañera descansar de tanta descarga simultánea que había sufrido a la mañana. Yo estaba cansado, ya que al fin y al cabo diez esferas de aquellas no eran ninguna tontería, pero el subidón de energía que me proporcionaba la propia isla atenuaba sobremanera el esfuerzo. Simplemente aprovecharía el tiempo que estaba Xandra descansando para internarme en el laboratorio y, con ayuda de mi zumito, llevar a cabo decenas de experimentos utilizando únicamente mi energía. Con meter un par de materiales, un oxidante y un reductor, y meter el dedo en la solución acuosa, podría medir mis esfuerzos hasta que encontrase la forma en la que para mí era más cómoda, aunque notaba que tampoco estaba realmente lejos. Solo era dedicarle tiempo.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Vie 28 Ago 2020 - 15:45}

Tardó bastante en despertar. Probablemente fueron horas lo que tardó en volver a abrir los ojos después del tratamiento. Cuando despertó estaba babeando un poco, y estuvo a punto de ponerse a dormir otra vez pero entonces los recuerdos llegaron de golpe a su cabeza y se levantó de la cama de un salto. Miró a su alrededor, ¿dónde estaba?

Ah, el Ragnarok —murmuró, revisándose a sí misma. Estaba vendada, probablemente fuera obra del equipo médico para aliviar las quemaduras que había sufrido por todo su cuerpo —. Abre las persianas —dijo, pidiendo a la IA que le dejara volver a ver la vista de la isla donde casi había muerto. Antes de hacer nada más quería comprobar que todo lo que había aprendido era permanente y que no había sido algo breve fruto de la descarga eléctrica.

Aprovechando que la habitación era grande, Xandra dio un salto en el sitio. Antes de tocar el suelo saltó de nuevo, pateando el aire que había entre ella y el suelo. A poca velocidad, recorrió toda la habitación así, para asegurarse de que no había sido un sueño. Vale... podía moverse por el aire con más o menos soltura, eso no se lo había inventado.

Acabó aterrizando y esta vez pondría a prueba su propia habilidad sin ningún tipo de influencia externa, solo con sus propias reservas. Respiró hondo y se concentró. Esta vez su electricidad salió sin que estuviera presente la necesidad de neutralizar nada. La hizo circular por su cuerpo en un circuito completo y, como en Raijin hace unas horas, su sistema circulatorio empezó a resplandecer hasta marcarse en su piel con una tonalidad azulada. Soló dejó de producir electricidad cuando sintió que el circuito era estable y que no se detenía, ahí pudo relajar su cuerpo y mirarse al espejo. Ahí estaba, aunque no era perfecto... le llevaría bastante más tiempo perfeccionarlo y pulir las debilidades que traía consigo —ya había notado que era más vulnerable a los daños en esa forma, y que sus movimientos perdían finura—, pero había logrado lo importante: el primer paso.

Canceló la Metaestabilidad y quitó la sonrisa de los labios. Se llevó las manos al pelo y miró al espejo como si quisiera destrozarlo con la mirada. Su Evolución tenía tres requisitos según su pequeño plan. Ya había completado el primer paso, domar sus emociones y romper los límites elementales de su cuerpo —asumía que le costaría menos trabajo domesticar sus otras emociones después de esas semanas—, el siguiente era su forma física.

Debo abandonar este cuerpo —murmuró para sí misma —. Llamaré bastante la atención con la forma que he pensado... tengo un futuro muy divertido por delante —dijo a continuación —. Para conseguirlo tendré que llamarla a ella, nadie más querrá atenderme —finalizó. No consideraba un error lo que dijo cuando recibieron el premio de la carrera, pero sí era verdad que le quitaba muchas oportunidades de encontrar a un doctor pirata. Su única oportunidad era Brianna y, por suerte, sabía cómo contactar con ella. Sin embargo, antes de eso tenía que preparar muchas cosas.

Se giró, se cambió de ropa a algo más casual como una camiseta y vaqueros normales, y salió para ver si encontraba al muchacho. La tercera fase sería algo más compleja, pero ahí no podía pedir ayuda, su Voluntad debía entrenarla ella misma.

Ya preparada salió de la habitación e interceptó a la primera persona, robot, o ente parlante para preguntarle dónde estaba Sif. Ahora que lo recordaba aún tenían una cosa pendiente. Una vez llegó al laboratorio se quedó en el marco de la puerta.

¿Cómo lo llevas? —dijo la mujer vendada, tratando de molestar lo menos posible.

No se había olvidado del regalo de despedida, y esperaba que el muchacho tampoco.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Vie 28 Ago 2020 - 20:29}

No fue realmente difícil lograr la reacción química esperada sin evaporar el agua. Para confirmar que aquello era cierto —y que no era simplemente mis ojos engañándome—, me limité a tomar papel y ponerlo justo encima del vaso de precipitado, que se encargó de ofrecer un falso tejado. Así, todo lo evaporado se limitaría a ascender gracias a ser menos densos que el aire y, de ser el caso, impactarían contra la celulosa y este la capturaría, dejándome ver qué había sucedido. Y, para mi suerte, la única gota que lo había manchado provenía de mi frente; sudor de la concentración. Quizás más por el hecho de estar atento a la reacción redox que a l propio hecho de mantener la electricidad fluyendo, me agotaba mentalmente, pero aquella preparación me serviría más tarde para llevar a cabo un par de experimentos acerca de un material conductor que estaba interesado en hacer. Al fin y al cabo, todo lo que pudiera transportar la electricidad que yo mismo generaba era sinónimo de efectivo, y en eso mismo estaba interesado. Pudieron pasar horas en ese estado hasta que decidí dejarme echar en la silla, cansado pero satisfecho de ver que no exigía tanto de mí como antes.

Miré al techo y, utilizando mi radar al cerrar los ojos, recogí el artefacto que le había mostrado previamente a Xandra —el primer día— con una canasta de electricidad sólida. Lo elevé hasta dejarlo en mi mano, momento en el que comencé a cambiarlo de formas con una diversa variedad. De un círculo a un triángulo, de un triángulo a un prisma; así pasando por todas las que pudiera conocer que, como físico, no era precisamente pocas. Ya había pasado mucho tiempo desde que comencé a investigar mis propias capacidades, y aún seguía viendo más y más puertas que se escapaban de mi alcance. Había tantas posibilidades que explotar con mi diablo interno que en ningún momento podría cubrirlas todas, menos investigarlas y entrenarlas. Me sorprendía cada vez que lograba un avance, puesto que aquello significaba estar algo más cerca de mi objetivo. No era uno tan ambicioso como Xandra, que quería dejar atrás a todos para convertirse en la cúspide, pero era lo que necesitaba y lo que me haría vivir mejor: ganarle a guerra a la vida. Sonaba poético, pero no se alejaba de la simple idea de poder ser dueño de lo que sucediese e ignorar los problemas. Mucho dinero, poder y la fama suficiente como para que nadie se enfrentarse a mí.

Entre una idea y otra, escuché una voz desde la puerta y me apresuré a fijarme: allí estaba mi compañera, vendada a más no poder pero bastante feliz.

— Bueno, no tengo tu voluntad, así que ya me he aburrido —dije, girando la silla hasta colocarme justo de cara a la mujer—. Aun así, creo que he logrado todo lo que podría sin entrenar, no sé, cien años. La electricidad es caprichosa, supongo —comenté despreocupadamente, encogiéndome de hombros mientras miraba más allá de la puerta—. Ya vi que tú has terminado tu entrenamiento, a nivel mental y físico, así que creo que podemos dar la sesión del profesor Lance… —Me levanté grácilmente mientras una sonrisa ocupaba mi cara—… ha finalizado por esta vez. Espero ver las consecuencias en los periódicos, y no por insultar a un grupo de mamarrachos —Me reí, cerrando los ojos mientras acariciaba la cabeza de Xandra. Me quedaba un poco lejos en términos de altura, pero aun así era capaz — Bueno, lo prometido es deuda. Sígueme, anda.

Pasé a su lado, haciéndole un gesto algo travieso para que imitara mis pasos mientras atravesábamos el pasillo y bajábamos escaleras. Como era lógico, el motor ocupaba una capa inferior respecto a las habitaciones de todos, así que visitaría zonas del Ragnarok que ni se habría imaginado que existían. Por allí estaban las aulas de grabación, la herrería o los almacenes. Tampoco es que el trayecto fuera demasiado largo, pero sí lo suficiente como para que me diera tiempo a dedicarle unas palabras:

— La verdad es que no esperaba que nadie sin pelo por todo el cuerpo pudiera sacar adelante un poder como el tuyo, y eso abre un mundo de posibilidades… Por cierta parte tengo algo de miedo, ya que significa que quizás, si no me doy prisa, soy adelantado a pesar de la bendición que tengo. Aunque, por más tonto que te pueda parecer… Me alegra ver que no soy el único y que tengo alguien con quien compartir todo lo que aprendí.

En poco, llegaríamos a una sala atronadora, llena de turbinas y motores que, gracias a un retoque funcional y estético, rezumaban luces y eficiencia. Aun así, solo se podían ver a través de una pequeña y tímida ventana que ocupaba la misma pared que la entrada. Puse la mano en el identificador próximo a la puerta, dejando que otro me escaneara el ojo y un último se encargase de mi voz. Se abrió de par en par y, con un gesto, la dejé entrar.

— Disfruta, te lo has ganado —mascullé para mí mismo, dudando mucho que la señorita siquiera lo escuchase. Aun así, se podía percatar de la sonrisa que cruzaba mi cara de una oreja a la otra.


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El camino a los truenos [Lance y Xandra] - Página 2 Empty Re: El camino a los truenos [Lance y Xandra] {Vie 28 Ago 2020 - 21:29}

Míralo de esta manera, has hecho el trabajo de cien años en un par de semanas, eficiencia en estado puro —dijo, tratando de animarlo. Aunque no tuviera misma fuerza de voluntad había hecho unos esfuerzos que un vago redomado no habría podido hacer —No tienes que correr, eres increíblemente joven —dijo, y es que el chaval era incluso más joven que ella. Sí sí, impensable.

¡Ja! —se rió al escucharlo mencionar el espectáculo que montó —. Tampoco es que dijera ninguna mentira, quizá sí fui algo insensible pero... una pirata no necesita sensibilidad —respondió. En su cabeza realmente pensaba que había hecho lo correcto, y que su deber como parte del grupo de los ganadores era restregar su victoria de la forma más insultante que pudiera imaginar. Estaba tratando con una mala ganadora, sí.

Sonrió, pero no encontró palabras para agradecerle el favor que le había hecho. Simplemente lo siguió hacia las áreas que no habían podido ver durante el primer tour turístico.

Cubiertos de pelo... ¿Minks? Su punto más fuerte es también su punto débil. Al contrario que mi electricidad de psique su poder tiene, o debería tener, un origen físico y, por tanto, un límite estrictamente físico, se parecen más a una batería que yo, imagino que tendrán algún órgano destinado a ello, de otra forma no podrían utilizarlo absolutamente todos —respondió. Al menos es lo que ella entendía. Era cierto que en cualquier caso se usaban las energías naturales y la resistencia del cuerpo, pero el origen del poder era importante. Por ejemplo, ella misma podía usar fuego, y podría usarlo de forma más eficaz que alguien que lo utilizara torturándose la garganta con picante, o un tragafuegos. Para Alexandra era el mismo concepto.

Ahora que lo pensaba, ¿sería posible experimentar con un Mink para extraer su poder? Debería estar situado en algún órgano especial si todos sin excepción podían usarlo. ¿Le dejaría Katharina trastear con las entrañas de alguno?

La sala de motores era directamente ensordecedora, no pudo ni escuchar al muchacho. Alexandra no era ingeniera ni mecánica, de forma que no podía alcanzar a comprender la complejidad de todos los cachivaches y entresijos del motor del Ragnarok, pero eso no impedía que pudiera admirar los resultados de lo que debieron ser incontables meses de trabajo, puede que años. ¿Esa IA, como la había llamado él, era fruto de su trabajo? El chaval era, sin duda, un genio.

Después de la visita al motor llegaría el viaje de vuelta, que tardaría otra semana, como el de ida. Durante este trayecto la científica planeó sus siguientes movimientos y la ruta que seguiría antes de ponerse a localizar a su capitana. También tuvo tiempo para fabricarse una túnica con capucha para evitar las miradas indiscretas de civiles, marines y piratas. Así, lo tendría todo listo en un maletín cuando llegaron a Dark Dome, el lugar donde la recogieron en un principio.

Cuando crezcas un poco más y tengas edad legal te invitaré a algo de beber —dijo, poniendo un pie en la barandilla de la nave. No habían llegado a nivel de mar a petición suya, le estaba cogiendo gustillo a lo de ir por el aire.
Aunque soy pirata... no debería importarme, ¿no? —se dio la vuelta, quedándose frente a Sif de nuevo —. Gracias por todo, Sif. Si eres capaz de reconocerme cuando nos volvamos a encontrar te invitaré a un vino, tengo que ir a recoger una botella que quita el sentido.

Se despidió de Sif y del Ragnarok con la mano que tenía libre y acto seguido se lanzó al vacío. No estaban demasiado lejos de uno de los puertos menos transitados de la isla, solo fue necesario unos cuatro o cinco saltos para alcanzar las maderas del puerto.

Ahora... a buscar material, tenía un Creador que desafiar.


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