Recuerdos de una tarde de verano. Un final inesperado. <3 [Privado Dromp y Eli]

Llevábamos semanas a la deriva en un barco mercante que habíamos capturado recientemente.

Recuerdo mis palabras perfectamente... ''Yargh marineros, Elizabeth y yo vamos a tomar el control de aquella nave mercante''.

¡Maldita sea mi confianza! Cuando nos pudimos dar cuenta Unity había escapado con la Perla Errante... no era la primera vez que me robaban el barco, pero no terminaba por acostumbrarme.

-Yargh Elizabeth, despierta de una maldita vez. -le dije mientras le tocaba el costado con el dedo meñique a mi segunda al mando. -Ya es temprano y he visto una isla a lo lejos.

Pese a mis dotes como navegante no podía deducir en que isla estábamos, así que cuando estuvimos a unos cuantos metros de la costa encallamos y nos dirigimos a la playa. Cuando llegamos a la playa, y para mi sorpresa, todo era acorde con mi tamaño... las montañas, los árboles, las palmeras... o en esta isla todo era muy grande o Elizabeth se había hecho enana.

Elizabeth me preguntó en que lugar nos encontrábamos... pero no tenía ni idea. Todo esto era tan raro que no sabía decir donde estaba exactamente. Solo me hacía una idea pero era muy disparatada.

-No lo se Elizabeth... me hago una idea pero es imposible. Es solo una leyenda.

Sin responder empecé a caminar hasta que salí de la playa y me adentré en una gran llanura, con una hierba que me llegaba por los tobillos. Era curioso el cambio de estar en una playa a dar cuatro pasos y aparecer en una extensa llanura de hierba verde.

-Rargh, vamos todo al norte señorita Evol... creo haber visto una casa... enorme.

Al final eso de dejar de vivir en las nubes iba a ser una tontería... porque sin duda debíamos estar ahí. Cuando nos podíamos haber dado cuenta estábamos delante de casas de campo grandísimas... eran de mi tamaño.

Habían gigantes andando tranquilamente y ni se sorprendían al verme, aunque yo era un poco más alto que la media, pero no me miraban raro.

-Elizabeth... creo que hemos llegado al reino de los gigantes. Estamos en Elbaf, la tierra de mi raza.

Tenía los ojos llorosos... en la vida había visto tantos gigantes juntos.

-Ahora el bicho raro eres tú ¡YAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!

La calle estaba llena de gente de más o menos mi altura... algunas ancianas tiraban cubos de agua a las calles para limpiarlas, los niños correteaban de un lado a otro, algunos hombres estaban sentados en sillas mientras jugaban a las cartas... todo era tan extraño...

Luego Elizabeth me dijo que me olvidara de ligarme a una giganta, que ahora estaba casado y le pertenecía.

-Ya.

Simplemente le contesté eso y me acerqué a un gigante rechoncho que tenía un casco con cuernos.

-¡Ahoi compañero! ¿Es cierto que esta isla es una isla de leyenda? ¿Esto es Elbaf?

Aquel gigante se me quedó mirando muy extrañado... y soltó una gran carcajada.

-¡JAJAJAJAJAJAJA! Por supuesto que si.

El gigante se quedó mirando mi rostro un momento, luego puso cara de sorprendido y asustado y pegó un paso hacia atrás mientras temblaba de terror.

-E...e... ¡eres Marea Dromp! Has sido enviado por el Gobierno Mundial para conquistar la isla ¿verdad? ¡Pues tendrás que pasar por encima de mi cad...!

Le interrumpí pegándole un fuerte puñetazo con mi brazo robótico en la cara, hice que le saltaran un par de dientes y le empezara a sangrar la nariz.

-Que gusto pegar a alguien de mi tamaño -dije mientras pasaba por encima de él cuidando mis pasos para no chafarle el costado con los pies. -Ale, vamos a seguir investigando la isla.

Todos los de aquella calle se quedaron paralizados a mi espalda... pero hice caso omiso de aquella situación y seguí avanzando.

Lo primero que tuvo que hacer nada más llegar fue pegar a uno de los suyos, muy predecible. Ahora toda aquella extraña y gigante ciudad nos observaba.

-¿Se puede saber qué haces? -le dije mientras seguía caminando. -Este lugar está lleno de gigantes, puede que en otros sitios tengas una fuerza descomunal y no puedan vencerte, pero aquí son todos de tu tamaño y no sé qué piensas hacer si se te tiran encima.

Mientras me tambaleaba en su hombro a causa de sus andares, un fuerte dolor en el estómago hizo que me retorciera un poco a causa del dolor y la sorpresa, pero no emití ningún sonido que me delatase.

Rápidamente y sin mirar a Dromp, hice que unas plantas crecieran en la palma de mi mano. Apreté con fuerza y haki armadura, así que deshicieron en un potingue verde que me llevé a la boca y me tragué con una mueca de asco en el rostro.

-¿Y ahora qué piensas hacer aquí?

Elizabeth se puso nerviosa, había pegado a aquel muchacho porque si no lo dejaba fuera de combate iba a dar la alarma y nos iban a terminar matando.
Seguimos caminando y me preguntó que iba a hacer aquí.

-Pues me gustaría conocer un poco mejor los orígenes de mi raza... preguntar a la gente si conocía a mi padre y si puedo encontrar a algún hermano bastardo, que seguro que alguno de ellos vivirá aquí. Y luego autoproclamarme rey.

Giré un poco la vista hacia la derecha y pude ver a un señor de unos 200 o 260 años más o menos sentado mirando las nubes.

-Yargh, disculpe... ¿usted ha oído hablar de un tal Dromp? Dicen que era un gigante que podía llegar a medir los cuarenta metros de altura.

-Ah si... la vieja historia del gigante de gigantes... de Dromp Dromp. Dicen que llegó a ser el 3º de abordo de la peligrosa banda pirata de Nibelung, jajajajaja. Yo no se que creer muchacho... dice la leyenda que aquel gigante tuvo muchos hijos, que están repartidos por toooooodo el mundo. Pero no son más que historias fantásticas. Ese gigante nunca ha existido.

-...

-Dicen que llegó a tener recompensa por su cabeza, pero era simplemente de 200.000 berris más o menos. Eso es ridículo para un gigante de un tamaño tan grande.

Le di la espalda y seguí caminando, mientras el señor ese me gritaba cosas y me decía maleducado.

-Vaya, no se que creer Elizabeth.

Al principio comenzó respondiendo a mi pregunta de manera normal, era lógico que quisiera conocer a los de su raza, pero aquella respuesta comenzó a tornarse de índole más bien fantástica al manifestar sus deseos de convertirse en el rey.

Ya estaba acostumbrada a sus historias de conquistar islas, así que no le di importancia y no me molesté en rechistarle.

Parecía bastante interesado en conocer datos sobre su padre, puesto que cuando tuvo la oportunidad se acercó a otro señor para preguntarle. Al parecer, su supuesto padre era toda una leyenda, literalmente. Nadie parecía creer en su existencia. De no ser por el preciado wanted que conservaba Dromp sobre su padre, no me hubiera creído ni una palabra de él.

No dejó que aquel hombre terminase de hablar y se alejó más confuso aún de lo que había llegado a la isla.

-Tal vez tu madre exagerase las historias de tu padre. Puede que sí fuera un gigante muy alto y conocido y temido, pero no tanto como cuentan las leyendas, que se suelen modificar para que la historia resulte más entretenida –le dije dando mi punto de vista.

Otra opción era que su madre fuese una mujer que se quedó embarazada de buenas a primeras y no tuviera más remedio que cuidar a su hijo sola y abandonada por el padre, así que se inventó esa historia de que el tal Dromp Dromp era su padre para hacerle sentir mejor, pero claro estaba que esta posibilidad no podría decírsela. A saber lo que era capaz de hacerme si le cabreaba demasiado.

-¿Tú serías capaz de dejar embarazada a una mujer y abandonarla? -le pregunté sin mirarle directamente a la cara.

Elizabeth me intentó consolar con unas palabras de apoyo. La verdad es que sirvieron, para que iba a mentir... pero me seguía sentando bastante mal. ¿Mi padre no era como me decía mi madre? Yo siempre he confiado en mi madre, era una señora muy respetable... pero hice mal en irme y dejarla en aquella isla sola.

Continuamos andando y me preguntó que si era capaz de dejar a una mujer embarazada y abandonarla, vamos, como hizo mi padre.

-¡YAAAAAAAAHAHAHAHAHAHA! Según lo fea que fuera la mujer, yargh.

Aquello que me había preguntado mi segunda al mando me había hecho reír de sobremanera.

-Gracias por animarme Elizabeth, ¡YAAAHAHAHAHA-HO-HO! Siempre sabes lo que me da risa.

Entonces pude ver una posada llamada ''El gigante tozudo''... la verdad es que estaba realmente cansado y estaba empezando a anochecer.

-Oye lechuga, ¿qué te parece dormir en aquella posada? No tengo ganas de dormir en el barco, quiero dormir en una cama... por segunda vez.

No esperaba para nada su reacción. Suponía que me daría una respuesta borde, pero no esperaba que se pusiera a reír de esa manera, por lo menos a él le hacía gracia, tendría que contarle lo que realmente ocurría para ver si reía tanto.

El manto de la noche comenzó a caer sobre nosotros antes de que pudiera darme cuenta. Dromp propuso quedarnos en una posada, echaría de menos lo de dormir sobre una cama de su tamaño, no podía negarle eso.

-De acuerdo, podemos quedaros ¿pero dónde duermo yo? Una cama de gigantes debe ser enorme, ¿y si me caigo? –pregunté preocupada. No me gustaba la idea de tener que dormir en un sitio tan grande.

-Y desde luego no pienso volver a dormir cont… Bueno, que… vamos a ver si tienen camas para humanos -dije sin querer recordar el incidente.

Le pareció bien la idea, solo que estaba algo nerviosa por la cama. Y parecía no querer recordar la noche de bodas.

-Pero si seguro que nos lo pasamos genial tú y yo ¡Yaaaahahahahahaha!

Y sin esperar respuesta entré por la puerta de aquel local de madera. Todo era muy rústico, con unos cuantos sillones y una gran chimenea, a mi izquierda había una mesa de recepción.

-Buenas noches señor ¿desea una habitación?

-Si, quiero una habitación... ¿tenéis también camas para humanos?

-Mmmmh no. Muy pocas veces hemos visto un humano por estos lares.

-Bueno, pues simplemente ponme una habitación individual para una noche y dame algo acolchado para la coliflor.

Dicho esto me señaló la habitación en la que me tenía que quedar y me dio un puñado de algodón.

Una vez entramos en la habitación abrí una pequeña parte del cajón de la mesilla auxiliar y lo llené con el algodón que me había dado el recepcionista.

-Ala, ya tienes cama, yargh.

Me quité el sombrero y lo dejé en un escritorio que había junto a la cama. Me desabroché las botas y me las quité, abrí la cama y me metí dentro.

-¡Yaaaahahahaha! Duerma bien señorita canónigo. Mañana hay que madrugar porque vendrán a cobrar la tarifa.

Así que soplé la vela y dejé la habitación a oscuras. Me giré hacia una pared y al poco tiempo concilié el sueño.

El capitán pareció querer quitar importancia al hecho de que pasaríamos de nuevo la noche juntos, pero fue exagerado al decir que lo pasaríamos bien.

-Sí claro, ahora mismo saco las castañuelas para montar una fiesta, o si lo prefieres hacemos una fiesta del pijama –susurré lo suficientemente alto para que me oyera. –Solo espero que no me despiertes con tus desagradables y molestos ronquidos.

Entramos en aquel apestoso lugar y Dromp pidió una habitación. Para colmo, no tenían camas para humanos, así que el dueño le tendió algo de algodón a Dromp para que durmiera en él, como una mascota. La situación ya era bastante precaria, así que no dije nada, simplemente esperé para llegar a la habitación.

El capitán no tardó en acomodarse y dejar el algodón en cajón. Me sentía como una rata de cuento de hadas, capaz de dormir y habitar en cualquier pequeño rincón y a la que todo le parecería enorme.

Bajé de su hombro y me acomodé como pude en aquella parte blanda del cajón. El plan sería el de siempre, despertarnos pronto para evitar tener que pagar. Tras estas instrucciones, el capitán apagó la luz y la habitación quedó completamente en penumbra.

Iba a quedarme completamente dormida cuando recordé una cosa más. De mi mano brotó un fruto que partí de manera algo estruendosa debido a su dureza y comencé a beber de él. Casi se me olvidaba, no podía cometer este tipo de fallos.

Dormí del tirón como un tronco, y me desperté por unos golpes en la puerta.

-Señor, es la hora de pagar.

-¡Yargh Elizabeth! Despierte y prepárese -dije mientras me ponía el sombrero y las botas. -Me dejé el dinero en el barco mercante y ahora nos van a cobrar.

-¡Señor! Si no abre la puerta me veré en la obligación de abrirla.

Me puse nervioso, muy nervioso, así que actué de una manera un tanto precipitada sin pensar en las consecuencias.

-¡JODER!

Así que con mi brazo cyborg pegué un fuerte puñetazo a la pared de madera, destrozándola y dejando un fuerte boquete.

-¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Y mientras gritaba descontroladamente iba corriendo con los brazos en alto... la resaca me estaba sentando terriblemente mal.

Unos fuertes golpes hicieron que despertara de brinco. Me costó entender de qué se trataba, pero cuando escuché al gigante de la puerta diciendo algo de pagar lo comprendí todo.

Estaba claro que Dromp no pagará, y desde luego que yo no iba a correr con los gastos, aunque tampoco es que pudiera.

Pensé que la vía más rápida y eficaz era la ventana, pero al parecer el capitán tenía otros planes, o más bien carecía de ellos. Dio un fuerte golpe a la pared, que acabó con un gran boquete, y cruzó por el agujero gritando y con los brazos en alto

-¿Será imbécil? -dije para mí misma mientras salía rápidamente del cajón y utilizaba el Soru y el Geppou para alcanzarle.

Me situé a su lado mientras seguía corriendo e intenté hacerle entra en razón a gritos.

-¡Dromp! ¡Para de correr y salgamos de aquí, la puerta está a tu izquierda!

Esperaba que me hubiera escuchado y pudiéramos salir de allí sin más problemas.

Estaba cegado por los nervios, en un estado de frenesí imparable.

-¡NO PUEDO PARAR ELIZABETH! NUNCA HE PELEADO CONTRA UN GIGANTE.

¿Cómo era ser golpeado por un gigante? Debía ser bastante doloroso... no podía parar de pensar en la fuerza de un gigante. Pero mis piernas se pararon de golpe.

-¡AH! Estoy verdaderamente cansado... Elizabeth, tenemos que volver al barco mercante y escapar de aquí... me habría encantado quedarme, si soy sincero. Pero este no es mi lugar. No se vivir en este tipo de sociedad.

Pero algo me dijo que no me fuese tan pronto... tenía que pelear contra un gigante. Así que desenfundé mi espada y empecé a cargar energía espiritual, tras hacerlo lancé una poderosa onda cortante electrificada. Que mató con violencia a tres gigantes que venían corriendo hacia nuestra posición.

-¡Yargh! Tres pájaros de un tiro.

La huida no salió como esperaba, atraparon a Elizabeth y por raro que me pareciera no pudo escapar de las manos de aquel gigante.
A Elizabeth se le notaba dolorida por la presión que le estaría haciendo, y tras unas palabras del gigante vino el discurso de Elizabeth.

-¡Cállate estúpida bola de grasa! Ni siquiera sabes lo que haces, esto es un favor para mí. No tengo nada en esta vida, tan solo unos estúpidos compañeros de viaje que ni siquiera me caen bien, solo viajo con ellos con la esperanza de enriquecerme. Y el que peor me cae de todos y al que me gustaría ver muerto es a ese gigante, siempre complicándome la vida y jodiendo. Por mí como si me matas ahora mismo, adelante. Es más, si no lo haces ahora mismo haré uso de mi fruta para acabar con vosotros, en especial contigo, que eres el que está en contacto directo conmigo. Vamos, mátame y tú lárgate de mi vista

-¿¡Pero quien coño te has creído hablando así a tu CAPITÁN!? No me voy a marchar porque TÚ me lo digas ¡YARGH! Pardiez... ¡Y TÚ! -dije señalando al gigante. -¡VAS A MORIR!

Y con soru desaparecí y volví a aparecer delante de sus narices, le agarré de la mano y le partí la muñeca, el gigante se estremecía del dolor y aproveché su debilidad para agarrar a Elizabeth y dejarla en una zona más segura. Luego me lancé con violencia hacia él, lo tiré al suelo y le empecé a pegar golpes en la cabeza hasta que se la deformé y dejó de respirar.

-¡Elizabeth! No me voy a marchar, ni te voy a dejar aquí... ¡PORQUE ME DEBES LEALTAD! Yo te dejo vivir en MI barco, surcar el mar bajo MI bandera y tú me tienes que obedecer ¿te queda claro pedazo de escoria? ¡Yargh! Ahora vámonos de aquí.

Agarré a Elizabeth y sin avisar desaparecí con la técnica de ''Afeitar'' de aquella isla... estaba verdaderamente enfadado y le había hablado muy en serio, con un tono de voz que no solía ser propio de mi. Aún no entendía como alguien como Ella que me conoce tanto siga diciendo esas tonterías... ahora todos sus actos me pertenecían, de una manera directa o indirecta, pero me pertenecían... y no solo los suyos, sino los de toda mi tripulación.

Llegué a pensar realmente que mi vida acababa ahí, que Dromp se marcharía y me dejaría a merced de los gigantes, pero lo que no esperaba era que se mosqueara tanto por mis palabras. Al parecer no le importaba todo lo que había dicho, para él era más importante que acatase sus órdenes, quiera yo o no.

Antes de que pudiera darme cuenta, Dromp desapareció y apareció justo delante del otro gigante. Noté como su mano me apretaba con más fuerza, cumpliendo su amenaza de aplastarme si hacíamos algo extraño, pero antes de que pudiera herirme de gravedad el capitán le agarró por la muñeca y me arrebató de sus manos. Después, tras dejarme en un lugar algo alejado, volvió a dirigirse hacia al gigante para acabar con su vida mientras los demás huían de la escena a gran velocidad.

Cuando acabó con el gigante, Dromp me dejó claro que le debía lealtad, cosa en la que discrepábamos, pero no iba a llevarle la contraria. Me agarró de nuevo sin previo aviso y se largó de allí con Soru para dirigirnos la barco en el que habíamos llegado hasta allí.

Pensé en decirle que lo que había dicho antes no era verdad, que no quería verle muerto por norma general, pero no valía la pena, tampoco me importaba mucho lo que pensara, así que me quedé callada hasta que zarpamos esperando encontrarnos pronto con los nuestros.