[Reto] Elkilian VS crea-viudas

Un reino desértico muy avanzado dentro de Grand Line con una cultura muy peculiar.

Turnos: Elkilian, crea-viudas, elkilian, crea-viudas...

Moderaciones: Kaín, el brujo del Norte.


Reglas:
-Combate a K.O.
-En caso de empate ambos recibirán  700 exp.
-Si elkilian gana se lleva 1200 y crea-viudas 500.
-Si crea-viudas gana se lleva 1700.
-Mientras se avise al otro combatiente, no habrá límite de tiempo.
-Dos turnos saltados equivale a derrota.
-En caso de empate se valorará la caligrafía, rol escénico y bélico, uso del entorno, acciones cerradas y asumir daños.

Un saludo y a disfrutar.

ATT: Kaín, el brujo del Norte.

En una isla de nombre sin importancia, en una calle de tantas que hay en las ciudades, buscando la oscuridad y la soledad se encontraba un hombre encapuchado, aislado, callado, silencioso, rechazando cualquier contacto con el resto de gente.

Envuelto en su capa y sus ropajes desgarrados, se encontraba lo que en su día fue el Capitán Suspiro, un Marine respetable, conocido y respetado, e incluso temido por aquellos que se habían cruzado en su camino, pobre de aquel que no era camarada suyo.

Nada o poco quedaba de reconocible de lo que fue en lo que es ahora, muchos lo confundirían por un vagabundo, y por sus ropajes y su expresión corporal, evitaban cruzar palabra con él. Y eso era perfecto para Suspiro, puesto que era lo que quería.

Prefería la soledad, atormentado con los problemas que fueron parte de su historia, arraigados en él hasta el punto que tuvo que verse obligado a desaparecer del mapa con lo que quedaba de su flota, su querido barco, el Caleuche.

Al quedarse sin provisiones puso rumbo a la isla más cercana, y allí se encontraba, solo, desamparado, desprovisto de tripulación y camaradas.

Era una isla de verano, casi todo desierto, donde solo se podia sacar frescor de las sombras de las casas y palmeras.

Tenia la garganta seca, así que entré en un bar. Al entrar vi a un chico joven, de unos veintitantos años, si llegaba, de pelo plateado y vestido de verano, que estaba provocando al camarero.

Siempre había gente de ese tipo, buscando problemas allí donde fuesen, esa escoria que nos hace recordar a todos que aun hay una lucha por el bien y el mal, por lo correcto y por el descontrol.

Me senté en una mesa cercana a la puerta, de cara a la barra, viendo el espectáculo que ese payaso estaba montando. Hice un gesto a otro camarero que había por ahí, hizo un gesto con la cabeza y se marchó.