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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Lun 12 Mayo 2014 - 17:10}

Un panadero llega a Dark Dome, en un barco de alquiler. Es pequeño y feo, pero barato y fiable, y la tripulación que se lo alquiló parece competente. El viaje no ha tenido muchos contratiempos, si no se cuenta un intento de abordaje bastante torpe. El puerto es de piedra, aunque los paneles metálicos abundan sobre el suelo, en los muros, paredes, en todo en general. Luces de neón por todas partes, y sombra y oscuridad. "Ahora lo entiendo", piensa, mirando los altos rascacielos que no dejan ver el cielo. No es agradable un día sin sol, y no quiere pasar mucho tiempo en la isla, pero ha oído hablar de un gran repostero que habita Dark Dome, cuyos bollos encandilan a cada persona que pasa por ahí. "Aquí no saben disfrutar del sol, aún menos lo harán de la repostería... En fin, lo primero es encontrar un sitio para dormir y algo qué comer. Me muero de hambre".

Camina por un amplio bulevar, rodeado de gente trajeada, aunque no falta el que va vestido con bata de laboratorio o lleva ropajes peculiares. Alguna mujer desnuda, únicamente tapada con vendas en sus exuberancias, hombres con pantalones de cuero sin parche en los cachetes, cosas turbias en general. No sólo es una ciudad de la ciencia, sino una ciudad de depravación y vicio. Tal vez sí que hagan buenos pasteles. Camina despacio, con paso decidido y cargando su maleta sin rumbo definido, sólo buscando un hotel donde dejar sus cosas. Uno aparentemente lujoso, en la calle principal, parece un buen lugar para pasar el tiempo que esté allí. Paga una semana, deja sus cosas y se va. Disfrazado de panadero, nadie parece reconocerlo, pese a algunos carteles de Wanted que ha visto sobre él. Parece haber un pequeño restaurante de pasta a unos cien pasos, y se dirige hacia él.

Efectivamente, es un restaurante, pero no es de pasta. Parece dedicarse a comida extraña, más bien. Pastel de anguila con pasas, Nenúfares con ostras, Pollo al loto... Cosas que suenan tan sugerentes como repulsivas. Se sienta en una mesa y ojea la carta, más allá de las especialidades anunciadas fuera. A su lado, las especialidades suenan bien, aunque algunas cosas llaman su atención. El ejemplo más patente es la "Crotte de can au herbes", simplemente asqueroso. Sigue ojeando, y ve algo medianamente normal. Empanadillas de atún elefante, ventrescas con patatas gratinadas...

-¿Desea el señor algún menester?- Le dice un camarero, aparentemente menospreciándolo con la mirada. Los panaderos no parecen ser bienvenidos en restaurantes caros-. ¿O viene a solicitar trabajo?

Se saca la cartera, y va apilando billetes, uno a uno, hasta unos veinte centímetros de alto. Lo mira con desprecio a cada billete que saca, mientras el hombre parece arrepentirse de su insolencia. En silencio, recoge lentamente cada billete, y lo mete en la cartera, tomándose cada vez más parsimonia. El camarero parece desesperarse, pero el desprecio se desvaneció y disfruta verlo arrepentido por su mala educación. Cuando los ha guardado todos, deja a abultada cartera sobre la mesa, y tras unos segundos mirándola, habla.

-Ya que veo que no nos entendemos, vas a volver por donde apareciste, decirle a tu jefe qué me has dicho y pedir por favor que venga un camarero más respetuoso. O si no voy yo también a pedirlo de forma menos cortés.

Viene el segundo, aparentemente bastante más educado,y le pide una buena botella de ron añejo, una copa de vino del South Blue, y las ventrescas que leyó hace un momento. Mientras se las preparan, observa el restaurante. Es bonito, y rompe con la estética futurista del resto de la ciudad. Un oasis de tranquilidad en una ciudad agobiada. Qué tranquilidad se respira... "A ver con qué nos encontramos aquí".


Última edición por Señor Nat el Sáb 24 Mayo 2014 - 0:17, editado 1 vez


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Mar 13 Mayo 2014 - 5:12}

Los pasos del marine empezaron a avanzar sobre el suelo de aquella isla, tras de sí se podía ver el puerto y un enorme barco de la marina anclado, había algunos guardias vigilando en cubierta. Un total de unos cuarenta hombres, veinte de ellos habían salido a pasarlo bien en la isla pues no estaban de servicio. El castaño tampoco lo estaba pero de todas formas no conocía la palabra descanso, siempre iba de un lado a otro trabajando. Ahora había llegado a la isla futurista para hacer un informe sobre el nivel de delincuencia de esta. Llevaba una ropa poco habitual en él que no solía llevar mucho. Llevaba una camiseta negra de manga corta, un pantalón largo blanco y unas botas blancas. Sus vendajes iban con él como siempre. En sus hombros llevaba colocada la chaqueta de comodoro con bordados dorados en ella y el símbolo de la marina. Además llevaba varias medallas colgadas en este. No tenía los brazos de las mangas, simplemente lo llevaba colocado sobre los hombros y las mangas se ondeaban como el viento. Se podía ver claramente que era un alto rango de la marina.
 
Observaba detalladamente aquella isla sin cambiar su expresión, la gente le parecía ridícula simplemente. Muchos pasaban por su lado totalmente callados sin decirle nada pues era un marine y solían temer mucho a estos. Además podían ver que en su espalda por encima de la chaqueta llevaba una enorme funda negra de acero de la que sobresalía un mango gris. Se trataba de su enorme espadón, además llevaba escondido en un cinturón gris su arma, una beretta 92 y al otro lado su pistola de bengalas. Su escopeta recortada la había dejado en su camarote pues no veía necesario usarla en aquella ciudad. De repente una mujer se acercó despacio, su pelo era castaño y corto, sus ojos azules claros y parecía bastante guapa. Esta le miró a los ojos mientras trataba de disimular los nervios y le sonrió.
 
-          Perdone ¿le gustaría pasar un buen rato?
 
La mirada del marine debió asustarla pues tragó saliva nerviosa, el marine suspiró y metió la mano en su bolsillo derecho. La chica le observaba sin entender algo, avergonzada, ya que se veía que no le gustaba aquello comparada con muchas que parecían disfrutar con su trabajo. Tras unos segundos el comodoro sacó un buen número de billetes y tomó la mano de ella entregándoselos de forma calmada. La chica los cogió impresionada sin entender nada de nada, de repente la voz del marine salió de su boca en un tono calmado y tranquilo con cierta seriedad en sus palabras.
 
-          Ve a casa y trata de buscar trabajo, con eso tendrás unos siete meses para conseguirlo. Eres una chica guapa y pareces buena gente, no hagas esto, sabes que no quieres y ahora largo.
 
La mirada de la mujer era de un profundo agradecimiento, ella se pegó a él dándole un abrazo con algunas lágrimas y las gracias, después se largó corriendo de allí. El marine no se inmuto ni siquiera y continuó su camino por el lugar, de repente sus ojos pudieron ver un local. No tenía mucha hambre y no acostumbraba a comer en público pero sin pensárselo entró. Pudo ver un restaurante donde todos estaban calmados, un camarero se largaba de la mesa de un cliente y al rato venía otro, algo que no entendió. Tras unos instantes empezó a caminar hacia una de las mesas que allí había. Los camareros al verle con aquel uniforme militar de tan alto rango se le abalanzaron entre todos mientras se sentaba. Este observó que allí había más gente que estaba esperando y frunció el ceño mientras los miraba a todos al mismo tiempo.
 
-          No quiero ver a ningún camarero aquí hasta que atendáis a los demás, aquí preferencias ni una, no voy a dejaros propina.
 
Los camareros impresionados por la actitud del marine se giraron y fueron directos a atender a otras personas que esperaban, este tras aquello se cruzó de brazos tranquilamente mientras mantenía sus ojos cerrados y su haki activado. Era ya costumbre hacerlo aunque estuviera en sitios fuera de peligro, lo tenía tan avanzado que notaba muchas presencias por el lugar, cosa que le daba lo mismo realmente, solo se limitó a esperar a que los camareros atendieran a las personas que estaban antes.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Jue 15 Mayo 2014 - 1:24}

Entra por la puerta un hombre. Podría ser un hombre normal, pero lleva una chaqueta de la Marina y la cara medio vendada. Es un tipo siniestro. Se sienta tranquilamente en una mesa cercana y los camareros se le arremolinan. Parece un oficial, aunque frío como el hielo, los espanta, y los hombres que se arremolinaban alrededor de él vuelven a sus quéhaceres. Al poco llega el camarero que lo atendió, con la copa de vino, un vaso con hielo y la botella de ron. Saca su cuchillo de hueso del bolsillo y se pincha el dedo, concentrándose para no desvanecerlo, y derrama tres gotas de sangre sobre su copa. "La sangre viva está mucho mejor", piensa, mientras alza la copa y da pequeñas vueltas de muñeca, haciendo que el vino se revuelva con la sangre, hasta que las pequeñas pompas rojas se desvanecen en el líquido violáceo. Le da un sorbo y nota el sabor a cedro de las barricas típicas del sur, mezclado convenientemente con la uva fermentada y el toque vivaracho de la sangre humana. "Simplemente soberbio".

Mira otra vez al marine, y reflexiona sobre él. "Podría ser cualquiera, pero esas vendas...". piensa en todos los marines de alto rango que le suenan... hay bastantes, pero al fin y al cabo son cargos públicos. "No es Quimera, ni el viejo Black, aunque con esas vendas es difícil descubrir su identidad...". ¡Las vendas! Esa es la clave. El hombre que se ha sentado a sólo un par de mesas de distancia es Krauser, aunque no lo conoce por su estadía en la Marina, sino por su apodo, "El gran espada", un hombre temido a lo largo de los mares, y del que podría aprender muchas técnicas si accediera a enseñarle... "Pero mejor no". Ha venido a la ciudad en busca del famoso pastelero, y no le interesa enzarzarse en combates que destaparían ante la marina su identidad. Da otro sorbo, mientras el hombre adopta una posición más relajada, recostado sobre su silla, con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Parece un hombre tranquilo, aunque tiene fama de ser un asesino sanguinario y a sangre fría, que goza del asesinato y la batalla en todas sus formas. También dicen que le precede la niebla, ve el futuro y se alimenta de almas infantes, así que el panadero olvida las leyendas por un momento. Sólo es un hombre con el que sería mejor llevarse bien.

-Muchacho- Dice, señalando a un camarero, que se acerca rápidamente-. Llévale una copa de vino a ese hombre- El chico lo mira, observando detenidamente la gran espada que lleva el marine consigo-. Sí, ese hombre. Una copa como la mía... Bueno, mejor no, tiene cara de gustarle más el del East blue. Es más intenso, pero tiene menos regusto. No, no, mejor del North Blue, que es un vino frío, pega con él.

-¿Y no prefiere que le pregunte su preferencia?

-Me parece aceptable, pero luego ven y dime qué ha elegido.

Le llega su comida, caliente y con un aroma muy apetecible. El queso suave contrasta con el aroma intenso del atún. El brillo rojizo de la ventresca con un toque de limón le inspira recuerdos bastante buenos, de cuando aún no había entrado al templo Sentoki. Lleva casi 30 años sin tomar ventrescas de atún elefante. Cuánto tiempo hace ya... Se siente viejo cuando piensa en ello. Comienza a paladear pequeños bocados del animal mientras recuerda la última vez que las tomó. Era un día soleado. Hoy también sería un día soleado, si los rascacielos no los cubrieran.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Vie 23 Mayo 2014 - 4:51}

Los ojos del marine permanecían cerrados de forma calmada mientras se mantenía callado, habían pasado muchas cosas desde que había conseguido ser comodoro. Desde que era un simple recluta había entrenado mucho para hacer de la marine un lugar mejor, acabar con la corrupción y con los abusos de poder. Su objetivo era aspirar a almirante, pero si tenía suerte iría a por el puesto de almirante de la flota. Era una gran duda pues no se veía con la madera suficiente para llevar ese cargo, pero era la única forma de cambiar todo el sistema por el que se movían. De hecho, si todo continuaba como estaba, seguramente pediría el permiso para abandonar la marina y seguir su objetivo como cazador o mercenario de cusas justas. Todo esto solo pasaría si no conseguía cambiar el régimen por el que se movían en esos precisos instantes, solo podía escuchar cosas malas de la marina. Cosas como eran unos abusones o que la justicia en la que creían solo era una falsa y solo buscaban hacerse con el poder, la gente no se equivocaba, sin embargo el demonio de la niebla tenía sus propias ideologías y sabía lo que tenía que hacer.
 
De repente su estado de meditación fue interrumpido, pensaba que seguramente ya habían atendido a los demás y era su turno. Sus ojos se abrieron muy despacio mostrando así un color castaño oscuro y una mirada inexpresiva y muy calmada. Aquel hombre no le preguntó lo típico que se le preguntaba a la gente, naturalmente se preguntaba que deseaba tomar el cliente. Este le dijo cual era la clase de vino que le gustaba, eso hizo entrar en duda al marine, ¿Le había visto cara de alcohólico acaso? Pronto averiguaría aquella suposición que ahora viajaba por su mente, era como si algo no fuera bien. – dígame caballero, no he dicho que quisiera beber, puede que solo quiera comer ¿Por qué me pregunta sobre qué clase de vino deseo? – Preguntó el marine mientras se cruzaba de brazos, aquel tipo se quedó en blanco por la pregunta del marine, era un tipo muy astuto, pero de repente antes de que el camarero dijera nada, el marine le respondió. – No me gusta mucho el vino ni las bebidas de ese tipo, prefiero una botella de agua y un plato de arroz blanco con atún y sal, eso es todo, por el momento no deseo nada más, gracias.
 
Acto seguido aquel hombre se fue de allí, Krauser no se fijó a donde iba, cerró sus ojos de nuevo mientras activaba su haki de observación, le gustaba controlar la situación y últimamente lo dejaba activado mucho. Aquel sitio era curioso, pero no pudo evitar pedir un tazón de arroz con sal y atún. Era una de las comidas que más le gustaban de todas, principalmente todo lo que llevara arroz le gustaba. Tenía la ventaja de que si el arroz estaba bueno disfrutaría de su comida, sin embargo como estuviera pasado o tuviera algo raro, se llevarían una buena. Sus oídos estaban atentos a todo lo que podía pasar en aquella sala de restaurante, parecía estar todo calmado. Por una vez no tenía que liarse a espadazos a diestro y siniestro, era muy estresante ir eliminando gente pasara por donde pasara. Sus hombres ahora también estarían dándose un buen descanso, y bien merecido que lo tenían, ellos también hacían un buen trabajo. Seguramente ahora estarían con mujeres y emborrachándose por ahí, era algo que no le gustaba al comodoro, pero cuando estaban fuera de servicio, ellos eran libres de ir a donde quisieran mientras no la liaran mucho.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Sáb 24 Mayo 2014 - 0:16}

El camarero se acercó a la mesa, y le preguntó al marine qué vino prefería. No escuchaba qué se decían, pero el hombre parecía ofendido. El camarero fue hacia él y se lo explicó. El hombre era abstemio, o casi. En cualquier caso el marine había pedido únicamente arroz blanco con atún y sal, y agua. ¿Cómo un hombre podía ser tan espartano? Era algo incomprensible... Aunque había mucha gente que lo hacía. Él mismo había tenido una dieta similar cuando era Sentoki, pero en cuanto pudo se escaqueó de ella y comenzó a comer como un animal. Si no había cogido peso era por su riguroso entrenamiento diario. De todas formas le dijo al camarero que todo lo de esa cuenta corría por su cargo, y que le llevara un poco de limón, que daba un regusto agradable al atún.

Se quedó pensando en la pastelería que buscaba, y el tipo que ansiaba encontrar. Tal vez sería una invención de gente que no sabía disfrutar, o un panadero como el de Loguetown, que no sabía ni preparar bollos de canela. En fin... El hombre volvió a su actitud contemplativa, aunque con los ojos cerrados Nat sabía que estaba observando, de alguna manera. Tal vez por algún implante ciborg, o algún tipo de energía, algo como su armadura, pero del estilo de un radar. El marine lo intrigaba sobremanera. Podía ser un loco, un aventurero, un revolucionario infiltrado... Había muchas cosas de los marines bastante turbias, escabrosas cuanto menos. No sería la primera vez que un Marine le ordenaba matar a un compañero para ganarse un ascenso.

Se recostó sobre el asiento, mientras comía con pereza. El plato era bueno, pero monótono. No podría acabarlo sin sentir ganas de matar al chef, por inútil. No se podía hacer algo peor que una ventresca que alguien no fuera capaz de terminar. No lo comprendía. Pidió un segundo plato, exactamente lo mismo que el marine, pero gratinado con queso. Ambos platos salieron casi a la vez, y el panadero sonrió. Aquello olía a queso que echaba para atrás, pero cada bocado lo impulsaba a comer más. Era delicioso. Cuando hubo terminado, miró al marine de nuevo, a ver qué tal le iba.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Sáb 24 Mayo 2014 - 9:07}

El marine continuaba con los ojos cerrados, su nivel de concentración era increíble y tan solo permanecía callado y tranquilo. No tenía ninguna prisa por lo que no estaba ansioso ni nada parecido, pensaba quedarse allí un poco más de tiempo.  Pegó un silencioso y calmado suspiro mientras ahora se llevaba la mano a la frente, se quitó despacio la chaqueta blanca de comodoro. Cogió  dicha prenda con fuerza y la puso en la silla de al lado que pegaba a la pared para que nadie intentase nada. Quedó tan solo con la camiseta negra, estaba cansado de aquello, siempre de un lado para otro y acosado por la gente. Pensaba en los buenos tiempos donde tan solo era un recluta, un asesino no conocido y que la gente miraba con asco por su aspecto. Una persona odiada e insultada por la mayoría de las personas y ahora respetado y temido como un comodoro. No le hacía gracia, el mundo estaba lleno de hipócritas y de idiotas que tan solo se fijaban en su conveniencia y acusaban a otros sin tener ni puñetera idea. Era lo que la pasó al marine durante muchos años.
 
Quizás la fama y su enorme importancia dentro de la marina se lo debía a su mentor Karl. Él siempre le apoyó desde que estaban juntos en la brigada, de hecho Krauser se arrepintió de formar su propia brigada. Le hubiera gustado permanecer con su maestro en la disciplinaria, sin embargo debido a que este cayó en un profundo coma, Krauser debía ponerse las pilas y decidió formar su propia flota. Lo que no sabía es que iba a tener tanto éxito e iban a entrar tantos miembros. Cuando Karl despertó, ya no podía dejar su cargo y eso le molestó mucho, su líder estaba muy desaparecido, incluso ya le había superado en rango, estaba deseando poder hablar con él a solas de una vez. Lo consideraba un gran amigo y una gran persona, directamente lo que sentía el comodoro era soledad. No se acostumbraba a las personas y tan solo se alejaba cuando podía. Por esa misma razón estaba en esos momentos en un restaurante en una mesa apartado del resto. No podía estar con nadie ni mucho tiempo en compañía, se ponía nervioso y sentía la necesidad de aislarse de los demás y alejarse de ellos. No sabía a dónde dirigirse una vez acabara aquel pequeño permiso. Seguramente a alguna isla desierta a entrenar en solitario. Incluso en su estilo de lucha se aislaba del rival, usaba la niebla para esconderse y mataba desde las sombras. No entendía ni siquiera porque había formado una flota, nunca debió hacerlo.
 
Mientras reflexionaba internamente pudo notar como un sonido se realizaba en su mesa, le colocaron el plato de arroz junto a la botella de agua. Otro plato de arroz salió también, alguien había pedido lo mismo, pero este olía a queso. El marine llevo sus manos a la nuca empezando a quitar las vendas de su rostro muy despacio. La gente miraba esperando como cotillas para poder ver lo que el asesino ocultaba. Una vez se quitó las vendas, parecía un tipo normal, hasta que abrió la boca para empezar a comer. Sus dientes eran afilados como cuchillos, parecía que toda su boca se componía solo de colmillos afilados, no disponía de muelas ni de paletas, eran como los dientes de los Gyojines. Muchos quedaron de piedra, ahora entendían el apodo de demonio. El castaño seguía comiendo a lo suyo sin prestar atención a nadie, pegó un largo trago a su botella de agua y continuó a lo suyo de forma tranquila. El marine giró un momento el cuello, su mirada se cruzó con la de un tipo moreno. Los ojos chocaron con los ojos, en un hábil movimiento el marine desvió la trayectoria de sus ojos a otro sitio para después mirar al frente. “¿Qué diablos?” pensó Krauser mientras seguía comiendo hasta acabarse su plato. Una vez hubo acabado volvió a pegar un trago a la botella y pidió la cuenta.
 
El camarero le dijo que no hacía falta, esto enfadó al marine que enseguida dejó sobre la mesa el dinero, odiaba los peloteos y pensaba que era uno. El camarero al verlo le dijo que otra persona había pagado por él. El marine en ese momento no caía, no conocía a nadie de las personas de aquel bar. En ese momento volvió a desviar la mirada y se quedó observando al tipo con el que había cruzado miradas antes.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Sáb 24 Mayo 2014 - 11:45}

Parecía que no le iba mal. Disfrutaba con aquella comida, de forma serena y tranquila. Debajo de aquellas vendas era alguien normal, si se puede decir así, salvo por una peculiaridad. Todos sus dientes eran colmillos. El gran comodoro de la Marina sólo ocultaba unos dientes raros bajo sus vendajes, y tal vez alguna vergüenza del pasado. Se llevó la mano a la cicatriz, pensando "Algún día, cielo mío, algún día...", recordando su combate con una muchacha de cabello blanco y cuerpo esbelto, poseedora de una belleza antinatural. Había visto a aquella muchacha tres veces, y las tres habían combatido. Lucharon con honor y él salió derrotado las tres veces. Cada vez que se veían se querían un poco más, y se atacaban con más fiereza. Se habían hecho amigos, y Caspio sentía algo más. La conoció antes que Yun, y la volvió a ver después en sus otros dos combates. La promesa de la chica "Derrótame y te concederé un deseo" sonaba cada día en su mente, y la última vez, cuando se creía en su máximo potencial, haber sido vencido tan fácilmente, lo llevó a autoinflingirse aquella herida desde la sien hasta la mandíbula, y posteriormente a ocultarla bajo su cabello, así que podría entender si el hombre ocultara su rostro por vergüenzas del pasado, aunque no parecía muy disgustado con su dentición, y actuaba como una persona normal.

De repente, el hombre miró hacia él un segundo, y desvió la mirada, para seguir atacando el plato. En cuanto hubo acabado, pidió la cuenta, y pareció ofendido al ver que no le cobraban, mas sólo extrañado cuando le explicaron que se trataba de una invitación. El marine no tardó en buscar al responsable de aquello, girando la cabeza hacia todas partes, hasta que reparó en él. Se miraron un momento, y Nat sonrió y devolvió la vista a su copa de vino. La alzó y dio un sorbo, degustando cada pequeño matiz. Dejó la copa en la mesa y llamó al camarero, preguntándole la lista de postres. Tras una lista superlativa, llegó a ver algo sugerente: Bollo de canela con relleno de crema de vainilla. Era una combinación arriesgada, pero si la hacían bien sería delicioso. Pidió dos, uno de ellos para el hombre de la mesa de enfrente, y la cuenta de todo. Era increíblemente caro para la calidad de aquel local, pero podía permitírselo.

Llegó el bollo y dio un bocado. Increíblemente, era delicioso. No pudo evitar preguntar quién los hacía. La respuesta estaba en un panadero-pastelero, cuyo local se situaba a dos manzanas de allí. Le dedicó un saludo a Krauser y se marchó en busca del hombre en la dirección que le habían indicado. Era una ciudad muy caótica, pese a su limpia apariencia, y las calles apenas llevaban a ningún sitio. La marabunta de gente que avanzaba por las calles no hacía más sencillo moverse, y la mayor parte de las calles secundarias tenían un muro o alguna tapia, aunque finalmente logró llegar, tras una odisea, a aquel lugar que desprendía olor a ambrosía.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Dom 1 Jun 2014 - 12:14}

Krauser había localizado al tipo que le había invitado, sin duda era el hombre con el que había cruzado miradas antes. Su aspecto no parecía ser de un marine y tampoco pensaba que fuera un pirata, tenía apariencia de alguien más importante ya que su forma de vestir era bien elegante. Podía ser un noble ya que el dinero no parecía ser problema para él, la solución era algo que el demonio iba a averiguar. En seguida se giró y caminó hasta la silla donde había dejado su chaqueta blanca de alto mando, se la colocó en los hombros de forma calmada y empezó a caminar tras aquel hombre. De repente el camarero paró al gran espada. –Espere señor, se olvida del postre que le han pedido. –El marine observó al camarero con cara confusa, no entendía que diablos estaba pasando allí y resultaba que aquel hombre le estaba invitando a muchas cosas sin conocerle. No pensaba que estuviera colado por él o algo así, tampoco pensaba que fuera un hombre tratando de contratarle o algo parecido. –Tengo prisa así que rápido. –Le trajeron aquel bollo, el cual cogió de forma calmada para después salir por la puerta de aquel local.
 
Al salir comenzó a caminar por la multitud mientras observaba a su alrededor, pudo ver de lejos al sujeto y empezó a seguirle. Lo malo de aquella isla es que estaba llena de gente que iba de un lado a otro y le costaba mucho avanzar. Se llevó el bollo a la boca de forma tranquila mordiendo solo la mitad y empezando a comer, aquel hombre tenía un perfecto gusto para la comida, por lo que pensó que seguramente entendía algo de ella, pero sin embargo, para Krauser el arroz con sal y atún era insustituible. Continuaba su camino mientras saboreaba ahora la otra parte del bollo que le quedaba por probar y por comer, empezó a masticarlo de forma tranquila despedazándolo en cada movimiento. Sus poderosos y afilados dientes eran como cuchillas y podía usarlo con tal habilidad, que cualquier cosa que entrara en su boca, difícilmente saldría reconocible. Tragó aquel exquisito manjar mientras se relamía un poco ara después colocarse sus vendajes de nuevo ocultándola la nariz, la boca y parte del cuello. Su objetivo estaba claro que era hablar con el hombre que amablemente le había invitado. Esperaba que no fuese un peloteo por el rango.
 
La gente se le cruzaba una y otra vez y empezaba a resultar una sensación algo molesta, no le gustaba estar entre personas y ahora se sentía sumergido en ellas, era una sensación muy mala ya que no eran sus hombres ni conocidos y estaba muy pero que muy incomodo con aquel jaleo de gente. Por fin aquel tipo de pelo largo se paró en lo que parecía una panadería o una bollería, lo que si era cierto era que desprendía un olor bastante bueno. La gente empezó a echarse a un lado cuando Krauser tosió dando a entender que fueran más rápido, al ver su chaqueta blanca de alto cargo, la gente no dudó en apartarse rápidamente. Cosa que volvió a molestar al marine, no lo hizo por su rango, lo hizo como un ciudadano más, pero la gente miraba más su rango que otra cosa. Era uno de los motivos por los que no le gustaba ascender, pero era algo que debía hacer, debía llegar a almirante fuese como fuese. Tras esquivar a las masas de gente, se colocó detrás de aquel hombre que seguía. –Ha sido todo un detalle caballero, me gustaría saber cuál ha sido el motivo de su invitación, si es tan amable de decírmelo claro está.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Dom 1 Jun 2014 - 13:11}

Aquel olor era indescriptible. Caspio sabía que si estuviera ante las puertas del paraíso no olería mejor, y sin duda el lugar que en la muerte se reservaba para él olería peor. Ya desde la puerta se podía ver que era un lujo de lugar, con cartel y toldo, como las bollerías tradicionales, aunque tenía un toque futurista acorde con la ciudad, como los colores grises, negros y azules con algún matiz dorado. Seguramente aquella pastelería llevaría generaciones en aquel lugar, adaptando sólo lo imprescindible, manteniendo una inmortal tradición. Como un pastelero debía hacer, enseñar a sus hijos, educarlos y mostrarles sus posibilidades. Cada generación debía añadir su grano de arena a la tradición, y romperla por otro lado creando algo nuevo. Así era como las panaderías tradicionales se adaptaban.

Con una lágrima de emoción recorriendo su mejilla, entró en el chocante local, pudiendo ver imágenes de cuanto postre se pudiera realizar con algo de imaginación. Contó (o trató de contar) unas noventa especialidades de bollería. Noventa sólo especialidades que rotaban semanalmente para poder hacerlas todas, y luego estaban los encargos, las tartas de bodas, las gelatinas de mil sabores, flanes, galletas, y más. Se sentía casi avergonzado de sí mismo por no poder hacer cosas tan geniales. Se acercó al mostrador y observó atentamente cada pastelito. Todo tenía una pinta deliciosa, y el precio era mucho más razonable que el que le dieron en el restaurante.

De repente, clavó sus ojos en una sección. Los bollos tenían una pinta deliciosa, pero no parecían pasteles corrientes. No pudo evitar preguntarle a la dependienta, que sonrió con amabilidad.

-Son bollos salados- dijo alegremente-. Saben de forma similar a los demás, si no fuera porque en su interior hay comidas como salmón, queso, o algunos hasta con carne de cerdo. Así combinamos dos sabores opuestos y complementarios. Es delicioso- Sonrió con orgullo y soltó una fina risita.

Era una gran idea. La verdad era que nunca se lo había planteado, pero podía funcionar. Había doce sabores aquel día, y no pudo resistirse a comprar uno de cada. Le regalaron por la compra un par de bollos dulces, asegurando que eran deliciosos. Iba a darse la vuelta para salir cuando sonó una voz a su espalda.

–Ha sido todo un detalle caballero, me gustaría saber cuál ha sido el motivo de su invitación, si es tan amable de decírmelo claro está.

No necesitaba darse la vuelta para saber quién era. Krauser, el comodoro, estaba tras él. Tal vez le había parecido sospechosa aquella invitación, o quizá sentía mera curiosidad. En cualquier caso se dio la vuelta y miró a la cara al hombre de las vendas a la cara. Era más alto que él, y sin duda más imponente. La gran espada que había en su espalda lo demostraba. Caspio no podría blandir aquello sin sentirse torpe, y que aquel hombre la usara como arma decía mucho sobre sus habilidades.

-Era sólo un gesto entre caballeros. Invitar a una comida entre espadachines siempre ha sido una señal de amistad y de seguridad.

Al instante se arrepintió de haber dicho aquello. Iba vestido de panadero, y no llevaba sus armas encima, más que un cuchillo. El hombre podría pensar que lo estaba vacilando, o le decía algo porque sí, sólo intentando librarse de la bronce aquel estricto oficial. En cualquier caso Tenía una solución para salir airoso de aquel asunto.

-En principio iba a ser sólo una copa de vino, pero viendo que la rechazabas pensé que lo mejor sería invitarte sin tú saberlo- le tendió la mano-. Mi nombre es Caspio, aunque muchos me conocen como Nat, soy el último de los sentokis, el gran maestro del ken-nomai, y amante de la cocina.

No sabía por qué decía aquello, pero el marine le inspiraba confianza. Sabía que no diría a nadie su verdadero nombre, o por lo menos eso le dejaba entrever el rostro incorruptible del oficial.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Jue 19 Jun 2014 - 21:33}

Krauser observaba de forma calmada al tipo que ahora se hacía llamar Caspio pero que le apodaban Nat, no dudó un instante y estrechó su mano mientras le observaba a los ojos de forma inexpresiva. Aquel alto cargo estaba muy serio y al escuchar el motivo de la invitación suspiró de forma calmada hablándole ahora en su tono de voz habitual. –No me agrada el sabor del alcohol, siempre prefiero beber agua. –Dijo mientras bajaba la guardia de forma calmada, aquel tipo sin duda no era mala gente y en su mirada se notaba. Al parecer había comprado algo, había salido de una pastelería, ese tipo debía tener mucho dinero y algún gusto especial por la hostelería. Primero le había invitado en un restaurante y tras aquello se había ido a una pastelería cuando ya se había comido un bollo, Krauser era bastante listo, cosa de la que no le gustaba presumir pero su inteligencia a veces daba miedo. Aquel hombre mencionó que era bueno invitarse entre los espadachines, el marine se consideraba más un asesino que un espadachín ya que no tenía muy buen conocimiento de las artes de la espada, solo sabía destrozar puntos vitales y bloquear los ataques.

Pero lo normal al verle con aquel espadón, era pensar eso al fin y al cabo. Su mirada no se quitaba del chico llamado Caspio. En ese momento apareció un recluta, su pelo era rubio y sus ojos verdes, este iba vestido con traje y corbata. –Buenas, Contra-Almirante Krauser, no esperaba verle. –Dijo aquel chico de forma amable. De repente el marine se giró para saludarle mientras ponía cara de aburrimiento y una gota de sudor le caía por la frente. –Te he dicho que fuera de servicio llámame Krauser, a ver Tryu. No soy Contra-Almirante, aunque esos inútiles lo hayan decidido yo me niego, así que seguid llamándome comodoro o capitán. –Dijo este mientras le daba vía libre con la mano para que pudiera irse y divertirse, el marine asintió tal y como el alto rango le dijo y se fue. Krauser estaba hasta el gorro de los almirantes y por mucho rango que ellos quisieran ponerle, este se iba a negar y a no asumirlo. Era su forma de ver las cosas, no pensaba subir cuando había muchos reclutas dignos de ser sargentos o cabos y permanecían como reclutas solo por falta de acción y encima cobrando una miseria.

Aquello era una estupidez, tanto subir de rango para nada, solo se ganaba un chaleco nuevo y algo de respeto. Cosa que no le interesaba, por esa misma forma de pensar, tenía el respeto de muchísimos, incluidos altos cargos, pero sin duda muchos reclutas estaba de su lado por su forma de ser. Ahora se giró para mirar de nuevo a Caspio, no le iba a hacer el feo de irse sin nada más encima de que le había invitado. –Bueno señor Caspio, puede llamarme Krauser ya que estoy fuera de servicio y cuando este de servicio… –Hizo una pausa mientras se rascaba la ceja y volvía a responderle. –llámeme Krauser también. Ahora deje que sea yo el que le invite, a una partida de diana si es posible, conozco un buen sitio llamado La Jauria. Es un bar a unas dos manzanas de aquí, tiene la mejor sala de juegos de esta isla. –Sus palabras pese a ir en tono serio eran amables, era el tono que tenía de voz y no podía cambiarlo, solo esperaba no haberse llevado una mala impresión aquel tipo ante los rechazos de tango del marine, ahora quedaba escuchar su respuesta de una vez.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Sáb 21 Jun 2014 - 1:53}

"¿Le he dicho que me llaman Nat?", pensó Caspio tras unos instantes. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Si Krauser había mirado últimamente las listas de los buscados era muy probable que él se encontrara entre ellas después de su escapada por East Blue, cuando se había dado a conocer con una serie de asesinatos públicos. Se había dejado llevar demasiado por la ira, y había pasado aquello. Pero bueno, no siempre uno se puede controlar. Sin embargo el oficial no parecía recordar su cara, o al menos lo ocultaba muy bien. Si quería atraparlo seguramente tratara de tenderle algún tipo de trampa, aunque no parecía la clase de persona que jugara con el engaño.

Un recluta llegó y habló un momento con el gran Espada, que lo reprendió por tratarlo con su rango oficial. No parecía un hombre orgulloso de su rango, o por lo menos no del rango en que lo habían puesto, a pesar de ser un cargo bastante importante. Tal vez hubiera subido a él por méritos falsos, o por una recomendación que él no consideraba justa. Aquel tipo de hombres le gustaban, eran justos y austeros, realmente. Ya lo había demostrado en el restaurante, pero de nuevo lo hacía con las palabras que dirigía a su subordinado, que acabó marchándose con un tono entre alegría y temor. Debía de ser un buen líder, aunque temible cuando de servicio sus órdenes eran desobedecidas. Aquel tipo de personas eran las mejores que había en el mundo, gente que no dudaba en hacer lo debido para mantener la justicia triunfante.

-Bueno señor Caspio, puede llamarme Krauser ya que estoy fuera de servicio y cuando este de servicio… –Hizo una pausa mientras se rascaba la ceja y volvía a responderle–.Llámeme Krauser también. Ahora deje que sea yo el que le invite, a una partida de diana si es posible, conozco un buen sitio llamado La Jauria. Es un bar a unas dos manzanas de aquí, tiene la mejor sala de juegos de esta isla.

-Me parece lo mejor que podría hacer en una bella tarde como la de hoy, Krauser- Hizo una pausa, alegre de conocer finalmente que su pensamiento era acertado, y que realmente era el verdadero-. Siempre es buen momento para afinar puntería.

Esperó un momento, tranquilo y calmado, esperando que el marine lo guiara hacia aquel bar, y allí echar una tarde de risas y canciones con aquel hombre. Parecía bastante buena persona a pesar de su tono serio, y podría serle útil tener cerca un marine como amigo en el futuro.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Sáb 19 Jul 2014 - 7:09}

Aquel hombre había aceptado la propuesta del asesino del espadón. Le había caído bastante bien y siempre era bueno tener algún que otro colega. Ahora le hizo un gesto para que le siguiera y comenzó a caminar. Sus pensamientos iban centrados en su trabajo, en lo que planeaba conseguir. El bien de la marina, algo que muchos consideraban imposible y algo que sin duda él iba a tratar de conseguir. Sus pisadas eran tranquilas pues no tenía prisa, el castaño se consideraba una de las bocas esperanzas de los ciudadanos. Contaba también con más marines como podía ser Minato Kazuo, el cual tenía un sentido de la justicia increíble, pero aún le faltaba mucho por aprender. De Karl también se fiaba, pero teniendo en cuenta las normas de la brigada disciplinaria, no le quedaba muy claro el sentido de justicia que la Quimera pudiera tener. De modo que ahora solo estaban él y su brigada especial llamada “La Élite”.

En esos momentos iba pensando en que estaría pasando con sus hombres, pensaba también en cómo le iría todo a Minako, la escuchó decir algo del reino de Lvneel y algo de su bar favorito en un par de días. Por lo que estaba claro que iría seguramente allí. Los bares a él no le gustaban mucho, pero al que iban tenía algunas maquinas que todos adoraban y el ambiente no era tan malo como en otros bares. Le había gustado bastante el arroz, era una de sus comidas favoritas e iba bastante lleno y muy tranquilo, esperaba que su acompañante no se cansara de caminar pues dos manzanas no son moco de pavo. Al parecer la gente estaba calmada y no había follones ni nada parecido, sin duda alguna estaba siendo una buena noche. Por fin pudo divisar su objetivo. Un enorme cartel de color negro con letras rojas que ponía “La Jauría” sin duda alguna era el lugar que estaba buscando. Se dirigió a la entrada con el chico a su lado y encaró a los dos gorilas que vigilaban quién entraba y quién salía.

- Roko, Tranquer. Vengo con un colega, la sala de siempre.

Ambos gorilas, los cuales iban vestidos con un traje negro y corbata roja asintieron. Abrieron las puertas dejándoles pasar tranquilamente. Al parecer ya había confianza con el marine, se llevaban bien con él. Nada más entrar, el marine condujo a su acompañante a una sala retirada donde había una mesa con cuatro sillas, aunque hoy solo las ocuparían dos. En frente una diana algo curiosa, en lugar de dardos debían tirarse cuchillos, por eso mismo le gustaba el lugar al asesino. A los lados también había varios juegos de tiro y alguna bolera suelta por ahí también había. Lo primero que hizo el marine fue tomar asiento cogiendo uno de los cuchillos que allí había. La seguridad era fundamental y había hombres trajeados y armados, aunque sus armas eran inofensivas pues disparaban tranquilizantes. Le ofreció asiento a su acompañante mientras le observaba.

- Bienvenido Caspio, este es el mejor sitio que conozco de por aquí. Siéntete libre de liarte a cuchillazos con la diana o lo que se te antoje colega.

Un camarero llegó enseguida, un chico joven de unos diecinueve años, de traje blanco y corbata negra, unos mocasines y el pelo rubio cogido por una cola. Este les preguntó por la bebida, a lo que el marine le pidió como siempre un simple vaso de agua y un tazón de arroz con sal, adoraba el arroz. Ahora el chico se quedó mirando a Caspio pendiente de su respuesta. Para así traerlo todo.
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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Vie 15 Ago 2014 - 19:40}

Tras aceptar la invitación del gran espada, éste lo guió por un revoltijo de calles hasta un local que, al parecer,  se llamaba la jauría. "No me libro del lobo ni intentándolo", pensó Nat, recordando con media sonrisa la brutalidad de los juegos de Drake mientras entrenaban juntos, y la primera vez que se encontraron, en Shoko. Chiquita paliza le había pegado aquel día, pero bueno, ya estaba casi olvidada... Salvo por la herida en forma de cruz que aquel primer golpe le había dejado en el hombro. Pero no podía culparlo, era un combate y aquello le había enseñado que fuera del Sentoki-tado había gente muy poderosa rondando, acechando y dispuesta a atacarlo. Pero se estaba haciendo bastante más fuerte, y sabía que podría derrotarlo algún día.

Acompañó al Marine al interior, donde les prepararon una sala para ellos, con diana y cuchillos de lanzar. "Cuchillos... No podía esperar menos del demonio". Aquel hombre era muy extraño, y le daban ganas de conocerlo, aunque su tono era hosco en ocasiones, pero se notaba que en su interior latía un gran corazón. O algo parecido... En los labios del gran espada, ocultos bajo una maraña de vendas, no había rastros de mentira en ellos, y se sabía en su mirada que la concepción de justicia pura aún estaba en su corazón. Poco tardaría aquel hombre en ver lo equivocado que estaba, y cuando lo hiciera sería un gran aliado, pero era mejor dejar las cosas seguir su curso.

-Creo que es hora de que me vaya- dijo, mientras agarraba un cuchillo y lo lanzaba contra la diana-. Dieciocho puntos, creo que aún puedes ganar.

Se dirigió a la salida, no sin antes despedirse más cortésmente del marine. Se dirigió hacia el puerto, ya no tenía nada más que hacer en la ciudad, sólo preguntarse adónde lo llevaría su siguiente viaje, y si se encontraría con alguien interesante por ahí. Tal vez alguien a quien matar, o con quien compartir una noche de pasión. Quién podría saberlo, aquel día había terminado y la noche no tardaría en llegar.


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Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) Empty Re: Comiendo en la mesa de al lado al Demonio de la niebla [Privado, pasado] (Señor Nat, Krauser) {Dom 17 Ago 2014 - 23:05}

Al parecer no iban a tener aquella ocasión de jugar a los cuchillos voladores, él dijo que tenía que irse ya, lo último que hizo fue lanzar un cuchillo un marcar dieciocho puntos. Era una pena que tuviera que irse ya, en ese momento el demonio se quedó allí sentado. No tardaron mucho en traerle su botella de agua y su arroz, tranquilamente se quitó las vendas suspirando y empezó a comer de forma tranquila, era muy extraño, aquel tipo le dijo que iría con él y ahora se había largado nada más entrar. Este no tardó mucho en beberse la botella de agua y comerse el arroz, le había dado igual hacerlo allí solo, no tenía nada que hacer. Seguramente ahora volvería al barco, sus hombres ya debían de estar volviendo, los conocía bien y sabía que no eran demasiado fiesteros, solo lo justo. Por eso mismo fue seleccionándolos despacio y aprovechando la forma de ser de cada uno, incluso valoró mejor el comportamiento que la fuerza o la habilidad. Debía irse ya, levantó la mano para que le atendiera el camarero y le pidió la cuenta, este no tardó mucho en traérsela y fue cuando el demonio de la niebla metió la mano en el bolsillo y le pagaba lo que le debía.

Acto seguido se levantó mientras recogía su chaqueta blanca echándosela al hombro. Miró a la salida por donde se había ido Caspio y en ese momento sonrió de lado tomando uno de los cuchillos. Para un asesino como él, aquello no tenía mucha dificultad, simplemente se quedó mirando la diana para después girarse. No miró, solo lanzó el cuchillo hacia atrás mientras sonaba la maquina marcando dieciocho puntos al igual que el otro hombre. Sonrió de lado ante eso, no iba a esforzarse si no era una partida justa. Al poco tiempo salió de aquel lugar y volvió a la calle, ojeó a su alrededor a las distintas personas pasando y tras un suspiro comenzó a caminar rumbo al barco. Por el camino se encontró a varios de sus hombres que comenzaron a seguirle tranquilamente saludándole. La gente se apartaba ante la potente presencia del marine de alto rango y sus hombres, de todas formas ellos ignoraban esto y se pusieron a hablar de sus cosas con una calma muy tranquila, había bastante buen rollo entre ellos y eso se podía notar a simple vista.

No tardaron mucho en llegar al barco y empezaron a subir, se pasaron unos minutos allí en la cubierta y empezaron a contar. El marine de las vendas pasó lista con su pequeña libreta de referencias, al parecer estaban todos y no faltaba ninguno, era la señal perfecta. Ahora suspiró de nuevo mientras guardaba la libreta y ordenaba poner rumbo al Este, sus pasos empezaron a llevarle al interior del barco. Allí pasó por la cocina pero solo para ver quién había, ya que estaba totalmente lleno por el arroz que se había comido en los dos locales. Investigó un poco mejor las siguientes salas con su haki de observación activado asegurándose de que nada fuese mal, después de aquello lo desactivó y comenzó a caminar hacia su camarote. Tardó apenas veinte segundos en llegar, después entró en este a ritmo tranquilo y dejó la chaqueta blanca de su rango y su enorme arma en un rincón del suelo, se tiró a la cama cansado y entrecerró los ojos despacio. Ese tipo que había conocido era muy curioso y se había quedado con ganas de preguntarle algunas cosas, sin embargo se fue demasiado rápido, ahora tocaba descansar y esperar al siguiente día.
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