Ecos de un conejillo de indias (En proceso)

Era ya noche cerrada y yo seguía caminando por las calles de una isla cualquiera en un mar cualquiera, ya había estado en tantos lugares que no le daba mucha importancia a mi destino ni a el nombre. Caminaba en las calles vacías de gente a excepción de algún otro borracho o de alguna persona que volvía del trabajo.

Hoy era un día interesante, hoy hace 3 años que escapé del laboratorio y me despedí de Ink, por lo cual estaba algo nostálgico y triste, mi mente estaba llena de recuerdos sobre todo ese tiempo que pasamos en el laboratorio de Anti-void, todos los dolorosos experimentos, todo el dolor... En fín, lo mejor sería no pensar en ello y continuar adelante, si Ink está siendo fuerte donde quiera que esté yo también lo tengo que ser.

Proseguí mi camino hasta llegar al centro de carteles de ''Se busca'', el cual era un edificio bastante pequeño con un techo azul y las paredes en blanco. En la entrada estaba un cartel, el cual tenía todos los carteles y un pequeño aviso en un lado. '' Antes de empezar la búsqueda de su objetivo indíqueselo al encargado, un placer.'' Vaya, parece que hoy no era mi dia de suerte pues la caseta estaba cerrada hasta la mañana. Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón corto y continué mi paseo nocturno hasta que me entrara sueño o hasta que amaneciera, lo que ocurriera antes.

No tardé mucho en ser asaltado por un hombre misterioso, tenía un sombrero blanco y tenía el pelo largo recogido por una coleta, la oscuridad de la noche me impedía ver mas de el. Se lanzó a por mi de un gran sprint y yo estaba preparado para interceptarlo cuando un ruido rompió la serenidad de la noche, un disparo. El hombre me salvó, no se si intencionadamente o fué pura casualidad, lo único que sé es que el estaba muerto con un agujero de bala en su cabeza y yo estaba vivo. Corrí para esconderme girando la esquina de la calle y poco después el silencio y los aullidos de perros callejeros volvieron a apoderarse de la noche, como si nada hubiera ocurrido. ''¡¿Qué narices ha sido eso?!'' Era la pregunta que se repetía una y otra vez en mi cabeza. Decidí observar la calle por la que iba andando, para comprobar si la persona que me disparó seguía ahí, cosa que no ocurrió.

La luz de un nuevo día iluminaba las calles del lugar lo que dió la señal para empezar la vida normal a la gente de a pie que vive aquí. Los comercios comenzaban a abrir sus puertas, las tabernas a preparar las cafeteras... Parece que nadie se percató de que ayer hubo un asesinato. Yo me quedé dormido en la calle, no podía más con mi alma y me sentía demasiado inseguro para volver a salir a la calle y buscar una posada. La luz del sol rozó mi cara, despertándome suavemente. ''Uff... que mal rato'' Fué lo primero que pensé al despertar, justo después de levantarme y limpiarme el polvo me dirigí de vuelta a la oficina de ''Se busca'', tardé poco ya que no estaba demasiado lejos.

Mientras iba caminando pude ver algunos niños corriendo a su bola, como si nada del mundo les importase... Aún recuerdo cuando era como ellos... También pude ver algunas mujeres hablando, algunas tiendas que estaban abiertas y anunciando sus productos, nada extraño al fin y al cabo. Llegué al sitio y había varias personas, aunque la mayoría solo era gente con crímenes por robos menores hasta que mi mirada se dirigió a la parte más alta del tablón. Un escalofrío me recorrió la columna cuando miré un rostro conocido... Un fantasma que me hubiera gustado olvidar. Era la cara del científico encargado de la fusión de akumas y estaba en busca y captura por experimentos inmorales. ''¿Que hace este aqui?...'' Se le veía bastante parecido a hace unos años, parece que envejeció bien. Cerré el puño y con furia contenida fuí a preguntárselo al señor de la caseta.

El señor era un hombre de pelo corto con un uniforme y una gorra azul, parecía alguien serio y cuando pregunté me dijo.

-Nadie sabe nada de la procedencia del científico, solo se sabe que reside en una casa abandonada al este de aquí, nadie se atreve a entrar por lo que puedan encontrarse dentro, pero eres libre de intentarlo.

Me lancé decidido a encontrarle, atraparle y preguntarle todas mis dudas, quien mandó este experimento, por qué lo hizo y cuantos hemos sufrido este destino. Caminé entre la multitud, pero con una actitud mas enfurecida de lo normal, no podía creer que una isla alejada de la mano de Dios estuviera un ser de mi pasado en anti-void.

Tras un rato de caminata incesante bajo el sol de la mañana llegué a la casa abandonada, estaba llena de moho y telas de araña colgadas en cada rincón, era la típica casa de las que los niños huirían en hallowen, tenía los ladrillos a la vista, estaba en pésimas condiciones. Entré lentamente, fijándome en cada rincón por si había trampas o cámaras de seguridad y si había puedo asegurar que no las ví por ningún lado.

Me adentré en la casa y pude ver una puerta que daba al sótano, bueno, quien dice puerta dice agujero en la pared con forma de puerta, pero bueno. Me adentré por el agujero y llegué a una planta inferior la cual era una habitación mal oliente, llena de porquería y tierra en el suelo. No había nada que llamara la atención a primera vista pero al fijarme mejor en el suelo vi un bulto que sobresalía del mismo, podría ser un animal muerto, basura, o vete tu a saber que, pero decidí ver que era. Cuando lo agarré mis manos pasaron por debajo del bulto, desplazando la tierra que ahí había y dejando lo restante rígido. Tiré del misterioso bulto y lo que me encontré no tenía nombre, ¡resultó ser una puerta oculta! O al menos eso parecía, porque no se veía nada mas que oscuridad.

Me enganché con mis cables a la parte de fuera y comencé a descender poco a poco hasta tocar suelo, lo cual ocurrió en poco tiempo así que no era demasiado grande. El lugar estaba sumido por la mas profunda oscuridad y no se veía casi nada. Mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse y por fín pude ver un poco lo que me rodeaba. Era un pasillo recto, largo y bastante cuidado. Continué andando con cuidado por si había alguna trampa, es decir, era un científico brillante el que habitaba ahí.