[Preficha] Diamond Buffalo

Capítulo I: Embistiendo la herencia

Resonando cual orquesta, rayos y centellas azotaban los cielos, siendo acompañados por relámpagos que, encargados de la iluminación de tan grotesco espectáculo, intentaban lucirse ante los vastos cielos cubiertos por oscuras y profundas nubes durante aquella noche de tormenta. Un lugar perdido en el mundo, un bote luchando contra el oleaje agitado y una madre soltando su último aliento durante un parto lleno de complicaciones.
Todo era el mero preludio del nacimiento de Mizaistom, hijo de piratas novatos, destinado a delinquir, destinado a contrariar las leyes del mundo; nació con un propósito establecido por sangre del cual más tarde renegaría sin motivación mayor a ir en contra de lo que esperaban...
No pisó tierra sino hasta los cuatro años de edad. Fue criado por piratas pero su mentor era un esclavo originario de Ohara, siendo afortunado hasta cierto punto, pues de lo contrario, probablemente hubiese acabado siendo casi tan estúpido como su padre.
Durante sus años posteriores, escuchó historias de mal gusto sobre su madre que un joven de su edad no debía conocer; las detestaba, pero ocultaba su malestar ante una fachada imperturbable. Ella era una prostituta barata que pasó por todos los hombres de la tripulación que le vio crecer, pero que solo fue bendecida por la semilla del más fuerte entre ellos, que al fin y al cabo, el tiempo solo destacaría su debilidad y buena fortuna para escapar de hombres dotados por fama y verdadera fuerza.

Llegó el día en que tuvo que hablar con su padre acerca de su futuro. El joven ya de doce años era bastante maduro para su edad, y ocultando su verdadero propósito, planteó una idea a quien se alzaba como líder como algo realmente astuto e innovador.
Volverse parte de la marina fue lo propuesto, para así entrenarse de una forma que delincuentes como ellos eran incapaces, y llegado el momento, cuando todos menos los esperasen, traicionarlos desde adentro en pos de volver a las fuerzas piratas con un empuje mucho más grande que el anhelado... La poca capacidad de su padre o su exceso de confianza, le impidió ver las verdaderas y siniestras intenciones de su hijo, por lo que le dejaron en una deteriorada barca cerca de Loguetown, siendo este el comienzo de una traición familiar sin casi precedentes.

No hubo complicaciones para ser reclutado por la marina. El muchacho se mostró como un huérfano cuyos padres habían muerto a manos de piratas, y el solo desdén que él sentía para con su estirpe, era suficiente para que sus intenciones o sed de venganza se mostrasen genuinas.
Mizaistom mostró aptitudes varias durante sus años de entrenamiento. Creció con fuerza e ímpetu, alejado de las bárbaras costumbres de los piratas. Tenía un empuje superior al de cualquier hombre normal siendo tan solo un adolescente, y esto iría creciendo más y más, conforme su edad fue aumentando con el tiempo.

Al convertirse en un recluta tuvo que hacer trabajos forzosos como cualquier otro. Limpiaba los cuarteles, cavaba fosas, alimentaba a los prisioneros y demás. Si bien estaba agradecido por no ser un ser mediocre e inferior como su padre, sentía algo de molestia en su interior por tener que hacer los trabajos que en su barco solo lo hacían los esclavos; era el comienzo que imaginó de todas formas, y no podía escapar de él a esas alturas.
Finalmente pudo hacerse respetar entre las filas de la ley. A puño limpio demostró ser un recurso valioso que sus superiores anhelaban pulir, por lo que fue incluido en varias tripulaciones para cumplir misiones simples pero no por ello menos importantes.
Durante sus travesías por los diversos mares, acabó con la fama de varios piratas. Muchos de ellos acabaron siendo prisioneros y muchos otros, murieron bajo la embestida de sus propios puños; buscaba ya a esas alturas encontrar la tripulación de su progenitor, para así enfrentarse a él e incumplir una promesa que jamás pretendió honrar.

Veintitantos años y aún no destacaba tanto como prometía al principio. Su objetivo primordial comenzaba a convertirse en obsesión y esto se volvió una contrariedad para su futuro. Sus superiores notaban dicha obsesión, sin conocer los detalles de la misma. Acabar con la tripulación de su padre era el obstáculo principal que le impedía dar el siguiente paso y todos asumían que Mizaistom era un recluta más que acabaría en aquel el resto de su vida.
Los viajes alrededor del mundo ya no le brindaban experiencia. No se interesaba en aprender o mejorar, sino en cumplir con sus misiones al pie de la letra lo más pronto posible, en pos de comenzar una nueva que acabara siendo la única que él deseaba cumplir.
Casi sobre el fin de año, una misión de reconocimiento fue el punto de quiebre en su historia. Una isla selvática cuyo nombre ya ni recuerda, le ubicó prácticamente a la cabeza de un enfrentamiento con aquellos que le vieron crecer.
Luego de más de diez años, las miradas de padre e hijo se volvieron a cruzar en el campo de batalla. Ninguno de los dos esbozó una sola palabra, y ambos se zambulleron en un combate que les dejó malheridos, obligando a ambas tripulaciones a retroceder temporalmente.

Una caverna a varios kilómetros de su embarcación fue el puesto de comando que la marina decidió tomar. Algunos se preguntaban porque, luego de tanto tiempo, Mizaistom retomó el fuego que le había hecho avanzar tan rápidamente durante sus primeros años, pero nadie dijo nada y el transcurso de la misión mantuvo su curso.
Luego de un par de días sin enfrentamientos, ya recuperado, Mizaistom retomó su labor a la hora del reconocimiento. Esto le llevó en resumen a encontrar al diablo, abriendo un nuevo camino en su historia, un camino que de base le permitió cerrar aquel capítulo que ansiaba tanto concluir...

El desenlace de su batalla puso en duda su capacidad como recluta, alejándolo de las misiones que hasta el momento estaba cumpliendo y dejándolo como un marine solitario disponible para ser reclutado por tripulaciones más complejas. Sobornos varios lograron que el asesinato de aquel hombre no fuera cuestionado, y la relación entre ellos permaneció oculta en su cabeza; la corrupción entre agentes de la ley era un arma útil de la cual no había que abusar demasiado.
La tripulación de su padre fue en parte ejecutada y en parte aprisionada. Mizaistom no sintió pena por ninguno de ellos, y mucho menos remordimientos por lo sucedido.

Su destino ahora era incierto, pero ya no sentía el peso de aquella promesa que a sí mismo se había hecho. Ahora nuevamente podía avanzar como tiempo atrás lo hizo, pero debía asegurarse de encontrar un objetivo que le fuera adecuado... No podía actuar sin una razón, pues el empuje de un sueño era sumamente importante para él.

Con el tiempo, Mizaistom se dio cuenta que las crueldades de los piratas eran algo que debía acabarse. Descubrió que su mayor anhelo era sembrar temor por todos los mares, por lo que su nombre debía ganar renombre en la marina y el mundo; su fortuito acceso a una fruta del diablo sería de gran ayuda para su camino.

Todo tenía un comienzo y un final. Sus sueños tendrían varios capítulos, y estos pocos eran tan solo el prólogo de su historia...