[Equipo 1, Revolución] Equipo "Sin Revos"

Típico discurso aburrido, pero no había ido del todo mal. La leyenda de aquel hombre no era una falsa. Jin al fin había visto con sus propios ojos al famoso y oculto líder de la rebelión. Las ganas de saltar sobre él habían sido inmensas, pero decidió mantener el tipo debido a la inmensa cantidad de personas que había allí reunidas. Tenía que centrarse en su objetivo. No podía permitirse caer en ambiciones tan tempranas. Lo primero sería ocultar el poder de su fruta y por ello debía inventar algo coherente. El truco de haberse cargado a Vader y haber comido su fruta no funcionaría una segunda vez, por lo que por el momento se dedicaría a usar sus armas de filo. Aunque la idea del hombre ignifugo no se le iba de la cabeza, sí, tal vez usaba algo así. Podía emplear el fuego haciéndolo pasar por técnicas de energía.

En esos momentos se hallaba en aquella isla, en la cual estaba la entrada prohibida por los extraños sin una invitación, o eso había escuchado. Se dio cuenta de que cerca de su posición había dos extrañas personas (Caín y Liv). Una parecía ser un hombre algo siniestro, mientras que la otra persona era una chica vestida con una armadura. Sabía que iba a tener que colaborar con gente para que todo saliera bien, estúpidas normas sociales. Había tomado la apariencia de aquel cazador asesinado, por lo que tenía el cabello dividido en dos colores. La parte de delante era rojiza, mientras que la de atrás era marrón. Llevaba cogida una trenza y poseía unos ojos de color rojo. Iba totalmente de blanco, con una chaqueta y un pantalón largo. En sus pies llevaba unas botas. A la espalda poseía dos fundas en forma de “L”, pero algo más curvada la zona baja. Una persona medianamente lista sabría que eran guadañas. Sabiendo cuales eran sus objetivos, tendría que decidirse por una de las opciones. Lo primero sería establecer contacto con las personas que iban a ir junto a él o tal vez cada uno saldría por un lado. Hacía mucho que no formaba parte de la rebelión.

- En fin, compañeros. – Nunca creyó volver a decir aquella palabra. – Mi nombre es Crowley. Me gusta hacer las cosas rápido y eficientes, por lo que empezaré a caminar en línea recta. No sé si os gusta actuar solos o colaborando, pero sea como sea, no me comeré a nadie que decida ir junto a mí. “Por el momento” – Pensó para sí mismo.

El pelirrojo entonces con su mantra activado (Como tenía de forma pasiva) empezó a caminar. Su primer objetivo sería detectar mediante su haki las posibles presencias de la isla. Si alguno de ellos iba con él se aseguraría de tenerlos a la vista. No era que no se fiase, allí el cabrón era él, pero si algún salvaje trataba de matar a alguien, podría estar atento para ayudarlos. Los sacrificios que uno tenía que hacer… De todas formas, Jin Surfer era un espía profesional y haría bien las cosas hasta el final. Si tenía que ayudar a aquellas personas así sería. De todas formas… ¿Habían ordenado que los enemigos debían ser capturados? Una sonrisa siniestra se formó en su rostro. Al menos tenía gente a la que matar. Sacó su guadaña Traintor, la cual era blanca como la nieve y la hoja estaba hecha de kairouseki. Iría con ella en la mano para cortar el bambú o árboles que estorbasen en caso de tener que corres tras alguien. Portaba una mochila negra con los víveres que les habían dado. Por su cuenta también llevaba su comunicador, un pequeño cuchillo de cocina y un cojín. Por supuesto, a Jin no le iba el rollo de dormir con la cabeza en una piedra ¿Y si el saco que les dieron no tenía almohada? No pensaba arriesgarse a ello. Tenía fuerza suficiente como para cargar todo, por lo que no había problema alguno.

- ¿Hay algo que deba saber de vosotros? – Preguntaría si habían decidido ir con él hacia el interior de la isla. No le haría gracia que alguno poseyera alguna enfermedad rara y se pusiera a vomitar queso allí mismo, por ejemplo.

La infiltración había sido un éxito, me encontraba entre las filas de la revolución y de forma distinta a como hacía el Gobierno, se presentó el Líder de la Revolución, enmascarado y silencioso. El cual sufría algún tipo de problema en una de las piernas pues tenía una cojera.

-¿Crees que le habrán dado algún flechazo en la rodilla? – me preguntó Trece.

-Calla – le respondí en un susurro y aguantando la sonrisa por el comentario.

Entonces el hombre comenzó a dar un discurso para subir la moral a las tropas, así como para informar de la realización de misiones en pos de la revolución. La misión que se me había encargado junto a otros dos compañeros sería en Pancu Island. La misión consistiría en la liberación de una tribu de las criaturas del lugar, para después crear un puesto avanzado para la revolución.

-Sabiendo ahora esto, quizás deberías haber traído un caracol de esos para interceptar transmisiones – dijo Trece al ver la misión que teníamos y a lo que respondí un asentimiento con la cabeza.

El viaje en barco fue rápido, dejándonos en la isla con unas cuantas provisiones y alguna cosa que otra más. Uno de los que me acompañarían en la misión se presentó como Crowley, se le veía entusiasmado por empezar y propuso un plan de lo más sencillo, ir en línea recta. No sabía cuan factible era que nos encontrásemos con lo que buscábamos si lo hacíamos, pero posiblemente fuese la mejor opción en este momento dado que no teníamos ninguna información a parte de la misión.

-Soy Hvit Livet, y no hay nada especial que deba deciros, me limito a hacer lo que se me manda lo mejor que pueda – le respondí al chico siguiéndolo.

resumen:

Spoiler:

Se la habían liado. Una vieja amiga había conseguido que accediera, de algún modo, a estar en esa situación. Era cierto que había contestado que le "interesaba" la organización, pero en el sentido de poder sacar algo en limpio de ella, aunque fuera mediante el intercambio de favores, no en el de entrar a formar parte de ella. No obstante, no parecía ser el momento adecuado para echarse atrás. Él, y el resto de presentes, tenían delante al supuestamente mismísimo líder de la armada revolucionaria con su identidad debidamente cubierta. A Caín, sin embargo, no se lo parecía. El cabecilla de una organización así no se dedicaría a darle un discurso a tres cualquieras, al menos en su caso.
No es que tuviera un armario demasiado grande para diversa vestimenta. De hecho, no tenía armario. Así que Caín llevaba la misma ropa que siempre: una gabardina larga, camiseta por debajo, pantalones y botas militares, todo del mismo color que sus cabellos: negro ébano. Se extrañaba de que les hubieran dejado pasar con armas, aunque suponía que era obvio que cualquiera que hiciese el mínimo gesto de desdenfundarlas sería apresado al instante, como mínimo. Tras el breve discurso, el joven echó un ojo discretamente a la persona que tenía al lado. Portaba un color radicalmente distinto al suyo, eran noche y día. Cuando el resto de presentes comenzaba a irse de la sala, habló con bastante afabilidad, presentándose. No quitaba que fuera un completo extraño, pero al menos era cordial. Su metodología le hizo algo de gracia. No obstante, se limitó a asentir en silencio.

Una vez en el barco no hizo demasiada cosa. Se limitó a observar con disimulo a la gente que viajaba en él a pesar de que muchos de ellos serían destinados a diferentes islas. De hecho, el grupo en el que estaba se conformaría por el hombre de blanco y la dócil joven que le respondió. Las instrucciones proporcionadas fueron claras a pesar de estar faltas de detalles. No sabía si la tribu Asichi era conocimiento general y por tanto no los necesitaba, o ello formaba parte de la prueba. Caín caviló en la cantidad de datos que faltaban y en las posibles incógnitas que necesitasen respuesta. Revisó las provisiones que les habían dado. Era todo lo que tenía, aparte de unas dos o tres hojas diferentes y su sable. Desde luego había venido sin preparar, ya que no se esperaba verse sometido a aquella clase de cosas. Suspiró pesadamente instantes antes de que Crowley volviese a hablar, pues casi de manera inconsciente se había puesto a caminar a su ritmo.

-No he dicho mi nombre antes, pero me podéis llamar Nines. -falseó, por si las moscas. No tenían la necesidad de saber su nombre de verdad al fin y al cabo. -Viendo que esto no parece una misión de supervivencia sino de objetivo, creo que lo más sensato es cooperar. Hablando de la misión, da la impresión de que se espera que terminemos en menos de una semana. ¿Alguna sugerencia de qué empezar a hacer?

Pronto dejáis atrás la playa y os adentráis en un bosque de bambú. Nada se oye más allá del sonido del mar, que pronto desaparece, y del viento, que a ratos calla. Es un poco turbio, en verdad. Jin, con el mantra divisas a lo lejos las presencias de lo que supones serán los pandas de los que hablaba la carta. Por lo menos no parecen humanas. Vais directos hacia ellos, pero teniendo en cuenta vuestro objetivo sabes que tampoco tenéis forma de esquivarlos.

El resto le seguís, sin poner muchas pegas.

Todos: Por favor, comenzad a poner un resumen al final de cada post de ser posible, gracias.

Jin caminaba con una sonrisa relajada en su rostro. Por el momento todo estaba saliendo bien y aquellas dos personas no le darían muchos problemas. La cosa era sencilla, si colaboraban, respetaban, ayudaban y completaban la misión, él no les haría nada. No es que se estuviese ablandando, pero su objetivo estaba muy arriba y no ganaba nada liándola con dos personas que no tenían nada que ver. Si había formado Akatsuki tiempo atrás y llevado aquellos hombres durante un tiempo de buena forma, podría hacerlo con ellos. Para hacer bien las cosas tendría que asumir el papel de guardián. Notaba que era el más poderoso de los tres. Ya habría tiempo para cargarse gente en cuanto encontraran a sus oponentes. El pelirrojo se relamió despacio al mismo tiempo que se adentraban en aquel bosque de bambú y dejaban la playa atrás. Ahora estaban en la salsa de la isla y lo divertido empezaría.

Escuchó los nombres de las dos personas entonces. La joven tenía uno difícil de pronunciar, pero supuso que con decir la primera parte bastaría, el otro le sonaba a mujer “Nines”. Igualmente, eso no era su asunto. Recordó bien aquella forma con la que se dirigiría a los dos y siguió su camino junto a ellos. Su haki de observación empezó a detectar presencias no humanas. Los pandas de la isla o cualquier otro animal. Mientras no atacasen, no les pasaría nada. Él continuaba con su guadaña en mano y con la mirada al frente. Escuchó entonces lo que dijo su compañero de cabellos oscuros y no pudo evitar sonreír de una forma algo siniestra.

- ¿Menos de una semana? Terminaremos la misión en las próximas tres horas, Nines-kun. – Mencionó entrecerrando los ojos. – Noto presencias no humanas más adelante. Supongo que por el momento haremos eso, andar. Con mi mantra será fácil encontrar presencias conforme vayamos avanzando.

Jin entonces trató de olisquear de forma disimulada. Su olfato de demonio era más fino que el de un humano y el olor a heces de panda debía ser lo de menos. Cuanto antes descubriesen a los objetivos antes terminarían. Si los osos atacaban, no tendría reparo en partirlos en pedazos con su guadaña, la cual continuaba en su mano derecha.

- Lo diré desde el comienzo para evitar sorpresas innecesarias. Yo no hago prisioneros, por lo que enemigo que se rinda, enemigo que ejecuto. – Tras decir aquello mostró una sonrisa amable y continuó avanzando.

El arte del teatro y el espionaje era algo que se le daba de fábula. Por el momento le habían tocado dos personas soportables, por lo que no tenía problemas con ellas. La chica incluso parecía ser fría y con las ideas claras, eso haría todo mucho más simple. Algo le decía que podrían colaborar usando cada uno sus métodos.

Resumen:

El hombre de blanco iba guadaña en mano, caminando entre sus dos compañeros y guiando el grupo, haciéndose cargo de los obstáculos menores que se encontraban. Era más una primera impresión que otra cosa, pero a Caín le daba la sensación de que Crowley era capaz de tomar la iniciativa sin problemas y dirigir, al menos, un grupo pequeño. Por lo menos parecía saber lo que se hacía, lo que ya le colocaba en mejor posición que él mismo, que apenas tenía idea de qué estaba haciendo allí en primer lugar. Escuchando su comentario, iba a apuntar que habló en función de lo que les habían proporcionado, pero Crowley lo continuó antes de eso. -Mantra. -murmuró Caín, sin saber a qué se estaba refiriendo. Por lo que había dicho su acompañante parecía tratarse de una especie de radar capaz de "detectar presencias". ¿Igual era una palabra extranjera para denominar al oído u olfato? Al fin y al cabo parecía haber usado una especie de honorífico para referirse a él por su nombre, honorífico que no reconocía pero que definitivamente no sonaba a nada que conociera.

Por si las moscas, siguiendo de manera limitada su ejemplo, tendría la mano lista para desenvainar en caso de que fuera necesario. No había mucho ruido ambiental: las olas del mar habían callado hace mucho y el viento mecía las hojas de los árboles levemente. No obstante estaban en "territorio comanche", de modo que todas las precauciones eran pocas. De igual modo iría prestando atención al entorno y al suelo, por si hubiera alguna clase de rastro reconocible. A pesar de la claridad de Crowley en la definición de sus... "métodos", imaginaba que sus enemigos sería cualquier entidad que no fuera el objetivo o, esperaba, alguno de sus compañeros de equipo. Ciertamente Caín hubiera preferido un enfoque menos sangriento pero tampoco podía decir que le importase demasiado algo más que su propio pellejo en aquella isla, al menos por el momento.

Spoiler:

Mientras avanzábamos por la espesura de la isla íbamos bastante tranquilos y por lo que parecía sin ningún tipo de problema. La conversación con la que habíamos empezado se apagó mientras avanzábamos, hasta que el último en presentarse, un tal Nines habló. Según sus cálculos tardaríamos cerca de una semana en realizar la misión que se nos había encargado, algo con lo que el pelirrojo estuvo en desacuerdo, queriendo tardar tan solo tres horas.

Crowley hizo mención a la presencia de seres no humanos cerca de donde nos encontrábamos, lo que él llamó mantra. A escucharlo, activé la visión de Heimdall para ver si me pasaba lo mismo, en caso de serlo, sabría que aquel tipo también era usuario de dicha habilidad, aunque no me parecía alguien que pudiese ser digno de ello. Además de esto, el joven aquel nos contó los métodos que el solía usar, principalmente el de no supervivientes.

-Mira, alguien que es como tú – me dijo con una sonrisa en la cara Trece.

-La verdad, no me sorprende, después de haberme cruzado con aquel tipo antes de la guerra contra los Crusaders – le respondí sin preocuparme de que me escuchasen hablando con ella.

-Eso es cierto.

-Por mi parte, te pediría que me dejases a los que se rindan, soy médica y estoy escribiendo un libro para ver lo límites del cuerpo. Es eso, o que me ayudes en la investigación. – le dije a Crowley mientras le seguía.

Lo que me escamó un poco, fue el hecho de que nuestro compañero no dijese nada al respecto, quizás estuviese en contra y no dijese algo por temor a lo que pudiésemos hacerle, pero por mi parte no le haría nada hasta que me provocase.

resumen:

Seguís avanzando y Caín, pronto encuentras un rastro de un animal grande, por lo menos dos o tres metros. Es reciente, ha pasado no hace mucho y se dirige hacia el norte. Si lo seguís, a los cinco o diez minutos lo encontraréis. Es… es un panda enorme, vaya. Os mira y hace un sonido extraño hacia el cielo, antes de darse la vuelta y echar a correr a cuatro patas. La selva de bambú se espesa a vuestro alrededor.

No esperaba encontrarse nada solo a base de mirar el suelo mientras avanzaban a buen paso, pero al parecer valió la pena tomarse la molestia. En las zonas de hierba baja había claros de tierra donde se reflejaban unas pisadas bastante grandes, a pesar de ser parciales.

-Un momento. -dijo, acuclillándose ligeramente para observar mejor el rastro e intentar trazar con la mirada la dirección a donde se dirigía. No parecía haber muchos más indicios, y al no ser un experto en esas cosas no sabía deducir más cosas con exactitud. Así que se limitó a resaltar lo obvio. -Por aquí ha pasado algo y no pequeño precisamente. -¿Era aquello parte de la fauna local? ¿O era una de esas "criaturas" que tenían secuestradas al clan? -Por los surcos de la tierra parece que tiene garras. ¿Sabéis si es lo que andamos buscando? -igual (y probablemente) alguno de los otro dos tuviese una idea más aproximada de todo aquello.


No fue muy complicado seguirle la pista a la criatura: fuera lo que fuera, no se había molestado en ocultar su presencia. Terminaron por dar con él. Era una especie de oso de colores llamativos que Caín no había visto nunca, y era incluso más grande que Margaret, un espécimen similar que sí había conocido (y bastante de cerca). Tras detectarles, lanzó una clase de rugido hacia arriba para darse a la fuga justo después. Si no pensase que se trataba de una bestia con una inteligencia acorde podría haber jurado que estaba alertando a otros de la existencia de intrusos en la isla. Caín se había sobresaltado ligeramente, con la mano echada a la empuñadura de su sable a pesar de que al final no pareció hacer falta darle uso. -¿Lo seguimos? -preguntó. Pensaba que una persecución tan apresurada podría ser, quizá, un tanto inconsciente, ya que no conocían de nada aquella isla. Por otra parte tampoco habían encontrado mucha otra cosa hasta el momento.

Spoiler:

No se sorprendió cuando la chica de cabellos blancos empezó a murmurar cosas ella sola, estaría con algún tipo de trastorno. Sin darle mucha importancia a la joven, continuó avanzando centrado en su haki mientras sus rojizos ojos analizaban todo con detalle. Fue en ese momento cuando escuchó las palabras de la chica a cerca de los supervivientes. El otro hombre parecía no querer saber del tema y eso hizo al pelirrojo sonreír. Tal vez no era un asesino como él o simplemente prefería no llamar mucho la atención. Jin entonces mantuvo la sangre fría y la mirada al frente. Ayudar no era lo suyo, por lo que para que todos tuviesen lo que desearan decidió usar un método de reparto. Fijó sus rojizos ojos en la albina un segundo y después habló con un tono algo “siniestro”.

- Cuando hayamos derrotado a esos tipos, contaremos los supervivientes. Los dividimos entre tres grupos iguales y que cada cual haga lo que crea oportuno con los suyos. En caso de haber solo uno, quédatelo. – Terminó de decir mientras mostraba una sonrisa amable totalmente fingida.

Crowley entonces escuchó las palabras de la persona que iba con ellos. Decidió seguir el rastro sabiendo de por sí que sería algún animal, pero tal vez eso los conducía a un sitio interesante. Cuando llegaron pudo ver al oso. Una sonrisa apenas imperceptible se formó en el rostro del asesino, el cual agitó la guadaña suavemente hacia un lado. Al escuchar el gruñido del animal y verlo correr frunció el ceño unos segundos. Amplió su haki de observación todo lo posible y se mantuvo alerta. Putos animales, eran impredecibles y eso le jodía mucho.

- Seguirlo puede ser una trampa. Nadie nos dice que esa gente tiene bestias domesticadas y entrenadas. Por otro lado, es posible que ya sepan que estamos aquí. Sigámoslo, pero os quiero atentos al suelo, a los lados y a la espalda. Cualquier indicio de ramas con forma puntiaguda, piedras excesivamente grandes, muchas hojas tapando el camino, o incluso charcos sospechosos no habiendo ríos cerca. No sabemos qué métodos pueden usar, pero está claro que si yo fuera ellos habría llenado todo de trampas.

Una vez dio aquella explicación empezó a seguir la presencia del oso, pero estando alerta a todo. Jin tenía los cinco sentidos en el entorno. Miraba bien por donde pisaba, se fijaba en los árboles más cercanos, comprobaba que no hubieses presencias cerca, fueran humanas o no. El asesino se había pasado los último nueve años corriendo, huyendo, matando e infiltrándose en lugares. Tenía cierta habilidad para mirar muy bien aquellos detalles. Por el momento esperaba que pudieran llegar cuanto antes a una zona abierta, como una llanura o un prado.

- ¿Contamos con formas de evitar venenos una vez introducidos en el sistema sanguíneo? – Preguntó en un tono normal y esperando a que le contestasen. Se refería obviamente a antídotos o habilidades especiales.

Resumen:

En nuestra caminata, después de que hablase el chico pelirrojo decidió un método de dividir a los supervivientes en tres partes, aunque en caso de que solo quedase uno me lo dejaría a mí, “que considerado, quizás me haga amiga suya” pensé tras escucharlo.

-Gracias. La medicina te lo agradecerá – le respondí.

En ese momento habló el otro joven. Había parado pues según dijo había encontrado el rastro de un animal. Y por lo que dijo de gran tamaño y con garras. Cuando nos terminó de informar Crowley explicó que podía ser una trampa, pues no sabíamos mucho del enemigo, era cierto, pero le respondí cuando terminó de hablar.

-No seas tan paranoico. – le dije cuando dijo con qué teníamos que tener cuidado – la función de una trampa es activarla, de esa forma sabremos quien está tras nosotros. Así que, si me permitís, me encargaré de activarlas en caso de que las haya. Estar preparados por si caigo en una y me atrapan, si les seguís, encontraremos el objetivo.

Activé la marca sin dejarla visible para mis compañeros, y con toda la velocidad que comencé a correr tras la bestia. Tenía La vista de Heimdall activada por si acaso recibía un ataque, además, de para seguir al animal mejor.

-¿Desde cuándo confías en tus compañeros? – me dijo Trece al salir corriendo – pensaba que solo confiabas en unos pocos.

-Se supone que somos revolucionarios y debemos confiar los unos en los otros. Pero tranquila, si algo sale mal ya encontraré la manera de salir de esa. – le respondí tranquila.

resumen:

Curiosamente el único rastro en metros a la redonda es el de ese panda. Hace mucho que los humanos no pisan esa selva, si es que la han pisado alguna vez. Seguís caminando y tras unos minutos llegáis a un pequeño claro, casi circular. De repente, Liv, sientes varias presencias difusas con el mantra y de la nada cinco pandas enormes como el que habíais visto se os lanzan encima con intenciones poco amistosas. Liv, Jin, tenéis a dos por cabeza y el último se ha lanzado a por Caín. Tienen los ojos rojos, no solo el iris. La pupíla, TODO, es de color rojo sangre. Ugh.

Crowley opinaba como él, que seguir al panda no era quizá la ruta más segura, pero era la única que tenían a mano. El grupo decidiría iniciar una persecución, cauta en el caso de ellos dos y apresurada en el caso de Livet, que parecía muy segura en sus capacidades para caer en las trampas y salir indemne. O eso, o su capacidad de sacrificio por la causa rozaba lo inconsciente. Por si las moscas, Caín seguiría las indicaciones del hombre de blanco, estando atento al entorno para reaccionar como pudiera ante cualquier eventualidad, que realmente podía ser cualquier cosa. Se aseguraría de ir detrás de él aunque a cierta distancia, de modo que si había alguna trampa por el camino Crowley la activaría primero y Caín tendría tiempo (esperaba) de reaccionar. Incluso iba, como se había costumbrado a hacer, con la mano muy cerca de la empuñadura. -No por mi parte. -contestó a su pregunta mientras corrían detrás de la bestia, cuyo rastro resultaba ahora más sencillo de seguir debido a las marcas del suelo y el bambú arrasado. La falta de presencia humana se hacía evidente en el poco cambio que parecía haber sufrido el entorno: las vegetación había podido crecer libremente sin que nada se lo impidiera. Al menos sería así hasta llegar a un pequeño respiro entre tanto bambú por doquier, una zona donde éste se apartaba.

No sería la única novedad.

Un puñado de osos igual de grandes como el anterior surgieron de entre el bambú, cargando directamente contra el grupo. Por suerte no habían recorrido una distancia demasiado grande como para estar exhaustos y no tener fuerzas para reaccionar. Al menos en su caso habría supuesto un problema ya que el tremendo peso, tamaño y fiereza de aquellas bestias ya era más que respetable. Fue fácil notar que un solo color resaltaba entre el blanco y negro: el rojo sangre de sus ojos. No sabía realmente a qué se debía, pero sugerían malicia. Caín desenvainó al momento echándose hacia atrás para esquivar la primera embestida, evaluando sus posibilidades. Curiosamente no era la primera vez que se tenía que enfrentar a un oso, y sabía que no había que subestimar la tremenda fuerza que poseían. La mejor herramienta que tenía disponible era el alcance, y era a la que tendría que recurrir. Así, mientras sus dos compañeros lidiaban con lo que les tocase, Caín danzó esforzándose para que el panda no pudiera entrar en su espacio y atacar cómodamente, esquivando sus garras por muy poco y manteniéndolo a raya con el filo de su sable. Prefería no arriesgarse dado que un solo ataque de esas zarpas bien podía ser fatal. En los pequeños respiros que tenía echaba un ojo a sus compañeros para ver si estaban en problemas (básicamente porque entonces tendría que lidiar también con sus contrincantes).

Spoiler:

En mi avance hacia el animal acabamos llegando a un claro en la selva. Entonces, de forma muy difusa comencé a notar unas presencias, parecía que al final habría algo de diversión en la misión. Saqué el hacha de combate y me puse en posición de combate.

-Esto no me gusta – dijo Trece acercándose desde el borde del claro.

No me hizo falta preguntar nada, pues en ese instante cinco enormes pandas saltaron hacia el grupo. En lo que se acercaron pude ver como los ojos de los animales era de un color rojo sangre. No pe sabría aventurar por qué pues yo misma había pasado por eso, aunque el iris de mi ojo se había mantenido del mismo color, quizás fuese alguna maldición que sufriesen, por ello debería de librarlos de su maldición. Los animales parecieron dividirse en tres grupos, dos fueron a por el pelirrojo, otro fue a por el otro chico y otros dos vinieron a por mí.

-Bien, hora de purgar vuestras almas en favor de Odín – dije levantando el hacha al cielo – miradme dioses, hoy estos serán sus sacrificios.

Acto seguido, con la marca de la akuma activada, me lancé hacia los pandas, concretamente hacia el que estaba a mi izquierda, y cuando estuviese a su altura le intentaría cortar el brazo por la base de este, con el hacha, dejando una amputación completa de la extremidad, sin embargo, al hacerlo adoptaría una posición defensiva por si me atacaban tras eso.

resumen:

Y por no hacer caso pasó lo que pasó. Enormes animales surgieron de la nada. Jin corrió tras el rastro de la albina, pisando donde ella para asegurarse de no caer en nada. Se notaba que ni ella ni los habitantes hacían buenas trampas. Las suyas quitaban vidas sin opción de defensa. Mostró una expresión algo más relajada mientras avanzaba y no tardó mucho en relamerse despacio. Al fin iba a divertirse un poco con aquellas cosas que habían surgido de la nada. Sus enormes tamaños serían sus tumbas, debido a que no podrían seguramente evadir lo que se les iba a venir encima en ese mismo momento. Crowley preparó su guadaña y sonrió.

Había escuchado ofrecer a la peliblanca esos osos a sus dioses. Ahora entendía que tenían más en común de lo que pensaba. Seguramente creían en cosas distintas, pero él también mataba y enviaba las presas al infierno. Se consideraba la parca y su deber era ese. Una pequeña sonrisa se mostró en su rostro y clavó sus ojos rojizos en los de la joven.

- De modo que… Tú también envías sacrificios. Nunca pensé que hubiese alguien similar a mí en eso, mi querida compañera. – Mencionó mostrando un brillo dorado en sus ojos.

Jin volvió a lo que le interesaba. Con su guadaña de kairouseki en mano, la movió a una velocidad impresionante. Fueron un total de cinco tajos a una velocidad endiablada. El primero fue al cuello del izquierdo y le segundo a su boca. Los tres siguientes al pecho, cuello y cintura del otro. Trató de hacerlos pedazos lo más rápido posible. Si no lo lograba se movería a un lado usando el soru y su guadaña por en medio para bloquear. No pensaba que unos osos pudieran moverse más rápido que él. Aunque si se llevaba un zarpazo tampoco se quejaría.

- ¡Black Blade! – Gritó girando sobre sí mismo.

Spoiler:

Los dos osos de Jin caen muertos al suelo. Liv logra amputarle el brazo a uno, que aúlla de dolor y se echa un poco para atrás, furioso. El otro se lanza hacia ella enloquecido de furia. El oso de Caín, por el contrario, aún comienza a cansarse. Tiene varios cortes que quedan ocultos por el pelaje, pero la sangre poco a poco va manchándolo y cansándolo. Se lanza hacia tu cabeza con toda la intención de rematarte de un zarpazo.

Aprovechando los intervalos entre ataques Caín echó un vistazo rápido al resto de refriegas, más bestias y zanjadas más rápidamente que la suya. Había algo extraño en aquellas criaturas. En general, aparte de su extremada agresividad, parecían de algún modo normales excepto por los ojos enrojecidos, carentes de pupila ni de iris. Desconocía si poseían algún tipo de inteligencia. Era cierto que habían conseguido sincronizarse, aunque no eran pocos los animales que atacaban en manada. Pero sí que no había muchos, que él supiera, que fueran tan sanguinarios sin razón aparente. Caín le dio un par de vueltas a la increíbe cantidad de datos que les faltaban mientras mantenía a raya a su oponente, y le surgió algo. -¡Hey! ¿Alguno de vosotros sabe seguro que estos bichos no son el objetivo a recuperar? -al menos en su propio caso desconocía la verdadera naturaleza de aquellas bestias, pero, ¿quién decía que no estaban enloquecidas por causas ajenas y que realmente no eran el enemigo? Viendo que su contrincante se estaba cansando de alargar tanto el combate y se decidió a tirarse de lleno, Caín envainó la espada mientras daba un salto hacia un lateral y la sacaba de nuevo sosteniendo la vaina con el pulgar para retirarla junto a la hoja e intentar golpear en la cabeza al oso si llegaba a trastabillar por el ataque fallido, esperando que fuera suficiente como para aturdirlo un rato al menos.

Spoiler:

El ataque que había realizado había funcionado a la perfección, y el brazo del panda salió disparado tras el corte. El mismo panda, aunque furioso por lo que le había hecho se mantuvo un poco hacia atrás para evitar otro posible ataque que le hiciese. Por el contrario, el otro comenzó a correr hacia mí enloquecido por la ira. Al ver su ceguera por la esa emoción, era el mejor momento para acabar con él. Antes de responder a su movimiento me dio tiempo a ver como el tipo de la guadaña se había cargado ya a los dos pandas que fueron a por él, sin duda era alguien poderoso, si me hubiese tenido que enfrentar a él hubiese tenido muchos problemas, incluso podía haber muerto.

Corrí hacia él todo lo rápido que pude hasta colocarme dentro de su guardia. Si lo conseguía, realizaría un corte ascendente con la intención de cortarle la cabeza por la mitad, si salía bien aquello se convertiría en una lluvia de sangre. Tras realizar aquel ataque, intentaría ponerme en la posición normal, aunque usaría ese movimiento para realizar otro ataque giratorio con el que intentaría abrir el canal del panda bajo el que estaba.

resumen:

Liv convierte a su panda en una lluvia de sangre. Caín, no aturdes al tuyo pero al menos parece que ya no tiene ganas de seguir peleando. Se da la vuelta y echa a correr a cuatro patas en la espesura. El panda al que le falta un brazo termina por tirarse en el suelo, parece convencido de su muerte. Y mirando al muñón y la cantidad de sangre que está perdiendo habría que ser idiota para opinar distinto.

No hizo falta hacer una inspección rigurosa para darse cuenta de la salvajada que había tenido lugar allí. Al contrario que él, sus dos compañeros habían dado buena cuenta de los animales, tiñendo de rojo la hierba y el bambú y dejando una ristra de cadáveres a su paso. Se habían pasado un par de pueblos y aún encima parecían haberlo disfrutado. Vaya par. Como sus sospechas fueran ciertas su sed de sangre les habría metido en un problema. Viendo que ninguno de los dos había respondido y estaban en punto muerto otra vez, había que decidir. Caín disimuló un suspiro. — ¿Qué hacemos ahora? El rastro que seguíamos puede que ya sea más complicado de observar, pero una de las bestias ha escapado. Y los animales heridos suelen huir a su guarida. Con sus heridas no será complicado seguirle la pista. ¿Alguna sugerencia mejor? —intentó explicar concisamente.

Spoiler:

Mi ataque tuvo el efecto que había planeado, la cabeza del panda fue partida a la mitad y eso supuso que una gran cantidad de sangre fluyese desde la zona cortada, cayendo esta alrededor de la bestia y encima de mí, tiñéndome medio pelo de rojo, así como parte de la cara. Sonreí al ver lo bien que había salido la cosa, esto hizo que entrasen unas gotas de sangre en la boca. El sabor de esta me impregnó la boca y con esto el olor de la sangre terminó por invadir mi cabeza. Nunca me había sentido así cuando había combatido, pero lo que me había despertado la sangre me gustó demasiado.

-Ahora ves tú, pequeño – dije señalando y avanzando hacia el otro oso, el cual se había tirado al suelo a esperar su muerte, se había rendido – pero antes, vas a hacer algo para mí.

Fui hasta el lado en el que le faltaba el brazo puse mi mano en el hacha y la enfrié usando la marca en mi mano, el filo del hacha bajó su temperatura de forma que se notaba bastante bien, pues la sangre que aún tenía se congeló, luego puse la hoja en la herida del animal con la intención de cerrársela para que dejase de sangrar.

-Quizás te deje vivo si haces lo que te pido. Guíanos hasta la tribu Asichi y ayúdanos a liberarlos, si nos ayudas te dejaré vivo. – le dije al animal una vez le cerré la herida.

Mantuve la visión de Heimdall activada por si el animal decidía atacarme en vez de hacerme caso, además estaría preparada para defenderme.

resumen:

El animal parece asustado y nervioso, pero deja que maniobres en su herida. Sin embargo, te mira con absoluta inopia en la cara. No ha entendido ni una palabra de lo que has dicho, puede que porque solo sea un panda o quizás es el tonto del equipo.

Si seguís el rastro del panda herido pronto la maleza de bambú se hará tan espesa que tendréis que ir cortándola según camináis. A vuestro alrededor comienza a anochecer y parece que el último de vosotros ha decidido quedarse atrás…

El animal al principio pareció un poco reticente a que le detuviese la hemorragia del brazo, sin embargo, se dejó sin dar ningún problema. Cuando terminé de decirle lo que quería que hiciese, pude notar en su cara que estaba como en la inopia. No podía notar ningún tipo de sentimiento en su cara, casi como si fuese un niño tonto al que le dices algo y no se entera. Parecía ser que no quería vivir más, así que lo que había hecho al cortar su hemorragia había sido mostrar una pequeña parte de mi poder a enemigos y perder el tiempo.

-Dado que no entiendes nada, termina tu cumplido como sacrificio a los dioses – dije colocándome del lado al que le faltaba el brazo.

Cogí mi arma en posición de atacar e intenté cortarle la cabeza al panda, si no me entendía y no ayudaba solo serviría como carne y grasa cuando se nos acabasen las raciones que nos habían dado. Cuando terminé con esto, les quité un colmillo a cada uno de los panda de lo que me había encargado, así como una de las uñas de las zarpas de la pata delantera.

Una vez lo hiciese me pondría de camino por el rastro que había dejado el panda herido que se había escapado. El camino, a medida que avanzaba se iba haciendo más denso en cuanto a la cantidad de bambú. Por lo que, en poco tiempo, comencé a necesitar del hacha para cortar algunos para poder seguir avanzando.

resumen:

Avanzas pesada y lentamente entre la espesura. Notas que el terreno comienza a hacerse inclinado, debes de estar en la falda de una montaña. De repente, un grito desgarra la noche. Viene de más arriba, en la dirección que estás siguiendo. Estás a punto de tomar un rumbo, pero notas varios pares de ojos sobre ti.

No puedes ver a quien te mira, pero la sensación de estar siendo observada cada vez se hace más fuerte.