Jurgen
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Sin rastro, sin pistas y perdido en aquel infierno tormentoso. El único motivo por el que había acudido a Tamperya era porque su objetivo estaba allí. O eso creía. Había pillado a un par de miembros de su tripulación en la última isla y tras darles unos contundentes motivos para contestar a sus preguntas, se enteró de que su capitán había dado órdenes a su tripulación de reunirse en el islote más grande de Tamperya. Aunque nada le decía que le hubiesen dicho la verdad, no tenía más pistas que seguir. Tras cobrar a los piratas por el favor de dejarles libres, usó el dinero para pagar un pasaje hasta la isla. No había pagado a un barco corriente de pasajeros, pues por algún motivo la débil gente sin pelo no veía motivos para probar su fuerza yendo a un lugar sin asentamientos. En su lugar, había contratado a un capitán independiente que prometió acercarle al lugar y llevarle de vuelta a cambio de un pago relativamente bajo (o eso le pareció a Jurgen).
En principio debería haber sido una búsqueda sencilla. De hecho al poco de llegar se encontró con un bote escondido entre unas rocas y asegurado con cuerdas. Si embargo con aquella tromba no había rastros que oler. Además el suelo del islote era rocoso, con lo que aunque la lluvia no hubiese sido tan fuerte como para borrar huellas, tampoco habría tenido ninguna que seguir. Para colmo la lluvia era tan intensa que veía como manchas borrosas todo lo que estuviera a más allá de seis o siete metros. Además aunque se había hecho un paraguas vegetal, cada vez que soplaba el viento se mojaba igualmente.
Tras un rato largo de recorrer las rocas empapadas y resbalar varias veces, acabó cansado y de un humor de perros. Decidió que lo mejor sería tomarse un descanso y comer algo de lo que llevaba consigo. Había sido afortunado al decidir llevarse un aperitivo consigo; muchas veces asumía que simplemente podría plantar raíces y alimentarse del suelo. Al menos no le faltaría agua. Extendió sus brazos e hizo nacer de sus dedos gruesos zarcillos verdes que crecieron rápidamente y se entrelazaron entre sí formando un pequeño refugio semiesférico, con una entrada cubierta por dos hojas. Al fin a cubierto, arrojó a un lado el paraguas y se sacudió violentamente para intentar librarse de la humedad de la cola y el pelo.
- Ahora entiendo por qué la gente sin pelo no viene p'acá - dijo en voz alta, para nadie en particular, mientras sacaba un mendrugo mojado de su pantalón. Su mano se volvió verde mientras absorbía el exceso de humedad del pan - Menudo lugar más feo y aburrido.
En principio debería haber sido una búsqueda sencilla. De hecho al poco de llegar se encontró con un bote escondido entre unas rocas y asegurado con cuerdas. Si embargo con aquella tromba no había rastros que oler. Además el suelo del islote era rocoso, con lo que aunque la lluvia no hubiese sido tan fuerte como para borrar huellas, tampoco habría tenido ninguna que seguir. Para colmo la lluvia era tan intensa que veía como manchas borrosas todo lo que estuviera a más allá de seis o siete metros. Además aunque se había hecho un paraguas vegetal, cada vez que soplaba el viento se mojaba igualmente.
Tras un rato largo de recorrer las rocas empapadas y resbalar varias veces, acabó cansado y de un humor de perros. Decidió que lo mejor sería tomarse un descanso y comer algo de lo que llevaba consigo. Había sido afortunado al decidir llevarse un aperitivo consigo; muchas veces asumía que simplemente podría plantar raíces y alimentarse del suelo. Al menos no le faltaría agua. Extendió sus brazos e hizo nacer de sus dedos gruesos zarcillos verdes que crecieron rápidamente y se entrelazaron entre sí formando un pequeño refugio semiesférico, con una entrada cubierta por dos hojas. Al fin a cubierto, arrojó a un lado el paraguas y se sacudió violentamente para intentar librarse de la humedad de la cola y el pelo.
- Ahora entiendo por qué la gente sin pelo no viene p'acá - dijo en voz alta, para nadie en particular, mientras sacaba un mendrugo mojado de su pantalón. Su mano se volvió verde mientras absorbía el exceso de humedad del pan - Menudo lugar más feo y aburrido.
Sowon
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Sus pasos tras un criminal buscado le condujeron hasta esa formación rocosa que no merecía ser llamada isla, solo eran peñascos lluviosos en los cuales no pasaba mucho, pero según los hombres a los que pudo interrogar el dichoso hombre se había ocultado allí consciente de que muy pocos sujetos se atreverían a asumir la tarea de explorar un terreno tan hostil por apenas unas monedas habiendo otras recompensas sencillas en terrenos mucho menos hostiles. Sowon era consciente de que para aquel trabajo quizás necesitaría un acompañante, era una recompensa un poco más gorda de lo habitual y a ella se le daba mal el combate solitario, más aún cuando llevaba mucho tiempo tratando de desarrollar algunas habilidades con su fruta. Como los soldados de tela que apenas servían como distracción o un señuelo, su meta más ambiciosa era aquella tela que imitaba la realidad de la cual pocos intentos todavía afloraban.
Sumado a todos sus limitantes, la mujer estaba bastante más centrada en la herrería que en el combate, si bien era bastante buena esquivando golpes o buscando una buena estrategia para emboscar a sus presas no era una combatiente tan sorprendente como otros cazadores. Su belleza e ingenio eran lo que en verdad generaba algo, incluso en beneficio al contar con una capacidad de relacionarse mucho más favorable ante el sexo opuesto, ofreciendo quizás algo a cambio de un beneficio mayor. Así obtenía pasajes gratis, ventas a mayor precio de lo habitual y por lo general una capacidad de aprovecharse de las hormonas de quien se dedicase a babear por un rostro bonito. Bajó al peñasco con una sombrilla, mientras la lluvia y la humedad comenzaban a hacerse presentes en parte de su peinado ornamentado. No tuvo que pasar mucho tiempo para encontrar un bote algo descuidado y suponer que la base podría estar cerca, el problema era encontrar una ruta precisa sin caer en alguna trampa que los fugitivos hubieran ideado.
La nula visibilidad y la falta de pistas era algo preocupante, podría ser que gran parte de los bandidos se hubieran perdido o incluso dispersado por toda la superficie, inició su caminar notando que su sombrilla le era bastante inútil al menos hasta que esa tormenta amainara un poco para poder orientarse. Llegando a ver una posibilidad cuando casi choca con un extraño refugio montado en medio de la hostil roca. Dentro sus ojos se cruzaron con una extraña mezcla entre animal humano y planta, refunfuñando sobre el clima del lugar y el hecho de estar algo pasado por agua. Si bien consultó el cartel nuevamente, aquel tipo no era buscado, ni figuraba en la banda de ese criminal. ¿Otro cazador quizás? ¿Un pirata buscando unas monedas fáciles? Se inclinó hasta poder mirarlo a la cara, denotando su curiosidad por la habilidad que tenía y la curiosa forma de volver digerible un pan que ya había visto sus mejores días.
—De verdad es un lugar horrible si me permite el descaro, pero ando buscando a este sujeto, y tal vez podamos unir fuerzas para localizarlo. Pese a que esta tormenta solo me ha permitido juntar agua para no deshidratarme al menos supongo que eso no será problema. He revisado parte de este lugar, pero apenas llego a ver alguna cueva o montaña, por lo que si se fueron por algún lado debió ser por un agujero. ¿Ha tenido suerte encontrando más que piedras y agua?—
Se presentó mostrando el cartel algo mojado y bebiendo un poco de agua antes de rellenar el contenedor con un poco de agua de lluvia, recorrió su flequillo mojado con la mano para intentar arreglando dejando su belleza natural hacer el trabajo de presentación. Una delicada dama entre tanta tormenta hablando con un completo desconocido que no parecía de muy buen humor. Irguió su espalda buscando con la mirada algún punto donde el agua de lluvia parecía encaminarse, creyendo que si seguían el camino podrían ubicar alguna anomalía presente en el paisaje que pudiese estar siendo usado por los bandidos. Al menos, de momento no tuvo suerte, pese a girarse intrigada por las habilidades del sujeto.
—¿Qué clase de poder es ese? Quizás puedas no lo sé, echar raíces en este sitio de piedras y encontrar algo. ¿O no funciona así? Solo he visto una mano rara y otra verde, pero si me lo pregunta, lo intentaría en lugar de seguir en este sitio con la ropa empapada y el pelo hecho un desastre.—
Si bien no era la mejor explicación, la mujer se notaba algo impaciente por llegar a una mejor situación y tras haber contemplado ciertas capacidades como lo que hizo con el pan imaginó que si ella tuviese un poder parecido no dudaría en tratar de explotarlo mediante la tierra como si de un árbol se tratase. Apenas se habían conocido y la misteriosa cazadora ya trataba de aprovechar lo que parecía un encuentro fortuito en su propio beneficio.
Sumado a todos sus limitantes, la mujer estaba bastante más centrada en la herrería que en el combate, si bien era bastante buena esquivando golpes o buscando una buena estrategia para emboscar a sus presas no era una combatiente tan sorprendente como otros cazadores. Su belleza e ingenio eran lo que en verdad generaba algo, incluso en beneficio al contar con una capacidad de relacionarse mucho más favorable ante el sexo opuesto, ofreciendo quizás algo a cambio de un beneficio mayor. Así obtenía pasajes gratis, ventas a mayor precio de lo habitual y por lo general una capacidad de aprovecharse de las hormonas de quien se dedicase a babear por un rostro bonito. Bajó al peñasco con una sombrilla, mientras la lluvia y la humedad comenzaban a hacerse presentes en parte de su peinado ornamentado. No tuvo que pasar mucho tiempo para encontrar un bote algo descuidado y suponer que la base podría estar cerca, el problema era encontrar una ruta precisa sin caer en alguna trampa que los fugitivos hubieran ideado.
La nula visibilidad y la falta de pistas era algo preocupante, podría ser que gran parte de los bandidos se hubieran perdido o incluso dispersado por toda la superficie, inició su caminar notando que su sombrilla le era bastante inútil al menos hasta que esa tormenta amainara un poco para poder orientarse. Llegando a ver una posibilidad cuando casi choca con un extraño refugio montado en medio de la hostil roca. Dentro sus ojos se cruzaron con una extraña mezcla entre animal humano y planta, refunfuñando sobre el clima del lugar y el hecho de estar algo pasado por agua. Si bien consultó el cartel nuevamente, aquel tipo no era buscado, ni figuraba en la banda de ese criminal. ¿Otro cazador quizás? ¿Un pirata buscando unas monedas fáciles? Se inclinó hasta poder mirarlo a la cara, denotando su curiosidad por la habilidad que tenía y la curiosa forma de volver digerible un pan que ya había visto sus mejores días.
—De verdad es un lugar horrible si me permite el descaro, pero ando buscando a este sujeto, y tal vez podamos unir fuerzas para localizarlo. Pese a que esta tormenta solo me ha permitido juntar agua para no deshidratarme al menos supongo que eso no será problema. He revisado parte de este lugar, pero apenas llego a ver alguna cueva o montaña, por lo que si se fueron por algún lado debió ser por un agujero. ¿Ha tenido suerte encontrando más que piedras y agua?—
Se presentó mostrando el cartel algo mojado y bebiendo un poco de agua antes de rellenar el contenedor con un poco de agua de lluvia, recorrió su flequillo mojado con la mano para intentar arreglando dejando su belleza natural hacer el trabajo de presentación. Una delicada dama entre tanta tormenta hablando con un completo desconocido que no parecía de muy buen humor. Irguió su espalda buscando con la mirada algún punto donde el agua de lluvia parecía encaminarse, creyendo que si seguían el camino podrían ubicar alguna anomalía presente en el paisaje que pudiese estar siendo usado por los bandidos. Al menos, de momento no tuvo suerte, pese a girarse intrigada por las habilidades del sujeto.
—¿Qué clase de poder es ese? Quizás puedas no lo sé, echar raíces en este sitio de piedras y encontrar algo. ¿O no funciona así? Solo he visto una mano rara y otra verde, pero si me lo pregunta, lo intentaría en lugar de seguir en este sitio con la ropa empapada y el pelo hecho un desastre.—
Si bien no era la mejor explicación, la mujer se notaba algo impaciente por llegar a una mejor situación y tras haber contemplado ciertas capacidades como lo que hizo con el pan imaginó que si ella tuviese un poder parecido no dudaría en tratar de explotarlo mediante la tierra como si de un árbol se tratase. Apenas se habían conocido y la misteriosa cazadora ya trataba de aprovechar lo que parecía un encuentro fortuito en su propio beneficio.
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No llego ni a tener dos minutos de silencio, pues su comentario al aire fue respondido, para su sorpresa. En la entrada de su refugio había una mujer de la tribu de gente sin pelo. Parecía especialmente delgada y flojucha incluso para uno de los suyos, aunque para Jurgen la mayor parte de la gente sin pelo parecía delgada y débil. Sorprendentemente llevaba armas consigo y para más sorpresa llevaba un cartel con la imagen de la misma persona que llevaba él. Las manos del pelirrojo volvieron a la normalidad y se llevó el pan a la boca para darle un buen bocado.
- ¿Cazar un pirata, tú? Supongo que tendrás algún truco, porque tienes pinta de que vas a desmontarte si te soplo fuerte. No creo que necesite ayuda, pero si quieres estar a salvo puedes seguirme. Acepto comida como pago - dijo magnánimamente.
Las siguientes palabras provocaron que el cazador arquease una ceja. ¿Es que los sin pelo no sabían nada del mundo? Se levantó mientras terminaba el pan a grandes bocados e hizo crecer desde su mano izquierda un paraguas vegetal nuevo.
- ¿Ej que loj tuyoj no jabehn náh de náh? - tragó el pan - Para que las plantas crezcan sanas y fuertes necesitan tierra y agua. Aquí hay agua, pero es todo roca - reforzó sus palabras con un pisotón en el suelo - Mi Poder Mágico es crear plantas.
Se acercó a la salida de su refugio con el paraguas en mano y le hizo un gesto - No se ve una mierda fuera, pero dos ojos ven mejor que uno. Si me ayudas a encontrar a este desgraciado, repartiré el dinero contigo. No tendrás que hacer nada, soy más fuerte que ningún guerrero sin pelo. Creo que es un buen trato para ti.
- ¿Cazar un pirata, tú? Supongo que tendrás algún truco, porque tienes pinta de que vas a desmontarte si te soplo fuerte. No creo que necesite ayuda, pero si quieres estar a salvo puedes seguirme. Acepto comida como pago - dijo magnánimamente.
Las siguientes palabras provocaron que el cazador arquease una ceja. ¿Es que los sin pelo no sabían nada del mundo? Se levantó mientras terminaba el pan a grandes bocados e hizo crecer desde su mano izquierda un paraguas vegetal nuevo.
- ¿Ej que loj tuyoj no jabehn náh de náh? - tragó el pan - Para que las plantas crezcan sanas y fuertes necesitan tierra y agua. Aquí hay agua, pero es todo roca - reforzó sus palabras con un pisotón en el suelo - Mi Poder Mágico es crear plantas.
Se acercó a la salida de su refugio con el paraguas en mano y le hizo un gesto - No se ve una mierda fuera, pero dos ojos ven mejor que uno. Si me ayudas a encontrar a este desgraciado, repartiré el dinero contigo. No tendrás que hacer nada, soy más fuerte que ningún guerrero sin pelo. Creo que es un buen trato para ti.
Sowon
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No parecía que su inusual compañero fuese alguien muy avispado, el típico bruto que golpeaba primero y preguntaba después pero para su fortuna no le había mandado a volar de un golpe. Era cierto que Sowon no parecía nada del otro mundo, pero había cazado a algún que otro maleante y siempre podía recurrir a algunos trucos más cuando personas robustas y fuertes se ofrecían como arma sin ella tener que hacer nada.
—Bueno, supongo que podemos llegar a un trato puedo conseguirle comida si es lo que desea tras atrapar al objetivo.—
Arqueó la ceja al verle hablar con la boca llena, apenas entendió algo hasta que el hombre bestia tragó y comenzó a explicar su poder. La limitación de no poder usar sus raices en piedra hizo que la mujer se olvidase de ese plan en tan solo un parpadeo, volvía al inicio solo que ahora tenía a un gigantesco hombre bestia como aliado y posiblemente no tuviera que esforzarse demasiado en la pelea por no decir que podría quedarse de brazos cruzados mientras el sujeto masacraba a los objetivos.
—Confío en que es así, no creo que alguno de esos sujetos pudiese con un hombre que se ve tan formidable y experimentado en la batalla. También coincido que no se ve a una distancia mayor a unos pies pero tengo una idea...—
Estiró su mano haciendo correr por el suelo un hilo de tela roja lo suficientemente grueso para que se distinguiese del suelo, lentamente pudo sentir como tras rodar unos segundos este se tensaba señal de que había caído por un hueco. Era lo que buscaba, le indicó a su compañero que le siguiese, llegando tras unos minutos de caminata a un enorme pozo que conducía a un sistema de cavernas. La caída podría matar a un sujeto normal pero la mujer ató la soga a una roca y se dispuso a bajar por el hueco con elegancia y destreza.
—Supongo que habrá otra entrada, pero si todas las cuevas están conectadas les podremos caer de sorpresa.—
Comentó comenzando su descenso hasta tocar suelo, sus ojos notaron iluminación artificial emanando por uno de los pasillos. Dió unos tirones a la cuerda indicando que ya había tocado tierra y se agachó, esperando por su compañero antes de adentrarse más q la cueva. Nunca estaba de más ir con un escudo por delante, solo por si se trataba de una emboscada.
—Bueno, supongo que podemos llegar a un trato puedo conseguirle comida si es lo que desea tras atrapar al objetivo.—
Arqueó la ceja al verle hablar con la boca llena, apenas entendió algo hasta que el hombre bestia tragó y comenzó a explicar su poder. La limitación de no poder usar sus raices en piedra hizo que la mujer se olvidase de ese plan en tan solo un parpadeo, volvía al inicio solo que ahora tenía a un gigantesco hombre bestia como aliado y posiblemente no tuviera que esforzarse demasiado en la pelea por no decir que podría quedarse de brazos cruzados mientras el sujeto masacraba a los objetivos.
—Confío en que es así, no creo que alguno de esos sujetos pudiese con un hombre que se ve tan formidable y experimentado en la batalla. También coincido que no se ve a una distancia mayor a unos pies pero tengo una idea...—
Estiró su mano haciendo correr por el suelo un hilo de tela roja lo suficientemente grueso para que se distinguiese del suelo, lentamente pudo sentir como tras rodar unos segundos este se tensaba señal de que había caído por un hueco. Era lo que buscaba, le indicó a su compañero que le siguiese, llegando tras unos minutos de caminata a un enorme pozo que conducía a un sistema de cavernas. La caída podría matar a un sujeto normal pero la mujer ató la soga a una roca y se dispuso a bajar por el hueco con elegancia y destreza.
—Supongo que habrá otra entrada, pero si todas las cuevas están conectadas les podremos caer de sorpresa.—
Comentó comenzando su descenso hasta tocar suelo, sus ojos notaron iluminación artificial emanando por uno de los pasillos. Dió unos tirones a la cuerda indicando que ya había tocado tierra y se agachó, esperando por su compañero antes de adentrarse más q la cueva. Nunca estaba de más ir con un escudo por delante, solo por si se trataba de una emboscada.
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