Una ciudad muy problemática (pasado)(privado)(Jack Silvers y whitedog)

Tras estar algunos días en el mar decidimos hacer una corta parada en una isla, el problema es que aquella isla era Jaya, la ciudad sin ley, odiaba aquella isla siempre me tocaba cargarme a un montón de gente problemática que no me dejaba en paz, lo bueno era que allí no había gente de la armada molestando.

Caminaba por las calles de aquella ciudad con mis compañeros en busca de alguna taberna, me pare a mirar como un ladrón intentaba robarle a un niño, odiaba que una gente se aprovechara de otra gente y menos cuando se trataban de adultos con niños. Me dirigí hacía el mientras sacaba una de mis espadas.

- ¡Oye tu! ¿Por que no me robas a mi? -le dije seriamente a la vez que lo cortaba.
- Aquí no estas seguro, sera mejor que te alejes. -le dije aquel niño.

Aquel niño hizo un gesto de afirmación con la cabeza y se fue corriendo sin decir nada, ahora tocaba seguir en busca de alguna taberna, pero cuando me gire vi que toda la banda ya no estaba. Empece a enojarme, como era posible que apenas llevaba tres minutos en esa ciudad y ya me había perdido. La verdad es que ya estaba acostumbrado a perderme así que me puse a vagar por aquellas calles solo buscando a mis compañeros o alguna taberna.

Off: perdona por la tardanza. Se me pasó. A partir de ahora seré más activo.

En un callejón secundario, había cuatro hombres. Tres de ellos tenían rodeado al cuarto. Estos estaban armados con sables, y iban vestidos al estilo marinero. Eran más o menos musculosos los tres. El cuarto era un hombre de mediana altura envuelto en una capa negra con un sombrero de ala ancha y una máscara de un hombre sonriente con bigote. Los tres hombres que los rodeaban estaban en posición de combate, amenazándole con los sables.

- Renegado... pagarás por lo que le hicieron tus hombres a nuestro jefe. Y de paso, nos cobraremos tu recompensa.

El hombre de la máscara tan sólo se quedó callado ante las palabras del matón tenía delante. Entonces, asomó su mano izquierda a través de la capa mostrando una pistola negra significativamente. El matón frunció el ceño.

- Cazarrecompensas, ¿qué os dice que me vayáis a lograr capturar, ya sea en vida o en muerte? Más aun, osado guerrero, dudo que aquestes nobles piratas os permitan partir una vez córrase la voz de que tres cazadores háyanse en la isla.

Jack agarró la boleadora que llevaba en el interior de la capa disimuladamente, y desabrochó con un dedo el cierre del arma. Entonces, en un veloz movimiento, saltó hacia la pared y se impulsó con las piernas en esta hacia una cornisa de la pared contraria. En medio del ágil movimiento, tiró la boleadora a uno de los sorprendidos cazadores, atándole los brazos al tronco (La boleadora es una cuerda con una bola pesada en cada extremo, que al lanzarla se enrolla por pura inercia en aquello que toque. La de Jack es una cadena de metal terminada en dos bolas de hierro). Con una hábil pirueta sobre la cornisa y empezó a disparar indiscriminadamente sobre los tres. Una bala oportunista le dio en la cabeza a uno de ellos. El de la boleadora y el que le había hablado comenzaron a correr hacia la salida del pasillo, donde estaba un joven con dos espadas.

- ¡Muchacho, en el nombre de la Revolución no dejéis que escapen! ¡Son cazadores de recompensas!

Corrió por la cornisa, guardándose la pistola y desenvainando un cuchillo. Saltó, cayendo sobre el de la boleadora con los pies encima de su espalda. El hombre maldijo y cayó de bruces, reventándose un diente. Jack, que había quedado agachado encima de su espalda, lo apuñaló velozmente en la nuca. El hombre gorgoteó y dejó de moverse.

Paseaba tranquilamente por las calles de aquella ciudad malvada,  no veía a ninguno de mis camaradas solo veía peleas y gente haciendo comprando, era un contraste bastante raro. Me di cuenta que pase otra vez por la misma calle, era ya la tercera vez, como siga así ya veremos si consigo salir de aquí.

Esta vez me metí por una calle bastante siniestra, habían callejones bastante oscuros. De repente escuche una voz decir que decía lo siguiente "¡Muchacho, en el nombre de la Revolución no dejéis que escapen! ¡Son cazadores de recompensas!". Me gire y vi a dos tipos correr como si les fuera la vida en ello, no sabía si era cierto o no así que no sabía que hacer. Mientras estaba dudando uno de ellos saco una pistola y intento dispararme.

- Así que tenemos a un mal educado. -dije mientras desenfundaba mis espadas.

Me prepare para atacar a los dos tipos a la vez con mi técnica de dos espadas "Alas de Águila" es una técnica donde abro mis dos brazos y hago dos cortes a dos enemigos a la vez. Cuando se lo hice ambos cayeron debilitados al suelo bastante rápido.

- Aquí los tienes. -le dije a un hombre que había al fondo que llevaba una mascara.
- Por cierto, ¿sabes donde hay alguna taberna? -decidí preguntarle ya que no sabía hacía donde me dirigía.

Jack arrancó el cuchillo del cadáver y lo limpió contra las ropas del muerto. Se lo volvió a guardar al cinto y comenzó a desatar la boleadora, tras lo cual se la guardó en el interior de la capa. Se levantó con un tintineo metálico de las herramientas que llevaba escondidas. Se ajustó el sombrero y miró a través de la máscara al chico.

- Joven, profundamente agradecido me hallo por vuestra pronta y rápida intervención. Estaré más que complacido de enseñaros la taberna más cercana y convidaros a lo que deseéis.

Se quitó el sombrero, dejando al descubierto una larga melena negra lisa, y le hizo una elegante reverencia. Tras esto se puso recto y se volvió a colocar el sombrero. Guió al chaval a través del laberinto de callejuelas hasta una taberna apartada, con aspecto más o menos agradable para lo que era la ciudad en general. Jack abrió la puerta y la mantuvo con una mano, dejando pasar al espadachín.

- Vos primero, mi habilidoso compañero.

La taberna por dentro era un lugar cálido, bien iluminado y algo destartalado, pero bastante acogedor. Había un nutrido grupo de personas que reían y bebían alegremente. Por su aspecto parecían soldados, pero no llevaban ninguna clase de distintivos ni uniformes. Eran, en efecto, revolucionarios. Aquella taberna era un local de revolucionarios. Jack entró tras el chico y proclamó, mirando al tabernero, un hombre alto, calvo aunque joven y fuerte de espaldas. Tenía un parche sobre el ojo derecho.

- Kurt, ponle a mi buen amigo lo que desee. Para mi, lo de siempre.

El hombre chasqueó la lengua y le guiñó un ojo a modo de saludo y se fue a la cocina. Jack se sentó a la barra, desatándose la capa de tal manera que le quedó colgando de los hombros. Ahora se podía ver que iba bien armado por debajo. Al cinto llevaba varios cargadores, su pistola y dos cuchillos, y de la capa colgaban un montón de herramientas y armas, entre ellas la boleadora.

- Bienvenido, amigo mío, a la Horca Real. Me conocen como El Renegado, pero podéis llamarme Ryu. ¿Por cual nombre debo conoceros a vos?

Aquel hombre era muy educado, hizo una especie de gesto de gratitud y dijo que me llevaría a una taberna, cuando llegamos a aquella taberna el hombre abrió la puerta y me dijo que pasara primero. Parecía que iba mucho por allí, tenía confianza con el camarero ya que dijo que tomaría lo de siempre.

- Para mí sácame vino y algún plato de comida para acompañarlo, por favor. -le dije con educación al camarero.

El hombre de la mascara me dijo que se hacía conocer como el Renegado, pero que podía llamarle Ryu. Cuando me preguntó mi nombre primero decidí mirar a mi alrededor de que no hubiera gente de la armada, mi nombre dejo de pasar desapercibido entre gente del gobierno desde aquella lucha en Arabasta contra Karl.

- Mi nombre es Løuis Toby, pero también soy conocido como Whitedog, puedes llamarme como quieras. -le dije sonriendo.

Entonces el tabernero llamado Kurt nos sirvió la comida, mientras nos la ponía tenía curiosidad por saber que hacía un revolucionario en una isla donde no había ley y era difícil encontrar a alguien del gobierno por aquella zona.

- Bueno, ¿que te trae por esta isla? si puede saberse claro. -le dije riendo intentando conocer mejor aquel hombre.

Kurt les dejó un par de platos de carne asada con guarnición. A Louis le dio una copa de vino, y a Jack un vaso de zumo de naranja. El revolucionario tiró de la boca de la máscara hacia abajo, y esta se abrió con si tuviese un mecanismo, dejando la boca al descubierto. Bebió un trago de zumo y comenzó a cortar la carne con destreza y gracilidad.

- Estoy aquí de paso, mi buen Louis. Tal vez hayáis oído hablar de mi, mi identidad no es ningún secreto. Soy un hombre buscando. Piden 250.000 berries por mi cabeza, a causa de una desafortunada operación fallida en la que demasiada gente me vio.

Comenzó a comer velozmente. Tal vez podía pedirle ayuda a aquel chaval, parecía bastante hábil. Le explicaría a qué se dedicaba, y le comentaría los planes que tenía preparados para antes de partir de la isla. No sabía por qué confiaba tanto en aquel chico, pero le caía bien.

- La verdad es que tengo algo que hacer en esta isla, y tal vez podáis ayudarme. Sois hábil, por lo que veo. Hay un grupo de cazarrecompensas infiltrados capturando a piratas de bajo poder para sobrar sus recompensas. Esto me ha afectado, dado que han capturado a un par de amigos míos. Si me ayudáis a acabar con ellos y encontrar su escondrijo para liberar a los capturados, os los recompensaré cuantiosamente.

Mientras comíamos Jack me dijo que era un fugitivo con 250.000 berries por su cabeza. La verdad es que ese hombre parecía bastante fuerte solo había que ver la facilidad que tuvo para derrotar a uno de los cazadores de antes, no me extrañaba que el gobierno le buscara.

- Es posible que haya oído tu nombre, he conocido a muchos revolucionarios en mi aventura, tal vez alguno te nombrará pero soy bastante despistado. -le dije sonriendo un poco avergonzado.

Tras esto continuamos con la comida y me estuvo explicando que hacía en esa isla, unos cazarrecompensas habían capturado a sus amigos y el iba a ir a salvarnos, me propuso ir con el y a cambio me recompensaría. No tenía mejor cosa que hacer ya que me había perdido y no encontraba a el resto de la banda.

- De acuerdo, te ayudare, pero no necesito que me des nada a cambio, al fin y al cabo somos amigos. -le dije seriamente mientras bebía un trago de aquel delicioso vino.

Jack sonrió en le interior de la máscara. Amigos, ¿eh? Se veía que el chaval consideraba fácilmente a la gente "amigos". Él era más desconfiado, sin embargo Louis no le caía mal. Terminó de comer su plato y le hizo unas señas a Kurt. Le pidió un plano de la ciudad que usarían para guiarse por las callejuelas, donde buscarían a los cazadores. Esperó a que Louis terminase de comer y le hizo señas para que le acompañase fuera de la taberna.

- Se me fue antes la mano con los cazadores de antes. Debería haber dejado vivo a alguno para interrogarlo, pero en fin. Ahora debemos ir a los callejones donde seguramente estarán acechando a los piratas.

Avanzaron de nuevo hacia la red de callejones de antes. Las calles principales estaban llenas de criminales peligrosos y violentos, y la gente de menor nivel solía evitar esas zonas por lo general. Las calles secundarias eran más frecuentadas por piratas menores, y eran una auténtica mina para cualquier cazador que llegase a la isla (Si era lo suficientemente atrevido o estaba lo bastante loco para ir). Era obvio que debían ir ahí. Atravesaron una serie de estrechísimas callejuelas para ir a otras algo más anchas, prácticamente desiertas.

- Aquí estamos, esta es la otra cara de Jaya. Sed bienvenido al Laberinto, la zona más tranquila de la ciudad, y un paraíso para los traficantes que no desean ser robados por los piratas. Y desde ahora, parece que la zona de caza de una banda de cazadores. ¿Tenéis alguna idea sobre cómo encontrarlos?

Cuando terminamos de comer, Jack le pidió un plano a Kurt usando señas. Me dijo que no debería haber matado a los tipos de antes y haber podido sacarles algo sobre su jefe. Tras habernos ido de la taberna fuimos a el Laberinto, parecía ser que esta era la otra parte de Jaya, una vez allí Jack me preguntó si tenía alguna idea para encontrarlos.

- La verdad es que podemos probar algo, soy usuario de una fruta que me da poderes de convertirme en un perro y usar todos sus sentidos. Tal vez pueda encontrar el rastro de alguno de los de antes para saber de donde venían. -le explique a Jack con esperanza de que pudiera funcionar.

Entonces me transforme en mi forma animal y me puse a intentar encontrar aquel rastro, no era nada fácil ya que a saber el rato que haría que no pasaron por allí. Al estar un pequeño tiempo sin tener éxito alguno con aquella idea me concentre en escuchar ya que el oído de un perro era superior al de un humano haber si alguien hablaba de Jack, pero aún así no encontraba nada.

- Esto va a ser difícil. -le dije a Jack un poco decepcionado.

De repente mire hacía delante y vi que un hombre miraba fijamente a Jack mientras sostenía un papel, tal vez fuera su cartel de recompensa y aquel individuo lo reconoció. Así que le hice una señal a mi nuevo amigo y me dirigí hacía donde estaba el hombre del cartel intentando ser discreto.

Jack entendió las señas del perro en que se había transformado su acompañante. Se hizo el distraído y caminó por el callejón exponiéndose a un ataque del supuesto cazador. La idea era simple, en cuanto le atacase, se volvería hacia él y pararía sus ataques. Si whitedog era astuto, aprovecharía el momento para noquear o inmovilizar al hombre.

- Saludos, buen hombre - dijo Jack quitándose el sombrero ante el tipo del cartel.

Se giró y continuó caminando. Un sonido de pasos le indicó que estaba acercándose a él. En un veloz movimiento se giró y paró el espadazo agarrando la mano del cazador y girándole el brazo intentando rompérselo. Con el otro brazo le dio un puñetazo en el estómago haciéndole doblarse del dolor. El hombre se debatió ferozmente y le dio un codazo en la entrepierna. Jack aguantó el dolor como pudo y le dio un rodillazo en la cara, reventándole la nariz.

- ¡Ahora Louis! - dijo conteniendo el dolor.

Observaba los movimientos de mi nuevo amigo mientras se acercaba al hombre del cartel, yo también me acercaba disimulando en mi forma animal, entonces Jack y ese tipo empezaron a luchar. Mientras no me prestaban atención me acercaba rápidamente por si hacía falta mi ayuda.

De repente Jack me dijo mientras le daba un rodillazo en la nariz a el cazador, rápidamente volví a mi forma humana y con el canto de mi espada le golpee en el costado a el cazador y lo dejaba sentado en el suelo. Cuando se recupero un poco le puse mi espada cerca del cuello.

- ¿Donde se esconden tus compañeros? -le pregunte seriamente.

Antes de que respondiera mire a mi amigo para ver como se encontraba, parecía que lo había pasado un poco mal luchando contra este tipo, aunque no creo que se encontrara muy mal ya que no creo que fuera tan fácil dañar a un hombre tan duro como el.

- ¿Te encuentras bien? No te preocupes, enseguida encontraremos a tus amigos. -le dije sonriendo.

Jack gruñó y se incorporó con dificultad. Se acercó al hombre, muy enfadado, y desenvainó un cuchillo con el que le apuntó a su entrepierna, apoyándole la punta en los testículos. Estaba realmente molesto y no se iba a andar con tonterías, si hacía falta lo mutilaría. Ningún asqueroso cazador iba a interponerse en el camino de la revolución, y menos a capturar a sus compañero o a golpearle. Tenía claro que si no recibía una respuesta que le agradase, le clavaría el cuchillo.

- Dejémonos de tonterías, decidme dónde están los capturados. Si no me gusta vuestra respuesta, os cortaré vuestro testículo izquierdo, y volveré a preguntar. Seguirá el derecho y por último vuestra virilidad. Y no me pongáis a prueba, porque hablo muy en serio.


El hombre se quedó callado por un momento, respirando pesadamente. Observó con un gesto de mudo terror la sonriente máscara, realmente tétrica en esa situación. Miró el cuchillo, y una gota de sudor le resbaló por la sien. Paseó su mirada por la zona, abriendo y cerrando la boca y emitiendo gemidos de vez en cuando sin decir nada concreto. Jack apretó ligeramente el cuchillo y el hombre dio un respingo.

- ¡Está bien! ¡Está bien! ¡No... no me clavéis eso! ¡Están en un almacén junto a la costa, uno grande cerca de los cocoteros!


Jack retiró el cuchillo, y el hombre suspiró aliviado. Repentinamente le dio un puñetazo en la cabeza y lo dejó inconsciente. Entonces se levantó, dejando al cazador allí, y se encaminó al laberinto de callejuelas, hacia la zona por donde se salía del mismo y de la ciudad.

- Vamos, Louis. Por aquí encontraremos el almacén.