Buscando Información Valiosa (Sasuke, Tifa, Fleah y Kraven)

Yo, Flea D. Grohl, estaba con mi querida chalupa rondando por el Grand Line, en busca de mis padres, encerrados en Impel Down. Sin querer, me metí en el círculo vicioso entre Marineford, Ennies Lobby y la famosa prisión. No tardé mucho en girar por ahí, hasta que divisé una puerta abierta. No veía bien cuál de las tres era, pero un barco estaba saliendo de allí, camino hacia alguna de las entidades de la Marine.

Subí al barco y dejé mi botecito en la corriente. Derroté a cada uno de los 9 soldados que había, con diversos cortes, lamí su sangre, y me puse el traje más limpio, para pasar desapercibido.

Definitivamente, el enorme puente y la Puerta de la Justicia, me dieron a entender de que era la Isla Judicial Ennies Lobby. Primero me fijé que no haya miembros del CP de alto rango, o Marines conocidos mundialmente, y bajé corriendo hacia el puente. Había trajes negros del Gobierno, y blancos de las gaviotas, pero yo mataba indiferentemente a cada rival que se me cruzaba.

No resultaba difícil, eran todos débiles, por lo que la sangre de Marine se mezclaba con la de débil, y tenía un agrio sabor. Usando una sola de mis espadas, los derrotaba a todos, haciendo el menor enchastre posible, por mas que era muy difícil, pues mi gorra de Marine robada estaba completamente roja, casi del color de la banda que me cubre la frente. Un Agente me preguntó que le sucedió a mi gorra, y le contesté que recién volvía de una dura batalla, pero tardo en reaccionar, ya que tenía mi espada clavada en su yugular.

De repente, logré ver una muchacha bastante linda de cabello largo y castaño, un tanto musculosa pero encorvada, que estaba derrotando a tres Marines mientras los saludaba. Le hice señas de que venga, pero no me vio, así que no me quedó otra que acercarme a ella. No sabía si era pirata o revolucionaria, pero estaba casi seguro de que era de mi bando, por la forma de dejar inconscientes a los Marines que pasaban por su lado. Me saludó como a los otros, para luego intentar vencerme, pensando ella, supongo yo, que era un verdadero Marine. Yo evité su golpe, le sujeté la muñeca, me convertí en forma híbrida, para que conozca mi Akuma no Mi, y en voz muy baja le dije:

- Espera, somos del mismo bando. No me ataques, estamos juntos en esto - le comenté. Me dio la impresión de que era más linda de cerca - acabo de ver tus habilidades, nada mal, sólo que no me gustaría que emplearas esa técnica conmigo, ¿vale? - hice una pausa riéndome - Me dicen Lengua Sangrienta, todavía no puedo decirte mi nombre, no confío del todo en ti - Un Marine real se nos acercó sigilosamente para escucharnos. Yo le guiñe el único ojo que tengo a la chica, y terminé - ¿Has entendido, soldado? - le pregunté. Escuché los pasos del Marine legítimo, que se estaba yendo - Listo, ahora, vamos por este pasillo, si quieres derrotar Marines, claro - terminé, riendo otra vez. Volví a mi forma humana, y crucé los brazos para ver qué me contestaba.

Por aquellas instalaciones caminaba una figura encapuchada, la capucha era de color marrón y solo se veía una túnica blanca y unas botas marrones. Aquella extraña figura caminaba por aquellas instalaciones, el motivo por el que había llegado hasta allí era algo ridículo pues no dominaba bien la coordinación y se había perdido. Para colmo iba en un bote y como odiaba los vehículos y se mareaba en ellos había acabado algo desorientado y había seguido recto por aquel lugar. Se había metido por una puerta y tan solo sabía que como le pillaran allí le caería una buena bronca. Se trataba de Kraven, el usuario de la Hie Hie. Su poder era el hielo aunque su fuerte era su habilidad con la espada. Detestaba matar y por eso nunca mataba a nadie. Mientras se movía por aquel lugar tragaba saliva ocultando su rostro sin saber dónde diablos estaba. De pronto por uno de los pasillos a su espalda escuchó unos pasos y rápidamente se escondió tras una columna, allí pudo ver como pasaba un hombre vestido de traje y con corbata que siguió su camino.

- ¿Dónde me he metido?

Dijo en voz baja con un suspiro y un tono agradable y tranquilo. Decidió seguir aquel hombre de cerca mientras sacaba su libro llamado ``los caminos de la fuerza´´ y lo leía tranquilamente mientras caminaba de forma silenciosa. Había tenido bastante mala suerte, de todos los sitios donde había podido ir a parar había salid en un lugar donde había hombres trajeados y eso suponía o bien agentes o gente rica como nobles. Ahora que su curiosidad estaba despierta tenía que seguir investigando o reventaría. Mientras caminaba llegó a una sala donde sus ojos se abrieron de una forma increíble y se llevaba la mano a la boca con una expresión de horror en el rostro.

- Dios…¿Quién ha podido hacer algo así?

Dijo observando las paredes llenas de sangre y todo lleno de gente muerta, frunció el ceño observando de cerca los cuerpo por si alguno aún tenía posibilidades de estar vivo pero no era así. el que lo hubiera hecho había matado a todos con un arma que parecía ser una espada o katana por la forma de los cortes. Tragó salgo de saliva arrodillándose ante uno de ellos que tenía un corte en el corazón de forma limpia y pensó que el asesino debía ser un peligroso espadachín, viendo los cuerpo supo que eran marines y agentes y por lo tanto él mismo estaba haciendo un delito al estar allí. Debía salir de allí cuanto antes o tendría problemas y no quería líos debido a lo pacifico que era. Siguió caminando hasta llegar a una sala llena de archivos, debía ser un lugar donde guardaban información, no se percató de nada y seguía caminando. Tras unos segundos suspiró perdido cuando de repente alzó la voz aún con la capucha puesta y probando si alguien le escuchaba de una vez y le decía como salir sin problemas.

- ¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí?!

Recién acabados los tres Marines se acercó un cuarto, estaba dispuesta a asesinarle cuando de pronto ví como su cuerpo comenzó a trasformarse, por el aspecto que iba adquiriendo sin duda no era un usuario de Zoan corriente, debía tratarse de algún tipo de Zoan Mitológica extraña, mientras trataba de averiguar que era aquello el muchacho comenzó a hablarme:

- Espera, somos del mismo bando. No me ataques, estamos juntos en esto - Me dijo una voz justo tras acabar con varios Marines - acabo de ver tus habilidades, nada mal, sólo que no me gustaría que emplearas esa técnica conmigo, ¿vale? - De pronto el muchacho aquel comenzó a reirse - Me dicen Lengua Sangrienta, todavía no puedo decirte mi nombre, no confío del todo en ti - Un Marine real se nos acercó sigilosamente para escucharnos. me guiñó el único ojo que tenía y terminó - ¿Has entendido, soldado? - Me preguntó. - Listo, ahora, vamos por este pasillo, si quieres derrotar Marines, claro - terminó de hablar esperando una respuesta mía.

- ¿Tu no confías en mí y pretendes que te siga? Me parece que vas por mal camino, pero por lo visto buscas lo mismo que yo, Marines para destrozar así que puede que tengas algo que pueda interesarme. - Dije mientras le guiñaba un ojo con la última frase.

La proposición que me hizo sin duda era interesante, solo buscaba diversión aniquilando Marines y él sabía donde encontrar esa diversión, comencé a caminar por el pasillo adelantándome un poco cuando aparecieron esta vez un grupo de cinco Marines más, siguiendo con el mismo procedimiento, caminé hasta sobrepasarles y saludarles, una vez detrás suya utilicé el poder de mi Akuma no Mi para trasformarme en mi forma híbrida, en este estado me crecen dos brazos y dos piernas más además de aumentar mi tamaño hasta alcanzar los cuatro metros de altura, con una cuchilla en cada nudillo me acerque a ellos y cuando vieron mi sombre sobre ellos se giraron, no les dió a tiempo ni a reaccionar ni a gritar ni nada, cuatro de ellos cayeron con un puñetazo a cada uno en la nariz con cada uno de mis puños, al tercero lo agarré con dos piernas mientras con las otras dos me mantenía erguida, viendo su cara de terror le di un cabezazo que le hizo caer incosciente, le solté de la atadura y antes de que cayese al suelo le propine un golpe con los cuatro puños a la vez mandando el cuerpo del Marine a volar por todo el pasillo hasta estrellarse contra la pared.

- Por cierto, yo soy la Viuda Negra, no lo olvides. - Le dije con último guiño mientras volvía a la normalidad y esperaba que avanzase para ir con él a acabar con mas Marines

La respuesta que la chica me ofreció me sorprendió bastante pues no todas las lindas chicas son inteligentes como ella. Su deducción daba a entender que no era sólo una cara bonita. Finalmente, reflexionó y se dio cuenta que si lo que ella quería era derrotar Marines, debía seguirme.

Unos cinco Marines aparecieron delante nuestro. La chica me hizo un gesto con la mano de que se encargaría ella, así que yo le seguí la corriente. Saludé junto a ella, pero me quedé atrás para que actúe ella. Sin embargo, me llevé una gran sorpresa cuando le salieron dos brazos y dos piernas más, y creció de forma colosal. Toda la lindura que tenía la había perdido en esa metamorfosis que acababa de hacer. Yo supuse que era una Akuma no Mi, lo que sí estaba seguro, es que nunca la vería tan bella como antes. La muchacha logró derrotar a los Marines fácilmente, es más, lo hizo tan sencillo que me resultaba aburrido. Me dijo que su apodo era la Viuda Negra, y mis sospechas estaban claras al 100%. Era una Zoan de Viuda Negra, si no, no se podría explicar los brazos que le crecían.

Traté de entablar conversación con ella porque me estaba aburriendo de tanto correr:

- Yo soy una Mantícora, señorita arácnida, un ser mitológico con cuerpo de león, cabeza de hombre, alas de dragón y cola de escorpión. ¿Aclaré tus dudas con eso? - le pregunté a la atónita muchacha. Un grupo siete Marines se acercaron, me volví a ella, y continué - Creo que ahora es mi turno, sostén la gorra por favor - y el arrojé el accesorio hacia sus manos.

Me dije a mí mismo que me lo tomaría con más calma que la muchacha. No lo haría lo más rápido posible, ni siquiera pensaba usar mi Akuma no Mi para atacar. Me adelanté corriendo hacia el grupo de Marines, y les grité:

- Soldados, hay una fuga de un gas tóxico el cual está recorriendo el puente, salgan de aquí si no quieren morir - aparentando tener miedo, pero al mismo tiempo poner orden. Los Marines me dijeron que no abandonarían su puesto, y que había intrusos en la isla. Yo me reí y les pregunté - ¿Cuántos intrusos hay? Díganmelo y vayan a hacer un reporte - a lo que me contestaron que los infiltrados eran tres. Yo me sorprendí, había pensado que me contestarían que sólo eran dos, la chica y yo, pero bueno, les contesté, soltando una fuerte carcajada - Qué lástima que se hayan encontrado con uno de ellos tres

Los siete Marines se separaron, rodeándome. Yo desenfundé una de mis espadas, y rápidamente di dos pasos para atrás, así derrotar al primero, con un corte en el estómago. El que estaba en frente mío vino para atacarme. Me agaché y desde abajo corté su brazo, tocando un nervio, para que suelte su espada. Otro corte en el pecho terminó con él. Saqué mi segunda espada, y decapité a los dos que estaban a mis costados. Los tres que quedaban me atacaron al mismo tiempo. Logré defender a los dos de delante, y al de atrás le pegué una patada en la cara para sacármelo de encima. Corté cuatro piernas al mismo tiempo, para luego terminar con el último. Luego de finalizar, agarré a todos los que había derrotado o matado, y les desmembré la mano por la zona de la muñeca, para beber su sangre de lo más tranquilo.

Cuando terminé mi ritual pos-pelea, invité a mi, ahora amiga, a seguir corriendo.

Llegamos a una habitación extraña. Estaba pintada de blanco por un lado, y de rojo por el otro, pero no era cualquier rojo, era rojo carmesí, rojo sangre. Toqué la parte colorada del tapiz, y me di cuenta de que era sangre del momento, estaba húmeda todavía, podía tocarla. Acto seguido, escuché de la habitación posterior a alguien que preguntaba "¿Quién eres y qué haces acá?" a lo que yo entendí que era el tercer infiltrado al que estaban interrogando. Le hice una seña a la chica para que haga el menor ruido posible y que me siga, hasta que logré pegar un oído a la puerta. Lamentablemente no se escuchaba nada, así decidí mirar por el cerrojo.

Pude divisar una gran biblioteca llena de archivos que quién sabe lo que contenían. En una de las puertas, cercana a la nuestra, había un tipo encapuchado, de marrón, al que yo pensé que era el tercer intruso. Me llevé una gran, pero buena sorpresa, de que la otra persona, la que habló anteriormente, no era un Marine, y que éramos cuatro los infiltrados en la Isla Judicial. Decidí hacer una entrada épica cortando la puerta en diez pedazos.

- Cuidado, gente, nadie nos ataque, estamos de su lado - le dije, tranquilizando al cuarto tipo, que me miraba con una cara asesina, blandiendo su espada - venimos a matar Marines, y por suerte veo que ustedes no lo son. Tu, el que está agarrando un archivo, tráeme el que habla sobre Impel Down - le ordené al otro espadachín.

Estaba más tranquilo que nunca. No solo éramos cuatro infiltrados, si no que todos teníamos un aspecto fuerte y poderoso, y no solo eso, teníamos una hermosura con nosotros, y miles de miles de Marines por matar, para beber su sangre.

Realmente se había perdido y no sabía dónde estaba. Su mirada analizaba de forma tranquila el lugar con calma. Después de su grito no tenía de idea si alguien le había escuchado, lo que si sabía era que debía largarse de allí cuanto antes. De repente unas palabras le llamaron la atención. Le preguntaban quien era que hacía allí. Este sintió como la voz venía de su espalda. Tragó saliva pensando que se había metido en un lio cuando se fue girando muy despacio hasta ver al chico. Al ver que no iba vestido de traje como los demás o de marine suspiró y se llevó las manos a la cabeza de forma tranquila. Se había llevado un susto creyendo que le habían pillado pero por lo que veía no era un marine ni un agente aunque tal vez lo era e iba camuflado. La voz del hombre sonó calmada y amable mientras levantaba las manos. Desde fuera no se veían sus espadas pero no pretendía nada malo por lo que levantó las manos del todo mirando al chico.

- Calma… solo soy alguien que se ha perdido, no pretendo molestar ni nada parecido chico, estate tranquilo. No me meteré en tu camino ni planeo fastidiarte, solo me perdí leyendo.

Dijo para evitar problemas con aquel espadachín, de repente sintió un ruido a su espalda, como si la puerta fuera destruida. Con un simple movimiento de manos a la altura de sus hombros se formaron dos estacas de hielo a cada lado apuntando al que había entrado siendo asó cuatro estacas de hielo afiladas que apuntaban hacia el que estuviera detrás. Tras aquello escuchó sus palabras de que no quería atacar y deshizo las estacas de un movimiento para girarse y mirar al chico de forma calmada y tranquila. Venían a matar marines y no era algo que agradara al rubio que no debía ni estar allí. Después escuchó como el nuevo el cual estaba seguido de una chica ordenaba al moreno que le pasara un archivo de impel down. La gran prisión de máxima seguridad. ¿En qué lio se había metido ahora el joven Kraven? Era un misterio pero ahora estaba metido en ellos.

Sus oídos escucharon unas voces que provenían de una pequeña puerta, era como si marines vinieran por ese lado, el chico miró al resto y sin decir nada se acercó a la puerta colocando la palma de su mano en ella. De sus dedos surgió hielo que comenzó a congelar la puerta y parte de la pared creando una capa de hielo para que no pudieran pasar. Su habilidad de hielo era realmente increíble y de esa forma evitaba líos sin matar a nadie. Desde que comió aquella fruta no había matado a nadie ni pensaba hacerlo nunca. Los marines golpeaban con los puños el hielo. La mirada del chico miró al resto mientras se quitaba la capucha con la mano libre dejando ver su pelo largo y castaño muy claro casi rubio, su barba y su bigote junto con sus ojos azules claros. Parecía mayor pero era joven en realidad, habló a los que allí había en un tono calmado.

- Bien, creo que debemos cooperar para salir de aquí. Me llamo kraven.

Tras acabar con la efímera existencia de aquellos cinco Marines, "Lengua Sangrienta" y yo comenzamos a avanzar para que me llevase hasta ese precioso lugar donde acabar con centenares de Marines ya que esa era mi principal misión en Ennies Lobby, mermar las fuerzas del Gobierno para así igualar un poco a la Revolución.

Al poco de proseguir avanzando mientras caminábamos volvía a mi forma natural y guardaba mis armas, no sabía cuando nos duraría el disfraz pero hasta ese momento era mejor seguir pasando desapercibidos, mi compañero comenzó a conversar conmigo desvelándome algún que otro secretillo sobre su Akuma.

- Yo soy una Mantícora, señorita arácnida, un ser mitológico con cuerpo de león, cabeza de hombre, alas de dragón y cola de escorpión. ¿Aclaré tus dudas con eso? - Me preguntó mientras caminabamos, al poco apareció otro pequeño grupo de Marines, por desgracia el muchacho se los pidió para él - Creo que ahora es mi turno, sostén la gorra por favor - Dijo mientras me lanzaba la gorra, ¿Que se a creído este? Se pensará que por ser mujer puede tratarme como un perchero... No sabe con quien se la está jugando.

No tardó demasiado en deshacerse de aquel pequeño grupo y proseguimos nuestro avance, seguía con la en la mano, tenía pensado devolvérsela pero antes había que dejar claro un par de cosas a este tipejo. - Vuelve a hacer eso y no saldrás vivo de esta isla. - Le dije mientras le miraba sonriendole y guiñandole un ojo a la vez que le tendía su gorra devolviendosela.

Nada mas devolverle la gorra llegamos a una habitación donde la pared estaba ensangrentada, sin duda los otros dos infiltrados han pasado por aquí ya sea para bien o para mal, mi compañero "Lengua Sangrienta" se puso a investigar en la cerradura de la puerta contigua a la pared ensangrentada y de pronto y sin previo aviso la cortó en varios trozos, nada mas hacerlo se adentró en ella mientras lanzaba unas palabras para que no le rebanasen el cuello.

- Cuidado, gente, nadie nos ataque, estamos de su lado -dijo, tranquilizando al cuarto tipo, que lo miraba con una cara asesina, blandiendo su espada - venimos a matar Marines, y por suerte veo que ustedes no lo son. Tu, el que está agarrando un archivo, tráeme el que habla sobre Impel Down - le ordenó al otro espadachín.

Este muchacho quiere morir hoy, eso fue lo primero que pensé cuando le ví hacer aquella temeridad, no solo entraba por la puerta en plan épico si no que encima lo hacía dando ordenes a diestro y siniestro, como era evidente, los otros dos infiltrados no tardaron en reaccionar, uno congeló la pared haciendo muestra de su poder mientras que el otro le lanzó la espada a modo de advertencia, antes de que esta se clavase en la pared la agarré con los dedos por la hoja, no entendía de espadas pero si de cuchillas y seguro que eso no sería bueno para ella.

Después de aquello el que lanzó la espada mostró su descontento ante el hecho de que "Lengua Sangrienta" comenzase a darle ordenes, nada mas terminar su queja ambos se presentaron, el primero, aquel que había congelado la pared se llamaba Kraven mientras que el que había lanzado la espada se hacía llamar Hakuryu, una vez terminadas sus presentaciones me tocaba a mi.

- Yo soy Tifa, y solo estoy aquí para asesinar Marines y causar la destrucción en Ennies Lobby. Dije a todo el grupo mientras le devolvía la espada a Hakuryu. - Si alguno solo busca irse de la isla lo respeto, pero que no cuente conmigo si antes no hemos acabado con mas de media Ennies Lobby, así que vosotros direis que quereis hacer. Dije para que quedase claro que yo no iba a huir tras solo haber acabado con cuarenta y tres Marines, estaba aquí para dejar sin efectivos a la Marina y al Gobierno aún a costa de mi vida por lo que buscar una salida de la isla no era una opción para mi.

- Podemos hacer varias cosas. Dije mientras cogía un papel y lápiz de encima de la mesa y comenzaba a garabatear lo que explicaba. - De los que habemos aquí, tu, Kraven, no tienes pinta de querer estar involucrado en todo esto, al menos si quieres seguir teniendo una vida apacible. Le dije mientras le lanzaba una sonrisa. - Así que tu eres perfecto para conseguir encontrar una salida de la isla sin levantar sospechas, por otro lado, Hakuryu, sin duda eres muy bueno con la espada pero no se si quieres verte envuelto en todo esto así que podemos ir los tres juntos a asesinar a todo lo que se nos cruce o ayudar a Kraven, haz lo que mejor te parezca. Dije mirándole a los ojos, con aquellas palabras no pretendía darle una orden ni mucho menos, solo estaba dando ideas de lo que podíamos hacer con las alternativas que teníamos pero creo que estas eran las mejores opciones y por eso las expuse ante los otros tres.

- Vosotros diréis que queréis hacer pero yo de aquí a cincon minutos me voy a seguir rebanando pescuezos. Dije justo cuando acababa el dibujo chapuza que había hecho, en el se explicaba con muñequitos de palos lo que ya había dicho, una vez terminado el último trazo del dibujo cutre clavé el lápiz contra el dibujo y en mesa y me sentaba en una silla esperando la respuesta del resto.

Ese muchacho, Kraven, parecía tener buenas habilidades, ya que evitó por suerte, los pedazos de la puerta rota por mí con estacas de hielo que salieron de sus manos. Pude deducir al instante que se trataba de la Hie Hie no Mi, la logía del hielo. Luego, se dirigió hacia otra puerta, para evitar que unos Marines entraran, bien por él.

El muchacho de aspecto asesino con la espada, al parecer no soportó que le pida el archivo de Impel Down, y me revoleó su espada, rozándome la mejilla, y dejando caer un pequeño hilo de sangre. Yo estiré mi larga lengua lo más que pude para no ensuciar mis ropas más de lo que ya estaban.

- Muchacho, ¿Qué diferencia hay entre lanzar una espada que tirarme el archivo que contiene información de Impel Down? ¿Tanto te cuesta? Que gente intolerante - dije, suspirando - y anteriormente, la señorita se enojó porque le pedí por favor que sostuviera una gorra de Marine cubierta de sangre, para que no la vieran, para disimular un poco. Si quieren salir vivos de aquí, me parece que el primer paso es mantener la tranquilidad, y no volverse loco por algo que le piden, ni revolear katanas por doquier - terminé, algo molesto por las acciones de estos dos individuos.

El chico ignoró mis preguntas, y me advirtió que no le ordene así las cosas, y que se las pida por favor. Yo habría jurado que se lo había pedido con buenos modales, pero si no fue así, le debía una disculpa, cosa que, con lo orgulloso que soy, no decidí hacer en ese momento. Cuando el muchacho se estaba por ir, el hombre de la Hie Hie propuso cooperar para salir de ahí, y que se llamaba Kraven. Hombre, ¿Un nombre más difícil no podían ponerle sus padres? La cuestión es que le apodé Hielitos, para recordarlo más fácil. El chico se detuvo, y se presento como Hakuryu.

Mientras tanto, la muchacha, todavía detrás mío, se hizo llamar Tifa, y venía para asesinar Marines y destruir Enies Lobby, un plan el cual ella sola no podría cumplir. Yo pensé en ayudarla, pero antes de opinar, decidí que la Viuda Negra terminara de hablar. La verdad que era bastante salvaje, pues ella venía apropósito y con motivo de matar a cada Marine que se le cruce, no como los demás, o por lo menos Hielitos y yo, que veníamos perdidos. Luego, la muchacha sacó lápiz y papel, y comenzó a escribir alguna estrategia de matanza y luego escape. Dijo que Hielitos podría buscar la salida, mientras nosotros tres asesinábamos a cual Marine se nos cruce, idea que no me pareció del todo mala.

Al fin Tifa terminó de hablar, y llegaba mi momento. Lo primero que hice fue ir hacia la biblioteca, a la parte de la letra I, para encontrar Impel Down. Sin duda, el archivo de la prisión subterránea era mucho más grueso que el que tenía Hakuryu. Hablando del espadachín violento, lo primero que hice fue desenvainar mi espada, y apoyar la punta en mi hombro. Caminé lentamente hacia el muchacho, y le susurré lentamente:

- Te lo advierto: no me gustan los tipos creídos. Vuelves a tener una actitud similar, y no creo que ninguno de los dos salga vivo, ya que nos descubrirían fácilmente - le dí la espalda, y la punta de mi katana, todavía sobre mi hombro, tocó la piel de Hakuryu, en la mejilla, como él me cortó a mí. Guardé mi espada, me di vuelta, pasé un dedo por donde estaba la sangre, y me lo metí en la boca - siento que no eres un tipo débil, eres fuerte, nos ayudarás bastante con tu gran potencial - y mi único ojo se iluminó.

Al parecer Tifa estaba apurada, y dijo que en cinco minutos se iba a cazar Marines. Yo la traté de tranquilizar, diciéndole:

- Escucha, Tifa, entiendo tu afán por matar Marines, yo siento lo mismo en este momento, estoy sediento de sangre en este momento, pero hay que esperar, no podemos dar un paso en falso, o sino, mira si tal vez viene un Almirante con su Buster Call y hunde la isla, me parece que somos todos usuarios de frutas, así que no sobreviviríamos en el agua. Tenemos que anticiparnos a las anticipaciones - dije, riendo. Luego, me volví hacia Kalven, o Kraem, ya no recuerdo, y le dije, con un tono tranquilo y pasivo, no vaya a ser que sea intolerante como los otros dos - Hielitos, ¿podrías sellar todas las puertas de la habitación, por favor? Necesitamos un plan de asesinato/escape, y nos llevará más de los que pensamos, sí, Tifa, más de cinco minutos. Por cierto, yo soy Flea.

El ambiente se estaba calentando un poco por lo que estaba pasando. El tipo moreno le había lanzado la espada al otro tipo sin venir a cuento cuando solo le había pedido un archivo. Aquel moreno no era el único espadachín pues Kraven también lo era, prefería ocultarlo directamente y usar su arte para fines nobles. Después de unos segundos la muchacha se puso a escribir un plan en un papel de forma increíble. Según sus palabras quería que el usuario del hielo buscara una forma de escapar, algo que no le pareció mal pues no quería pelear con nadie. Los planes de ellos de matarse entre sí con los marines no le gustaban pero no era nadie para meterse donde no le llamaban, bastante había liado ya. Mientras hablaban el otro chico fue a buscar un archivo de algo de Impel Down ya que le escuchó decírselo al moreno anteriormente. Ahora le dijo algo y le hizo un corte lamiendo la sangre. Este pegó un suspiro y miró a la chica de forma amable asintiendo.

- Bien, yo me ocupare de buscar una salida entonces. Volveré a buscaros cuando lo tenga todo listo, espero no volver a perderme.

Dijo tras una tranquila carcajada dirigiéndose a una de las puertas cuando aquel chico le llamó ``Hielitos´´ algo que le dio igual. No se iba a picar por algo así, es más, le hizo bastante gracia el nombre. Este quería que sellara las puertas para que tuvieran más tiempo para pensar. Tras unos segundos le sonrió de forma tranquila haciéndole una pequeña reverencia de respeto para que viera que él no era nada cruel ni mala persona.

- Enseguida Flea, pondré un hielo débil que se derretirá en unos cinco minutos aunque con un buen corte se podrá destrozar sin problemas.

Este le sonrió una vez más y se dirigió a las puertas de aquella sala empezando a colocar las manos en los marcos de las puertas congelándolos y formando pequeñas capas de hielo. De esa forma dejó todas las puertas cubiertas de hielo menos una por donde se iría él a buscar una forma de huir. Tras unos segundos se giró mirando a sus aliados de forma calmada y tranquila para después sonreírles de forma agradable.

- Yo usare esta puerta para investigar, os la dejare abierta y me ocupare de no dejar entrar a nadie.

Tras decir aquello les hizo un gesto y atravesó la puerta de forma tranquila pasando al otro lado y llegando a un largo pasillo. Estaba iluminado por bombillas en el techo, el chico empezó a caminar de forma calmada con las manos en los bolsillos por aquel pasillo observando a su alrededor por si había trampas. Todo estaba realmente tranquilo en aquel lugar pese a que sabían que había gente en la biblioteca. Tal vez planearan algo malo. Una vez cruzó el pasillo colocó sus manos en el suelo creando una pequeña capa de hielo para hacer el pasillo resbaladizo para los marines que cruzaran. Después de hacer aquello siguió caminando hasta llegar a un balcón donde observaba la isla y muchos marines movilizándose por doquier.

- Bueno, a ver como hago esto.

.

Me incliné hacía adelante apoyando los codos sobre las rodillas y juntando las manos mientras escuchaba todo lo que tenían que decirse los espadachines, con tanto desenvainar y envainar esto parecía mas una competición de penes otra cosa, motivo que me llevó a reirme, no a carcajadas pero que se podía escuchar sin problemas.

- Ya veo que los dos tenéis espadas y que no os convence demasiado mi plan, de todos modos "Hielitos" no quiere verse involucrado y que sea él quien busque la forma de escapar es lo mejor, ahora bien, si no queréis seguir mi plan ¿Qué proponéis?

Estaba ya algo cansada de que los dos pusieran pegas pero no propusiesen nada, a este paso volverá el CP y nosotros seguiremos aquí pensando una estrategia, aparte de la primera idea que había pensado se me ocurría otra aunque esta si que sería demasiado arriesgada...

-  Si queréis puedo hacer de cebo, vosotros dos vais junto con Kraven a buscar una salida de la isla y mientras yo atraeré a todos los Marines de la isla, y no vengáis con que yo sola no podré porque apenas he comenzado a calentar.  Dije guiñándoles un ojo.

Realmente esta era la única salida que veía viable, ellos tres no querían verse demasiado involucrados y yo estaba sedienta de sangre, aunque Flea también había dicho que quería venir conmigo para destrozar a los Marines.

-  No sé que tendréis pensado vosotros pero lo que sea ya podéis estar hablando o los del CP nos encontrarán aún en esta sala pensando que hacemos.

Después de aquello me asomé por la ventana para ver que ocurría en la isla, los Marines estaban moviéndose, quizás demasiado para mi gusto porque tanta organización solo podía ser señal de que nos estaban preparando alguna sorpresita, espero que Kraven se las pueda arreglar el solo y que no le pase nada por ir él solo.

Seguí observando por la ventana y a lo lejos pude ver una estatua en honor a Akainu, esta era bastante grande y toda ella de acero, si no podía destrozar a tantos Marines como quería entonces aquel monumento a Akainu sería mi objetivo, la haría caer a base de fuerza bruta.

Sin duda aquel monumento se había levantado en honor a Akainu y a su sentido de "La justicia Absoluta", no compartía ni mucho menos esos ideales ni sus pensamientos pero por lo visto el Gobierno Mundial si, de lo contrario no le habrían levantado esta construcción en su honor.

La joven, Tifa, propuso que Hakuryu y yo vayamos con Hielitos para buscar la salida, mientras ella hacía de cebo Yo me interpuse inmediatamente a esa opción, pero esperé paciente a que la Arañita terminara de hablar. También dijo que nos apuremos a decidir el plan, porque el CP9 vendría y nos derrotaría. En un momento, miró por la ventana, como extrañada por algo, pero bastante feliz. Había visto algo que hizo brillar sus ojos, pero no sabía el qué. Sin embargo, retrocedí recordando lo que dijo, y le hable con violencia, cabe destacar, pero con respeto:

- Yo no pienso trabajar con este mocoso espadachín. Estoy sediento no, lo siguiente, y necesito sangre, sangre, y más sangre. Para eso necesito Marines, muchos Marines. De todas formas, a la hora de matar yo soy sigiloso, no como alguien - miré de reojo a Hakuryu - que deja cadáveres en medio del puto pasillo y pinta la pared de rojo.

Luego de que mi enojo cesara, sabía que Hakuryu se enojaría conmigo, y me diría algo, pero decidí no prestarle atención y continuar con el plan. ¿Qué plan? No sé, no teníamos ninguno. Salí por la puerta que Hielitos había dejado abierta, y llegué hasta un pasillo. Ese pasillo estaba completamente enhielado, y resbalé. Supuse que había sido Kenva, o Kavrem y no le di importancia. No me había visto nadie y no había nadie en el pasillo, por lo que pensé que nadie lo había escuchado. No era así, ya que unos segundos después de que me levantara un grupo de Marines resbalo al igual que yo. Estos iban corriendo por lo que el impacto contra el suelo fue peor y quedaron inconscientes. Ahí pensé que el trabajo de Hielitos se había realizado, porque sino, o me hubieran visto, o habrían descubierto a Hakuryu y a Tifa.

Decidí evitar ese pasillo y tomar el camino contrario. Desenvainé mi espada por las dudas, ya que capaz en alguna situación que me tome por sorpresa, no estaba listo para defenderme a tiempo. Busqué el lugar con más Marines, asomándome por las ventanas, para deducir por dónde había mayor cantidad.

Encontré unas escaleras, y por fin bajé al patio, lugar donde casi todos los Marines estaban. Sin embargo, decidí mantenerme en secreto antes de tirarme a lo loco, y recorrer todos los pasillos en búsqueda de más Marines. Activé mis botas de velocidad, que me otorgan un 5% de rapidez, y corrí por todo los lugares, sin dejar uno de lado, exceptuando, obviamente, el pasillo con hielo, que Hielitos había dejado.

Finalmente, y muy cansado, volví a la biblioteca. El hielo de las puertas todavía no se habían secado, por lo que supuse que tardé menos de 5 minutos en ir y volver. Abrí la puerta por la que salí en un principio, y, suspirando fuertemente, dije:

- Están todos en el patio, no hay de qué preocuparse. Excepto unos cinco o seis que están inconscientes en el pasillo de por aquí al lado. Hielitos debe estar pudiendo pasar desapercibido, no nos preocupemos por él. ¿Matamos a todos en el patio y nos vamos en un barco?

Crucé de brazos y esperé la respuesta del espadachín y de la Viuda Negra. Me estaba comenzando a aburrir, y mi sed de sangre aumentaba cada vez más.

El chico observaba desde aquel balcón una especie de estatua de un hombre al que no conocía. Sin darle importancia a aquellos pensó en como bajar del balcón, debía encontrar un barco donde todos pudieran salir de allí. Sus ojos divisaron uno algo más alejado de los demás y supo que era una buena opción pero parecía estar plagado de marines. Los demás estarían eliminando marines seguramente, era algo que no le gustaba nada pues las muertes no iban con él. Sin pensárselo cerró los ojos y estiró ambas manos a un lado de la baranda formando una cuerda de hielo. Usando esta pegó las manos a dicha cuerda creando otra capa de hielo y comenzó a descender por aquella cuerda que le sacaba del balcón. Estaba a punto de bajar al puerto donde había bastantes cajas enormes de mercancías variadas para poder esconderse entre ellas y así poder llegar hasta el barco en el que se había fijado. Una vez tocó el suelo deshizo la cuerda de hielo y se dirigió a una caja colocándose detrás de esta. Varios marines pasaron por el otro lado de la caja hablando entre ellos de forma calmada.

- La estatua es impresionante la verdad, los constructores han hecho un buen trabajo, supongo que el sargento les dará una buena suma de dinero. Te apuesto que dicha suma supera nuestro sueldo de cinco meses y puede que hasta seis.

- Eso no te lo niego, nuestro sueldo es una miseria pero si prefieren pagarle más a los que hacen estatuas allá ellos, si luego hay falta de motivación la culpa es solo suya. Nosotros nos jugamos el pellejo día y noche por salvar a los ciudadanos de malvados piratas y ellos solo ponen piedras. Bueno vayamos al interior que se oye bastante escándalo.

Una vez aquellos tipos pasaron andando, el tipo del hielo de movió de forma muy silenciosa por las cajas del puerto colocándose su capucha marrón. Sus pasos eran muy sigilosos pero estaba algo perdido ya que desde abajo no tenía la misma visión que la que le ofrecía aquel balcón desde don veía prácticamente todo. Pasaba la mano de forma calmada por las cajas sintiendo el tacto del metal por sus dedos. Finalmente pudo llegar a un pasillo donde podía ver aquel barco en frente. Tras una agradable sonrisa se dirigió a él de forma calmada.

- Preparaos para desembarcar señores.

Dijo una voz que se pudo escuchar, el chico rápidamente se escondió detrás de unos tablones de madera y pudo ver como un grupo de unos quince marines salía del barco y se dirigía al edificio donde estaban los demás. Aquello tenía doble filo, por un lado el barco se quedaba con menos gente o con suerte totalmente vacío. Pero el otro lado era que ahora sus compañeros iban a tener una visita de bastantes marines, este confió en que ellos podrían vencerlos fácilmente. Ahora quitó los tablones y se dirigió al barco pasando por una tabla que habían dejado allí puesta.

- No es que me moleste estar parada tanto tiempo, es que no me gustaría tener que enfrentar al CP y menos en estas condiciones.

Después de aquello Flea que había ido a investigar volvió con algo de información sobre los Marines, según nos dijo un pelotón se dirigía hasta nosotros, al poco Sasuke nos dijo como se había infiltrado en la isla, resulta que existe un camino que conecta Water Seven con Ennies Lobby, a buenas horas me entero yo de eso...

- Yo veo mejor la segunda opción pero nuestro amigo Kraven se ha ido hace rato así que puede que ya haya secuestrado un Navío o algo.

Ya con el plan predefinido me levanté de la silla y me acerqué a la estantería de los documentos, buscaba el plano de la isla para poder orientarnos mejor, un rato mas tarde encontré los planos y los extendí sobre la mesa.

- Veamos, aquí todos tenemos cosas pendientes por hacer, yo antes de marcharnos tengo que pasarme por el polvorín de la isla y dejar un regalo al Gobierno, Flea quiere asesinar a mas Marines y tu Sasuke solo quieres escapar de la isla, bien, haremos esto, flea y yo resolveremos nuestros asuntos antes de escapar así que nos encontraremos en el puerto, justo aquí. Dije señalando una casa cercana al puerto. - Allí dentro de 15 minutos, ni mas ni menos, el que se retrase mala suerte, el resto partiremos.

Parecía que por fin teníamos un plan en condiciones y cada uno nos salíamos con la nuestra, así que ya lo teníamos todo solucionado, agarré los planos y los cerré para poder guardármelos mejor, ya puestos tenía pensado robar los planos y ofrecérselos a la Revolución para futuras incursiones o incluso por si algún día tratan de destruir la isla.

- Lo haremos así, en 15 minutos allí. Volví a repetirlo por si acaso no me habían escuchado.

Me arreglé el disfraz de Marine que había robado antes y salí corriendo directa al polvorín, no tenía demasiado tiempo así que tenía que llegar rápido, la mayoría de Marines de la isla también estaban correteando así que no llamaría la atención y como sabía exactamente por donde tenía que ir estaría allí en poco mas de 3 minutos.