Christa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le dolía la cabeza, tanto que sentía como si un pequeño hombrecillo quisiera abrírsela desde dentro.
Abrió los ojos con cuidado para que los rayos de sol no le lastimasen y el mundo se presentó como un mosaico de colores entremezclados e imágenes distorsionadas. El dolor de cabeza se intensificó cuando se incorporó y las ganas de vomitar le asaltaron, comenzando la batalla más dura del día. El estómago y el diafragma se le contractaron, pero luchó y contuvo el asco, las náuseas; sentía como si algo le quemara el esófago.
Se levantó en medio de una habitación hecha un auténtico desastre, daba la impresión de que hubiera sido caóticamente ordenada por un niño con hiperactividad o, peor aún, producto de la pelea de dos tipos con alcohol hasta el culo. Había latas de cerveza en el suelo, colillas de cigarro e incluso unas papas fritas a medio comer. Y sin kétchup. ¿Quiénes eran todas esas personas de piel morena y cuerpos pequeños pero robustos? Ninguno de esos rostros se le hacía familiar.
Entre el desorden y la basura encontró su brazo izquierdo, el mismo que antes era de carne y hueso, pero ahora de tuercas y metal. Se lo quitó a uno de los hombres pequeños y gordos, que dormía plácidamente como un bebé sosteniendo la mano de su madre, y luego lo insertó adecuadamente.
-Nunca me acostumbraré a esto, si parezco un maldito rompecabezas -gruñó para sí misma después de escuchar el clic entre el hombro y el brazo.
Se lavó el rostro en el baño, ignorando convenientemente a la pareja que dormía en la tina, y se fijó que le faltaba un diente. ¿En qué momento había pasado eso? ¿Y por qué tenía un tatuaje en la cara? Joder, no se acordaba de nada.
Las ganas de vomitar interrumpieron las preguntas internas y corrió al excusado, echando todo lo que había comido la última semana. Las arcadas que soltó fueron tan fuertes que habrían despertado a cualquiera, pero ninguno de los hombres de piel oscura se inmutó: dormían como si fuera un acto sagrado para ellos.
-Necesito algo más que solo agua…
Salió del baño, atravesó la sala principal y entonces abrió la puerta que supuestamente daba a la cocina. Se detuvo justo allí, justo cuando sus ojos se encontraron con los indescifrables botoncitos negros de la llama con sombrero y delantal de chef. El intercambio de miradas duró unos interminables segundos hasta que la llama se hizo caca.
-¿Qué…?
Abrió los ojos con cuidado para que los rayos de sol no le lastimasen y el mundo se presentó como un mosaico de colores entremezclados e imágenes distorsionadas. El dolor de cabeza se intensificó cuando se incorporó y las ganas de vomitar le asaltaron, comenzando la batalla más dura del día. El estómago y el diafragma se le contractaron, pero luchó y contuvo el asco, las náuseas; sentía como si algo le quemara el esófago.
Se levantó en medio de una habitación hecha un auténtico desastre, daba la impresión de que hubiera sido caóticamente ordenada por un niño con hiperactividad o, peor aún, producto de la pelea de dos tipos con alcohol hasta el culo. Había latas de cerveza en el suelo, colillas de cigarro e incluso unas papas fritas a medio comer. Y sin kétchup. ¿Quiénes eran todas esas personas de piel morena y cuerpos pequeños pero robustos? Ninguno de esos rostros se le hacía familiar.
Entre el desorden y la basura encontró su brazo izquierdo, el mismo que antes era de carne y hueso, pero ahora de tuercas y metal. Se lo quitó a uno de los hombres pequeños y gordos, que dormía plácidamente como un bebé sosteniendo la mano de su madre, y luego lo insertó adecuadamente.
-Nunca me acostumbraré a esto, si parezco un maldito rompecabezas -gruñó para sí misma después de escuchar el clic entre el hombro y el brazo.
Se lavó el rostro en el baño, ignorando convenientemente a la pareja que dormía en la tina, y se fijó que le faltaba un diente. ¿En qué momento había pasado eso? ¿Y por qué tenía un tatuaje en la cara? Joder, no se acordaba de nada.
Las ganas de vomitar interrumpieron las preguntas internas y corrió al excusado, echando todo lo que había comido la última semana. Las arcadas que soltó fueron tan fuertes que habrían despertado a cualquiera, pero ninguno de los hombres de piel oscura se inmutó: dormían como si fuera un acto sagrado para ellos.
-Necesito algo más que solo agua…
Salió del baño, atravesó la sala principal y entonces abrió la puerta que supuestamente daba a la cocina. Se detuvo justo allí, justo cuando sus ojos se encontraron con los indescifrables botoncitos negros de la llama con sombrero y delantal de chef. El intercambio de miradas duró unos interminables segundos hasta que la llama se hizo caca.
-¿Qué…?
- No puede ser peor, digo yo. [Xemnas-Leiren / Pasado-privado]
- Chico y chica en la marina ¿Que puede pasar raro?[Charlotte]
- Lo mejor que le puede pasar a una patata [+18][Priv Illje - Claude]
- [Privado] El peor laberinto de la historia. [Ushi y Kiogre][Post-TS]
- Fuimos de la peor generación, ¿lo recuerdas? | Privado | Kedra & Simo
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.