Se hace camino al andar [Pasado]

Berry se había pasado la noche anterior limpiando los pisos del cuartel con el fin de entrenar sus brazos y piernas. Por tal motivo se había acurrucado y dormido en un rincón de la cocina con los cepillos todavía atados en sus garras traseras. Al escuchar tanta conversación, aquel bulto negro comenzó a moverse mostrando los tatuajes dorados que decoraban su pelaje, sus ojos rojos apenas se movían mientras sus orejas ya estaban paradas como si fuesen antenas acaparando el ruido proveniente de aquel recluta.

—¡Ñamm! Haces mucho ruido... ¡Bwaaa! ¿Qué día es hoy?—

Preguntó somnolienta yendo de lado a lado como si estuviera despertando de un sueño alcoholico pero no es sencillo caminar con dos cepillos enjabonados atados a tus pies y menos cuando eres alta. Apenas llevaba una camisa abierta dado su poco interés en arruinar su uniforme mientras entrenaba y dado su aspecto animalesco, su pelaje desordenado y su falta de modales al tomar una papa para comenzar a comerla cruda no distaba de algún gato callejero que se hubiera colado por la ventana.

—¿Esos agujeritos son de decoración o hacen música?—

Y sin mediar permiso la mink ya andaba poniendo sus dedos en la curiosa cabeza de su compañero, presionando esos agujeros como botones para intentar descubrir para que servían. No tardó en llegar al extraño globo que surgía como un plátano sobre la cabeza de este jalando quizás con un poco de exceso para ver si era una especie de disfraz. Por fortuna se detuvo al primer intento.

—Mhnn... eres muy extraño... ¡Debo seguir dormida! Entonces este es un sueño... ¿Soy una zorra también o soy un horrible y detestable gato?—

Preguntó ojeando su cuerpo sintiendo los cepillos aún en sus patas y cayendo cómicamente al suelo al tratar de perseguir su propia cola dado el resbalón que los enjabonados cepillos le dieron. A la caida le siguieron varias ollas cayendo sobre la cabeza, haciendo un ruido de campanario que retumbaba en su cabeza mientras reía todavía pensando que estaba dormida.

La mink sacudió su cabeza mientras desataba los cepillos en sus patas tras la caída, claro que entre el ruido y los gritos del chicle rosado apenas se enteraba de las cosas. Solo que tenía un cuerpo extraño y que antes de preguntar sobre las cosas se debía presentar. La mink llevó su dedo a la boca mientras giraba sus ojos pensativa, si fuese un sueño no habría cosas tales como pasos para conocerse, era posible que en verdad hubiera despertado. Observó su rostro reflejado en una de las ollas y comenzó a arreglar su pelaje con un poco de saliva ignorando todo el desorden que había causado.

—Hmm que lástima que no sea un sueño, pensaba morderte para ver si tenías sabor a fresas o eras como una especie de helado...—

Suspiró decepcionada terminando de arreglar un poco su aspecto mientras se sentaba en cuatro patas y contemplaba al marine lavando las papas y ordenando las ollas que había tirado. La mink giró su cabeza al reloj imitando con su cola el movimiento de las agujas, tras aburrirse se puso en pie y estiró su cuerpo elongando sus brazos mientras daba al curioso chicle parlante una vista privilegiada de su cuerpo tonificado y demasiado ligero de ropas.

—¡Soy Berry! Y estaba durmiendo soñando con mis cosas, corriendo por los bosques de arroz y comiendo la luna de queso. Algunos me llaman Teniente Berry pero eso es muy formal, debería ir a vestirme o al menos ponerme la capa pero no quería arruinarla mientras limpiaba la cocina anoche.—

La mink se presentó levantando su pulgar y apuntando a su cara con una sonrisa salvaje de oreja a oreja. Pero nuevamente volvió a bostezar y estirarse como un gatito que apenas sale de la cama, incluso ronroneando y chasqueando su lengua al andar en cuatro patas por el lugar.

—¿Y tu eres?—

Preguntó mientras saltaba a una silla cercana y tras tambalearse un poco al grito de "Wiii" quedó sentada mirando de frente al recluta. No era lo que se esperaba de una teniente, tan bruta, salvaje, instintiva y hasta tonta en su andar. Realmente a Berry no se le podía catalogar fácilmente en una posición de respeto, pese a que su cuerpo tonificado, su altura y su rostro pudieran imponer respeto cuando estaba seria.

La mink no pudo evitar reír al ver la reacción de quien ahora se presentaba como Seth, si bien su rango muchas veces generaba muestras de respeto el cambio de tono fue tan repentino que la zorra por poco cae al suelo de tanto reirse. Más no pudo decir nada antes de que una manta o trapo le cayese encima pareciendo ahora un fantasma de caricatura debajo de la manta, uno que reía y manoteaba a ciegas su alrededor. Ignorando lo de su vestimenta alzó una patata que había tomado y en una pose de lo más surrealista comenzó a recitar una frase de un libro que había estado leyendo.

—Seth o no Seth, esa es la cuestión si es noble para la mente... llamarme señora me hace sentir vieja, puedes decirme Berry, hermosa o como te guste más pero no me hagas sentir de noventa años...—

La mink volvió a reír mientras se quitaba la manta de la cara y buscaba entre las ollas y estantes una pequeña caja de madera bien escondida. Tras sujetarla con ambas manos comenzó a vestirse con su uniforme, incluso su ropa interior estaba en la caja aunque para ella no era muy necesaria con tanto pelaje encima.

—¿No te han asignado? Eso debe ser aburrido, por algo te dejaron solo pelando las patatas mientras la ceremonia se ponía en marcha. El reloj dice que es casi mediodía y las selecciones se hacen bien temprano a la mañana. ¡Lo sé porque también llegué seis horas tarde a la mía! ¡Bwahahaha! Estuve sin pelotón un año luego de eso. Pero... podemos hacer algo, aish esta cosa nunca se abrocha...—

La zorra peleaba con su brasier tratando de girar su cabeza solo para mordisquear su hombro, estaba claro que la talla le quedaba algo justa tras el cambio físico de su rutina aunque tras un tiempo logró engancharlo y proseguir con su discurso.

—Puedes unirte a mi pelotón y venir a entrenar conmigo. O seguir pelando patatas como ayudante del chef. Mi pelotón somos hmmm, bueno soy yo porque Ely tiene sus cosas y los otros chicos suelen pedirme instrucción de vez en cuando. Podría decir que serías el primero.—

La mink había terminado de vestirse con su uniforme gris y la flamante capa sobre sus hombros. Arremangó su camisa para estar más cómoda y luego volvió a sentarse en la banqueta, esta vez con una pose más humana pese a seguir lamiendo el pelaje de sus garras por puro instinto.

—Me gusta iniciar la rutina con un combate o golpeando cascos deshuesados... aunque podemos patrullar y ver que podemos hacer para ayudar. ¿Te apuntas?—

Berry guiñó su ojo y tendió su garra en espera de una respuesta, tal vez la meta de Seth era ser el mejor cocinero del cuartel y no lo sabía pero para ella no había mejor modo de conocer a la gente qque no fuese intercambiar golpes. Si se ponía a pensar había desarrollado una relación más cercana con todos los que alguna vwz pelearon ya fuese con ella o junto a ella, por lo que un curioso chicle rosado no sería la excepción a la regla.

La mink intentaba procesar toda la historia, ella no toleraba el bullying a otros y tampoco que engañasen a alguien de buen corazón al terminar de oír el discurso estaba hecha una furia tanto que sus dientes rechinaban y sus nudillos crujían de la misma fuerza que los cerraba. Le parecía justo que a ella quien había sido una despistada y no sabía leer nunca un reloj le hubieran castigado pero hacerle eso a un pobre recién llegado era intolerable. Por suerte no apretó en exceso la mano al sentir el apretón y ahora estaba mas que dispuesta a ayudar al chicle rosado a conseguir tantas medallas como pudiera en un día para que se las refregase en la cara a todos aquellos que le habían excluido. Ya se encargaría las formalidades cuando su instinto no le dijese que alguien que se aprovecha de sus compañeros no merece estar con vida en la marina.

—Debemos salir a tomar algo de aire... voy a solucionar todo esto, deja en mis garras todo el formalismo conozco a un viejo instructor gruñón y a una capitana que pueden encargarse de ponerte formalmente bajo mi cargo con unas llamadas. No sé quienes te timaron de tal forma, pero ruega que no se cruzen en mi camino.—

Berry sonrió pero la furia se veía marcada en su frente, de ser una amigable bola de pelos había pasado a ser una bestia intimidante de quien los otros marines se alejaban de solo verla a la distancia y otros solo se escondían temblando. No era una buena señal tener a Berry enojada por las mañanas, primeramente la zorra guió al recluta hasta la sala de entrenamiento donde recogió sus pesas corporales y las colocó bajo su uniforme. Salieron al pueblo no sin antes Berry lanzar un golpe en un terreno alejado con todas sus fuerzas al suelo para descargar tensiones, golpe que además de crear un agujero digno de un meteorito hizo temblar levemente la tierra.

—Pff... mucho mejor nada como golpear algo para liberar tensiones. Ahora podríamos patrullar el pueblo o utilizar este agujero como una arena para practicar sin que nadie nos moleste. Ehm... no, no te asustes. No voy a usar ese nivel de fuerza contra un compañero, de verdad...—

Berry infló sus cachetes mientras crujía sus nudillos, pedir un combate tras tal golpe era como invitar a la muerte a alguien, pero ella sabía controlarse. Al menos hacía rato que no quebraba algún hueso por error y según lo veía ella los chicles parlantes no deberían tener huesos. Así y todo podían patrullar, algo que provocaría una caza de medallas por parte de Berry dado su deseo de que Seth tuviese más medallas que nadie en su primer día.

La mink disfrutaba lo que escuchaba primero habían aceptado su propuesta por lo que saltó de alegría a su improvisada arena. En segundo lugar, le generaba curiosidad eso sobre un karate extraño, había estado en la isla karate y no practicaban esa disciplina. Según había escuchado era un estilo de pelea que empleaba el agua de cierta manera, cosa que le hacía preguntarse como resultaría en un terreno sin agua a la vista.

—El nombre me suena pero nunca lo vi en persona solo tengo entendido que usa agua o algo así. Por mi parte no suelo emplear más que el electro para entrenamientos, mi estilo es peligroso para peleas amistosas.—

La zorra sonrió dejando que el electro fluyera por sus garras creando un aura semitransparente de color dorado que fluía alrededor de las mismas, y se difuminaba al alcanzar cierta distancia en pequeñas chispas de electricidad.

—Yo también estoy practicando cosas, quiero que vengas y golpees con todas tus fuerzas, así evitaré aplicar demasiada fuerza. No tengas miedo he sufrido golpes y caídas más duras que un simple golpe. A decir verdad me encanta golpear y sentir que responden. ¡Ahora ven con todo!—

La mink aguardó en su posición concentrando no solo su haki si no que también su pelaje se recubrió de un par de escamas para amortiguar los golpes como si eso hiciera falta. Estaba decidida a practicar su defensa y ser esa montaña que no se mueve pese a recibir mil golpes. El pobre Gyojin debería prepararse para sentir la dureza de un cuerpo forjado por esfuerzo y trabajo duro, solo esperaba que tal dureza no fuese excesiva pero debía practicar de una u otra forma si no quería quedarse atrás en términos de progreso.

Las palabras de Seth aumentaron la emoción y la curiosidad de Berry por su fuerza. Decir algo tan general en frente de Berry era algo de doble filo, principalmente porque los humanos que conocía eran unos monstruos del combate. Claro, hablamos de humanos entrenados y preparados para el combate entre ellos sobresalían Elyria y Alice dos mujeres que solas podían eliminar una tropa entera de criminales a base de fuerza bruta.

Evidentemente la zorra no pondría tan alto a un recluta pero el rosado se veía creyente de sus palabras, no estaba alardeando y en un futuro quizás compitiese por el podio de los más fuertes del cuerpo de marines. Suspiró esperando el impacto, sin moverse, lo que sintió fue similar a una caricia aunque sus ojos se abrieron y mostraron estrellas de curiosidad al notar que el rosadito ahora también se encendía como una lámpara navideña.

—Eres como una lámpara, eso es un bonito detalle. ¿Si te golpeo brillará más fuerte?—

La zorra comenzó a saltar en su lugar antes de tomar una postura algo más seria, sus puños alzados al frente y tras flexionar las rodillas un impulso bastó para recortar distancias. No era su velocidad habitual, las pesas y las escamas le restaban movilidad pero al tratarse de la mink esta pérdida no era más que un coste ínfimo para disfrutar la pelea por más tiempo.

A su embestida se le sumaron sus puños, con una serie de golpes rápidos pero potentes. No iba a hacer estragos, se estaba controlando a un punto intermedio dónde según su criterio se sentirían pero no serían letales. Aún así la mink continuaba rodeada de electro y sus golpes dejaban una buena dósis de electricidad al creer erradamente que su compañero era inmune a esta. Tras un puñetazo seco dirigido al estómago, la mink retrocedió unos pasos y analizó a Seth. Quería ver como resultaban sus puños, si podía seguir o si se había excedido, si en algo no era muy buena la mink era en contenerse si las cosas se alargaban demasiado ya que la emoción llegaba a nublarle las cosas.

—Espero no haber sido muy ruda, si algo se me da mal es contenerme por mucho tiempo, lo veo como una falta de respeto pero si todavía puedes atacar entonces no habrá problemas.—

La mink sonrió levantando su guardia y volviendo a cubrirse de haki, deseaba entrenar su defensa y por eso buscaba ser atacada constantemente. Tras su último golpe en una batalla real hubiese ido por los ojos o la lengua, incluso utilizado una llave para romper un brazo. Por suerte era una práctica y la zorra no era tan bruta como para herir de manera intencional a un recluta que le recordaba tanto a sus primeros días.

Berry sonrió al ver que el rosado se levantaba tras un par de segundos, había temido ser demasiado brusca con sus golpes pero al parecer estaba siendo lo justo y necesario, la mink escuchó la comparación con una montaña y se giró para ver a su alrededor si había alguna antes de señalarse a sí misma y caer en cuenta de que la montaña se refería a ella. La zorra simplemente comenzó a reír mientras negaba con la cabeza, esperando para ver el siguiente movimiento de su rival, uno que tal vez fuese improvisado. Sus labios mostraron una sonrisa, a la par que se ponía en guardia y analizaba la ofensiva de su rival esperando el momento indicado para resistir y responder con alguna contra.

—¿Una montaña? Creo que tengo más curvas que una, preferiría ser un reloj de arena pero no podemos pedir todo...—

Bromeó la mink mientras Seth se lanzaba a por ella, el movimiento de derribo la hubiera tomado desprevenida si no fuese como la cuarta vez que alguien trataba de hacer esa maniobra de ir a por sus pies, cosa que le facilitó canalizar el haki simplemente en su tobillo junto a las escamas y plantar una pisada firme cuyo choque contra el pie del rosado hizo un potente ruido pero nada más. Su cuerpo no retrocedió ni tembló, simplemente se mantuvo inmóvil como una piedra absorbiendo el impacto entre haki y escamas sin llegar siquiera a rozar el hueso. Berry entonces giró sobre su eje aprovechando que su rival estaba a su merced justo debajo de su cuerpo y se lanzó en un poderoso abrazo de oso que podía llegar a malinterpretarse de no ser porque segundos después los brazos de la mink se centraron en intentar rodear el cuello del rosado y sus piernas se enroscaron como un pulpo en su brazo izquierdo.

—¡Me enseñaron algo de esto pero no lo uso mucho! A veces apretó muy fuerte y las cosas se zafan de lugar... solo dime cuando te duela un poco...—

La mink comenzó a reír mientras apretaba más y más fuerte con aquel abrazo, se sentía bien apretujar el extraño y blando cuerpo de su rival pero al poco tiempo la fuerza comenzaba a ser algo dolorosa y terminó por soltarlo al ver que nuevamente se estaba por exceder. Se levantó del suelo y sacudió sus ropas, volviendo a ponerse en guardia e invitando al rosado a atacar.

—Otra vez... intenta algo nuevo...—

Comentó con una sonrisa e ilusión renovada al ver que no se limitarían solo a un combate de puños, sin embargo la ventaja era evidente en favor a la mink, ella solo necesitaba unos segundos para someter a su compañero mientras lo único que pedía era ser golpeada para seguir en constante entrenamiento de su haki y sus escamas. Esta vez se había decidido a no moverse hasta aguantar varios golpes seguidos, sentía que si seguía interviniendo con tanta frecuencia no lograría mejorar en lo que tanto estaba buscando.

Entrenar con Seth era divertido, siempre que parecía acorralado desafiaba y se jactaba de poder revertir tal situación. La sucesión de golpes era justo lo que ella estaba buscando, los resistió usando su cuerpo como una muralla mientras sus codos bloqueaban algunos intentos con un movimiento de guardia improvisado.

Si bien el ataque con el tentaculo pudo ser novedoso, su haki de observación le bastó para que su cuello estuviera preparado ante el apretón y el impacto. Más no su nariz la cual al ser golpeada produjo una picazón que hizo a Berry lanzar un fuerte estornudo e impregnar de mucosidad y baba el tentáculo que le estaba sujetando. Lo malo de tener un olfato tan bueno era que cualquier cosa podía hacerle estornudar y hasta un roce era lo suficiente para tal asqueroso resultado.

—¡Tschuu! Perdona, creo que podremos limpiarlo luego... ahora... sniff... sniff... permite que responda...—

La mink se sonó la nariz contra el tentáculo dado que era lo primero que tenía a mano y no deseaba seguir estornudando. Para acto seguido ponerse seria y utilizar ambas manos para zafarse del agarre demostrando una fuerza lo bastante potente para que un nudo en una soga pareciera más apretado.

—¡Ahora es mi turno de mostrarte algo divertido!—

La mink cerró su puño izquierdo y poniendo la pierna derecha delante hizo un movimiento de cadera perfecto. Su cuerpo giró gratamente permitiendo a su puño tener un recorrido favorable liberando la energía en un impacto seco contra el aire frente a ella. El golpe no tardó en tronar como el relámpago en una tormenta y en cuestión de segundos una poderosa onda de choque avanzaba contra el recluta. Berry sonreía, volviendo a levantar la guardia, no era una de sus técnicas más potentes pero se veía genial y esperaba estar a la altura del movimiento tan extravagante que su compañero había empleado minutos antes.

La mink levantó una ceja ante el primer comentario aunque se disculpó con la cabeza y ya lo haría correctamente cuando tuviese la oportunidad. Aunque para ella un paño húmedo y problema solucionado, sin embargo su rostro cambió a uno de preocupación al ver el impacto de su onda de choque y el resultado. Optando por hacer una seña de tiempo muerto con sus manos e invocando las alas blancas en su espalda para volar a toda velocidad al cuartel y regresar con un botiquín junto a algunos paños mojados unos minutos después.

—Puedo enseñarte mi Berry Shock pero antes vamos a limpiarte y revisarte un poco, me preocupa tanta sangre y el impacto. Quédate sentado puede que esto te arda un poco pero hay que hacerlo...—

La mink se arrodilló y comenzó a limpiar primero el tentaculo con delicados toques de los paños húmedos hasta dejarlo completamente limpio y luego fué por la nariz del gyojin teniendo cuidado de aplicar poca fuerza en los golpecitos del algodón. Sabía lo justo y necesario de primeros auxilios tras haber salvado a un civil el tiempo necesario para que un doctor lo atendiese y tenía siempre cuidado de no excederse.

—Bien, creo que solo fué un raspón y no tienes nada roto... ahora el oído, déjame revisarlo bien.—

Si algo le preocupaba era el hilo de sangre del oído, era una zona sensible y si había daño interno era para enfermería. Colocó sus garras alrededor del orificio e intentó alumbrarse con el electro para ver su interior. Suspiró de alivio al encontrar que solo era un corte pequeño en una de las paredes externas del extraño orificio y que no llegaba a comprometer el interior por lo que solo limpió la zona y aplicó una gaza a la zona la cual fijó con adhesivo cuidadosamente.

—Pff... por fortuna no fue nada grave...—

La mink se sentó aliviada mientras guardaba los insumos en la caja y observaba su "brillante trabajo" un trozo de algodón inusualmente grande que colgaba del orificio nasal y una gaza que por poco la volaba el viento dado lo poco ajustada que se encontraba. Berry no era médico pero todo lo hacía con buena intención, incluso había limpiado a Seth como primer acto de disculpas por tratarlo como pañuelo. Era en resumen una buena chica pese a estarse lamiendo la garra tras aquello y comportarse como un cachorro, no era para nada alguien que buscase dañar a otros.

—En cuanto a la onda de choque la podemos practicar, pero lo primero que debes hacer es concentrar la fuerza en una de tus manos. Derecha o izquierda da igual, pero te será sencillo iniciar con tu mano hábil. La clave está en dar un golpe seco y potente, liberar toda la fuerza concentrada de una sola vez, si pierdes la concentración no te resultará. Piensa que es como golpear un saco de arena, si el golpe no es seco y potente es probable que te dañes al golpear por eso la concentración es clave hasta que te acostumbres. ¡Yo siempre pensaba en golpear a un pirata feo! Eso ayuda a no desviarse, piensa en golpear a algo que te de rabia y será más sencillo... hmm, tal vez no sea el mejor método pero es lo que me resultó.—

En tema de explicar como golpear y destruir cosas Berry se valía de ejemplos tan simples como eficaces. Si bien mucho de lo que hacía estaba en sus genes era bastante buena enseñando a otros como golpear cosas "a su manera" se mantuvo sentada en cuatro patas y lamiendo sus garras, siendo una especie de descanso hasta que Seth decidiera prácticar la onda de choque o bien se pusieran en marcha para patrullar un poco.

Berry comenzó a reirse al ser consultada por sus alas y si aquello se podía entrenar también negando con la cabeza. Si bien las personas peculiares eran cosa de todos los días para ella, estaba acostumbrada a que le confundieran con un ángel e incluso buscasen la manera de imitar sus poderes creyendo por error que los minks podían transformarse en otros animales con el tiempo.

—Mis alas no pueden entrenarse, consumí por casualidad la Neko Neko no mi modelo esfinge y puedo hacer ciertas cosas gracias a esa fruta. Si bien no puedo nadar y el agua de mar es algo que no me agrada demasiado tengo ciertos beneficios. No te lo recomiendo, fue la peor manzana que comí en la vida y pudo ser una fruta peor. ¡Bwahahaha!—

Tras explicar la historia tras sus peculiares poderes, la zorra escuchó un discurso de lealtad o algo similar el cual simplemente dejó pasar con el viento. Seth era libre de hacer lo que quisiera y si quería seguirle no se opondría pero tampoco le ataría una correa, eran colegas y a los ojos de Berry valían lo mismo, fuese recluta o vicealmirante todos en la marina merecían un trato sin ningún ventajismo al menos según la propia mink.

—¡Por la capa! Se ve genial y es muy bonita. También porque mis padres me dijeron que sería lo mejor y para proteger a los civiles que tantas veces quedan en el medio de batallas absurdas. Y sobretodo porque puedo golpear gente mala y que me den medallas por eso. ¡Es todo lo que podría desear! Tal vez esperabas algo más profundo, pero la verdad es que mis razones son sencillas y no tan complicadas. Puedo entender que otros busquen venganza, tengan sueños más profundos o incluso luchen por un cambio. Pero, ¿No es más bonito vivir cada momento como si fuese el último?—

Berry observó al rosado y las marcas de su entrenamiento mientras patrullaban por la ciudad, consciente de que tras su primer intercambio ambos habían logrado avanzar en conocerse. Berry era frontal, directa pero también de accionar impulsivo y consecuencias permanentes en cada cosa que se proponía.

—Mira es un gatito en un árbol, fue una de mis primeras medallas y estoy segura de que no será problema para ti. A menos que te rasguñe la cara o te muerda un dedo.—

—Oh pero si es la gatita que me ayudó a cruzar la calle... y me llevó volando a mi casa...—

—¡Que soy una zorra señora! Ya le dije que no podría ser tan suavecita si fuese un gato.—

—¿Quién es ese apuesto patito de goma?—

—Claramente es un chicle y se llama Seth, estabamos patrullando y vimos a ese pequeño gatito.—

—Ay, sí nena... mi pequeño Rodolph VI se trepó cuando dije que le tocaba su baño... no entiendo que le pasa.—

Berry continuó charlando con una pequeña anciana la cual se ajustaba los lentes a cada palabra y comentaba cosas sobre el nyevo shampoo del felino y el agua tibia que se estaba enfriando. Por su parte la mink le indicó a Seth que se encargase del felino mientras ella charlaba con la mujer sobre la manera correcta de cepillar a un animal luego de la ducha, una charla larga e incómoda cuando Berry se usaba de ejemplo a cada segundo pero que la anciana no parecía reparar en preguntas cada vez más comprometidas.

A la zorra le pareció correcto el hecho de no desear consumir una fruta, aunque no entendía mucho la relación entre un gyojin y el saber nadar suponiendo que se trataba de una raza que le gustaba hacer carreras de natación o una especie que solo se alimentaba de cosas que nadaban. Sin embargo dedicó una sonrisa salvaje ante las intenciones del rosado, eran muy similares a las suyas de eliminar estigmas y poder golpear cosas.

—Nos llevaremos muy bien entonces, juntos vamos a eliminar esos racismos instaurados en la sociedad y aplastaremos las cabezas de quienes atenten contra los civiles. Mientras sea en defensa de otros claro...—

Todavía le costaba expresarse correctamente y lo que menos deseaba era que Seth tomase su modelo como el mejor a seguir al menos tendría la suficiente consciencia para tomar bien las decisiones ¿Verdad?

Al momento del rescate del gato Berry no pudo evitar reirse a carcajadas ante la idea de derribar el árbol con gato y todo cosa que hubiera supuesto no solo heridas a cubrir por la marina si no destrucción de la propiedad si el árbol llegaba a caer sobre una casa o la anciana. Antes de poder interceder la abuelita regañó al tritón quien luego de un tiempo y varios arañasos recuperó al felino que se encontraba ya en brazos de su dueña.

—Bien hecho recluta, ahora si nos disculpa señora debemos seguir con nuestros labores. No olvide cerrar bien las ventanas antes de bañar a su gato.—

—Muchas gracias nena, tengan un chocolatito por las molestias...—

La anciana por poco le incrusta el chocolate en la nariz a Berry para luego meterlo en la boca como si fuese uno más de sus animales y lo mismo hizo con Seth antes de irse dejando a ambos mordisqueando un chocolate algo duro y tosco pero de buen sabor al fin y al cabo. No cobraban por hacer su trabajo pero a veces los civiles se negaban a un no por respuesta y la ancianita tenía esa costumbre de meterle golosinas en la boca a los que le ayudaban.

Siguieron caminando por las calles de la ciudad cuando escucharon una alarma resonar a la distancia y dos figuras encapuchadas se montaron a un rodante y por poco les atropellan, la mink reaccionó a tiempo tomando a un niño que pasaba por el lugar y saltando en dirección contraria al rodado, salvando una vida.

—¡Ladrones alguien que los atrape!—

Gritaron los comerciantes corriendo con palos y lanzando piedras al rodado. La mink dejó al niño con su madre y desplegó sus alas lista para una persecución, sonrió a Seth y le señaló su espalda.

—Vamos Seth móntame y agarrate fuerte, ¿No vas a dejar a estos maleantes escapar verdad?—

La zorra lamió sus garras y crujió sus nudillos antes de colocarse en cuatro patas y agachar su espalda en una postura algo vergonzosa para que Seth pudiese subirse encima, apenas lo hiciera despegaría con la clara intención de alcanzar el rodado y dejar al tritón sobre el techo del mismo para que este se encargase del asunto mientras ella lo supervisaba desde las alturas.

La mink contempló como el rosado se sentía a gusto volando sobre su espalda e incluso a la hora de descender era tan descuidado como ella casi rebotando fuera del rodado pero por suerte pudo sujetarse del techo de la furgoneta e ingresar a la cabina tras una maniobra poco recomendable.

Mientras aterrizaba pudo notar que el vehículo había perdido el control y se apresuró a socorrer a los civiles que pudieran quedar atrapados en medio de su trayectoria. Para su fortuna habían ingresado a una zona poco transitada y la mink no tuvo problema en apartar a unos niños que jugaban con un balón.

Más Seth no tuvo tanta suerte al finalmente estrellarse y salirr volando, aunque tras haber soportado sus golpes parecía realmente hecho de goma y con una de sus peculiares expresiones de habitantes oceánicos ya se estaba encargando de los ladrones.

—Buen trabajo Seth, llevales al cuartel y pasa por la enfermería, algo me dice que deberán tratarte esos cortes. Yo iré a devolver lo robado a sus dueños. Creo que me tomará todo el día, tal parece que estos ladrones han estado huyendo por varias zonas de la isla.—

La mink abrió la compuerta trasera del vehículo o mejor dicho la arrancó de un tirón para contemplar varias bolsas con diferentes objetos, brillantes y dinero en efectivo. En total eran siete bolsones y nada aseguraba que pertenecieran al mismo local, tocaría un día largo de ir local por local devolviendo cada pieza y rogando que ninguno se aprovechase.

Tras despedirse de Seth tomó los bolsones con cada una de sus garras y comenzó a transitar la ciudad, tratando con los diferentes dueños y devolviendo las pertenencias robadas, aquellas que no fuesen reclamadas se incautarían en el cuartel para ser devueltas en cuanto alguien apareciera para reclamarlos.