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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Vie 24 Oct 2014 - 1:50}


El viento acariciaba el rostro del hombre, alborotando su barba y su melena. Karl cerró los ojos y disfrutó de la sensación, dejando volar sus recuerdos. Estaba en una colina verde, frente a una tumba. El Almirante iba vestido con su chaqueta blanca llena de condecoraciones, y pantalones y zapatos del mismo color. Por lo demás no llevaba nada, dejando al aire su imponente musculatura. Era un hombre bastante alto que rondaría la treintena, de largos cabellos castaños alborotados. Tenía una barba espesa y bien cuidada que le daba un aire serio y maduro. En combinación con sus ojos (uno de color marrón y otro rojo), junto con su altura y corpulencia causaban una impresión intimidante. Su torso era una amalgama de músculos marcados y cicatrices de guerra de todo tipo, aunque abundaban los cortes. El más destacable iba desde su pectoral izquierdo hasta la cadera derecha. En su mano llevaba un ramo de flores blancas y violetas. Eran crisantemos. Estaba allí para recordar a una persona que ya no se encontraba en el mundo. Se sentó frente a la lápida, con expresión cansada. Hizo girar el ramo en sus manos, y comenzó a hablar. Parecía hacerlo solo, pero él sabía muy bien a quién dirigía sus palabras.

- Hace tiempo que no te visito. Lo siento mucho. Es lo mismo de siempre, mis deberes me mantienen lejos de esta ciudad - suspiró y se apartó el pelo de la cara - Hace tiempo que no veo a Émile, pero estoy cumpliendo mi promesa. Me estoy asegurando de que crezca a salvo. No dejaré que le ocurra nada.



Se tumbó en la hierba y observó al cielo, con el pelo desparramado sobre el suelo. Dejó las flores a su lado y se llevó las manos a la nuca, para acomodarse. Sentía una amarga mezcla entre tristeza, añoranza, esgrimiendo una falsa sonrisa sarcástica. Aquella isla le traía demasiados recuerdos... y los malos amenazaban con tragarse a los buenos y ahogar todo resto de alegría que quedase en él. Hacía tiempo que no encontraba reposo o placer en las cosas mundanas. Sólo la violencia y la batalla calmaban su herido corazón y le hacían olvidar sus pérdidas. Comenzaba a odiar aquella isla. Sin embargo no podía evitar volver. En una actitud masoquista continuaba hurgando en la herida. Al fin y al cabo aquel era el sitio en que la había conocido... y en el que había muerto. Se incorporó, llevándose una mano a la frente y tratando de calmarse. Flashes de aquella fatídica noche llegaban a su mente.

- Prometí que viviría por ti - dijo de repente, triste y serio - Pues lo siento. No puedo hacerlo. Aunque me cueste la vida cumpliré con mi sueño y tarea. Es lo único que me queda. Lentamente la oscuridad me consume. Ya ni la música logra calmarme.

Dejó las flores sobre la tumba y se levantó, con expresión decidida. Era el momento en que lo dejaba todo atrás. Inspiró hondo y apretó el puño.

- Quiero vivir. Al menos el tiempo que me quede si muero en el intento de cambiar el mundo... lo que es muy probable. Esta es la última vez que visito este lugar. No puedo cumplir mi promesa y seguir consumiéndome en el recuerdo de alguien muerto. Hasta siempre, Emily... el poco tiempo que pasamos juntos fue hermoso, pero debo dejarlo de lado para siempre.

Se le quebró la voz y se calló. Esperó un momento mientras se calmaba, y poco a poco comenzó a alejarse del lugar. Cientos de palabras que no había dicho y que podría haber dicho se agolpaban en su mente. Se sentía indeciso y tonto, en cierto modo. Debía irse, pero quería permanecer allí. ¿Qué sentido tenía hablarle a una tumba, de todas a todas? A pesar de ese pensamiento, le dolía lo que estaba haciendo. Desterrar a su novia muerta de su corazón y sus recuerdos... para siempre. Habían pasado ya cuatro años. Cuatro largos años en que lentamente había ido cayendo en una dinámica autodestructiva de regodearse en los recuerdos y autoculparse por su muerte. "Aun soy joven... y tengo en el cuerpo la amargura de un viejo cansado de vivir." Con estos pensamientos se acercó a la pequeña ciudad. Orange Town era una villa antigua. Poco había cambiado desde su primera visita. Aquella ciudad lo era todo para él. Había sido allí donde había mantenido su primer combate contra su archienemigo, Allen. También donde había conocido a Emily, donde había nacido su hijo y donde ella había muerto. También había sido el lugar donde Karl se había cobrado su primera vida inocente sin motivo alguno. Una línea que nunca había cruzado hasta entonces, y que lo había cambiado para siempre. A nivel personalidad estaba irreconocible. Nada tenía que ver con el chico alegre y tranquilo que había salido a navegar dieciséis años atrás. Aunque aquel lado de él seguía en alguna parte, enterrado bajo una montaña de odio, rabia, tristeza y ansias de venganza contra un mundo que le había arrebatado a su maestro, a su amada, a sus mejores amigos y el amor de su hijo.

Se paró en una terraza de un bar cualquiera, sin pararse a fijarse ni en el cartel, y pidió una cerveza. Se desplomó en la silla y suspiró. Sacudió la cabeza alejando sus tristes pensamientos y esbozó una tibia sonrisa. Tal vez aquello marcara la diferencia. Aquel gesto simbólico tal vez, y sólo tal vez, le ayudara a superarlo todo y seguir adelante. Podría centrarse en continuar trabajando para derrotar al Gobierno Mundial destruyéndolo desde dentro... tarea titánica que posiblemente tendría un final trágico y doloroso para él. Sin embargo, ya lo había dejado todo preparado. Si moría antes de tiempo, su hijo recibiría una carta en la le explicaría todo, y le diría con quién hablar para continuar con su tarea. El camarero le dejó su bebida, y el marine dio un largo trago. Algo más animado, comenzó a observar el ambiente y a fijarse en la gente mientras tarareaba una vieja canción de la Marina. Notó que alguna gente le miraba con curiosidad y susurraba. Desde luego no había sido lo más discreto del mundo plantarse en la ciudad uniformado, pero en el momento no lo había pensado.



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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Sáb 25 Oct 2014 - 12:16}



Mientras tarareaba, levanté las manos al sol y me recogí el pelo con la pericia y rapidez propios de los movimientos mecánicos, de tan aprendidos. Sobre el suave vestido blanco que me habían prestado posé el delantal y con delicadeza lo até a la espalda. Entré al trasfondo del bar y me puse a lavar los platos, dejando a mi mente vagar en libertad. Tener las manos ocupadas ayudaba en gran medida.

Había llegado a Orange Town hace dos semanas, completamente perdida. Después de aquella escenita en Villa Fucsia, tenía la sensación de que no era la misma, de que había dejado un pedazo de mi inocencia atrás. Cuando me hice pirata, lo hice por el puro placer de poder navegar y vivir como quisiera, sin normas, ni responsabilidad hacia nadie. Es cierto que había robado muchas veces, y otras tantas se había marchado sin pagar, pero también era cierto que ninguna persona se habría quedado en la indigencia por su culpa. ¿Para qué robar a un pobre? Así que no consideraba mis actos tan despreciables. Pero los piratas tienen mala fama, y no sin razón. Pero los asesinatos, trapicheos, contrabandos...todos esos crímenes mayores siempre me habían quedado lejanos. Me había metido en varios combates, pero nunca nada serio. Pero ahora era distinto, había visto a ese hombre morir ante mis ojos. Morir asesinado. Era una gran diferencia, y mientras la sangre manaba en la hierba, notaba como me arrancaban la venda de inocencia que hasta entonces poseía.

De manera que hastiada y decepcionada con el mundo en general, y conmigo en particular, me había arrastrado hasta ese pequeño pueblo, buscando olvidar. Notaba el peso de los cuchillos en mis piernas y casi me daba miedo tocarlos. Los usaba como defensa, pero nunca había matado a nadie. ¿El mero hecho de ser pirata me lo exigía? Quería creer que no.A los pocos días noté que tanto tiempo libre no me hacía bien. Pensaba demasiado, le daba demasiadas vueltas a las cosas. Quería mantenerme ocupada, así que pedí ayuda en un bar, y en el acto me pusieron a trabajar. Por lo menos, sirviendo comida y bebida a la gente podía sacarles una sonrisa, y casi aliviaba mi culpabilidad.

Salí a la barra sin dejar de tararear y reuní en una bandeja dos cervezas, una porción más que generosa de tarta de chocolate y un café. Salí a la terraza y me di cuenta de que algo no iba bien. La gente cuchicheaba y se veía casi asustada o mas bien intimidada. Repartí lo que me habían pedido y pregunté en un susurro que ocurría. Por toda respuesta, le señalaron.

¡Un marine! Y de alto rango a juzgar por el uniforme. Mi respiración se detuvo, pero al segundo entendí que no tenía que ver conmigo. No podía ser. Le observé, sin ser descarada, mientras limpiaba una mesa. Era alto, corpulento, incluso apuesto. Por alguna razón, sonreía...pero parecía como si se hubiese tragado un limón. Me mordí el labio y al final me decidí. Entré y volví a salir con otra ración de tarta...y sin venir a cuento, me acerqué al hombre y le puse el plato frente a él. Le sonreí con amabilidad cuando me miró perplejo.

-Cambie esa cara, buen hombre...invita la casa. - Por un momento no supe si ir más allá, pero decidí arriesgarme...¿Qué podía hacerme, más que decirme que me callara? -No debería sonreír si no le apetece...si aguarda al final le saldrá sola. Sé que parece complicado, pero su cara sabe más que usted.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Mar 11 Nov 2014 - 22:36}

Dio un largo trago para ahogar un suspiro. ¿A quién quería engañar? Olvidarlo todo sin más no iba a ser posible. No sin un cambio en su vida. Y no se le ocurría ninguna solución, así de primeras. Un objeto irrumpió en su campo de visión, arrancándolo bruscamente de sus nefastos pensamientos. Era un plato con un trozo de tarta de aspecto delicioso. Alzó la vista, y por un breve momento su corazón paró de latir. Trató de mantener la compostura, pero en su interior se notaba agitado y nervioso. Quien le había entregado el pastel era una camarera joven y muy guapa, que le sonreía. Por un momento deseó que no dejase de hacerlo, pero apartó aquel pensamiento de su cabeza. ¿Qué narices le pasaba? ¿En serio estaba tan mal que se iba a interesar por el primer rostro bonito que apareciese ante él? Además, debía sacarle como poco diez años. No pudo evitar de todos modos una sonrisa tonta ante las palabras de ella, esta vez sincera. Agachó ligeramente la vista. ¿Pero qué narices? El temido Lion D. Karl, Almirante de la Marina, sonrojándose por una chica que casi podría ser su hija. Se recompuso y le dijo:

- Creo que me has ayudado con eso. Y no me trates de usted, por favor, no estoy de servicio y me hace sentirme mayor - dijo con una suave risa - Muchas gracias por la tarta.

Por un momento, su rostro pareció perder años de golpe. Sin la barba tal vez incluso hubiese parecido un jovenzuelo otra vez. Cogió el tenedor y comenzó a tomarla. Entonces por un momento se puso ligeramente tenso, de manera casi imperceptible. Había bajado la guardia. Recordó cómo dos Almirantes antes que él habían muerto por hacer lo mismo. ¿Y si era una asesina de la Revolución enviada para matarle? Suerte que su Quinto Camino le protegía parcialmente de venenos. Por cautela, activó su haki de observación y lo centró en la chica. No percibía intenciones hostiles, ni ninguna sensación que le diese a entender que era una enemiga. Se relajó y tomó un cacho más, disfrutando del sabor. El chocolate le animó, ayudándole a recuperar el humor.

- En serio, te lo agradezco. Me has animado el día, que de momento pintaba bastante negro.

La observó, y no pudo evitar que se le acelerase el pulso. Desvió discretamente la mirada. No se le ocurría cómo conseguir que se quedase hablando con él. Pero, ¿en qué pensaba? Si sólo era una chica que le había dado un poco de tarta. ¿Ahora su prioridad era hablar con ella? Aquella manera de comportarse no era habitual en él. No desde hacía mucho tiempo. Trató de relajarse, tratando de evitar sonrojarse de nuevo, con lo que logró únicamente tensarse un poco. Dio otro trago a la cerveza para distraerse, y no pudo evitar fijarse en las curvas de la pelirroja. Miró hacia otro lado, esta vez sí sonrojándose. "Karl, deja de comportarte así. Pareces tonto. Ni siquiera temblaste cuando te enfrentaste los Yonkous, ¿y vas a hacerlo ahora ante a una joven atractiva?" Se dijo a sí mismo. En fin, si no decía algo pronto al chica iba a irse, y perdería la oportunidad de hablar con ella.

- Por cierto, mi nombre es Karl. Es posible que hayas ya oído hablar de mi... de haberlo hecho, preferiría que no lo tengas en cuenta. Hoy no estoy aquí como miembro de la Marina. Además, prefiero dejar el trabajo de lado por un día. La gente cuando me conoce, me mira como a un Almirante, y no al hombre que hay detrás.

"Pero qué torpe eres chico. Eres patético relacionándote con la gente. Le has dado más importancia a eso de la que deberías, y además si antes no sabía que era Almirante, ya se lo has soltado. Eres idiota se dijo a sí mismo. Auto-regañarse era algo que tampoco hacía. Sintió algo de vergüenza. Debería haberse presentado sin más, no divagar sobre algo que no le habían preguntado. "Aun puedes arreglar la situación. Suéltale un piropo, o algo.

- Bonita melena, por cierto. Soy de los que opina que el pelo es, bueno... una forma de mostrar una imagen de nosotros. Me encanta el pelo largo, por eso lo llevo así - dijo, torpemente.

"Tierra, trágame." Karl estaba deseando arrancar un cacho de la pared del edificio y escapar hacia el interior por la vergüenza. Lo peor es que hubiese podido hacerlo.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Miér 12 Nov 2014 - 18:49}

Al parecer la tarta le agradó, entreví en su cara una sonrisa sincera, por un instante. Apartó la mirada y me rogó que no le tratase de usted. Lo había hecho por puro respeto, pero fijándome bien no parecía tan mayor. Sin embargo, si que lucía agotado. Tal vez había sido eso lo que me hizo pre juzgarle. Le observé de reojo mientras daba unos bocados a la tarta. No me iba porque quería saber su opinión, la había cocinado yo esta mañana y aún no tenía mucha práctica. El dueño de la taberna me había enseñado y quería hacerle sentir orgulloso. Bueno, a él y a mi misma, qué demonios. Ahora me avergonzaba de haberle tratado de usted. No era ningún jovencito, eso estaba claro, pero tampoco era tan mayor como para...

Se tensó de repente y le miré preocupada mientras me tapaba la cara con la bandeja. Ay, esperaba que no estuviera muy mala...miré hacia la otra mesa en la que había repartido. El cliente había dejado el dinero encima de la mesa y se había ido. La tarta se la había llevado. Suspiré mientras dejaba salir una sonrisa y me relajaba un poco. Ahora que me fijaba, apenas quedaban tres clientes, además del marine misterioso. Me pregunté quién sería, pero no tuve que preguntarlo. Para cuando abrí la boca, él estaba hablando. Apartó la cara y me pareció detectar que se había sonrojado, pero pensé que eran imaginaciones mías. Parecía alguien poderoso, no iba a dignarse a mirar a una chiquilla como yo por un plato de tarta.

-No me de las gracias. Des. No me las des. Me alegro de haberte animado, todos nos merecemos sonreír, aunque sea por un momento. Entonces...¿Le gusta la tarta?

Sonreí algo cortada, casi vuelvo a tratarle de usted, y no quería ofenderle. Era extraño. Estaba acostumbrada a que los hombres me mirasen con descaro, aún con el blanco delantal tapando parte de mi escote. Si eran desconocidos, aprovechaban esa circunstancia para insinuarse sin consecuencias. Y este hombre, apartaba la mirada turbado. Era de agradecer el cambio, y me estaba sintiendo a gusto hablando con él. Sentí la tentación de sentarme a su lado, pero la reprimí. Seguía en el trabajo, aunque fuera voluntario.

Antes de que me diera media vuelta, comenzó a hablar, presentándose e instándome a que no le tomara en cuenta su rango en la Marina. Pero...un Almirante, caramba. Eso explicaba porque habían huido despavoridos la mitad de mis clientes. Debería sentirme intimidada, pero en lugar de eso, me daban más ganas de sentarme a su lado y pedirle que me contara historias. Entonces se me ocurrió, ¿Habría matado a alguien? Si, con ese rango...inspiré hondo un par de veces, y solo volví en mí cuando alabó mi pelo. Solté una carcajada sin poderlo evitar y noté como me relajaba.

- ¿Y que imagen te da mi pelo de mí? Simplemente me gusta su color, así que lo dejo largo. No conocí a mis padres y aunque imagino que mi madre lo tendría rojo también, no he visto a nadie más con este color. Para mí es motivo de orgullo.

Eché una mirada a su pelo largo y mi sonrisa se hizo más grande, sincera.

- Me gusta el tuyo. Muchos hombres o lo llevan corto o demasiado largo. Te favorece. Por cierto...dado que has espantado a la mitad de mis clientes, me darían ganas de robarle una camiseta al dueño de la taberna y hacer que te la pongas. Pero el hecho es que el uniforme te queda demasiado bien, así que me abstendré...y disfrutaré de la jornada relajada que me has regalado. Muchas gracias.

Me mordí el labio y le miré indecisa mientras daba vueltas a la bandeja entre mis manos. Esta vez no era un truco, realmente no sabía cuán lejos podría llegar con ese hombre. Parecía interesante y quería conocerle más, pero...

-Saldré dentro de una hora, más o menos. Hm...tal vez si quisieras, podríamos pasear un rato. ¡No me malinterpretes! Es solo que antes parecías algo triste, y me gustaría animarme. Ah! Por cierto...mi nombre es Aki.

Le dije antes de poder arrepentirme. Acto seguido, le saludé con la mano y volví al interior de la taberna, a mi refugio tras la barra.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Mar 30 Dic 2014 - 5:10}

Karl no pudo evitar mostrar una sonrisa algo torpe, pero llena de alegría. Por un momento pareció rejuvenecer varios años. Qué alivio... parecía que a pesar de su falta de tacto y sus estupideces, no le había caído mal. Sin embargo, estaba seguro de que no le habían pasado desapercibidas ¿Qué habría pensado? Muy posiblemente eso había afectado a la opinión de ella sobre él, a su primera impresión al menos. Sin embargo, le había dirigido palabras muy amables y lo había invitado a pasear. Sonrió para sí mismo, embobado, y se terminó la cerveza y la tarta. Aun faltaba para que acabase esa hora, así que se levantó para ir a dar un paseo y aclararse las ideas un poco. Casi no iba pendiente de lo que hacía. Todo le resultaba irreal, como en un sueño, centrado como iba en sus pensamientos y sumido en una nube de emociones, ensoñaciones y algunos pensamientos negros que enturbiaban ligeramente su alegría.

- Así que Aki... - murmuró para sí. Era un nombre bonito.

Observó las viejas calles de Orange Town. Era un lugar conocido para él, pero era como estar en una ciudad diferente. Los lugares de siempre no le causaban las mismas emociones. Pensaba en la hermosa chica que le esperaba para pasear juntos mientras observaba el lugar. ¿Qué le pasaba? No podía ser amor. Era demasiado pronto. ¿Encaprichamiento, tal vez? No era una simple atracción física. Era guapa, pero las chicas guapas no solían hacer que se sintiera así. Eran sus gestos, su olor, su sonrisa y sus amables palabras lo que le habían llamado la atención. Y lo que le despertaban aquellos sentimientos. Confusión, principalmente. Y no podía dejar de pensar en el tema. Conocía la respuesta aquello aunque la evitaba. Le estaba gustando. Y seguramente si seguían hablando y se conocían mejor, le acabaría gustando de verdad. ¿Era buena idea? No sabía si sería correspondido. Ya no era el mismo hombre que había enamorado a Emily muchos años atrás. Ni siquiera sabía si era capaz de amar aun... demasiada sangre había corrido por sus manos. Demostraba su desprecio por las vidas ajenas a diario. Asesinaba a placer, y muchas veces sin necesidad de ello. Y no se arrepentía. Él era así. Y así debía ser si quería cumplir su meta. Si quería derrotar a los demonios que gobernaban el mundo, si quería vengarse a sí mismo y a su amigo Rino debía hacer todo lo necesario, aunque tuviese que vender su alma al mismísimo Satanás.

Pero no podía dejar el tema. "Cuando sepa cómo soy huirá de mi lado. O si no lo hace, lo hará cuando sepa lo que hago. Y... tengo una misión que es posible que signifique mi muerte. ¿Realmente querría ella si dejo la cosas ir a más estar al lado de alguien que podría morir el día de mañana? Más aun, ¿no sería cruel por mi parte? Aunque no suelo preocuparme por esas cosas..." Pensaba demasiado. Estaba comenzando a estresarse, y eso no era bueno. Recordando su entrenamiento, respiró lentamente y se concentró en ralentizar los latidos de su corazón. Con aquel entrenamiento, lograba distraerse de pensamientos funestos. "Que sea lo que tenga que ser. No pensaré más en ello" Entró en una tienda y compró dos botellas de refresco. Le daría una a Aki cuando saliera. Esperaba no haberse equivocado y que no le gustara, pero siempre podía cogerle otra cosa. Al fin y al cabo a él le sobraba el dinero, y ella acabaría de salir de trabajar y seguramente le apetecería tomar algo. Se acercó al bar, dado que faltaba poco para la hora. Esperó a que saliese, tarareando una canción. Cuando la vió acercarse, sonrió y le tendió uno de los refrescos.

- Hola Aki. Pensé que tendrías sed después de trabajar. ¿Vamos pues?

"Soy un soso." Contuvo un suspiro y miró al cielo. Estaba atardeciendo ya, y el cielo estaba teñido de un hermoso tono anaranjado. Naranja... curioso color. ¿Qué habría llevado a Kaín a elegirlo como nombre para su identidad secreta en el Proyecto? Distrajo su cabeza de esos pensamientos y miró a Aki. Desvió la mirada poco después para evitar que se convirtiese en un momento incómodo, o para evitar poner cara de atontado. Pues no le extrañaría quedarse embobado mirándola, dado que aquel día se le había dado por comportarse como un adolescente atontado. Ya iba teniendo su edad, y debía comportarse de una manera más digna. O al menos transmitir el respeto que se debía a un hombre de su renombre. ¿Pero realmente era esa clase de respeto lo que buscaba de Aki? No... más bien no. Lentamente giró la cabeza de nuevo y la miró a los ojos, perdiéndose en estos por unos momentos. En ese momento, se olvidó de sus dudas y recuperó la seguridad en sí mismo, al tiempo que se relajó.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Sáb 3 Ene 2015 - 21:29}

Ocupé esa hora en un sinfín de pequeñas tareas mecánicas, tales como lavar los platos y las mesas y ordenar la despensa y las diferentes botellas. Tan solo era una manera de dar trabajo a mis manos. No dejaba de pensar en el marine de antes, y un rubor permanente cubría mis mejillas. Un cliente incluso me preguntó si tenía fiebre. No podía parar de criticarme a mi misma. Maldita sea, ¡Yo antes tenía confianza! ¿Qué demonios me había pasado?

-¿Qué rayos me ocurre? Un asesinato de nada y huyo al culo del mundo a barrer despensas. Unos ojos bonitos y mi cara parece un tomate, ¿Pero en qué clase de idiota me he convertido? ¿Pero cuántos años tienes, Aki? ¡Haz el favor de comportarte!

Me apoyé en la escoba y bajé los hombros con expresión derrotista. Seguro que había muchas soluciones para lo mío, pero sin duda hablarle al espejo no era una de ellas. Tenía que dejar de torturarme y asumir que en ese mundo había gente que mataba gente, y que yo no podía impedirlo. Sacudí la cabeza, intentar convencerme con frases de telenovela dramática tampoco iba a funcionar. Tenía que distraerme.En el acto volví a pensar en el marine. Maldita sea, ni que fuera una colegiala. Me miré al espejo de nuevo. ¿Cómo le había invitado a venir a buscarme si ni siquiera iba bien vestida? Qué desastre...echaba de menos mi ropa. Al salir le pediría que me acompañara a buscarla. No creía que se lo tomase a mal, solo serían dos segundos...ains.

Subí a la barra y tarareando una canción me puse a contar la caja como cada día. Puse el dinero de la tarta que le había regalado de mi bolsillo, pero faltaban un par de berries. Hice inventario mental hasta que me di cuenta de que el marine tampoco había pagado su cerveza. Seguramente malinterpretó mis palabras, pero ya no importaba. Además, por el reloj, ya casi acababa mi turno y él seguramente estuviera llegando. ''Si es que no se ha arrepentido...'' Mi corazón se aceleró al instante. Sin intentar entenderlo, pagué lo que faltaba para cuadrar las cuentas, me solté el pelo y me quité el delantal. Intenté arreglarme torpemente, pero al final renuncié. Por alguna razón estaba demasiado nerviosa.

En efecto, estaba allí. Cuando llegué a su lado, me tendió un refresco. Parpadeé sorprendida, mirándole a los ojos. Sonreí, agradecida. La verdad era que tenía calor...

-Vaya...es todo un detalle, muchas gracias. Esto...tengo que pasar por un sitio a cambiarme, espero que no te moleste...será un minuto.

Mientras caminábamos y bebía, le espiaba de reojo. Más de una vez le pillé mirándome, y aparté la vista ruborizada. No estaba acostumbrada a que me miraran así. Con cachondeo, con burla, con lujuria, con respeto o incluso miedo. Pero no con esa intensidad. Y era totalmente incapaz de descubrir qué pensaba, lo cual lo hacía todo aún más exasperante. Al fin llegamos a la pequeña casita que había...alquilado. Bueno. O puede que estuviera deshabitada y yo me hubiera colado dentro, pero eso él no tenía por qué saberlo...¿No? A no ser que fuera de aquí, pero ciertamente no lo parecía.

Rápidamente me cambié, pero al mirarme al espejo me pregunté por primera vez si no iría demasiado descocada. El escote de la ajustada camiseta era de locura, aunque el dragón plateado estampado era bonito. Y la falda...¿No era demasiado corta? Al menos movimiento se verían los cuchillos...Los cuchillos. No quería pensar en ellos. Me envolví en la capa negra y salí afuera. Sin embargo, cuando casi llegaba, una ráfaga de viento hizo ondear mi capa revelando lo que había debajo. Suspirando, entendí que no valía la pena pasar calor por esconder como solía vestir, así que volví a dejarla atrás. Cuando al fin llegué a su lado, me negué a mirarle a los ojos. Daba vueltas nerviosamente al refresco y trataba de cubrirme como podía. ''Eso, haz como que no ocurre nada. Patético...''

-Hm...¿Hay algún lugar al que te apetezca ir?





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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Lun 5 Ene 2015 - 7:19}

Ella parecía más nerviosa que antes, aunque su sonrisa cuando le entregó el refresco había sido sincera... y preciosa. No podía evitar observarla y estudiar cada uno de sus gestos y sus rasgos mientras la acompañaba. Era muy bella... pero ante todo, tenía algo que le llamaba mucho la atención. No hubiese sabido decir qué era. Tal vez ese aire misterioso, aunque no. Había algo más. Ella le devolvió la mirada varias veces, y este la desviaba, algo turbado. Cuando lo sorprendió mirándola la tercera vez, desistió. Por suerte su casa no estaba demasiado lejos. Le sorprendió descubrir que era una abandonada. Lo sabía porque solía pasar bastante por aquella ciudad. Émile aun se carteaba con su tío, el cual vivía allí, y era la única manera que tenía de seguir sabiendo de las peripecias del joven pirata. Supuso que Aki debía ser de fuera, y por eso se había instalado allí. Una solución sencilla y que le permitiría ahorrar si estaba reuniendo dinero para viajar a otro lugar. Ella entró apresuradamente en el lugar, saliendo poco después con una capa negra. Sin embargo, una ráfaga de viento la destapó, mostrando una vestimenta atrevida. Debió darse por vencida con eso, porque volvió al interior y salió sin ella. Algo nerviosa e intentando taparse, le preguntó a dónde quería ir.

- Conozco un lugar bastante tranquilo. Supongo que estarás deseando desconectar un rato, así que podemos ir hasta allí a relajarnos. Yo también necesito un descanso, sinceramente - dijo, sin ser capaz de evitar que una negra sombra de preocupación cruzase su rostro por un instante.

No se le había pasado inadvertido el detalle de que iba armada. No estaba con una chica indefensa cualquiera... eso le gustaba. Su última pareja, Hinari, era una luchadora de la isla de Kinaria. Estando con ella se había dado cuenta de que tenía bastante más en común y se entendía mejor con las mujeres guerreras que con el resto. Sonrió con cierta melancolía al recordarlo. Se habían separado porque seguían caminos distintos. No llegaron a tener demasiada historia juntos. Se conocieron cuando Karl entrenaba con la orden de luchadores de la isla, comenzaron a acostarse juntos, y cuando el marine se fue para seguir luchando para la Marina se separaron. No volvieron a verse. Tampoco esperaba que hubiese sido de otra manera. Sacudió la cabeza para alejar las sombras de su pasado de su mente y miró a Aki.

- Dime, Aki, ¿cómo te ganas la vida? Dudo que camarera sea todo lo que eres.

Por un momento estuvo a punto de añadir que dudaba que fuese camarera porque si hubiese habido una chica tan hermosa en un bar de la ciudad, este se hubiese hecho popular haría tiempo. Sin embargo, le pareció un comentario demasiado grosero y atrevido. Era hermosa, pero no era todo lo que era. O no le hubiese llamado la atención. No, era su sonrisa y su amabilidad lo que le habían quitado el aliento. Se maldijo por no saber qué más aportar a la conversación. Comenzó a darle vueltas a la cabeza buscando algún tema que pudiese resultar interesante o que pudiese llevar a una buena conversación, pero todo en lo que podía pensar era en barcos y en batallas. Se había quedado en blanco.

- Yo, bueno, ya sabes. Soy Almirante - se maldijo a sí mismo. Gran comentario, capitán obvio - Me dedico a escribir informes, organizar la Marina, escribir informes, cazar a algún criminal, escribir informes... un trabajo apasionante - dijo, poniendo los ojos en blanco - ¿He mencionado que escribimos informes?

Soltó una leve risa y sonrió. Por ahí parecía que iba por mejor camino. Se relajó un poco, y miró el camino. Ya estaban saliendo de las afueras de Orange Town. A su alrededor había pequeñas granjas y casitas de campo. Un poco más al norte podía verse una serie de colinas. Una vez las pasaran, tendrían unos acantilados, y las ruinas de un viejo faro. El mismo faro en que Karl había salvado a Emily de un asesino, el mismo día en que comenzaron a salir juntos. Era un poco irónico que llevase a Aki al mismo lugar, y lo hubiese evitado en otra situación, pero era un lugar precioso... y un buen modo de sustituir los viejos recuerdos con nuevos más alegres. Pronto llegaron a las elevaciones, y Karl comentó:

- Estamos ya cerca. Una vez subamos a arriba podremos ver los acantilados, y los restos del faro. Las vistas son impresionantes. Normalmente es un lugar algo frío porque le da el viento de frente, pero con este calor agradeceremos la brisa del mar

Mientras decía eso, sonrió. Nuevamente pareció rejuvenecer de golpe. No solía sonreír de una manera tan sincera desde hacía tiempo. La mayor parte de sonrisas que esbozaba no eran agradables. No eran sonrisas alegres. La alegría era un bien escaso para el marine. Podía estar de buen humor, pero eso no implicaba que estuviese realmente contento y despreocupado. Todo dependía del día. Sin embargo, aquella chica con su sola presencia y sus palabras... ¿había cambiado aquello? ¿O era un amago de felicidad? ¿Una cruel burla del destino? Finalmente llegaron a la parte más alta del camino y comenzaron a descender. El faro (o sus restos) ya estaban ante ellos. A penas quedaban en pie dos metros de la estructura. Había escombros del edificio por todos lados. Aunque casi mejor. Karl se acercó a uno y se sentó en él, acomodándose como pudo. Abrió su refresco y le dio un largo trago, observando el lugar. La costa formaba una bahía bordeada por los acantilados en aquel lugar, y estaban en uno de los lados de esta. Las olas rompían contra la pared rocosa a varias decenas de metros por debajo de ellos, dejando un rastro de blanca espuma. Y en el horizonte, el sol tenía de dorado el mar.

- ¿Te gusta el lugar? - preguntó, con una sonrisa.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Lun 5 Ene 2015 - 12:31}

Asentí a lo del lugar tranquilo y echamos a caminar. Iba nerviosa por si me decía algo de la ropa...o de los cuchillos en las piernas, cosa que por narices tenía que haber visto. Pero no parecía ser el caso. Así que poco a poco me fui relajando. Karl era...enorme, o por lo menos a su lado yo era diminuta. Esa presencia, por alguna extraña razón, me calmaba. Una vocecita en mi cabeza me susurró que tal vez era porque con un Almirante a mi lado, la muerte ajena no me alcanzaría de nuevo. Sacudí la cabeza, no quería pensar en eso. No ahora. Por instinto, me acerqué un poco más al marine. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, deseé que la tierra me tragara. Pero si no lo conocía de nada, qué estaba haciendo...lo siguiente que dijo me sacó de golpe de mis diatribas internas. Sin poderlo evitar, solté una carcajada amarga e irónica a la vez. En medio de mis fantasías, se me olvidaba lo más importante. Yo era una pirata. Bueno...o al menos un amago de pirata. Él era todo un alto cargo de la marina...su trabajo era capturar y entregar a las personas como yo. Me puse tensa, sin poderlo evitar. Imagino que el instinto de supervivencia y mis propias tonterías tenían algo que ver. Aún así, le sonreí como pude.

-Y razón no te falta. Llegué a este pueblo porque necesitaba un descanso. No diré vacaciones, porque tampoco tengo un trabajo fijo. En fin...- Le miré a los ojos y sonreí de medio lado.- No preguntes y no tendré que mentirte.

Si, eso. Una frase completamente inocente y para nada sospechosa. Rodé los ojos, asombrada de mi propia estupidez. Le escuché hablar. Su descripción de su trabajo me hizo desconectar por unos instantes y al final solté una risita. Sonriéndole abiertamente, le confirmé.

-Sí, sin duda parece un trabajo apasionante. Aunque no te lo cambio.

Suspiré. Nos estábamos alejando del pueblo, ¿A dónde me estaba llevando? Este hombre me causaba sentimientos contradictorios. Era muy diferente al resto que había conocido y si quería ser sincera conmigo misma, me gustaba. Tenía aplomo y una bonita sonrisa. Y entre una y otra cosa, tenía que admitir que me sentía a gusto a su lado. En fin...tampoco es que tuviera muchas opciones. Si no hacía nada, al acabar la tarde cada uno por su lado, probablemente. Puse mala cara enfadada conmigo misma, pero entonces llegamos. No había oído ni una palabra de lo que me había dicho. Sonrojada, intenté que no se notara y miré hacia delante.

Habíamos llegado a unos acantilados, y a lo lejos se veían los restos de un faro. Nos acercamos y Karl se sentó en uno de los escombros. Yo me quedé de pie, paseando y admirando el lugar. Era precioso. Olía a sal en el aire, y la brisa marina mecía la hierba. El lugar tenía un deje de abandonado que lo hacía más interesante. Y a lo lejos, el mar parecía oro líquido. Estaba atardeciendo. Me brillaban los ojos de la ilusión, no sabía que había un lugar tan tranquilo y bello cerca. Karl también sonreía, esta vez una sonrisa sincera. Algo aleteó en mi estómago al verle, pero intenté no hacerle caso. Me senté en la hierba y apoyé la espalda en un escombro, frente al Almirante.

-Me encanta. ¡Es precioso! Ojalá pudiera bañarme en el mar... se ve tan tranquilo.

''Oh. Genial. Venga, ¿Porqué no le dices directamente que te has comido una zoan? Inútil.'' Bueno...suspiré. Dios mío, ese hombre no me deja pensar. Creo que lo mejor será ser sincera, antes de que meta más la pata. Capaz y tme da algún consejo...

-Oye, Karl...la verdad es que soy una pirata. Bueno, o algo así. Es complicado. Últimamente he dudado de varias cosas, y por eso me vine aquí. Pero el nombre lleva a confusión. Yo no soy ningún criminal...

Acabé la frase en voz baja, mordiéndome el labio y arrancando la hierba a mi alrededor para mantener las manos ocupadas. Ya estaba, las cartas sobre la mesa.





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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Mar 6 Ene 2015 - 6:28}

Karl sonrió, muy contento de que le hubiese gustado el sitio. La observó con intensidad por unos instantes, y luego desvió la mirada hacia el paisaje. Había acertado con el sitio. Ella paseaba por el sitio, mientras el marine se acomodaba en la roca como podía. A pesar de ser piedra, no era un sitio especialmente desagradable para estar sentado. Al fin y al era un cacho de pared destrozada, con lo que era un asiento medianamente regular y liso. Bebió otro trago de su bebida, y escuchó las palabras de ella sobre el mar, a lo que contestó con una risa. Sí, sería agradable bañarse... pero no había ninguna playa, y echarse a las olas sería suicida. Incluso aun cuando no fuese un usuario de akuma, las corrientes les harían estrellarse contra las rocas o las paredes rocosas.

- Sí, sería agradable, pero fíjate en la espuma de ahí abajo. Son las olas rompiendo contra el acantilado. Si nos bañásemos ahí, no saldríamos muy bien parados. Y de todos modos, yo no podría bañarme sin ahogarme. Soy usuario de una akuma no mi.

El atardecer llegaba inexorablemente. Poco a poco el sol comenzaba a aproximarse al mar, tiñendo todo de todos dorados y anaranjados. Dejándose llevar por la belleza del momento, miró a Aki. Con aquella luz parecía incluso más hermosa. Contuvo un suspiro, y notó que estaba nerviosa. Se había sentado frente a él, recostada contra otra roca, y arrancaba cachos de hierba. Parecía pensativa y se mordía el labio. Se puso un poco nervioso. ¿Habría dicho o hecho algo que la había incomodado? Se puso a repasar mentalmente todo lo que había hecho en los últimos minutos, buscando algo que pudiese haberla incomodado. Sin embargo, no se le ocurría nada. Entonces ella al fin habló, y sus palabras lo dejaron un tanto impresionado y aliviado. Sonrió con cierta ironía.

- Se ve que al destino le gusta gastarme bromas de mal gusto - murmuró, ante de añadir - Tranquila, por mi parte no es problema que seas pirata. No me pareces mala persona, y siempre podría decir que te escapaste si me mandase capturarte. Aunque espero que no tenga que ser así.

Se refrescó la garganta con otro trago antes de continuar. Ella se había sincerado muchísimo... ¿con qué propósito? Estaba muy confundido. Se la acababa de jugar. Si hubiese sido alguien del carácter de Minato u algún otro de los marines más "estrictos", la hubiese arrestado. Por suerte para ella, él no era un marine de esos. Hasta decir que realmente fuese marine era un poco arriesgado. Eso le llevó a pensar si no debía sincerarse él también. Lógicamente no iba a hablarle del Proyecto Amanecer. Era una perfecta desconocida y bien podía ser una espía del Cipher Pol. Sin embargo, prefería no pensar en cosas así. En su lugar, sí que iba a contarle otras cosas.

- Soy un Almirante de la Marina... pero no siempre fui marine. En el pasado yo también fui pirata. Se lo que quieres decir cuando hablas de que no eres un criminal. Si fuese arrestando a todos los piratas que hay por ahí, tendría que arrestar mi propio hijo, y eso no sería agradable.

"Imbécil. ¿Para qué mencionas a Émile? Vas a parecer un viejo." El tema de Émile era un poco complejo. A aquellas alturas, debería ser un crío aun. Pero su maestro se había hecho cargo de él cuidándolo. No tenía muy claro lo que había pasado, pero en unos meses el bebé se había convertido en un apuesto joven de diecinueve años. En todo caso, a saber lo que pensaría ahora Aki de él. Por no hablar de que si había un hijo, tenía que haber una mujer. Y no era un tema agradable para tocar en la primera cita. Rápidamente, trató de evitar la situación continuando.

- Además, seré marine, pero no me siento a gusto. Es decir, tengo mis motivos para haberme alistado... pero desprecio al Gobierno Mundial y a los Nobles Mundiales.

Bravo. Ahora si era una agente del CP ya le había dado exactamente lo que buscaba. "¿Ves dos ojos bonitos y ya pierdes la cabeza, Karl? ¿En qué estás pensando? Falta muy poco para concluir el Proyecto, no la cagues ahora."Contuvo nuevamente un suspiro y se levantó, acercándose a los restos del faro y apoyándose en este. Observó el cielo. El sol ya estaba poniéndose, y la puesta de sol estaba resultando ser preciosa. Lentamente comenzó a tararear una canción. Poco a poco comenzó a animarse y pasó a cantarla. Lamentó no tener su guitarra para acompañarla.



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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Mar 6 Ene 2015 - 21:19}

Cuando dijo que no le importaba que fuera pirata me le quedé mirando fijamente. Le oí hablar sin quitarle los ojos de encima. Cuando terminó, mil preguntas rebotaban en mi cabeza. Pero no era educado preguntar. Dando un suspiro, me deslicé hasta quedar tumbada en la hierba. Estaba fresquita, y era agradable. Mirando al cielo, me puse los brazos tras la cabeza y comencé a pensar. Estábamos en un agradable silencio, y el viento volvía loco mi pelo. El sol se iba poniendo poco a poco, y oía el salvaje rugido de las olas. Estaba completamente a gusto, y mis pensamientos venían ahora a mí calmadamente. Qué raro. Qué maravilloso.

Lo que más me había impresionado era que tuviera un hijo. ¿De verdad me había fijado en un hombre casado? O al menos con pareja. Aunque bueno... eso no era un gran impedimento. No si decidía quererlo. Le miré de lado. Hablar de querer a estas alturas era cuando menos, alocado. Aunque no podía descartarlo. Los sentimientos...no tenían reglas. Y desde Vento, yo sabía eso mejor que nadie. Le examiné, sin importarme que me considerase una descarada. Sí, era un tipo mayor. Pero tenía aplomo, y era apuesto. Parecía un hombre con la cabeza sobre los hombros. Al revés que yo, tal vez era lo que me hacía falta. Y no iba a cuestionar su opinión sobre el Gobierno o los Nobles. Yo no tenía nada que ver con ellos. O esperaba no tener que ver.

-Gracias por la comprensión. También yo soy usuaria. Una zoan. Cuando era niña se la robé a un noble. Era la cosa más amarga del mundo, y después de probarla, se la tiré a la cara a mi...maestro.

Sonreí con el recuerdo. Akon se había enfadado bastante. Había decidido llevar la conversación a un tema más seguro. Entonces él comenzó a cantar. Tenía una agradable voz profunda. Giré sobre mi misma y apoyé la cara en las palmas, escuchándole con placidez. Era un bonito momento, y la canción poseía mucho sentimiento. Me habría gustado acompañarle, pero el canto no era lo mío. Cuando calló, me sentía más segura y me animé a hacerle otra pregunta. Quería conocer más de ese hombre. O al menos, todo lo que pudiera. Yo también tenía secretos.

-Así que, ¿Un hijo? Te habrá dado muchos quebraderos de cabeza. Al menos los mas pequeños suelen hacerlo. Pero si me lo encuentro por ahí, le echaré un ojo. Seguro que se te parece.

Parecía algo avergonzado de haber sacado el tema, y quería tranquilizarle igual que él había hecho conmigo. Además no había dicho ninguna mentira. Había cuidado a cantidad de niños en mis tiempos con la troupe. Sabía lo revoltosos que podían llegar a ser.

Me levanté y me acerqué a donde estaba, junto al faro. Por algún motivo, le coloqué una mano en el hombro. Cuando volteó a mirarme, simplemente me encogí de hombros y sonreí. ''Iré a donde me lleve el viento...y ahora sopla hacia él.''- Pensé. Lo notaba azotándome la espalda y revolviéndome el pelo, como animándome a acercarme y dejar de pensar en tonterías.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Jue 8 Ene 2015 - 20:47}

Al notar la mano de ella, se giró. Le devolvió la sonrisa, con una mirada de plácida calma. El viento le revolvía la rojiza melena, y un mechón se le puso delante de la cara. El marine no lo dudo y aprovechó el momento para apartárselo y ponérselo por detrás de la oreja, con delicadeza. Se preguntó si no habría sido extraño, pero decidió no darle importancia por aquella vez. La luz dorada ya había sido totalmente sustituida por el tono anaranjado de la puesta de sol, y el bochorno del día por un calor agradable, menos pesado. Por unos momentos, el marine olvidó su carga. Olvidó las tareas que aun tenía por delante, su futuro reencuentro con su antiguo maestro, y todo lo demás. Terminó lo que quedaba de su refresco y suspiró. Debía aclarar lo de Émile.

- Ya me gustaría que aun fuese pequeño... se supone que aun debería ser un bebé. Sin embargo, este mundo está lleno de fenómenos inexplicables, y mi hijo tiene ya diecinueve años. Y me culpa de la muerte de su madre, por lo que quiere derrotarme. Su madre murió en el parto - esbozó una sonrisa triste - Y mi antiguo maestro, el cual se ha convertido ahora en mi enemigo, es el responsable de que mi hijo no tenga la edad que debería y me odie. Aun no se lo que ha hecho.

Sacudió la cabeza, tratando de alejar aquellos desagradables pensamientos, pero no podía evitar darle vueltas. Entonces todo se hundió para él. ¿Valía la pena relacionarse con nadie? Su camino estaba sembrado de dolor. No haría más que atraer el sufrimiento a todos los que le rodeasen. Además, era posible que no volviera encontrarse con Aki. A saber cuántos años pasaría entrenándose en la isla del Sokudan antes de volver a navegar, y en ese tiempo probablemente muchas cosas cambiarían. ¿De qué le valía hacerse ilusiones? Observó el sol ocultándose en el horizonte, notando cómo si sus esperanzas y alegría muriesen con él. Había sido un día hermoso que guardaría en su memoria... pero no creía que fuese a pasar de ahí. Tenía una ligera y frágil esperanza de que algún día volviesen a encontrarse, pero el mar era demasiado grande. Nada aseguraba que sus pasos fuesen a volver a cruzarse. Pensado eso, ¿por qué no acabar a lo grande aquel día? Se giró hacia Aki con cierta solemnidad y tristeza en la mirada.

- Gracias por hacerme compañía hoy y ayudarme a tomarme un pequeño descanso. Es una pena, pero dudo que nos volvamos a ver. Es posible que no sobreviva a los próximos meses... y aun así, nadie dice que lo vaya a hacer a los próximos años. Dudo que tu camino vaya a ser sencillo, así que acepta este regalo - se metió la mano en una pequeña bolsa que llevaba al cinto, y sacó un frasquito con un líquido azul - Es Secreto de Law. Dáselo a alguien que esté al borde de la muerte y lo curará.

Le tendió el valioso objeto, y la miró con intensidad. Era otra broma cruel del destino. Si hubiesen tenido tiempo para conocerse, estaba seguro de que hubiesen acabado juntos. Pero no iba a poder ser así... pero al menos, se llevaría un recuerdo agradable. Activó su mantra para averiguar sus intenciones y apartarse de ella si notaba que iba a apartarle o a reaccionar mal, y se acercó más a la chica. Primero observó fijamente sus ojos. Sí... no se había equivocado. Aki tampoco era indiferente a su presencia. La tomó suavemente por los hombros, con cariño, y aproximó su rostro al suyo lentamente.



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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Jue 8 Ene 2015 - 21:53}

Escuché su historia notando la pesadumbre flotar a nuestro alrededor. Reprimí el impulso de sacudirme los hombros. Cuando me ofreció el frasquito, mis ojos se abrieron con gran sorpresa. Eso poseía un valor inconmensurable...pero no podía aceptarlo. No, después de lo que me había contado. Había partes que no había entendido, pero tampoco importaba, daba la sensación de que lo contaba más para si mismo; buscando ordenar sus pensamientos. Lamentaba lo de su mujer, aunque mentiría si dijera que lo lamentaba mucho. El pobre hombre sin duda merecía otra oportunidad...y aunque el mar era inmenso, sus corrientes viajaban por curiosos caminos. Ya volveríamos a encontrarnos, no había prisa.

Me tomó de los hombros y me acercó a él. Toda mi seguridad de hace un instante se esfumó, sustituida por rubor en mis mejillas. ¿Pretendía besarme? Bueno...yo quería besarle. Me miró a los ojos y por un momento me quedé perdida, simplemente mirándole. Había una eternidad en esa mirada que me arrancó un suspiro...pero no podía. Aún no. Pero tampoco quería rechazarle y volver violenta la situación, así que poniéndome de puntillas me adelanté y le besé suavemente en la mejilla, casi en la comisura de los labios. Volví lentamente a donde estaba y retrocedí medio pasito. Simplemente porque no confiaba de mis acciones si me quedaba tan cerca.

En lugar de mirarle, metí la mano en un bolsillo de la falda y saqué una cinta de seda azul oscuro. La había encontrado tirado en la taberna y planeaba hacer algo con ella. Esta parecía una buena aplicación. Girándome para que no me viera y mantener algo de misterio, transformé un dedo en una garra y con cuidado hice un agujero en el tapón de corcho del frasquito. Volví a la normalidad mi mano y pasé la cinta por el orificio. Acto seguido, me giré hacia él de nuevo y mientras me acercaba y se lo pasaba por la cabeza, le fui diciendo:

-Karl...yo no me merezco esto, no todavía. Si vas a ir a algún sitio peligroso, llévalo contigo, por favor. Y acuérdate de mi. Has vivido demasiadas cosas, o eso me parece, como para que tantos esfuerzos acaben en nada. Así, de necesitarla, tendrás otra oportunidad. Yo no tengo una gran historia que contar, no todavía...pero tú tienes experiencia. Así que ten esto... y haz buen uso de ella.

Cuando acabé de hablar, estaba muy cerca de él. Casi estaba apoyada en su pecho, y por un momento quise rendirme a ello. No sabía qué nos depararía el futuro, y si lo volvía a encontrar, cuáles serían las condiciones. Así que tomé una decisión. Posando la mano en su pecho, giré un poco y señalé al cielo.

-Cuando la luna esté esta noche en lo alto, me iré.

Entonces, mientras sus ojos aún no me veían, le agarré con delicadeza y deposité un beso en sus labios. Aguardé unos segundos, oyendo mi corazón latir en mis oídos, y me separé. Sonreí, y me senté cerca del borde del acantilado, disfrutando de la brisa. El sol ya casi no se veía. Pero estaba feliz.



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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Jue 8 Ene 2015 - 22:33}

Durante un momento pareció que iba a besarle. El corazón empezó a latirle a mil por hora, y perdió la concentración de su mantra, con lo que no vio venir lo siguiente. Cuando Aki le dio el beso, Karl se quedó quieto, confuso y sorprendido. La miró, pero ella se giró y se puso a hacer algo. Sin entender nada y con una mirada inquisitiva, esperó. Entonces la chica se giró y le colgó algo del cuello. Lo cogió para mirarlo, y vio que era la misma botellita de Secreto de Law que pretendía regalarle. La escuchó en silencio, sin dejar de mirarla a los ojos, y cuando ella lo volvió a besar, la abrazó por unos momentos, con cariño. Tras eso, se sentó a su lado, observando el rojizo horizonte. El sol ya había desaparecido, y no pasaría mucho antes de que la noche cayera. Entonces, tomó una decisión.

- Si sobrevivo, y te encuentro de nuevo, no pienso dejar esto así. Como mínimo te invitaré a tomar algo - dijo, en un tono más relajado al decir lo último.

Por un momento imaginó que la atraía hacia sí, la besaba y le pedía que pasasen la noche juntos... por un momento. Un bonito sueño, pero parecía que ella no estaba preparada para algo así. Miró con cierta desesperación y tristeza a la luna. Acababa de encontrar a Aki y ya iban a separarse. Ojalá nunca llegase a lo alto y pasasen el resto de sus vidas allí, juntos, sin preocupaciones, sin malvados Gobiernos, espías, piratas, conspiraciones o muertes. Respiró hondo y suspiró. Era una persona resuelta y con las ideas claras, pero hasta él tenía momentos de debilidad. Pensó en lo que pasaría si el Proyecto triunfaba. ¿Realmente quería pasarse el resto de su vida gobernando el mundo? Pensó en la idea de jubilarse y dejar todo aquello para siempre. Coger su fortuna y surcar el mundo, sin darle importancia a nada más. La idea era tentadora... pero no. Tenía demasiado por delante. Demasiadas cosas por hacer.

- Te encontraré de nuevo, y me aseguraré de que no te me escapes de nuevo. De que no quieras irte - susurró, con ternura y un tono ligeramente amargo.

La luna estaba ya en lo alto. Karl se acercó a ella y le dio un suave beso en la frente. No se arrepentía de nada de lo que había pasado aquel día. Posiblemente tardaría aun en olvidar a Emily... pero ella era su pasado. Y ahora Aki era su futuro, o eso quería pensar. No, debía dejar de lado esos pensamientos. Se aseguraría de que fuese su futuro.



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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {Jue 8 Ene 2015 - 22:58}

Me sonrojé con sus palabras, percibía en ellas una pasión a la que sencillamente no estaba acostumbrada. Avergonzada, me tapé la cara con las manos, pero cuando las aparté sonreía.

-Idiota...quién querría irse.

Eso lo había susurrado y no estaba segura de que me hubiera oído. Pero no importaba, ya nada importaba. La luna estaba en lo alto y el besaba mi frente. Las palabras ahora sobraban. No le dejé que me acompañara hasta la playa. Le dije adiós con la mirada y me alejé, haciendo una parada para recoger mi capa y mis escasas pertenencias. Cuando llegué al principio del océano, un barco estaba anclado. Pescadores nocturnos. Les pregunté si podían acogerme y muy amables me hicieron un hueco. El barco zarpó y el suave arrullo de las olas calmó un poco mis pensamientos, agitados. No podía dejar de examinar la isla, empequeñeciéndose, buscando una silueta...

Sacudí la cabeza. Demasiados sentimientos. Era mejor guardarlos...y ya los pensaría otro día. Era tan confuso, apenas habían sido unas horas. Y en fin...de momento, mejor pensaba en el presente. Me planteé preguntar en qué isla pensaban atracar, pero cambié de idea. Me gustaban las sorpresas. Sonriendo, me repantigué en cubierta y me quedé dormida mirando las estrellas.


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La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] Empty Re: La ciudad donde empezó todo [Privado] [Karl y Aki] {}

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