Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Aclaración:
- Esto es un combate de super NPC's a full of power. Es una parte de una historia todavía más larga. Solo va a estar el combate.
Este mensaje es para todos los que quieran ver el combate, que no se crean que falta algo XD
Me sentía extrañamente emocionado, hacía tiempo, años relamentente, que no sentía la fascinación y la tensión de un combate real, hacía años que nadie conseguía hacerme sentir la emoción de querer sentir la sangre correr por el filo de mi espada. Obviamente, esto era algo que no me ocurría desde que los Héroes Bravos dejaron de existir, desde la misteriosa desaparición de Negoru Roguetsu del mundo. Lo que él no sabía era que no podría esconderse jamás de nosotros, quienes le habíamos encontrado y seguido hasta allí.
Recordaba aquella ocasión hace ya mucho tiempo. Viajé a solas en busca de una aventura, de una venganza contra un gran rival que me dejó en un estado lamentable, aquél tipo se apoderaba de las mentes y sacaba imágenes vivas, seres reales sin mente pero tal y como estaban en mi mente. Aquél día tuve que enfrentar a un buen número de enemigos que salieron de mis recuerdos. Pero no estuve solo aquél día, todos los Héroes estaban al margen del combate, observando pacientemente mi combate, sin entrometerse. Pero lo importante es que estuvieron allí, aun cuando tan solo quise alejarles de aquello al no ser su asunto.
Esta situación me recordaba a aquella, yo me alejé y fui a por mi rival, no es el mismo caso, pero Negoru Roguetsu en ésta ocasión hizo exactamente lo mismo. Desapareció sin dejar rastro, dejándonos a todos al margen mientras él buscaba a su rival. Ahora le devolvía aquella deuda que mantuve con él desde entonces, con la diferencia de que hoy todos le ayudaríamos a él a cambio de todo lo que él había hecho por nosotros en el pasado. Lo más importante, aquello por lo que más le he de agradecer al tío sol. Por encontrarnos y reunirnos a todos. Hoy había llegado la hora de saldar todas esas deudas con nuestro mayor nakama, y a la vez nuestro capitán. Hoy era el día de que el karma le fuera devuelto por todos los favores que, aunque no lo sepa, él hizo por nosotros.
Mi único objetivo ahora era ayudarle en todo lo posible, pero ese objetivo se había mezclado con mi mayor deseo, aquello por lo que hacía mucho tiempo vivía. Casi había olvidado aquella sensación de felicidad que podía alcanzar a recorrer mi cuerpo en una situación como esta. Con Soul Edge, mi preciada arma maldita, lancé una onda cortante en dirección al robot, quien iba directo a atacar a Negoru. No sabía cómo, pero el ataque de ese vejestorio que tenía contra las cuerdas a Negoru había hecho que Jack Dralion Stark cambiase de bando. Ahora era nuestro enemigo, no sabía cómo darle las gracias al futuro momia que había hecho capaz ésto.
-¿De verdad pensaba que te íbamos a dejar solo Negoru? Parece mentira que hayas fallado tus propias palabras de compañerismo. Somos un gremio, no te librarás tan fácilmente de nosotros.
Stark evadió la onda cortante lanzando como un impulso que desvió la onda cortante. No esperaba menos de él. Pero lo mejor es que se me quedó mirando. Mi rostro mostraba una sonrisa de oreja a oreja, hacía tanto tiempo que no me sentía así que me noté tirar la piel, estaba eufórico, con unas ganas incontables de destrozarle ese culo metálico al maldito robot. Simplemente en cuanto se detuvo y evadió mi ataque yo tan solo le dije:
-Oe robot. Nunca olvides que tú eres mi presa... Gracias por ésto vejestorio cabrón. Ya te pagaré por ello.
No había un razonamiento cuerdo dentro de la mente de aquel cyborg. El súbito toque con aquella arma había sido como darle a un interruptor de cambio, tornando en opuestas las intenciones que en aquel momento viajaban dentro de la mente del pelirrojo: para él ya no había compañeros, había enemigos. No conocía la razón de estar ahí, no había recuerdos a los que acceder, pues todo lo que en ese momento se repetía una y otra vez en su cabeza como una orden oscura e irresistible era la incesante necesidad de matar a aquellos que tenía frente a él.
Observaba desde lo alto, mirando al que se había interpuesto en quien fuera su objetivo primario y él: una persona de atuendo oscuro y mirada brillante, llena de sadismo mezclado con emoción y ansia. Pero él no entendía de sensaciones en aquel estado de mente dominada, sólo sabía que ese hombre era otro de los que debía eliminar a toda costa y sin importar con qué medios lo hiciese.
Curiosamente otra voz hablaba dentro de su mente, una voz femenina que sonaba igual que un débil eco en una gran cueva, distante pero clara e insistente que lograba que algo dentro del robot le hiciese sentirse incómodo, como si hubiera algo en él que no debía estar, algo que estaba mal y que la voz de esa mujer agravaba... Pero al igual que el amo tira de la correa del perro cuando este no presta atención, la orden oscura tomó renovado vigor e instigó al shichibukai a realizar su cometido.
Un leve parpadeo de un rojo intenso destelló de las circulares pupilas del pelirrojo como faros en la noche, preludio de aquellas dos capsulas que cayeron desde el cielo a gran velocidad y que estallaron en el aire con un sonido seco y contundente, liberando lo que a primera vista parecía ser una nube negra que cobraba voluntad propia y se arremolinaba como un enjambre de abejas alrededor del panal, rodeando el cuerpo de Stark como si este tuviese una gravedad propia formando círculos perfectos a su alrededor.
Otro sonido más chirriante y agudo llegó entonces desde la distancia, seguido de un fulgor de tonalidades azules y blancas similares a las de un relámpago que provenía del horizonte. Algo que sin duda había sido disparado con una potencia mortífera y que se dirigía con precisión a la posición en la que ahora se encontraba el Yonko. Aquel ataque tan vistoso y sonoro hizo que el robot recordara como si fuera un flashback la cosa con la que había atacado, pronunciándola en voz alta por pura costumbre.
¡Relámpago Heróico: Railgun del Salvador!
Observaba desde lo alto, mirando al que se había interpuesto en quien fuera su objetivo primario y él: una persona de atuendo oscuro y mirada brillante, llena de sadismo mezclado con emoción y ansia. Pero él no entendía de sensaciones en aquel estado de mente dominada, sólo sabía que ese hombre era otro de los que debía eliminar a toda costa y sin importar con qué medios lo hiciese.
Curiosamente otra voz hablaba dentro de su mente, una voz femenina que sonaba igual que un débil eco en una gran cueva, distante pero clara e insistente que lograba que algo dentro del robot le hiciese sentirse incómodo, como si hubiera algo en él que no debía estar, algo que estaba mal y que la voz de esa mujer agravaba... Pero al igual que el amo tira de la correa del perro cuando este no presta atención, la orden oscura tomó renovado vigor e instigó al shichibukai a realizar su cometido.
Un leve parpadeo de un rojo intenso destelló de las circulares pupilas del pelirrojo como faros en la noche, preludio de aquellas dos capsulas que cayeron desde el cielo a gran velocidad y que estallaron en el aire con un sonido seco y contundente, liberando lo que a primera vista parecía ser una nube negra que cobraba voluntad propia y se arremolinaba como un enjambre de abejas alrededor del panal, rodeando el cuerpo de Stark como si este tuviese una gravedad propia formando círculos perfectos a su alrededor.
Otro sonido más chirriante y agudo llegó entonces desde la distancia, seguido de un fulgor de tonalidades azules y blancas similares a las de un relámpago que provenía del horizonte. Algo que sin duda había sido disparado con una potencia mortífera y que se dirigía con precisión a la posición en la que ahora se encontraba el Yonko. Aquel ataque tan vistoso y sonoro hizo que el robot recordara como si fuera un flashback la cosa con la que había atacado, pronunciándola en voz alta por pura costumbre.
¡Relámpago Heróico: Railgun del Salvador!
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