Un encuentro caluroso~ [Priv Yoko]

"¿Como es posible tanto calor y tanto desierto con el mar al lado? Es imposible"
Mientras andaba por el desierto ya ni siquiera me acordaba de por qué me había metido en aquel infierno, hacia demasido calor, sudaba por todos los poros de mi cuerpo desde que tenia memoria jamás habia soportado ese tipo de calor extremo, para colmo la arena de las dunas por las que caminaban me quemaban las plantas de los pies desnudos, tenia la sensación de que si me las miraba descubriria que ya no las tenía, que se habían derretido y no me resultaria extraño para nada, hacia bastante que no las notaba e iba dando saltitos por la arena para no quemarme demasiado aunque aquella técnica era bastante inútil por que me quemaba igual, es más el dar saltitos posiblemente solo me produjera más calor.
Para intentar refrescarme un poco me habia quitado mi abrigo y me le habia colocado en la cabeza en forma de un improvisado sombrero-turbante y habia colocado mi cinta roja con su respectiva plumita encima de todo el lio del abrigo, daba calor en la cabeza pero al menos no me incidia directamente en la cabeza y podía pensar con algo de claridad, además habia desperdiciado un poco del agua de mi cantimplora hechandomela por encima para refrescarme, cosa que ahora lamentaba pues estaba sedienta y casi no me quedaba agua.

Al ver un cactús solitario en medio de mi travesia me acordé de a que habia venido a aquella isla, buscaba una planta. Conseguí un libro en una apuesta en uno bar cutre, de un pueblo cutre, en una isla cutre; como no podia ser de otra manera el libro era tambien bastante cutre, se titulaba   "Hierbas del mundo olvidadas que ya no interesan a nadie" aun así tenía algunas cosas interesante, entre ellas se puede destacar la mención de una extraña flor de un precioso color violeta y que se decia que nunca se marchitaba, esta flor habitaba en la isla en la que me encontraba, en la orilla al lado del rio.
El problema es que no sabia donde se encontraba aquel estúpido rio, llevaba horas bajando por aquel desierto siguiendo el sonido del agua para ver si lo encontraba pero el rastro siempre me acababa conduciendo al mar.

A la quinta ve que aviste mar y ningún tipo de rio me desespere y me tiré en la arena de la improvisada playa-duna, hacia calor, los pies me dolian y me ardian y seguramente me habian salido más de tres o cuatro ampoyas, ya empezaba a dudar de que la planta mencionada existia y dudaba hasta si aquel rio existia. Me prometí que encuento saliera de esta isla que no me podia aportar nada bueno no volvería a pisar ningún otro tipo de desierto.

La arena se movía a mi alrededor, hacía calor, demasíado calor. Tenía los ojos cerrados y el abrigo encima de la cabeza para que el sol no incidiera directamente y no se me recalentara la cabeza más de lo que ya estaba, por que me apostaba cualquier cosa que veía visiones.
Tenía muchisimo calor en todo el cuerpo y la boca reseca, necesitaba descansar un rato aunque no consideraba demasiado que aquello se considerase descanso por que me moría de calor, la arena me quemaba, la cabeza me dolía, no notaba las plantas de los pies, estaba apunto de morir deshidratada y la arena se me metia por todos lados. Definitivamente yo era de bosque, no de desiertos.

Oí pisadas a mi lado y una especie de sonido lejano aunque supuse que el calor ya me estaba afectando a la cabeza. Aún así seguía notando las pisadas más y más cerca de mi, para ser una alucinación se sentia demasiado real, a lo mejor si lo era bueno por probar tampoco pasaba nada.
-¿Estás bien?- Hoy a mi lado, vale eso no habia sido una alucinación por el calor. Me quite el abrigo-turbante de la cara y abrí los ojos, delante de mi tapandome el sol habia una chica peliroja, con gafas de sol y biquini. Parecía preocupada por mi y me ofrecía su ayuda, realmente viendo la escena desde fuera si podía parecer que me había pasado algo grave.

Apresuradamente me levanté para que viese que más o menos estaba bien y me volvi a poner el abrigo en la cabeza. -Si tranquila estoy bien, perdida, sedienta y acalorada pero bien.- La contesté con total sinceridad y la sonreí para intetentar relajar el ambiente y dar veracidad a mi testimonio de que, dentro de lo que cabia, estaba bien.

La chica me escuchó pacientemente aunque no pareció muy convencida con el hecho de que realmente me estuviese bien, cosa que teniendo el estado que seguramente tenía era bastante comprensible. Yo estaba sentada en cuelo, con las rodillas flexionadas y los tobillos apoyados en el suelo haciendo fuerza para que así no tuviese que apoyas mis pies hinchados y quemados. La peliroja me tendió una mano para levantarme, en otras ocasioens seguramente hubiese rechazado aquella ayuda pero ahora mismo lo agradecía infinitamente así que la agarré la mano y con su ayuda me puse en pie.

Rebuscó en su mochila y después de un rato sacó un pequeño recipiente y me lo tendió, era una cantimplora. Me la dio y me dijo que bebiera que seguramente tendría sed, la miré agradecida y recogí la cantimplora , me la llevé a los labios pero dudé por un momento. Tal vez no tenia más agua que ese así que por muy sedienta que estuviese no podía vaciarla, no sabía que hacia esa chica alli cuanto estaría y si la aguantaria el agua así que bebí hasta que note que mis labios ya se hidrataban de nuevo y se la devolví, solo bebí lo justo y necesario. -Muchas gracias- La dije de todo corazón.

Sonrió agradable y se presento -Soy Yoko.- Era un bonito nombre la verdad, la pegaba mucho ella era muy bonita y muy guapa tambien. -¿Y tu? ¿Que estas haciendo aquí?-
Era cierto yo tampoco me había presentado, era una maleducada robaba el agua a gente que ni siquiera conocía, me puse un poco roja. -Me llamo Yoshi y he venido aquí en busca de una planta.- Luego me di cuenta de lo extraño que quedaba que hubiese una planta en el desierto y un poco tartamudeando aclaré. -Bueno no aquí, aquí si no en un maldito río en esta isla que no encuentro.- No sabía si eso era menos o más raro, además parecia que no encontraba la isla en vez del río. Madre mia el calor me estaba empezando a afectar a la cabeza.
-¿Tu que haces por aquí?- La pregunté intentando cambiar de tema de conversación y desviandolo hacia ella.

La chica se mostró muy amable incluso me ofreció un mapa para mirarle y poder saber dónde nos dirigíamos, además me dijo que ella buscaba el mismo sitio que yo realmente era una agradable coincidencia aunque tampoco había mucho que ver en aquella isla aparte de eso.
Miré el mapa que me tendía, me dijo que ella no entendía muy bien cómo se leía un mapa y que si yo sabía mejor como interpretar aquello. Madre mía, aquello era casi como cualquier lengua extraña y desconocida solo que ese tipo de lenguas eran más fáciles de descifrar para mí que aquel mapa. -Realmente yo tampoco soy muy buena en estas cosas, si dices que está al norte seguro que está ahí.- Esperaba que aquello fuese verdad puesto que si me volvía a perder no sabía si podría volver a encontrar la playa y dado que no tenía ningún sentido de la orientación aquello era lo más probable.

La amabilidad de esa chica parecía no tener límites: el agua, el mapa y ahora como íbamos al mismo sitio se ofreció a acompañarme.
-¡Me parece perfecto!- Me levanté de un salto del suelo y me limpié las rodillas de los grados de arena que se me habían pegado a la piel, la arena estaba tan caliente que incluso tenia quemaduras en esa zona, escocía un poco ¿Cómo no me había dado cuenta antes?
-¿Hacía el norte no?- Y con paso decidido comencé a andar hacía aquella dirección acompañada de mi nueva compañera.

Me había llamado la atención una de las cosas que me había dicho, algo sobre Arabasta. Conocía un poco esa isla aunque nunca la había visitado, no era un lugar que deseara visitar, no me gustaba nada el calor y aquella isla me lo había confirmado. Aun así no podía pasar por alto la curiosidad por todo lo que me rodeaba incluido ese infierno llamado Arabasta. -Antes has mencionado Arabasta ¿Vienes de ahí?- la pregunté con curiosidad mientras caminábamos por la arena, así charlando era más fácil soportar el calor.

Ya estaba temiendo que nos hubiésemos equivocado de dirección cuando una palmera apareció ante nosotros no estaba en muy buenas condiciones pero si había vegetación como aquella significaba que había agua cerca. Nos acercamos casi corriendo hacía donde se suponía que estaba el río al que nos dirigíamos ya estaba deseando encontrar mi preciada planta y beber y refrescarme un poco cuando... -¡¿Esta seco?!- Exclamé cuando llegamos a la altura donde se suponía que estaba el río, estaba completamente vacío y por donde había pasado estaba realmente seco, las plantas a su alrededor estaban muriendo, ¿Por qué se había secado todo el agua?