Nuevos negocios [Privado Alpha]

Tras una travesía en alta mar muy calmada, tanto por no haberse cruzado con barcos ni haber sido atacados por ningún rey marino, consiguieron llegar a la siguiente isla sano y salvos. Hikari se quedó con las ganas de habler un poco más en profundidad con Alpha, pero le sirvió la propuesta de ser llevada hasta Shabondy por lo que no molestaría más de lo necesario. La muchacha al llegar a la isla, desembarcó y lo primero que hizo fue preguntar sobre las características más sobresalientes de la isla, las cuales fueron la sal y el color rojo, nada llamativo pero al escuchar que el gobierno en esta isla no existe, pudo relajarse. Las preguntas de sobre que tipo de isla era, eran simple curiosidad y necesidad, pues pensó en hacer algún tipo de cuchillo para Alpha con materiales de calidad pero al preguntar en la lonja y en los mercados, se limitó a pensar en un cuchillo simple, funcional y bonito, con los minerales de la isla, por lo que el tono iba a ser rojo. Que mejor detalle para un pirata, que un buen cuchillo creado por una buena herrera...

Tras preguntar y preguntar, se alejó de puerto y acabó en "El nido" donde se juntaba la flor innata de la isla, era verdad lo que le habían dicho, estaba llena de tabernas, mercados y muchos locales de mala indole. Pero eso a ella no le afectaba, había venido a por buen material. Tras pasarse por todos los puestos de mercado, decidió acabar en uno que tenía una buena oferta de hierro y piedra caliza de la isla con un tono rojizo. Pensó en fusionar los dos objetos para tener el material base así que compró el suficiente para un cuchillo. Luego buscó una forja pero todos los herreros de la isla (Que eran muy pocos) eran desconfiados y no alquilaban ni prestaban sus f0orjas, por lo que necesitaba un plan B

Tras buscar más bien poco pues en esta isla lo que sobran son las malas lenguas, encontró a uno de los herreros a quien le encantaba apostar en las peleas nocturnas que se hacían en una de las montañas llamadas "Los picos de sangre" o algo así, tras llegar al lugar y localizar al hombre, observó como eran las peleas y decidió actuar -Nos volvemos a ver- Le dijo la muchacha al herrero -Y algo me dice que no es casualidad- La mujer sonrió -Claro que no, ¿pensaba que me iba a rendir fácilmente?- El herrero le dio una calada a la pipa de tabaco que tenía en la boca -¿Que propones?- Iba directo al grano -¿Qué le parece si apostamos en alguna de las peleas? Si gana, le daré una pequeña mena de un material exquisito, si pierde, me dejará usar la forja- El hombre curioso no pudo mantener esa propuesta en la cabeza -Si el material que me ofrece no me parece de calidad, será usted quien pasará a ser de mi propiedad ¿Le parece?- Descarado mal nacido -Si apuntamos tan alto, cambiaré mis ganancias, si gano me quedo su forja- La corrección de la propuesta no hizo ninguna gracia, el hombre se sintió insultado y desafiado y empezó una batalla verbal por un buen contrato, hasta que al final el hombre se cabreó, se vino arriba y... -¡Hecho! Si gano, tu eres mía, si pierdo mi forja será tuya- Estrecharon la mano -¿Y bien? ¿Con quien quieres apostar?- La mujer sonrió -Déjeme ver un poco a los susodichos, usted los tiene bien estudiados, yo acabo de llegar- Y así empezó la noche de Hikari

Claramente no tenía ninguna intención ni de perder, ni de convertirse en esclava, antes mataría a todos los presentes pero la idea de tener una forja no era para nada mala

Te entretuviste en una tienda de música. Mirabas con detenido cuidado los instrumentos musicales, los cuales eran mucho y de gran variedad. La verdad, es que como músico es que como primer gran instrumento el primero que quisiste dar uso y practica fue a tu voz. Claramente cantabas bastante bien, Alpha. Era uno de tus encantos, sí. Tienes una voz que a veces puede llegar hasta lo más profundo de los corazones de las personas. Cantas con espíritu y corazón. Pues muchas veces lo que cantas suelen ser pequeñas cosas que te identifican.

Y otras veces, suelen ser porque te dejaste fluir.

- Llevare estas cosas. – Curiosamente el vendedor se fijó que llevabas todo lo necesario para formar una banda de rock. Eran instrumentos de buena calidad, pero finalmente eran eso, instrumentos. De pronto te fijaste que a un costado estaba un estuche abierto. Te acercaste y lograste divisar una guitarra roja carmesí muy hermosa. Para ti, tenía una curiosa forma de llama. Aunque no parecía la gran cosa para muchos, para ti era sumamente hermosa aquella pieza de artesanía musical. Además de que curiosamente estaba hecha a la medida, como si fuera sido mandada a hacer para ti - ¿Está a la venta? – Preguntaste. El buen vendedor te informo que sí. También preguntaste por si era posible que te facilitara un amplificador para la guitarra. Lo suficientemente bueno para que cubriera un área decente, pero también que fuera compacto.

El hombre se queda pensando un momento. Lo vez rebuscar entre sus cosas y finalmente te pone en el mostrador un amplificador de los más curioso. Era como si fuera una caja que te ocupaba la mano completa. Ojeaste y tenía todos los controles de sonidos. También tenía batería recargable y el cable de conexión era rentable. - ¿Cuánto cubre al tocar? – Él te indica que cubre unas tres cuadras, lo que se puede traducir a trecientos metros. – Me llevo esto y la guitarra roja. – Él te pregunta si es posible que gustes que graven un nombre para la guitarra. Que cortesía de la casa, te puede enmarcar un nombre en la guitarra. Pensaste un momento y diste un nombre para ella. Afuera te esperaba Suzaku. Con mucho cuidado le ayudaste a montar todo lo que habido comprado y le indicaste que lo llevara al barco. Aunque con tu amplificador en la cintura, justo a to costado derecho en la parte de atrás y, tu nueva guitarra roja la tenías ocupando tu espalda. Colgada allí, detrás se encontraba tu nuevo instrumento el cual te acompañaría dúrate tu travesía.

The Red Riot.

- ¿Donde se habrá metido?

Tras un rato ojeando los combates, Hikari se decidió -Vale, tras ver un par se cual es el nivel de estos hombres... ¿Qué te parece si apuesto por mi misma?- El hombre alzó la ceja de tal forma que casi se le va de la cara pero le gustó -¿Al mejor de tres?- La chica rió -¿Por qué? Con un combate basta- Afirmó, pero el hombre no estaba dispuesto a ceder -Uno puede ser suerte, dos lo podría llamar habilidad, al mejor de tres, tu escojes al primero y yo al segundo, si empatas, el público al tercer, ¿Qué te parece?- Una sonrisa maquiavélica apareció en la cara de la herrera, no estaba dispuesta a perder ni a dejar pasar esta oportunidad. -Muy bien, al mejor de tres, prepara los papeles de tu forja, será mía- El hombre, que tampoco era tonto sonrió y supo que el primero iba a perder, la muchacha había ojeado y sabía quien estaba más cansado y era más débil por lo que tenía un plan B y justamente era uno de sus muchachos, un verdadero campeón del ring...

Como es de suponer las peleas se permite todo tipo de armas, de fuego, espadas, látigos, era un verdadero "valetudo" por lo que no había problema para la muchacha la cual decidió ir con su espada, pensó en "Yuki" pero estos tipos no tenían el suficiente nivel para ensuciar su arma. Tras hablar con los organizadores, se aceptó y el espectáculo estaba montado
Presentador: ¡Señoras y señores! Tras una gran apuesta de nuestro herrero favorito "El Brasas" hoy debutará con nosotros una hermosa dama, quien a retado a ese fuerte hombre a una gran apuesta, tiene que vencer dos combates de tres, ¡El primer oponente lo elige ella! Claramente este tiene que aceptar, ¡El segundo "El Brasas"! y si empata, el tercero señores... ¡Será de su elección! ¿¡Quien está deseando ver a esta hermosa mujer pelear!?
Público: ¡Yooooooooo!
Presentador: ¡Sea dicho pues! ¿Quien será el primer elegido?
Hikari: "El cantero"
Presentador: ¿Estás segura muchacha? (Dijo en voz baja)
Hikari: Sí
Presentador: Es tu vida... (Voz baja) ¡¡Señoras y señores, será "El cantero"!! (Voz alta)

Ese hombre apodado "El cantero" era un hombre fuerte, grande, dos metros de puro musculo y peleaba con un pico y un escudo, fue el escogido por Hikari, claramente a la muchacha le dejaban apostar y ella aparte de la que tenía con el herrero, apostó el poco dinero que llevaba para aprovechar, hacer un dos por uno. Quizás quien no la conozca diría que es una ludópata, pero en realidad aprovecha el momento, el dinero le da bastante igual, aún que sabe que lo necesita para vivir...
Tras un breve rato y la aceptación del combate por parte de "El cantero" una presentación pro todo lo alto se dio en el rin donde en una esquina estaba la joven hablando con uno de los trabajadores del evento y en la otra estaba su oponente con todo su equipo animandole
Trabajador: ¿Lo entiendes? Puedes morir, aquí es licito
Hikari: Por lo tanto si lo mato, no habrá problemas ¿No?
Trabajador: Mucha fe tienes tú...

Era momento de la búsqueda. Explorabas los lugares en búsqueda de la samurái, la cual se le notaba bastante interesada en buscar algunas cosas las cuales no te comento. Tú simplemente la dejaste ser, tú tenías ya tus planes, ya habías cumplido tu cometido y, no tenías nada mejor que hacer. Así que suponías que lo mejor era lo mejor localizarla y ver si podías echarle una mano. Pero vamos, que tampoco tenías mucha idea de lo que ella quería hacer.

Pero vamos, que apenas comienzas el día.

-Mmm… -Aun seguías ojeando alguna que otra tienda que te llamaba la atención. Viste alguna que otra cosa que te llamo algo la atención e incluso algún lugar que donde comer más tarde. Pero ahora lo que podías hacer es seguir buscando con calma. Ya mucho no podías hacer para encontrar a Hikari. Aunque algo te decía que era lo suficientemente independiente como para poder estar bien. Vamos, que había salido en la búsqueda de su hermana en solitario y ahora se encontraba viajando contigo. Que para bien o para mal, aunque no sea una miembro oficial de tu banda, igual no te desagradaba su compañía. Era bastante genial el poder discutir los distintos métodos de herrería que usaban ambos. Compartían ideas y buscaban en conjunto el cómo hacer diferentes cosas.

Cosas de herreros, al final de cuentas.

- Veamos… - Lograste dar con un lugar un poco diferente al resto. Entraste. Se trataba de una especie de club e combate. Al parecer todo el mundo gritaba el nombre a la persona a la cual querían apostar su dinero. Tú te fijaste en quien eran los participantes. Tomaste asiento. Una gran sonrisa se dibujó en tu rostro mientras te planteabas si apostar o no. Pero vamos, más que apostar, tenías curiosidad de saber las capacidades de la samurái.

Estabas seguro que sería un gran espectáculo.

El hombre fornido empezó a pedir que le animasen golpeando el pico contra el escudo, para luego mirar a la muchacha y con aspecto de tipo duro gritar mientras escupía algún que otro perdigón de baba -¡Te voy a dar tal paliza que llorarás volver a entrar en el vientre de tu madre!- Imagen bastante desagradable para la herrera quien puso una cara bastante obvia de lo que le resultaba dicha imagen mental. -¡¡En el lado derecho, con un peso de casi ciento treinta kilos tenemos "El Cantero"!! Sííííí señores, está aquí dando un espectáculo día tras día y hoy a sido elegido por la... ¡¡A la izquierda del ring tenemos a una nueva combatiente, con tan solo unos sesenta kilos de pura maldad, la inigualable, la insuperable.... Valkiria!!- Tras una presentación y animación del combate, la campana que daba inicio al mismo sonó...

El hombre no dudó en acercarse a la mujer con su escudo por delante y la mano derecha con el pico por detrás, para dejar caer de forma directa su arma contra la cabeza de su oponente, de forma ágil y rápida, dando una voltereta por el ring, Hikari esquivó el ataque y desenvainó su arma a la par, mostrando fluidez y templanza. Al hombre no le gustó por lo que siguió intentando atravesar el pequeño cuerpo de la muchacha pero esta lo esquivaba fácilmente...
"El cantero" había sido seleccionado por la muchacha por que aún que era fuerte, se había fijado que sus rodillas no respondían bien, tenía pinta de tener bastante "experiencia" lo que se podía plasmar como "edad" y cuando andaba se movía de forma "ortopédica" por lo que se notaba una lesión en las rodillas, eso sumado a su musculatura, lo hacían lento y predecible, su fuerza era inútil si no podía llegar a tocar a Hikari quien destaca por ser pequeña y ágil -¿Eso es todo?- Comentó con la única intención de hacer enfadar al fortachón, cosa que funcionó pues ahora estaba enfadado. Cual obsesivo intentó golpear a la mujer sin éxito y en una de estas, la mujer de Wano lanzó el primer corte, uno superficial al costado derecho, no quería matarlo, quería que se agotase y si tenía que drenar su sangre lo haría... ¿Por qué no matarlo de primeras? ¡Por que había apostado por ella misma! Quería que la gente siguiera aumentando dichas apuestas...

La gente estaba como loca, apostando tanto por ella como por él pues no se cerraban las apuestas hasta que alguno se rindiera o muriese, eso sí, nunca se podía retirar lo apostado. Muchos aún seguían apostando por "El cantero" con su anhelo de que un solo golpe, mataría a la mujer

Interesante… muy interesante la verdad. Hikari mostraba una gran destreza al momento de pelear. Su postura era bastante fluida. Podrías notar como se sentía bastante cómoda con ella. Tu prestaba la detenía atención a su movimientos. Observando si podrías aprender algo de ella. Aunque por ahora, solo te has enfado en aprender la postura de un samurái al momento de pelear. El cómo tomaba la espada con sus manos. El cómo utilizaba su juego de pies para moverse. Era bastante entretenido ver como ella jugaba con su oponente. Incluso llegándose hasta mofar de este.

Definitivamente, Hikari era muy divertida.

-¡Medio millón a la samurái! – Gritaste. Todo el lugar se puso en silencio de pronto. Giraron a ver quién había hecho tan descomunal apuesta. Se percataron que se trataba de ti. Freites D. Alpha, el pirata caza piratas. El anunciador dice de manera eufórica que ha sido el único que ha apostado por la chica. Todo el mundo se queda perplejo, dudoso por si realmente ella pudiera superar los tres desafíos. Algo tenia ella por lo cual tu querías apostar.

O eso, o estabas completamente loco.

Luego de un momento, los gritos nuevamente comenzaron a hacer acto de presencia. La pelea no debía parar solo por la declaración de una gran apuesta. Aunque los que apostaban sabían que si la chica perdía, se llevarían una buena parte del botín. Pero tu sabias que si ganabas, básicamente te llevarías todo el dinero de los que apostaron. Vamos, que finalmente resulta ser un ganar y ganar para el que acierte con las apuesta. Pero en este caso, esperas no haberte equivocado con la tuya. Es más, esperas que la acción influyera de manera positiva en Hikari. Tienes mucha fe en que saldrá ganadora. Y solo estas allí, mirándole en silencio. Sonriendo.

Esperando sin duda sin inminente victoria.

La pelea se llamaba así por dar una descripción al acto, pero en realidad era una paliza, no llevaban ni cinco minutos y el hombre estaba lleno de pequeños cortes por los cuales no sangraba una cantidad necesaria para llevar un traje de pino, pero si estaba cansado, entre sus esfuerzos por matar a la muchacha y la sangre, el combate iba a durar poco. De pronto un grito, una apuesta importante hacia la muchacha se declaró en voz alta, era Alpha, quien había apostado ni más ni menos que ¡Medio millón! Esta loco este hombre... Pero no tenía de que preocuparse, este estaba ganado y el siguiente se lo tomaría con ganas. -¡Señoras y señores un nuevo pujante a puesto en juego medio millón de berries! ¡Ese hombre es Freites D. Alpha con una cifra de 100.000.000 Berries!- Dijo el presentador... Todo el mundo se volvió loco, pero... -¿¡Cuanto ha dicho!?- Hikari estaba segura que sobraban ceros ahí, quedó un poco perpleja y ese fue el momento clave...

"El cantero" aprovechó el despiste que tubo Hikari para con fuerza lanzar un golpe descendente en vertical, con tan mala suerte que la muchacha estaba mirando hacia el pirata, no pudo defenderse, le clavó el pico en la cabeza y murió en el acto... Sí, Alpha perdió medio millón...

Que noooo, que es bromiss, seguramente en un combate real y de igualdad de condiciones y experiencias podría haber pasado, pero Hikari ya estaba acostumbrada al juego sucio, antes de que el pico le golpease, giró sobre si misma y se apartó, rápidamente se desplazó a espaldas del hombre y de un limpio corte, seccionó el tendón de aquiles de los dos pies, impidiendo así que "El cantero" siguiera con el combate, pero hoy, mañana y pasado...
Con tranquilidad y una elegante forma, la herrera guardó su espada en la vaina y miró al herrero con el que había apostado, pidiendo su siguiente oponente -¡Señoras y señores! El combatiente victorioso... ¡Es la Valkiria!- Todas las gradas empezaron a chillar, algunos de emoción, otros de ira por perder la apuesta, otros gritaban "Tongo" pero nadie se tomó la justicia por su mano, sabían que en el torneo había gente capaz protegiendo el lugar.

Tras un poco de diarrea verbal por parte del presentador, se llevaron a Hikari al bestuario para limpiar el ring y preparar al siguiente competidor que era elegido por el herrero, aún no se había anunciado quien era pero prometía ser alguien capaz de entretener al público

Round uno para la samurái, joven pirata. Eso te hizo plasmar una sonrisa bastante satisfactoria en tu rostro. Vamos, que al final solo estas apostando dinero, no era la gran cosa. Para ti, el dinero es una simple herramienta que puede llegar a facilitar las cosas. Aunque claro, es mejor no estos fallos de dinero que con dinero sobrante. Resolver problemas era lo único que tenías en mente cuando piensas en dinero. Problemas como comida, reparaciones del barco, ropa y lo que haga falta. Para ti, es el recurso más fácil de gestionar, pero a la vez es cansado de hacerlo. Un cansancio mental, más que nada. Eres bueno con los números, claro, pero eso no quiere decir que ser la cabeza responsable de la contabilidad, no sea agotador.

Bueno, al final era eso, simplemente dinero.

-Veamos que ocurre en la segunda ronda. – Sacaste tu guitarra y te dispusiste a afinarla. Estabas totalmente tranquilo disfrutando de la euforia del público. Mirabas con calma mientras la gente de alrededor parecía seguir apostando. Parecía que Hikari había dado mucho revuelo a la gente de este lugar. Pero vamos, que entre otras cosas, la habilidad de la samurái te sorprendió bastante. No era mala, ni de lejos. Podías aprender unas cuantas cosas de ella. En especial, esa espada que tenía te llamaba bastante la atención. Te preguntabas si realmente la había forjado ella, alguna familia o conocido. Pero de igual manera, no era algo que te importase mucho más allá, de saber cómo la forjaron. Tenías ganas de saber técnicas nuevas de forjado, y sobre todo, un poquito más de historia sobre los herreros la tierra de Wano.

Después de todo, también eres un herrero.

Parece que comienza el siguiente asalto, pequeño. Veamos si realmente la samurái se alzara nuevamente con la victoria.

Estando en el vestuario, Hikari hizo la petición de que le dejaran sola para concentrarse y así lo hicieron, la intención no era concentrarse, era hacer un cambio de arma. Se sacó la "herencia familiar" de la cintura y se la comió, sí, sí, como un traga sables, pero eso no fue todo, metiendo su mano entre los dientes, sacó otra espada de color blanca con tonos azules y se la fijó a la cintura, dudaba que alguien se diera cuenta por lo que no habría problema, si no, siempre puede decir que "solicitó" una por el desgaste de la anterior, aún que claramente, no tenía desgaste.. Tras unos minutos le picaron a la puerta, ya estaba decidido el siguiente combate.
La muchacha acompañó a los trabajadores de los combates nuevamente hasta el ring, donde no dudó en subirse y esperar en su esquina, tranquila y serena. El presentador tras una larga... pues eso, presentación típica y algo repetitiva presentó al nuevo luchador
Presentador: A mi izqueirda con una hermosa cabellera negra.... ¡¡VALKIRIA!! (Todo el mundo animando) Y a mi derecha, os presentaré al nuevo oponente de este terremoto... ¡Nadie se espera que él haya venido pero sí! ¡¡Aquí está el famosoooooooo "El perro del averno"!! Por que después de un combate con él, no hará falta que la parca venga a por tu alma, ¡Ya se la habrá comido!

Tras las puertas de entrada aparece entre vítores un hombre con dos espadas cortas, piel blanquecina que claramente le hace falta el sol y un chorro de vitamina C, pelo grasoso descuidado, ropa de bandido y una cara de vicioso que no se le acaba. La gente al verlo se vuelve loco y por mucho que sea un don nadie para Hikari, las dos espadas que portaba estaban bien hechas, a simple ojo podía verse que su filo estaba bien perfilado y su base al mango estaba bien ensamblada... Interesante que un don nadie tenga unas espadas más que decentes.
Hikari observó al hombre, físicamente parecía tener desnutrición pero había algo que le mosqueaba, la gente le llamaba invatible, invencible, parecía que llevaba una buena racha de victorias, bueno era saberlo pues así la muchacha estaba más atenta, quizás haya tenido una buena idea al cambiar de arma, no tiene nada que ver pues la empuña la misma persona, pero el aura que desprende más la técnica que modifica quizás sea algo a tener como "As" bajo la manga en una situación así...

Te preguntabas por que la habían podados la valkiria. Bueno… claramente tiene la total apariencia de un samurái. Sonreíste un poco y seguiste en lo tuyo con tu nueva guitarra, la cual le estabas comenzando a coger el toque y el gusto.

Para ti, como músico, tener el instrumento adecuado sin lugar a dudas era importante. Habías viajado por un buen tiempo, pero finalmente encontraste una guitarra que te gustase. No eras muy quisquilloso con aquello, pero la idea de tener un instrumento que siempre te acompañe siempre fue algo que te hizo ilusión. No buscaba que fuera nada del otro mundo tampoco. No deseabas que fuera una guitarra destruye mundos ni tampoco algo que con tan solo tocarla, invocara rayos o carbonizara gente. Ni de lejos. Tú sabes que la magia ocurre en las manos del músico indicado. Y como músico, te tocaba hacer que la magia ocurriera.

Y bueno, tu música es una cosa… curiosa.

-Veamos… - El round dos estaba a punto de comenzar. Al perecer el oponente de Hikari resultaría ser algo más interesante que el anterior. La miraste por un instante a la samurái. Tenía una mirada determinada y enfocada a ganar. Era curioso aquello. Desconocías totalmente la razón por la cual ella quería ganar aquello, pero aun así te mantuviste en tu sitio sin hacer mucho más allá que terminar de afinar tu guitarra. – Bien, esta lista. – Luego seguiste observando expectante hasta que ellos dos comenzaran a lo suyo. Parecía… como si estaban esperando la señal para comenzar. Ninguno de los dos hacia un movimiento. Se miraban fijamente en una total concentración. El presentador ya había dado comienzo, pero aun así, nada de nada. Bueno quisiste hacer algo de presencia en el combate. Entonces conectaste la guitarra al amplificador y preparaste un acorde alto.

Y cuando lo tocaste, fue ahora si una clara señal de que comenzaran.

La tensión hizo que bajara el sonido del público, todos estaban expectantes a ver quien hacía el primer movimiento pero ninguno de los dos lo hizo, las gotas de sudor del presentador eran notorias pues quería hablar pero no quería afectar al combate, hasta que Hikari movió el pie derecho un par de centímetros y una música o mejor dicho una nota musical sonó retumbando en todo el local, en ese instante los dos combatientes se lanzaron uno contra el otro, el bandido empezó a lanzar cortes como un poseso, rápidos pero sin precisión ni fuerza, simplemente estaba tanteando al rival, Hikari que tonta en combate no es, desenvainó y golpeó a la vez haciendo que este retrocediera, para luego defenderse de todo lo lanzado. El golpe le dijo a Hikari que el enemigo estaba jugando, pero ella no soltó toda su fuerza por lo que este "combate estratégico" iba a ser largo.

El intercambio de golpes era fluido, los dos tenían la misma velocidad, pero la fuerza poco a poco iba cambiando, el bandido la aumentaba y un golpe después la herrera la igualaba, eran unos oponentes que en "estadísticas" estaban a la par, pero claro, uno no era imbatible por nada y la otra no se arriesgo a lo tonto. Por lo que en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. El bandido saltó hacia atrás y de entre sus ropas lanzó un par de botellas de cristal hacia la mujer de Wano, quien por reflejo, las rompió de un corte horizontal de derecha a izquierda pero el liquido que estas contenían portaba veneno, se supo al segundo pues la peste que echaba más lo que le cayó a la herrera encima eran efectos notables... Ardía, al contacto con su mano izquierda notó como rápidamente una sensación ardiente y punzante, había caído en una de las tretas del oponente, por suerte era solo la mano izquierda, algo de ropa y el suelo... -¿Juegas sucio?- El hombre sonrió e hizo como que se pasaba la hoja de una de sus espadas por el cuello, amenazando a Hikari con un claro "Te mataré" pero no se dejó intimidar, lo que hizo que pasar su espada por el veneno de su ropa untando así su hoja en dicho ungüento... -Prosigamos- Ese juego sucio no le gustó, es más, la cabreó bastante...

De un buen impulso arremetió nuevamente la samurái contra el del estilo de dos espadas, quien recibió una sucesión de golpes que no parecía poder contener, ahora la mujer estaba usando su fuerza y su oponente no esperaba tal nivel de esta

El combate era bastante entretenido. Ambos estaban dando un espectáculo bastante interesante para ti. Dos estilos de pelea totalmente diferentes del uno del otro. Esto te hacia imaginar lo que hace mucho tiempo comentaste a la espadachín. Un lugar donde todos tus oponentes lucharían por sobrevivir. Un gran coliseo, tu futuro patio de casería. Imaginabas al público gritar en la tarima mientras el terreno de combate estabas tú en búsqueda de cazar a tu oponente. Gritos, aplausos, canticos… un lugar hecho para el disfrute tuyo. Donde buscabas saciar tu sed de batalla. Un lugar donde te pudieras medirte constantemente una y otra vez. Estabas tan emocionado con la idea, que en un momento cualquiera. Te imaginaste a ti mismo entrar en esta misma batalla. Señalar a ambos luchadores y hacerles un gesto, pidiendo que ambos vinieran a por ti. Ver a Hikari estaba haciéndote hervir la sangre de emoción. Sonrieras y tu rostro se cubría de sombras oscuras, joven pirata.

Estabas teniendo unas ansias por luchar, más que nunca.

“No es mi batalla” Pensaste para ti mismo. Claro que no era tu batalla, era la de ella. Suspiraste profundamente y era momento de buscar calmar tus ansias. Entonces, fue cuando fue el momento de comenzar a tocar. Comenzar a demostrar el por qué disfrutabas tanto ser músico. Por qué disfrutabas hacer canticos en medio de la pelea. Era parte de tu placer. Era parte de lo que tú considerabas digno de la epicidad. “No existe nada mejor que disfrutar de la música en la batalla”

Era momento de tocar.

-¡Vamos, Lucha!- Tus dedos se movían muy rápido. Y aunque lo que tu tocaste duraba muy poco, tenía un significado profundo. Era la primera canción de tu repertorio. “For the glory of…” Si, era tu sonata inicial para cualquier batalla. Era momento de ver que tanto durararia este entretenido combate. Esperabas que durara lo suficiente para seguir tocando. Pero también sabias que tu no disctabas eso.

En fin… a la batalla, Hikari.

Los golpes de la herrera eran certeros, rápidos y fuertes, el hombre le costaba seguirlos pero no fue bastante notable para el público hasta que una música empezó a emanar de entere ellos, dicha música motivó a la nacida en Wano, de pronto se veía golpeando un martillo en una forja, quizás para otros sería algo cansado, tedioso o infrahumano pero para nuestra joven era entretenerse, era divertirse, era su día a día. La motivación subió tanto que aún que la espada se movía de forma elegante y hábil, para su contrincante era pelear contra una maza, como si la mujer portase una gran hacha, pero no era así.

Por suerte, aún que no hacía falta, con la calidad y resistencia del arma podría aporrear al rival como si de un hacha se tratase que la suya no se mellaría en ninguno de los golpes, la elasticidad a la par que resistencia del metal generado por la akuma no mi de Hikari, era inigualable a manos de un don nadie por lo que la calidad de sus armas decae bastante, es más, si tienes buen ojo se puede ver como poco a poco se va mellando la hoja de las dos espadas del rival. -Hora de acabar el juego- Comentó la herrera quien no quería ser egolatra, simplemente quería avisar a su rival de que la cosa iba a cambiar. El hombre deesperado por verse superado, realiza una acción... Pues eso, desesperada y, lanza al suelo una bomba de humo, Hikari dio un buen salto hacia atrás saliendo de dicha humareda y empezó a correr dando vueltas a esta, se imaginó el susto pues de pronto un proyectil de cervatana, los típicos dardos con plumas pequeñas, salió del humo, bueno.. Uno tras otro pues un total de diez... -Si no hubieras lanzado el veneno me habrías dado con todos los dardos, pero me espero cualquier cosa..- Esto si tubo un tonito de egocentrismo..

Cuando el humo empezó a dejar de hacer efecto, Hikari se lanzó directa a por él, quien atacó con las dos hojas a la vez, un corte horizontal de derecha a izquierda, la herrera simplemente se agachó, para volver a recomponerse fácilmente y lanzó una estocada directa al corazón, pero el hombre era rápido y consiguió que la espada solo atravesara el hombro derecho. Este se retiró hacia el borde del "ring" que tenían, jadeando y nervioso, claramente no podía usar el brazo derecho, el arma cayó al suelo... -Rindete, No podrás seguir con ese brazo así...- El hombre, no iba a aceptar la derrota y alzando la mano izquierda con el arma, se lanzó contra Hikari en un último intento desesperado.

Habría sido tan fácil matarle en ese momento, un corte profundo con la fuerza de la mujer más la velocidad del hombre, pero la música que tanto le motivó era de Alpha, a quien no le gustaba matar y hasta que no le cogiera el punto de a quien sí y quien no, no iba a arriesgar matar a un inocente (A ojos del capitán del navío) Por lo que echo a la carrera para encontrarse con el enemigo y de un corte rápido y directo, este perdió la mano izquierda...

Pues todo daba por hecho de que el combate había terminado. Bueno a simple vista, porque la samurái se había limitado a cortarle la mano a su oponente. Bueno, muchas alternativas no le quedaban. Bueno en tu caso, cuando te cortaron el brazo simplemente cauterizaste y seguiste en lo tuyo. Más adelante conseguiste la prótesis, solucionando el asunto. Pero bueno, una cosa era como tú solucionabas las cosas y otra cosa era como los demás lo hacían.

Pero bueno, quizás si el combate fuera dorado más, tú fueras tocado más. Para ti, esto estaba más que terminado. Miraste la mano del sujeto que estaba en el suelo. Frunciste un poco el ceño y pensante un par de cosas. No eran muy relevantes para este caso, pero aun así llegaste a pensar que algo como una mano no era un gran trofeo de caza. Claro, en un escenario donde el objetivo fuera algún criminal o pirata a quien robar un tesoro. Pero le pregunta correcta en este caso sería ¿Por qué tomas partes de tu oponente como trofeos? En principio por que querías tener pruebas de que el objetivo fue cazado por ti en algún momento. Tus trofeos podrían ser desde la cabeza de tu oponente, algún arma característica de este, alguna técnica que lograras ver y aprender. Cualquier cosa que te permitiese colocar en tu colección de caserías exitosas. Aunque también sentías placer la idea de cazar grandes criaturas épicas. Y aunque aún no había intentado cazar la primera, querías hacerlo.

Aunque esto último con un objetivo. Alzarte como aquel que quiere dominar incluso a la misma naturaleza. Sin renunciar a tus principios. Eras una especia extraña de pirata, joven Alpha. Una donde simplemente busca algo que muy pocos pueden darte. Algo que solo el momento indicado te brindara.

Tú buscas… un igual.

- ¿Seguirá o se rendirá? – Te preguntaste a ti mismo.

El hombre se agarró la muñeca tristemente con el brazo que no estaba en mejores condiciones, observaba la sangre que perdía y no tardó en caer inconsciente al suelo, vinieron rápidamente un par de los que ayudaban en el evento para llevárselo a la enfermería o espero que a un hospital. Por su parte la herrera se limitó a, con un elegante movimiento que pasaba la hoja de su espada en forma de avanico por su cara y luego espalda para finalizar en un envainado elegante, enfundar su arma y mirar a Alpha. ¿Se habría dado cuenta desde la distancia de lo única que era su arma? Habían hablado de la forja y era un buen artesano de esta pero por muy bueno que fuera, si no tienes acceso a los mejores materiales, limitas tu potencial, aún que claro, no todos pueden fabricar un metal de la nada como el Wapometal...

Salió del ring y se acercó al hombre que le debía la apuesta, quien con muy malas formas se negó a pagar el peso del trato -¡No puede ser, has hecho trampas! ¡No pienso darle mi forja a una cualquiera como tú! Mi negocio no caerá en tus manos sucia ****- Ostias... No, no, no, no, no, ¡Que alguien haga algo! ¡La vena de la frente de esa mujer de Wano se esta hinchando hasta un punto crítico, ¡La han insultado y no lleva bien las faltas de respeto! Mira ves, lo que dije.
La mujer samurai en un parpadeo pasó de tener la espada en su vaina descansando a tenerla en el cuello del herrero, unos cuantos guardias tras unos segundos en caer en la cuenta de que la garganta de su jefe está muy cerca de una hoja lo suficiente afilada como para dejar un hilo de sangre brotar, sacan sus armas y apuntan a Hikari -No hice trampas, no tenían el nivel suficiente, no vuelvas a insultarme, no te irás sin darme tu forja- Comentó con una voz seria, tranquila pero llena de odio -¡Ese hombre! ¡¡El pirata Alpha!! ¡Te pago lo que haga falta, mata a esta mujer!- Gritó mirando de reojo al pirata anunciado anteriormente a ver si le libraba de esta. Y sí, lo miró de reojo pues no tenía narices a moverse ni un milímetro... -¿Alpha?- Preguntó al aire la mujer, recordando que no podía matar a este desgraciado... Chistó y miró al que aún tocaba la guitarra... ¿Le atacaría por dinero? No parecía de ese tipo de hombres, pero ella era una pirata con las manos manchadas de inocentes, no las tenía todas consigo

Pues el caballero había cometido un error garrafal. Había insultado a Hikari y no planeaba cumplir la parte de la apuesta que ella tenía. Porque si, al parecer ella tenía una apuesta la cual tu desconocía, pero por lo que escuchabas, tenía algo que ver con una alforja. No pretendías meter la mano y simplemente querías dejarla estar. Ella había demostrado ser lo suficientemente independiente para defenderse sola y poder resolver el asunto. Pero algo que te toco un poco los cojones, fue el hecho de que el señor quisiera pagarte para desacerté de ella.

Cosa que sinceramente, no te agrado mucho.

Colocaste tu nueva guitarra en tu espalda y simplemente te limitaste a caminar en dirección a ellos. Con total calma y con una expresión seria. Todos los guardaespaldas del sujeto te miraron por un momento y tragaron saliva. Tú, por tu parte, simplemente miraste a Hikari y le sonreíste. – Fue un excelente combate, Hikari. – Le dijiste con tranquilidad. – Pero te falta un poco más de movimientos de piernas. Recuerda que la fuerza de la espada nace del impulso que puedas sacar de todo tu cuerpo. – Momento curioso en donde pasas de aquel hombre que pretendía comprarte y dabas más valor a darle consejos a la samurái en como desenfundar mejor su espada. Te grita nuevamente que la mates, que pagara lo que quieras. Tu mirada se torna filosa mirándolo directamente a él. Haciendo que todos los guardias comenzaran a apuntarte a ti en lugar de Hikari.

-¿Qué intentas? – Preguntaste curioso. - ¿Crees que tengo un precio? ¿Acaso pretendes insultarme? - El hombre se nota nervioso, pero aun así te reta. Te dice que estas rodeado y que los guardias no dudaran en hacerte trisas sin dudarlo. - ¿Qué guardias? – Le preguntas tú. – ¿Estos hombres con manos temblorosas y sudadas? – Si, curiosamente los guardias te miraban muy nervioso y asustados. Sudorosos y temerosos por sus vidas. Tu instinto letal les muestra como morirían cruelmente. Masacrados por ti hasta más no poder. Haciéndoles dudar atacarte. Ya con simplemente eso, eran consiente de la diferencia entre tú y ellos.

Y de lo cruel que puedes llegar a ser al momento de pelear.

- Bueno, yo no le voy a hacer nada. – Dijiste totalmente tranquilo. – Pero ella sí. – Le señalaste a la samurái. – Así que le sugiero ser inteligente. – Dijiste sonriendo amablemente. Luego de eso, pasaste por el lado de uno de los guardias y simplemente le diste un par de palmadas en el hombro. – Y ustedes... si tampoco quieren morir, por favor, no me hagan molestar. Ella es de mi familia ¿Vale? – Luego seguiste de largo. – Te espero afuera, Hikari.

Cada escalón que bajaba Alpha de su asiento en las gradas pasaba como un día entero en el sentido del tiempo de todos, por una parte el herrero deseaba poder "controlar" a ese hombre con dinero y demostrar a la muchacha lo poderoso que es, por otra, Hikari dudaba de si su cuello estaba en peligro, para los dos se hizo eterno. Un simple gesto como llevarse la guitarra a la espalda se entendía como una presión en el ambiente muy grande... Para cuando llegó al ring con los protagonistas de la apuesta, Hikari tenía una gota de sudor que le bajaba por el cuello y los guardias hacían un ruido muy fuerte al tragar saliva. El herrero volvió a imponerse y por un momento la otra herrera pensó que se batiría en duelo con Alpha, pero le seguía provocando un miedo que no entendía si lo miraba como un oponente, pero extrañamente este se acercó y aconsejo a la samurái, ¿Era por que en su combate la quería en plena forma? Esto era malo.

Pero con solo una frase, demostrando que Alpha no se iba a meter en combate con ella si no que, hasta estaba bajo su protección, Hikari respiró dándose cuenta de que había dejado de hacerlo por la tensión. La situación se le tornó en contra a quien ahora tenía los papeles de la propiedad de la forja en las manos que entregaba con cara de molestia a la vencedora del reto. La de Wano agarró los papeles y se los guardó dentro del kimono, no se paró a vacilar, no se paró a desafiar, no le interesaba, simplemente quería forjar lo que tenía en su mente ahora que la inspiración le había llegado cuando pensaba en esta persona tan extraña... Bueno, pero extraña en el buen sentido, no como la loca de su compañera... Sí, de Berry... (Aún que aún no la conoce)

-Alpha- Mentó Hikari cuando salió de aquel local, se posó erigida frente a él e hizo una pequeña reverencia en forma de saludo Japones, pero no quería saludar ni despedirse -Tengo que pedirle perdón, no confié en usted y pensé que cogería el dinero, la verdad que no quería batirme en duelo con usted...- No tenía por que decirlo, pero su forma de ser, su honor como guerrera, le impedía guardar un secreto, a ella no le importaba mostrar sus pensamientos. Podría haberse callado perfectamente, pero sencillamente no podía -No me interesa la forja de ese hombre, se la volveré a vender después de que haya terminado mi trabajo, tengo en mente un objeto y usted como herrero entiende que las inspiraciones hay que aprovecharlas. Igualmente también quiero decirle... Gracias, por ver el combate y animarme- Aún que estaba segura que tocó por que le dio la gana pero vamos si la motivó...

Pues… algo curioso ocurre, pequeño. La joven samurai se acerca a ti e inmediatamente inclina su cabeza en señal de disculpas. Escuchas atentamente lo que ella tiene que decir, pero tu simplemente suspiras como sin darle mucho importancia, ya que ella tiene todo su derecho en desconfiar en alguien que no tiene mucho tiempo conociendo.

-El dinero es solo un recurso que puede llegar la mente de ilusos. – Dices sin rodeos.- Levanta tu cabeza, samurái. No tienes por qué bajar la cabeza ante nadie. Estas en todo tu derecho en desconfiar en mí, después de todo, aunque todo aquel que suba a mi barco forma parte de mi familia. Tu aun en tu corazón estas dubitativa en si seguir viajando con nosotros o volver a salir en búsqueda de tu capitán. – Si, por que muy bien sabes que ella forma parte de los piratas salamandras. Un grupo lleno de gran potencial y un capitán que también demuestra tener muchas cosas. Para ti, un grupo más que derrotar y reclamar tu trofeo. Pero también el que ella no este con ellos te genera muchas… incógnitas.

Muchas cosas… muchas cosas que pensar.

- Si te preguntas el por qué se eso, es difícil no enterarme de cosas cuando en mi barco cualquier cosa que te puedas imaginar esta con vida. – Recalcaste ese detalle importante. – Pero también es porque sigo el trabajo de tu capitán desde hace un buen tiempo. – Los periódicos siempre te ayudan a saber cosas, aunque solo ciertas cosas son relevantes para ti. – Quizás quieras contarme que ocurre mientras te sigo. – Dices con total calma y tranquilidad. – Justo ahora estamos entre amigos. – Sonríes. – Y estas en mi barco, así que también eso nos hace familia.

Al menos por ahora, mientras ella fuera tu invitada seria tratada como una más. Pero una vez que saliera del barco… ¿Qué seria? Bueno, para ti aún no está del todo claro. Ciertamente ella aun no te llama la atención para ser uno de tus objetivos, pero tampoco pones en duda su potencial. Pero, por ahora, querías poner atención a Hikari y tratar de ayudarla con sus dilemas. Y quizás, quien sabe, en un futuro sea ella una llave importante para que ambos capitanes piratas puedan llevarse bien.

Eso… o seria el comienzo de una gran cacería.

Observaste a Alpha, claramente era alguien que sabía lo que hacía, no se le pasó por la cabeza a la herrera que no fuera capaz de saber quien era o con quien estaba pues nada más conocerse sabía el Wanted que tenía (Aún que después de la que liaron con el barco de la marina eso cambiaría repentinamente pero ese es otro tema a debatir) Sonrió y levantó la cabeza, era un buen hombre dentro de todo el conjunto de pirata que era. -Yor es una persona especial para mi, no lo negaré, tiene potencial tanto individual como con el atrapar a la gente, espero que no nos tengamos que cruzar con él y lo intentes cazar, sería una situación en la que no sabría como decidirme pues aún que llevo poco con usted, me ha dado muy buena impresión, pero ya pensaré en eso cuando suceda- Comentó caminando hacia la forja -Tengo una idea en mente que quiero plasmar, si le apetece puede venir conmigo, actualmente soy la dueña de una forja en esta isla que no tengo pensado que dure mucho en mis manos pero lo suficiente para crear lo que pensar en usted provoca- Dijo lo que pensó sin doble sentido pero si fuera Berry, ya estaría aclarando sus palabras... (Aún que aún no la conoce)

Tras un rato caminando y hablando con Alpha si es que le acompañaba, acabó en la forja de aquél desgraciado que intentó hacerle el lío. Empezó a hacer las preparaciones, ver el metal que tiene, el horno, puso leña a prender y cuando esta estaba en llamas colocó el carbón para dar mayor intensidad al fuego, la forja tenía un pequeño almacén con más materiales, Hikari aprovechó que era pequeño, entró he hizo de las suyas. Regurgitó un lingote de Wapormetal que llevó como si nada a la forja, sabía que Alpha era herrero, sabía que se daría cuenta del material, simplemente si preguntaba, Hikari respondería como si fuera un material más, quitando importancia a su "difícil" manera de obtenerlo, le daría todos los datos de dicha aleación sin decir de donde sale exactamente, simplemente que hay algunos herreros que la usan en Wano, que es más "tipico" de su isla natal y así "escurriria el bulto" (le quitaría importancia a su existencia)

Tras los preparativos empezó con el arma que en su mente le provocaban los homies de Alpha, pues no pensaba exactamente en él, si no en sus creaciones, esos pequeños objetos inanimados que trabajaban, bailaban y hablaban cuales personas de mentalidad redu.. Cuales personas normales. (Que hay cada uno...) No sabía por que la gente o según que cosas (Pues le costaba llamar persona a una escoba parlante) le provocaban ideas, inspiración o les hacían de Musa a la herrera, pero pasaba y ella lo aprovechaba, por lo que simplemente empezó a trabajar... Cuando ya llevaba un tiempo, que el calor en la forja empezaba a ser notable, se quitó el Haori blanco que le tapaba dejando ver más su cuerpo [La ropa negra del avatar] Como no contaba con incomodar a nadie y en ese estado de creación le daba igual lo que pasara alrededor, no pensó en más que dejarlo en un lado para que no se manchara y se puso manos a la obra