[Maestro-Alumno] Armando armaduras [Privado Bizvan]

Saludé a Kimura moviendo una de mis manos ligeramente, hace algunos días habría realizado un saludo militar al tratarse de mi superior. Sus primeras palabras causaron que me apenara un poco, aunque no comprendí la razón de disculparse.- ¿A qué se refiere con eso? –la sonrisa de su rostro desapareció y comenzó a mirar con semblante tan serio, provocando que tragara un poco de saliva.

Por un instante pensé que había cometido un error fruto de algún detalle que él olvidó. Al verlo activar su propia armadura pensé que me explicará algo, no obstante no fue así.

Sin previo aviso lanzó un ataque dirigido a mí. Mi cuerpo reaccionó por instinto y retrocedió dando un pequeño salto esquivando el ataque por escasos centímetros. El haki desapareció a causa de la impresión, aunque ahora mismo no le di importancia a eso.

Permanecí unos segundo mirándolo sin comprender que ocurría. Mi menté comenzó a trabajar a gran velocidad tratando de encontrar la respuesta. El hecho de no haber utilizado un arma para realizar su ataque me tranquilizó un poco, ya que esto significaba que su intención no era matarme… ¿Cierto?

Aún no comprendía del todo lo que sucedía, más algo que si entendía es que en ese momento tenía que enfrentarme al capitán.

Recubrí ambos brazos con haki y al instante el color negro de la armadura se hizo visible. Me desplacé hasta donde se encontraba él con intención de atacarlo con mi puño izquierdo, mientras que el derecho se encontraba cercano a mi cuerpo para utilizarlo como escudo. El ataque no contenía todo el peso de mi cuerpo, por lo que si impactaba no causaría gran daño o si era bloqueado no provocaría nada de daño, pero si era repelido o esquivado no me provocaría perder el equilibrio.

Esperaba que esto solo fuera otra parte del entrenamiento, que no había algo más detrás de ese ataque, que el capitán solo estaba probándome. Por ahora me aferraría a esos pensamientos, pero si en algún momento del combate  la cosa parecía ser más que una simple sesión de maestro-alumno, pelearía hasta que mi vida fuera tomada por mi oponente.

Justo antes de llegar a él pude ver su posición y me asombre de ver el haki canalizado por su cuerpo. Era fabuloso, había logrado dominarlo hasta ese punto en este tiempo. Me quedé tan sorprendido que recibí su golpe directo en la cara. Fue un buen puñetazo que me cruzó la cara y me hizo alejarme hacia la izquierda para evitar caer al suelo. Me pilló desprevenido, fue capaz de lanzar un contraataque a la vez que mantenía una defensa. Y todo esto con el haki canalizado por su cuerpo.

-Debo admitirlo, me has sorprendido. Tanto que me quedé embobado viendo tu haki. Realmente me has impresionado Bizvan. Lo controlas bien, pero ahora tengo curiosidad por comprobar tus límites. A ver hasta donde puedes llegar usando solamente tu haki.

Volví a lanzarme a por él, en esta ocasión no me volvería a coger desprevenido, esquivaría sus golpes gracias al haki de observación y le lanzaría contraataques con mi propio haki de armadura. Me quedaría golpeándole y recibiendo golpes hasta que le viera mostrar debilidad en su flujo de haki. Quería saber cuál era su límite.

Al sentir como mi puño impactaba contra su rostro no pude evitar sentirme mal, a pesar de solo estar respondiendo a su ataque, una parte de mí se sentía culpable por tener que atacar sin una explicación a quien estaba comenzado a ver como un amigo.

No continué con los ataques y retrocedí un poco (con la guardia en alto), ya que lograr conectar el golpe fue algo que no creí conseguir, y temiendo un contrataque si me confiaba por ese pequeño logro inicial, opté por ser precavido y esperar su siguiente movimiento.

No lo expresé en mi rostro, más un alivio indescriptible recorrió todo mi ser al conocer el motivo del ataque.  Solo me limité a esbozar una ligera sonrisa mientras miraba a Kimura con expresión un poco más relajada.

Este combate sería complicado, no solo tenía que preocuparme por tener que pelear con el capitán, también tenía que vigilar mi consumo de haki.* Una batalla donde el tiempo es otro enemigo más est… *sin previo aviso el hombre se lanzó buscando conseguir atacarme.

Su movimiento me tomó por sorpresa y una combinación de golpes dirigidos al rostro y estómago fueron recibidos. Intenté bloquear, pero solo unos pocos chocaron contra mis brazos, por cierto, cuando sus puños golpearon mis brazos, se produjo un sonido similar al del metal… y eso me gustó.

Cansado de solo recibir golpes y ser obligado a retroceder, esperé a uno de sus golpes que se dirigía a mi rostro. Esquivé ese golpe e intenté golpearlo en el estómago utilizando esta vez todo mi peso. Como si él hubiese visto a través de mis intenciones esquivó realizando un simple deslizamiento diagonal. Faltó poco para que terminara en el piso, por desgracia para mí, la sensación y la fuerza de una patada en mí costado derecho me arrojó al suelo. Me costaba respirar mientras trataba de ponerme de pie lo más rápido posible. Jadeando miré al capitán, quien no dejaba de mirarme con una expresión seria en su rostro.

Tosí un poco al mismo tiempo que sujetaba con fuerza el área afectada. Los golpes utilizando la armadura eran terribles. Si pudiera crear la armadura con mayor rapidez en otras partes de mi cuerpo el daño sería menor, para mi mala fortuna no me era posible realizar esto aún.

Como si el tiempo para recuperarme hubiese terminado, Kim de nuevo se movió.  Ambos lazamos un golpe. El mío falló otra vez y el suyo a pesar de verse un poco afectado por el esquive que realizó, terminó golpeando mi mejilla. Aprovechado su posición a causa de esquivar lancé golpes rápidos como si de un boxeador me tratara. Todos fueron esquivados y contraatacados. El último golpe que recibí provocó que me tambaleara un poco. Lo cual utilizó a su favor.

Su ataque fue una patada alta dirigida a mi cien. Pensé en esquivar, aunque no lograría esto a tiempo, por lo cual busqué bloquearla con ambos brazos. Gran parte del impacto fue absorbido por estos, no obstante el impulso me derribo por segunda ocasión. En esta ocasión no hubo tiempo para recuperarme y aprovechando que estaba en el suelo me tomó por la camisa y comenzó a golpear mi rostro de manera repetida.

Por unos instantes casi pierdo el conocimiento y por ende el haki desapareció. Él pareció notar esto y detuvo su siguiente golpe. Soltó mi camisa y me miró por unos momentos. Creo que dijo algo, aunque para ser franco no escuchaba nada y aun así creía saber lo que había dicho.

- To-todavía…No… -con más dificultad de lo que desearía logré mover mi cuerpo hasta arrodillarme. Mis jadeos eran inconsistentes y todo el cuerpo me dolía, no exageraría en decir que sus golpes dolían más que el boken. Con esfuerzos imbuí mis brazos con haki y con una mayor cantidad de esfuerzo me coloqué de pie. Agité mi cabeza para que la figura de Kimura parado delante de mío dejara de moverse.

Obligar a mis piernas actuar de manera coordinada resultó ser una experiencia graciosa. Mi ataque fue esquivado con bastante facilidad debido al tambaleo de mi cuerpo. No hubo contrataque y solo se limitó a mirarme. Pareció estar evaluando algo, a los pocos segundo se colocó en posición de combate.* Gracias. *    

Mi velocidad se vio afectada y eso se reflejó en la menor cantidad de movimientos realizados por mi parte. Por cada 4 golpes del capitán yo solo podía arrojar 1 y este era esquivado.

Mi cuerpo comenzaba a sentirse más pesado de lo normal y comencé a notar como el color en mis brazos parecía querer desaparecer. No me quedaba mucho tiempo antes de caer exhausto.

* Bien, intentemos una última cosa. *no había garantía, pero quizás lograría engañarlo con un golpe de la versión sin color de la armadura. No presentaba el mismo nivel de protección ni potencia de ataque, pero tenía la ventaja de parecer un golpe común y corriente.

Justo antes de golpear, disminuí el flujo y el color desapareció. Si tenía suerte la desaparición del color metálico en mis brazos parecería como si mi haki se hubiese agotado, y para ser franco, eso estaba por ocurrir… Solo quería ver si este movimiento funcionaba contra el capitán.

Después de ese golpe me quedaría completamente expuesto.

Bizvan no se rindió, ni siquiera cuando le di ese golpe tan fuerte que por poco le deja inconsciente. Entendí entonces que ese sería lo más parecido a su límite y decidí detenerme. No obstante él no pensó lo mismo, demostró un ímpetu bastante salvaje al querer continuar con ello. No hacía falta demostrar nada más, no obstante sentía curiosidad. Durante un minuto aproximadamente estuve intentando darle a demostrar que no quería continuar, pero él no estaba dispuesto a renunciar.

No me quedó más remedio, me puse nuevamente en guardia y aguardé a su acometida. Una cosa debía decir, era impresionante el arrojo que echaba, transmitía confianza con sus actos, daba a demostrar que no se rendía ante nada ni nadie. Sabía que no sería capaz de golpearme, pero aun así estaba dispuesto a demostrarme hasta qué punto podía llegar. No era quién para negarle tal placer, al fin y al cabo podría resultar útil saber que aun en ese estado era capaz de hacer grandes cosas.

Comenzó a lanzarme un nuevo puñetazo, pero pude ver que el color de su armadura se desvanecía. Era el límite de su haki, estaba agotando hasta la última gota, y eso le haría perder todas las energías. No era nada de lo que no estar orgulloso, había logrado durar bastante en un combate manteniendo el constante haki en su cuerpo. Era asombroso, pero ya se estaba agotando.

Puse la palma de mi mano para bloquear ese puñetazo, iba con fuerza, por lo que mi brazo retrocedería, pero no lo suficiente como para golpearme de verdad. Recibí el golpe y sentí dolor en la palma de la mano. Su haki no se había desvanecido, sino que él mismo había reducido el flujo para negar el aspecto visual. Una táctica muy inteligente que me hizo coger con más fuerza el puño y desplazar la cabeza hacia atrás para no ser golpeado. Justo en el último instante.

Le solté y con la otra mano le hice un gesto para que se detuviese. Agité la mano dolorida y sonreí, eso había dolido bastante, me había confiado al ver desaparecer el haki, y tan solo lo redujo hasta el punto que no tenía gran efecto, pero aun así endurecía el puño. Una buena táctica, admirable la verdad.

-Vale, vale. Ya lo he entendido jajajaja. Ese último golpe ha dolido, me has engañado. Bravo por ese movimiento. Pero aunque hayas reducido tú mismo el haki, deduzco que ya estás al límite, se te nota en la mirada... Ven, te invito a algo, creo que ya puedes decir que has logrado dominar el haki.

Me di la vuelta y me dispuse a dirigirme hacia la cafetería para tomar algo junto a Bizvan. Me quedé vigilándole por el rabillo del ojo, no estaba seguro de que hubiera gastado todo su haki, pero si lo había hecho seguramente perdería las fuerzas y el equilibrio, en tal caso le ayudaría a ir hasta allí a descansar. Este hombre tenía una actitud que me agradaba bastante, algo me decía que sería un buen miembro entre los lobos. No me arrepentía de nada hasta el momento, todos los miembros habían sido capaces de sorprenderme en algún momento. Me sentía realmente alegre de tener tales camaradas.

Su mano detuvo mi último golpe, me pareció notar una pequeña muestra de dolor por parte del capitán.

Antes de realizar ese ataque ya me había mentalizado para recibir un contraataque, no obstante, Kimura solo levantó su otra mano para indicarme que era todo. Interrumpí el flujo de haki en ese instante.

Solo sonreí ante el comentario del capitán, me hubiese gustado decir algunas palabras para agradecerle, pero no lograba parar de jadear. Un poco de sudor entró en mi ojo provocándome un ligero ardor. Froté ligeramente mi ojo con el puño.* Espero que no piense que estoy llorando. *incluso si me justificaba diciendo “me entró algo en el ojo”, solo parecería un excusa bastante usada.

Kim comenzó a caminar en dirección a la cafetería.

Por mí parte me acerqué hasta el árbol y sujeté mi espada, para luego caminar junto al hombre. Traté de disimular mi agotamiento y más de una ocasión sentí que perdía el equilibrio. Más seguido de lo que desearía me tuve que apoyar en las paredes para avanzar con relativa facilidad. Kimura se ofreció a ayudarme a caminar, al principio me negué de manera amable, aunque al notar que nos movíamos más lento de lo normal terminé aceptando la ayuda de Kim.

Al llegar a la cafetería nos encontramos con gran parte de los marines que disfrutaban de sus alimentos mientras charlaban con sus compañeros.

Buscamos unos asientos donde poder sentarnos para luego pedir algo de beber.

Al final el agotamiento me pasó factura. No recuerdo con exactitud en que momento terminé dormido sobre la mesa, sujetando con fuerza el tarro y con la otra mano la espada. Lo que si recuerdo era la decisión a la que había llegado mientras bebía junto a Kimura.

“Mi espada y vida solo pertenecerán a los Crimson Wolves.”

Si algún día me encontraba de nuevo con ese sargento, tenía que agradecerle el que fuera uno de los factores que me hizo convertirme en marine y conocer a estos chicos.