A ti lo de ser vegetariano no... no, ¿Eh? [Arthur]

Logras clavar la lanza en el suelo, pero algo raro ha sucedido. El brazo del hombre planta se ha separado como si estuviera formado por cientos de pequeñas lianas, esquivando tu arma. El monstruo brama al aire al notar que sus raíces comienzan a enfriarse a pasos preocupantes. Arremete contra ti, intentando enroscar sus pedúnculos en torno a tu pescuezo.

Aquel monstruo había evitado casi instintivamente el frío. Seguro que la congelación es su punto débil... y el de casi cualquier ser vivo con una base de agua. Ahora parecía cabreado de verdad y se disponía a arremeter contra mí. Me dispuse a esquivarlo, pero una gigantesca explosión cubrió el campo cegándome durante unos instantes, los cuales aprovechó para atraparme con sus tentáculos, o lo que fuese, por el pescuezo. Apretaba con fuerza, pero gracias a mi gruesa armadura el efecto era meramente restrictivo. Y llegó, la esperada onda expansiva, la cual pude resistir, e incluso tomarme la libertad de absorber parte de su calor. Tras eso pude ver como se acercaba algo por detrás de ese ser, algo grande, o mejor dicho, muchas cosas grandes. Parecían bestias a la carga, en terreno llano, si llegaban a la infantería la destrozarían, la formación se desharía por completo, necesitaba un plan para librarme de este pesado y cambiar las tornas de la batalla de nuevo. Me pude fijar en otro detalle, la explosión había barrido a la mayoría de la infantería de Zal. No podía pedir más. En terreno llano ellos tenían la ventaja, pero eso podía cambiar. Miré al monstruo, el cual arremetía contra mí, clavé mi arma en el suelo y abrí los cuatro brazos de par en par para recibirlo, clavando las garras de las piernas en el suelo.

Recibí el embate de forma directa, toda la masa de esa bestia ahora me empujaba. Su superficie era... blanda, aunque toda esa masa hacía que fuera difícil contenerlo. Retrocedí unos metros pero puse todas mis fuerzas en detenerlo. Clavé mis garras lo más profundo que pude para que no retrocediese y comencé a absorber temperatura lo más rápido que pude para congelar su superficie. Si todo salía bien con las manos superiores comenzaría a arrancar trozos enormes de ese ser congelado y los lanzaría a mis espaldas para generar una cobertura eficaz. Si aquella carga se encontraba con obstaculos sólidos obligaría a las primeras líneas a detenerse, lo que generará a la larga el caos en los que vienen detrás, momento que aprovechará la infantería para contraatacar.

-Eso es congélate. Congélate y reencárnate en unas bonitas barricadas de carne congelada. - Grité mientras trataba de arrancar trozos de su carne congelada. Creo que esa cosa estaba en serios problemas y sino... todavía me quedaban ases en la manga.

Cosas usadas:

El monstruo reacciona rápido. Logras arrancar varios trozos, pero gruñe y te tira al suelo aprovechando que te tiene por el pescuezo. Acto seguido, utiliza ese mismo brazo para agarrarse al lomo de uno de los rinocerontes a la carga. La bestia tira, y con el empuje que llevaba es más que suficiente como para que el monstruo libere la otra mano del suelo, donde se estaba congelando.

Te mira mal, no parece querer acercarse. Te lanza una patada, como si fuera a pisarte. De la planta de su pie sale un ciento de espinas afiladas. Muy afiladas. Yo de ti temería por tu armadura. Un poquito.

El hombre planta... hongo... limo... lo que sea, era más listo de lo que parecía, con un rápido movimiento me tiró al suelo para luego agarrar una de las bestias que cargaban y soltarse de mi agarre. Tras eso alzó un pie para pisarme. Pisarme, aplastarme como si fuera un insecto, un insecto... un insecto pequeño... ¿Acaso se estaba burlando de mí, de mi tamaño? ¿Qué se cree ese mamón con su altura y con su tamaño y con sus tentáculos? ¿Acaso cree que es más que yo? Lo mataré, lo cortaré en cachitos pequeñitos y entonces veremos quien es el enan- Me pierdo. Concéntrate. No te dejes llevar por la ira, bueno no por la ira derivada por un estúpido complejo. Es tu enemigo, quieres matarlo y punto. Y no ha hablado pero estoy seguro de que es un capullo integral.

Volviendo al mundo fuera de la desvariación. De la planta de su pie salieron muchas espinas afiladas, más de dos y más de diez, yo diría que más de cincuenta, aunque no tengo tiempo para ponerme a contarlas. Me tiene controlado por el pescuezo, es algo molesto pues no me deja moverme con total libertad y... ahora que lo pienso Al quería hablar conmigo. Bueno es la hora de acabar con esta pantomima. Pongo mis brazos superiores por encima y estos se transforman en dos gruesos escudos. Las espinas chocan y el impacto recorre todo mi cuerpo mientras tratan de contener toda esa masa. Las púas se clavan y atraviesan el primer escudo, pero no me muevo del sitio. Ese monstruo ha estado evitando el contacto directo con el frío, pero no va a poder evitar tocarme si quiere acabar conmigo. Ejerce más presión, y las espinas se clavan en el segundo escudo amenazando con atravesar y llegar a mi cabeza. Un poco más, sólo un poco más. Las espinas atraviesan el segundo escudo y llegan a mi casco, perforando el cristal y rasgando la carne en mi mejilla así como mi hombro derecho. AHORA.

Rápidamente dreno la temperatura de las espinas y la armadura, tratando de congelar su pierna y que quede anclada a esta. Tras eso desactivo el Kaibuster, rompiéndolo por la espalda. Al mismo tiempo la energía comienza a fluir en ciclo en mi interior como un reactor, es el momento de activar el Burst Mode. La armadura durará todavía unos segundos, espero que sea tiempo suficiente. Salgo de esta por el hueco a la vez que un brillo azulado me envuelve. Ahora en vez de cubrirme una armadura pesada tengo sólo una armadura parcial en brazos y piernas con un pequeño escudo en el brazo izquierdo y dos placas en forma de estrella de cuatro puntas flotando sobre cada uno de mis hombros, la armadura slayer.

Aprovechando la potencia extra y mi nueva forma más ligera me lanzo de un salto hacia el frente, cogiendo mi arma en el proceso, la cual, no sólo no ha menguado sino que ahora vibra con intensidad. Paso por debajo de ese ser, chocando con las piernas contra uno de los rinocerontes raros al final de mi recorrido. Mis piernas absorben parte del impacto, duele, pero seguro que no tanto como al pobre animal, apuesto a que tiene varias costillas rotas, tras eso salto por encima del hombre planta cosa. Me concentré para activar la chaosphere, esta vez más pequeña, de unos 12 metros de radio poniendo como centro al bicho. El espacio sería suficiente como para no dejarle escapatoria, podría romper los muros, pero dado que parece evitar el frió supuse que tardaría demasiado en darse cuenta. Dejé un hueco por arriba, y la energía no la liberaría de forma caótica. En vez de eso trataría de clavar a Zinogre en lo que parecía ser su cabeza, envolviéndolo en haki y poniendo la hoja al rojo vivo.

-¿Quieres tu temperatura de vuelta? Bien... ¡Aquí la tienes! - Grité al lanzar el ataque. si le daba liberaría toda la temperatura que había acumulado de golpe en su interior, esperando carbonizarlo.

Cosas usadas:

Tu plan funciona casi a la perfección. En tu camino atropellaste a un rinoceronte, ¿recuerdas? El pobre cayó al suelo herido, haciendo tropezar al hombre planta. Tardó en caer, le distraían tus movimientos. Le ves mover las manos, como haciendo aspavientos. Cuando vas a clavarle la espada ves que no está donde esperabas y de hecho yerras por unos centímetros. En lugar de clavarse en su cabeza, se le clava en el brazo. Arde en cenizas en cuestión de segundos y por primera vez el hombre planta lanza un aullido de dolor. Se echa hacia atrás, cubriéndose la cara con el otro brazo y apoyándose en el cuerpo aún cálido del rinoceronte.

Te vuelve a gruñir, pero más que violento parece resignado.

Una pena que mi golpe no fuese tan preciso, siempre quiero acabar con mis enemigos de forma rápida e indolora, cierto que en este caso por su tamaño ha tardado algo más. No parece poder ofrecer más resistencia, resignándose a su inminente derrota.

- Así es la guerra.- Digo en alto aunque con voz solemne. -En una batalla es tu vida o la del enemigo, no puedes pensar que también son humanos, no puedes pensar que tienen familia y sentimientos. Es la cruda realidad de matar o morir... Espero que no me lo tengas en cuenta. Has luchado bien. - De hecho sentía que este combate había sido en cierta medida injusto. - Te has ganado el derecho a descansar. - Digo antes de dar el golpe de gracia.

Saco mi arma, cortando su carne quemada. Me posiciono tratando de poder dar un golpe definitivo. Si siente dolor procuro bajar su temperatura para aliviar sus últimos momentos, al fin y al cabo todos merecen una muerte digna en la batalla. Con gesto serio lanzo un tajo simple hacia su cabeza, tratando de cortar en el camino el otro brazo, esperando acabar con su vida de forma limpia.

Cosas usadas:

Los brazos del hombre planta se alargan, notando el acero del arma que va a arrebatarle la vida. La envuelven como si abrazara a un viejo amigo. No cierra los ojos, tampoco sonríe. Asiente y se deja llevar, aceptando la muerte en el último instante.