The Gluten is the New Orange [Priv|Osu-Mei] {Vie 10 Nov 2017 - 0:18}

01/12/2014

El sargento andaba por Saint Reia, lugar donde solían ir los novatos antes de adentrarse al Nuevo Mundo. Sin un entrenamiento previo, se los comerían vivos en un segundo. Literalmente. Hay muchos monstruos marinos que no les gusta masticar en ese mar. Krauser le había, mandado recibir a la nuevo miembro de la división. Por lo que sabía era una mujer con una akuma bastante peculiar pero no mucho más. El pelianaranjado no se quejaba, siempre gustaba ver más chicas por la base e igualaba la diferencia que había entre el número de hombres y mujeres en la división.

Se suponía que había quedado con ella en una de “las salas de reunión” de la base. Se decía entrecomillas debido a que era un poco de todo; por la mañana eran donde se distribuían las tareas de los soldados, al mediodía era un lugar donde comer y por la noche se convertía en una sala de poker e otros juegos para entretener al personal.

En aquel caso era por la tarde y los reclutas habían comido hacia una hora o dos y se dedicaban a entrenar con sus instructores. Debido a que el sargento se estaba haciendo bastante popular (más bien por la fama de su superior), le pidieron que hiciera unas lecciones. No le importo hacerlas mientras esperaba a la recluta.

- Muy bien cadetes, lo primero que se ve al luchar contra el enemigo es encontrar su punto débil –carraspeo-. ¿Qué usa alguna arma o protección hecha de madera? Pues fuego a tope. ¿Qué usa armas de fuego? Conseguid mojarlo o meterlo en algún sitio con la suficiente humedad como para joderle la pólvora (aunque no intentéis con armas demasiado modernas) o en todo caso contabilizad la munición por cargador e id a por el cuándo aun crea que tiene alguna bala. Hagamos un ejemplo practico de una situación de combate.

De entre el grupo de soldados escogió a uno y le indico que se acercase. El combate duro menos de diez segundos. El revolucionario le había propinado una patada en la pierna y lo termino de desestabilizar de un golpe palmeado con la mano. Tras ayudarse a levantarse se giró a los demás soldados.

-Veamos, ¿alguien me dice como un soldado supuestamente sano y en buena forma se queda vulnerable por una simple patada? –por la cara que tenían, no parecían tener idea-. Dime recluta, ¿tienes alguna lesión en esta pierna?

-Si sargento –le respondió-. De un accidente de pequeño.

-Como sabrán los que mínimamente se han dado una hostia en su vida es que algún que otro golpe nos seguirá por toda la eternidad sin sanarse del todo. Se puede saber si este por ejemplo no puede hacer movimientos exagerados, levantar pesos o en este caso, una ligera cojera que sufre nuestro amigo. Recordad muchachos; estudiad y observad al contrincante antes de enfrentaros. Eso os puede salvar el culo de pasaros el resto de vuestra vida en una prisión del Gobierno. O de la muerte.

Los soldados se quedaron bastante perplejos por el hecho de que ninguno de ellos se había fijado en aquella cojera que tenía su compañero. No pudieron hacer otra cosa que aplaudir al sargento y seguir con la clase.

07/11/2017

Y chasquee mi lengua, no porque estaba de mal humor, sino porque al parecer mi parte favorita de la tarde estaba siendo interrumpida cuando me avisaron de que me estaban esperando ¿Cuál era esa parte de la tarde? Eso era muy fácil de adivinar si mirabas que en mis manos se encontraba un bolígrafo y un mapa a medio dibujar, el mapa era de la misma isla y no me había fijado en ningún otro ya que no era un mapa convencional, era uno de caminos, de todos los que conocía y todos los que había escuchado, simplemente si hacía algo así me seria mas rápido y fácil moverme por los lugares, pero al parecer el destino tenía otras cosas para una novata como yo y como otros muchos otros que estábamos en la isla, porque esto parecía ser mas un cuartel de entrenamiento para los mas novatos y jóvenes, las personas que han entrado de manera reciente a la Armada, que un mismo cuartel de la armada en si. Enrolle el papel que tenía en mi mano y lo guarde junto al bolígrafo en el bolsillo de mi pantalón azul que tenia el día de hoy, no iba con uniforme ni nada por el estilo, pero si iba lo suficientemente ligera como para poder realizar los entrenamientos de manera normal.

Camine sin mucha prisa tampoco, sabia que había sido llamada y que quizás fuera para algo importante, pero como se dice “las prisas no son buenas consejeras” yo misma me aplicaba el cuento cuanto mas me parecía, así que cuando pude llegar al lugar donde se suponía que iba a ser la “sala de reunión” solo pude ver un entrenamiento de cadetes normal y corriente, hasta escuchaba aplausos y al parecer alguien conocido había estado enseñando a los novatos, me perdí la lección quizás pero seguramente tampoco es algo que no supiera de antemano. Me rasque la nuca levemente, mirando a todos los que se encontraban en el lugar y luego distinguiendo a la famosa figura del que todos se centraban, le conocía mas de vista que de otra cosa y había escuchado que Sumisu era alguien popular por estos lares ¿Que asuntos tendría con alguien como yo?

Camine lentamente para colocarme en una posición que pudiera ser vista por el hombre sin tener que incomodar a la misma clase, cruzando mis brazos y mirando de manera hostil y felina a toda persona que cruzaba mirada conmigo, no lo hacía a propósito, sino porque mi mirada siempre era así de hostil. aunque si bien era cierto que cuando algún idiota se quedaba mirándome los tatuajes mucho tiempo si le lanzaba una buena mirada de molestia, pero este no era el caso, ahora simplemente me tocaba esperar antes de tener esa “reunión” de la que parece ser que yo era el nuevo ingrediente en el plato.

01/12/2014

Las lecciones continuaban. Aunque iba a estar poco rato, el sargento esperaba que lo suficiente como para que los cadetes supieran algo para sobrevivir en el campo de batalla. No quería que después le echasen la culpa a él por dar malos consejos Entre la multitud pudo ver a una chica entre la multitud. Tenía una melena anaranjada como el revolucionario, cosa que le sorprendía dado que había poca gente con ese color de pelo que tenía. Aunque le incomodo un poco como le miraba con esa hostilidad. ¿Acaso el sargento había hecho algo mal? A lo mejor tenía la bragueta abierta. Antes de mirarse los pantalones, se dio cuenta que esos pantalones nunca habían llevado bragueta.

No tardo en reconocerla como el nuevo miembro con la que tenía que reconocer. Principalmente por que uno de los detalles que le habían dado para reconocerla era “incomoda a cualquiera con la mirada”.

- Tu eres…-chasqueaba los dedos mientras se intentaba acordarse de su nombre-. Mei, ¿verdad? Ahora voy contigo.

Indicó a los reclutas que siguieran entrenando solos y se llevaba a Mei. La acompañó hasta el otro extremo de la gran sala donde había un par de mesas ocupadas por soldados que bebían y conversaban en su tiempo libre. Se situaron en una mesa para dos, apartada para tener un poco de intimidad. Bajo esta había una caja con varias botellas de licor y vasos limpios. Saco dos vasos y una botella de un color dorado y con el dibujo de un panal de abejas en la etiqueta.

- ¿Un poco de hidromiel?

Aceptase o no, se llenaría su propio vaso y dejaría la botella sobre la mesa. Se sentó en la silla, no sin antes sacarse una pequeña libreta del pantalón y un lápiz.

- De acuerdo, Mei. Esto normalmente se ocupa tito Kra...digo el Oficial Redfield, pero esta vez me ocuparé yo mismo. Soy el sargento Osuka Sumisu, aunque prefiero que me llame Osu a secas -dobló su pierna izquierda y la posó encima de su rodilla derecha, para acomodarse en su asiento mientras preparaba la libreta para tomar apuntes-. Dado a que quieres unirte a la división, lo primero seria conocerte un poco, cuéntame un poco de tu vida; de dónde eres, cómo te uniste a la revolución, tus motivos para entrar en la Quimera, tus habilidades, etcétera, etcétera.

07/11/2017

Me quede esperando e intimidando de manera indirecta a los que estaban en la sala, escuchando las palabras de Sumisu y asintiendo cuando este dijo mi nombre, era algo alentador que una persona popular se acordara de mi propio nombre, creía que este tipo de gente solo pensaba en cosas de sus círculos mas cercanos o esa era la impresión que me daban. Acabamos en el otro extremo de la gran sala, cuando el mismo preguntó sobre si quería un poco de hidromiel, no hizo falta que yo misma respondiera, espere que se echara el mismo su vaso para luego tomar yo misma la botella y echarme el mio, dejando la misma botella a un lado de la mesa y sentándome justo enfrente del chico, dando un sorbo a mi bebida mientras le escuchaba, no bebía muy a menudo, pero digamos que en ocasiones como esta no estaba de mas mostrar algo de educación, de hecho no había dicho una palabra desde que aparecí, no es que fuera una chica de pocas palabras, es que mas bien no quería hablar mas de lo necesario, porque sabía cómo era mi tono de voz y que no tenía un “tono para interiores”.

Osu entonces sacó una libreta y sus palabras simplemente me hicieron entender que esto se trataba de algo así como una entrevista o algo por el estilo, así que me relaje antes de empezar a hablar, ya que pensaba que quizás tendría que enfrentarme en un entrenamiento al mismo o algo por el estilo - Pues empezando desde el principio… soy de una aldea de Baterilla, alejada de la ciudad, mas concretamente en la parte de la isla donde es todo campo… acabe uniéndome a la Revolución después de que estos me salvaran de una vida de esclavitud, ya que un noble atacó mi aldea y se llevó a todos como esclavos - baje lentamente mi mirada para mirarme las muñecas, la marca de las mismas cadenas que tenía en aquel tiempo desapareció y había ocultado el tatuaje de esclavo con otro encima, pero no podía negar que todo eso había sido parte de mi vida - Quiero unirme a Quimera porque le debo mi misma vida a la Armada, querer estar en una división y así seguir creciendo… creo que como todos los que quieren estar aquí, acabar con el actual gobierno e instaurar un nuevo orden - después de todo era lo que quería toda la Armada o eso se suponía, era demasiado joven como para tener un ideal propio también.

- Y sobre mis habilidades… creo que soy buena dando golpes mas que recibiéndolos y además… esto es algo que quizás me diferencia de los demás - tome un nuevo vaso vacío y puse un codo en la mesa y con mi mano levemente alzada, poniendo los dedos para que miraran el vaso y a los pocos segundos ya estaba saliendo de la punta de mis dedos una sustancia de color pardo, era gluten, solo que este si se podía ver, acabo por caer en varias gotas al vaso y cuando intente despegarlas, ya no se podía, pues la misma sustancia era pegajosa en si misma - Soy la usuaria de la Guruten Guruten No Mi, la Akuma de Gluten - sentencia por decir, tomando el gluten que tenía en el vaso para hacer una mini pelota con el mismo y ponerme a jugar con esta entre mis dedos, el tacto con la sustancia, aunque pegajosa, era como tocar gelatina endurecida pero flexible.

01/12/2014

La chica empezó a hablar. Ciertamente creía que era muda o demasiado callada, un contraste destacable comparado con el carácter charlatán del sargento. Aunque comparando con los demás miembros de la Quimera era incluso la más normal de todos, incluso de Ed.

Como la mayoría de revolucionarios, Mei tuvo una vida que no fue un camino de rosas precisamente. Aquellos tatuajes que tenía ya hablaban por si solos el que escondían. Sus motivos por otra parte no eran muy distantes a lo que se decía normalmente. Todos, incluido Osu, querían llegar a un nivel de convertirse en un héroe de la revolución y una pesadilla para el gobierno.

Sus poderes le dejaron bastante estupefacto, ya que la chica soltaba una sustancia pegajosa por los dedos, que según ella era gluten. El sargento era bastante cafre y sin pensarlo, toco con el meñique la sustancia del vaso y se lo metió en la boca.

-Mmm, pues sabe cómo la de verdad –comento mientras saboreaba-. No me gustaría ser un agente del gobierno celiaco ahora mismo.

Se llevó la mano de nuevo al bolsillo y de ella saco una carpeta amarillenta cerrada por un cordel. De esta saco tres hojas con imágenes y texto.

- Pese que la Quimera es una división, está compuesta por tres subdivisiones, de las cuales puedes elegir sin miedo -carraspeo-. Demonios; la elite, soldados escogidos y entrenados por el Oficial Redfield, Krauser. Se nos asignan las misiones más importantes tales como conquistas. Espadas; exploradores, con el General Dranser como único miembro, por ahora. Y la última, Espadas; Que decir de estos… Digamos que no se andan con tonterías ahora de “eliminar” objetivos, no se si me comprendes.

Se respaldo en la silla y le dio las hojas a Mía para las que las hojease y viese las diferentes subdivisiones. Mientras tanto un soldado se le acercó al oído. El sargento asintió y miró de nuevo a Mei.

- Dime, ¿te gustaria una pequeña prueba para poder ver como de desarrollas en combate real?

The Gluten is the New Orange [Priv|Osu-Mei]