La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Mar 6 Mayo 2014 - 0:04}

30/01/2012

Hace unas cuantas semanas, te habían enviado una carta desde el cuartel marine del mar del norte, en esta te decían que debías investigar una cárcel que había quedado incomunicada tras un ataque revolucionario, hacían ya tres días que intentaba establecer comunicaciones pero parecía que se hubiera perdido en la penumbra del bosque que la rodeaba y te querían a ti para investigar el porqué había pasado esto. Parece que te habías labrado buena reputación en la marina, ganándote una fama que consiguió que te recomendaran para esa misión.

Carta marine escribió:Saludos comodoro Krauser, le queríamos proponer una misión gracias a su creciente popularidad por la rapidez de ascensión de cargo en este último tiempo. Nos agradecería mucho que nos ayudara a investigar una pequeña prisión que ha caído bajo manos revolucionarias y necesitamos su ayuda, pues ahí se encontraban encerrados unos cuantos presos piratas bastante peligrosos, además del riesgo añadido de los revolucionarios que creemos usaran un método de guerrilla contra todo el que se acerque a la cárcel, si acepta la misión mandaremos un barco a buscarle y le proveeremos con 10 reclutas a parte de toda la información sobre los presos.
Atentamente, un saludo el capitán al cargo del cuartel marine.

Esta misión podría ser una gran posibilidad para entrenar y hacerte de notar aun mas ante los altos cargos de la marina, además de que podrías encontrar algún contrincante lo suficientemente duro como para hacerte esforzarte y descubrir tus propios límites, ¿quieres aceptar esta misión? ¿O prefieres dejar pasar esta gran oportunidad?

Krauser se encontraba en el patio del cuartel de forma calmada. A su alrededor solo había un jardín lleno de distintas plantas y varios muñecos de entrenamiento. También había un pequeño puente de piedra que pasaba sobre un pequeño estanque que parecía estar lleno de carpas de distintos colores. Sobre una de las piedras más grandes, se encontraba el comodoro de la marina sentado. Estaba cruzado de piernas y de brazos, sus ojos permanecían cerrados pues estaba en un estado de meditación. No llevaba la camiseta puesta, así dejaba ver su cuerpo que estaba bastante musculoso ya. Llevaba su pantalón de color gris y largo, sus sandalias de madera junto con sus calcetines blancos. En sus manos aquellos guantes de tela blancos que dejaban sus dedos libres, dichos guantes llegaban a sus codos. Su rostro estaba vendado como de costumbre ocultando su boca, barbilla, nariz y parte del cuello. En su frente llevaba aquella cinta negra y gruesa. A unos dos metros de él, clavada en el suelo, se encontraba su enorme espadón con aquel filo de kairouseki resplandeciendo. De repente un joven recluta caminó hasta el patio.

Era un chico de unos diecisiete años de edad, su pelo era castaño y largo con algunos mechones pinchudos cayéndole por la frente. Sus ojos eran azules y vestía con el uniforme de la marine. Se trataba de un recluta con el que el demonio de la niebla había cogido confianza. El chico se acercó al comodoro y sonrió mientras alzaba un poco la voz para que le pudiera oír bien. Sabía que era difícil que Krauser escuchara cuando estaba en su estado de meditación, ya que él mismo solía decir que no le molestaran en aquellos momentos. Sin embargo esta vez el chico había pensado que era algo importante y que debía saberlo fuese como fuese o más tarde se podía arrepentir.

-          Krauser-Sama ha llegado una carta del capitán del cuartel para usted, se la he traído aquí, espero que no le importe.

El silencio invadió el jardín tras unos momentos y no parecía que el marine fuera a responder. De repente abrió los ojos de forma calmada y estiró su mano con la palma abierta sin decir nada. El chico sonrió feliz y le entregó el sobre. Este no tardó en cogerlo y envolviendo su mano en energía cortante rajar un poco el papel de una de las esquinas. Después hizo volver su mano a la normalidad y aprovechando el agujero que hizo en el sobre, metió la mano por este y sacó la carta. Mientras con una mano sostenía el sobre, con la otra leía de forma calmada sin prisas. Aquella misión solo podía ser para alguien como él. Un experto en el camuflaje y experto en el asesinato silencioso. Además de que estaba acostumbrado a meterse en bases revolucionarias. Mirándolo desde otro lado, sería buena idea ya que a lo mejor se ganaba una medalla y todo si había suerte.

-          Perfecto, esto es lo que necesitaba para despejarme un poco, tanto entrenamiento me estaba agobiando, por fin una misión. Kyoto, lápiz.

Dijo esto último estirando la mano del sobre, el chico sacó del bolsillo un lápiz y cogió el sobre para después entregarle el lápiz. Krauser cogió aquel objeto y con total calma escribió en la carta en la parte de abajo. Tan solo puso. ``Demonio de la niebla listo y esperando ese barco´´. Tras poner aquella respuesta escrita entera con mayúscula, volvió a darle la carta al chico. Tras unos segundos y una mirada inexpresiva volvió a cerrar los ojos para ponerse a meditar mientras le decía de forma calmada y tranquila.

-          Reenvíala.

El chico asintió sonriendo y se largó de allí. Al parecer iba a ser una misión de infiltración, no necesitaba sus armas de fuego entonces, con solo su espada se bastaría. Ya solo quedaba esperar a que le mandaran lo que decían en la carta.

30/01/2012

El jovencito salió de a estancia con paso apresurado, buscando a un mensajero que se dirigiera hacía la base marine del mar del norte, tras hablar con otros marines les entrego la carta en la que estaba escrito de forma burda y en letras enormes, abusando de las mayúsculas en aquel papelucho en blanco que tenía el sello de la marina en la esquina inferior derecha, justo al lado de lo que tu habías escrito. Tras eso el joven se retiro unos metros y salió por la puerta de aquella habitación en la que había hablado con los mensajeros.

Habían pasado dos días ya, cuando el galeón marine apareció por la dirección suroeste una madrugada, serían las cinco de la mañana, cuando se dejaron ver las velas entre aquella neblina matinal, poniendo en alto a toda la base de la marina, mientras el jovencito de dos días antes iba subiendo las escaleras que llevaban a tu habitación, tenía la intención de despertarte, pero no sin antes pararse para ver cómo se podía ver el barco donde tu deberías ir al mar del norte desde una especie de ventanal que quedaba delante de tu puerta, tras estar unos segundos se giro y toco levemente con los nudillos la puerta de la habitación de este e iba diciendo que ya era la hora de zarpar.

-Señor Krauser, tiene que levantarse, el barco ya está aquí.-Repetía el joven por tercera vez, mientras esperaba varios segundos antes de volver a tocar-Tiene que darse prisa, ha venido otro mensajero que tiene que entregarle un mensaje antes de zarpar.

Tras decir esto, se quedo esperando varios minutos en el pasillo, apoyado contra la pared y mientras veía como pasaban mas compañeros, todos ajetreados.

Ya habían pasado dos días desde que la carta fue reenviada. Esos días el marine se los había pasado entrenando con su espada únicamente para conseguir un mejor manejo de ella a la hora del asesinato. Antes del día de la misión, se había dormido mucho antes de lo habitual para estar preparado para zarpar. Se encontraba en su cama tumbado de forma calmada, tranquila y muy feliz. Sus brazos rodeaban la almohada mientras se removía un poco, era demasiado cómodo estar allí tumbado, encima como dice el dicho “cuanto más se duerme, mas se quiere”. No tenía ninguna gana de levantarse y prefería quedarse en su camita tumbado de forma tranquila, realmente el pobre demonio de la niebla necesitaba unas vacaciones, no paraba ni un minuto y siempre estaba agotado. Cuando daban vacaciones, siempre se iba a entrenar, y encima con su rango debía estar de servicio más tiempo. Pensaba quejarse y exigir un aumento de sueldo, cobraba una miseria pese a todo lo que hacía y no le parecía justo. Encima de todo le mantenían en los cuarteles vigilándolos siempre, ni que fuera a venir un rey marino de mil metros a comérselos. Era agotador ser Krauser.

De repente sus oídos pudieron escuchar la voz de Kyoto, el chico estaba pegando en la puerta y hablándole de que el barco le esperaba. –Que le den por culo al barco. –pensó mientras continuaba sobando de forma feliz, sin embargo el chico continuaba golpeando la puerta. Los ojos del comodoro se abrieron mientras se levantaba estirándose y soltando un profundo bostezo. Estaba sin camiseta y solo llevaba unos pantalones cortos, enseguida se los quitó junto con la ropa interior y se cambió. Se colocó su pantalón gris largo y su camiseta negra de tirantes. Además se puso sus guantes largos grises que le llegaban a los codos y sus sandalias. De armas cogió su pistola de bengalas y su enorme espadón. No se iba a llevar ni la escopeta no la beretta 92. Una vez hubo hecho esto, se cambió las vendas tranquilamente para después estirarse de nuevo y dirigirse a la puerta. Deslizó su mano despacio por el pomo girándolo tras quitar el cerrojo y abrió, en seguida se frenó y se dio la vuelta caminando al cajón de su mesita y abriéndolo para coger su mango extensible y guardarlo en el bolsillo. Después cerró y abrió el segundo cajón cogiendo una caja y sacando ella una lentilla, se la puso en el ojo izquierdo y cerró los cajones para después salir por la puerta.

Casi se olvidaba sus cosas más preciadas, un mango para alargar la espada unos veinte centímetros más y su lentilla con visión térmica. Ahora ya estaba preparado para la misión, escuchó las palabras del chico, este le dijo que había llegado otra carta para él. De repente el marine observó al chico mientras suspiraba, otra maldita carta, esperaba que no exigieran muchas cosas. –Dile al mensajero que esperare la carta en la salida, no puedo perder más el tiempo, que se dirija allí y lo más rápido que pueda. –Tras sus palabras empezó a pasar por al lado de los demás marines mientras bajaba las escaleras ya con su equipo listo y se frotaba los ojos desperezándose todavía de su sueño. Ahora pasó por la cocina y cogió una botella pequeña de leche, la cual escondió también en uno de sus bolsillos mientras ahora se dirigía a la entrada. Una vez allí, se echó en una pared esperando a que apareciera aquel tipo con el mensaje que tenían para él, esperaba con ansias un aumento de sueldo.

30/01/2012

Kyoto asintió con la cabeza y salió raudo en la búsqueda del mensajero, para que cumpliera su cometido y te diese una carta, mientras tú esperabas en la salida.

Tras quince minutos el mensajero aprecio, se podía ver que le faltaba el aliento, así que lo más posible era que hubiese venido corriendo, descanso un poco apoyando sus manos en las rodillas y te entrego la carta, arrugada, pero seguramente por el trayecto tan movidito que había tenido.

Carta marine escribió:Lamentamos muchísimo el no poder haberle mandado un barco tripulado solo por marines, pero como en la anterior carta le decíamos, estamos escasos de personal por culpa de los revolucionarios, pues han mermado nuestras defensas. Por eso esta carta viene de advertencia, pues en el barco viajan marines y civiles, los marines han sido informados de que están a sus órdenes, así que cualquier cosa que digas será obedecida, independientemente de su cargo.
Atentamente un saludo del capitán al cargo de la base marine.

Desde tu posición se podía ver el barco, era imponente, y cualidad extraña en los navíos civiles. A tu alrededor habían unos cuantos mercaderes que habían bajado del barco e intentaban vender cualquier cosa a los marines y estos intentaban negociar esos precios, como si de un mercadillo se tratase, pero entre ese barullo pudiste oír algo de unos ciudadanos que te desconcertó.

“Parece ser que hay unos fantasmas rondando por estas aguas, dicen que han atacado a varios barcos. Lo que es más característico de estos fantasmales ataques es que al principio mucha tripulación desaparece, luego una niebla invade todo el barco y no te deja ver dos palmos mas allá de tus narices, escalofriante ¿verdad?”

Después de oír eso, escuchas como tocan una campana de aviso para subir al barco pues están a punto de zarpar y ves como toda la gente sube por la pequeña tabla de madera que conecta la base con el barco y deja el lugar como suele estar, en un silencio sepulcral entre paredes de hormigón, mientras un hombre te hace gestos con el brazo para subir al galeón.

El marine permanecía echado en la pared con los ojos entrecerrados. Estaba terminando de desperezarse y aquel mensajero estaba tardando bastante, algo que empezaba a incomodarle pues podría haber dormido unos minutos más. Metió la mano en su bolsillo sacando la botella de leche, con la otra mano se apartó un momento los vendajes y acto seguido abrió la botella muy despacio mientras bostezaba mostrando sus dientes afilados. Justo después de aquella le pegó un trago a la botella, el sabor de la leche por la mañana era bueno y le vendría bien para aquella misión, le supondría fuerza y calcio y eso era algo bueno para todo marine. Continuó esperando un poco hasta que finalmente se logró beber la botella entera y echar el recipiente en una papelera cercana a la entrada, de nuevo se colocó los vendajes y pegó un suspiro mientras esperaba, solía tener paciencia pero en situaciones donde le habían metido prisa despertándole, su paciencia no era tanta. Podía observar la niebla matutina de la mañana por el mar, eso le agradaba y le hacía sentir en casa pues se pasaba sus misiones luchando en la niebla, lo que le hacía ya un experto en ella.

- Hogar dulce hogar. Nada como despertarte temprano para una misión y encima que te hagan esperar.

Dijo irónicamente mientras su haki de observación le advirtió de una presencia acercándose a su posición. Su fino oído escuchó los pasos rápidos de la persona que se estaba acercando. De repente apareció un hombre que se paró a respirar mientras estiraba la mano ofreciéndole una carta al Comodoro de la marina.

- Descanse.

Dijo tranquilamente mientras le echaba una ojeada a la carta, al parecer todos los marines del barco estaban a sus órdenes. Los demás pasajeros eran simples ciudadanos, ero era debido según el informe al gran número de bajas que los revolucionarios estaban causando por todos lados. Se estaban convirtiendo en un serio y peligroso problema, tal vez después de unos meses de entrenamiento el marine lanzara un ataque contra alguna isla donde se sospechara de habitad revolucionaria. Como podía ser Saint Reia, recordaba que allí peleó junto a Kiroi, un Gyojin agente del CP, se había enterado hacía muy poco de la muerte de su “amigo” y eso le había molestado mucho, pretendía encontrar al causante. Por ahora debía centrarse en su misión. Entregó la carta de nuevo al otro hombre y comenzó a andar alejándose del cuartel y dirigiéndose al puerto. Ya estaba llegando cuando de repente un comentario de un ciudadano llegó a sus oídos haciendo que este se frenaras en seco, ese comentario había llamado su atención totalmente.

- De modo que fantasmas, pues si atacan veremos quién puede más, si los fantasmas o el demonio.

Susurró despacio mientras seguía caminando, si esos tipos atacaban durante la niebla, era un acto suicida, era como querer pelear contra un tiburón en mitad del océano o contra un diablo en el infierno. Estaban metiéndose en el territorio del demonio y eso solo significaba sangre y tripas por todo el barco, más les valía no atacar. De repente escuchó una campana y pudo ver a un hombre haciéndole señas. El marine no iba a hacer esperar a nadie y comenzó a caminar de forma tranquila dirigiéndose a la tablilla y pasando por esta de forma calmada. Su mirada analizaba a las distintas personas que había allí, debía asegurarse de que no iban bandidos a bordo o algún niño pequeño que pudiera correr peligro. Nada más subir se dirigió a la borda y se quedó observando por ella mientras esperaba que el barco tomase su destino y le llevara al lugar donde iba a tener que entrar en acción.

30/01/2012

El barco se puso en movimiento al cabo de 15 minutos, rumbo a la isla en la que había sido tomada la prisión por la armada revolucionaria, por ahora no pasa nada extraño en el barco, lo único que oyes es el crujir de la madera y al gentío hablar entre sí con temas distintos, mientras tanto un marine se acerca a ti, es un cabo o al menos eso parece por sus condecoraciones.

-Señor Krauser, hemos dejado un camarote libre solo para usted, el viaje será largo así que lo mejor es que debería descansar.-Soltó con una voz aguda el hombre-Si desea saber donde se encuentra, debería acompañarme.-Dijo antes de que se volviera a su puesto haciéndose paso entre la gente.

El sol ya está apareciendo cada vez más rápido en el cielo y el viaje dura unas cuantas horas hasta la isla, así que podrías recuperar el tiempo que te quito aquel chico cuando te despertó en la base. O también podrías quedarte por cubierta y hablar con la gente, para después hablar con el cabo, tu sabrás.

La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser]

La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Mar 6 Mayo 2014 - 0:04}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Mar 6 Mayo 2014 - 4:49}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Vie 16 Mayo 2014 - 22:10}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Vie 23 Mayo 2014 - 5:53}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Jue 12 Jun 2014 - 22:34}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Lun 30 Jun 2014 - 20:38}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {Dom 20 Jul 2014 - 1:14}

Re: La niebla inunda la prisión [Rol moderado B - Krauser] {}