Todos sabemos que este día llega, aunque no siempre queremos pensar en él. Escribo estas líneas como quien se queda minutos mirando la última página de un libro, dudando entre cerrarlo y leerlo una vez más, pero por mucha ilusión que me hiciese volver a la primera página la emoción y la sorpresa estarán lejos de ser siquiera la décima parte de intensas. Habrá nuevas historias, claro que sí, pero me esperan en otros lugares.
No voy a disimular que esto es una despedida. Amarga, porque dejo la fiesta antes de que enciendan las luces, pero también dulce en cierto modo. Me llevo recuerdos de vidas enteras y aventuras que no podría haber vivido, momentos épicos y otras tantas situaciones confusas o ridículas; algunas de ellas incluso un poco de todo. Pero el mundo está cambiando: El lugar en el que yo desembarqué ya no existe y este se parece, pero no es lo mismo. Puedo fingir un tiempo que todo está bien, que sigo teniendo las mismas ganas y que las historias que quiero contar me atrapan como siempre lo han hecho, pero la verdad es que me cuesta encontrar la motivación y acabo roleando por compromiso, o porque comentar la jugada luego sigue siendo divertido; jugarla, sin embargo… Ya no. Me da rabia por momentos porque siento que me queda mucho por decir; sin embargo, pongo los dedos sobre el teclado y se me escapan las palabras, como un gorjeo balbuceante que anuncia el fin de una era. El fin de mi era. Qué egocéntrico suena.
Tengo que disculparme con demasiada gente por una huida aparentemente apresurada. Todos los amigos a los que he ocultado este secreto, todas las personas que me siguieron en una aventura improvisada aceptando mis ridículas condiciones… El evento me importa menos, la verdad; la idea de una raid nunca me agradó, y hay pensamientos que me guardo porque no quiero irme con protestas. Con un cliffhanger, por otro lado, sí. También tendría que disculparme conmigo porque abandono personajes que merecían como mínimo llevar su historia a un final adecuado. Alice la que más, porque su idea nació en 2016 y tuvo que esperar hasta 2021 para ver la luz, pero incluso Claude, que nació en un impulso travieso se ha convertido en un cantamañanas al que echaré de menos. Ya lo echo en falta mientras escribo estas líneas, en realidad.
Quizá parezca un acto impulsivo. En parte lo es, porque lo estoy escribiendo a última hora y tomé la decisión definitiva hace unas horas, pero también viene de una promesa conmigo mismo que, en realidad, ya he roto. No quería cumplir diez años en el foro y ya llevo diez años, un mes y diez días. También me había puesto otra fecha límite que, oh la casualidad, se cumple mañana. Llevo estos cuarenta días meditando acerca de si irme o no, y la conclusión a la que he llegado es clara: No quiero irme. Pero. No quiero irme, pero esta afición me quita tiempo para otras que me llenan más. No quiero irme, pero mientras me centre en estos personajes mantendré otros proyectos más satisfactorios esperando. No quiero irme, pero si no me voy me perderé muchas cosas que hay ahí fuera.
No es casualidad que haya elegido despedirme con esta cuenta. Tengo una cierta predilección por las rimas y los cierres redondos: Despedirme con mi primera cuenta, ver mientras me despido la mirada acusatoria del personaje al que más he disfrutado de encarnar… Me juzga, aunque creo ver en sus labios un amago de sonrisa. Si me alejo de estos puertos debo hacerlo caminando sobre el hielo a su lado. También debo dejar que se vaya conmigo.
Por eso, Al Naion debe morir.
El resto de personajes me dan más igual. Dexter y Yarmin completaban una tríada hermosa, y aunque el ego me lleva a querer que mis otros personajes queden como NPC’s en un tributo solemne a mi figura, no quiero que se marchiten en un cajón a la espera de que alguien decida matarlos mientras un moderador los lleva de una forma que quizá a mí no me agradase. No, Patata, no puedes saquear los épicos de Alice.
Diez años en el foro dan conocer a mucha gente. Tanta que no podría recordarla a toda y quedan tan pocos de los viejos tiempos que ni siquiera merece la pena mencionarlos. Los que quedan son quizá hoy algunos de mis mejores amigos y el contacto no se perderá, por lo que despedirme de ellos también sería un poco dramático. No sé si con los demás volveré a coincidir, pero gracias por ayudarme a vivir esta aventura.
Hasta siempre.
No voy a disimular que esto es una despedida. Amarga, porque dejo la fiesta antes de que enciendan las luces, pero también dulce en cierto modo. Me llevo recuerdos de vidas enteras y aventuras que no podría haber vivido, momentos épicos y otras tantas situaciones confusas o ridículas; algunas de ellas incluso un poco de todo. Pero el mundo está cambiando: El lugar en el que yo desembarqué ya no existe y este se parece, pero no es lo mismo. Puedo fingir un tiempo que todo está bien, que sigo teniendo las mismas ganas y que las historias que quiero contar me atrapan como siempre lo han hecho, pero la verdad es que me cuesta encontrar la motivación y acabo roleando por compromiso, o porque comentar la jugada luego sigue siendo divertido; jugarla, sin embargo… Ya no. Me da rabia por momentos porque siento que me queda mucho por decir; sin embargo, pongo los dedos sobre el teclado y se me escapan las palabras, como un gorjeo balbuceante que anuncia el fin de una era. El fin de mi era. Qué egocéntrico suena.
Tengo que disculparme con demasiada gente por una huida aparentemente apresurada. Todos los amigos a los que he ocultado este secreto, todas las personas que me siguieron en una aventura improvisada aceptando mis ridículas condiciones… El evento me importa menos, la verdad; la idea de una raid nunca me agradó, y hay pensamientos que me guardo porque no quiero irme con protestas. Con un cliffhanger, por otro lado, sí. También tendría que disculparme conmigo porque abandono personajes que merecían como mínimo llevar su historia a un final adecuado. Alice la que más, porque su idea nació en 2016 y tuvo que esperar hasta 2021 para ver la luz, pero incluso Claude, que nació en un impulso travieso se ha convertido en un cantamañanas al que echaré de menos. Ya lo echo en falta mientras escribo estas líneas, en realidad.
Quizá parezca un acto impulsivo. En parte lo es, porque lo estoy escribiendo a última hora y tomé la decisión definitiva hace unas horas, pero también viene de una promesa conmigo mismo que, en realidad, ya he roto. No quería cumplir diez años en el foro y ya llevo diez años, un mes y diez días. También me había puesto otra fecha límite que, oh la casualidad, se cumple mañana. Llevo estos cuarenta días meditando acerca de si irme o no, y la conclusión a la que he llegado es clara: No quiero irme. Pero. No quiero irme, pero esta afición me quita tiempo para otras que me llenan más. No quiero irme, pero mientras me centre en estos personajes mantendré otros proyectos más satisfactorios esperando. No quiero irme, pero si no me voy me perderé muchas cosas que hay ahí fuera.
No es casualidad que haya elegido despedirme con esta cuenta. Tengo una cierta predilección por las rimas y los cierres redondos: Despedirme con mi primera cuenta, ver mientras me despido la mirada acusatoria del personaje al que más he disfrutado de encarnar… Me juzga, aunque creo ver en sus labios un amago de sonrisa. Si me alejo de estos puertos debo hacerlo caminando sobre el hielo a su lado. También debo dejar que se vaya conmigo.
Por eso, Al Naion debe morir.
El resto de personajes me dan más igual. Dexter y Yarmin completaban una tríada hermosa, y aunque el ego me lleva a querer que mis otros personajes queden como NPC’s en un tributo solemne a mi figura, no quiero que se marchiten en un cajón a la espera de que alguien decida matarlos mientras un moderador los lleva de una forma que quizá a mí no me agradase. No, Patata, no puedes saquear los épicos de Alice.
Diez años en el foro dan conocer a mucha gente. Tanta que no podría recordarla a toda y quedan tan pocos de los viejos tiempos que ni siquiera merece la pena mencionarlos. Los que quedan son quizá hoy algunos de mis mejores amigos y el contacto no se perderá, por lo que despedirme de ellos también sería un poco dramático. No sé si con los demás volveré a coincidir, pero gracias por ayudarme a vivir esta aventura.
Hasta siempre.
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