¡Encuentro mitológico! La Quimera y la Mantícora [Flea y Karl]

Atardecía en la isla. En una playa algo apartada, a un par de decenas de metros de la ciudad y oculta por un pequeño bosque, un hombre envuelto en una capa negra observaba el horizonte. Una capucha le tapaba la cabeza y le dejaba el rostro oculto en sombras. De este era sólo apreciable una barba espesa pero bien recortada, y sus ojos. Su ojo derecho era perfectamente normal, de color castaño, pero su ojo izquierdo resultaba siniestro. De color rojo sangre y resplandeciente en la oscuridad. Su enorme altura (rondaba los dos metros) en conjunto con su corpulencia le daban un aire intimidante. El hombre alzó su mano derecha, dejándola entrever a través de los pliegues de la capa y la observó mientras la piel se le iba volviendo negra. Aquel extraño fenómeno parecía ir creciendo desde su brazo, cubriéndole toda la mano gradualmente hasta llegar a los dedos. Entonces cerró su puño y lo apretó, mientras la extraña negrura empezaba a desaparecer y volvía a replegarse hacia el interior de su brazo. Miró hacia el horizonte con una mirada extraña, carga de determinación.

- Mío será el mañana. El Gobierno y todas las naciones temblarán a mis pies.

Ocultó de nuevo su mano y se envolvió en la capa. Tenía un plan para aquel reino. Cuando amaneciese, no volvería a ser el mismo. Sacó su máscara de debajo de sus ropas y la observó. Era blanca y tenía un sol rojo dibujado en la frente. Sonrió y soltó un par de leves carcajadas. "Emily... te prometí que seguiría viviendo mi vida. Y lo haré. Cumpliré mi sueño a cualquier precio, me da igual que tenga que vender mi alma al mismísimo diablo para ella. Yo seré el Amanecer que cambiará este mundo infecto." Se volvió a guardar la máscara y sacó una botella de un fuerte licor del Grand Line. Dio un largo trago a la botella y se quedó totalmente inmóvil al escuchar un sonido. Simuló no haberlo oído, pero sabía que alguien andaba por ahí. Entonces dijo repentinamente.

- Seas quien seas, detente y déjate ver - dijo, girándose.

Yo, Flea D. Grohl, estaba llegando a Impel Down. Derrotaba fácilmente a todo Marine u oficial de la prisión submarina. Bajo rápidamente por las escaleras. Caigo por un agujero, paso por un desierto, y llego a una celda donde mis dos padres, encerrado me saludan, los cuales yo libero y me dan un abrazo. Sin embargo, cuando estamos subiendo, nos encontramos con un Marine con medallas, muy alto, con un parche como el mío pero negro, el pelo oscuro hacia atrás, y una barba estilo candado, con unas grandes patillas. Era nada más y nada menos que Quimera Karl, uno de los Marines más fuertes, conocido por su rango de capitán, y su fruta Zoan Mitológica de la Quimera. Yo trato de escapar pero no veo espacio alguno...

Despierto en una pequeña chalupa de madera, no, mí chalupa de madera. Había tenido un extraño sueño en donde salvaba a mi familia, pero luego un poderoso y conocido Marine, Quimera Karl, me impedía el paso.

- Me pregunto qué tan fuerte será ese tal Karl. Espero conocerlo algún día. - pensé, con aire soñador.

De pronto, un estruendo sacudió mi pequeño bote. No era nada, era nada más que había llegado a tierra. Como la mayoría de las veces, no sabía dónde estaba, pero el North Blue siempre trae gratas sorpresas. La isla parecía ser bastante grande, con una gran playa, unos bosques, y una ciudad en el centro. Decidí optar por el bosque, después de todo, respirar árboles y flores no está nada mal. Sinceramente, un lugar para estar solo, pensando en la vida y en nada más, con el fuerte viento azotando en la cara. Me gustaba ese pequeño rato de soledad, antes de entrar a la ciudad, llena de gente caminando, hablando, o tomando una copa en el bar.

Había llegado a la parte de construcción humana, y me gustaba mucho. Un gran cartel decía "Bienvenidos al Reino de Lvneel", me daba a entender por donde andaba yo. Caminé, despreocupado, en mis propios pensamientos, cuando me topé con otro gran cartel que decía "En esta plataforma, falleció 'El Mentiroso' Montblanc Norland". A mi se me vino a la mente la famosa historia, que relataba que hace más o menos 700 años un joven aventurero había encontrado una ciudad de oro, que, cuando volvió junto a testigos, había desaparecido misteriosamente. Éste Norland pensó que la isla se había ido bajo el agua, formando una isla submarina. Sin embargo, 400 años después se descubrió que en realidad la isla había sido levantada por la Knock Up Stream, y enviada a 10.000 metros de altura, en el mismísimo cielo. Al Mentiroso lo ejecutaron en vano, ya que hoy en día todo el mundo conoce Skypiea.

Bueno, estaba sediento, así que me fui a la cantina más cercana para tomar algo que me hierva la mente. Un vasito de Aguardiente me hizo muy bien y me calmó tanto la sed como los nervios, debido al sueño. Ya estaba atardeciendo, cuando opté por acomodar bien mi chalupa, en un lugar más seguro. De todas formas, no era el Grand Line, por lo que no tenía que preocuparme por grandes corrientes que se la puedan llevar.

Crucé el hermoso bosque una vez más, para por fin llegar a la playa, agarrar una soga, y atarla fuertemente a un árbol, para que no se vaya de ahí. Quise volver de nuevo a la ciudad, para encontrar un alojamiento, pero estaba oscureciendo rápidamente, y no podría ver nada por el bosque, así que decidí dar una caminata por la playa.

Extraña fue mi cara cuando un hombre alto y encapuchado, con una capa negra estaba ahí. Me escondí en uno  de los árboles para que no me viese. Divisé cómo alzaba su mano, que se transformaba en negra. Apretaba su puño, y lo negro se iba de su piel. Un círculo rojo se veía en la oscuridad de su capucha, lo que parecía ser un ojo Cyborg. Dijo que el gobierno temblará a sus pies, por lo que yo dejé de preocuparme, ya que no era ningún Marine ni nada por el estilo. Luego, sacó algo de su capa, lo cual no llegué a ver, y comenzó a reír, y a susurrar cosas que mis oídos no pudieron escuchar.

Sacó una botella de algún líquido y lo comenzó a beber. Justo en ese instante, pisé una rama, y del susto por mi propio ruido, tropecé y caí al piso. El hombre dijo que me deje ver, dándose vuelta lentamente. Su ojo Cyborg y su gran estatura y tamaño lograban intimidarme un poco, pero nada del otro mundo. El alumbramiento de su ojo dejaba ver su cara, un tanto arrugada, con una barba candado oscura y unas patillas con bastante pelo. Sí, el hombre que apareció en mi sueño, Quimera Karl, estaba frente a mí, mirándome. Yo sudaba de una forma terrible, luego de verlo en mi sueño, verlo en la vida real era algo extraño. Otra cosa por la que sudaba era por lo fuerte que era. Estaba seguro que si luchábamos, me mataría de un solo golpe. Además, él tenía muchísimo más control de su Akuma no Mi de la Quimera que yo de la Mantícora. De todas formas, si lograba derrotarlo, cosa imposible, podría beber la mejor sangre que haya probado en mi vida, ya que no sólo era Marine, sino también un tipo fuerte.

- Soy Flea D. Grohl, un espadachín conocido por nadie. Creo que yo no tengo que preguntar por ti, Quimera Karl - le dije, tratando de parecer lo menos nervioso posible - Acabo de escuchar que tienes planes contra el Gobierno - continué, transformándome en mi forma híbrida - vamos, de mitología a mitología. Como tú desees. Podemos ser opuestos, o aliados. Yo no tengo problema en cooperar contigo, en darte una mano, o bueno, una pata - terminé, riendo.

Volví a mi forma humana, impaciente por lo que me podría contestar alguien tan conocido mundialmente como lo era él.

- Por cierto, ¿Qué haces aquí? Alguien fuerte como tú tendría que estar en el Cuartel General, o en el Nuevo Mundo, deteniendo fuertes Piratas y Mercenarios. - le pregunté, extrañado - yo vengo aquí por azar. A este lugar me trajo el viento, así que lo investigo.

Ya no estaba tan nervioso como antes. Estaba entablando conversación con un usuario de Akuma Mitológica como yo, era Marine y yo Revolucionario, cosa que él por ahora no sabía, y por si fuera poco, los dos tenemos una D. en el nombre, lo cual yo no sé lo que significa, por ende, decidí preguntarle.

- Una pregunta más, y lo siento por molestar, ¿pero sabes el significado de esa D. en el nombre?

Al girarse vio a un joven alto y fornido con una barba de pocos días. Este se estaba incorporando, por lo que adivinó que el ruido lo había hecho al tropezar con algo. ¿Le habría escuchado? Por su expresión de sorpresa, intuyó que le había reconocido. "Mierda... ahora no podré llevar a cabo mi plan. El nombre de Quimera Karl y el de Dawn no pueden ser ligados bajo ningún concepto. Aun no." Pensó. Estudió con atención y cautela al extraño. Este se presentó como Flea D. Grohl, y sin andarse con rodeos dijo que le había reconocido y que escuchaba de sus planes contra el Gobierno. De repente el chico comenzó a transformarse. Instintivamente y alertado, Karl comenzó a activar su Kuro no Arm en su brazo derecho, sin mostrar que estaba preparando su contraataque gracias a su capa. Sin embargo, este no le atacó. Se limitó a mostrarle su forma, y el marine susurró reconociendo la fruta, tras lo cual, le ofreció su cooperación.

- Sishi Sishi no mi - murmuró - Una de las zoan mitológicas, y concretamente, mi fruta hermana. Vaya encuentro más interesante.

Aquel extraño era muy hablador. Al momento siguiente, volviendo a su forma humana, le preguntó que había ahí y cómo no estaba en el Cuartel o en el Nuevo Mundo. Tras eso le preguntó acerca de la D. de su nombre. El capitán no pudo evitar fijarse en su nerviosismo y aparente necesidad por estar hablando en todo momento. La verdad es que estaba perplejo. ¿Un perfecto desconocido se le acercaba en mitad de la noche declarando haber escuchado sus planes para derrocar al Gobierno, le mostraba sus poderes y le ofrecía ayuda? "Sinceramente, parece demasiado paleto para ser un agente del CP. O es un pobre necio, o es más listo de lo que parece. Ahora la cuestión es, ¿qué hago con él?"

- Señor Flea... venís hasta mi diciéndome que habéis escuchado mis planes. Aun en el caso de que hayáis escuchado correctamente y no estéis en un malentendido, ¿no creéis que el héroe de la Marina, el gran Lion D. Karl, preferiría no arruinar su carrera militar y silenciar a cualquiera que supiese de sus planes? - Por un momento, su ojo derecho brilló amenazador. Sin embargo, relajó el tono de voz y añadió - Por suerte para vos, no entra en mis planes eliminaros. Tal vez hayáis escuchado algo, pero lo mejor para vos mismo es que lo olvidéis. De todos modos dudo que os escuchasen si fueseis a la Marina con historias de que Quimera Karl en realidad pretende derrocar al Gobierno.

Con esas palabras pretendía amedrentarlo en caso de que fuese alguien cualquiera, y comprobar su reacción por si fuera un agente del CP u alguna otra persona. Activó las funciones de su ojo cyborg y analizó de arriba a abajo al joven. No estaba en el registro de criminales, con lo que no se trataba de ningún revolucionario ni pirata del que el Gobierno tuviese constancia. Activó su visión térmica para ver si descubría algo anormal en él, o alguna otra persona en los alrededores, pero a parte de unos pájaros en un árbol del bosque no parecía haber nadie más cerca. Desactivó las funciones de su ojo y decidió darle un pequeño susto a aquel chico. Empleando su Super Shadow se desplazó a una velocidad sobrenatural, situándose a su espalda. En la oscuridad de la noche su movimiento sería casi imperceptible, y era posible que el otro lo viese como si hubiese desaparecido sin más. El Super Shadow le permitía alcanzar velocidades cercanas al soru. Le apoyó una mano en el hombro y le susurró al oído.

- En todo caso, no te quepa duda de que si me enterase de que alguien cuenta algo sobre hoy, no tardaría en llegar junto a esa persona y separarle la cabeza del cuerpo con mis manos desnudas.

Tras estas intimidantes palabras, se alejó un par de pasos de él y se llevó de nuevo a sus labios la botella de licor. Dio un trago a la fuerte bebida y pensó sobre lo que hacer a continuación en todo caso estaba claro que su plan de había ido al garete. Si alguien contaba que Lion D. Karl había estado en Lvneel la misma noche en que el enmascarado Dawn se daba a conocer al mundo, y esto venía unido a una denuncia de que Karl conspiraba contra el Gobierno, hasta el más tonto sabría que el capitán era Dawn. Suspiró y meneó la cabeza. Dejaría el asunto para otra ocasión, no tenía prisa de momento. Algo más relajado, decidió contestar a sus preguntas.

- En todo caso, ya que lo preguntabais, no estoy aquí por ninguna razón en particular. He estado en la isla en el pasado, y nunca había tenido la oportunidad de visitarla con calma estando de permiso - mintió - He de decir que es una bella ciudad, aunque he viajado lo suficiente para ver lugares más impresionantes. Sobre lo de mi D... la verdad es que desconozco su significado u origen. Simplemente se que mi familia tiene ese apellido, y yo procuro llevarlo con orgullo - le miró con un brillo extraño en los ojos - Y bien, señor Flea, ¿quién sois y a qué os dedicáis?

No pude creer cuando el héroe de la Marina, Lion D. Karl, me dijo señor, ya que después de todo, sólo soy una hormiguita en comparación con él, que tenía más pinta de elefante. Me decía cosas que no eran, como que yo no había escuchado bien, y que si se daba esa casualidad, no saldría vivo. Luego se relajó y continuó comentando que no entraba en sus planes matarme, y que sería mejor que me olvide lo que escuché. Terminó diciendo que no me escucharían si voy a la Marina a decir que Karl tenía planes contra el gobierno. ¿Yo? ¿Delatar a alguien que estaba en contra del Gobierno, o haciendo planes en contra de él? Ni loco. De todas formas, preferí ocultar lo que pensaba, porque no quería decirle que era un Revolucionario, y quedar al descubierto, así que simplemente reí, haciéndole entender, indirectamente, que no pensaba hacer nada de ese estilo.

Luego, su ojo cyborg comenzó a brillar de manera extraña, y a alumbrar a distintos lugares, por lo que entendí que me estaba analizando. No llevaba nada más que mis espadas, no tenía nada que pudiera delatarme como Revolucionario.

Después, hizo un rápido movimiento, el cual no me dio tiempo a sacar ni una de mis katanas, y se paró detrás mío. Estaba seguro que no podía hacerme nada, un héroe de la Marina no ataca por detrás a nadie, es más, con suerte mata a jóvenes desconocidos. Me apoyó la mano al hombro, y me susurró que si le decía esto a alguien, no viviría por mucho tiempo más.

Esas palabras me helaron la sangre. Mi visión hacia los Marines había cambiado totalmente. Yo pensaba que ellos eran así de bien peinaditos, de tipos majos. Pero éste Lion D. Karl había cambiado mi forma de verlos totalmente, ya que era siniestro y malvado, tanto que actuaba como un pirata, o un revolucionario.

Luego de esas fuertes palabras, se alejó un poco de mi persona, y decidió tomar de su bebida. Al parecer se relajó un poco, y contestó mis preguntas. Me dijo que estaba aquí de paseo, cosa que yo no le creí, ya que los héroes se toman vacaciones en islas de verano del Grand Line, y no en los polos fríos del North Blue, así que sabía que tramaba algo. Me dijo que no sabía lo de la D. pero que su familia la llevaba, al igual que la mía. Me preguntó quién era y a qué me dedicaba.

Luego de escuchar sus respuestas, reí una vez más, y por fin hablé:

- Vamos, hombre, un tipo como yo no le diría a nadie que Lion D. Karl estuvo en Lvneel una noche donde todavía no sé que pasará. No me gusta delatar a la gente, prefiero que sigas manteniendo tu reputación, quizá algún día te arrepientes y matas a todo el puto Gobierno tú solo. Sin embargo, me gustaría ayudarte cuando ese momento llegue - saqué una de mis espadas, y la sostuve con el hombro, rozando apropósito su mejilla. Por esa abertura corrió una pequeña gota de sangre. Sin verlo, continué - no sé que planes tienes, pero me gustaría cooperar contigo - guardé mi espada, me di vuelta, mojé un dedo con su sangre, y me lo metí en la boca - ¿Qué dices? Si te ayudo, estarás más que seguro de que no delataré a nadie, porque me jodo yo también.

Me paré un poco para ver cómo reaccionaba. "Si me voy ahora, me callará y me mandará a dormir con los peces. Si me quedo y no hago nada, me aburriría. Si coopero con él tal vez me salve, y me haga amigo del héroe de la Marina" pensé, sin temor alguno. De todas formas, el dicho dice "Si no puedes con el enemigo, únete a él" y la verdad es que estoy muy por debajo de este ser que está parado atrás mío. Me acordé de sus preguntas, y le respondí, ocultando mi identidad.

- No soy nadie, un pequeño espadachín que quiere causar problemas en algún futuro. Me gustaría que ese futuro sea cercano, y junto a mi Akuma no Mi hermana. Supongo que tu identidad no estará al descubierto, ya que la reputación de Lion D. Karl no puede mancharse. - le dije, esperanzado por una respuesta positiva de su parte - no solo eso, sino que tienes esa D. misteriosa. ¿Te imaginas si somos familiares? Que paradoja - continué, dándome vuelta. Ya no me parecía tan siniestro como antes - bueno, yo te sigo a ti, ya que no sé si quieres la ciudad, el bosque, la playa, o unos simples civiles.

Me desperecé, entusiasmado por la situación. Un revolucionario que odia al Gobierno, con la fruta de la Mantícora, estar aliado a un Marine que se supone que está a favor de lo que dicten los reyes, con la fruta de la Quimera, resultaba interesante, sin mencionar la D.

- ¿Qué usarás para estar en cubierto? Yo creo que mi fruta de la Mantícora me mantendrá a salvo, pero quiero ser un peligro, así que tal vez me deje ver por alguno que otro, para tener un Wanted. Quiero que la gente me conozca, y que en algún momento el Gobierno me tema. No tengo intención de dañar a la Marine, así que si no tengo problemas contigo mejor. ¿Máscara? ¿Capucha? ¿Algo que te haga invisible? ¿Que usarás? - le pregunté, terminando.

Karl agachó levemente la cabeza, quedándole la cara oculta por la capucha, y sonrió con malevolencia. Aquel chico había dicho más de lo que pretendía (o eso creía, a lo mejor lo hacía a propósito) con sus palabras. De su discurso se adivinaba que no guardaba ningún respeto al Gobierno. Y no parecía estar mintiendo. El marine era un mentiroso profesional, y por ello sabía pillar muy rápido a otros mentirosos. Era obvio que le ofrecía ayuda para salir vivo de aquella situación, pero su desprecio hacia el Gobierno era real. Podía notarlo en su manera de entonar. Y el momento en que dijo que quería tener recompensa por su cabeza todo quedó claro para él. Se quedó quieto por unos momentos. No iba a meter a un perfecto desconocido en el Proyecto, pero podía poner a aquel joven a prueba. Debía averiguar cómo de fuerte era y tras eso seguirle la pista para saber quién era y si realmente podía llegar a ser de fiar.

- Menos prisas, chico. ¿Quieres colaborar conmigo? Está bien, pero antes tengo que ponerte a prueba - levantó la mirada y dio nuevamente un trago a la botella - Tendrás que enfrentarte a mi y demostrarme que eres fuerte.

Cerró la botella, taponándola de nuevo, y la dejó sobre la arena. Tras eso sacó un puro y lo encendió con su zippo. Dio una larga calada y echó la colilla sobre la arena dándole un toque con el dedo índice, tras lo cual se lo llevó de nuevo a la boca. Probaría su capacidad de combate, proponiéndole un par de objetivos. Si no lograba al menos el primero de ellos, desecharía a aquel chico como posible miembro del Proyecto. No quería a gente débil con él.

- La prueba que te planteo es sencilla: quítame el puro mientras peleamos. Si logras hacerlo, colaboraremos, aunque me gustaría continuar el combate tras ello para ver hasta dónde llegan tus capacidades. No usaré mi fruta ni el 100% de mi poder, tranquilo.

Dicho eso, desabrochó la capa y dejó que le quedase ondeando a su espalda, sin retirar la capucha. Por debajo llevaba una camiseta de asas negra, un pantalón también de tonos oscuros holgado y unas sandalias de madera.

El tipo este, Karl, era un verdadero amante de su bebida, pues luego de cada frase, ingería ese líquido en su cuerpo. Me dijo que me pondría a prueba si de verdad quería ayudarlo en su plan, el cual era desconocido para mí, todavía. Me dijo nada más y nada menos que tendría que enfrentarme a él. Yo me quedé estático, sin poder argumentar nada, porque que uno de los Marines más fuertes me rete, no es algo que suceda todos los días.

Al fin tapó la botella, y la apoyó sobre la arena. Encendió un puro, y le dio una calada larga y lenta, dejando los restos en el suelo, para luego dejárselo en la boca.

Me planteó una prueba. Yo pensé que era una lucha real y vencerlo, cosa que no podría pasar en años. Me tranquilicé un poco cuando dijo que era sólo quitarle el puro en medio de la batalla. También añadió que si lo lograba, podría cooperar junto a él. Por más que suspiré aliviado cuando dijo que no lucharía con todo su poder, lo tomé como que me estaba tomando a la ligera. Desabrochó su capa, sin quitarse su capucha, y dejó ver que toda su ropa era oscura.

- Yo no me contendré, así que prepárate - le dije, sonriendo - no comenzaré con lo máximo, pero iré elevando en el transcurso el combate.

Saqué mis espadas, pero por primera vez en mi vida, no sabía que hacer con ellas, no sabía por dónde entrar, no sabía por donde atacar, no tenía ni idea de por donde comenzar. Estaba pensando en qué podía hacer. No quería tratar por debajo, ya que el puro estaba arriba, ¿O estaban debajo, y era una trampa? El me pidió que yo le quite "el" puro, pero tal vez, el puro estaba en su bolsillo, osea, de donde sacó el puro que tiene en la boca. Decidí no arriesgarme, y opté por el puro que estaba siendo fumado. Era consciente de que tenía poco tiempo. El tiempo límite era cuando Karl se terminara el puro.

Lo primero que hice fue activar mis botas, las cuales me dan un 5% más de velocidad, para ver si siendo más rápido tenía alguna que otra chance más. Me convertí en mi forma híbrida, donde la cara de hombre se mantenía, una cola bastante larga y violeta me crecía, la cual me daba oportunidad de utilizar veneno, cosa que no haría, porque no lo controlo muy bien. Mi cuerpo crece en gran tamaño, rondando los 2 metros y medio, y un pelaje rubio me crece por todo el cuerpo, sin mencionar que mis músculos aumentan.

Cogí mis dos espadas en una sola y gran mano, sosteniendo fuerte a las dos, y con la otra dejé la mano libre, para agarrar el puro, ya que no había que cortarlo, si no cogerlo. Sin embargo, me agaché, alzando los brazos altos, a la altura de la cara de Karl, y su puro. Mi cola, salió por detrás y la punta se colocó en el lugar donde tendría que estar mi cabeza, si estuviera parado y no encogido. Luego de posicionarme, comencé a correr hacia él.

Si Karl me esquivaba hacia su derecha, mi mano agarraría el puro. Si se corría hacia la izquierda, sería cortado por mis dos espadas. Si decidía atacarme, o sea, ir hacia adelante, mi cola le pegaría al puro, para tirarlo, y si se va para atrás, estaba pensando en arrojar una de mis espadas hacia él, o bien estirar mi cola hasta su máximo punto. Como estaba viendo hacia abajo, porque estaba agachado para que mi cola actúe, decidí que cuando vea sus pies, atacaría con mis espadas.

Logré divisar sus zapatos, y estiré mi mano derecha, donde estaban mis dos katanas, para producirle un corte en la cara, o cortar su puro en dos.

Al ver a su rival aceptar el desafío, Karl se desató del todo la capa y la echó a un lado, mostrando un físico envidiable, con una musculatura que haría palidecer de envidia a muchos luchadores. Ambos brazos estaban llenos de cortes y cicatrices de viejas batallas, y en ambos se podían ver unas concretas exactamente iguales y demasiado precisas para ser de un ataque; eran de una operación quirúrgica. En su brazo derecho lucía dos tatuajes; uno de una estrella negra de cuatro puntas en el hombro y otro que le comenzaba en el inicio del antebrazo y le seguía hasta el pecho, quedando el final tapado por la camiseta de asas. Parecía una serpiente. Además, ahora que Karl no tenía la capa se podía apreciar su corte de pelo, casi rapado. Sonrió hacia su enemigo en respuesta a sus palabras y le dijo:

- Yo me esforzaría al máximo desde el principio. en tu lugar. Tal vez pronto compruebes que lo necesitarás.

Su enemigo sus dos espadas y le miró atentamente, sin atreverse a comenzar el ataque. El capitán Quimera Karl mantuvo su sonrisa y se puso en la posición básica del Sokudan, con las piernas ligeramente flexionadas, la izquierda un poco adelantada y los brazos frente a él con el derecho algo por delante del izquierdo. Activó de nuevo el sistema del ojo cyborg y comenzó a analizar todos los movimientos y gestos del oponente, atento. Vio el texto en la interfaz: ANALISIS DE TECNICAS ACTIVADO. ESPERANDO LECTURA. Exhaló una columna de humo sin soltar el puro y observó cómo su rival comenzaba a transformarse. Su cuerpo creció de tamaño, superando incluso al altísimo Karl en altura y se volvió peludo y musculoso. Además le salió una cola de escorpión. "No es mucho más alto que yo en mi forma híbrida. De hecho diría que tenemos la misma altura en dicha forma." Pensó, mientras su ojo cyborg trabajaba: ANALIZANDO TRANSFORMACION. REGISTRANDO FORMA HÍBRIDA DE LA SISHI SISHI NO MI EN BASE DE DATOS. AGUARDANDO NUEVAS LECTURAS. Era la primera vez que empleaba las nuevas funciones del ojo en un combate real. Sospechaba que le iban a venir que ni pintadas.

- No está mal, señor Flea. Pero veamos si es tan fiero el león como lo pintan - dijo, con sarcasmo haciendo alusión a la parte de león de la mantícora.

La bestia híbrida sujetó ambas katanas en la misma mano, se colocó en una postura encorvada y alzó su cola de escorpión, listo para pinchar. Su ojo analizó y registró la postura y mantuvo el escaneo para relacionarla con la pauta de ataque. La verdad es que aquel ojo le facilitaba mucho los combates. Sin embargo no debía acostumbrarse a depender de él. Dio una fuerte calada y retuvo el humo en los pulmones, esperando al ataque de su rival. El avezado luchador entró en un estado de calma y concentración, y su misma actitud pareció cambiar. Su mentalidad ahora era de batalla. Al tiempo que su rival avanzaba hacia él, Karl dio un paso hacia delante y exhaló todo el humo sobre la cara del rival, esperando cegarle los ojos. Al mismo tiempo interpuso el antebrazo izquierdo entre las katanas y él, mientras se volvía de color negro metálico debido a la activación del haki. Finalmente, completando el elaborado movimiento, envolvió su mano derecha en haki volviéndola del mismo color que su otro brazo y echó este hacia atrás, como si fuese a dar un puñetazo pero con la palma extendida.

- Sokudan Move, Kunpu! (Brisa de verano) [AI] [Haki Armadura nvl. 2]

Gracias a la nueva potencia de sus brazos después de que el doctor Kautsmann los mejorase en aquel experimento había logrado mejorar el Sokudan Burst. Ahora era mucho más potente. Karl golpeó el aire frente a Flea con la palma de la mano derecha imbuida en haki. Casi instantáneamente se generó una potente onda expansiva que hizo volar polvo y piedras, frenando el avance del hombre mantícora. Era muy probable que la potencia de la onda lo pillase desprevenido y saliera volando hacia atrás.

Me intimidó diciéndome que si él fuera yo, se esforzaría desde el comienzo. Yo no le dí importancia, ya que prefiero ir avanzando poco a poco, aumentando siempre una pizca más de poder. Karl se acercó un poco a mí, y lanzó una fuerte bocanada, dejándome sin ver totalmente. No sé que clase de movimiento hizo, pero una fuerte brisa me empujó hacia atrás. Por supuesto que frenó mis espadas con el brazo, ya que no poseía armas.

Caí de espaldas al suelo, y otra vez me encontraba sentado, frente a él, con un fuerte aire a superioridad. Yo no me rendí, agarré mis espadas, y le dije a Karl:

- Me encantan las fuertes brisas, pero no cuando son tan fuertes que me tiran hacia atrás. ¿Qué has hecho? - hice una pausa, tragando saliva - ¿otra vez usaste eso del brazo que se hace negro? Esas cosas raras que tienen los tipos fuertes, ojalá que no sea Kairouseki.

Continué en mi forma híbrida, pero no sabía qué hacer con ella. La vez anterior no lo logré porque estaba cerca de él, y el humo me impidió ver. No podía atacarlo de lejos. La única manera era arrojando mis espadas, pero seguro lo esquivaría fácilmente, si logró eludir un golpe que iba dirigido desde 3 direcciones distintas.

Seguí pensando, pero nada se me ocurría. Si había impedido mi vista, era porque iba hacia adelante, pero, ¿Y si trataba corriendo para atrás? No, tampoco, no podría calcular así como así la distancia entre Karl y yo, por lo que, si se queda parado, y usa esa cosa negra que pinta su piel, me chocaría contra él, saliendo yo lastimado, probablemente.

Sin embargo, si de alguna manera me las arreglaba corriendo hacia atrás, sin ver al enemigo, ¿Qué haría? No podría cortar el aire como loco a ver si consigo darle, así que la opción B está desechada, al igual que la A, el intento anterior.

De todas maneras, la C me convencía bastante. Consistía en ir corriendo de frente con una espada en cada mano hacia Quimera, para luego, cuando esté medianamente cerca, clavar mis espadas en la tierra, pero no soltarlas, si no impulsarme en ellas, para quedar con la cara mirando hacia el otro lado, pero con las plantas del pie mirando hacia adelante. Con mis manos en el mango de mis espadas, tomaría una altura superior, algo así como dos metros con 80 centímetros, rondando los tres metros.

Decidí hacerlo y correr hacia Karl. Tome distancia de un metro, aproximadamente, y enterré la punta de mis espadas en el suelo, me impulsé sobre ellas y, como lo planee, mi cabeza quedó mirando al otro lado de Karl, pero la planta de mis pies hacia adelante. Luego de esto, quité mis espadas de la tierra, quedando en el aire por unos segundos. Apunté con el filo de mis katanas hacia la cintura de Karl, del lado derecho y del izquierdo, pero también estaban mis piernas, las cuales hice bajar rápidamente para intentar un golpe con el talón a la coronilla.

Su única posibilidad, según lo que yo pensé, era apartarse hacia atrás, pero lo más probable era que mis espadas impactaran en su cintura, antes de apartarse a tiempo, por lo menos la punta, pero yo estaba casi seguro de que lo cortaría, o bien, asestar un talonazo en la cima de su cabeza.