La caída del Gigante, la oscuridad del corazón [Privado Pasado [Vongola Ryohei, Goliat]

El mundo me había dado la espada, yo, un gigante de la nobleza de asgard y gran guerrero, no sabía que camino tomar. Estaba tumbado en un gran llano cerca del pueblo, con una gran cantidad de barriles de cerveza, bebiendo sin parar. La mente ya no se mantenía clara y la ganas de pelear y destruirlo todo iban aumentando. Estaba enfadado conmigo, con mi padre y con todos los bastardos que nos echaron de nuestra tierra.

- Os maldigo a todos los que me echasteis de nuestra tierra , hip, que vuestros vástagos ardan en el infierno hasta el gran final de nuestros dias , hip, - dije gritando a los cielos.

Todo empezó hace una semana atrás, cuando estaba llevando un envío de armas a una ciudad cercana. Los humanos del mundo terrestre ya se habían acostumbrado a mi presencia por esos lares, el ambiente era muy bueno y el sol brillaba con todo su esplendor. De repente escuché varios disparos, miré a mi alrededor para comprobar de donde venían sin éxito, en un momento impactaron en mis piernas, con tal fuerza que me hicieron caer al suelo. Antes de que pudiera reaccionar, varios decenas de humanos se abalanzaron sobre mí, encandenandome al suelo para evitar que me levantara.

- Malditos dejadme ¿ quienes sois? ¿ quien os envía?- grite con fuerza sin poder moverme, aunque tuviera gran fuerza.

Uno de los humano con la cara tapada se acercó a mi oído y me dijo - Montor quiere que sufras en la vida en la tierra, por lo que te robaremos y haremos la vida imposible, hasta que tu mismo decidas matarte-( cosa que en mi cultura era el mayor deshonor), coged las cosas nos vamos y tu gigante nos volveremos a ver, jajajajaja- dijo riéndose mientras se alejaban con todas las armas del envío.

Me pude soltar al día siguiente de cuando me encadenaron y sabía que aquellos ladrones estaban lejos. Estaba en un estado de pena y rabia, que hizo que, fuera a gastarme todo el dinero que llevaba encima en cerveza. Haciéndome caer en mi propia autodestrucción.

Estuve días tirado bebiendo y así es como me encontraba ahora, medio ebrio, sin ganas de vivir y con una pena por el gran deshonor que estaba provocando a mi familia.

Seguía maldiciendo y bebiendo sin parar, había entrado en una espiral de odio y pena, que sabía que no era buena, pero la cerveza me nublaba por completo. De repente mire hacia un lado y vi a algo salir de entre la maleza, no le di importancia en ese momento, di otro trago y note como se acercaba a mi posición. En un principio no vislumbraba lo que era, hasta que por fin, - UN HUMANO - pensé con furia, recordando a los que me habían robado. Me levanté lo mas rápido que pude y con dificultad del suelo.

- Q... que haces aqui maldi..i..to humano - le dije mientras empuñaba una de mis armas y proseguí - ¿vienes a rob...robar..me de nuevo o a acabar connnnmigo? , pues las vas a pagar maaal..dito - le dije bastante enfadado.

Levante mi hacha con fuerza para propinarle el golpe, pero por una extraña razón mi cuerpo se tambaleó, haciéndome caer de nuevo al suelo. Mi rostro cambió, ¿sería un mago?, me a echo caer sin tocarme, a Goliat le daba mucho respeto ese tipo de cosas.

off rol:

- No me hagas nada, brujo del bosque, hip, no sabía que os había molestado - le dije mientras me ponía de rodillas disculpandome.

Aquel humano comenzó a hablarme, en un principio no se subiría a mí y me dijo que si me acordaba de alguna descripción del humano, los buscaría para encargarse de ellos. La idea me gusto bastante, después de lo ocurrido, que un humano me ofreciera su ayuda, mejoraba bastante mi visión sobre ellos. - mmm, no lo recuerdo muy bien, llevaba una máscara con forma tribal, no sabría decirte cual es, su voz era masculina, media como 2 dedos míos, 2 metros, y en un momento pude ver que su pelo era naranja. Aparte de eso no puedo decirte nada más, ¿me ayudaras? - dije algo dubitativo.

Si aquel hombre me ayudaba como decía, sería un gran ventaja para mí, incluso podría replantearme el volver a mi tierra, pero todo con el debido tiempo. Cogí mis cosas y le pregunte quien había ya en su pequeña familia, refiriéndome a su grupo. Sentía curiosidad por saber el tipo de personas que trabajan con aquel humano. - Por cierto, mi nombre es Goliat, el destructor de islas, aunque bueno, puedes llamarme solo Goliat, ya que ese apodo solo lo uso en mi tierra natal - dije esperando la respuesta de aquel hombre.

Estar hablando con aquel humano, me había calmado bastante, ahora me sentía mucho más tranquilo y sosegado, la borrachera casi se había pasado por completo y me sentía bastante bien, como hacía tiempo que no me sentía. Mirando al hombre, sentía que era un poderoso guerrero, aunque no sabía cuál era su especialidad, aunque eso me daba igual, si sabía pelear, seguro que podríamos hacernos compañeros de batalla rápidamente, ya que en el campo de batalla o eres aliado o eres enemigo, no hay distinciones.