Vacaciones en el oasis [Moderado rango B - The Blue Rose Pirates]

Buenos días, piratuelos. Estáis en la gigantesca isla de Arabasta, concretamente en Yuba, un poblado situado en uno de los oasis más importantes del reino. Ahora mismo estáis en una taberna comiendo. Hace un día caluroso como de costumbre, y habéis oído comentarse de que se ha montado un spa con piscina al lado del oasis. A lo mejor os apetece ir a relajaros... si es que no os ahogáis en el proceso.

Dexter miraba el plato vacío con expresión ausente. En su cabeza atribulaban una cantidad ingente de recuerdos y lo asaltaban emociones difíciles de contener, la mayoría negativas. Sin embargo, qué iba a poder hacerle, nadie tenía potestad para cambiar su propio pasado, aunque sí para luchar contra el determinismo de su futuro. Por ello había buscado gente que lo acompañara, aún sabiendo que era gente desleal en cierta manera. Un pirata era libre y, una vez acabara el interés mutuo en protegerse correrían cada uno en una dirección opuesta. Era lo mismo que le había sucedido con Kedra, aquel psicópata que, a fin de cuentas, lo había ayudado a sobrevivir sus primeros meses de pirata, y finalmente él había abandonado aquel día en Goa, tras ver que la piedad no existía en los ojos del que era su capitán, y se prometió acabar con él algún día, cuando fuera una amenaza para el mundo. Aún así también sabía que había dado con  gente que, si bien no daría su vida por él, lucharían por cada nakama, y en parte lo hacía sonreír como un idiota. La vida no estaba tan mal con aquella gente, al fin y al cabo.

-¿Quieres más, Capitán?- dijo tras la barra una mujer robusta, de grandes pechos resguardados bajo un delantal a cuadros, típico de posadera, y una redecilla en el pelo que no llegaba a abarcar más que una fracción del moño que decoraba su cabeza-. Los de esta semana han salido muy ligeros, un puchero no da más que para alimentar la caries.

"Los de esta semana...". Dexter caviló momentáneamente, pensando en lo incongruente que era aquello. En el North Blue, cuando padre preparaba garbanzos, duraban tres o cuatro días a lo sumo, protegiéndolos. Pensar que en aquel lugar lleno de calor la gente preparaba garbanzos y aún encima aguantaban más tiempo... Había algo raro. Aunque estaban buenos y él no volvería a probar bocado en una semana, así que de pasar cualquier cosa conocería de inmediato al culpable, y llevaría una agresiva acción contra el local. Escribiría una ofensiva nota de queja advirtiendo que hablaría mal del lugar, y posteriormente comería en la taberna de en frente, tal vez con mirada de traicionado, tomando algo fresco, como ensalada. Sí, eso era. Los haría sentir culpables...

-No, gracias- dijo, despertando de su trance ligeramente. Seguía pensativo respecto al paradero de mucha gente, amigos que no sabía si volvería a ver y enemigos que no quería volver a cruzar. Marines, piratas y cazadores, era enemigo ya de muchos por su simple recorrido, su pasado como cazador. Y volvía a distraerse-. Está bueno, pero creo que en otro momento será lo ideal.

La cantinera lo miró con reprobación maternal y se dio la vuelta, dejando sus lorzas claramente visibles bajo un jersey azul ajustado, de punto de cruz hasta los hombros, visibles para cualquiera tan valiente o enfermo para mirar aquella paquidérmica mujer, dejando que Dexter se sumiera de vuelta en sus pensamientos, aunque esta vez se centró un poco más en escuchar lo que se decía alrededor, tratando de obviar el alboroto de sus Nakamas, aunque sin perder de vista a Hinori. Tendría que hablar con ella más tarde, y prefería que fuese en privado. Aquella loca un día iba a liarla parda.

Escuchó, y al tiempo recordó, que cercano al lugar había un balneario, algo que sin duda vendría muy bien a todos. Dexter dejó el precio íntegro de la cuenta y una ligera propina y se marchó por la puerta. Sus compañeros tardarían poco en reparar sobre su ausencia y saldrían tras él, o si no iría solo al Spa... ¿Se podía pedir más? El sol brillaba en la isla de arena, y las calles se vestían de tonos verde palmera y caquis, al tiempo que la arquitectura se mostraba mayormente cremosa. Sin duda habían dado con un buen lugar. ¿Hacia dónde quedaría el balneario?

CALOOOR, el hombre estaba muriéndose poco a poco, los laterales rapados de su cabeza estaban empapados en sudor, y su barba goteaba de vez en cuando, sus labios eran refrescados muy de vez en cuando por el jugo divino de los dioses, era un leve alivio en un panorama digno del mismísimo Fornjót. Sus compañeros estaban de juerga, el hombre estaba situado cerca de un conocido, el hombre de armadura. Worgulv intentaba sobrevivir al viaje junto con sus nuevos nakamas y su nuevo capitán, Dexter.

Su nueva tripulación estaba constituida por hombres y mujer, de todas las faunas, incluido un hombre el cual parecía también, si no fuese por los detalles, de su propia isla natal. Era tan nostálgico... echaba de menos al enviado de los dioses, pero no sabia nada de el, que Odin lo guarde. Su nuevo capitán, sin embargo era también, en su opinión, una bestia mitológica, alguien bendecido por el favor de los dioses, quizás se tratase de un Nidhogg. Era digno de una gran batalla, y estaba orgulloso de estar a su lado, siempre y cuando no le arrebatara la gloria de la misma, como ya hizo una vez.

Parecían haber desembarcado en una isla desértica, arena y solamente arena, cuando Worgulv vio por primera vez aquello, el viaje ya se le presentaba como uno de los mas duros. El hombre estaba hecho para el invierno, para el norte, no para el calor abrasador del desierto, por suerte algo fresco se situaba en su espalda, Dødskamp av frost esparcía un aura de frescor, que aliviaba la sensación de quemazón en la espalda y nuca, sin ello el hombre seguramente no pudiese sobrevivir mas de un par de minutos sin una sombra amplia. 
Agobiado por el calor y la jarana del bar, no se percato de la ausencia de su capitán, hasta que otro de sus nuevos nakamas, un joven con el cabello color aceituna, salio en su busca, o eso creía el hombre, por ello no perdió un segundo en levantarse de la mesa, acabarse su néctar de los dioses, y seguirles fuera, antes de cruzar la puerta de salida se lo pensó bien, el infierno le esperaba, apretó los dientes y salio fuera, esperando al resto, divisando a su capitán y al joven de pelo de aceituna no muy lejos, Worgulv se situó a la sombra de los edificios esperando instrucciones, imploro a los dioses que su capitán no se demorara mucho en darlas

De todas las islas elegidas por el capitán, habían ido a parar a una calurosa como aquel reino dónde la gente estaba ya acostumbrada. La chica morena se hallaba sentada en la mesa con los demás, si hubiera llevado su sudadera, se hubiera muerto de calor. Por ello portaba consigo una camiseta de manga corta de un tono blanco, por dentro llevaba su sujetador azulado, unos pantalones largos negros y unas sandalias de madera. En su mano derecha llevaba puesto el guantelete de acero conseguido en su entrenamiento en la isla del Sur. La verdad es que había conseguido por su cabeza una suma injusta pues consideraba que no la merecía. Pudo ver de repente como Dexter-san se levantaba de su sitio y se disponía a salir por la puerta de aquel lugar. Al mismo tiempo escuchaba a las personas de su alrededor hablar sobre una piscina que habían puesto, la verdad es que esa opción era bastante buena, pero todo quedaba en manos del capitán. Miró un momento a los demás miembros, no conocía mucho a nadie aún, tan solo a uno de ellos, el cual estaba en la barra, los demás parecían ser tipos fuertes y peligrosos, como el enorme hombre de las hachas o el de la armadura.

Pudo ver ahora como Midorima se levantaba de la barra, no entendía por qué le gustaba comer solo allí alejado, era como si no le gustara mucho la compañía, pero con ella no se mostraba así. Aún recordaba cuando le pidió ir a la villa del Este por no ir solo, pero ahora pegó un suspiro. Miró al hombre que parecía un barbaron, levantarse también para seguir a los otros dos, ella aún no había acabado. Tenía en la mesa un refresco de limón con gas, además un par de cubitos en este junto a una pajita. Acompañaba aquello con un plato de fresas con nata las cuales estaban deliciosas, se comió las dos últimas con algo de prisa mientras se levantaba y pegó un largo trago a su bebida, la cual le había sentado bastante bien con todo el calor que hacía en el lugar. Estaba acostumbrada a climas algo menos calurosos y le sentaba mejor el frío, ya que lo combatía con su calentita sudadera y junto a una buena hoguera o chimenea. Estiró un poco los brazos hacia arriba mientras entrecerraba los ojos, ya era hora de ponerse en marcha y seguir al capitán, a saber dónde los llevaba ahora el chico dragón. Esperaba que no fuera a un sitio más caluroso o de lo contrario iba a tener que pasearse en ropa interior para no morir de calor.

Avanzó despacio hacia la puerta de forma tranquila, una vez la abrió, miro al Sol, tapándose después sus blancos ojos para no quedarse ciega. Acto seguido se paró unos segundos para ajustarse bien el guantelete de acero, tardó unos cinco segundos, pero no perdía de vista a los demás. Ahora sonrió de forma alegre y trotó un poco hasta ponerse junto a su capitán, el hombre de las hachas y Midorima. Esperando de esa forma a los demás que quedaban dentro y tratando de saber a dónde se dirigían, estar en una banda pirata era algo peligroso, pero había sido su elección y no pensaba cambiarla. Deseaba llegar lejos, ser más famosa que su primo Derian, el Shichibukai y por si fuera poco, ser útil en la tripulación de alguna forma. Por eso estudiaba cocina y medicina, dos oficios fundamentales dentro de un grupo bucanero. Así podría ayudar a los heridos o cocinar cuando se sintieran con hambre, por el momento tan solo pensaba así, de todas formas entrenaba para ser una buena luchadora y ser de utilidad en los momentos bélicos. No le gustaba demasiado el combate pero si no había más remedio lo haría para ayudar a sus compañeros, pues ahora formaba parte de aquella familia de piratas, que cruzaba la isla calurosa.

El cielo estaba completamente despejado, sin ni una nube, sin nada de viento, por si fuera poco a esto le acompañaba un calor como pocos, bueno a fin de cuentas eso era el pan de cada día en un desierto como el de Alabasta. Yo me encontraba tranquilo,  relajado en el spa de la ciudad de Yuba, mientras observaba por las gigantescas ventanas del lugar el paisaje que estas dejaban ver, tan solo se veían algunos tejados blanquecinos y el cielo azulado, bueno eso se debía a que me encontraba en la zona más alta del propio balneario.

Yo me encontraba con un albornoz tumbado en una tumbona, mientras miraba de cara a la ventana mientras hojeaba las noticias del periódico del día, a mi lado derecho quedaban unas piscinas climatizadas, en las que yo no pretendía meterme, eso me hacía sentirme débil, y siempre que  deseaba asearme me bastaba con una ducha rápida, odia ponerme el cartel de "usuario de akuma", conocía mi poder, pero deseaba mantenerlo oculto, al menos por ahora.

Relajaciones a parte, este no era uno de esos viajes o escapadas que solía hacer para escapar del trabajo. De echo era un viaje de negocios, deseaba hacer unas prospecciones de minas en la zona, por lo visto en determinados lugares de Alabasta había depósitos de Kairoseki, quien sabe si podría llegar a explotarlos y distribuir dicho material. Aunque todo aquello era una escusa para permitir que el gobierno diera el visto bueno a la empresa(de la cual tenía acciones) y extraer de paso algunas de las reliquias arqueológicas de la zona, las cuales tenían un valor mayor para mí. Mientras terminaba de leer el periódico era más que visible que el mundo iba a cambiar en una cercana guerra, sin duda estábamos ante los últimos compases del gobierno de los dragones celestiales.

Yo cerré el periódico algo resignado, por una parte me fastidiaba no tener el potencial para poder participar en el cambio, por otra tenía miedo de perder el imperio empresarial al que estaba al mando:

-"Si pudiera...aún no puedo, debo de unirme a un hombre fuerte tan solo para aguantar el primer envite y luego ver como se desarrollan las cosas"-pensaba yo mientras miraba por la ventana y tanteaba con la punta de mis dedos las  empuñaduras de mis katanas.

Volviendo de mis maquinaciones alce la mano a un camarero al cual cortésmente le pedí:

-Un café solo, por favor-le dije mientras le ponía un billete en la bandeja-Ah, y quédate con la vuelta- le dije mientras volvía a leer el periódico.

-Muchas gracias, enseguida se lo traigo-respondió el hombre cordial, con una probablemente amplia sonrisa.

Tras leer el último articulo y recibir mi café solo, el cual deposite en la mesilla donde andaban apoyadas mis sendas armas, observe un poco el panorama del lugar, estaba bastante tranquilo, e incluso algo vacío, a fin de cuentas hoy era un día laboral. Continúe leyendo religiosamente mi periódico mientras observaba por la ventana de vez en cuando esperando algún tipo de novedad.

Arabasta, la isla en la que nos encontrábamos, y de la cual ya había leído en algún libro sobre la isla, era casi un completo desierto quitando algunos oasis, esto implicaba que hacía un calor casi insoportable; nos encontrábamos comiendo en una taberna del oasis de Yuba. Lo que nos había llevado a esta isla había sido unos comentarios de que se había hecho un spa en la zona.

En la taberna yo ya había terminado de comer y ahora me disponía a terminar la bebida que me quedaba, sentado  al lado de mi amigo Worgulv, ya que no estábamos en la banda de Legim y nuestro nuevo capitán era también un antiguo compañero, Dexter, quien estaba en la barra de la taberna, y algunos otros entre ellos una chica de ojos muy claros, un chico apartado del grupo, otro tumbado en una tumbona y con albornoz. Apuré mi bebida y cuando volví a mirar el escenario Dexter había desaparecido, el chico que estaba apartado se levanto y salió de la taberna; “creo que es hora de marcharse de aquí” pensé mientras recogía mi mascara para volver a cubrir mi rostro.

No fui el único que debió de pensar eso ya que Worgulv hizo lo mismo se levantó y salió del lugar, seguido de la chica de ojos claros, sin esperar más hice lo mismo que mis camaradas, terminé de ajustar mi mascara y salí de la taberna. A unos metros se encontraba nuestro capitán y el chico que había estado solo en la taberna y la chica de ojos claros, parecía que estaban hablando, así que esperé junto a Worgulv que se encontraba en la sombra de un edifico me imagino que esperando las ordenes de nuestro capitán.

Arabasta, la isla mas calorífica que conocía y era normal el desierto de esta era inmenso, la verdad es que en cierto modo esta isla me gustaba, era un hecho que el sol era abrazador y podía conmigo pero no me quedaba mas remedio que soportarlo, me encontraba en Yuba exactamente en la taberna y no paraba de comer la tía de la taberna me preparo algo frio o al menos eso le dije, la verdad no sabia si estaría frio o no pero no me gustaba esa taberna, la tía era increíblemente gorda pero por suerte no todo era malo, Hinori era nuestra nueva nakama y lo mejor de todo es que estaba bastante buena y tenia un cuerpo increíble, quieres que no me alegraba mucho la vista, pero en realidad no tenia muchos ánimos.

sin importarme si estaba bueno o malo empece a comerme el plato y me lo acabe en nada seguidamente pedí otra ración y mientras observaba como todos parecían estar entretenidos y no paraban de hablar pero yo por mi parte no dije casi ninguna palabra desde que Legim se fue, la verdad el es mi mejor amigo y no tenia muchas ganas de nada.

Cuando me pusieron la otra ración me la comí otra vez lo mas rápido posible y tras acabar me percate como mis nakamas estaban ya saliendo fuera de la taberna así que pague la comida y salí de la taberna camine y me coloque cerca de Hinori y Dexter

-¿Donde vamos?- dije un poco serio

Dexter, parece que te rugen las tripas. No fue buena idea tomar esos garbanzos... a la salida del spa tal vez deberías ir a entregar esa Agresiva y Bestial nota de queja. Antes de salir de la taberna os fijáis en que hay un tío con un albornoz y gorro de natación en esta, bebiendo zumo con una pajita. En fin, no tardáis mucho en cruzar la calurosa población y llegar al spa. El edificio tiene forma de palacio pero de tamaño reducido, con torreones acabado en cúpulas y todo. Entráis dentro y tras una calurosa bienvenida por parte de los empleados, os hacen pasar por toda una serie de salas donde recibís toda clase de tratamientos relajantes. Tras eso, llegáis a la piscina. Está en una estancia enorme con techo de cristal, y decorado totalmente con mármoles preciosos y plantas exóticas. Además en el centro de la piscina hay un bar flotante al que se puede llegar caminando, dado que por esa zona no cubre. En ese momento sois los únicos clientes a parte de un chico de pelo verde que reposa sobre una tumbona. Os dais cuenta de que a pesar de que debería hacer un calor de mil demonios por estar en una sala acristalada en mitad del desierto, la temperatura es agradable. Tras un buen rato a vuestro rollo, llega un tipo con pinta de hombre de negocios, bajito, con tupé y perilla de chivo, frotándose las manos.

- Bi-bienvenidos, queridos cli-clientes - dice el hombre alegremente, tartamudeando - Po-por ser uno de vosotros el cliente nú-número m-mil, ¡estáis todos invitados a la zona VIP, nuestra sauna! ¡MORDEK...! digo, ¡FELICIDADES! - el extraño sujeto hace una extraña mueca con la cara al decir aquella extraña palabra. Una cara como si acabase de chupar un limón mientras le tirasen de los pelos de los sobacos.

-¿No es maravilloso el calor del desierto?- dijo Dexter, caminando hacia el balneario, sudando ligeramente, disfrutando del sol y demás menesteres-. De donde yo vengo no hay días como éste. Es genial.

Comenzó a correr de cara al anunciado balneario, anunciado en cada calle, farola, pared, escaparate y recoveco al que el dragón miraba. La situación era un tanto peculiar, ya que era como si los estuvieran invitando a ir hasta ahí. En cierto modo se sentía como una sardina yendo hacia un pez sapo, pero en aquel caso el pez sapo era un balneario sin nada malo. Era genial ser una sardinilla a veces, aunque no siempre.

Se topó de cara al poco tiempo con el balneario, una gran estructura palaciega hermosa, tanto por dentro como por fuera, y lo más importante: Fresca. No le molestaba el calor, pero el fresco era mucho más agradable, con diferencia, y una de las cosas que adoraba del calor era esa. Poder disfrutar más aún del frescor una vez llegaba a él. "GGRRRRRR", sonó en su estómago, rugiente. Aquellos garbanzos no eran buenos, ya se lo olía. En fin, qué iba a poder hacerle. Se decidió a ir al baño más cercano, y allí liberó la carga que lo atormentaba, siendo libre para volver con sus compañeros, encontrarse un extraño hombre con barba de chivo dirigirse a todos los presentes, incluido un tipo peliverde que se parecía sospechosamente al hombre raro de la taberna. Al parecer eran los clientes número mil, aunque por lo "lleno" que se encontraba el lugar más parecía que fueran los únicos. Pero la cosa era que los invitó a entrar a la zona VIP, una sauna. Lo que era algo sospechoso fue escuchar al tipo decir "Mordek" al tiempo que su cara se tornaba lívida y desfigurada como si recién le estuviera mordiendo las gónadas un ornitorrinco con licenciatura en Periodismo. Pero si pretendía algo malo, sería divertido descubrirlo.

-En fin, vamos a la sauna. ¡Me pido compartir toalla con Hinorii!- gritó, como un niño, al tiempo que se ponía a dar saltitos como un niño hiperactivo. Parecía una inocente broma, o tal vez una táctica muy burda de seducción, pero quería tener a aquella chiquilla cerca, que en cualquier momento podía liarla parda.

El calor era insoportable, su capitán, el hombre dragón sugirió que era incluso agradable el hombre abriendo mucho los ojos le miro, ¨¨ Pero quien dioses es este tipo.... quizas sea por ser una bestia alada que escupe llamas¨¨ Worgulv siguió a su capitán y al resto de sus camaradas por las calles angostas de esa ciudad del demonio

Dexter les dirigía a algo llamado balneario, eso podía distinguir en cada farola o pared de las calles, el hombre seguía preguntándose, que rayos era eso, una criatura legendaria? un cubo de hielo al cual abrazarse hasta el fin del Ragnaök?, no lo sabia, pero imploraba a los dioses que fuese bajo tierra o algún lugar donde ocultarse del sol, el frescor de su hacha no podría refrescarlo lo suficiente, el sudor le goteaba por la barba.

Pasado poco tiempo, se toparon de bruces, frente a una edificación grande, diferente de la de todo el pueblo, era enorme, con cúpulas y grabados por todas partes. Al atravesar el portón, el hombre no se fijo ni donde se encontraban sus compañeros, ni su capitán o el servicio del balneario, tan siquiera se fijo en las ornamentaciones ni decorados lujosos que se extendían a su alrededor. El hombre callo de rodillas, el suelo estaba fresquito comparado con el calor de su piel y su carne, azotados por los rayos solares, era un sorbo de alivio en un mar de fuego. Tras el éxtasis del leve fresquito del ambiente del edificio, les dirigieron hacia unas salas, le sugirieron al hombre que se deshiciera de sus armas, ese era un lugar de relajación, los ojos de Worgulv se clavaron en los empleados como dos hachas bien afiladas, el agarro el cinto y su arnés de la espalda y siguió su camino, ningún hombre por valiente que sea tendría que intentar quitarle la terminación de sus brazos, seria como despojarse de parte del alma.

Llegaron a una amplia piscina lleno de cristaleras, adornos y plantas que le hombre jamas había visto, todo lo anterior le importo poco, cuando vio la capilla a los dioses que se erigía al centro de la piscina, Worgulv corrió hacia ella sentándose en un taburete, `` néctar dioses, p...p-por...por favor´´ logro decir el hombre con una amplia sonrisa, al empleado, que miro asustado al gran hombre armado que se había sentado frente a el, pidiendo algo de lo cual jamas había oído hablar, el hombre al ver que no logro un comunicación exitosa, señalo con uno de sus grandes dedos el barril que tenia en el centro de la barra, ``enseguida, señor´´ profirió raudo el empleado al entender rápidamente el pedido, cuando el fresco néctar de los dioses se deslizo por su garganta, erizando todos y cada uno de sus capilares, el hombre ya estaba totalmente recuperado, el no necesitaba nada mas que eso. Antes de acabarse la jarra de placer liquido, un extraño hombre salio en escena, anunciando que eran los clientes numero mil? ¨¨ no ser un experto en contar pero....donde estar resto?¨¨ pensó el hombre confuso, el hombre también les invito a algo llamado sala VIP....¨¨mmm todo es tan confuso¨¨también el hombre extraño, profirió algo parecido a una palabra Mordek... que no termino, parecía que no era el único con problemas de habla por esos lares, la única diferencia es que este sujeto, tenia una cara como de haberse tragado una cerveza desgarbada, acto seguido su capitán salio corriendo al grito de ¨¨ toalla? por los dioses que era eso? un grito de batalla?? un arma nueva??¨¨ sea lo que fuere lo iba a averiguar, se acabo la jarra de un trago y siguió a su capitán.

La chica caminaba junto a los demás, de repente el capitán salió corriendo sin mero aviso, no sabía a dónde se estaba dirigiendo pero por el momento le iba a esperar, no tenía confianza con los demás miembros salvo con Midorima. Entrecerró los ojos junto al peli verde y esperó a su líder, el cual no tardó mucho en hacer acto de presencia, a saber dónde había estado, pero ahora se estaban dirigiendo a otro lugar. El Sol seguía siendo demasiado molesto y era algo que parecía ser irremediable, hasta que llegaron a un sitio bastante bonito, la verdad es que la morena reconocía cosas debido a su nobleza, pero le sacaban siempre una sonrisa.

Las plantas le eran desconocidas y parecían geniales, de repente apareció un hombre bastante raro, el cual dijo que eran los clientes número mil, pero aquello estaba vacío. Era algo que extrañó a la luchadora, que alzó la ceja derecha durante unos segundos para después mirar al resto de sus compañeros para ver sus opiniones. El tipo de las hachas había salido corriendo y ahora estaba bebiendo al parecer. El peli verde parecía estar a lo suyo por lo que ahora pegó un suspiro mientras se cruzaba de brazos. Tras unos momentos escuchó a su capitán soltar aquella voz y correr al interior de aquel sitio al que les estaban invitando. La reacción de la chica fue entrecerrar los ojos y abrir ligeramente la boca en una expresión un poco cómica mientras que finalmente pegaba un suspiro y seguía a su capitán de forma tranquila.

- Está bien, no me importa jejejeje.

Estaba a punto de dormirme en mi comodísima butaca cuando una panda de garulos entraron haciendo ruido a bombo y platillo. Yo me sobresalte de manera extraña para observar sus rostros, eran un grupo bastante numerosos que se movía de una manera caótica y molesta.

Había un chico como yo, peli verde de un metro ochenta que iba con unas pintas algo penosas, toda su ropa andaba arrugada y mal cuidada, además le faltaba un dedo en su mano izquierda o al menos eso parecía ver.
A este joven le acompañaban una chica igual o incluso más joven, por lo menos en aspecto de piel blanquecina, al contrario que su amigo parecía tener unas pintas más decentes, llevaba una camiseta de manga corta de un tono blanco, por dentro llevaba su sujetador azulado que se transparentaba bastante, unos pantalones largos negros y unas sandalias de madera. Aunque la verdad es que parecía una turista algo salida.
También había un hombre con pintas de mercenario que portaba una gran espada, de dimensiones desmesuradas, el caso es que el arma le sonaba de algo.
En el grupo destacaba una especie de "vikingo", el pobre parecía estar sufriendo una muerte dolorosa, con esos sudores el hombre cargó cual valquiria a la barra a pedirse algo, además iba farfullando todo el rato, cerca de este también había otro tipo con tintas muy raras como si fuera de carnaval.

Todos parecían llevar armas aunque había un hombre que me infligía respeto, era un joven de aspecto cuidado que destacaba sobre el resto, parecía rico o por lo menos de alta cuna, sus ropas y sus rostro denotaban cierta superioridad, pero esos ojos grises le sonaban, sabía que los había visto en algún lugar.

-"¿Quién será?"-pensé mientras sacaba un diario que tenía debajo de la tumbona, comencé a revisarlo cuando vi lo que buscaba.

Pronto descubrí quien era, se hacía llamar zafiro negro, su nombre Dexter Black, un pirata...de 300 millones
Junto con él cartel lo acompañaban unos cuantos de rostros conocidos,  el de la espada era un tal Uracha un pirata de 100 millones, junto con ellos estaba Hinori que al parecer no era una simple turista y el tal Midorina ese tenía una recompensa ridícula, del resto no había nada.

Rápidamente recogí el diario y me puse las katanas al alcance de la mano, esperando a como se desarrollaban los acontecimientos.

Cuando estuvimos todos fuera de la taberna emprendimos el camino hacia el spa del que habíamos oído hablar, caminamos durante un rato debajo de un sol justiciero que hacía que te sudase hasta el pelo, aunque a nuestro capitán parecía gustarle tal abrasador sol. Por suerte no pasamos demasiado bajo el sol hasta que llegamos al spa, resultó ser un edificio con una estructura similar a la de un palacio pero en una versión más pequeña. Sin pensarlo y por mi parte en busca de sombra entramos en el edificio, donde los empleados nos recibieron con gran esmero en una bienvenida, conduciéndonos por distintas salas en la que nos hacían tratamientos de relajación, eso era vida, hacía mucho tiempo que no había así de relajado y  mis músculos lo agradecieron, en la última habitación en la que estuvimos era una piscina, con altas paredes decoradas con extraños mosaicos y con el techo acristalado, en la que ya había alguien pero eso no me preocupo. Nuestro amigo vikingo se fue al bar rápidamente, mientras que por otro lado se podía ver como el capitán corría de un lado a otro como un niño pequeño jugando.

Por mi parte me dirigí también al bar, mi cuerpo lo que me pedía en ese momento era algo para beber, una vez llegué a la barra del susodicho bar pedí un whisky doble con 2 hielos, en cuanto me lo sirvió el empleado le di un trago bebiendo casi la mitad del líquido que tenía el vaso, deje el vaso en la barra y escuche una voz que venía de la entrada de la sala en la que nos encontrábamos, por lo que dijo al principio uno de nosotros era  el clientes numero mil, y por ello nos invitaban a la sala VIP, volví a coger el vaso para darle otro trago a la bebida pero me paré en seco por lo que siguiente que había dicho el hombre “mordek…digo felicidades” quedándose con una extraña mueca en la cara por su error al hablar, extraño cuanto menos casi hasta parecía una trampa, pero el capitán fue de cabeza a la sala VIP. Sin dudarlo, apuré mi bebida y me preparaba para activar Atsuryoku zenwan de mi brazo derecho.

-IUUUUJUUUU, sala VIP, nunca he estado en una, vamos rápido antes de que cambien de opinión, que seguro que es divertido- grité mientras iba corriendo hacia aquella sala.

off-rol:

Al parecer, según creo nos dirigimos a un Spa pero siendo sincero como estaba un poco serio debido a la desaparición de Legim y la carta que me dio el camino se me hizo bastante largo y eso día estaba sobrellevando bastante mal el calor, supongo que lo mejor seria relajarme o despejarme de alguna manera, una buena pelea quizás haría que dejara de pensar en todo lo sucedido.

Al llegar al Spa nos atendió un tío que tartamudeaba y decía algo de que somos los clientes numero mil, la verdad no me importaba una mierda lo que decía solo quería relajarme según entendía había una zona especial para nosotros  pero bueno, como era lógico a todo el mundo le alegro bastante la noticia .

Pues vamos a relajarnos, espero que eso me ayude, ademas -Quizás haya algo que me alegre la vista- dije mirando a Hinori que solo con observarla un poco se notaba que tenia un cuerpo increíble.

A continuación escuche hablar a Dexter y dijo que el se pidió compartir toalla con Hinori y a ella no pareció importarle demasiado la verdad, me daba igual con tal de que pudiera verla me valdría y si podía hablar con ella y conocerla mejor seria perfecto, asi que sin perder el tiempo camine junto a Dexter y Hinori.

Llegáis a la zona VIP, una gigantesca estancia de mármol llena de plantas exóticas. El lugar parece una pequeña selva, y en la zona central hay una piscina de agua caliente. Por todo el lugar hay robots camareros con smoking, que en cuanto entráis se acercan a atenderos y preguntaros lo que vais a tomar. Durante un buen rato (bien podría haber pasado una media hora o más) os relajáis y estás a vuestra bola por el sitio, y de repente una enorme plancha metálica cubre la salida. Al mismo tiempo, otras planchas empiezan a cubrir todas las ventanas, conductos de ventilación y salidas del lugar de todos los tamaños. Una vez hecho eso, de conductos ocultos entre las plantas empieza a salir un gas verde. El mero hecho de olerlo hace que os empecéis a marear y desorientaros (es gas somnífero). Mientras tanto, los que tengan un oído fino podrán escuchar a gente dando órdenes y corriendo al otro lado de la salida.

"Ey, esto no formaba parte del trato", pensó al ver una enorme plancha de acero sellar la, al parecer, única salida de la zona vip, una hermosa zona similar a un clima tropical. Bueno, no era la única salida, pero cuando pasó lo mismo en las ventanas el agujero más grande siempre es el que llama más la atención. Era como en los bultos, por eso miraba más a Hinori que a Midorima, pues, aunque este último poseía un cabezón estremecedor, no podía competir con la pechonalidad de la tímida morenita que, por cierto, parecía bastante relajada aún sabiendo que todos en el barco la acosaban, incluido, en cierta medida, él.

"Pero en qué estás pensando...", dijo su mente, trayéndolo de vuelta al mundo de los vivos para ver un gas de ligera tonalidad verde con un olor que conocía de su dentista, gas hilarante. Tampoco podía ignorar sus experimentos con distintos óxidos y ácidos para preparar su barco y todos los mecanismos que en él había, aunque el verdadero misterio era saber qué pintaba aquel gas en un balneario, parecía como una especie de intento de secuestro, ¿Pero por qué? El tipo de la bata parecía tener mucho más dinero que unos simples piratas, aunque... ¿Tal vez querían cobrar sus recompensas? Podían ser tantas cosas...

E iba a averiguarlas. Con sumo cuidado sacó de su bolsillo una pareja de guantes de terciopelo rojo, cubriéndose las manos y metiéndolos por dentro de la camisa. Así si le ponían kairoseki encima no llegaría a tocar su piel. Parecía una medida estúpida, pero los estaban intentando secuestrar y con lo que iba a hacer seguramente pusiera en peligro a toda la banda, no podía, aún por encima, quedar fuera de combate. Se tiró al suelo, fingiendo un desmayo por el gas, consciente de que era inmune a casi la totalidad de los tóxicos con los que se había encontrado, y el dolor que había sufrido en el dentista cuando le empastaron la muela era un testamento de su inmunidad al óxido de nitrógeno y gases somníferos similares.

Se concentró en su olfato y oído, tratando de captar todo lo que pudiera. Si detectaba peligro se lanzaría contra él y reventaría las puertas a puñetazos de ser necesario.

El hombre siguió a su capitán a través del portón que conducía a esa denominada ``Zona VIP´´, ante el se presentaba una amplia estancia con mas plantas exóticas, algunas llegaban al techo, una piscina humeante adornaba el centro de la habitación, unos cuantos artefactos móviles se acercaron a el, este no se fiaba un pelo de estos aparatos de una tecnología desconocida para el y su pueblo, pero parecían querer entregarle néctar de los dioses a si que contento acepto. Mientras esperaba que esos siervos mecánicos se aproximo a las plantas, tenia curiosidad. 

Pasado un tiempo, y sin aun descubrir que tipo de arma era una ``toalla´´ , un estruendo, anuncio que unas placas de metal, les cubrían todas las salidas, instantáneamente, el hombre saco una de sus hachas gemelas y a Dødskamp av frost, la notaba muy ligera en su mano, para el gran hacha que era, le gustaba, pero no había tiempo de fijarse en el arma, todos sus compañeros estaban inquietos, el hombre no era ninguna excepción, a los pocos segundos de que cayeran las planchas gigantes, de las plantas que tenia a la espalda, empezó a salir un humo verde, totalmente desconocido para el, su instinto alarmaba, sea lo que fuere era peligroso, se alejo del humo, dirigiéndose al centro de la sala en la piscina, el hombre barajo varias acciones, su mente empezaba a nublarse, tenia que ser cauto y rápido. 

Podía sumergirse en el agua y aguantar la respiración, evitando entrar en contacto siquiera con aquel humo, por su mente cruzo la idea que su instinto le gritaba, coger con ambas manos su hacha y tajar de lado a lado esa placa de hierro, pero el podía sobreponerse a su instinto, se guardo las hachas en las anillas, agarro la piel de lobo de sus hombros, y se lanzo a la piscina, poniéndose la piel en la boca y nariz, algo que se hacia en su pueblo, en caso de incendio, para no ahogarse por el humo, si no lograba aguantar lo suficiente se cubriría con la piel, rezando a los dioses para que surgiera efecto y que sus compañeros estuviesen bien, si algún peligro les amenazaba y el estaba consciente, sus hachas descenderían en torno a sus cuellos.

La chica al llegar al lugar se había quitado la camiseta quedando tan solo en la ropa interior para poder tumbarse con mejor comodidad, pero cuando al rato vio salir aquella especie de gas, no pudo evitar preocuparse. Trató de aguantar la respiración todo lo posible, cuando vio al capitán caer se acercó asustada a él y empezó a darle toques en el pecho mientras le llamaba marmota y que se levantara. Momentos después pudo ver caer a Midorima al suelo, trató de correr hacia él pero en ese momento tropezó y por desgracia su rodilla derecha cayó con fuerza en la entrepierna de su amigo.

Sorry mido : P [AID]

Tras eso le cayó una gotita de sudor por la cabeza, esperaba que no le hubiese dolido, al ver al hombre de las hachas tirarse al agua, pensó que era una buena opción. Agachó la cabeza hasta ponerse en el suelo dónde el humo estaba a punto de llegar, tomó aire y se lanzó de cabeza al agua. Allí pudo ver a su compañero, se acercó a él y se quedó a su lado con los ojos entrecerrados aguantando también la respiración de la mejor forma posible. No entendía que demonio estaba pasando, pero esperaba que sus compañeros estuvieran bien.

El capitán y el peli verde estarían durmiendo como morsas cantábricas, se sentía la niñera de todo el mundo, sacando a Midorimas salvajes de las cárceles, vigilando que todo estuviera bien y siempre atenta a los detalles, pero ahora la cosa se ponía chunga. A su mente llegó la imagen del peli verde chillando como una perra tras el rodillazo, era una simple visión pero hizo un esfuerzo sobrehumano para no reírse bajo el agua. De todas formas había sido un accidente y no intencionadamente.

Los hombres entraron en la zona Vip, ansiosos, igual de ruidosos de como habían entrado en escena. Suspire en parte aliviado, di un sorbo al café y continué leyendo el periódico, y nada de lo que leía me gustaba. Mucha actividad bajos las aguas, si se notaba últimamente había una actividad anormal en los bajos fondos, incluso en el Paraíso, la zona más “tranquila” del Grand Line.

Deje la taza en la mesa tras dar un segundo sorbo y doblando el periódico por la mitad lo deje al lado de la taza. Había pasado un cuarto de hora desde que la “gentuza” había entrado en el spa, y el ruido cada vez iba en aumento. Me levante de la tumbona y camine en dirección a la enorme cristalera, a la espera de ver un poco el ambiente de la lugar.

Todo estaba tranquilo las mujeres paseaban con sus hijos, los hombres charlaban, los artesanos trabajaban y todo a pesar de que una guerra pronto se desarrollaría. Loguetown no había sido nada más que la punta del iceberg, una nueva generación, todo tras tres años, el momento para que todo el mundo se había estado preparando. ¿Sería en vano? ¿Una teoría falsa?. No, demasiada compra venta de armas, revolucionarios, el nuevo sueño; la banda del yonkou Kirito y aliados, el caos;los Trilobite, la sumisión; la marina, defensora de la justicia y la estabilidad.

Descolgué el den den mushi, para llamar a mi tío:

-Dime -me contesto cortante.

-Dexter Black -le dije.

-Peligroso hombre, antiguo cazador, he oído que es candidato a Schibukai, si podría ser interesante... -me comento.

-Un cliente potencial, es un cliente a fin de cuentas - le conteste o antes de colgarle.

Entre tantas dilaciones las puertas se cerraron instantáneamente, mientras una gran cantidad de movimiento de lo que parecían empleados de Spa se movilizaba. ¿Qué pretendían? Atrapar a una banda de más de 400 millones de recompensa, debían de estar locos.

-“Interesante” -pensé al preguntarme como saldrían de esta los piratas.

Por fin no dejaron entrar en lo que me temía que fuese una trama, y de eso estaba casi al 100% seguro, para mejorar la situación del lugar la sala estaba decorada con un montón de plantas exóticas creando un ambiente bastante tropical que junto con la humedad del habiente habían conseguido que le pareciese la peor sala VIP de la historia, odiaba los lugares así, pero bueno hice de tripas corazón y entré con el resto de mis compañeros.

En la sala pude ver algunos robots camareros y vestidos con smoking, estos rápidamente se acercaron a atendernos, por mi parte no quise nada, ya que era una trampa, una bebida seguro que llevaba algo. Pasó un buen rato hasta que pasó algo, la sala VIP hasta ese momento fue eso una sala VIP normal y corriente, de forma que nos había hecho relajarnos, de esta forma una placa cayó y bloqueó la salida, y otras las ventanas, cuando se cerró todo herméticamente  de las plantas comenzó a salir gas de color verde.

El gas se extendió rápidamente por la sala y a envolvernos, por suerte para mí llevaba la máscara puesta por lo que tardé más en oler el gas,  cuando lo pude oler noté como la cabeza se me iba, me sentía mareado, para no seguir oliendo cogí una bocanada de aire ya que aún no había mucho gas dentro de la mascará y aguanté la respiración. Pude ver como Midorima se cayó al suelo, Worgulv se metió en el agua cubierto por su piel de lobo junto con Hinori, el capitán también se cayó al suelo, y yo notaba que también empezaba a hacer efecto en mí.

Caí de rodillas al suelo aún consciente, y con cuidado me tumbé en el suelo boca abajo manteniendo aún la respiración, pero me faltaba muy poco para tener que respirar otra vez, escuché voces al otro lado de la puerta, parecía que iban a entrar ya, solté el aire despacio y cogí otra bocanada de aire ya cargado con algo más de gas. Cerré los ojos, saqué una de las dagas que tenía y me hice un pequeño corte en la pierna, gracias al cual pude mantenerme despierto durante algo más de tiempo.

Tras entrar en la zona vip pude observar como varios robots estaba a nuestra completa disposición pero yo no los hice mucho caso, mas bien estaba observando a Hinori, siendo sincero era difícil no mirarla de vez en  cuando, a continuación observe como todas las puertas y las ventanas fueron cerradas por unas placas metálicas que parecían ser bastante gruesas esto nos puse a todos un poco en tensión como era lógico algo malo estaba sucediendo, por todo la habitación se estaba esparciendo un gas de un verde casi transparente.
A los pocos segundos todos nos percatemos de que este nos estaba adormilando y no tardemos en actuar mi  decisión fue igual que la de Worgulv y Hinori meterme bajo el agua estaba seguro que podría aguantar perfectamente la respiración e incluso si hiciera falta usaría mi akuma no mi para aguantar muchísimo más la respiración.

Primero Worgulv se metió primero después Hinori y por ultimo yo, la verdad no sabía cuánto tiempo deberíamos aguantar, pero no teníamos muchas opciones.

En el momento en que se mete en el agua, Uracha comienza a ahogarse. Se te ha olvidado que eres usuario, amigo. Mal hecho. Mientras el luchador se hunde como una piedra, unas rejillas de ventilación se abren. Escucháis un ruido como de ventiladores (los que quedéis despiertos) y el gas es absorbido. Entonces las puertas de la sala VIP se abren de nuevo y un montón de marines comienzan a entrar. Entre ellos hay una enorme figura de un tipo con una armadura medieval de cuerpo completo y una gigantesca maza. Lleva una chaqueta de oficial a los hombros.

- ¡Capturadlos! - dijo, con una voz grave y que tiene un tono metálico extraño. ¿Será por la armadura? - No os olvidéis de ponerles las esposas de kairoseki, no queremos que nos den problemas.