[PASADO][PRIV. YOKO LITTNER Y NAGATO] DULCE ENCUENTRO

Dulces por aquí... Dulces por allá... Me iba a volver loca con tanto dulce. Lo quería todo para mi ¡Todo! Solo míos. Ehm... para Yoko para que te vas a obsesionar. Me calmé un poco y respiré profundamente. Ya me había calmado, más o menos. Eran solo pasteles y cosas muy dulces... nada más. No merecía la pena, pero... tenía todo tan buena pinta... Me mordí el labio inferior mientras lo observaba todo a mi alrededor.

Comencé a caminar por todo tipo de calles y a cada casa le quitaba un pedazo. Había todo tipo de personas comiendo sin parar dulces y hasta niños con la cara toda manchada de chocolate, que monos. La verdad es que nunca había estado en esta isla, en cierto modo me interesaba averiguar sobre ella. El hecho de ser completamente de dulces hacía que mi interés aumentase. Las personas que vivirían aquí estarían muy felices. Desde pequeña había soñado un lugar como este y por fin... ¡Lo encontré!

Me estaba cansando de caminar. Había sido divertido en cuanto llegué y me emocioné mucho pero quizás debiese regresar con Byakuro-sensei. Giré la calle y me topé de frente con un hombre, tenía el pelo un poco blanco y parecía desanimado. Sonreí animadamente. -¡Hola!-Me pregunto por qué estaría triste en una isla como esta.

El chico seguía pareciendo desanimado, no parecía feliz de estar en un lugar como este ¿Por qué sería? Eso hizo aumentar mi curiosidad aunque la respuesta de mi saludo no fue muy amigable. Me llevé la mano a la barbilla y seguí comiendo el chocolate que tenía en mi mano hasta que lo terminé. Basta de dulces por hoy y me sacudí las manos. Desde siempre había sido una buena persona en cuanto abandoné Alabasta y ayudar a la gente era una de mis metas.

-Puedo deducir que tu estado anímico no está muy bien. -Dije mirándole de arriba a abajo. -Mi nombre es Yoko. -Dije sonriendo. - ¿Y el tuyo? - Tras eso me puse a su lado. Esperaba que no fuese tan seco como con el saludo aunque siempre podía irme con Byakuro-sensei y dejar atrás esto. -¿Por qué estás así? ¿Acaso no te gusta esta isla?

Quería saber el motivo, quizás podría ayudarle, a lo mejor tuvo algún altercado... ¡sería el momento exacto para probar las habilidades de mi akuma! Una buena demostración estaría bastante bien, pero bueno, quizás en otro momento. Ahora debía centrarme en aquel joven. -¿Te ha ocurrido algo malo aquí? - Yo seguía preguntando felizmente, así de curiosa era. Nunca aprendería.

Mi nombre era bonito, o al menos eso decía él. El suyo era Nagato. Parecía algo tímido pero ahí estaba yo para romper el hielo, solía dárseme bien, aunque a veces suele afectarme ser extrovertida y se me vienen cosas a la cabeza que no debería. Sobre todo porque eran las típicas preguntas de... ¿Estaría haciendo bien? ¿Que pensarán de mí?

Escuché atentamente sus palabras. Me quedé sorprendida al ver que no le gustaban los dulces ¿Cómo no podían gustarle los dulces? ¿Existían personas así? Ahora me daba cuenta de que si que existían. A la gente de los alrededores no les gustó escuchar mucho eso, podría llegar a ser un tanto peligroso, y no es por lo que había al alrededor sino que lo intuía, la famosa intuición femenina hacía acto de presencia.

Nagato tenía razón con ir a un lugar más tranquilo, pues las miradas no eran muy amigables, sobre todo la de un niño es cual llevaba un helado en la mano y dejó de chuparlo para mirar seriamente. Era... escalofriante. -Si, deberíamos salir de esta calle. -En ese momento me acordé de una pequeña plazoleta vacía

Su historia era un tanto interesante aunque a la vez peculiar y con algo de mala suerte. El chico me había caído bien desde un principio supongo que por su sinceridad y hablar con alguien que era completamente desconocido para él, pues ayudaba en cierto modo. Seguía mirando hacia los lados por si notaba movimientos extraños y entonces pensé en una cosa. Ya que yo había venido con Byakuro-Sensei podría pedirle que viniese con nosotros. Sé lo que se siente estar en un lugar que no te gusta... En fin.

-Nagato, el barco en el que he venido va a zarpar dentro de media hora. Me has caído bien, si quieres puedes acompañarnos y salir de esta isla. -Dije sonriendo y señalando la calle hacia abajo. El sol daba con fuerza así que mi giré un momento y vi venir un pequeño animalito corriendo hacia mí. Tenía los bigotes llenos de azúcar, que mono. Seguía corriendo y activé el poder de mi akuma, de mis pies salió una sombra que rodeó al pequeño animal y lo traje hasta mí. Lo recogí y lo acaricié y este dio un salto a mi hombro. -Mmm... te llamaré cosquillas. -Dije riendo. Tras eso me giré hacia Nagato con Cosquillas en el hombro y le pregunté. -¿Y cuál será tu destino cuándo abandones esta isla?