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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Dom 11 Oct 2015 - 16:31}

El Don Falcopone al igual que sus sudbitos y oficiales se hospedaron en el hotel del Reino de Lvneel. La habitación que le otorgaron para alojarse estaba lleno de lujos, un buena terraza donde poder asomarse, refrigerios, una cama en relación al enorme tamaño del Don y por supuesto guardias de seguridad las 24 horas del dia. Falcopone se encontraba sentado en el sofa en la terraza con una gran copa de vino y fumando como de costumbre solía estar haciendo siempre, observaba desde lejos como la gente del reino se concentraba en torno a la plaza central donde llevaría a cabo el traspaso de dinero ganado de forma honrada y limpia de su agencia al gobierno del reino, en su otra mano portaba la carta de aquel pirata llamado Lion D. Emile que se auto proclamaba como futuro gobernador de una de las islas del imperio de North Blue, Gialvanni coloco su puro en el centro de la carta prendiéndole fuego hasta quedar convertida en cenizas cayendo en el suelo de mármol blanco para después tirar perezosamente sin levantarse del cómodo sillón las cenizas por un resquicio del balcón empujándola con su zapato.

-Interesante...- dio una calada del puro dando unos ligeros golpes para tirar parte de la colilla en el cenicero, no le entusiasmaba demasiado la idea de reunirse con un pirata, para el un pirata solo significa una cosa, problemas, los considera unos buscafamas que hacen lo que sea con el fin de que sean reconocidos independientemente si lo hacen de forma organizada o completamente desorganizada desestabilizando el orden establecido , ademas de ello en la mayoria de las ocasiones los piratas son unas personas vulgares o incultas,la falta de cultura o el lenguaje vulgar es algo que provoca mucha aversión al Don, es por ello que prefiere codearse con personas que mantenga un nivel cultural medio/alto o que al menos sepa fingir de que habla. Pasado unos minutos después de que el Don se pusiera su traje mas vistoso y sus joyas llamaron a la puerta uno de sus oficiales, Salvatore, indicándole que ya debían de marchar a la plaza del reino donde le estaba esperando el gobernador junto al resto de los conciudadanos, Falcopone agarro un maletin de cuero negro donde llevaba una importante suma de berries y el símbolo de la Agencia Gialvanni.

-De acuerdo, vamos a ganarnos el corazón de las personas...como siempre toughjojojo-

Al salir del lujoso hotel varias personas del lugar le aplaudían y vitoreaban su nombre en señal de agradecimientos, Gialvanni no paraba de agradecer las palabras y estrechar las manos con los ciudadanos, mientras que los oficiales pedían paso para que pudieran llegar sin contratiempos, en la plaza le estaba esperando el gobernador junto a sus guardaespaldas.

-Gracias a todos de verdad, mi nombre es Falcopone Gialvanni, presidente de la Agencia Gialvanni, no hay nada que mas me guste que ayudar a las personas de buena fe, mi apoyo incondicional al Gobierno Mundial no cesara nunca, es por ello...que le hago entrega de una cantidad de 100 millones de berries al Reino de Lvee, con la intención de que poco a poco podamos mejorar aun mas el lugar donde vivimos, eso es todo, muchas gracias una vez mas a todos. El don estrecho la mano del gobernador y comenzó a dirigirse a paso lento de vuelta al hotel mientras aclamaban su nombre acompañado de sus oficiales y Salvatore.


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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Re: Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Miér 14 Oct 2015 - 2:03}

Émile terminó de ajustarse la corbata mientras se miraba al espejo. Iba vestido con una camisa negra de seda, unos pantalones oscuros y botines. Toda su ropa era cara y elegante, como correspondía (o eso pensaba él mismo) a alguien de su estatus. Todo eso a excepción de su corbata, algo gastada y vieja, aunque bien cuidada. A pesar de que cuidaba mucho su imagen y su ropa, siempre llevaba consigo aquella prenda, recuerdo de su buen amigo Kaín. Llevaba enganchadas al cinturón dos pistola, una negra con motivos en dorado y la otra blanca con los mismos símbolos en rojo oscuro. Ambas iban en sendas fundas de cuero negro con una chapa roja con forma de pentáculo. De repente le llegó un mensaje telepático de Ivana: "Es la hora, capitán. Hemos llegado a Lvneel." El joven salió de su camarote y se reunió con su oficial en cubierta. En lugar de su habitual indumentaria, iba con camisa blanca y pantalones de mujer, además de un maletín. Casi parecía una oficinista, y no una pirata. Émile la miró de arriba abajo con aprobación, y ambos se subieron a la barca que los llevaría hasta la costa. Su oficial era una mujer joven, alta, de pelo blanco y piel morena. Si bien buena parte de su cuerpo era robótico, parecía totalmente humana. Más aun aquel día, que se había cambiado los implantes de los brazos que solía llevar por unos que simulaban piel humana.

Habían llegado al North Blue hacía unas semanas en busca del hombre que había enviado a una mercenaria a matarle, y en su lugar se habían encontrado con una guerra. Tras unas negociaciones con el rey Derian III, se le prometió una isla en el North Blue si combatía de su lado en la guerra. Fue por ello que decidió concertar una cita de negocios con el famoso empresario Falcopone Gialvanni, dueño de una agencia aseguradora de cara al público y de negocios menos legales de cara a los bajos fondos. Don Gialvanni era la clase persona que necesitaba para convertir su futura isla en una fuente de beneficios para su banda. Cierto era que estaba siendo osado al hacer negocios partiendo de la base de que Derian cumpliría su promesa, por no hablar de que no se sabía aun si ganaría la guerra, pero adelantarse a los acontecimientos simplificaría y aceleraría el proceso en el futuro.

Tras un corto viaje llegaron al puerto, donde dejaron la barca al cargo de dos de sus hombres y se dirigieron a la plaza central. En teoría debían encontrar allí al Don en mitad de un acto público, según le había informado este en su carta. Llegaron al lugar, y efectivamente un montón de gente estaba en la plaza principal. El capitán y su acompañante se mantuvieron en un segundo plano, en una de las entradas a la plaza. El Don resultó ser un hombre extremadamente obeso y grande, y su discurso llamó la atención a Émile. Había mencionado... ¿al Gobierno Mundial? Maldijo por lo bajo, dándose cuenta del enorme error del otro. "El Reino de Lvneel está bajo el control de Derian. Tras esta declaración, si hay algún agente del rey aquí, intentarán asesinarlo." Rápidamente se sacó una cuartilla y garabateó una nota con su estilográfica:

A Don Gialvanni:

No se quién os ha informado, pero esta isla está bajo el control del Imperio de Hallstat. Si bien el gobierno local sigue gozando por el momento de cierta independencia hasta que la guerra termine y su majestad afiance su posición, hay agentes imperiales en la isla. Tras vuestras declaraciones, es posible que vuestra vida esté en peligro. Tomad todas las medidas de seguridad que podáis, y abandonad la isla en cuanto acabéis vuestros negocios aquí. Yo me encargaré de eliminar posibles amenazas a vuestra seguridad.

Lion D. Émile

PD: Decidle a mi enviada el lugar y la hora de la reunión, y ella se encargará de contactar conmigo.


Escribió lo más rápido y pulcramente que le fue posible teniendo en cuenta que estaba escribiendo sin un apoyo adecuado, y le dio la nota a Ivana:

- Encuentra al Don y su gente y entrégale esto. No olvides ser respetuosa en todo momento, como si estuvieras ante mi - ordenó.

- Sí, mi capitán - contestó ella, con una reverencia.

Mientras ella se iba, el joven se dirigió a una callejuela secundaria y subió a un tejado de un salto. Activando su Visión Demoníaca en combinación con su haki de observación, detectó a un hombre con una presencia intensa y lo bastante maligno como para no tratarse de un mero civil que se dirigía a donde Don Falcopone y los suyos debían estar dirigiéndose, el hotel principal de la isla. Comenzó a avanzar de tejado en tejado a gran velocidad, hasta situarse justo sobre el hombre. Era un tipo grande, con una gabardina negra y un gigantesco mandoble a la espalda. Émile saltó frente a él, con una actitud poco amistosa.

- Lion D. Émile, apártate de mi camino. Me consta que ahora estás del bando de su majestad Derian-sama. No te entrometas en nuestros asuntos.

El pirata tan sólo alzó su mano derecha, y esta se volvió de color negro metálico al ser imbuida en haki. Una aureola verde la envolvió.

- No sabes el error que has cometido. Me aseguraré de enviarle tu cabeza a su majestad - declaró el hombretón.

El agente imperial estaba llevando su mano al mango de su arma, cuando de repente la mirada de Émile cambió. Sus iris se volvieron rojos como la sangre, y su sombra se alargó a su espalda. Entonces el espadachín se dio cuenta de que era incapaz de atacar. La mera idea de sacar su arma y empuñarla contra tan temible presencia le causaba un terror paralizante. Esto sólo duró un par de segundos, pero para cuando se recuperó del breve instante de pánico, el Ángel Negro ya estaba junto a él y le había agarrado la cara.

- Mano del Diavolo.

De repente el aura verduzca se extendió del a mano del pirata a la cabeza del soldado de Derian. La intensidad del resplandor se acrecentó, y el hombre dio un chillido de dolor. Émile mantuvo la mano en el sitio, y no paró de emitir energía demoníaca hasta que notó que el último hálito de vida había abandonado el cuerpo de su víctima, momento en el que soltó el cuerpo y dejó que se desplomara. Tras eso, se alejó a paso rápido del lugar para evitar toparse con nadie cerca del cadáver. Este había gritado antes de morir, así que posiblemente alguien acabaría acudiendo a ver qué pasaba.


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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Re: Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Miér 14 Oct 2015 - 19:39}

Por un momento el Don había pensado que todo había marchado viento en popa y que su plan de aumentar la influencia allá donde iba se había cumplido con todo pronostico como siempre conseguía, sin embargo algo iba mal, tanto fue así que una recibió una carta una vez mas del mismo pirata con el que se comunico con anterioridad antes marchar al Reino de Lveel, a medida que leía la carta la vena del cuello de Don Gialvanni comenzó a hincharse de furia aplastando la carta y sonriendo de una manera forzada y torpemente a la muchacha, mientras sacaba una especie de bota medicinal sacando varias pastillas y metiéndosela en la boca, posteriormente se calmo y comenzó a darle caladas a su puro con normalidad sin pensar en las consecuencias que podían estar apunto de ocurrir, incluso llegando a pensar que después de todo lo que había dicho no seria tan malo, podría haber cometido un error de calculo, pero al menos aun contaba con el apoyo del gobierno mundial y parte de la marina.

-Thoughjo...jo...jo... esta bien... mi vida esta bien protegida, tengo benefactores a los que no les gustaría verme muerto, cerca de la zona del puerto hay una pequeña caseta abandonada donde se supone que vive un sin techo, ahora mismo siendo de día estará fuera de la casa, preguntadle esto "¿Adonde va el dinero en un día de lluvia?" os dejara pasar, eso es todo lo que necesitas saber, ¡Ya lo habéis oído muchachos, la fiesta ha terminado, vamonos!

El Don dio una nueva calada aun mas fuerte absorbiendo gran cantidad de humo en sus pulmones (aprovechando la técnica de su fruta al ser sus órganos de goma) y tras varios segundos expulso una gran bocanada de humo alrededor de donde se encontraba cual si fuera una chimenea, con el fin de despistar a todo aquel que le estuviera persiguiendo. Aceleraron el paso lo máximo que pudieron mientras esquivaban a las personas que se iban topando por su camino, el Don ni se esforzaba en apartarlos delicadamente con las manos sino que su mero tamaño hacia que los ciudadanos se apartaran de su camino al ver un hombre tan grande y corpulento, mientras caminaban Falcopone saco un nuevo puro de su camisa, tirando el otro que ya habia consumido con esta potente calada que dio, mientras lo encendía comenzó a acordarse del nombre del susodicho pirata y sin duda había algo que le extrañaba de sobremanera, no por el mero hecho de tener la voluntad de D en su nombre, sino por ese Lion, solo conocía a otra persona por su nombre que se llamara Lion, el almirante Lion D Karl, el mero pensamiento hizo que se parase en seco, los oficiales y guardaespaldas se preocuparon preguntándole que ocurría cuando ya estaban apunto de llegar al punto de reunion.

-Don Gialvanni...¿Ocurre algo?-

-Ese...ese pirata... *apretó los puños mientras seguía fumando de su puro enfureciéndose* espero que no sea quien creo que es, todo esto me parece muy extraño, esa carta, el conflicto de ahora, si esto es una trampa...-

-¡Ah! ¡BOSS! ¡que se le quema la camisa con el puro!

-¡¿QUE?!-

Mientras el Don se comenzaba a apagar el fuego que se había prendido el solo en su camisa, se interpusieron en su camino tres soldados del reino apuntandole con los rifles, a lo que los oficiales de Gialvanni respondieron con lo mismo desenfundando sus armas, al conseguir apagar el fuego Falcopone se acerco a ellos mientras que el restos de sus vasallos seguian apuntando a los guardias, mientras que uno de los soldados le advertio que no se acercara mas y que se entregara ahora mismo.

-Muchacho, no tienes ni idea de a quien estas... *BANG*

El soldado disparo seguidamente de sus otros dos compañeros acribillando al Don Falcapone hasta quedarse sin balas, sus oficiales respondieron derribando a dos de ellos disparandole, dejando vivo  al que Falcopone tenia enfrente, el Don comenzó a reírse mientras que las balas salían expulsadas de su cuerpo con fuerza dando varias de ellas al soldado que quedaba en pie.

-¡Toughjojojojo! *agarro al soldado con sus brazos levantando como si le estuviera dando un abrazo apretando poco a poco hasta dejarlo sin aliento* Que afortunado, has descubierto sin querer que soy un usuario de una akuma no mi, te daré una pista de cual es...oh bueno sabes que, mejor no, me tengo que ir ya... *soltó el cuerpo del soldado en seco cayendo al suelo inerte* sigamos de una vez, estamos al lado.

Al llegar al punto de reunión, allí se encontraba la pequeña caseta con el sin techo fuera de ella sentado sobre un barril oxidado y con aspecto descuidado con la ropa sucia, el Don se acerco a el y le susurro al oído la pregunta secreta, la misma que le indico a Lion, el sin techo se levando y saco del barril un mando del cual acciono un botón, para posteriormente abrir la puerta de la caseta, entrando el Don y el resto de sus secuaces para esperar al pirata.


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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Re: Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Jue 22 Oct 2015 - 2:17}

Algo impaciente, siguió paseando por la ciudad mientras esperaba la respuesta de Ivana, buscando a más posibles amenazas para la vida de su cliente. Finalmente le llegó el mensaje telepático de su oficial: "Capitán, don Falcopone nos recibirá en las afueras. Al parecer hay un pequeño edificio abandonado con un mendigo en la puerta. Si le damos una contraseña, nos dejará pasar. Es "¿a dónde va el dinero en un día de lluvia?" Por cierto, estoy en el camino por el que llegamos a la plaza." Tras escuchar las palabras, inmediatamente Émile cambió de rumbo y se dirigió hacia la posición de su subordinada, empleando su escaso conocimiento de las calles de la localidad. "Espérame junto a la frutería de las afueras. Voy hacia allí. Oh, y cómprame una manzana" le dijo, sin dejar de moverse.

Tras un rato dando vueltas y preguntando a transeúntes para orientarse, logró localizar la dichosa calle, y recorrerla hasta su final. Ivana le esperaba donde le había dicho, con una manzana en la mano, que le entregó con cierta solemnidad. Con un bostezo aburrido, Émile la aceptó y le indicó con un gesto que le siguiera. Estaba cansado de recorrer callejuelas y tenía bastantes ganas de conocer por fin a su futuro cliente. Quién sabe, tal vez incluso pudiera convencerlo de ser algo más próximo, como un aliado. No esperaba que aceptase unirse a su banda, pero quién sabía. Ya había dejado clara su aversión a los piratas, pero el joven capitán estaba convencido de ser capaz de hacerle cambiar de opinión con respecto a ellos. Al fin y al cabo, ellos no eran filibusteros del tres al cuarto ni una banda más; aspiraban a ser la élite de los piratas, aquellos que controlaran los mercados negros del mundo y el terror de los mercaderes.

De camino a la cabaña, se encontraron con un espectáculo un tanto dantesco. Tres hombres derrumbados sobre un charco de sangre, con el cuerpo acribillado. Heridas de bala, si su experiencia no le fallaba. Se arrodilló junto a uno y puso el cadáver boca arriba, y de repente el supuesto muerto sufrió unos espasmos y tosió sangre. Así que aun no había fallecido, sólo estaba agonizante... y era un soldado de Derian. Émile colocó una mano sobre el pecho del hombre, y una luz dorada salió de esta. Las balas comenzaron a salir de la herida a presión, mientras estas se cerraban. El soldado recuperó un poco de color, y abrió los ojos. Al principio miraba de un lado a otro, aun confuso, y de repente dijo:

- Agua... necesito agua...

- La tendrás. ¿Qué ha pasado aquí?

El hombre centró la mirada en él con cierta dificultad, y de repente pareció reconocerle. Se aferró a su brazo y dijo:

- ¡Señor Émile... Falcopone se escapa! Debe ser... capturado. Es enemigo de su Majestad...

El pirata entrecerró los ojos. Vale que se tuviera que defender, pero el don debería haber escondido los cadáveres. O al menos, asegurarse de que estaban muertos. Le acarició el pelo como si fuera un niño pequeño, para a continuación decir:

- No te preocupes, todo ha pasado.

- ¿Señor... Émile? - preguntó el hombre, inquieto.

"Hazlo. No quiero testigos" dijo mentalmente, mientras se levantaba y apartaba del hombre. Ivana sacó una pistola de entre sus ropas, y le voló la cabeza de un tiro. A continuación una llama brotó de la mano de Émile, el cuál se agachó y tocó con ella los tres cuerpos. Estos comenzaron a arder velozmente, consumidos por el Fuego del Averno, la voraz llama del infierno. Tras esperar unos segundos a confirmar que el fuego se extendía por todo el cuerpo, se alejaron en dirección al edificio. "Más bien caseta. ¿Ahí vamos a reunirnos? Es un lugar muy pequeño." Se acercaron al indigente, y Émile dijo:

- ¿A dónde va el dinero en un día de lluvia?

Sin mediar palabra, el hombre sacó una especie de control remoto y pulsó un botón. La puerta se abrió en respuesta. "¿Era necesaria tanta parafernalia?" El pirata entró seguido por la chica, para encontrarse unas escaleras que descendían hacia la oscuridad. "Esto tiene más sentido." Las bajaron, hasta llegar a una puerta. Tras ella podía notar presencias humanas con su mantra, y su Visión Demoníaca le permitía ver unas auras carmesíes al otro lado. Había una más intensa que las demás... Falcopone, sin duda. Visto lo visto, efectivamente no era trigo limpio, dado que su poder percibía a las personas de corazón oscuro y malévolo. Con decisión, abrió la puerta y entró en la estancia. Colocando la mano derecha sobre su pecho, hizo una respetuosa inclinación de cabeza. Respetuosa, pero no sumisa.

- Al fin nos conocemos en persona, Don Falcopone. Entiendo que ya sabéis de sobra mi identidad, pero como dictan el protocolo, me presentaré. Mi nombre es Lion D. Émile.


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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Re: Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Sáb 24 Oct 2015 - 18:01}

Mientras esperaba en el escondite secreto, el don se sentó en su despacho el cual estaba dentro de la misma sala que constaba de tan solo esa habitación, Falcopone tenía por costumbre instalar una especie de refugio en aquellos reinos o gobiernos que visitaba donde las autoridades nunca pensaría que se encontrasen en lugares como tal, véase por ejemplo una caseta de un mendigo, en estos refugios suele tener provisiones y armas, además de los diarios semanales y periódicos importantes de hace mucho tiempo, y por supuesto no podía faltar una caja de un tamaño considerable para sus lujosos puros, mientras esperaba a su invitado uno de sus subordinados le sirvió una buena copa de vino ajustable a su mano bebiendo un sorbo para enjuagarse la boca para quitarse aquel sabor a "error" que había cometido con anterioridad en la entrega del dinero, cogió uno de los últimos periódicos catalogados como importantes, donde su cabezal está escrito en letra grande y al parecer subrayado en el pasado por el propio Don, "Lion D Karl muerto", Falcopone le hecho una mirada al nombre con el ceño fruncido mientras le dio una calada a su puro echando el humo a la portada del periódico, uno de sus oficiales se acercó al don preocupado, el piernaslargas Jhonny Copal.

-¿Va todo bien señorrr?

-Ese pirata con el que voy a reunirme es muy probable que sea el hijo del almirante que mato a uno de los gorosei

-Perrro ya hace varrios años que esta muerrto, de nada le sirrvio lo que hizo juajajaja-

El Don Falcopone dio un golpe en la mesa con su enorme mano haciendo callar el resto de las risas que formo en la habitación mirando a sus subordinados furioso.

-¡No se debe burlar uno de los muertos!, por muy enemigo que haya sido o lo molesto que fuera *apago lo que le quedaba de su puro en un cenicero*

Las risas se apagaron en un abrir y cerrar de ojos, pasado unos minutos la puerta del refugio se abrió, el invitado había llegado, se presento a Don Falcopone de manera respetuosa, el don inclino levemente la cabeza en señal de saludo y ordeno que le trajeran una silla para que se pudiera sentar, mientras saco de su caja un puro nuevo y comenzó a  fumar, sin expulsar el humo hacia afuera para no dejar la sala llena de humo, miro a Lion de arriba abajo y apoyo su enorme mano en el periódico suavemente para enseñárselo a Lion, mientras esperaba que leyera el nombre, el Don dio por empezada la conversación y los tratos que fueran a llevarse a cabo, saco de su bolsillo un Den Den Mushi el cual tenia un aspecto parecido al del Don y lo coloco encima de la mesa justo a su lado.

-Esta conversación sera grabada, me gusta tener efemérides con quienes hablo toughjojojo, no ha salido todo como lo he pronosticado...tiene gracia pero, *al don se le comenzó a hinchar la vena de su cuello mientras sonreía forzosamente recordando lo que ha pasado, sacando de su bolsillo unas pastillas contra la tensión tomándose una de golpe* el dinero se lo han quedado, MI dinero... estoy seguro de que será hacedero de solucionar, aunque hay algo que también me sorprende y me extraña  *comento esto último sosegado señalando la foto de Lion D Karl* ¿eres su hijo?, si ese es el caso debo decirte que tu padre hizo cosas que naturalmente no me beneficiaron, aunque esto ya ha quedado en el pasado, confió en que ambos podamos sacar beneficios de este acuerdo...¿de que se trata pues pirata Lion D Emile? *concluyo dando una calada a su puro tragándose el humo*


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Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) Empty Re: Acuerdos "honrados" (Lion D. Émile) {Jue 12 Nov 2015 - 1:00}

Falcopone le esperaba tras una mesa, fumando un enorme puro y sujetando un periódico. El lugar no aparentaba precisamente ser el desván de una casa abandonada, si no alguna clase de refugio. Era de esperar... aquel hombre era muy previsor. Sin embargo, si tan avispado era, ¿cómo había cometido semejante error declarándose aliado del Gobierno en una isla controlada por el Imperio de Hallstat? ¿Es que era un temerario? ¿O entraba en sus planes de alguna manera? Lo segundo parecía más probable, aunque no las tenía todas consigo. Al fin y al cabo, también había cometido un grave error al no eliminar los cadáveres, más aun estando estos tan cerca de su refugio. En fin... ya se enteraría. El hombre hizo una seña, y uno de los secuaces que le acompañaban le acercó una silla. Émile la aceptó, y se sentó, apoyando los codos en la mesa y cruzando las manos frente a él. Miró por un instante a Ivana, y su oficial se apresuró a adelantarse y colocar el maletín que traía sobre la mesa. Lo abrió, y extrajo de su interior una botella de vidrio con una etiqueta. Era un tinto del South Blue, bastante caro.

- Antes de comenzar, os ofrezco este presente. Consideradlo un pequeño obsequio como reconocimiento a vuestro buen juicio al acceder a mantener esta reunión.

El don sacó un aparato que Émile reconoció como un Den Den Mushi, y le mostró el periódico. Acto seguido le avisó de que grabaría aquella conversación... cosa que no le gustó al pirata. Debía escoger con suma cautela todas sus palabras, o podrían ser usadas en su contra en un futuro. Él estaba fuera de la ley, claro, pero no le apetecía que las empleara para tratar de volver a Derian contra él, o algo peor. "En esta situación negarme sería perjudicial para la buena marcha de las negociaciones. Si veo que la cosa no sale bien o noto algo sospechoso en este hombre, no me quedará otra que asesinarlo y destruir la grabadora." Esperaba no tener que llegar a medidas tan drásticas, de todos modos. Había viajado hasta allí abandonando su puesto en Hallstat sólo por aquel negocio. Ni siquiera había tenido tiempo a disculparse con Aki por sus malos modales en su reencuentro, y temía que aquello afectase a su buena disposición para con él. Podían ser antiguos nakamas, pero sabía de sobra que en cualquier momento podría volverse contra él, y que como enemiga sería un adversario formidable. De repente se fijó en la foto que don Gialvanni señalaba, y en ella reconoció a su padre. Abrió ligeramente los ojos en una expresión de sorpresa, pero recobró la compostura casi al instante. Era un periódico viejo, de hacía ya más de un año. Se puso serio, y dijo:

- Efectivamente, el Almirante Kurotora era mi padre. Sin embargo, nunca nos llevamos particularmente bien ni tuvimos mayores relaciones. De hecho, colaboré en el pasado con el Gobierno para su captura. Así pues, no temáis porque pueda estar vinculado al grupo terrorista que lideraba, el Proyecto Amanecer, o a la Revolución. No es ningún secreto que tuve vínculos con estos últimos en el pasado, pero eso ya es historia.

Empleó todo su autocontrol para mantener su expresión y no revelar sus auténticos sentimientos. Sí, era cierto que en el pasado había odiado a su padre, e incluso había colaborado con la Marina para desenmascararlo, pero eso había sido antes de saber la verdad sobre él. Ahora sólo guardaba un terrible resentimiento hacia el Gobierno, y deseaba la muerte para los Tenryuubitos, los causantes de su desgracia. "De no haber existido esos cerdos, mi padre aun estaría vivo." Si bien no había mentido, no había revelado toda la verdad: era heredero de los planes del Proyecto Amanecer, y planeaba continuar las labores de su padre en un futuro de momento lejano. Sin embargo, eso no influía en aquellos negocios, y no tenía intenciones de explicárselo a Falcopone. Con un ligero suspiro, volvió a la carga:

- En fin, como sabéis no soy precisamente un amigo del Gobierno, así que no puedo prometeros que no vaya a actuar contra ellos. Sin embargo sí puedo prometer discreción. A ojos del mundo, yo sólo seré el "protector" de la isla y tendré mi base en esta. Y como por petición de su majestad Derian voy a respetar la integridad de las naves mercantes del North Blue, nadie verá raro que no ataque navíos de vuestra compañía... dado que esta tendrá propiedades en este mar. Más aun, ¿por qué iba a interesar un negocio perfectamente legal, una aseguradora, a un corsario como yo? - dijo, con una ligera risa - Vos tendréis negocios en mi isla, la cuál como yo he dicho teóricamente sólo protegeré, cuando en realidad seré vuestro promotor. Dado que habrá más negocios, nadie debería sospechar. La isla continuará con su actividad comercial como si nada hubiera pasado una vez yo tome el mando. Al fin y al cabo, estará bajo la legislación del Imperio de Hallstat, por mucho que yo sea su defensor y esté instalado en ella.

Con una sonrisa, se acomodó en la silla. Confiaba en que el don encontrase la situación que le había descrito apropiada para la confidencialidad que seguramente deseaba mantener. Cierto era que podrían intentar vincularles, pero no habría ningún vínculo entre ellos del que tirar. Siempre y cuando ambas partes mantuvieran la discreción y cumpliesen cada una con su parte del acuerdo de manera tácita, nadie tendría pruebas para incriminar al don. A menos que este cometiese algún error que lo delatara, claro. Pero esperaba que no ocurriera algo así.

- Y pasando a los negocios, ahora que ya os he asegurado la seguridad de los mismos... esta es mi propuesta.

Le hizo una seña a Ivana, y esta sacó unos papeles del maletín, tendiéndoselos. Émile los tomó y comenzó a revisarlos. Estaban entre ellos el acuerdo con el rey Derian en que este prometía al capitán una patente de corso, financiamiento y una isla como dominio para el pirata. También tenía otro documento con todo lo que ofrecía a Gialvanni, y en el que ofrecía asilo y protección al empresario en caso de que se convirtiera en criminal. Pasó ambos al don para que los revisara, y resumió el contenido del segundo texto:

- Como podéis comprobar ahí, ofrezco a vuestra compañía cuantas facilidades podáis requerir para instalaros en la isla, incluyendo un pequeño edificio que os servirá como oficina temporal hasta que los negocios crezcan y decidáis construir una sede en condiciones. También poseeréis derecho a emplear mis almacenes secretos, que estarán repartidos por toda la isla y cuya construcción comenzará nada más me instale en ella. No haré preguntas sobre vuestras actividades, lo que vayáis a hacer es sólo asunto vuestro. Eso sí, ateneos a las consecuencias si quebrantáis alguna ley del Imperio Hallstatiano y esto se llega a conocer, caso el que me desvincularía de vos. Os ofrezco protección en caso de que vuestros perseguidores sean de otra índole, ya se trate del Gobierno Mundial, la Revolución o algún otro grupo. Pero si vuestro enemigo es su Majestad, mis manos están atadas - dijo, con una ligera sonrisa - En todo caso, gozaréis del beneplácito del gobierno local y facilidades para instalaros, a cambio de lo cual sólo os pido un pequeño impuesto que constará del 10% de los beneficios de vuestros negocios lícitos. Eso a alguien de vuestra fortuna no os supondrá nada, y para mi se traducirá en una pequeña fuente de ingresos. A parte de eso, por supuesto me reservo el derecho a obtener de vos un trato preferente a la hora de adquirir mercancías por vías menos... oficiales. Al fin y al cabo, necesito a alguien que abastezca mi flota con armas y pólvora, y confío en que alguien con vuestros contactos no tendría problemas en adquirir ambas cosas.


The Devil is like an old friend to me
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