Un entrenamiento algo peculiar.

No me gustaba la idea de tener que pedir ayuda para mejorar mi estilo de combate. Pero muchas cicatrices y muchas derrotas hicieron mella en mí. No me consideraba alguien débil, pero algo me faltaba y esperaba que ese sujeto me ayudara. Suspiré y traté de relajarme. Olía su ego y arrogancia saliendo de cada poro de su cuerpo. Se notaba seguro de sí mismo y no tenía ni una pizca de duda o algo. ¿Eso me faltaba? No, claramente no. Yo también era seguro de mí mismo y no dudaba de mis acciones. Sabía que algo me hacía falta, pero a pesar de los años en el mar no lograba encontrar esa respuesta y esperaba que ese sujeto me ayudara. Escuché sus palabras y sonreí de medio lado.

– Sé que es un entrenamiento, pero… – tomé una ligera pausa y activé el nivel uno de mi técnica especial. Mi cuerpo se puso rojo y echaba humo por cada poro de mi piel.   – No aprenderé si no siento que, al menos, me esfuerzo un poco. – un pequeño suspiro mientras me iba mentalizando en mi oponente. – Y sí, estoy desesperado si te pido ayuda. – pensé en atacar como siempre lo hacía. Pero, ¿Funcionaría? Tenía que innovar y probar cosas nuevas. Y, de cierta forma, llevar mis habilidades a un nuevo nivel. Algo novedoso… Miré mi pierna cyborg… ”¿Por qué no? Es mi arma secreta y no puedo usarla bien…” – Sonreí y desaparecí para aparecer a un costado de Ryûgoketsu. – Adelante Gadgeto Potenciador trasero de golpe – susurré. Ese comando iba a potenciar el golpe de mi pierna izquierda, que iba dirigida a su abdomen,  en un cincuenta por ciento. – Adelante Gadgeto Arma secreta-Talón de Aquiles – si llegaba a conectar con mi primer ataque, de mi pierna saldría una explosión, su potencia iba a ser similar a una granada pequeña. Si todo eso funcionaba, imbuiría mi puño derecho en mi Busosuhoku, y usando la velocidad que me otorgaba mi técnica iba a desaparecer para aparecer al frente del cazador para tratar de conectar un puñetazo en su rosto.

– Que empiece la lección. – Sea cual sea el resultado de ese primer ataque, me alejaría un par de metros y elevaría mi guardia. Mi brazo izquierdo adelante, el derecho atrás cubriendo parte de mi barbilla y mis dos piernas manteniendo un perfecto equilibrio. Mi espalda estaba algo encorvada. Mi mirada al frente y mi rostro algo tenso. Estaba muy concentrado.