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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Vie 18 Dic 2015 - 1:31}

Era un día tranquilo. El sol reinaba en lo alto y tan sólo un par de nubes flotaban dando aspecto esponjoso al cielo. Era entrañable, como la primera vez que estuvo en el lugar, y si bien la primera vez el olor a desayuno fue lo primero que le llamó, aquella vez las naranjas y las rosas eran fundamentales en el panorama. No sabía muy bien por qué había vuelto tras tanto tiempo, pero al recordar el reencuentro en Mariejoa necesitaba ir. Era como un santuario donde todo tenía mejor color, y donde el recuerdo habitaba más allá de donde llegaba el olvido.

"Pero no está", pensó, detenido, impertérrito, mirando la calle principal que llevaba desde el muelle hasta el ayuntamiento. Allí no estaba ella, ni seguramente la encontrara, pero le prometió buscar y, aunque no la hallase, debía empezar en aquel lugar, en el sitio donde todo empezó. Tal vez no tanto por ella, sino por él mismo, por recordar el buen día que pasaron, recordar el inusitado dolor que sintió por su marcha al día siguiente y cómo, finalmente, aquella chica sencilla demostró al dragón más escéptico que existía el amor a primera vista. Había llorado por un sólo día que no llegó a nada más allá de besos y lágrimas, de caricias y un sueño a la orilla del mar, y con todo aquello por equipaje comenzó a moverse por el puerto.

-Oiga, ¿Ha visto a una mujer jovencita, morena, más o menos de esta altura? Tengo una foto aquí- la gente le miraba con bastante cautela. No sólo era un forastero, sino que se trataba de un temido corsario que perseguía una enemiga del gobierno, con una recompensa mínima. Porque, obviamente, la única foto que tenía era la del cartel de busca y captura que le había llegado. "¿Y ahora tú en la revolución? Nunca nos vamos a poner de acuerdo..."-. De verdad, sólo quiero verla de nuevo, no es lo que cree...

El hombre al que le preguntó acabó huyendo, intimidado tal vez por la vehemencia del pirata o porque, a pesar de sólo atrapar a los criminales más peligrosos, su fama se extendía como una nube negra a su alrededor, una especie de infamia de la que no podía alejarse y que lo seguía allá donde fuera... ¿O tal vez simplemente era que, como a él, a todos Alice les parecía una chiquilla inofensiva? Expresión agradable, rostro delicado y una mirada que encandilaba a quien la mirase. Un poco de magia que todos podían sentir y, por supuesto, la mirada de tormento que tenía. ¿Algún día podría hacerla feliz? Quién sabe, tan sólo podía buscarla allá donde fuese y prometerse que antes o después la traería consigo.

-Hoy no hay perro que puedas mirar, pequeña- dijo, observando el cartel con cierta amargura, acariciando el rostro que tanto echaba de menos. No lloraba, pero sí que respingaba un poco, y alguien debió ablandarse al ver la escena porque le señaló un sitio donde la había visto. Sin embargo, aquello había pasado hacía más de tres años y nunca más... "Y señalas el bar donde la conocí... Definitivamente es imposible que la encuentre en esta isla". La información de la anciana que se apiadó de él era desinteresada, pero inútil. No aportaba absolutamente nada y, si no fuera porque aquel día llevaba ropa bastante menos ostentosa, seguramente se habría dado cuenta de que él era el "chico raro que la acompañaba".

En el pantalón vaquero negro guardó el cartel de busca, no sin antes abrazarlo contra la camisa blanca que llevaba aquel día. Si hubiera llevado abrigo o chaleco lo habría calentado un poco en su interior, como si realmente la abrazara a través del papel, pero iba al descubierto, como quien dice.

-En fin, si no puedo encontrarla, al menos recordaré cosas- dijo, en voz baja, y se fue a comprar un par de frutas. Dos naranjas y un par de manzanas, de hecho, y fue camino de la cala donde se despidió de ella. Hasta la puesta de sol aún quedaba tiempo, pero el día entero donde se sintió feliz no sonaba tan mal a decir verdad.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Mar 22 Dic 2015 - 21:39}

-¿Estás segura de esto? -preguntó una voz cuyo nombre no importaba. -No hace falta que te quedes aquí sola... Puede quedarse alguien contigo, por si acaso.

Me paré a mitad de la pasarela que descendía del barco y me giré hacia él. Sabía la respuesta incluso antes de que yo llegara a ponerla en palabras, y estoy segura de que se veía una expresión de determinación en mi cara que no dejaba lugar a dudas.

-Necesito unos días de descanso, ya contactaré con vosotros mediante el den den mushi -respondí, dándole una palmadita a mi mochila y guiñando un ojo. -Además, debería haber hecho esto hace tiempo ya, ¿sabes? Si no encuentro lo que busco, al menos me puedo quedar con los recuerdos.

Me hacía demasiada gracia decir cosas que nadie más que yo entendía del todo. Y mentía en parte, porque lo de visitar Orange ya lo había hecho alguna vez antes. Sólo me negaba a pensar que lo que llevaba esperando tanto tiempo no fuera a ocurrir y por eso seguía yendo a la isla, repitiendo paso a paso lo que había ocurrido en uno de los días más felices de mi vida. Arqueé la espalda, tratando de quitarme la pereza a contoneos, y respiré hondo. Había llorado mucho, sufrido, y ahora era bastante feliz, ¿pero acaso no podía pedir algo más que eso? Encontrar estabilidad por fin, sin olvidarme de un puntito de locura; que alguien se quedara, aunque otros se fueran y dejaran conmigo la amargura...

Me tentó la idea de sentarme en el muelle, con las piernas colgadas sobre el agua e intentar vislumbrar algunos peces que nadaban cerca de la superficie, mas el hambre ganaba la batalla aquella vez. Fui al mismo bar, incluso a la misma mesa. ¿Qué habría sido del precioso dálmata? Estaba claro que llevar a una mascota a la guerra no era la mejor de las ideas, seguro que por eso no lo había visto en Mariejoa. ¿Qué había pasado en los años que habían pasado separados? La mirada de Dexter le había dado una buena pista sobre que probablemente había rehecho su vida en su ausencia, pero no era algo que le importara. Había cosas que no podían, o no debían pedirse. Se lo preguntaría igualmente.

Me trajeron algo menos grasiento que los huevos y el bacon, de hecho, ni siquiera tuve que pedirlo. Empezaban a conocerme y lo curioso es que no parecía importarles haber visto mi cara en más de un cartel. Mientras el camarero dejaba los platos con cuidado en la mesa me dirigió unas palabras diferentes de las habituales:

-¿Sabes? Hoy han preguntado por ti en el pueblo. -Se notaba que se mordía la lengua para no decir algo de más, así que le hice un gesto para que siguiera. -Sé que no es asunto mío, pero como he visto algunos carteles... y aquí se corre la voz rápido si pasa algo inusual... Quería avisarte de que quizás estés en peligro.

Asentí. Mi recompensa tampoco era tanta por el momento, aunque algún cazador novato podía estar buscándome.

-Gracias por avisar. ¿Cómo era quien preguntaba por mí?

-Pueees no lo sé -dudó-, solo hay rumores de que era alguien con bastante poder. Lo mejor sería que preguntaras por ahí, a ver quién lo ha visto.

El tenedor se quedó a medio camino entre el plato y mi boca. ¿Alguien poderoso? ¿Por esos lares y buscándome? Alcé una ceja. O era algo muy malo o... parecía que estallaría si seguía empeñándome en contener una sonrisa. Ojalá, ojalá...

-¿Se sabe si ha salido de la isla, o por dónde se ha ido?

La comida podía esperar. Incluso antes de oír dónde estaba, había dejado un billete sobre la mesa y me estaba yendo. No era muy difícil imaginarlo. Al final tendría que acelerar el recorrido... Me encaminé hacia el mercado, recordando cierto eclipse, y pensando si hacer una pequeña parada para comprar naranjas. Mejor no perder tiempo, tenía miedo de que se me escapara.

¿Iba a llorar ese día también?
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Miér 23 Dic 2015 - 14:53}

Levantó la cabeza casi por instinto. Apenas había dado un paso para alejarse del local donde acababa de comprar, pero algo ya le había llamado la atención. Tal vez un viejo olor del pasado o intuir la figura de alguien conocido. ¿Quizás ninguna de las dos? O ambas, claro, pero sólo había conocido a una persona allí y nadie tenía ni idea de quién era, o al menos no había nadie dispuesto a reconocerlo. Tal vez era su imaginación, que ansiaba encontrarla al primer intento, o que su memoria le estaba jugando una mala pasada. Tonterías, al fin y al cabo. ¿Acaso podía pensar de otra forma? Las búsquedas nunca solían comenzar bien, y menos buscando a una chica como Alice, incapaz de estar más de unos días quieta en el mismo sitio. Siempre necesitaba irse, o al menos eso parecía tras aquella vez con Timmothy.

Miró al sol un instante. Si no recordaba mal, estaba justo donde aquella vez se situó la chiquilla viendo el eclipse. Pero en ese momento no había nadie corriendo por las calles, ni se caía la fruta ni Dexter pensaba obscenidades que acabarían traduciéndose en lo que aún sentía. Volver a encontrarla o no era cuestión de suerte, pero buscarla era una promesa y no iba a dejarla en manos del destino; iba a echarle un pequeño cable para acelerar las cosas. Al fin y al cabo la eternidad era una probabilidad cada vez más baja de encontrarla. Cada vez más tiempo que pasaba mientras el dragón buscaba a la chica. Y daba igual el lugar adónde fuese, mientras no la encontrase podría estar en todas partes menos con él, y eso debía cambiar.

"En qué cosas pienso sólo por mirar al sol", dijo para sí con una sonrisa, sacando una manzana de la bolsa. Su olor era fresco y su sabor puro, como si no hubieran usado químicos en su producción. Le alegraba la idea de estar tomando algo tan bueno en un día como aquel, lejos de su estrés habitual, un día en el que podía dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir aunque fuera tan sólo por unas horas... "¿Otra vez?". Ahora más intenso, el olor de las rosas azules estaba ahí. Pero no las flores, sino por la mujer que lo portaba siempre. Cómo lo hacía, o si era intencional no lo sabía, pero su olor a rocío la precedía.

Su olor no desapareció, pero Dexter no torció la mirada, simplemente la visualizó con su haki, así como a la gente que había entre los dos. Un par de personas, pero nada que no pudiera evitar en lo que iba a hacer. Sacó una naranja rápidamente de la bolsa y la lanzó a rodar hasta los pies de Alice, evitando con un ligero viento a momentos que fuera pateada y alejada de la ruta. ¿Tal vez no recordara la última vez que tuvieron una naranja a sus pies? Esperaba que sí.

-El cielo está hermoso hoy, ¿Verdad?- dijo al aire, sin realmente prestar más aparente atención a la muchacha. Si recogía la naranja a sus pies, o si la notaba al menos, ya sabría dónde encontrarlo. No se iba a mover del lugar en el que estaba y, a decir verdad, era tan alto que su numerito podría considerarse más una payasada que algo verdaderamente romántico pues, si intentaba darle el mensaje de que ahí estaba, no tenía por qué jugar con la comida. Aunque si Dexter no hiciera tonterías innecesarias para llamar la atención de chicas que merecían llevarse su atención, no sería él del todo.

Aquella vez no había perro coleteando animadamente a su lado, ni una cara boba de animal sonriendo por ver a la muchacha. Tendría que explicarle que Robin había muerto con catorce años, ya muy viejo. Tal vez contarle que no fue por simple edad era pasarse, pero no creía que pudiera llegar a importarle o, mejor dicho, que quisiera escuchar la historia que había detrás. De momento estaban a unos metros y un giro de cuello de estar juntos de nuevo.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Sáb 16 Ene 2016 - 22:42}

El recorrido ya era conocido para mí, después de unas cuantas estancias en la isla. Todo era familiar... Las pequeñas casas y las caras sonrientes de la gente al pasar. Incluso el cielo y el mar tenían un color especial, que seguramente sólo yo era capaz de apreciar. "Si algún día quiero una vida tranquila que sea aquí o en un sitio como este, por favor." Aunque eso era mucho pedir; ahora tenía todas las papeletas para morir en una misión o acabar con una recompensa que me asegurara una vida nómada e intranquila. Aparté esos pensamientos por un momento. Estaba a punto de entrar al mercado. Había un intenso olor a fruta madura que impregnaba el ambiente, una dulzura apetecible que... Sacudí la cabeza, intentando quitármelo. Venga, si acababa de desayunar, no podía estar pensando en comer otra vez.

No estaba muy atenta. Caminaba mirando al suelo cuando debería ir fijándome en lo que había alrededor, buscando a cierto gigante. Me paré cuando vi algo que se acercaba rodando por el suelo. Una... ¿naranja? Sonreí, sin levantar la vista todavía. Fuera casualidad o no, el detalle me hacía muy feliz. Me agaché y la recogí en cuanto chocó con mi pie, con delicadeza. Y decidí que ya era hora de verlo, sin ignorarlo durante más tiempo. Destacaba entre la gente que caminaba a nuestro alrededor, alejándose un poco de él, seguramente por miedo. Les sacaba algunas cabezas, y ya no sabía decir si había crecido más desde la última vez que nos habíamos visto, pero seguía siendo enorme. Esta vez no había ningún perro adorable a su lado en el que pudiera centrarme para evitar los momentos incómodos. Aunque en fin, todos los momentos eran cómodos como si fuéramos el uno para el otro e incómodos por no saber qué decir. Al menos era así para mí. ¿Por qué tenía que pensar tanto las cosas en lugar de dejarlas fluir?

Me quedé a unos tres metros de él, distancia más que suficiente como para que algunos compradores caminaran entre nosotros a pesar de lo mucho que Dexter imponía, vagando entre los diferentes puestos, en busca de algo que necesitaran o simplemente quisieran. ¿Y si era sólo un espejismo o una imaginación desbocada que jugaba malas pasadas? O un mal sueño. ¿Y si todo hasta ahora había sido un sueño, algo irreal? Nunca me quitaría esa posibilidad de la cabeza, por suerte o por desgracia. También hay que decir que ya no me importaba tanto si lo era o no lo era.

-¿Después de todo este tiempo, Dexter? -le pregunté, agachando ligeramente la cabeza y mirando a sus pies. -No sabía si te vería de nuevo, pero seguí viniendo aquí... -Murmuraba, sin saber bien qué decir a continuación. -¿Qué has estado haciendo en este tiempo?

Era una pregunta inocente y tensa a la vez. Me pellizqué el brazo, sintiendo el pinchazo. Una de las nuevas manías que había adquirido con mis dudas sobre la realidad de las cosas. No me quedaba más remedio que esperar la respuesta y... No sabía qué vendría después.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Dom 17 Ene 2016 - 14:29}

Esperaba impaciente su acercamiento, sin mirarla ni fijarse, sólo cautivado por su aroma. Era ella, la misma que hacía un tiempo en Mariejoa, la misma que en aquel lugar hacía ya años. Su olor, su forma de caminar, el leve sonido casi imperceptible de su respiración... Era cautivadora con su mera presencia, y advirtió la naranja en su mano. ¿Se acordaría? Sin duda se acordaba, no necesitaba cuestionárselo; Las naranjas eran en cierto modo la promesa de volver a verse, casi como aquella corbata que no había visto en años hasta la guerra contra los Gyojins, y ella no había dejado de llevarla encima. "Hasta a una batalla te la llevabas", pensó por un instante, cavilando acerca de todo lo que eso podía significar. ¿Un amuleto de la suerte? ¿Simplemente un recuerdo de alguien a quien no esperaba ver más? Sus promesas no valían tanto como para asegurar un futuro, y aunque la búsqueda era una de sus prioridades el mar era casi infinito.

-Después de todo este tiempo, Alice- repitió, tornando la cabeza hacia ella. Estaba más guapa si cabía que la última vez, aunque su expresión mantenía esa mezcla de emociones que siempre le era imposible analizar. Al fin y al cabo, no era precisamente un experto en leer las emociones de la gente-. Yo no había querido volver. Tenía miedo de no encontrarte y...- hizo una pausa, pensando en lo estúpido que era aquello. ¿Por qué estaban tan separados, como niños tímidos? ¿Por qué esperaban a hablar en lugar de abalanzarse el uno sobre el otro? Tres años sin verse, y casi uno más desde entonces. ¿Cómo podían estar aguantando?

No intentó apartar a la gente, que se aleaba de él con expresiones entre miedo y respeto, aunque mucho más de lo primero. Giró todo su cuerpo y comenzó a moverse lentamente, tratando de mantener el cuerpo relajado aunque su mente estuviera a punto de explotar. Estaba junto a ella, cada vez más cerca, sólo a unos pasos, y su sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro, olvidando la amarga melancolía de creer no poder encontrarla.

Estaba plantado frente a ella. Casi tembloroso, un poco sudando; nervioso, en pocas palabras. Era curioso el efecto que una mujer tan pequeña podía causar en él, que llevaba jugándose la vida mucho tiempo. Sin embargo, lo que sentía ahora era miedo. Miedo de no tenerla más, de que terminara alejándose y no volverla a ver, miedo de perderla. Pero estaba tan cerca... Podía alzar la mano y tocarle la cara, acariciarla y sentir su blanca piel de porcelana... ¿Por qué iba a desaparecer? Era tan real que aquello sonaba imposible.

-Y no quería manchar nuestro sitio especial con malos recuerdos.

Si se lo permitía, la tomaría de las caderas con delicadeza, repitiendo el mismo gesto que en Mariejoa. Un abrazo cálido para acercarse a ella y sentir su respiración, esperaba no sus lágrimas. Había soñado muchas veces con aquel día, pero no se imaginaba que llegaría a ser así. Al fin y al cabo, sólo era una chica que había visto dos veces, más recuerdo que persona. "Pero vaya persona". Asintió, dándose a sí mismo la razón. Ahora que lo pensaba, ese gesto debía de acabar de ser un poco raro, pero no importaba. Ella estaba con él.

-Esa pregunta...- su tono cambió ligeramente respecto a antes. La voz no le temblaba y se notaba algo serio, sin perder su afabilidad. Había hecho tantas cosas desde Mariejoa... Aunque tal vez decirle "Arriesgar mi vida como un puto imbécil para cazar criminales" estaría fuera de lugar por más de un motivo. El primero y más importante, porque ella era una criminal a ojos del gobierno, aunque su recompensa tan nimia hacía que casi se planteara sobornar a alguien y que la dejaran tranquila. La otra, en segundo plano dado que si tenía recompensa ella había estado haciendo algo similar, era el hecho de arriesgar su vida como un imbécil. Aunque, por algún motivo, creía que esa trivial cuestión se convertiría en el axioma principal de una bofetada-, he estado buscando a una peligrosa criminal que atemoriza los mares con su mera presencia. Tiene una horrible sonrisa hermosa como el paladio y unos ojos castaños que provocan pesadillas dulces en quien los contempla alguna vez- sonrió un poco. No le gustaba que tuviera recompensa sobre su cabeza, pero entendía que alguien debía luchar activamente contra el Gobierno, aun arriesgándose cada día a morir el siguiente-. Si te interesa, podría compartir contigo las ganancias de su jugosa recompensa de cincuenta mil berries; pero cuidado, es casi un fantasma que se desvanece cuando le place. Muy peligrosa, mucho.

Si la había conseguido abrazar, subiría una mano por su espalda, hasta poder acariciarle el cuello y la nuca con calma. Tenían mucho que hablar, pero la explosión va antes. Luego las preguntas.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Dom 7 Feb 2016 - 19:58}

Fui pelando la naranja mientras lo miraba de reojo de vez en cuando, fingiendo que no le hacía demasiado caso. Sólo pretendía estar ocupada en otro asunto para mantenerme tranquila, esperando una respuesta o algo que me permitiera seguir la conversación de forma más... cómoda. Puede que hubiera pasado demasiado tiempo desde la última vez, que ya no hubiera esa complicidad de antes. O que hubiéramos cambiado mucho en esos años. La verdad es que la perspectiva me resultaba aterradora y prefería no dedicarme a pensar en ella, pero siendo realista... no podía dejar de tenerla en cuenta.

-Pues yo sí he estado aquí alguna vez desde nuestro encuentro -murmuré con un hilillo de voz. No sabía cómo seguir lo que estaba diciendo. Después de tanto tiempo intentando madurar y ser más segura de mí misma, aún había alguien que me dejaba sin ser capaz de articular palabra. -La verdad es que es un buen sitio para descansar y alejarse de todo lo que implique alguna clase de obligación y aquí ya me conocen bastante -dudé si añadir algo más, pero no sabía muy bien de qué hablar con él. Lo cierto es que nunca nos habíamos dedicado a hablar de temas muy profundos que digamos, o no lo recordaba.

Ya no nos separaba tanta distancia y me alegré de no tener que ser yo quien diera el paso, porque en aquel momento era como si estuviera paralizada y no sabía muy bien qué hacer. ¿Él también estaría nervioso? Porque parecía bastante seguro. Me dejé llevar, notando sus manos en mis caderas, todavía sin mirarlo a la cara y con una expresión bastante seria. Pero como siempre, me hacía llorar o reír con facilidad, y aquella vez no pude evitar soltar una carcajada y ponerme roja como un tomate. Malditos carteles de recompensa y pequeñas locuras hechas en Banaro. Por lo menos no parecía que estuviera enfadado. Ignoré un poco la parte de los cumplidos pensando para mis adentros que exageraba bastante.

-Ya veo ya... una criminal super peligrosa, seguro -dije, guiñándole un ojo. Me comí un gajo de la naranja en la que había estado ocupada hasta el momento. -Lástima que estar en tu facción no me interese demasiado, lo de la recompensa mejor lo dejamos en el aire... Además, habrá peces gordos que te interesen más y sean menos pérdida de tiempo. -Sonreí. -¿O me equivoco?

"Pues menos mal que no sabes con quién estoy ni a qué me dedico. O eso creo." Eso pensaba, y no me di cuenta de que quizás se me notaba en la cara algo más de preocupación. En cualquier caso a lo que yo me dedicara no parecía suponerle un gran problema o no bromearía así con ello, aunque en algún momento tendríamos que hablarlo. No sólo se trataba de mí, sino de quiénes trabajaban conmigo.

Lo miré a los ojos por fin y le acerqué a la boca un gajo de la naranja, aumentando la tensión, al menos para mí. Ni yo misma entendía cómo Dexter podía aguantar a una mujer tan desesperante, y menos ahora que retrasaba el momento del beso.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Dom 7 Feb 2016 - 22:33}

"Así que me mintieron...", pensó por un momento cuando Alice reconoció haber pasado por el lugar más veces. La verdad era que le reconfortaba la idea; si todo el mundo era así difícilmente alguien podría ponerla en peligro, o al menos mientras no la encontrasen de frente sería difícil que llegara a tener problemas, aunque por otro lado era casi imposible que una persona que se hacía invisible pudiera tener problemas. Aun con la existencia del Haki de Observación y los infrarrojos, sensores de calor y radares era muy complicado dar con ella, especialmente cuando muy probablemente no desembolsasen el coste de uno de esos aparatejos para la amenaza de una persona con tan bajo precio sobre su cabeza. Y seguramente esperarían que fuese poco más que una pueblerina rebelde, así que ¿Por qué enviarían a por ella más que un cabo o un teniente a lo sumo? Su presencia era fuerte, pero ese detalle era algo que no conocían los que se encargaban del papeleo... ¿Qué demonios hacía pensando en aquello?

-Si ya te conocen bastante tal vez deberías cambiar de Oasis- comentó, con algo de nervio en la voz. Seguía sin fiarse de aquella gente por mucho que la tratasen de ocultar-. Nunca sabes quién es de fiar en este mundo; aunque no me importaría encontrarte aquí cada vez que venga...

Alice pareció reaccionar bastante bien a su broma, incluso riendo. Había esperado mucho para verla mostrar un ápice de felicidad y lo había logrado, aunque fuera momentáneamente. Y con la idea de estar en el mismo lado... Tal vez tuviera que explicarle un par de cosas, sobre todo porque su forma de pensar había cambiado mucho desde Mariejoa, entre la supuesta traición de Krauser y la demostración de cobardía de los Dragones Celestiales, dejando morir a sus tropas contra una horda de Gyojins enfurecidos... ¿Qué interés podrían tener los Nobles Mundiales en Mariejoa para que fuera tan importante mantenerla a pesar de evacuar toda aquella gente? Había muchas cosas que no comprendía, pero no podía dejar que lo distrajeran. No aquel día. No con ella.

-Créeme que me interesa- respondió, al tiempo que Alice le metía un gajo de naranja en la boca. ¿Era una forma sutil de pedirle que se callase? Tal vez, aunque con lo sabrosa que estaba aquella fruta cabía la posibilidad de que sólo quisiera dársela a probar. Al fin y al cabo, ésa era la clase de cosas que hacía una pareja. Aunque ellos no eran una pareja convencional. ¿Eran una pareja? Tal vez llevara demasiado tiempo fantaseando con la idea de volver a verla y no había pensado que ahora ella tenía otra vida más allá de él. Lejos de su búsqueda también estaba la revolución. Pero ella era para él-. Después de tanto tiempo persiguiéndola no puedo dejar que escape impune. Si tú no me vas a ayudar, supongo que al menos me propondrás algo mejor que hacer, ¿No?

Trató de robarle otro gajo e imitarla, empujándolo con delicadeza hacia su boca y cuidado de que no se atragantara. Se separó un poco de ella sin soltar su cuerpo por completo y la observó de pies a cabeza. Había cambiado desde la última vez en la isla, aunque en Mariejoa no llegó a fijarse del todo. Estaba preciosa como siempre y la sonrisa terminaba de hacer un juego hermoso en ella, como si estuviera hecha para ello. Al fin y al cabo era un tesoro tan raro que debía guardar aquel momento en su mente. El día que la hizo reír desde minuto uno. Sonaba casi bien.

-¿Vamos a dar un paseo? Así me lo enseñas todo y tenemos tiempo para hablar.

¿De verdad iba a retrasar el beso que tanto ansiaba? Terminó tendiéndole la mano con una reverencia cargada de parsimonia y una caballerosidad que rozaba lo cómico. De hecho, podría parecer un exagerado aspaviento de obra de teatro, pero esperaba que se lo tomase bien. Y si quería un beso, sólo tenía que reclamarlo. Al fin y al cabo, era suyo.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Lun 8 Feb 2016 - 19:30}

-No te preocupes tanto, Dex -murmuré, algo sonrojada todavía. -Si veo que hay peligro huiré, pero siendo esta isla... no creo que haya mucho problema.

Huir, huir... pero por lo visto no iba a poder huir de él. Lo cierto es que tampoco quería, y prefería tener en mente que al menos en aquella ocasión, no teníamos un tiempo tan limitado.

-Sí, hay cosas mejores que podemos hacer supongo -miré hacia arriba, como si estuviera pensando detenidamente en cuáles eran esas cosas. La verdad es que se me venían unas cuantas a la mente que... Sacudí ligeramente la cabeza. -De todos modos, seguro que la criminal ya está cerca de ser atrapada. A lo mejor no físicamente, pero seguro que le va a costar escaparse -bromeé.

Sentí algo de vacío cuando Dexter se separó de mí, pero traté de quitármelo de la cabeza. ¿Unos minutos y ya empezaba a depender de su presencia y de su cercanía? Mal, mal, mal. Suspiré, tratando de pensar con claridad en qué hacer a continuación.

-No hay mucho que enseñar, ya sabes que este es un pueblo pequeño -dije, sonriente. -Vamos a la cala de la otra vez, allí estaremos más tranquilos.

Y es que no había prestado mucha atención hasta ese instante, pero la gente nos miraba de forma extraña. Menudo espectáculo les estábamos dando... Dos criminales actuando como una parejita feliz en medio de un mercado, seguro que era algo digno de contar a sus nietos. O digno de extenderse el rumor como la pólvora y quizás no era algo que nos convenía demasiado.

Miré la mano que me tendía. La verdad es que estaba poco acostumbrada a tanta caballerosidad y tampoco entendía el porqué de esos gestos, pero me hacía algo de gracia. Lo tomé de la mano con fuerza, como si no quisiera dejarlo escapar, y tiré un poco de él para que me siguiera hasta la playa. Acabábamos de reencontrarnos, pero ya estaba asustada pensando en una posible despedida que llegaría en cualquier momento. Si no era ese día, sería al siguiente o al otro... Quería relejarme y disfrutar el momento, pero no era capaz pensando en que quizás no tuviéramos mucho futuro.

Mientras caminábamos con calma, decidí reformular la pregunta de antes. Tenía gran curiosidad por saber qué había sido de él en ese tiempo y cómo o cuánto había cambiado. Aunque por lo que veía, había cosas que nunca cambiaban.

-Y aparte de perseguir a esa criminal tan peligrosa, señor cazador, ¿qué has estado haciendo en todos estos años? -Lo miré de reojo, divertida. -Aunque vas a tener que hacerme un resumen o nos pasaremos la vida hablando del pasado -dije entre risas, que se fueron apagando. Pensándolo bien, mi pasado relativamente cercano, no es que fuera muy bonito. Esperaba no estar metiendo la pata al preguntarle.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Mar 9 Feb 2016 - 0:18}

Le tomó la mano, ignorando la posibilidad de un beso y tirando de él con una fuerza inusitada, camino al lugar donde la primera chispa surgió. Aquella pequeña cala apartada del mundanal ruido, donde estaban ellos dos y el olor a sal. Nada más ni nada menos, juntos mientras no se separasen."Esperemos que más tarde que pronto", iba pensando mientras se dejaba guiar por la revolucionaria. Recordaba la primera vez que fueron, guiando él a una ligera distancia por delante, estando ella entretenida con su perro. "Es increíble la cantidad de cosas que habrían cambiado si te hubiera logrado retener, pequeña... y Robin aún estaría vivo". Sin embargo lo sacó de su ensimismamiento volviendo a aquella pregunta tan sonada, y tan temida desde Mariejoa. ¿Qué había hecho? Por suerte sólo pedía un resumen... ¿Tal vez pudiera evitar contarle algunas cosas? Dudaba que la satisficiera, pero contarle que llegó a casi tener un hijo con otra mujer podría tomarlo como una traición, aunque no lo fuese.

-He estado haciendo lo típico, supongo- comentó. No era lo típico. Nada en Dexter era típico-. Esconderme de la Marina hasta que me encontró y perdí todo lo que me quedaba- era una buena forma de empezar la historia, aunque muy melodramático. En cualquier caso no era mentira, y podía ahorrarle escuchar verdades dolorosas-. Con el tiempo me hice fuerte y llamé la atención de Legim. Sí, el Pirata que ayudó en la revolución... Aún no se cómo lo dejaron entrar- ¿De verdad distraía su atención hablando del Capitán?-. Pero él también acabó marchándose; como todo. Y un buen día me intentó capturar un miembro del Ouka Shichibukai... Al final me ofrecieron su puesto, que acepté. Con la marcha de Legim tuve que hacerme yo cargo de la tripulación, y no era suficientemente fuerte como para protegerlos. Al menos así están a salvo.

No era una historia demasiado agradable, y cualquier persona podría haberlo notado. La tensión en su voz, cargada de rabia a ratos y de cierto dolor en otros momentos lo dejaba claro; pero si no fuera suficiente sus andares más pesados de forma repentina y la seriedad que momentáneamente embargó su rostro. Incluso él mismo se dio cuenta de que estaba poniéndose mal, pero no podía permitir que todo ello le afectara. No aquel día.

-Y también aprendí a preparar una tarta de moras para chuparse los dedos- terminó diciendo tras unos segundos, entre risas. Estaba con ella, ¿Qué más daba el pasado? El presente dictaba que se habían encontrado y el futuro llegaba a cada segundo, y ella seguía allí. Inclinó la cabeza para besarle la crisma, y soltó su mano para acompañar su cintura con el brazo sin detenerse-. Pero con diferencia, lo mejor que ha pasado desde la última vez que estuve aquí fue conocer a Timmothy... Porque tú estabas con él.

Seguían caminando, cuando por el rabillo del ojo algo cruzó su mirada. ¿Eso era una joyería? No pudo evitar desviar sus pasos hacia el escaparate. Los complementos y los relojes... Los anillos que veía. Todo era precioso, desde los pendientes y collares hasta las pulseras y los brazaletes, y... ¿Qué demonios eran esas cosas? Sentía tremenda curiosidad, y su olfato de dragón se obnubilaba con aquellos metales. Tenía que llevarse algo de ahí, y enterarse de qué era aquello... Le llamaba demasiado la atención.

-¿Te apetece echar un vistazo? Tal vez podría comprarte algo más que unas naranjas o algo de fruta. O podría comprarme algo para mí. ¡O podría hacer ambas cosas! ¡Mira qué bonito es todo!- su dedo señalaba a todas partes de joya en joya, haciendo especial hincapié en una especie de Ojo de Horus con un zafiro por pupila, y mirando de nuevo a aquellas siete esferas anaranjadas que no entendía qué podían hacer en una joyería-. Son todas fantásticas. Incluso esas bolas...

¿Cómo se tomaría la muchacha su gusto por la joyería y bisutería? Por un momento fue consciente de lo poco que la conocía... Y lo poco que le importaba. Tenía tiempo para conocerla.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Mar 9 Feb 2016 - 17:24}

"¿Legim? Vaya, parece que todo el mundo conoce a mi padre menos yo..." No podía decir que me importaba mucho, pero me sorprendía que Dexter lo conociera y que hubieran sido tan cercanos. ¿Sabría algo mi padre sobre mí, siquiera que había sido concebida y con quién? Supuse que no, que tendría una mujer en cada puerto. Esperaba que mi cara no delatara mucha sorpresa al oír su nombre, pero si lo pensaba bien, de quien me acordaba en verdad era de Scott y del sufrimiento del psiquiátrico. Miré a Dexter de reojo, apretando todavía más su mano para que entendiera que estaba ahí si necesitaba algo. Por lo visto no era la única que no lo había pasado muy bien en esos años; lo mejor sería que no siguiera metiendo el dedo en la llaga.

-Lo siento. No quería ponerte triste, Dex -murmuré, preocupada porque parecía afectarle más de lo que había esperado. -No debería haber preguntado nada...

Solté su manos para pasarle los dedo por el brazo, a modo de caricia improvisada. Por suerte no parecía que el bajón de ánimo fuera a durarle mucho, ya que un momento después bromeaba como si nada hubiera pasado y seguía diciendo todas esas cosas bonitas sobre mí. Supuse que querría cambiar de tema, así que no indagué más, no fuera a ser que la cagara de nuevo.

-Exagerado -le saqué la lengua para burlarme de él y que supiera que no me creía todo eso. -Aunque he de reconocer que fue un momento curioso y bonito el de Mariejoa. Y un poco incómodo con la tensión, las prisas, Date y todo eso. -Bajé la voz. -Después de un tiempo, dejé de pensar que fuera a haber otro reencuentro después de ese. Un poco pesimista, supongo.

No sabía cómo quitar la tensión de eso que había dicho casi sin querer, sin pensar mucho en las palabras que salían de mi boca, pero afortunadamente Dexter se distrajo con el escaparate de una joyería y decidí que sería mejor no hablar de cosas tristes de nuevo. Aunque seguro que no cumplía esa promesa y acababa llorando, como siempre; si es que no tenía remedio.

-V-vale, está bien, aunque no hace falta que me compres nada -me tapé la boca con la mano y me reí de nuevo, un poquito. -Lo más seguro es que acabara estropeándolo o algo así... No es el tipo de cosas que sirven de ayuda cuando se está en una misión -dudé si decir eso último, pero de todas maneras tampoco iba a evitar el tema. -Entremos igualmente, a ver si encontramos algo que te guste.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Miér 10 Feb 2016 - 2:49}

-No es culpa tuya- respondió mientras sentía las caricias de Alice sobre su brazo. Eran reconfortantes y suaves, como el roce del terciopelo-. Hace tiempo de eso, y aunque duela no lo puedo cambiar. Creí que ya lo tenía superado, pero sólo lo había olvidado un poco.

Alice le sacó la lengua casi al momento, diciendo que exageraba y todas aquellas cosas que, de ser cualquier otra mujer, la habrían ruborizado. Pero ella no era cualquier otra, era su chica invisible. No iba a ver nada en ella que pudiera apreciar en las demás, y le gustaba la idea. Incluso decía que no era necesario comprarle nada; pero por eso lo quería hacer. ¿Había algo que recordase a aquella muchachita la promesa de verse una vez más que algo tan sólido como el metal? Era difícil que le cortaran un brazalete, o un collar. Más aún un anillo, y al contrario que la corbata podía llevarlo con ella constantemente sin que se le estropeara.

-Lo más seguro era que perdieras una corbata tras tres años- respondió, mientras abría la puerta del local con una sonrisa-, o que no recordaras mi nombre. Siendo sinceros, ¿Cuántas probabilidades había de un reencuentro? Tú misma acabas de decirlo. Sin embargo, lo único seguro es que estamos juntos aquí, y que te voy a comprar algo que te haga recordar para siempre que estoy a un simple "hola" de distancia.

Qué mentiroso era. Se había dado cuenta tras un momento de qué había en el escaparate. Eran pequeños Den Den mushis envueltos en ámbar, con estrellas talladas y un comunicador en ellas. Estaban muy bien disimulados, pero los pequeñísimos agujeros en cada estrella los delataban. Como mínimo tenían un micro o altavoz. Obviamente le compraría algo más, pero si esos objetos funcionaban ya tenían dueño.

La dejaría pasar delante, y él la acompañaría guardando sus espaldas.

Tras unos instantes pasó, y se quedó maravillado con cada cosa que observaba: Relojes y brazaletes por doquier, colgantes y anillos, collares y camafeos de colores vivos y grabados maravillosos. Para ser un "pueblecito" tenían una joyería excepcional.

-Buenos dí...- tardó en contestar. Podía verlo de nuevo, y a la mujer que estaba cerca. Era uno de los hombres que había negado conocerla y marchado apurado, aunque después de ver a los demás no era que le preocupara-. ¡Le juro que no fue a...!

-No vengo por eso. En serio, ¿Por qué tengo tan mala fama? Ya dije que sólo quería encontrarla.

-Disculpe- recobró la compostura, estando a punto de dar respuesta a su pregunta, pero callándose finalmente por aquello de que el cliente siempre tiene razón, no se debe ofender al cliente, bla bla bla-, no es habitual tener visitas tan... Curiosas por aquí- miró a Alice, como si tratase de desvelar algún tipo de trampa en la aparición del Shichibukai-. En fin, ¿Qué desean? Bienvenidos a la Joyería de Paco el Orfebre.

El hombre era algo corpulento, bajito y gozaba de la bendición de una maravillosa voz de pito, aunque la compensaba con un porte bastante elegante y, en general, una buena vestimenta. Descontando, obviamente, los guantes de cuero gastado. Debía estar trabajando en algo.

-Dos cosas. Lo primero son esas esferas y el sensor que hay entre ellas. La segunda es lo más perfecto que tengas, para ella- hizo una pausa, relamiéndose los labios-. De hecho, que tenga zafiros.

-Oh, ¿Esas cosas?- dijo, sorprendido-. Son intercomunicadores de diseño, no tienen nada más. Cada estrella marca sus usos al día antes de que tengan que recargarse. Son virtualmente indefinidos, aunque tienen limitación de una conversación por cada estrella.

-¿Por qué no son todas de siete, entonces?

-Porque así el conjunto es más bonito- respondió con sencillez-. No están pensados tanto para usar sino para decorar.

Dexter observó las esferas de nuevo, esta vez desde el interior de la tienda. Sin duda eran perfectas para aquello.

-¡Te lo dije!- exclamó finalmente, con tono jovial ante la mujercita. Seguramente se diera cuenta de que él, acostumbrado a ver esas cosas, ya se olía su función tras observarlas-. Ya tengo una forma de vigilarte. Me las llevo- hizo una pausa, mirando hacia el joyero, y terminó diciendo algo que se le había ocurrido-. Me llevo las esferas ahora, y si eso en unos días volveré. Imagina bien lo que mejor le pueda quedar, y haz que sea práctico y difícil de perder. Tienes el tiempo que necesites, yo vendré a recogerlo cuando lo tengas listo; Al fin y al cabo, hacer la mejor joya de tu carrera requiere tiempo.

Comprendió perfectamente sus palabras, y le dio el juego de esferas con el artilugio de control, excepto una.

-Ésta funciona dos veces al día. Cuando lo tenga listo le aviso, señor, y se la devuelvo.

-Perfecto, ¿Cuánto es por esto?

-Nada. De regalo con el pedido.

Y entonces, el hombre volvió a sus cosas, mientras Dexter le dirigió una mirada a Alice.

-¿Quieres mirar algo más? Porque mi objetivo ya está cumplido- de repente se dio cuenta de una cosa-. Por cierto, ¿Qué tal tú en estos años?



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Sáb 13 Feb 2016 - 15:58}

-Sí, hablando de esa corbata... -susurré, pero Dexter ya estaba ensimismado, mirando a todas partes, supuse que buscando algo que pudiera gustarme o así. Suspiré, pero no había exasperación en ese soplo de aire. -Si a él le hace ilusión, no seré yo quien se la quite -murmuré en voz baja para mí misma.

Dejé de hacerle caso y me dediqué a observar las joyas que había por allí. No recordaba haber entrado nunca en una tienda como aquella, porque nunca me había llamado especialmente la atención esa riqueza y durante la mayor parte de mi vida no hubiera podido pagarla. Reconoceré sólo ahora y por esta vez que sí me hacía algo de ilusión tener alguna de ellas, aunque no le viera ninguna utilidad. Como él decía, sería un buen recuerdo, a pesar de que no me hacía falta nada material que lo mantuviera siempre en mi mente. Es sólo que lo veía tan capaz de gastarse un montón de dinero en algo como un anillo o una pulsera, cuando podría servir para dar de comer a tanta gente. De todos modos, no era el momento para recriminárselo.

En fin. Dejé que hiciera sus negocios con aquel orfebre si eso era lo que quería, pero me moría por decirle que llevarme a la joyería no era mucho mejor que hacernos arrumacos en el mercado, en relación a que se extendieran rumores raros sobre nosotros. ¿Cómo no iba a divertirme con él con lo despistado que era a veces? Alcé una ceja, ante el comentario que hizo después de adquirir los intercomunicadores.

-Sí, bueno... a ver quién acaba vigilando a quién -dije, divertida. -Además, todavía puedo hacerme invisible y esas cosas... -Me dirigí al joyero. -Y no te preocupes, cualquier cosa servirá. No dejes que este señorito te asuste y presione tanto. Al fin y al cabo lo que sea que haga es para mí, ¿no? -dije, intentando picar a Dexter. Algún día lo de jugar con fuego se volvería en mi contra.

Si había alguien en el mundo que tenía poder ese tenía que ser Dexter, una palabra y casi nadie se le oponía. Puede que fuera porque no nos habíamos visto muchas veces, pero era algo que me sorprendía un poco. Al final parecía que su mala fama sería cierta, aunque conmigo fuese un cachito de pan. "Aish..." Eché un vistazo alrededor en busca de algo que me llamara la atención, pero la verdad es que prefería dar un paseo.

-No, no te perocupes. Ya te dije que no hacía falta que compraras nada. y en estos años yo... bueno... -tragué saliva-. Viajé por aquí y por allá. Descubrí parte de lo que estaba buscando sobre mi pasado, no lo pasé muy bien durante un tiempo y después me uní a la armada revolucionaria, como ya sabes. -Temblaba un poco, al recordar el hospital. -Se supone que me haría más fuerte en ese tiempo, pero al final sigo más o menos igual. Supongo que no hay gran cosa que contar, o al menos no muy agradable.

Rebusqué en mi mochila para encontrar la corbata y un pequeño papelito que partí a la mitad. Por precaución, lo mejor era que se lo diera ya.

-Los Den Den Mushi son geniales, pero aún así deberías quedarte con esto -dije, tendiéndole la Vivre Card. Le pasé la corbata también. -Y ya era hora de que esto volviera con su dueño.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Miér 17 Feb 2016 - 11:13}

-No se preocupe señorita- dijo con algo de nervio en la voz el orfebre, aunque mucho más tranquilo que en un primer momento-. El mejor trabajo de mi vida requiere el mejor pago de mi vida, así que merece la pena- cogió un papel y un lápiz, y comenzó a trazar un boceto que Dexter reconoció, aunque con algo de dificultad-. Unos pendientes en lágrima de oro blanco, con incrustaciones de diamante en baguette y ojo de Zafiro; joya en dos piezas.

Los distintos trazos del hombre eran precisos, y en todas las vistas la pulcritud del diseño que comenzaba a realizar era extraordinaria. Dudaba que fuera el mejor trabajo de su vida, pero desde luego era fabuloso. "Bueno, depende de cómo lo haga, sí podría ser insuperable", pensó por un momento mientras escuchaba la explicación de todos los detalles técnicos. Al parecer aquel hombre era un genio de la joyería, capaz de pensar diseños hermosos en unos instantes, y cada vez más su trazo iba dando vida a algo que esperaba ansiosamente, aunque no tanto como pasar un día entero, tal vez una semana... ¿Puede que un mes? con Alice.

-Tranquila- susurró Dexter, acercándose para pasar la mano por su cara cuando la vio temblar por un instante-. No voy a dejar que nada malo te pase de nuevo- al parecer Alice también había tenido una mala racha, aunque si no quería hablar de ello él no iba a insistir. Al menos no delante de un desconocido, aunque debía reconocer que tras escuchar aquel "no muy agradable" las lágrimas le parecían un acierto; algo macabro, pero un acierto.

Le dio un beso en la frente, y sintió la tentación de abrazarla de nuevo, pero los Den Den mushis eran geniales y había algo mejor. "Una vivre card... ¿Cómo no se me ocurrió?". Sus ojos se abrieron momentáneamente al darse cuenta del despiste, e hizo lo propio. Sacó del bolsillo un pequeño pedazo de papel y se lo tendió mientras recogía el que ella le entregaba. También le pasaba su corbata... No pudo evitar sonreír como un idiota al escuchar por qué quería devolvérsela. ¿Dueño? Hacía muchos años que esa corbata pertenecía a otra persona.

Tuvo que mirar en sus ojos para tratar de entrever lo que se le pasaba por la cabeza, pero era incapaz. Leer la mente era algo que estaba fuera de su alcance y que sólo uno de los dos en la pareja podía hacer. Y era ella la que poseía esa habilidad, o al menos eso había demostrado hasta ahora; la chica invisible que podía verlo todo... Sonaba tan extraño como maravilloso, y la diplomacia que demostraba con la gente, cómo lo contravenía... ¿Cómo podía estar tan loco por ella? ¿Por qué divagaba tanto? Alice... Ella era todas las respuestas a cualquier pregunta, aunque no se la hiciera. "¡La corbata!", recordó finalmente, teniéndola ya en las manos, e hizo lo que tenía que hacer.

-Los dos sabíamos que este día llegaría- dijo con cierta seriedad, abrochándose el cuello de la camisa y pasando la corbata por debajo-, aunque se me hace extraño reencontrarme con ella tras tanto tiempo. ¿Qué dices?- fingió hablar con la corbata-. ¿Que prefieres a Alice? Yo también, para qué engañarnos- se quitó la corbata rápidamente, y trató de pasársela por el cuello a la chica que tenía frente a él, anudándosela rápidamente alrededor con sumo cuidado. No quería hacerle daño, vaya-. Lo siento, ella ya ha elegido. Y yo también.

Ahora sí la iba a abrazar. ¿Y qué importaba el hombre que estaba en el lugar junto a ellos? Trató de darle un beso, ese beso que no sabía por qué había retrasado. Siempre llegaba tarde, pero esperaba aún estar a tiempo.



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Lun 7 Mar 2016 - 19:56}

Guardé el pequeño papelito en la mochila tras recibir el cálido beso en al frente, no sin escribir antes el nombre de Dexter en él, para no confundirlo con otros que llevaba conmigo. No quería ir a buscarlo y encontrarme a... yo qué sé, Caddie, por error. Sería gracioso, pero un tanto descorazonador. Lo curioso es que ya había dejado de temblar y se me habían olvidado en parte los recuerdos de malos momentos que volvían a mi cabeza; estar a su lado me calmaba mucho. Demasiado, podría olvidarme del resto del mundo cuando estaba con él.

-Pero Dexter, sospecho que a mí la corbata no me queda tan bien... -Sonreí, pero dejé que me la anudara de todos modos. Ya le había llevado bastante la contraria en tonterías y la corbata sería un bonito recuerdo, incluso mejor que cualquier joya que quisiera regalarme. -¿Y qué has elegido, señorito?

Sí, estaba claro que esa pregunta era retórica y que no tenía sentido alargar mucho más lo que era inevitable. Traté de rodear su cuello para responder al abrazo, sintiéndome pequeñita a su lado, para variar. Si me ayudaba un poquito estaríamos frente contra frente y por fin, después de una sonrisa y crear un poco más de tensión, me inclinaría para besarle.

Después de unos instantes me separé y carraspeé un poquito, para llamar su atención. Me daba la impresión de que era hora de iiiirnos...

-Dexter, ¿y si vamos a otra parte? -le sugerí entre risas, mirando de reojo al pobre hombre que todavía estaba allí, observando atentamente la telenovela que montábamos en su tienda. -Alguien como tú con alguien como yo... Las malas lenguas hablarán mucho, seguro.

Traté de "bajar" al suelo de nuevo y liberarme del abrazo, de escabullirme como un gato al que algo nuevo le ha llamado la atención de pronto. Sin mirarlo, sonrojada. Sólo esperaba que no le pareciera mal lo que acababa de decir.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Mar 8 Mar 2016 - 1:07}

Tan pequeña, tan delicada. En brazos del dragón la revolucionaria se veía como una preciosa muñeca de porcelana, perfectamente detallada por los mejores pintores, perfectamente tallada por los mejores escultores. El brillo de sus ojos, su naricita adorable y cada uno de sus poros era un trabajo artístico digno de que los más nobles reyes la contemplaran. ¿Cómo podía algo tan minúsculo ejercer una fuerza tan grande sobre él? Daba igual cuánto estudiase, el magnetismo de esa mujer escapaba de cualquier comprensión; daba igual si su sonrisa tímida, o cómo lo contrariaba ante el mundo. ¿Sus brillantes ojos castaños? Sus brillantes ojos castaños, sin duda. Perlas pulidas del mayor valor, gracia en el rostro magnífico de Alice, que le negaba el beso que intentaba darle.

Por contra, dos brazos encontraron asilo entre sus trapecios, colgándose la muchacha del dragón. ¿Algún tipo de estrategia para conquistarlo? Un plan destinado a escalar la montaña humana en que se había convertido con el paso de los años Dexter. "¿Qué puedo hacer sino corresponder este esfuerzo?", pensó, alzando desde sus caderas a aquella pequeñina, y poco menos que a milímetros, se encontraban a ápices el uno del otro. Tan cerca, podía notar su respiración, cómo su pecho latía, cómo las pestañas subían y bajaban en un suave vaivén, y cómo, mientras él estaba centrado en aquellas zarandajas, ella tomó la iniciativa que ignoró de él hacía escasos segundos. ¿De verdad creía que podía jugar así con él? Tenía orgullo, por el amor de dios. Era Dexter Black, Shichibukai y azote de los Emperadores Pirata, conquistador de islas, señor del Tornado y... Y se dejó besar, vaya.

Era cálido. No como un día de verano, sino como un sorbo de vino. Se dejaba sentir en los labios, y el tacto hacía las veces de acompañante y catalizador. Podía sentir cómo ella se deshacía, aunque sólo era en su siempre traviesa imaginación. ¿Por qué había durado tan poco? El regusto era agridulce, agradable por los aromas y desquiciante por la adicción que sentía. ¿Por qué tenía tanta sangre fría? ¿Cómo podía separarse con tanta sencillez? ¿No le costaba, acaso? "Oh, claro, que no estamos solos", terminó relacionando en su dispersa mente.

-Tienes toda la razón- respondió, ignorando la pregunta anterior por un instante. Ya habría tiempo de responderla-, no puedo manchar tu imagen, que luego te señalan como La que iba con aquel chico raro.

Tuvo que guiñarle el ojo. ¡Por favor! Aquella anciana lo había casi ofendido al llamarlo raro. Aunque tal vez decírselo a ella sólo sirviese para desconcertarla. En cualquier caso, lo hecho hecho estaba. Al fin y al cabo, ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Contarle a Alice que una anciana lo había llamado así en sus propias narices? La verdad es que podría ser hasta graciosa su reacción. Pero mejor sólo si preguntaba, que tal vez ni lo hiciera. En ese caso, seguramente ella ya lo supiera.

-Pues el señorito ha elegido- dijo con una elegante parsimonia, tal que los más estirados verían en él un ejemplo a seguir, así como los borrachos que tropezaban contra una farola. Mientras tanto volvía, alejándose un poco de la doncella a la que raptaría el dragón ese día por un momento, a abrir la puerta- seguir nuestro camino un tiempo más. La joya... Mejor que sea una sorpresa a partir de ahora, ¿No crees? Como siempre entre nosotros, todo improvisado.

El rubor impregnó sus mejillas tal como instantes antes enrojecieron las de Alice, no fue capaz de evitar sonreír. ¿Había algo que pudiera estropear ese día?



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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Miér 16 Mar 2016 - 22:51}

-¿La que iba con aquel chico raro? -Solté una carcajada. -Creo que sería más bien al revés, ¿no? Además, a ti te conocen más donde sea que vayas. -Sacudí la cabeza, como si rechazara la posibilidad de que no fuera tal y como yo decía. -Y a saber si el señorito ha escogido bien...

Me desconcertaba. Lo tomé de la mano para tirar de él y guiarlo en dirección a la cala donde esperaba que pudiéramos tener algo más de intimidad, sin dirigirle ni siquiera una mirada inocente. A veces no me quedaba otra que devanarme los sesos intentando adivinar en qué pensaba aquel hombre. Y estar con él era precioso, pero no podía evitar preguntarme si era suficiente. Si yo era suficiente, para alguien que siempre parecía estar un poco lejos, que a menudo daba la impresión de ir varios pasos por delante. Mi vocecita interior daba una respuesta que no me gustaba demasiado y que me dolía un poco, pero la tomaba como cierta. Le apreté la mano sin querer, como si no quisiera dejarlo marchar. Por una vez no escapaba de todo y todos, sólo quería unos instante más de tranquilidad con Dexter. No me fiaba ni un pelo de que fuera a durar.

Traté de reponerme un poco y me giré para sonreírle.

-A todo esto, deberíamos buscar algún sitio donde quedarnos, ¿no? -Me puse a pensar en un par de lugares de la isla que podrian estar bien. -Por lo menos un par de noches, hasta que...

"Bien, bien. Lo estás mejorando, Alice. Cállate ya, anda." Me sonrojé por enésima vez en el día y me llevé una mano a la mejilla, sin tener muy claro por qué. El caso es que ya casi habíamos llegado al lugar donde empezó todo y eso me tranquilizaba. Era como si quisiera ir allí a toda costa y cerrar el círculo, pero si era un círculo tenía que empezar de nuevo, ¿verdad? No quería plantearme otra posibilidad que no fuera esa. Allí estaba la charca de la otra vez. Ya ni siquiera recordaba algunos detalles. ¿Por qué había accedido a ir allí con él, un desconocido? ¿Y por qué me había quitado la ropa y bañado en una charca que me quitaba las energías? Solté una risita, mientras me imaginaba la escena desde fuera.
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Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] Empty Re: Naranjas... Otra vez [Dexter y Anglesey] {Vie 18 Mar 2016 - 16:35}

-Bueno, conocerme...- respondió el dragón, pensando en aquellas palabras. Cierto era que tenía lo que se podía considerar fama, pero no dejaba de ser una sarta de mentiras o equivocaciones, máscaras que ocultaban la verdad. Historias del Shichibukai que destruía sin piedad a los piratas que encontraba en su camino, o el hombre que diezmó Mariejoa. Había poca gente que supiera la realidad al respecto, y la mayoría comenzaba a desaparecer del mapa. Krauser, Alex, e incluso aquel pirata gyojin, Cánabar... ¿Qué era de todos? Se perdían en el infinito, y sólo quedaban aquellas páginas manchadas de sangre-, Creo que hasta ahora nadie se ha molestado en preguntarme nada de lo que he hecho- ni una sola persona, excepto Kedra, habían querido saber nada del porqué de sus acciones. Aunque tal vez ella sólo temiera preguntar más sobre lo que era la persona que tenía frente a él-. Aunque es lógico, supongo. Si lo que contaran fuera cierto, tú estarías en serios problemas ahora. Además- le guiñó un ojo, cambiando el tono serio que había adoptado por uno más relajado, uno más como él-, yo siempre elijo bien.

Notó la mano de Alice cogerlo, y tiró de él. Era increíble la fuerza que ejercía la muchacha, pues el chico no fue capaz de dar réplica a aquello. No podía resistirse a seguir el olor de su perfume, ni el baile al viento de sus cabellos negros como el hollín, brillantes en aquel día como un ónice pulido. No podía dejar que se alejara el sonido de sus pies caminando por las calles empedradas, ni podía permitir que la espalda de aquella mujer se escapara de sus manos. No podía evitar preguntarse qué secretos podía guardar aquella flor bajo los pétalos; ¿Qué había en el núcleo? No sabía qué se le pasaba por la cabeza, pero el sonido de aquella mente gritando a su imaginación que no la dejara ir nunca lo impulsaba a seguirla. A perseguirla, a dar con ella aunque no se hubiera perdido y a encontrarla aunque no tuviera que buscar. Allí estaba. Y, tras dar con sus pies junto a los de ella, la playa casi también.

La primera vez que estuvieron en ella acabaron semidesnudos llorando, sentados sobre la arena dorada tras contemplar un segundo amanecer. Era algo que no ocurría todos los días, pero tampoco todas las vidas podía uno reencontrarse por casualidad con una persona tan especial. De repente se alegró tanto de haber vuelto que no pudo evitar mostrar una sonrisa de oreja a oreja cuando Alice se volvió hacia él devolviéndole el gesto, aunque con expresión algo turbada. Tal vez para ella aún existieran preocupaciones más allá del tiempo juntos, y aunque era lógico había un pequeño hueco en su conciencia que le obligaba a obviar aquello. Estaban juntos, no podía pedir nada más.

-Hasta que tengamos que irnos cada uno por un lado- sentenció él, terminando la frase que dejó en el aire. No pudo evitar que su voz sonara más profunda y grave de lo habitual, pero pronto eso cambió-. Por suerte esta vez tenemos una forma de reencontrarnos cuando queramos.

Siguieron caminando poco más de un minuto, y la pequeña cala estaba allí, vacía y tranquila. El agua estaba clara y brillante, transparente y daban ganas de meterse en ella. Había tantas cosas por decir en aquel lugar, tanto tiempo por recuperar... Las escenas flotaban en su memoria rescatando escenas concretas, como un beso que resultó ser el primero o una declaración de amor a una desconocida que sin pretenderlo lo había conquistado. Veía pasar por delante de sus ojos un hermoso pecho que el rostro sonriente eclipsaba, y los recuerdos de Mariejoa, donde frases que nunca le habría dicho a ninguna otra habían aflorado. Era el destino quien los quería poner de nuevo en ese lugar, y era el destino quien quería reírse repitiendo el mismo truco que la última vez. Apretó la mano de Alice con cierta fuerza, la suficiente para que sintiera el calor y trató de atraerla, tirando suavemente esta vez él. Tampoco le había pasado desapercibida su risa.

-Llevo mucho tiempo queriendo decirte esto, pequeña- diría, una vez la tuviera atrapada entre sus brazos-. Te quiero- hizo una pausa, agachándose ligeramente para ponerse nariz a nariz-. Tenemos todo el tiempo que puedas permitirte.

Trató de darle un beso, acompañado de caricias en las caderas y aquella cabellera con olor a cielo nocturno. El beso sólo duraría unos segundos, si ella lo aceptaba. Le iba a devolver su juego... No, mejor no. Que ella mandara estaba bien.



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