La niña perdida (Moderado Nivel 1) [Árnau77]

- De nada, es lo que haría cualquier persona al ver a alguien herido – le dije al padre de Annie mientras le ayudaba a levantarse. Estuvimos andando un buen rato en dirección al hospital –. Me llamó Johann D. Lawliet, soy un mercader que vive en la pequeña isla de Consa, está cerca de aquí – le contesté mientras íbamos avanzando tranquilamente.

Llegamos a un hospital dónde los doctores empezaron a curar a ese hombre, mientras tanto Annie, su madre y yo nos quedamos esperando que nos dijeran que ya le habían curado y que se podía marchar. Mientras esperábamos la madre de Annie volvió a insistir en recompensarme.

- No hace falta, en serio. No he hecho nada de esto por ningún tipo de recompensa, solo quería ayudar a Annie a encontrar a sus padres. Así que cuando su padre sea curado me iré, ya que ya habré cumplido con mi objetivo – les comenté con una sonrisa en la boca. No quería que empezaran a buscar una recompensa por lo que había hecho.

Los médicos se llevaron al padre de la familia a una sala aparte para tratar sus heridas, mientras tanto la mujer y su hija, Annie, se quedaron con Johann. El rubio pudo ver el cariño que tenía la madre con su pequeña, realmente ofrecía el cuadro de una familia  feliz. La madre respondió a las palabras del ciudadano.

- Sé que no quieres una recompensa, pero tanto yo como mi marido estamos en deuda contigo – inquirió la ciudadana. Annie estiró de la manga de su madre, ésta se agachó para escuchar lo que le quería decir su hija. La mujer acabó sonriendo y cómplice de aquel secreto, aceptó sin decir nada con un simple movimiento de cabeza.

- Johann, deberás de aceptar la invitación que te voy hacer. De esta forma podremos devolverte la ayuda que nos has dado. Vente a nuestra casa esta noche para cenar con nosotros, será nuestra forma de agradecerte todo lo que hiciste para salvarnos – dijo de forma educada.

Mientras compartían una agradable charla, el  padre de Annie salió de la sala. Llevaba un vendaje en las costillas y tenía los hematomas tratados, no era nada grave por lo que le habían dado el alta. El hombre también estaba de acuerdo en invitar al muchacho a cenar, por lo que ambos le dieron la dirección de su casa.

En el momento en que se separaron, la familia se desvió para el mercado. Debían de comprar antes de volver a su residencia, no podía ser solo una cena les debía la vida de su hija y tenían la obligación moral de devolverle el gesto.

- Acepto tu oferta, me encantaría venir a cenar con vosotros – le dije con una sonrisa en la cara. Me gustaba esa idea, era una forma de agradecerme lo que había hecho sin que tuvieran que gastar o mucho dinero o mucho tiempo.

Estuvimos hablando durante un tiempo hasta que apareció el padre de Annie con unos vendajes. Nos contó que no tenía nada grave y que le habían dado el alta. Y cuándo la mujer le comentó su idea, aceptó sin pensarlo ni un segundo.

- Entonces nos vemos más tarde en vuestra casa – me despedí de ellos poniendo su dirección en mi bolsillo, no la quería perder. Me fui a un bar a beber un poco y a descansar, no había parado en toda la mañana, primero luchando con esa banda y luego yendo de un lado para otro. Aunque estaba satisfecho, ya que Annie había conseguido recuperar a sus padres, que al fin y al cabo es lo que le había prometido cuándo la conocí en aquel callejón.

El Sol se había puesto cuando llegué a casa de Annie, mientras miraba mi reloj llamé a la puerta. Era la hora de cenar.

La familia de Annie  estaba acabando de preparar la cena. En la mesa del comedor había todo tipo de platos entre carne y pescado, la variedad era palpable al igual que los adornos. El padre y la madre de Annie se habían apañado a preparar toda aquella gustosa comida para su agradecimiento hacia Johann. También tenían un presente para el muchacho que se lo entregaría cuando estuvieran todos cenando.

Annie fue la encargada de recibir al rubio - ¡Bienvenido Johann! – una sincera y agradable sonrisa se dibujó en sus labios mientras lo invitaba a entrar. La muchacha cerró la puerta una vez entró el rubio. - ¿Cómo estás? – le preguntó mientras avanzaban hacia el comedor. Vivían en una casa sencilla, pero no faltaba ningún tipo de comodidad. El salón estaba adornado con diferentes muebles y sofás, junto a una gran chimenea que era el principal foco calorífico de la casa.

Después de que los padres se presentaran ante el rubio, todos empezaron a cenar y disfrutar de las delicias que había en la mesa. - ¿Dónde tienes pensado ir Johann? Dudo que seas de Kumo, solemos conocer a todos los integrantes de la ciudad  – le preguntó el padre para conocer el destino del ciudadano.  

Una vez terminada la comida que había en la mesa, tocaba comerse el dulce postre que traía la madre en una gran bandeja. Se trataba de un buen bizcocho acompañado con un pequeño café para cada uno, menos Annie. Junto a ese postre acompañaron el regalo para Johann que lo llevaba la pequeña. La muchacha ofrecía al rubio el regalo, se trataba de una serie de bolsas. Una de ellas estaba llena de diferentes ropajes, entre estos, varias capas; la otra bolsa contenía suministros para un largo recorrido y por último había una gran bolsa de viaje para introducir todo lo que habían comprado para él.

- Solo esperemos que te sirva para continuar tu camino – se expresó con timidez Annie – Gracias por salvarnos Johann – volvió esa sincera sonrisa en sus labios.

- ¡Oh! ¡Se me olvidaba! – la niña le entregó otra bolsa, en el interior había un equipo de mantenimiento para las espadas y una piedra de afilar – Esto creo que también te servirá - La cena fue avanzando y finalmente fue el momento de la despedida. Toda la familia dijo su adiós a Johann, invitándole a venir cuando se pasara por Kumo en el Archipielago Arashi.

OFF ROL :

- Estoy bien, gracias por preguntar – le contesté a Annie con una sonrisa mientras la acompañaba al salón. Allí nos pusimos a cenar con sus padres.

- Voy a volver a Consa, que es de dónde vengo, es una islita en el archipiélago Arashi, está muy cerca de Kumo – comenté mientras comía esos deliciosos platos que había preparado.

Estuvimos charlando mientras comíamos un buen tiempo pero hasta que llegamos al postre, en ese momento vi que junto a mi taza se encontraba un paquetito el cual me entregó Annie mientras me agradecía por salvarla a ella y a sus padres. Esos regalos que me dio eran diferentes cosas útiles para el viaje, como ropa o suministros, cosas que me irían de maravilla. Después de abrir todo eso, Annie me dio otro paquete con una piedra de afilar y un equipo de mantenimiento para mi katana. Le agradecí a esa familia por los regalos que me habían hecho.

Después de un tiempo hablando, nos despedimos y me fui hacia mi barquita que me llevaría otra vez hacia casa.

OF-ROL: