El tiburón prehistórico vs la chica con cara de yandere

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Límite de tiempo: Sin fecha límite ni saltos de turno.

Condiciones (en letra pequeña, como debe ser(?)):
- Bisu irá a muerte y si vence rematará a su rival.
- El oponente es libre de matar o encerrar si vence.
- El escenario me es indiferente pero Bisu suele atacar cerca de las costas
- Si Bisu vence aumentara el precio por su cabeza según decida el mod.
- Exp estipulada por las normas

Escenario:
Amazon Lily es una isla selvatica situada dentro del Calm Belt con una montaña enorme en el centro. La montaña se talla con las estatuas curvadas gigantescas de la serpiente y el nombre de la tribu nativa de la isla, Kuja, tallado en ella en kanji. Dentro del centro de la montaña es un valle profundo donde la aldea del Kuja puede ser encontrada.

Empieza Bisu.

Una aleta dorsal de color cobrizo pudo verse acercarse a la isla a una velocidad impresionante. El poseedor de ésta no era otro que el terror de los mares. El sádico y siniestro gyojin Bisutomaru. Un ser de una altura de dos metros y medio. Una bestia sanguinaria como pocas y un ser terriblemente devastador. Su musculatura había aumentado bastante desde la última vez que había liado una masacre. Tuvo unos cuantos problemas hacía ya unos tres días contra una marine un poco fuerte pero nada que no pudiera soportar. De hecho había disfrutado comiéndose la cabeza. Su precio había vuelto a aumentar llegando ahora a los trescientos doce millones de berries. Cosa de la que se sentía muy orgulloso.

El tiburón ahora avanzaba sin parar rumbo a aquella isla desconocida para él donde iba a tratar de comerse a todos los civiles posibles si es que los había. Sus ojos rosados parecían estar deseando reventar a golpes a todos aquellos que se metieran en sus cosas. Sus cabellos rojizos se movían de un lado para otro debido al agua. Portaba su pantalón azulado, las botas y un pañuelo en la cabeza con el símbolo de Atesaki.

El inmenso monstruo soltó una sonora carcajada y después llegó a la orilla. Se colocó en la arena y avanzó unos cinco metros hacia el interior mientras comenzaba a soltar carcajadas temibles. – ¡Hnhnhnhnhnhn! ¡Hnhnhnhn! ¡Bisu está en casa! ¡Hyahahahahaha! – Sus dientes afilados relucieron a la luz del Sol y su lengua salió a pasear despacio por la comisura de sus labios mientras miraba a varias direcciones. Estaba buscando personas inocentes a las que poder comerse. Activó el haki de observación para poder detectar todas las presencias posibles, el monstruo tenía hambre de nuevo y estaba listo para la acción.

Ya casi, ya casi estaba llegando a la playa. La chica mató un mosquito que intentaba chupar la sangre de su brazo de un brusco manotazo. No quería estar allí. Había no sé qué problema en la isla y no sé qué ceremonia, pero a ella no le importaba nada de eso, ya tenía sus propios asuntos de los que ocuparse. ¿Por qué tenía que importarle lo que ocurriera allí o si le pasaba algo a las que fueran sus hermanas antes? Por alguna razón desconocida, no le entraba en la cabeza. "Menuda mierda. Si no fuera por Lex nunca hubiera vuelto a la isl..." Se llevó las manos al pecho, notando que se le habían acelerado los latidos. Si aquello no era amor, ¿qué sería?

Apartó un par de ramas que le impedían seguir avanzando. Bueno, si su jefe y futuro marido quería estar allí, no se iba a oponer, aunque ni siquiera supiera por qué razón lo hacía. ¡Y además él no podría negar que le había ayudado a romper reglas sin que nadie lo supiera, a entrar en un lugar que tenía prohibido! Era un día feliz. Se agachó a recoger algunas flores que le parecían bonitas. A arrancarlas de cuajo sin tener mucho cuidado. Se las llevaría para adornar para... ¿para qué? "Bueno, no importa. Es un bonito detalle y seguro que me lo agradecerá."

La bestia veía que no había personas en aquel lugar. Su sed de sangre no podía continuar apagada y se dejó llevar por su haki de observación. Por desgracia solo detectaba presencias sin saber a quién pertenecían. Empezó a caminar un poco mientras ahora notaba como se alejaba de la playa un poco ¿Había problema en eso? Ni de coña. No era alguien que huyese ante nada y por eso le era indiferente alejarse del mar. Podía pelear en cualquier sitio de forma fácil. El enorme tiburón había participado en la guerra de Marijoa junto a los de Atesaki y allí se había enfrentado a retos muchos mayores que una isla aparentemente abandonada. Incluidos aquellos tres pacifistas que combatió al mismo tiempo.

Mientras continuaba avanzando pudo notar una presencia por su lado derecho a unos veinte metros. Comenzó a caminar apartando ramas con sus poderosos brazos como si no fuesen nada y no tardó en llegar hasta su objetivo. Al parecer una mujer que estaba cogiendo hiervas. No pensaba atacarla a traición. No había diversión alguna en matar a una persona sin que pudieran verle bien a él. En ese momento se relamió despacio y apretó los puños. Notaba como la sangre le hervía por dentro debido a que estaba deseando arrancarle la cabeza de una vez por todas.

No tardó en llamar la atención de la mejor forma que sabía hacer. – ¡Hnhnhnhn! ¿Qué tenemos aquí? Déjame adivinar. – Dijo mientras ahora clavaba sus rosados ojos en ella y apretaba los músculos tratando de intimidarla de la mejor forma posible. – ¡Ah claro! ¡La cena! – Nada más decir aquello lanzó un terrible puñetazo que iba rumbo al pecho de la chica. Toda su extremidad se había imbuido en un color negro metálico. Además sumado a su fuerza de Gyojin, sería un autentico golpe. Esperaba poder reventarla por dentro con aquello. – ¡Kárate Gyojin Bisuto! ¡Insecto al horno! – Gritó mientras empezaba a reírse de forma siniestra.

Intentó ordenar un poco las flores en el ramillete y les puso una goma del pelo alrededor para que no se cayera ninguna. No era muy consciente de lo que se le venía encima, porque nunca se habría esperado que en la fortaleza que era la isla de las Kuja, pudiera entrar alguien tan violento. Y eso a pesar de que había dejado entrar a Lex y sabía perfectamente que no era un angelito. El amor es ciego.

El caso es que todavía no había llegado a levantarse del suelo cuando oyó la voz del ¿chico? diciendo no sé qué sobre una cena y abalanzándose sobre ella. Abrió mucho los ojos y utilizó el geppou para alejarse de él. "Por los pelos." Sabía que si no hubiera esquivado eso, ahora estaría sin brazo.

-¡¿A ti qué coño te pasa?! -exclamó cabreada, y prácticamente se podían ver chispas en sus ojos. -¿Y qué crees que haces aquí, en esta isla?

"Visto bien... No es humano. Debe venir del mar." Eso la metía en más problemas. Había caído sobre unas zarzas y ahora tenía la piel llena de arañazos, pero la adrenalina no dejaba que lo notara. Se enderezó como pudo y activó el haki mantra, dándose cuenta de que seguramente el encuentro no iba a acabar ahí. No veía mucha salida que no incluyera correr por el bosque, ni nadie que estuviera cerca y pudiera echarle una mano.

El tiburón pudo ver como aquella presa evadía su golpe lanzándose a un lado con una agilidad impresionante. No le gustaban las comidas que se movían mucho pues le hacían correr a él también. Pudo ver como la chica poseía varias heridas al haber aterrizado en unas zarzas. Los ojos rosados de la bestia la observaban de forma siniestra. Era el fin para ella pues el inmenso monstruo tenía una sed de sangre demasiado elevada. Pasó su lengua por las comisuras de forma un poco lenta para después empezar a sentir la necesidad de cazar. No iba a permitir que se le escapase aquella humana.

El inmenso monstruo empezó a reír para después mirarla. – ¡Hnhnhnhnhn ¡ ¡La cena no debería poner tantos problemas! – Decidió acabar con su vida lo más rápido posible. En ese momento juntó los puños acumulando energía para después gritar con fuerza. Usó la energía de canalización para formar un enorme tiburón de veinte metros de alto y quince de largo, parecía un cabezón al ser más alto que largo. Se trataba de una onda cortante inmensa con aquella forma.

Sin pensarlo la imbuyó en haki armadura y ésta salió disparada hacia la chica, hacía pedazos todo a su paso dejando un rastro de destrucción. Se trataba del ataque más poderoso del megalodón y planeaba finalizar el combate con aquel ataque. Deseaba comer un poco y no tirarse media hora para poder derrotar a su presa. Esperaba poder darle y no tener que esforzarse mucho más.

-¡¿Qué cena ni que hostias?! -exclamó Cassandra, apretando después los dientes en una mueca de rabia. -Vienes a por Lex, ¿verdad? ¡A mí no me engañas! He de protegerlo.

No podía ser que comérsela fuera su propósito, estaba convencida de que tenía que haber una "buena" razón para ese ataque indiscriminado. "¡SORU!" La chica no lo dijo en voz alta, pero no era necesario. "¡TEKKAI!" No, no sería suficiente. Su cuerpo se endureció un poco, probablemente no lo suficiente como para defenderse bien de ese tiburón que se le venía encima y que no parecía muy realista. ¿De qué estaría hecho? No llegó el tiempo para esquivarlo. Si se hubiera acordado del haki armadura... Sintió cómo parte de la energía la atravesaba en lugar de rebotar y se extendía a su espalda. Tosió, y escupió bastante sangre, después de caer sentada. Sólo le quedaban fuerzas para enviar algunos rankyaku, intentando apuntar a zonas vitales (al menos para lo que sería un humano), que harían bastante daño si acertaba. La rabia no le dejaba cerrar los ojos y abandonarse a la muerte todavía, pero no le quedaba mucho. Activó el haki armadura, ahora sí, previendo que entrarían en el cuerpo a cuerpo y tenía las de perder.

Aquel ataque al parecer había sido suficiente para haber dejado herida a su presa. Debía terminar de eliminarla cuanto antes y comérsela pues ya le estaba entrando mucha hambre. Se relamió despacio y caminó hacia ella con el haki de observación activado. En ese momento percibió intenciones hostiles hacia su ser e infló los mofletes al máximo. Pudo ver como ella le lanzaba una especie de ondas cortantes y en ese momento canalizó energía en su boca.

Moldeó su agua lo más rápido que pudo y lanzó un cañonazo de agua contra las ondas. Logró hacerlas moverse un poco por la presión pero terminaron atravesando su líquido. Colocó los brazos en equis y saltó hacia atrás imbuyéndose en haki armadura totalmente. Notó algunos cortes hacerle mella en la zona de los hombros y otro en el abdomen. El dolor le invadió hasta las cejas y soltó un tremendo rugido mezcla de escozor e ira. Iba a reventarle la cabeza a aquella maldita humana.

Se puso en pie sangrando por los brazos ya que de no ser por su cañonazo, su haki y sus movimientos habría perdido mucho más. En ese momento se imbuyó en una energía verdosa que empezó a sanar un poco aquellas heridas lo justo para no hacerlas graves pero tampoco leves. – ¡Hnhnhnhnhn! ¡Voy a arrancarte la cabeza! – Soltó una intensa risa y se lanzó a por ello como pudo. Una vez estuvo a su lado lanzó con ambas manos los tres dedos centrales de cada una realizando su técnica especial Majutsu-shi no torio, claramente imbuyó los dedos en haki armadura.

Técnica:

No sabía si le había dado alguna de ellas, pero valía la pena seguir probando, o al menos eso se repetía en su cabeza para obligarse a seguir adelante. Paró, respiró hondo, y siguió pegando patadas al aire, enviando ondas cortantes con toda la fuerza que podía. Las lágrimas caían por sus mejillas y en su cara podía observarse una expresión de gran esfuerzo y dolor. Incluso tenía un brazo por delante del abdomen, como si tuviera que sujetarse a sí misma; seguramente tendría algunas heridas internas por el tiburón de antes.

La risa de aquel animal hizo que se estremeciera. Ya estaba a su lado, y ella no podía escapar porque había ocupado todas sus fuerzas en el rankyaku. Intento encontrar un resto de energía del que tirar, utilizar el geppou como al principio y ganar unos metros de forma desesperada. ¿Y qué haría cuando se hubiera apartado? Él iría a por ella y estaría en la misma situación en que se encontraba ahora. Decidió intentarlo de todos modos, pero no salió bien. Fuera el miedo, los daños internos o la falta de energía, quizás una mezcla de todos esos factores, en el momento en que utilizó la técnica perdió el conocimiento y cayó unos metros más allá, en las zarzas de nuevo. Por suerte ya no sentía el dolor. Se había acabado.

La bestia avanzó llevándose algunos cortes en su perfecto cuerpo, la sangre fluía de forma normal por los brazos y abdomen. Su ceño estaba mucho más fruncido que nunca debido al dolor que estaba sintiendo en su piel. Era una sensación horrible parecida a la de los cortes que recibía mientras fue preso. Recordó esa sensación y continuó avanzando mientras gruñía con ira y dejaba sus rosados ojos clavarse en los de ella. Notaba su miedo y eso lo alimentaba, terminó de apartarse y gracias a su haki no llego a tener nada grave. De todas formas su cuerpo estaba lleno de heridas y parecía un laberinto por la gran cantidad de rajas que tenía por todos lados.

Pudo ver cómo su presa evadía su ataque mediante una especie de técnica pero después caía inconsciente en unas zarzas cercanas. En ese momento una sonrisa siniestra se formó en el rostro de la bestia, que tan solo avanzó hacia su comida de forma tranquila. Al verla allí tumbada la tomó del cuello con una mano y abrió la boca para después morderla en el cuello y empezar a comer. No tardó mucho en devorárselo para después pasar a los brazos. Cuando lo hubiese conseguido simplemente se iría del lugar.