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Un rayo aterrizó sobre un par de árboles de la zona, haciéndolos pedazos al momento y provocando que comenzasen a arder. La lluvia entonces comenzó a hacer su trabajo de apagarlos. La zona estaba llena de hombres heridos, los cuales portaban armas, pero parecían ser incapaces de usarlas. Eran bandidos y demás escoria. Una persona estaba en pie, respirando de forma agitada y con una mirada seria. Sus azulados ojos estaban clavados en su último oponente, un hombre de gran tamaño, orbes rojos y poco pelo. Aquella persona que enfrentaba a todas aquellas personas, era un chico de unos veinte años. Sus cabellos dorados apenas resaltaban por el tiempo tan horrible que hacía. En su mano derecha poseía un espadón de aspecto tétrico. Vestía con un chaleco verde acolchado, una cinta metálica en la frente y por último un pantalón oscuro.
Aquella persona se trataba del Vice-Almirante Xemnas Death. Algunas gotas de agua bajaban desde sus cejas hasta las mejillas, pasando cerca de los ojos. El enorme tipo que tenía frente a sus ojos se lanzó a por él y trató de impactarle un poderoso puñetazo. El devastador entonces se echó a un lado, evadiéndolo de forma perfecta y metiéndole un espadazo en el rostro. Había usado la zona ancha del arma y por eso evitó su muerte. Aquel tipo cayó de espaldas, quedando inconsciente. Fue entonces cuando unos gritos se escuchaban a lo lejos. El rubio pudo prever con su haki de observación que, se trataban de los refuerzos. Sonrió de lado y después quedó tumbado en el suelo. Su trabajo había terminado y estaba realmente cansado.
- Esto ha sido demasiado para mí…
Había derrotado a una banda pirata él solo. La supuesta misión era en la isla de Galuna. Él se adelantó y pudo vencer a todos, pero su estado era algo malo. Sus compañeros marines y las nuevas incorporaciones debían presentarse en poco tiempo. El chico tenía un par de cortes en los hombros, una herida poco profunda en una pierna y unos cuantos moratones por el cuerpo. Se quedó allí tumbado esperando algo de ayuda mientras suspiraba. Debía admitir que había sido bueno ayudar a aquellas personas de los “Gatos Púrpura”, pero ahora había una banda pirata menos de la que preocuparse. Tampoco habían sido muy fuertes para él. Las gotas de agua cayeron sobre su cuerpo y lentamente fue observando un enorme grupo de marines acercándose. El chico levantó su mano mostrando una sonrisa y después gritó un poco para que pudiesen escucharle de alguna forma.
- ¡Un poco de ayuda, socios!
Aquella persona se trataba del Vice-Almirante Xemnas Death. Algunas gotas de agua bajaban desde sus cejas hasta las mejillas, pasando cerca de los ojos. El enorme tipo que tenía frente a sus ojos se lanzó a por él y trató de impactarle un poderoso puñetazo. El devastador entonces se echó a un lado, evadiéndolo de forma perfecta y metiéndole un espadazo en el rostro. Había usado la zona ancha del arma y por eso evitó su muerte. Aquel tipo cayó de espaldas, quedando inconsciente. Fue entonces cuando unos gritos se escuchaban a lo lejos. El rubio pudo prever con su haki de observación que, se trataban de los refuerzos. Sonrió de lado y después quedó tumbado en el suelo. Su trabajo había terminado y estaba realmente cansado.
- Esto ha sido demasiado para mí…
Había derrotado a una banda pirata él solo. La supuesta misión era en la isla de Galuna. Él se adelantó y pudo vencer a todos, pero su estado era algo malo. Sus compañeros marines y las nuevas incorporaciones debían presentarse en poco tiempo. El chico tenía un par de cortes en los hombros, una herida poco profunda en una pierna y unos cuantos moratones por el cuerpo. Se quedó allí tumbado esperando algo de ayuda mientras suspiraba. Debía admitir que había sido bueno ayudar a aquellas personas de los “Gatos Púrpura”, pero ahora había una banda pirata menos de la que preocuparse. Tampoco habían sido muy fuertes para él. Las gotas de agua cayeron sobre su cuerpo y lentamente fue observando un enorme grupo de marines acercándose. El chico levantó su mano mostrando una sonrisa y después gritó un poco para que pudiesen escucharle de alguna forma.
- ¡Un poco de ayuda, socios!
Reiko
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Akuma no mi
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La recluta de cabellos dorados alzó la cabeza, pasando la mano por su frente, tratando de limpiar las gotas de lluvia que caían sobre esta por culpa de la tormenta que se cernía sobre ellos. Nunca pensó en ir hasta Galuna, ni siquiera se le pasó por la cabeza llegar a un lugar tan remoto, pero ella no tenía poder en la marina, tan solo era una mandada. A pesar de que preferiría seguir imponiendo el orden en Valston, no le quedaba otro remedio que ir a regañadientes.
Pero esta vez había un motivo especial. El vicealmirante Xemnas Death era quien llevaba la flota marine a Galuna. Reiko había oído hablar de él. Lo vio varias veces con su querida amiga Misa, era inevitable saber que ambos estaban juntos. Además, una mujer sentía cuando ambas personas estaban enamoradas.
La voz de Xemnas hizo girar a Reiko. La recluta cogió una botella de agua y un botiquín, luego se adelantó al grupo de marines que iban hacia él, todos apresurados. La rubia se paró ante ellos, deteniéndolos y alzando la mano para que no continuaran.
-Regresad a vuestros puestos, yo me ocuparé de él.
Algunos se retiraron sin más y otros se quedaron esperando a ver que hacía la recluta. De nuevo, a los que quedaban, los mandó retirarse y estos lo hicieron a regañadientes. Cuando quería podía ser muy persuasiva, aunque a veces no tenía efecto alguno. Se giró y continuó su camino. Una vez llegó hasta él, lo miró desde lo alto, de arriba abajo. Se sentó a su lado, propiciándole una cálida sonrisa y, después, posó la botella de agua al lado de su cabeza.
Dejó el botiquín sobre sus rodillas.
-Buen trabajo - Dijo, mirando lo que había provocado su superior -. ¿Te duele algo? - Inquirió pasando la mano con delicadeza por su brazo y apretando en diferentes puntos. Tras eso sacó un par de vendas. - No es tan grave como creía.
Pero esta vez había un motivo especial. El vicealmirante Xemnas Death era quien llevaba la flota marine a Galuna. Reiko había oído hablar de él. Lo vio varias veces con su querida amiga Misa, era inevitable saber que ambos estaban juntos. Además, una mujer sentía cuando ambas personas estaban enamoradas.
La voz de Xemnas hizo girar a Reiko. La recluta cogió una botella de agua y un botiquín, luego se adelantó al grupo de marines que iban hacia él, todos apresurados. La rubia se paró ante ellos, deteniéndolos y alzando la mano para que no continuaran.
-Regresad a vuestros puestos, yo me ocuparé de él.
Algunos se retiraron sin más y otros se quedaron esperando a ver que hacía la recluta. De nuevo, a los que quedaban, los mandó retirarse y estos lo hicieron a regañadientes. Cuando quería podía ser muy persuasiva, aunque a veces no tenía efecto alguno. Se giró y continuó su camino. Una vez llegó hasta él, lo miró desde lo alto, de arriba abajo. Se sentó a su lado, propiciándole una cálida sonrisa y, después, posó la botella de agua al lado de su cabeza.
Dejó el botiquín sobre sus rodillas.
-Buen trabajo - Dijo, mirando lo que había provocado su superior -. ¿Te duele algo? - Inquirió pasando la mano con delicadeza por su brazo y apretando en diferentes puntos. Tras eso sacó un par de vendas. - No es tan grave como creía.
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