Una pequeña parada para repostar. [Moderado nivel 1] [Zord]

Argón se sorprendió que supiera tantas cosas. Era lógico, yo pertenezco al Nuevo Mundo y siempre había visto a los de mi tribu usar Haki de Armadura.  Aunque hubo uno hace muchísimo tiempo, en la época del ultimo Rey de los Piratas que tenía una Akuma no mi. Pero bueno este no es el caso que nos atañe.
Al poco vimos aparecer de entre los matojos a diez bandidos. Eran un buen numero, cinco para Argón y cinco para mi. Uno, con voz nerviosa nos preguntó que donde estaba Marco y sus camaradas.

Yo me limité a sonreir y solo dije una frase antes de pasar directamente al ataque.

- Tranquilo, pronto os reuniréis con ellos.

Tras eso me abalancé contra ellos con mis extremidades envueltas en electricidad. No iba a tener piedad con gente así. Quería matarlos a todos.

Mientras iba hacia mis cinco objetivos, hablé a Arrgón:

- Los otros cinco son tuyos. Haz lo que te venga en gana con ellos...

Tu reacción ha sido lo suficientemente rápida como para pillar por sorpresa a tus cinco enemigos. Uno de esos cinco que te pertenecían era el que se atrevió a hablar de entre los otros nueve por eso era el primero con el que tu avance se iba a topar. Estos bandidos no tenían el nivel de Marco ni por asomo, al parecer no eran más que una simple guardia antes de llegar a la base de estos.

Por otro lado, Argón con media sonrisa escuchó tus palabras y parecía confiado. Con gran velocidad avanzó hacia los cinco guardias que se encontraban detrás. Argón corría con las manos hacia abajo y con la cabeza inclinada hacia delante, como si le pesaran los brazos y tuviera que tirar de ellos.

No todos los bandidos tenían el mismo espíritu de lucha que ustedes dos. Estos se dedicaban a saquear a civiles, maltratar a mujeres indefensas y roban en antro poco protegidos o supervisados por gente como Marco o otros que aun no han aparecido. De tus cinco, el que había hablado dio un paso hacia atrás, intentó huir más, pero el terror lo tenía inmovilizado; de los otros cuatro la mitad titubeó al no saber como actuar, pero el resto avanzó empuñando una espada y un mazo, respectivamente.

De los cinco rivales de Argón la cosa fue distinta. Al parecer, el aspecto tan escuálido del pirata les dio la suficiente confianza para arremeter contra él sin el miedo de que este pudiera ser más fuerte de lo que aparentaba.

Al acercarme al que habló, este retrocedió con intención de huir, pero conseguí tumbarlo de un solo golpe. tras eso le di un mordisco en su cuello y tras un breve tirón, se lo arranqué de cuajo y lo lancé hacia los otros cuatro. Estos que me quedaban a mí simplemente esperaban inmóviles con espadas y mazos su cruel destino.

Tras lanzarles la cabeza del primero, me quedé quieto, me crucé de brazos y les hablé:

- Si sois tan valientes de maltratar a mujeres y a robar civiles, supongo que también lo seréis para enfrentaros a nosotros. Si no queréis correr el mismo destino que vuestro compañero o el mismo que Marco decidme donde esta Pekaboo, y os juro por mi honor pirata que os perdonaré la vida.

Cosa que era mentira, los mataría igualmente aunque no era por las fechorías que hacían, si no por puro placer y disfrute mio.

- ¡Rápido, hablad! Si se me agota la paciencia... sufriréis un cruel destino.

Todo lo que le ocurrió al portavoz del grupo sucedió sin que los otros cuatros pudieran hacer nada al respecto. Es más, los hechos aterrorizaron más a los dos que estaban detrás que no dudarían en decir todo lo que sabían de su jefe. Los otros dos, más valientes o más estúpidos, no temieron en tus palabras y fueron al ataque. No era una buena idea debido a la diferencia de fuerza, pero al parecer tu cara estaba recubierta de sangre y eso te complicaría las cosas a la hora de defenderte.

Por parte de Argón, este se empezó a quitar los grilletes de los pies mientras que los cinco enemigos seguían asombrados por como habías arrancado la cabeza de su compañero.

-Él no es vuestro mayor problema ahora mismo...-afirmó el joven escuálido mientras se levantaba.

Uno de los bandidos se impacientó y corrió hacia Argón empuñando su espada. El pirata ni se inmutó cuando movió su brazo y golpeó la cara del bandido con el grillete de su muñeca. Esto destrozó la mandíbula del hombre que también salió por los aires hasta estamparse contra un árbol.

-Lo que ha dicho mi compañero... ¿Dónde está Peekaboo?

Lamí la sangre que había salpicado la cabeza de aquel tipo sobre mi cara, cuando pude ver que dos de ellos venían a por mi, me limité a quedarme de brazos cruzados.

- Mala opción la elegida por vuestra parte.

Aunque tenía la cara cubierta de sangre que me impedía ver con claridad por donde venían sus ataques, simplemente cerré los ojos y me concentré en el sonido de sus pisadas y del roce del viento cuando sus armas se dirigieran ami al atacarme. Mientras, mi cuerpo emanaba electricidad por doquier, este sería el último golpe que acabaría con sus vidas.

Mientras me atacaban, me limité a hablar a Argón:

- No te sobrepases, necesitamos vivo aunque sea a uno para que nos diga lo que queremos saber. Luego... puedes divertirte un rato mas con él si quieres.

Esquivaba sus ataques gracias a mi sentido del oído desarrollado. Obviamente al ser un Mink  tigre, tenía todos mis sentidos mas desarrollados que un humano normal.

Ahora venía mi ataque.

- Vais a ver lo que terrible que puede llegar a ser la electricidad... - Tras una breve pausa y equivar su ultimo ataque que me dejó a huevo para contraatacar, procedí.

[Denki kōgei: Denki-teki shi] (Arte Eléctrico: Muerte Eléctrica)

Una lluvia de patadas y puñetazos electrificados les cayó encima como si fuera la fuerza de una tormenta azotando un navío.

Ambos bandidos no pudieron hacer nada para que sus armas impactasen en tu cuerpo. Tampoco fueron capaces de hacer nada contra tu contraataque el cual les pilló de lleno y los derrotó de manera sumamente fácil. De los dos rivales que te quedaban, uno cayó de rodillas superado por la situación y abatido psicológicamente. El otro, al ver el cuerpo de los dos bandidos calcinados por la electricidad, corrió hacia el lado contrario de donde te encontrabas.

No lo sabías, pero se dirigía a la base que se encontraba a pocos metros de donde estabas ahora, es más, sólo erais incapaces de verla por unos pocos árboles que se encontraban delante.

Argón no te oyó. Ya se había desprendido de los dos grilletes de sus muñecas y se disponía a arremeter contra sus rivales. Lanzó los grilletes y estos agrietaron el suelo al impactar mostrando que no eran más pesados de lo que parecían.

El flacucho desapareció para la vista de los bandidos y, en un parpadeo, apareció detrás del ultimo de ello para acabar partiendole el cuello. Los otros tres escucharon el crujido, pero cuando se dispusieron a mirar hacia atrás, sólo vieron a su compañero caer desfallecido. Argón no tardó mucho en reaparecer delante de otro bandido y, antes de que este pudiera darse cuenta de lo que ocurría, el escuálido personaje ya había golpeado a su rival tres veces en el pectoral izquierdo, partiendo así cuatro costillas que dejaron al bandido gravemente herido.

Los otros dos bandidos no tardaron mucho en acudir al rescate de su compañero. Ambos iban armados con mazos así que su ataque fue tan lento y predecible, que Argón logró colocar al bandido que había atacado en la trayectoria del ataque recibiendo los dos mazazos que acabarían con su vida.

-Esto parece un juego de niños -se relamió antes de desaparecer de la vista de los bandidos por tercera vez.

Un bandido echó a correr para intentar escapar en la dirección opuesta a la que me encontraba. Decidí seguirlo y tras pasar dos árboles, pude ver al fortaleza. El bandido se me escapó pero me daba igual, ya me le encontraría ahí dentro. Una vez divisé la fortaleza, llamé a gritos a Argón.

- Argón, he encontrado la base. Acaba con esos endebluchos y vayamos dentro. Así tendremos mejor diversión con Peekaboo.

Mientras, esperaba a Argón apoyado en un árbol.

Spoiler:

Argón reapareció, había cogido una de las espadas que adornaba el macabro paisaje que habíais dejado entre los dos. Esta acabó atravesando el estómago de uno de los dos bandidos y, sin que el otro tuviera tiempo para reaccionar, Argón sacó la espada de su enemigo siguiendo una linea horizontal. Gracias a su monstruosa fuerza, aunque fuera un negado con la espada, el golpe sirvió para causarle un grave corte en el costado.

Al terminar con sus cinco rivales, el flacucho empezó a andar sobre las vísceras que habían teñido de rojo aquella parte del bosque. Sin detenerse, tiró la espada ensangrentada y se puso a tu lado.

-Vamos a terminar esto de una vez...

No conocías mucho a Argón, pero era raro que se hubiera dejado los grilletes atrás. Aunque lo que más te tenía que preocupar, o quizás no, era la forma en la que tu compañero sonreía mientras daba pasos firmes hacia la mansión de Peekaboo.

Mientras avanzábamos hubo una cosa que me intrigó sobre manera. Había dejado atrás los grilletes. Y también que sonreía mientras avanzábamos a la mansión de Peekaboo. Era un tío raro de cojones, pero bueno estaba aliviado de que fuera mi aliado.

- Oye Argón, nunca me has contado porque usabas esos grilletes que te acabas de dejar atrás.  Y esa sonrisa macabra tuya... ¿A que se debe?

Todo me tenía muy intrigado. No me gustaría pensar mal pero... ¿Y si íbamos directos a una trampa? O mejor dicho, ¿y si yo iba derecho a una trampa? A pesar de pasar tiempo con los piratas de Kricket y de pasar tiempo de aquella tragedia que sacudió por completo mi vida, aún me costaba confiar en los humanos. No les odiaba, pero si tenía cierta desconfianza y eso incluía a mis compañeros. Ya veíamos la mansión cerca nuestro. No sabíamos cuantos hombres nos encontraríamos al entrar, pero debíamos de estar preparados para todo. Solo eramos dos contra posiblemente un ejército, entre comillas y su sádico líder.

Si tenía oportunidad de acabar con la vida de Peekaboo no me lo pensaría dos veces y lo haría. No podía dejar que una escoria de tal calaña siguiera haciendo esas fechorías a sus anchas.

La mansión estaba compuesta de tres plantas. La puerta de la residencia daba hacia ustedes, es decir, solo teníais que avanzar para llegar hasta ella. Desde allí no podíais ver mas ventanas en el primer piso, pero si tres en el segundo y dos en el tercero, estas últimas circulares y con rejas. Aparte del color, blanca con juntas de color verde oscuro y la decoración, un montón de plantas que subían por las paredes hasta el segundo piso, no podíais saber nada más de la casa a simple vista.

Argón, por su parte, ignoró tus preguntas. Al parecer estaba más pendiente de que si llegaba la Marina o los marineros antes de que acabaseis el trabajo, seríais arrestados. El avanzó sin figurarse que pudieran tenderos una trampa.

¿Qué harías? Era obvio que Argón ignoraría cualquier cosa que dijeras, es más, estaba apunto de echar a correr hacia la puerta. Por otro lado, el bandido que se te había escapado tenía que haber ido a algún lado ¿Dónde estaba? Tantas preguntas...

- "De perdidos al río..." -Pensé. Comencé a correr para seguir a Argón hacia la puerta de la mansión. Entraríamos a lo grande, reventando la puerta de una buena hostia.

- Parece que la mansión tiene tres pisos. Aniquilemoslos a todos y vayamos a poer Peekaboo.

Tras una breve pausa empecé a gritar bien alto.

- PEEKABOO, PEDAZO DE COBARDE. SI TAN VALIENTE ERES PARA HACER DAÑO A GENTE INOCENTE, TAMBIÉN LO SERÁS PARA ENFRENTARTE A NOSOTROS. AHÓRRANOS EL PASEO HASTA TU MALDITA MANSIÓN Y SAL. SINO TE ASEGURO QUE TU MUERTE SERÁ LENTA Y DOLOROSA Y SERÁ LA PEOR TORTURA QUE TE HAYAN HECHO JAMÁS. SAL, COBARDE!

No creía que saliera, pero había que intentarlo. Me estaba empezando a enfadar realmente, no hacíamos más que luchar contra patéticos subordinados. Quería cortarle la cabeza ya a ese maldito cobarde. No podía consentir todas las atrocidades que estaba haciendo y no se merecía otra cosa que morir.

Argón ignoró todo tu griterío. Además, no era consciente ni de que le estabas siguiendo. Estaba en estado de shock y nada le detuvo para derribar la puerta de un único puñetazo.

Esta salió despedida de las bisagras que la unían al marco y acabó estampando a un bandido desafortunado contra una escalera. Aquella proeza dejó asombrados a algunos bandidos que estaban apuntando ya sus armas hacia la entrada. Otros se echaron a templar al ver a su compañero ser estampado como una mosca contra el matamoscas. Finalmente una docena de ellos empezaron se armaron de valor para disparar contra Argón.

La sala principal era un rectángulo más largo que ancho. Una escalera en medio de la sala llevaba al segundo piso, que solo tenía un pasillito que llevaba a media docena de puertas que rodeaban la sala principal. No se podía saber como se llegaba al tercer piso, pero un balcón(similar al de la segunda planta) se podía ver desde donde estaba la entrada.

Podíais contar treinta(contando el estampado) guardias que se dividían entre los dos pisos superiores y en la que estabais. Siete (armados con espadas, bates y cadenas) estaban esparcidos por la planta baja. Sólo uno de ellos podía llamarte la atención. Era alto y corpulento. Carecía de pelo en la cabeza, pero tenía una frondosa y sucia barba negra como el carbón. En su hombro reposaba una enorme viga de hierro.

En la segunda planta, había el mayor número de soldados, veinte. Todos iban armados con mosquetes, rifles y fusiles. Alguno tenía la suerte de llevar dos armas de fuego en vez de una, pero nada fuera de lo normal. En cambio, en la tercera planta solo había tres soldados y estaba demasiado alto para apreciar como eran.

-Detened el fuego -dijo una voz ronca que provenía de los más alto de la sala.- No veis que estáis gastando munición y aún no ha entrado nadie.

Un cuarto hombre se sumó a los tres que estaban en el tercer piso. Su aspecto era asqueroso. Aunque estuviera en lo más alto,podía apreciarse su gran obesidad y sus rasgos porcinos en la cara. Dudo que nadie conociera a alguien tan feo como él, por lo que podía entenderse fácilmente su tendencia a secuestrar mujeres.

-Peekaboo, vuelva a su habitación... Esto está todo controlado. Quédese con Kaeath -dijo uno de los tres soldados.

-¿Controlado? -preguntó con voz grave y enfurecido-.Si estuviese controlado tendría una mujer en la puerta y no uno en nómina.

Volvió a entrar sin decir nada más.

Argón empezó a andar hacia el interior mientras que los pocos que estaban debajo le amenazaban con cosas que dudaban poder cumplir.

El tiempo pasaba y poco a poco iba siendo menos seguro estar allí.

Argón abrió la puerta de una única hostia. Fue tal el golpe que estampó a uno de los bandidos con ella. Yo solo me limité a entrar después de Argón. Pude divisar a muchos bandidos en el edificio y todos repartidos en diferentes plantas. Eran bastantes pero bueno, no era nada con lo que no pudiéramos lidiar. Avanzábamos hacia el interior, Argón por delante mio sin mediar palabra y haciendo caso omiso a los bandidos que es encontraban en nuestra planta.

Mi cuerpo chisporroteaba, no sabía porque, quizás era por la emoción de que iba a empezar un recital y no de coplas, sino de hostias. Que nos superaran en número me parecía hasta bien, ya que era un entrenamiento mas que asegurado aunque derrotar a estos bandidos no era nada difícil. Con un solo golpe caían y si no ya se echaban atrás ellos por la diferencia de poder.

Me trisqué los nudillos a la vez que decía:

- Que empiece la fiesta.

-¡A por ellos! -gritó uno de los soldados que estaban en la última planta.

Aquello fue el pistoletazo que daba inicio a lo que iba a ser la batalla de lo más sangrienta. Los seis enclenques que estaban en la planta baja junto a vosotros empuñaron sus armas y cargaron al unisono. El más corpulento también avanzó, pero lentamente. Aun tenía la enorme viga de hierro recostada sobre su hombro y su gesto vacilante daba la  impresión de que sabía utilizarla.

Los soldados del segundo piso no se quedaron atrás. Los veinte apuntaron y acto seguido, y sin piedad alguna, empezaron a disparar hacia vosotros.

Aquello no supuso ningún inconveniente para Argón, el cual desapareció de la vista de todos y reapareció justo detrás de un bandido de la planta baja. Sin miramientos, le partió el cuello y lo lanzó hacia otros dos que se acercaban hacia él.

La primera tanda de balas iba dirigida hacia donde estabais, es decir, hacia la entrada de la mansión. Argón ya se encontraba luchando contra los bandidos que se encontraban en la planta baja, pero tú aún seguías en la puerta, justo donde se dirigían veinte balas de fusil.


Por otro lado, en el pueblo. Los marineros y los Marines ya estaban terminando de organizarse en la plaza. Muchos estaban hartos de la tiranía de Peekaboo así que iban a aprovechar esa oportunidad para acabar con él. La Marina no solía intervenir en los temas de bandidos, pero como habían piratas involucrados en estos momentos, lograron el permiso de los de arriba.

Esto se había vuelto una batalla contrarreloj y tú estabas en medio.

Vi como en un abrir y cerrar de ojos Argón desapareció de repente de nuestra vista y apareció detrás de uno de los bandidos.

- ¿También puede teletransportarse? Como mola...

Alucinaba mientras unas veinte balas se acercaban hasta mi posición. Lo bueno es que yo era ágil y esas balas no supondrían ningún problema para mi. Comencé a correr intentando esquivar todas las balas pero, una bala perdida, consiguió impactar en mi abdomen. Comencé a sangrar debido a la herida del proyectil. Era una herida que dificultaba mis movimientos pero no lo suficiente como para detenerme. Aunque la herida se abriera mas y me provocara una hemorragia más severa no me detendría nunca, porque debía acabar con la tiranía de Peekaboo. Al haberme impactado la bala me había detenido, ahora estaba realmente enfadado y comencé a correr de nuevo, por mucha herida que tuviera, hacia la posición de los bandidos de la planta baja.

Los de la segunda planta eran un gran problema y si alguien podía detenerlos ese era Argón, por lo que hablándole lo más alto que podía se lo dije:

- Argón, encárgate de los soldados que tienen fusiles. De los dos tu eres el único que puede hacerlo. Yo me encango de estos enclenques y del gordinflas este de la viga de hierro. Yo no puedo acabar con ellos, tengo una herida de bala y saltar hacia allí sería muy complicado.

Le dije a mi compañero, para ver si estaba de acuerdo conmigo o prefería seguir en la planta baja.

Argón no te escuchó, pero al parecer si hizo lo que le pediste. El ruido de los disparos llamó su atención e hizo que de un único salto, agarrara el borde del balcón y con un segundo empujón subiera al borde. Todos los bandidos apuntaron hacia él, pero no lograron apretar el gatillo antes que el samgriento pirata se avalancase hacia sus rivales.

Ya podías estar tranquilo en la planta baja, muchos de los que estaban apuntando hacia ti ahora tenian un sable entre sus manos y menos de la mitad seguían con el fusil, pero apuntando hacia Argón.

Por el contrario, tú estabas sólo ante el "peligro", si se podía considerar así. Habían siete en la planta baja. Uno yacía estampado bajo la puerta que Argón derribó de un puñetazo. El segundo cadavar estaba encima de dos bandidos que estaban intentando levantarse. Eso hacía dos soldados en el suelo, dos de pie y el quinto, el de la viga de hierro. Cuando los dos primeros consiguieron ponerse en pie, empezaron a rodearte dejando el frente libre para que se colocase el hombre de la viga.

Ellos se relamían al verte herido y sangrando, lo que no sabían era que esa herida no te iba a suponer problema alguno. Quizás solo para correr, pero ¿ibas a huir?

Yo estaba solo ante los de la planta baja, soldados de pacotilla y un gordo con una viga de hierro que sería su perdición. Parecían contentos por verme herido, quizás pensaban que lo tendrían más facil y nada mas lejos de la realidad. Me los cargaría a todos y cada uno de ellos. Comencé a correr, ante la sorpresa de aquellos enclenques y comencé a repatir a todos los soldados de allí, uno tras otro. Quería dejar al gordis para el final. Sería como uno de los jefes finales de un territorio en un videojuego. Un reto que debería de superar para poder avanzar. Mientras iba repartiendo, hacia caso omiso a la herida que tenía y el problema estaría en que se abriría mas de la cuenta y ahí vendría el verdadero problema.

Caían, uno tras otro, no eran mas que el aperitivo. El verdadero menú era un gordo y tenía una viga de hierro con la cual le intentaría derrotar. Yo atacaba normal, sin electricidad ni nada, no gastaría energía con estos soldados de pacotilla. La electricidad la guardaba para el último.

- No sois mas que unos fanfarrones que están al mando de un sucio secuestrador de mujeres y asesino... Jamás os perdonaré el daño que estáis causando a las familias de esta isla. Madres, padres, niños, ancianos y animales. Protegeré todo eso de esta isla, aunque tenga que morir por ello, escoria!!

Yo soy un Mink Tigre, y como todo animal carnívoro tiene un instinto natural que hace que ataquen a sus presas cuando lo necesitan. Yo estaba esperando a que ese Instinto Depredador que yacía en mi interior despertara. Y si lo conseguía, en este momento no había nadie que me parase.

Uno tras otro fueron cayendo ante tus ataques. Zarpazos, patadas y puñerazos, cualquiera de esas cosas servían para quitar de en medio a los cuatro bandidos que atacaron primero. Uno de ellos recibió un zarpazo en el estómago, los otros tres golpes sirvieron para noquearlos o dejarlos en el suelo.

Por otro lado, el de la viga observó como sus compañeros caían. No hizo nada hasta que el ultimo cayó. Fue en ese momento cuando escuchó tu discurso y una vena se marcó en su frente.

¿Qué sabrás tú lo que ocurre aquí, escoria? -gritó y se avalanzó haca ti. Cargaba con la viga con la intención de propinarte un duro golpe en el estómago. De lograrlo, saldrías mal parado y mandado por los aires, aunque aquel ataque era de los que te dejaba mal situado en un combate. Veinte soldados había en la segunda planta. Uno de ellos fue utilizado por Argón como escudo para evitar las balas de los diez que estaban en el balcón derecho (el estaba contra los diez del izquierdo). Corrió mientras sujetaba su "escudo" y fue golpeando a uno tras otro a lo que se ponían delante. Ya se vió que su fuerza era descomunal y gracias a ello sólo era necesario un puñetazo para estampar una cabeza contra la pared o para mandarlo a voalr hacia la planta baja. Rápidamente se libró de los diez del balcón izquierdo lo que puso nervioso a los del derecho.

Los bandidos de la segunda planta se centraron en disparar a Argón, pero él con su velocidad de vértigo y sus habilidades, logró abrirse paso entre sus enemigos sin problemas.

El tiempo avanzaba y todos los marines y marineros se habían reunido en la plaza. Todos empezaron a andar hacia la base de los bandidos.

El enorme enemigo recibió el calambrazo que le obligó a soltar el arma. Él se quejaba del molesto picor que le habías dejado en las manos durante varios minutos, minutos en los que dejó de ver que estabas haciendo y podías aprobechar. El golpe se sumó a tu herida de antes y poco a poco te estabas quedando sin fuerzas, aunque aun tenías de sobra para aquel bandido.

Por otro lado, Argón ya había cruzado al otro lado de un único salto. Su velocidad y fuerza habían dejado perplejos a todos sus rivales los cuales iban cayendo uno tras otro y el que no luchaba, salía huyendo del segundo piso.

Los bandidos que estaban en el tercer piso cada vez se notaban más nerviosos. Únicamente uno de aquellos tres seguía serio e impasible.

-Estoy arto de ver esto, bajemos -ordenó.

Los tres desaparecieron del tercer piso para poco después aparecer en el segundo y ayudar a los cuatro bandidos que quedaban allí y aún estaban sufriendo los poderosos ataques de Argón.

Fuera de la mansión, el ejército que se había organizado de marines y marineros se había adentrado al bosque.

Tosí sangre de nuevo. Me estaba quedando sin fuerzas, pero tenía que derrotar a este tipo costase lo que costase. Él estaba aturdido por mi ataque y completamente desarmado. Ahora era mi oportunidad de darle el golpe de gracia. Fui corriendo lo más rápido que podía, y tras estar a su altura, le lancé una patada eléctrica en dirección a su barbilla. Mi intención era mandarlo a volar para luego proseguir el ataque. Primero un golpe ascendente y luego como desenlace uno descendente contra el suelo de la mansión. Si conseguía mandarlo a volar, podría derrotarlo con este combo de ataques.

A este ataque lo llamaba "Combo Eléctrico - Golpes Tormentosos" el cual consistia en darle una patada en la barbilla y mandarlo a volar. Después, dar un gran salto, ponerse a su espalda y propinarle una patada eléctrica en toda la boca del estómago mientras descenciamos lso dos a la vez y éste impactaba contra el suelo.

Sería doble daño, uno por la patada y el otro por el golpe contra el suelo. Quizás era mucho para un hombre de esas características, pero lo mejor lo dejaba para Peekaboo.

El hombre estaba totalmente aturdido por tu descarga. Al parecer, aquello le había afectado más que al tal Marco quizás por que era más débil o por lo que realmente era, debilidad a los calambres. Por alguna extraña razón todo calambre que Tony recibía era multiplicado por tres. Eras su kairoseki y eso se vio reflejado en que recibió la primera patada de lleno. Era un tipo grande, pero gracias a que había soltado la viga fuiste capaz de levantarlo un poco, lo suficiente para terminar con exito tu combo.

En el segundo piso estaba Argón que terminó con los cuatros bandidos restantes antes de que los refuerzos pudieran hacer nada. Uno de ellos, el que parecía el lider, saltó al encuentro de Argón para pararle los pies mientras que los otros dos se quedaron atonitos al ver tus movimientos.

-Vayamos a por él, está malherido -dijo uno de ellos.

-Sí, nuestro jefe podrá con ese otro... -afirmó.

Ambos bajaron a tu encuentro. Aquello parecía que no iba a terminar nunca, pero desde el principio se sabía que sería un combate de resistencia.

Spoiler:

Tras derrotar al gordinflón de la viga, estaba casi exhausto, malherido y jadeante. Cada vez que tosía, expulsaba sangre. Pero eso no me preocupaba, yo tenía una gran resistencia en combate y podía aguantar grandes periodos de tiempo luchando. Mis entrenamientos dieron sus frutos aunque todavía me faltaba mucho más. Dos más bajaron a mi encuentro, seguramente por ver que estaba malherido. Esbocé una sonrisa y tras ver a los dos tipos dije:

- Estoy encendido.

Tras eso de mi cuerpo emanó un aura chisporroteante de color rojo, en realidad no sabía lo que era, pero me daba exactamente igual.  Si podía derrotar a estos tipos con todo mi poder, bastaba con eso.

- Venid. Os derrotaré con todo mi poder.

Tras eso esperé pacientemente a que se acercaran y me atacaran

Eso hicieron. Ambos saltaron hacia ti, empuñando sus katanas. Los dos bandidos tenían rasgos similares, a simple vista se podía intuir que eran hermanos gemelos. La única diferencia apreciable era que cada uno empuñaba su arma con una mano distinta. Maverick era el zurdo e Yvian el diestro.

No eran tan malos como parecía. Tenían buena sinergia juntos, como si no necesitaran hablar para saber que iba a hacer el otro. Maverick se agachó y realizó un corte horizontal mientras que Yvian haría lo propio pero de pie. Así querían incrementar las posibilidades de que no pudieras esquivar alguno de los tajos.

En la segunda planta, el bandido al que Maverick había llamado "jefe" había ido hacia Argón empuñando un tomahawk. El pirata estaba de espaldas observando al último bandido que había derrotado, seguramente para verificar que había acabado con él. Shy, el bandido jefe, intentó pillar por sorpresa a Argón, pero este le propinó una patada en el estómago antes de que el bandido pudiera impactar su arma en la espalda de su enemigo.

Ambos se miraron y estuvieron inmóviles esperando a ver quien hacía el primer movimiento.


Por otro lado y ajeno a lo que estaba ocurriendo en la mansión de los bandidos. El barco de Kricket había vuelto al puerto. Este había zarpado tras recibir informes de sus subordinados del gran número de marines que se habían agrupado en la plaza. Kricket temía que fuera para capturarle a él y por eso decidió zarpar. Volvieron tras recibir las aclaraciones de Kafei.

Dos hombres con katanas vinieron a mi encuentro. Odiaba a aquellos que usaban armas para pelear o defenderse, era de cobardes.

- ¿Sois tan patéticos que tenéis que usar armas para defenderos? Aborrezco a la gente como vosotros y por eso vais a sufrir.

Los espadachines me atacaron simultáneamente poniendo en práctica una técnica poco efectiva para ellos pero mucho para mí. Sinceramente, dejaría que un tajo de los que habían realizado me golpease, quizás sería una locura hacerlo pero era la única manera de quitármelos de encima. Cuando el que se agachó intentó propinarme un tajo horizontal, golpee si kataba en el reverso e hice que cayera a plomo al suelo para después, intentar propinarle una patada en la cara al susodicho dueño de la katana.
Con respecto al otro tipo... su corte vertical estaba a escasos milimetros de mí, por lo que no me dio ni tiempo para pararlo ni esquivarlo, por lo que m,e hizo un corte de arriba a abajo, desde el pecho hasta la altura del abdomen.

Comencé a sangrar en abundancia pero eso no me importaba ahora mismo. tenía que acabarlo como sea. A pesar de mi estado, completamente herido y sangrando abundantemente, me intente sobreponer al dolor e inicié mi contraataque. Naturalmente, me costaría derrotarlo en este estado pero, aun así lo intenté. Mi ataque sería cogerlo por la cara, elevarlo unos centímetros del suelo y propinarle una fuerte descarga eléctrica para derrotarlo.

Seguramente después de este combate no me quedarían fuerzas para un último, pero confiaba en que Argón pudiera con Peekaboo.