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Malditos raritos... [Pasado] Empty Malditos raritos... [Pasado] {Mar 5 Sep 2023 - 15:15}

La cabeza de Tazu era solo una de las seis que se asomaban al mismo agujero en el suelo. Casi una docena de ojos, el más viejo de los cuales había cumplido apenas dieciocho años y pertenecía a Dick el Parche, cotilleaban el aparentemente inexistente fondo del que era uno de los numerosos pozos de La Isla de los Pozos. Técnicamente no se llamaba así, pero a Tazu le importaba una cagada de gorrino cómo se llamara aquel sitio.

-Voy a escupir -dijo.

-No escupas.

-Voy a escupir.

-Qué asco... -dijo la chica esa que... la chica esa. A Tazu tampoco le importaba mucho nada sobre esa remilgada entrometida-. ¿Y si todo el mundo escupiera? ¿Te imaginas la guarr...?

Tazu escupió.

-¿Veis? No ha hecho ruido. Eso es que no tiene fondo -razonó.

-¿Pero como va a hacer ruido un...?

-Sí, un pozo sin fondo. Genial.

Tazu estaba segura de que todos los pozos de La Isla de los Pozos daban al infinito. O al infierno. O a una especie de lago de oro. Tenía muchas ideas, todas igual de posibles, todas igual de molonas. Aunque sentía un sano recelo a asomarse a algo así, se sentía segura teniendo al lado a sus compañeros de la Legión. Si se caía, podría agarrarse a alguno.

-¿Y ahí tenemos que bajar? -dijo... pues otro extra. No iba a aprenderse todos los nombres, ¿no?

La Unidad de Financiación Ciento Seis -Tazu no entendía por qué lo escribían siempre con letras- tenía la noble misión de encontrar nuevas fuentes de ingresos para la noble causa de la Legión y blablabla. Todo muy noble. En realidad no había ciento seis unidades de ese tipo, o al menos nadie había oído hablar de ellas, sino que la habían montado a toda prisa y llenado de nuevos reclutas y de algún que otro cojo. Nadie estaba seguro de dónde había salido la idea, pero si había una isla llena de pozos donde la gente se había pasado cientos de años echando monedas, allá iba la Legión a vaciarlos. Tazu estaba casi entusiasmada, porque el dinero siempre implicaba seguridad y rara vez había muerto nadie en un pozo. Bueno, nadie que a ella le importase.

-Yo no pienso bajar ahí -dijo Extra. No era un extra, es que ese sí se llamaba así.

-Pues voy yo -afirmó Tazu. Quien primero bajaba, primero elegía. Y pensaba llevarse todas las monedas que pudiera-. Pero luego no me pidáis de mi parte. -Se puso seria un segundo-. Ni se os ocurra.

Alguien, seguramente no el comandante pero sí alguien de mayor rango que los novatos y los cojos, dio un grito y la gente se reunió a su alrededor. El tipo, que parecía ser uno con su uniforme, habló dignamente sobre algo en lo que se iban a gastar el dinero de los pozos y les dio ánimos para cuando bajasen a recaudar el botín.

-Los que sobrevivan...

Tazu no estaba escuchando, claro. ¿Cómo iba a escucharlo si tenía a la maldita Iroza mordiéndole el pelo? La ardilla gustaba de colgarse de su coleta y comerse los restos de comida y las miguitas que se acumulaban ahí.

-... y hace mucho que nadie es devorado en...

Dichoso animal. Y dichoso pesado. A ver si se callaba de una vez y repartían ya los cubos, que Tazu estaba deseando llenarse los bolsillos. Si tampoco iban a estar diciendo nada importante.
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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Mar 5 Sep 2023 - 20:51}

La mayoría de tareas de la 17ª cohorte eran rutinarias. Sí, solían desplegarles allá donde hacían falta refuerzos y eso implicaba a veces ser desplegados en campos de batalla infernales, pero la realidad era que la mayor parte de las veces les tocaba reforzar guarniciones y llevar acabo guardias interminables o patrullas por pueblos aburridos. Otras veces les tocaba explorar zonas despobladas de islas donde el gobernante local había entrado en pánico porque se había avistado a alguna banda pirata. La mayor parte de las veces no encontraban nada. Por eso, cuando le informaron de que su decuria sería enviada como parte de una unidad especial fueron noticias raras.

El grupo que habían juntado era cuanto menos pintoresco. Había un grupo de unos seis legionarios asomados al interior de un pozo que no parecían tener intención de mantener el decoro y orden que los oficiales de la Legión tanto valoraban. Probablemente su suboficial debía estar entre el grupo u ocupado con otras tareas. Ellos no tenían tanta suerte. El princeps Donovan estaba presente y se había asegurado de que mantuviesen el orden y esperasen a que el segundo del comandante, un anciano suboficial con pinta de ir mereciendo la jubilación, comenzase su discurso.

Alguien dio una voz y Donovan les indicó que acudiesen a formar frente al suboficial. La sesión informativa fue... bueno, desesperante. A Rylanor le estaba costando mantener la atención; odiaba aquella inactividad total mientras aquel viejo fósil les daba un discurso que poco tenía de motivacional o informativo. Había oído algo de que tenían que bajar a un pozo y recoger monedas. No entendía por qué tenían una tarea tan trivial o por qué el viejo se pasaba tanto tiempo dando instrucciones. Una mirada de advertencia del princeps le hizo percatarse de que había empezado a dar golpes nerviosamente con el pie. Captando el mensaje, dejó de moverse y se mantuvo recto.

- ...y eso será todo. Comenzaremos el descenso en quince minutos. Preparen su equipo - concluyó al fin el suboficial.

- Descansen, legionarios - ordenó Donovan.

Rylanor dio un largo suspiro. No tenía ni idea de a qué se refería el suboficial con el equipo. A lo mejor debería haber prestado atención. Bueno, en el peor de los casos le bastaría con fingir que sabía lo que estaba haciendo e imitar al resto. Rompió la formación y caminó en busca de su petate. Necesitaba echar un trago de la cantimplora y replantearse sus opciones laborales.


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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Mar 5 Sep 2023 - 22:02}

- Dicen que hay un tesoro oculto ahí abajo.

- No tiene sentido -contestó Blaze mientras se ataba las botas.

- Podrían haber escondido una akuma no mi ahí abajo.

- Lo dudo mucho. -Everdeen era la clase de persona que como oficial necesitaba en su vida, aunque su cháchara incesante se le hacía muchas veces insufrible.

- Quizá sea tu momento. Tal vez si la conseguimos te la ofrezcan.

Prefirió ignorar el comentario. No le interesaban las frutas del diablo, mucho menos nada que no consiguiese él mismo por sus propios méritos.

- Si vuelves a tutearme tendré que sacar el látigo -amenazó, terminando de ajustarse el chaquetón a los hombros.

- ¿Me lo prometes?

Blaze suspiró.

- Al menos finge que me respetas mientras estamos en público, ¿vale?

Everdeen asintió.

- Sí, señor.

Blaze se miró al espejo. Había abandonado el uniforme militar, pero había mantenido el azul marino. Un traje de tres piezas del color de la Legión, camisa blanca y corbata negra. Los zapatos eran de punta redonda, no demasiado brillantes, también de color negro. Llevaba el pelo meticulosamente cuidado y, a pesar de las súplicas de Everdeen, no se había dejado bigote. Llevaba sus insignias, o más bien las réplicas de estas, a modo de galón en el chaquetón rojo sangre, y una mirada de severidad en sus ojos dorados, más de general que de depredador. Acomodaba a su rostro serio un rictus inexpresivo en sus labios. Estaba listo.

- ¿Quién está al mando? -preguntó, sin mucho ímpetu.

- El comandante Bohr, señor -respondió Everdeen con la energía que a él le faltaba.

El maldito Bohr. Si había alguien a quien hasta el decano Maxwell siempre había temido, ese era Bohr. En realidad, estaba seguro de que la mayoría de comandantes eran más similares a él y Maxwell parecía, en comparación, un santo barón -al menos él no utilizaba el castigo físico de forma constante-, y Blaze estaba seguro de que se debía en gran medida a los abusos que el propio Bohr había cometido durante su paso por la instrucción. Que él estuviese a cargo solo significaba que había algo valioso que encontrar, aunque no demasiado, y más importante: Necesitaban a alguien de pocos escrúpulos sobre el terreno.

En realidad eso hacía más importante su presencia ahí, pero sus intenciones estaban lejos del pozo o siquiera de pasar más tiempo del imprescindible cerca de Bohr. Había solicitado él mismo colaborar en la extracción porque había alguien destinado allí también. Habían sido compañeros de instrucción en algún momento, pero sus caminos se habían separado; sin embargo era una de las pocas personas realmente afines a él que había en la Legión. Quizá un poco más laxo en sus principios, pero estos estaban claramente definidos: Rylanor era una persona en la que se podía confiar. Al menos, uno podía desear confiar en él.

Cuando llegó al lugar Bohr no estaba, pero sí el anciano que le servía de segundo, explicando la misión. Esperó pacientemente a que terminara de explicarse y diese la orden: Quince minutos. Más que suficiente para acercar el equipo, pero no lo bastante como para preparar todos los protocolos de seguridad necesarios para la bajada. Blaze observó a los soldados que rodeaban el pozo, especialmente a la mujer que parecía totalmente fuera de lugar.

- Preparad las amarraderas, soldados -ordenó-. Quiero que esta bajada sea segura cuanto antes. Tenéis como máximo cuarenta y cinco minutos -anunció, desautorizando al suboficial-. Everdeen, coordine los preparativos.
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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Vie 8 Sep 2023 - 14:45}

Cuando empezaron a repartir los arneses, Tazu miró el suyo con desconfianza. Había algo de antinatural en envolverse con tantas correas y cuerdas. Si le ataban mal aunque fuera una podría caer al fondo del pozo -si es que lo tenía- o quedar a merced de quien decidiese apretárselas mucho. No se fiaba demasiado del tipo que los iba ajustando. Tenía cara de topillo, y de esa gente siempre había que desconfiar.

Los equipos, que se habían asignado aquella mañana, fueron repartiéndose por los diferentes pozos. El de Tazu pillaba cerca, aunque no era el mismo en el que había soltado su lapo. No es que le diese asco, pero le hacía gracia pensar qué cara pondría alguien cuando bajase ahí abajo y lo pisara.

Un grupo de legionarios empezó a repartir más equipo: cascos con linternas, silbatos... También estaban descargando pilas de cofres vacíos, pero solo los bajarían una vez los primeros soldados confirmasen que había algo en alguno de los pozos. Tazu aceptó lo que le correspondía y luego deslizó la mano dentro de la bolsa donde guardaban los silbatos para llevarse más. Otro de los nuevos reclutas la vio, pero debió de importarle poco, porque no dijo nada. Tazu se pasó el pulgar por el cuello como amenaza por si acaso.

Fue entonces cuando se fijó en que alguien más la observaba. Había un guaperas tan alto como un pino que no le quitaba ojo. ¿Querría robarle? ¿Matarla? Estaba dando órdenes, como si fuese el jefe allí, así que quizás lo fuera. A Tazu no le gustaban los jefes. Las bandas de Ringo siempre tenían a la peor calaña como jefe, y no había motivo alguno por el que eso no se repitiera en la Legión. El instinto le dijo que lo mejor que podría hacer sería hacerse su amiga, y tal vez mantener un cuchillo a mano.

-No deberías ir de rojo, ¿sabes? -le aconsejó. Tazu se había acercado a él por la espalda, a ver si por casualidad se le podía matar fácilmente. No es que fuese a hacerlo, pero ¿quién no querría saber si a su jefe se le puede matar?- El rojo es muy chillón. A los osos les gusta. Una vez vi a un oso partir a alguien como si fuera una ramita. -Decidió que sería más instructivo coger una ramita del suelo y partirla-. Iba de rojo.

-¡Sorajimaru! -exclamó alguien- ¡Ven de una vez!

Pero Tazu no había terminado.

-En realidad no era un oso-oso, más bien como un casi-oso. En Ringo solo había un oso-oso y lo tenía el daimyo, pero sí que había unos cuantos casi-osos por ahí. Una vez toqué a uno, pero me dio un zarpazo en la tripa y casi me mata. Era un bebé. Él, no yo -añadió mientras se levantaba la camisa y enseñaba la cicatriz-. Y ¿sabes qué? Ese día yo iba de rojo.

Antes de que pudiera seguir hablando uno de sus compañeros de equipo la cogió de los hombros y se la llevó de allí a rastras mientras ella se recolocaba la ropa. Le pusieron el arnés, el casco y la encararon al pozo que le había tocado sin demasiada ceremonia. Se detuvo durante un segundo ante aquel agujero apenas rodeado por un murete de piedra tan desgastado que su presencia era ya meramente simbólica. El pozo tenía un diámetro considerable, lo suficiente para que cuatro o cinco como ella cupiesen a la vez. Mientras analizaba cuántas Tazus flacuchas podrían meterse por ahí al mismo tiempo, sus compañeros empezaron a carraspear impacientes. Antes de que pudieran darle una patada en el culo, Tazu saltó. Se agarró fuerte a la cuerda y empezó a descender poco a poco.

-¡Toca el silbato cuando llegues abajo!

"Si es que llego abajo alguna vez", dijo para sus adentros.
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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Mar 12 Sep 2023 - 13:59}

Cuando las órdenes del suboficial fueron contradichas, algo le causó un escalofrío. Reconocía aquella voz. Recuerdos de días pasados, días mejores, acudieron a su mente. Se giró y confirmó que sus recuerdos no le jugaban una mala pasada: era Blaze. Aunque sabía que se había alistado algo antes que él, encontrárselo en aquella operación le tomó totalmente por sorpresa, así como los galones que adornaban su uniforme. Sintió una mezcla de alegría y dolor en su orgullo. Sabía que podía contar con que tendrían a alguien hábil si las cosas se torcían, pero le hubiese gustado que para su reencuentro la diferencia jerárquica no fuese tan grande. "Me ha tomado la delantera. Tengo que ponerme las pilas."

Comenzó a preparar todo su equipo: arnés, casco, farol y petate. Tras un corto descanso que aprovechó para beber un buen trago de agua, comenzó a ayudar a asegurar las cuerdas y comprobar nudos y medidas de seguridad. Blaze había demostrado un buen juicio al darles más tiempo, pues aunque hubiesen podido iniciar el descenso en quince minutos, lo habrían hecho de mala manera y con prisas y probablemente con más de un accidente en el proceso. Era clásico entre muchos oficiales cortos de miras en la Legión: lanzar grupos de legionarios mal preparados contra cualquier problema. El gasto de vidas se veía como una inversión, no como una muestra de incompetencia, siempre que no fuera excesivo o se malgastasen tropas de élite y la misión fuera cumplida con éxito.

Cuando se estaba preparando para iniciar el descenso, un curioso espectáculo desvió su atención de nuevo hacia el comandante. Una legionaria bajita y con pintas de ninja hablaba con Blaze como si fuesen compañeros de toda la vida. Aquella evidente violación del protocolo y lo absurdo de la conversación le arrancaron una carcajada mal contenida, que tuvo que verse obligado a camuflar como una tos tras una mirada de Donovan. Se asomó al pozo y observó la oscura abertura. Definitivamente debería haber escuchado al oficial. No tenía ni idea de qué le esperaba allá abajo.

- Aut victoria aut nihil, supongo - musitó, antes de iniciar el descenso. Comenzó a bajar cuidadosamente. Las paredes estaban algo húmedas, aunque no tanto como hubiera esperado. Una cosa pequeña descendió de golpe hasta su altura: era la pequeña legionaria de antes. Rylanor sonrió - ¿Tanta prisa tienes de bajar? Deja algunas monedas para el resto cuando llegues.


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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Mar 12 Sep 2023 - 21:55}

Al anciano no pareció gustarle que asumiese el mando, pero no discutió. Con una expresión insultantemente neutra asintió mientras pronunciaba un liviano "sí señor". Devolvió el gesto y siguió controlando que los soldados asegurasen la bajada adecuadamente, aunque una sombra moviéndose detrás de él lo distrajo por un momento. Su primer impulso fue llevarse la mano a la daga, pero al escuchar una voz femenina se detuvo. Con un pálpito de sospecha observó el grupo de hombres que miraban hacia él -o más bien algo más allá de él- con los ojos saliéndose de las órbitas. Parpadeó un par de veces con cierta condescendencia y se volteó, quedando frente a la pequeña muchacha.

- No es el color más favorecedor, desde luego -reconoció-. Pero es el color de la sangre de nuestros compañeros. Una forma de honrarlos.

Era una de las primeras cosas que le habían explicado en la academia de oficiales. A Blaze no le parecía particularmente relevante y creía que había formas mejores de honrar a los caídos, pero sí comprendía la importancia de mantener un uniforme más o menos estricto de cara a la conservación de la disciplina. El chaquetón de color rojo no significaba nada, pero encontrar en batalla al oficial al mando y saber que estaba hasta el final podía significar un soplo de moral incluso en los soldados más dubitativos. Era entonces, en esos momentos más oscuros, cuando el rojo de oficial realmente brillaba.

Además, disimulaba mejor las manchas de sangre en combate.

Atendió a la historia de la soldado. Ridícula, quizá marcase algún tipo de desorden. O tal vez un verdadero recuerdo traumático. Su lenguaje corporal delataba algunas cosas; no estaba muy seguro de cuáles en concreto, pero las señales apuntaban en una dirección particular. ¿Qué significaba aquello, entonces? Otros oficiales se toarían la libertad de castigarla por no tratarlo con la dignidad que sus galones exigían. Por como se comportaba, Blaze llegaba a dudar que siquiera fuese la primera vez. Eso, o todo el mundo se apiadaba de ella.

- Aprendiz Sorajimaru -comenzó a decir, aunque uno de sus compañeros tiró de ella para arrastrarla mientras entonaba un balbuceo en el que más o menos Blaze entendía "perdón, señor" repetido demasiadas veces.

Miró hacia el suelo, confuso. Si los oficiales de la Legión imponían miedo y no respeto, ¿cómo esperaban construir un proyecto duradero en el Gobierno Mundial? Suspiró, con algo de cansancio. Había tantas cosas mal en ese lugar que no sabría ni por dónde empezar. Aun así volvió a sus quehaceres, ayudando a Everdeen a controlar los procedimientos de bajada segura y cerciorándose de que cada soldado -aunque se percató de que la mayoría de ellos eran aprendices y esa era su primera bajada- estuviese bien equipado dio la orden.

- Os explicaré cómo se hace -ofreció a unos muchachos en uno de los pozos-. Everdeen, busque un lugar en el que dejar esto.

A pesar de lo incómodo que resultaba el arnés por encima del traje lo ajustó lo mejor que pudo. Asumiendo que su peinado se desharía ligeramente se colocó también un casco de espeleología y se colocó al borde del hueco.

- El primer salto es vital -explicó-. Vosotros sois novatos, así que lo ideal es que entréis poco a poco, como quien baja para hacer un fondo. -Fulminó con la mirada al anciano suboficial que pretendía enviar a una potencial muerte a tantos novatos-. Buscad apoyar los pies contra la pared y tensad el cuerpo hasta estabilizaros. Pero lo más importante es que no soltéis la cuerda más tiempo del necesario.

Padre le había enseñado bien. Algún día él también querría enseñar, cuando fuese el momento. Pero allí, y ahora, lo que tocaba era descender.
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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {Lun 18 Sep 2023 - 19:01}

De repente, a todo el mundo le gustaba su pozo. Había tenido que adelantar a un tipo con pinta de no haberse ensuciado en su vida, y ya veía cómo asomaban más cabezas dispuestas a unirse a la carrera por el oro. Porque tenía que haber oro, obviamente. Y Tazu no iba a permitir que le quitasen su parte.

-Por el bien de La Legión -murmuró. Últimamente se estaba obligando a decirlo en voz baja de vez en cuando para ver si así se acostumbraba. En algún momento le sería útil. Quizás.

Descender por la cuerda la estaba dando más problemas de los esperados. Y no es que aquel fuese su primer agujero en el suelo, ni mucho menos. Una vez tuvo que meterse en una tumba a sacar de ahí un diente de plata que otro tipo se había tragado el día antes de morir. Lo cambió a una vieja loca por nabos con mantequilla. Y en otra ocasión tuvo que meterse en una grieta en el hielo porque la perseguían un par de bandidos con espadas. Seguramente por haberles robado la mantequilla para asar los nabos. Sin embargo, era su primera vez con cuerdas y tantas cosas de seguridad.

-Seguro que puedo saltar como un gato y llegar abajo enseguida -se dijo.

Tazu no respetaba mucho tiempo entre decir y hacer algo, así que lo intentó. Dio un par de botes en plan ninja y... luego tuvo que agarrarse otra vez a la cuerda cuando se golpeó la cabeza. Un tirón de advertencia llegó desde arriba junto con algo que no llegó a entender. Tampoco es que fuese a prestarle atención, en cualquier caso; su nuevo chichón tenía prioridad.

En cierto momento, cuando la luz de la linterna comenzó a ser más fuerte que la que venía de arriba, empezó a preocuparse. ¿Y si decidían cortar la cuerda y dejarla ahí abajo? Se había escaqueado muchas veces de sus deberes en la cocina o en la brigada de limpieza. ¡Tal vez aquel iba a ser su castigo! Ojalá hubiese robado el timón o algo para que no pudieran abandonarla. Pero entonces se dijo que si conseguía suficiente oro no podrían simplemente olvidarse de ella. Sí, eso parecía razonable. Pero por si acaso, la próxima vez robaría el timón.

Y mientras pensaba en todo eso, la cuerda se acabó.

Colgada como un conejo en una trampa de caza, intentó librarse del arnés sin demasiado éxito. Sacó un kunái para cortarlo, pero no estaba segura de cuánta profundidad quedaba y lo del gato ya había fallado una vez. Solo quedaba la opción de escupir.

El gapo, mitad moco y mitad baba no tardó en revelar su posición. Rebotó contra algo que sonaba como agua justo debajo, a poca distancia de ella. Era difícil calcular cuánto quedaba, pero se fiaba de sus gapos, así que cortó la cuerda, se dejó caer y aterrizó, no sin brusquedad.

Más o menos entonces se preguntó cómo iba a volver a subir.
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Malditos raritos... [Pasado] Empty Re: Malditos raritos... [Pasado] {}

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