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~ Qué calor...
Recién llegado a la Villa Orange, maldecía el sol abrasador que me chamuscaba la piel. En mi viaje con Yuu hacia Õkyū mazushī, el lugar donde nos reuniríamos con mis hermanos los Shakkin, Yuu se empeñó en realizar una parada en éste lugar. El motivo era simple, recargar suministros y que él pudiera comprar aceites para sus componentes cyborg. No me apetecía mucho ir de compras por lo que lo despedí y decidí dar una vuelta hasta el final de la tarde, cuando nos reuniríamos de nuevo en el barco para zarpar.
Comencé a caminar por las calles de la Villa Orange. Los edificios estaban muy bien construidos y la gente comerciaba en la calle pacíficamente.
Un sitio agradable...
Palpando mis espadas Shimei Kaeru y Yamaoroshi, proseguí mi camino hasta detenerme en el bar de la villa, el bar Pub. Durante al menos dos minutos dudé entre entrar y tomarme algo para matar el tiempo que seguro Yuu me haría esperar o si seguir caminando. El bar desde fuera parecía tranquilo y sin peleas. No es que aprecie las peleas pero dado mi grado de aburrimiento algo de movimiento no estaría mal. Decidí finalmente con un gran suspiro de resignación que pasaría de largo. Finalmente llegué a una plaza que parecía ser el centro neurálgico de la villa. Paré para observarla con detenimiento. Había tenderos vendiendo frutas y carnes, mujeres comprando y algunos hombres debatiendo en la zona donde había bancos para sentarse.
La conversación de uno de los grupos me llamó la atención especialmente. Comencé a andar hacia un tendero que vendía frutas justo al lado, tratando de seguir el hilo de la conversación como podía. Tras pagar 5 berries al tendero por una caja pequeña de cerezas me senté en un banco justo al lado, intentando enterarme bien de qué hablaban.
- Sí, dicen que aunque lo derrotes vuelve a por ti y que cuando te coge, acaba contigo. Da igual lo fuerte que seas, puede hacerte pedazos..
Por lo que parecía estaban hablando de un guerrero, o al menos sobre peleas, lo cual me intrigaba.
~ Con que da igual tu fuerza, ¿eh?... - dije muy bajito mientras llevaba una cereza a mi boca.
Comenzaba a tener ganas de saber de qué hablaban.
Recién llegado a la Villa Orange, maldecía el sol abrasador que me chamuscaba la piel. En mi viaje con Yuu hacia Õkyū mazushī, el lugar donde nos reuniríamos con mis hermanos los Shakkin, Yuu se empeñó en realizar una parada en éste lugar. El motivo era simple, recargar suministros y que él pudiera comprar aceites para sus componentes cyborg. No me apetecía mucho ir de compras por lo que lo despedí y decidí dar una vuelta hasta el final de la tarde, cuando nos reuniríamos de nuevo en el barco para zarpar.
Comencé a caminar por las calles de la Villa Orange. Los edificios estaban muy bien construidos y la gente comerciaba en la calle pacíficamente.
Un sitio agradable...
Palpando mis espadas Shimei Kaeru y Yamaoroshi, proseguí mi camino hasta detenerme en el bar de la villa, el bar Pub. Durante al menos dos minutos dudé entre entrar y tomarme algo para matar el tiempo que seguro Yuu me haría esperar o si seguir caminando. El bar desde fuera parecía tranquilo y sin peleas. No es que aprecie las peleas pero dado mi grado de aburrimiento algo de movimiento no estaría mal. Decidí finalmente con un gran suspiro de resignación que pasaría de largo. Finalmente llegué a una plaza que parecía ser el centro neurálgico de la villa. Paré para observarla con detenimiento. Había tenderos vendiendo frutas y carnes, mujeres comprando y algunos hombres debatiendo en la zona donde había bancos para sentarse.
La conversación de uno de los grupos me llamó la atención especialmente. Comencé a andar hacia un tendero que vendía frutas justo al lado, tratando de seguir el hilo de la conversación como podía. Tras pagar 5 berries al tendero por una caja pequeña de cerezas me senté en un banco justo al lado, intentando enterarme bien de qué hablaban.
- Sí, dicen que aunque lo derrotes vuelve a por ti y que cuando te coge, acaba contigo. Da igual lo fuerte que seas, puede hacerte pedazos..
Por lo que parecía estaban hablando de un guerrero, o al menos sobre peleas, lo cual me intrigaba.
~ Con que da igual tu fuerza, ¿eh?... - dije muy bajito mientras llevaba una cereza a mi boca.
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Me encuentro vagando sin rumbo fijo ni destino por Villa Orange, un lugar tranquilo y pacífico donde no pasaba nada y la gente vivía tranquilamente. Las tiendas son abundantes y los tenderos amables y simpáticos con todos los que se acercan a la tienda aunque al final no compren nada. Voy vestido con la misma ropa de siempre, camiseta, pantalones y un largo abrigo negro sobre los cuales se ven dos espadas a mi espalda, en cambio en mi cintura a ambos lados se ven dos espadas en un lado y 3 en otro, las cuales se mueven ligeramente con cada paso que doy.
El día es caluroso y soleado, cosa que sufro más que los demás debido a mi costumbre de vestir siempre lo mismo. Mientras camino miro a mi alrededor como las personas viven alegremente su vida sin un pasado doloroso que los persiga ni dolorosos recuerdos que los atormente. Divagando en estos pensamientos llego a una plaza donde hay puestos de frutas y muchas otras cosas alrededor mientras que algunas mujeres están comprando en estos puestos y algunos hombres hablando en los bancos. Mientras busco un banco donde sentarme veo que un hombre se acerca a dos más que están hablando con una caja de cerezas como intentando escuchar la conversación por lo que simplemente me siento apoyado en un árbol cercano a la escena y escucho atentamente la conversación.
El día es caluroso y soleado, cosa que sufro más que los demás debido a mi costumbre de vestir siempre lo mismo. Mientras camino miro a mi alrededor como las personas viven alegremente su vida sin un pasado doloroso que los persiga ni dolorosos recuerdos que los atormente. Divagando en estos pensamientos llego a una plaza donde hay puestos de frutas y muchas otras cosas alrededor mientras que algunas mujeres están comprando en estos puestos y algunos hombres hablando en los bancos. Mientras busco un banco donde sentarme veo que un hombre se acerca a dos más que están hablando con una caja de cerezas como intentando escuchar la conversación por lo que simplemente me siento apoyado en un árbol cercano a la escena y escucho atentamente la conversación.
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La conversación de los hombres no daba mucho de sí. Hablaban de un tipo fuerte pero no lo nombraban ni daban indicaciones de como encontrarlo en ningún momento. Mi caja de cerezas estaba comenzando a acabarse. Al parecer la conversación estaba apunto de llegar al punto álgido de su desarrollo.
- Por lo que he oído anda por aquí. Dicen que es un Yo...
La voz del hombre fue eclipsada por una muchedumbre de gritos provenientes de unos metros a nuestro lado. Cerca de un árbol una gran masa de gente se acercaba a un hombre atosigándolo, pude oír vítores a destiempo por lo que no pude comprender el nombre de dicho personaje, aunque me intrigaba quién y por qué en estas tierras tan tranquilas podría ser tan famoso como para que en plena calle le parara tal congregación. Los hombres que se sentaban cerca de mi se levantaron como una bala y se acercaron a la gente gritando.
- ¿¡Habrá venido a por alguien!?
¿Venido a por alguien?...¿Un caza recompensas?
Me levanté llevándome a la boca la última cereza de mi caja. Subiéndome de pie en el banco de un pequeño salto intenté divisar mejor lo que había en el centro de aquella gente. Un hombre ataviado con un abrigo negro que pecaba de lo obsceno para el calor que el sol producía.
~ ¿Quién será?...
- Por lo que he oído anda por aquí. Dicen que es un Yo...
La voz del hombre fue eclipsada por una muchedumbre de gritos provenientes de unos metros a nuestro lado. Cerca de un árbol una gran masa de gente se acercaba a un hombre atosigándolo, pude oír vítores a destiempo por lo que no pude comprender el nombre de dicho personaje, aunque me intrigaba quién y por qué en estas tierras tan tranquilas podría ser tan famoso como para que en plena calle le parara tal congregación. Los hombres que se sentaban cerca de mi se levantaron como una bala y se acercaron a la gente gritando.
- ¿¡Habrá venido a por alguien!?
¿Venido a por alguien?...¿Un caza recompensas?
Me levanté llevándome a la boca la última cereza de mi caja. Subiéndome de pie en el banco de un pequeño salto intenté divisar mejor lo que había en el centro de aquella gente. Un hombre ataviado con un abrigo negro que pecaba de lo obsceno para el calor que el sol producía.
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Estaba tumbado tranquilo junto al árbol cuando de pronto un multitud de personas se conglomera a mi alrededor gritando mi nombre, algo que me molesta pues lo que menos quiero es que se enteren de quién soy y que estoy aquí y lo peor, que se sepa quién soy. De pronto veo el hombre que se acercó a los otros dos levantarse y subirse al banco intentando ver a quién vitoreaba la gente.
Yo por mi parte seguí tumbado sin mover ni un músculo y sin darles coba a las personas que no hacen más que molestar y me pongo a dormir un rato.
Malditos pesados, ¡por qué no pueden dejarme tranquilo sin molestarme allá donde voy?
Mientras pienso y cierro los ojos apoyo mis manos en los mangos de dos de las katanas que llevo a la cintura por si tengo que pelear o me atacan mientras duermo.
Yo por mi parte seguí tumbado sin mover ni un músculo y sin darles coba a las personas que no hacen más que molestar y me pongo a dormir un rato.
Malditos pesados, ¡por qué no pueden dejarme tranquilo sin molestarme allá donde voy?
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El hombre en cuestión no parecía moverse ni responder a las llamadas de la gente. No podía verlo desde el banco en el que estaba subido por lo que decidí acercarme. Comencé a andar hacia la gente y separándola para poder entrar al círculo donde el hombre en cuestión estaba. Cuando llegué observé a un muchacho de pelo negro vestido del mismo color, tumbado en el suelo con los ojos cerrados y agarrando dos espadas que portaba en el cinturón. Me puse de cuclillas para acercarme un poco, me preocupaba que dicho muchacho hubiera sufrido un ataque de ansiedad o fuera claustrofóbico y se hubiera desmayado. Me quedé mirándole un rato.
Vaya...parece estar...bien. ¿No?.
No estaba seguro. Su cara me sonaba pero no era capaz de ubicarlo bien, tal vez porque apenas lo conozco o quizás porque mi pésima memoria para las personas se empeoraba. Para el caso, la idea era que aquella gente conocía a ese hombre por lo que debía ser famoso o algo. O quizás no lo era y la cosa iba por otro lado...era joven, más que yo. Y no tenía rastro de barba ni nuez...quizás fuera...
~ Oye niño...¿te has perdido? - dije con tono amigable mientras daba dos golpecitos con mi dedo índice en su pierna.
Quizás fuera un niño que se había perdido o hecho daño y por eso la gente se acercaba a él.
Vaya...parece estar...bien. ¿No?.
No estaba seguro. Su cara me sonaba pero no era capaz de ubicarlo bien, tal vez porque apenas lo conozco o quizás porque mi pésima memoria para las personas se empeoraba. Para el caso, la idea era que aquella gente conocía a ese hombre por lo que debía ser famoso o algo. O quizás no lo era y la cosa iba por otro lado...era joven, más que yo. Y no tenía rastro de barba ni nuez...quizás fuera...
~ Oye niño...¿te has perdido? - dije con tono amigable mientras daba dos golpecitos con mi dedo índice en su pierna.
Quizás fuera un niño que se había perdido o hecho daño y por eso la gente se acercaba a él.
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Seguía tumbado tratando de descansar mientras la gente sigue dando voces y armando jaleo a mi alrededor. Empiezo a cansarme de que la gente no me deje tranquilo en todos los lugares a los que voy, a lo mejor es por eso que me agradan las islas desiertas en donde nadie me molesta con este tipo de cosas y así al menos puedo descansar, cosa que al parecer en este pueblo me va a resultar imposible. Sigo tumbado y de pronto escucho una voz distinta a las demás, una que no suena a gritos incoherentes, sino que parece preocupada a simple vista diciendo
~ Oye niño...¿te has perdido?
A la vez noto unos golpes en mi pierna por lo que abro los ojos y veo al hombre de las cerezas agachado a mi lado. Mi mirada sigue perdida por estar recién despierto pero poco a poco, conforme asimilo que me llamó niño, ésta va cambiando a una más seria y amenazadora. Me reincorporo y una vez de pié digo
Primero, no soy un niño, soy Kirito y segundo odio que me molesten mientras intento descansar. Así que más vale que me dejéis descansar de una maldita vez.
Mi voz suena seca y agresiva pero estoy de tan malhumor que eso me importa poco. Nada más decir todo ésto espero a ver si la gente se va y me deja dormir o si me tendré que ir yo a otra parte a descansar.
~ Oye niño...¿te has perdido?
A la vez noto unos golpes en mi pierna por lo que abro los ojos y veo al hombre de las cerezas agachado a mi lado. Mi mirada sigue perdida por estar recién despierto pero poco a poco, conforme asimilo que me llamó niño, ésta va cambiando a una más seria y amenazadora. Me reincorporo y una vez de pié digo
Primero, no soy un niño, soy Kirito y segundo odio que me molesten mientras intento descansar. Así que más vale que me dejéis descansar de una maldita vez.
Mi voz suena seca y agresiva pero estoy de tan malhumor que eso me importa poco. Nada más decir todo ésto espero a ver si la gente se va y me deja dormir o si me tendré que ir yo a otra parte a descansar.
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El muchacho se despertó con una cara muy típica de dormido y poco después se tornó seria. Me sorprendió que aquel niño se pusiera así por eso, qué mal despertar. Acto seguido dijo que no era un niño y que su nombre era Kirito. No recordaba ese nombre aunque me sonaba bastante familiar. Quería que lo dejáramos dormir y mi curiosidad no quería dejar que aquel muchacho se fuera, quería saber de él, por lo que me levanté y me giré mirando a la gente.
~ Venga, aquí no hay nada que ver, ¡vamoooos! - dije amablemente para que la gente se dispersara.
Tras unos minutos parece que nadie le daba importancia al tal Kirito y le habían dejado solo conmigo. Me senté en el banco más cercano y le miré. Portaba espadas por lo que deduje que era un guerrero. Tenía ganas de probar un combate contra alguien así, aunque me intrigaba mucho más el por qué su nombre me era tan familiar. Estaba seguro de que no lo conocía personalmente pero su nombre lo había oído, de eso no me cabía duda.
~ Oye chico, ¿de qué te conozco?. - dije apoyándome sobre las rodillas con ambos antebrazos.
Mi curiosidad me mataba. Pero no me mataba más que las ganas que tenía de más cerezas.
Comienzo a pensar que tengo un serio problema, creo que hoy puede que fume.
~ Venga, aquí no hay nada que ver, ¡vamoooos! - dije amablemente para que la gente se dispersara.
Tras unos minutos parece que nadie le daba importancia al tal Kirito y le habían dejado solo conmigo. Me senté en el banco más cercano y le miré. Portaba espadas por lo que deduje que era un guerrero. Tenía ganas de probar un combate contra alguien así, aunque me intrigaba mucho más el por qué su nombre me era tan familiar. Estaba seguro de que no lo conocía personalmente pero su nombre lo había oído, de eso no me cabía duda.
~ Oye chico, ¿de qué te conozco?. - dije apoyándome sobre las rodillas con ambos antebrazos.
Mi curiosidad me mataba. Pero no me mataba más que las ganas que tenía de más cerezas.
Comienzo a pensar que tengo un serio problema, creo que hoy puede que fume.
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Estaba tumbado esperando a ver que pasaba cuando de pronto el hombre empezó a echar a la gente como si le importase mi descanso. Algo raro había y aunque no sabía qué era ni el motivo que tuvo ese hombre para ayudarme algo me decía que pronto lo averiguaría. A los pocos minutos solo se quedó ese hombre junto a mí, mejor que antes si que lo era pero aún así algo me decía que no podría descansar como lo tenía previsto, si fuese así él también se hubiese ido y me hubiese dejado tranquilo.
Al poco tiempo de estar completamente en silencio el hombre dijo
Oye chico, ¿de qué te conozco?.
A lo que respondí
Ya te he dicho mi nombre así que deja de llamarme chico o niño y no tengo ni idea de lo que hablas, en mi vida te he visto. Ahora si me disculpas quiero descansar que tener que lidiar con los malditos estirados del gobierno que no dejan de mandarme misiones que quieren que haga agota.
Dicho esto cerré fuertemente las manos sobre las katanas mientras dejaba que mi mente vagase por el horizonte.
Al poco tiempo de estar completamente en silencio el hombre dijo
Oye chico, ¿de qué te conozco?.
A lo que respondí
Ya te he dicho mi nombre así que deja de llamarme chico o niño y no tengo ni idea de lo que hablas, en mi vida te he visto. Ahora si me disculpas quiero descansar que tener que lidiar con los malditos estirados del gobierno que no dejan de mandarme misiones que quieren que haga agota.
Dicho esto cerré fuertemente las manos sobre las katanas mientras dejaba que mi mente vagase por el horizonte.
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El muchacho respondió automáticamente con un tono muy serio. Afirmaba no haberme visto, además, recalcaba que no le llamara niño o chico ya que no lo era. Me pidió descansar ya que estaba agotado de realizar misiones que no quería para el gobierno.
¿Que no quiere?...
Entonces comprendí qué ocurría allí. Ese hombre delante de mi no tenía para nada pinta de marine, y sé que no es un Cipher Pol porque me habría reconocido ya que tengo recompensa por mi cabeza y jamás diría que no quiere cumplir misiones. Si ese muchacho trabajaba para el gobierno a desgana, solo podría haber una razón, que fuera Shichibukai o que fuera Yonkaikyo. Apostaba mucho más por la segunda opción aunque, estábamos hablando de piratas muy fuertes y aquel muchacho aún no me daba esa impresión. Aunque sabía como adivinarlo. Saqué en ese momento un cigarro de mi paquete de las emergencias. No suelo fumar casi nada desde que volví de entrenar pero...a veces no puedo evitarlo.
~ ¿Sabes?... - dije mientras encendía el cigarro con mi mechero grabado - ...por apretar esa espada más fuerte, no vas a conseguir que corte más.
Miré al muchacho con gesto serio pero amigable, no quería que se sintiera amenazado. Estaba dispuesto a saber quién era.
~ Creo que ya sé de qué te conozco... ¿te suena el nombre de Suzaku Shakkin?. El Yonkaikyo barbarrubia. - dije mientras daba una calada a mi cigarro y expulsaba el aire.
Estaba seguro de que si lo conocía, el sería miembro de los cuatro Yonkaikyo.
¿Que no quiere?...
Entonces comprendí qué ocurría allí. Ese hombre delante de mi no tenía para nada pinta de marine, y sé que no es un Cipher Pol porque me habría reconocido ya que tengo recompensa por mi cabeza y jamás diría que no quiere cumplir misiones. Si ese muchacho trabajaba para el gobierno a desgana, solo podría haber una razón, que fuera Shichibukai o que fuera Yonkaikyo. Apostaba mucho más por la segunda opción aunque, estábamos hablando de piratas muy fuertes y aquel muchacho aún no me daba esa impresión. Aunque sabía como adivinarlo. Saqué en ese momento un cigarro de mi paquete de las emergencias. No suelo fumar casi nada desde que volví de entrenar pero...a veces no puedo evitarlo.
~ ¿Sabes?... - dije mientras encendía el cigarro con mi mechero grabado - ...por apretar esa espada más fuerte, no vas a conseguir que corte más.
Miré al muchacho con gesto serio pero amigable, no quería que se sintiera amenazado. Estaba dispuesto a saber quién era.
~ Creo que ya sé de qué te conozco... ¿te suena el nombre de Suzaku Shakkin?. El Yonkaikyo barbarrubia. - dije mientras daba una calada a mi cigarro y expulsaba el aire.
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Seguía tumbado bajo el árbol cuando de pronto el hombre volvió a hablar diciendo
~ ¿Sabes?... ...por apretar esa espada más fuerte, no vas a conseguir que corte más.
Esas palabras para mí eran inútiles pues sabía de sobra que no cortarían más pero también que si la sujeto con demasiada suavidad corro el riesgo de que se vaya volando en un simple choque. Yo seguía tumbado sin darle mucha importancia a sus palabras y sin hacerle mucho caso pero de pronto me dijo
~ Creo que ya sé de qué te conozco... ¿te suena el nombre de Suzaku Shakkin?. El Yonkaikyo barbarrubia.
A lo que abro los ojos y digo
Escucha, no sé si es lo que pretendes pero creo haber dejado claro que no soy del todo partidario del gobierno por lo que sólo hay dos posibilidades de mi posición y creo que tú mismo habrás llegado a la conclusión de que no estoy a la altura de los Shichibukais así que te diré lo que quieres saber, soy uno de los Yonkaikyos y para tu información, no conozco el nombre de los otros Yonkaikyos, me otorgaron el puesto mediante una carta y no me dijeron el nombre de los otros ni nos hemos reunido en ninguna ocasión así que desconocía su nombre hasta este momento.
Mi tono de voz era serio y un poco arrogante pero ya empezaba a cansarme de que ese tipo me diera la tabarra y no me dejara descansar.
~ ¿Sabes?... ...por apretar esa espada más fuerte, no vas a conseguir que corte más.
Esas palabras para mí eran inútiles pues sabía de sobra que no cortarían más pero también que si la sujeto con demasiada suavidad corro el riesgo de que se vaya volando en un simple choque. Yo seguía tumbado sin darle mucha importancia a sus palabras y sin hacerle mucho caso pero de pronto me dijo
~ Creo que ya sé de qué te conozco... ¿te suena el nombre de Suzaku Shakkin?. El Yonkaikyo barbarrubia.
A lo que abro los ojos y digo
Escucha, no sé si es lo que pretendes pero creo haber dejado claro que no soy del todo partidario del gobierno por lo que sólo hay dos posibilidades de mi posición y creo que tú mismo habrás llegado a la conclusión de que no estoy a la altura de los Shichibukais así que te diré lo que quieres saber, soy uno de los Yonkaikyos y para tu información, no conozco el nombre de los otros Yonkaikyos, me otorgaron el puesto mediante una carta y no me dijeron el nombre de los otros ni nos hemos reunido en ninguna ocasión así que desconocía su nombre hasta este momento.
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El sujeto afirmó ser uno de los cuatro Yonkaikyos por lo que ya conocía a dos de ellos. Parecía un tipo seguro de si mismo pero tenía un serio problema a la hora de socializarse con los demás, o esa impresión daba por sus reacciones. Ante tal muestra de agresividad y desgana por una conversación, decidí levantarme del banco y caminar hacia el puesto de frutas para comprar una nueva caja de cerezas. Tras pagarla volví abriéndola mientras me relamía como un niño que tiene golosinas. Volví a sentarme en el banco que estaba al lado de Kirito y empecé a comer.
¡Están de vicio!
Comencé a hablar solo, no sabía si el otro tipo estaba escuchándome realmente.
~ Yo es que fumo mucho... - dije mientras comía, con la boca llena - ...pero ahora me gusta la fruta, así no fumo... - tragué las cerezas que tenía en la boca - ...aunque a veces sí que fumo.
Cuando llevaba la caja a la mitad me di cuenta de mi falta de educación a la hora de comer al lado de alguien sin ofrecerle comida por lo que me limpié la boca y ofrecí a Kirito coger.
~ Por cierto, ¿quieres?
¡Están de vicio!
Comencé a hablar solo, no sabía si el otro tipo estaba escuchándome realmente.
~ Yo es que fumo mucho... - dije mientras comía, con la boca llena - ...pero ahora me gusta la fruta, así no fumo... - tragué las cerezas que tenía en la boca - ...aunque a veces sí que fumo.
Cuando llevaba la caja a la mitad me di cuenta de mi falta de educación a la hora de comer al lado de alguien sin ofrecerle comida por lo que me limpié la boca y ofrecí a Kirito coger.
~ Por cierto, ¿quieres?
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Seguía tumbado en el árbol intentando descansar y por un momento creí que podría al escuchar al hombre alejarse pero más tarde descubrí que realmente no se iba definitivamente pues escuché como se acercaba y una vez en el banco empezó a decir cosas que no me importaban mucho. De pronto cambió el tema y me ofreció lo que estaba comiendo, fuese lo que fuese a lo que contesté
No gracias, en estos momentos lo que quiero es descansar no comer fruta.
Estaba harto de ese hombre que no dejaba de darme la tabarra mientras lo único que yo quería era dormir un poco.
No gracias, en estos momentos lo que quiero es descansar no comer fruta.
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El muchacho dijo que no quería. Comenzaba a sentir que mis deseos de entablar una conversación interesante con él eran en vano por lo que decidí irme.
~ Bueno Kirito, encantado. Seguro que nos volveremos a ver. - dije mientras me levantaba del banco.
Comencé a andar en dirección a la calle principal. Estaba en silencio, comiendo mis cerezas y esquivando a las personas que se cruzaban por la calle. Estaba abarrotada y era complicado pasar. Oí a varios grupos de hombres decir que querían acercarse a la plaza a ver al Yonkaikyo.
Já...como tengan la misma suerte que yo...
Me molestaba un poco que no hubiera podido hablar con ese Yonkaikyo con tranquilidad, debido a su incesante deseo de descansar, pero seguro que tendría otra ocasión de conversar con él. Cogí una cereza y la lancé hacia arriba.
~ ¡Seguro! - exclamaba mientras la cereza caía directa a mi boca.
No sabía bien qué hacer, tenía tiempo de sobra hasta irme así que...¿por qué no comprar unos caramelos?.
~ Bueno Kirito, encantado. Seguro que nos volveremos a ver. - dije mientras me levantaba del banco.
Comencé a andar en dirección a la calle principal. Estaba en silencio, comiendo mis cerezas y esquivando a las personas que se cruzaban por la calle. Estaba abarrotada y era complicado pasar. Oí a varios grupos de hombres decir que querían acercarse a la plaza a ver al Yonkaikyo.
Já...como tengan la misma suerte que yo...
Me molestaba un poco que no hubiera podido hablar con ese Yonkaikyo con tranquilidad, debido a su incesante deseo de descansar, pero seguro que tendría otra ocasión de conversar con él. Cogí una cereza y la lancé hacia arriba.
~ ¡Seguro! - exclamaba mientras la cereza caía directa a mi boca.
No sabía bien qué hacer, tenía tiempo de sobra hasta irme así que...¿por qué no comprar unos caramelos?.
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Finalmente el hombre se marchó y me dejó sólo por lo que me quedé tumbado descansando como tanto ansiaba. Pero poco duró esa tranquilidad y calma pues un grupo de gente se acercó a mí haciendo ruido y hablando todos a la vez generando un murmullo molesto e incómodo que no me dejó dormir y me quitó las ganas de descansar.
Me levanté y comencé a caminar lejos de ese lugar con cara enfadada y una mala hostia tremenda pues ya no conseguiría descansar y lo peor es que habían desvelado mi identidad. Esas malditas cucarachas no me dejaban en paz en ninguna parte, cada vez tenía más ganas de matarlos a todos sin piedad y así me dejarían tranquilo de una maldita vez.
Me levanté y comencé a caminar lejos de ese lugar con cara enfadada y una mala hostia tremenda pues ya no conseguiría descansar y lo peor es que habían desvelado mi identidad. Esas malditas cucarachas no me dejaban en paz en ninguna parte, cada vez tenía más ganas de matarlos a todos sin piedad y así me dejarían tranquilo de una maldita vez.
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Entré a una tienda de caramelos y cogí una bolsa de veinte caramelos de cereza, la cual pagué al dependiente con 5 berries. Salí llevándome uno a la boca y continué mi camino hacia el barco. Mientras iniciaba la marcha de nuevo, me fijé que desde la plaza, a lo lejos, también se dirigía hacia el mismo lugar el hombre con el que había intentado hablar, el Yonkaikyo.
Estaba sorprendido porque un hombre de su categoría fuera así de borde y solitario. A mi hermano Suzaku le encantaban las personas y disfrutaba en la compañía de sus seres queridos. Sin embargo aquel hombre parecía preferir la soledad.
Supongo que es cosa de cada persona.
Proseguí mi camino hacia el barco y cada vez sentía más cerca a aquel hombre. ¿Habría sido una coincidencia que eligiéramos la misma calle o estaría siguiéndome?. En cualquier caso, aceleré ligeramente el paso, llegando por fin al puerto y viendo el barco amarrado. En lo alto, mi hermano gemelo Hitoku saludaba con la mano, incitándome a subir de una vez para marcharnos de allí.
~ Ya va, ya va... - murmuraba entre dientes.
Estaba sorprendido porque un hombre de su categoría fuera así de borde y solitario. A mi hermano Suzaku le encantaban las personas y disfrutaba en la compañía de sus seres queridos. Sin embargo aquel hombre parecía preferir la soledad.
Supongo que es cosa de cada persona.
Proseguí mi camino hacia el barco y cada vez sentía más cerca a aquel hombre. ¿Habría sido una coincidencia que eligiéramos la misma calle o estaría siguiéndome?. En cualquier caso, aceleré ligeramente el paso, llegando por fin al puerto y viendo el barco amarrado. En lo alto, mi hermano gemelo Hitoku saludaba con la mano, incitándome a subir de una vez para marcharnos de allí.
~ Ya va, ya va... - murmuraba entre dientes.
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Seguía caminando por la calle que iba hacia el puerto cuando de pronto aparece el hombre que me había ofrecido cerezas hace un rato, al parecer había salido de una tienda de caramelos con una bolsa en su mano. El hombre parece notar mi presencia y aumenta el paso por lo que aumento yo el paso también ya que en ese momento me fijo en algo que antes había pasado por alto, ese hombre era espadachín y lo supe por la katana que veía en su cintura.
Poco tiempo después el hombre llegó a puerto y yo al poco tiempo también y vi como en lo alto del mástil alguien saludaba a este, alguien que a simple vista se asemejaba al hombre que tenía delante y este parecía estar a punto de irse en su barco pero no podía dejarlo ir sin antes enfrentarme a ese hombre en combate o al menos saber más sobre su capitán ya que es otro Yonkaikyo. Me acerco al sujeto y le digo
Oye, no me has contado nada sobre ese tal Suzaku. No soy de conocer personas pero sabiendo que tiene el poder suficiente para que el gobierno lo utilice me gustaría saber más cosas sobre él y si algún día podría enfrentarme a él en combate.
Mi curiosidad y mis ganas de conocer a un buen rival me superan en muchas ocasiones.
Poco tiempo después el hombre llegó a puerto y yo al poco tiempo también y vi como en lo alto del mástil alguien saludaba a este, alguien que a simple vista se asemejaba al hombre que tenía delante y este parecía estar a punto de irse en su barco pero no podía dejarlo ir sin antes enfrentarme a ese hombre en combate o al menos saber más sobre su capitán ya que es otro Yonkaikyo. Me acerco al sujeto y le digo
Oye, no me has contado nada sobre ese tal Suzaku. No soy de conocer personas pero sabiendo que tiene el poder suficiente para que el gobierno lo utilice me gustaría saber más cosas sobre él y si algún día podría enfrentarme a él en combate.
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Cuando llegué al barco me sorprendí instantáneamente. La razón era que aquel hombre, Kirito, me había seguido hasta allí. Aquel hombre me dijo que le contara algo de mi hermano mayor Suzaku. Estaba interesado en combatir contra él y aquello me hizo gracia. Aquel hombre parecía ser un espadachín pero sin embargo no había mostrado interés en otro Yonkaikyo igual si no en uno que no lo era. Para su desgracia a Suzaku no le gusta pelear por lo que lo tiene complicado. Comencé a andar de espaldas subiendo por la rampa del barco mientras miraba sonriente a Kirito.
~ Me temo que no hay mucho que pueda decirte. No le gusta pelear así que...además, para retar a mi capitán, antes has de derrotar a su contramaestre. - dije mientras la rampa de subida se recogía.
Desde luego, no me veía retando a aquel hombre aún pero...quizás con el tiempo pudiera intentarlo. El barco comenzó a moverse a la orden de mi capitán que sonaba gritando desde su cuarto. La tripulación comenzó a movilizarse mientras yo permanecía inmóvil mirando a aquel hombre que despertaba en mi tanta curiosidad.
Qué hombre tan curioso.
Cuando el barco se alejó un poco saludé con los dedos índice y corazón a modo de saludo militar, pero mucho más informal. Tras esto me giré hacia la cubierta y comencé a ayudar con las velas a mis nakamas. Me daba pena irme ya pero, estaba seguro de que aquel hombre volvería a aparecer en mi vida. O yo en la suya...
~ Me temo que no hay mucho que pueda decirte. No le gusta pelear así que...además, para retar a mi capitán, antes has de derrotar a su contramaestre. - dije mientras la rampa de subida se recogía.
Desde luego, no me veía retando a aquel hombre aún pero...quizás con el tiempo pudiera intentarlo. El barco comenzó a moverse a la orden de mi capitán que sonaba gritando desde su cuarto. La tripulación comenzó a movilizarse mientras yo permanecía inmóvil mirando a aquel hombre que despertaba en mi tanta curiosidad.
Qué hombre tan curioso.
Cuando el barco se alejó un poco saludé con los dedos índice y corazón a modo de saludo militar, pero mucho más informal. Tras esto me giré hacia la cubierta y comencé a ayudar con las velas a mis nakamas. Me daba pena irme ya pero, estaba seguro de que aquel hombre volvería a aparecer en mi vida. O yo en la suya...
- Fin de mi rol:
- Gracias por el rol y encantado, Kirigaya. La próxima será en el reto;). Un saludo.
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Al parecer a ese tal Suzaku no le gustaban las peleas y por lo que me dijo el hombre mientras subía de espaldas por la rampa hacia su barco debía vencer al contramaestre antes de poder retar al capitán. Eso es algo muy habitual en las bandas piratas y algo que respeto pues es una antigua tradición que yo no implanté en mi banda pero que no por ello iba a ignorar el hecho de que otras bandas lo hagan.
Cuando ya estaba arriba el hombre me hizo el típico saludo militar mientras tras suya sus compañeros trabajaban después del grito del que yo supuse sería el capitán Suzaku. Antes de poder devolverle el saludo el hombre se dio la vuelta y fue a ayudar a sus compañeros. Yo pasé a mi forma completa y me alejé de la isla volando plácidamente como un pájaro pese a ser una comadreja.
Cuando ya estaba arriba el hombre me hizo el típico saludo militar mientras tras suya sus compañeros trabajaban después del grito del que yo supuse sería el capitán Suzaku. Antes de poder devolverle el saludo el hombre se dio la vuelta y fue a ayudar a sus compañeros. Yo pasé a mi forma completa y me alejé de la isla volando plácidamente como un pájaro pese a ser una comadreja.
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