[Privado] Camaradas. [Lluly - Claus von Heinfold]

Me encontraba entre las tumultuosas calles del water 7 llevaba mi típica túnica negra cubriendo todo mi cuerpo, dejando ver solamente mi rostro, y mis ojos ámbar. Arrastraba hasta el suelo la túnica, esto por que quería pasar desapercibida, y no se notara mi burbuja en forma de anillo alrededor de mi cadera, con mi cola me desplazaba por el suelo, y no llamaba tanto la atención, pasaría desapercibida si no fuera por mi hermosa belleza.

Me dirigia a un restaurante llamado Copas tristes. Debía contactar con un compañero mío Agente del CP. Respondería al nombre clave Rudulfeto. Yo permanecí en una silla muy cómoda, mientras me servían un pescado bien condimentado, acompañado de una copa de vino tinto.

El restaurante era agradable tenia algunos adornos en un estilo barroco, tallados en madera, era como un galeón antiguo. Las mesas eran simples mesas de madera redonda, fina madera pero nada extravagante, que hacia menos cargado el ambiente por tanto adorno.

Luego de un largo viaje por el océano, Claus llego finalmente al lugar de la reunión. Water Seven era conocida por su extravagante diseño y sus carpinteros mundialmente famosos. Lo único que se cruzaba por la cabeza del hombre era la fastidiosa multitud que allí se podría encontrar, pero no era el momento de pensar en situaciones banales; debía asistir a la reunión con su nuevo compañero y no podía perderse mas tiempo.

El lugar de reunión elegido había sido un restaurante de la zona; el nombre clave otorgado para el era Rudulfeto, el nombre clave de ella seria Ophelia. Esto evitaría que se levantase sospechas con respecto a Claus y su pareja. El había escuchado hablar mucho de la joven promesa, incluso le advirtieron que tuviese cuidado y no la hiciera enfadar, puesto que sus habilidades presentarían una gran molestia para el. Con aquello en mente, Claus sabia que iba a tratar con una persona temperamental o firme, capaz algo caprichosa. Aun así no indagaría mucho en aquellas suposiciones sin fundamentos, solo tendría en mente el no fastidiar a su nuevo compañero.

Un vistazo rápido al restaurante hizo denotar a una persona encapuchada, Claus se acerco a la mesa donde se encontraba y se sentó con una sonrisa en su rostro, simulando la felicidad del encuentro.

-Ophelia, es un placer conocerte- dijo para entablar una rápida conversación con su compañera -Soy Rudulfeto, me han enviado en tu búsqueda desde la central- agrego finalmente, esperando una respuesta de la dama.

Mire con detenimiento a mi nuevo comensal, e hice una seña al mesero. El mesero estaba listo ya tenia la comida preparada, un fino corte de res, de al menos unos 800 gramos, se podía suponer por el grosor de la carne. A continuación llego el mesero de inmediato de la misma botella abierta, que se encontraba en la mesa, le sirvió, en una fina copa de cristal, vino. el mesero menciono "Bon Appetit mi lord", se paso a retirar, había extendida una servilleta justo enfrente de Rudolfeto, bellamente doblada en forma de rosa. Para cuando el mesero se retiro, podía escucharse una sutil música de fondo, no se podía denotar de donde provenía, pero era suave y dulce, como el aroma que desprendía la comida.

Lu - Hola Rudu, todo un placer, Ophelia para servirle.

Paso siguiente se removió la capucha de la parte superior, dejando ver su cabellera color cobrizo, una dulce tez clara, y ligeramente bronceada. Un perfecto bronceado. sus dos ojos color ámbar, reflejaban una vida sin igual. tenia dos pequeños aretes, en forma del símbolo del gobierno mundial. Sus labios brillaban con un ligero matiz como metálico, dando un aire sutil de deseo, el brillo de sus labios era cautivante, con su rostro bellamente formado. Sin embargo al mirar con detenimientos sus orejas, tiene un ligero cambio, sus orejas terminaban en punta sutilmente.S e podían apreciar unas finas y firmes manos, que cortaban con delicadeza el pescado, y esta lo comía , su educación etiqueta y finura apenas podía ser perceptible cada inmaculado detalle por alguien que lograra tener tan noble educación.

Lu - El lugar para estos momentos debe ser totalmente seguro, así que puedes sentirte en confianza, *genero una sutil y para nada grosero silencio al beber un delicado trago de su copa* dime a que se debe nuestra reunión. Y al terminar esta merienda, a donde debemos pasearnos.

Mirandole y dirigiendo una suave y sutil sonrisa, en la que podían verse una clara y bien cuidada dentadura.