[Privado][Pasado][Gaedor, Nero y Dave] Revueltos preocupantes

Escenario: Isla Foolshout
Una isla llena, aparentemente, de cactus supuestamente en algún lugar del Nuevo Mundo.

Turnos: Gaedor - Nero - Dave - Gaedor - Nero - Dave

Dato: Algunos piratas fuertes se han adentrado en la isla por cosas que nadie conoce, además una orda de marines de diferentes rangos también andan por la isla en busca de esos piratas y de otro más. CUIDADO!!
Los ciudadanos atacan a cualquiera que se acerca al pueblo, no se fían ni del gato del vecino.

Llegue guiado por una corriente hasta una isla, que según creía no era muy hospitalaria, además se veía una gran cantidad de barcos de la marina fondeados en la costa, por suerte para mi todavía no aparezco en los “wanted”. Además mi única intención en principio es estudiar las corrientes de la zona, y aprender más sobre la navegación, luego ya si puedo causar algún estrago a los marines, pues más aliciente.

Deje el bote en un playa alejada de todo, me acerque a los árboles y corté una rama grande con la katana, luego la pele y clave profundamente en la playa, esto me serviría para atar el bote y que no se lo llevara la corriente. Tenía hambre asique me transforme en animal y me interne en el bosque, de árboles altos y copas grandes, el suelo era una alfombra de hierba verde. Con mis agudos sentidos captaba muchos sonidos de animales, y en especial me llamó la atención el de los monos, no sé por qué, pero me sentía atraído a matar y comer a esos animales en esta forma, y la comida es la comida.

Trepe hasta una de las ramas altas del árbol más cercano, por algún motivo prefería cazar en la altura, y la cola era perfecta para ello, pues me daba estabilidad. Pasé de rama en rama, lo más sigilosamente que puede hasta ver a los monos, estos estaban jugando y saltando entre las ramas y el suelo, perfecto pensé, tengo ventaja. Flexione todos los músculos y salte por el más cercano que no tuvo ninguna oportunidad y murió de un mordisco en el cuello. Tras eso perseguí al grupo que escapaba en todas direcciones, pero al parecer como suele pasar, uno que debía estar ya viejo o era lento simplemente, no pudo escapar a mis zarpas y callo también muerta.

Volví en mi forma humana con las dos monas colgadas hasta el borde de la playa, donde con varias ramas de los árboles me prepare una fogata y asé a las monas, cuando estuvieron bien hechas me di un festín con ellas.

Un bote se acercaba aquella isla, dicho bote se desplazaba a una velocidad normal por mitad del mar. Ya casi estaba llegando a la orilla, la mirada del sujeto que estaba en el bote en posición de pie resplandecía. Sus rojizos ojos observaban la arena de aquel lugar, estaba deseando llegar e investigar un poco. Miró al cielo pensando en usar sus poderes para nublarlo pero decidió no hacerlo. Cuando el bote llegó a la orilla arrastró el bote algo fuera para no perderlo y a continuación observó a su alrededor de forma calmada. Comenzó a caminar hacia el lugar sin perder más tiempo, sus pisadas dejaban huellas en la arena. Aquel sitio estaba lleno de cactus y este observaba dichos cactus de manera indiferente. Se dio cuenta de que no había nadie por las calles y eso era un poco raro. El moreno planeaba unirse a los Akay Ryu pero por ahora era un simple ciudadano. El luchador seguía su trayecto pensando en porque todo estaba tan vacio, unos segundos después su duda fue contestada.

Un grupo de unos seis marines caminaba con sus fusiles en alto, dichos marines se acercaban a él de forma calmada, el moreno permanecía callado sin decir nada de nada, tan solo mostraba su sádica sonrisa que no agradó nada de nada al que parecía estar al mando de aquellos marines. Dicho hombre llevaba una gorra y tenía el pelo de color negro, sus ojos eran azules y parecía ser alguna clase de superior sobre los demás. Las miradas de los marines estaban calmadas pero serias, como si hubiese pasado algo. El chico dragón se quedó quieto cruzado de brazos bostezando y dando toques al suelo con su pie derecho mostrando impaciencia para que le hablaran de una vez o le dejaran continuar. El que habló fue el moreno de la gorra que usó un tono algo más arrogante.

- Unos piratas están por estos lares causando estragos. ¿Sabes donde están chico?

Los ojos del moreno se clavaron en los suyos de forma seria. No parecía sorprendido ni nada en absoluto, sin embargo saber que por allí había piratas le agradaba pues podría divertirse un poco dándoles una buena paliza. Sus brazos musculosos se movieron hacia atrás estirándose mientras su cuello crujía cada vez que giraba la cabeza. Sus ojos se cerraron unos segundos. Debía responder aquel hombre y es lo que iba a hacer en breve. Por último crujió sus nudillos para abrir los ojos y ver como el marine de la gorra fruncía el ceño esperando de una vez la maldita respuesta. Este sonrío de forma sádica al notar su enfado para después responder mirándole fijamente a los ojos.

- Ni idea.

Dijo tras una carcajada macabra, aquel hombre ya estaba nerviosísimo por la actitud del moreno que había estado esperando solo para decir eso. El chico dragón con pintas de motero sonrío de nuevo mientras los marines le miraban seriamente, aún no había pasado nada pero aquello parecía que iba a estallar en combate dentro de poco.

Todo era caos, lo podía notar desde que había llegado a esa isla. Todo era marines armados hasta los hombros, serios, trabajando para poder llegar hasta unos piratas, o eso era lo que me avisó Dan desde Marineford. En ese momento pensé que era un buen momento de entrar en acción, no había echo demasiadas cosas después de lo ocurrido en Punk Hazard.

Algunos marines ya me conocían de vista de haber estado en Marineford, solo pasaba por allí para hablar algunas cosas con Dan, quien me cogía y me llevaba a un lugar tranquilo para hablar, según decía, no le podían ver hablando con un desconocido para los marines en tiempo de trabajo, Aún seguía sin entender que trabajos tenía Dan en aquella isla, que para mi, era maldita.

Estuve un buen rato en esa isla dando vueltas como un tonto, me acerqué al pueblo que había y no era lo que me esperaba, la gente que me veía me lanzaban cosas, alimentos, objetos, muebles,... y no paraban de insultar. En esos momento me entraron ganas de matar a todo el mundo, no podían tratar así a la gente que iba a la isla. En aquel momento un pelotón marine que pasaba por allí me sacó de aquel lugar. Ya a una distancia prudente me explicaron todo.

Tras explicarme todo aquel pelotón, me fui a puerto, donde podía tranquilamente pensar en todo lo que estaba pasando. Por el camino pude ver a un tipo un tanto siniestro, o mejor dicho sádico, se le podía notar en la cara. Al llegar a la playa, me encontré otro tipo que estaba comiendo algo raro, ese tipo tenía el pelo azul, algo que no estaba acostumbrado de ver, me quedé exactamente a unos 7 metros de distancia de ese hombre, ahí me senté en la playa para poder pensar. Entre tanto, para no tener el arma en la arena ni colgada, ya que me molestaría, creé una mesa de hierro, colocando el arma encima.