[Privado Takeshi y Dave] Aventurilla corriente

El joven Shichibukai, Takeshi Yamamoto, tiene informaciones que le hacen pensar que en una isla del Grand Line hay actividad pirata y/o revolucionaria, un dato que llama su atención pues lleva tiempo esperando a tener noticias como esa para dar caza a los culpables de la catástrofe de su isla, aquellos piratas parecieron desaparecer de la faz de la tierra, pero Takeshi sabe que esa no es la realidad, que ellos siguen vivos, escondidos en los mares, tratando de no ser atrapados por la marina ni descubiertos por el cazador que juró vengarse. Los ojos del espadachín muestran ira, odio y sed de sangre cuando se encamina a una de las embarcaciones de la sede de su gremio. Nada más subir se encamina a la isla en cuestión, Rukongai, una isla cuyo pantano es poco conocido, ninguno de los exploradores que ha ido ha llegado a investigarlo lo suficiente por su difícil acceso y la dificultad de movimiento en su interior, así como por los seres que en él habitan. |~Bueno, será mejor que me aprese, no quiero tirarme toda la vida en el mar.~| Dice para sí el cazador mientras el barco empieza a moverse rumbo a la isla.

El barco se desliza suavemente sobre el agua del mar, surcándolo sobre las ondulaciones del mismo, mientras tanto Takeshi se encuentra sentado en cubierta, en posición de loto meditando, está en la primera fase de Subeteno koto no ketsugai, momento en el cual se aísla del mundo y se centra en meditar y mejorar sus capacidades mentales y espirituales. Al cabo de un rato aparece en un lugar completamente diferente, un páramo de diversos aspectos, donde predomina el color negro. |~Ya era hora de que vinieras Takeshi~| Dice un hombre de roja cabellera y con voz fría y calculadora. |~Ya lo sé G, pero no he tenido mucho tiempo que digamos y lo sabes.~| Responde Takeshi en su interior, con su voz de siempre. |~Dejémonos de críticas y explicaciones, toquemos~| Dice un hombre moreno con una guitarra en la mano, se trata de Jeff, la faceta artística de Takeshi.

La situación es curiosa, solo le reciben esos dos pero poco tarda en aparecer el tercero, un hombre de ojos rojos como la sangre, colmillos afilados y mirada cruel, Yugo, el hombre que representa la crueldad de Takeshi. |~Deberíamos planear a quien matar y como~| Dice mostrando sus colmillos y relamiéndose los labios. Al parecer nadie le presta atención. |~Deberíamos ver como se suceden las cosas, todo varia con el tiempo~| Dice un sujeto ataviado de ropajes blancos, del mismo color que sus cabellos desordenados y largos, se trata de Frank, el aspecto filosófico y que llevó a Takeshi a interesarse en la arqueología. Con él están ya reunidos casi todos, solo queda uno, el más siniestro de todos, Kai, portador de la muerte. |~Dejémonos de críticas y explicaciones, toquemos~||~Dejaros de tontas charlas y eliminemos a los que se nos opongan~| Dice ese hombre, vestido con una túnica negra que oculta su rostro.

Así se tiran todo el rato, discutiendo sobre qué hacer, Yugo y Kai unidos buscando la muerte de alguien, uno porque le encanta asesinar y otro porque le encanta derramar sangre ajena. Mientras Takeshi, Jeff, G y Frank debatían la mejor solución a los problemas sociales que tiene Takeshi, pues parece que pocos le comprenden y que después de lo ocurrido en su aldea no quiere confiarse a nadie. Así llega a la isla la embarcación, y Takeshi se levanta justo a tiempo de detenerla sutilmente y echar el ancla en una zona cercana a la costa de la isla. |~Vaya, parece que llegué antes de lo esperado...~| Piensa el cazador amarrando a su cintura las tres katanas, Sankouseishi, y a la espalda las dos Sasayaki. Poco antes de saltar a tierra, un desierto árido y amplio, lo que indica que el joven desembarca en la zona oeste de la isla, y por el momento no ve nada de nada.

No hay rastro alguno de piratas, ni barco, ni bote, ni huellas en la arena, todo indica que los rumores que ocasionaron la presencia del cazador en esa isla eran falsos, algo que le molesta mucho. |~Bueno, puede ser que los piratas estén en otro sector de la isla, y hayan llegado por otro lado.~| Dice para sí mientras empieza a caminar desierto adentro para llegar al centro de la isla lo antes posible, según los informes allí se encuentra el punto más alto de la misma, y de allí podría observar toda la costa de la isla para ver si identifica un barco marine o algún barco que no sea el suyo, así si se encuentra con un cazador podrá reunir a otro miembro para su gremio, o familia, como resulta ser en la realidad.

Sus pasos son enmudecidos por la arena que se amolda a la forma de los pies de Takeshi y al no ser una superficie rígida hace de almohadilla para el peso del joven espadachín y sus katanas. Su mirada fija en el horizonte pero todos los sentidos alerta, pues según sabe en la isla habitan muchos seres carnívoros y peligrosos, sobre todo en aquella parte de la isla donde la población de animales venenosos es superior a la de los demás sectores en los que se divide la isla, algo que no es muy peligroso para el joven pues él mismo se convierte en un animal ponzoñoso, pero tampoco le entusiasma la idea de lidiar con otros animales de iguales características, sobre todo porque no le interesa perder el tiempo y las energías en defenderse del ataque de unos animalejos que solo matan a los pobres despistados y débiles que acaban en lugares como ese por error o por falta de consciencia e inteligencia, y encuentran en ella un trágico fin a sus vidas pobres, vacías y carentes de sentido real, pero ese no es el caso del joven Shichibukai, él tiene una venganza que cumplir, algo que no puede relegar en nadie.