Ah, la preciosa Water Seven, llena de infraestructuras y canales con una ornamentación solo superada por sus preciados ajustes técnicos para hacer de esta, una encantadora isla de progreso, ciencia y cosmopolitas personajes.
El sol reflectaba contra los cristales de las modernas casas cercanas que lucían con sus llamativos colores, haciendo una vista alegre para todo el gentío mientras yo caminaba siguiendo una pista.
Mis contactos del Cipher Pol me habían enviado la misión de encontrar a una revolucionaria perteneciente a la división del "Ojo de Buho", una de las más molestas e insidiosas para el Gorosei, así que me dispuse a ello.
Sabiendo que esta se encontraba en Water Seven utilicé mis dotes de inteligencia y atestigüe que lo mejor sería vestir mis ropajes verdes y marrones que no me vinculaban a ninguna corporación ni a ningún bando en concreto, pues quería conocer su ubicación y servirme de las pobladas calles de la ciudad para hacer que su disparo fuera errático. Después, una vez conocida ya su ubicación, podría masacrarla sin ningún tipo de problemas.
Así, que sin miedo, deambulaba en las ocupadísimas calles de estas, esperando que disparara. Gracias a la enorme población y a que curiosamente había elegido de forma sabia un día festivo, lo tendría igualmente difícil para poder descubrirme. Debía tomar por mi parte una actitud defensiva, pues su primer disparo, sería su perdición.
De forma similar, llevaba ataviados mis diales de humo encima, por si hicieran falta. Había que acercar el combate, pues mi rango era bastante menor que el suyo y al menos el hecho de que el lugar tuviera tanta vida, era ese, que debía asegurarse.
Al fin y al cabo, los revolucionarios tenían ética. Yo no. Podía matar o masacrar a cualquier civil si con ello conseguía la captura de aquella presa. Era hora de jugar al tiburón y a la sardina.