[Reclutamiento Reiko] ¡Wow! ¡Estos hermanos queman!

Un suspiro que denotaba un profundo aburrimiento escapó por entre los labios del pelirrojo. Realmente aquel día tenía la pinta de ser uno largo y con escasez de emociones pues, al fin y al cabo, durante toda la mañana y parte del mediodía le tocaría adiestrar a la "sangre joven" de la Cipher Pol, junto con Markov. Oh, sí, Markov, ese agente que se había convertido en su superior directo desde que dejara de ser un iniciado y que, pese al tiempo que había pasado, no dejaba de producirle una fuerte incomodidad cuando se encontraba a su lado. Tampoco es como si su aspecto ayudara mucho, en especial aquella horrenda cicatriz que recorría su rostro, pasando por su tabique.

- Señor Yu, espero que no intente escaquearse en esta ocasión... Siempre y cuando no quiera volver a pasarse un mes entero limpiando los sanitarios de toda la isla.

Kusanagi negó rápidamente con la cabeza ante la terrible idea y, resignado, aceptó su cometido de aquel día. Tampoco podía ser tan malo... ¿No? Establecer unos ejercicios rutinarios de calentamiento, algunas técnicas específicas, combates de práctica... Realmente no tenía que hacer gran cosa, a decir verdad, ya que el esfuerzo físico lo iban a realizar ellos. Entonces, ¿qué importaba? Se encogió de hombros y esbozó una suave sonrisa. Sí, tampoco era tan malo, después de todo. Siguiendo las directrices del azabache, el agente del CP6 dio un par de indicaciones para iniciar el adiestramiento. Por un momento se sintió realmente impresionado ante la increíble cantidad de iniciados que había en aquella promoción, aunque a simple vista se podía ver que muchos de ellos no llegarían más lejos. Baja forma física, falta de disciplina o deficiencia a la hora de realizar los ejercicios eran, principalmente, los detalles que lo mostraban.

- Bueno, es el momento de empezar los combates de práctica. Tomad un bokken cada uno de la pila y emparejaos. Procurad no haceros daño, pero tomáoslo en serio -indicó con calma mientras observaba con desgana su espada, envainada a la altura de la cintura- Excepto vosotros dos. En vuestro caso, practicaréis conmigo.

Aquellas palabras las pronunció al tiempo que señalaba a dos jóvenes iniciados del grupo, de rasgos sensiblemente similares y que consiguieron llamar la atención del pelirrojo durante los ejercicios básicos. Los habían desarrollado con una habilidad notable que, pese a necesitar ser pulida, era bastante prometedora. Les pondría a prueba para cerciorarse de que no estaba equivocado. Se estiró con calma y, en el caso de que hubieran obedecido, proseguiría:

- Antes de nada, me gustaría conocer vuestros nombres -clavando su único ojo visible en ellos, mirándoles de forma alterna mientras esperaba sus respuestas, mostrando una sonrisa amable. Podía sentir la mirada de Markov clavada en su cogote, tal vez pensando que se traía algo entre manos pese a que, por suerte, no se pondría a bromear o a hacer el ganso como solía acostumbrar.

El pelirrojo se limitó a escuchar con atención a la contraria, casi sonriendo divertido ante sus palabras, analizando el tono que empleaba al hablar y las expresiones de ella y el otro agente. Era bastante perceptible que al contrario parecía molestarle algo, aunque no tenía muy claro si era la actitud de su compañera o el hecho de que les hubiera llamado para practicar personalmente con ellos. Asintió con levedad, concediéndoles permiso para hablar en privado un momento tras confirmar que, efectivamente, las palabras de la joven agente habían supuesto cierta incomodidad en el chico de la cara quemada. Que, por cierto, era un rasgo del que se aseguraría conocer su motivo, si no ese día, en alguno de los siguientes.

- No hay nada que disculpar. Es un placer conoceros a ambos, Azula y Zuko -respondió con calma, como si le restara importancia al asunto- Aunque, pese a carecer de relevancia, debo comunicaros que aquí cualquier título, renombre de vuestra vida pasada o... Estatus económico, carece de valor. No se harán excepciones, todos sois iguales -clavó su mirada en la chica- Y espero que sea un concepto que se asimile rápido.

Su palabras sonaron autoritarias, aunque al mismo tiempo suaves. Como ya hemos dicho, no le había molestado en absoluto, pero aún así debía hacerles entender su situación desde ese mismo instante. No serían los primeros (ni, lamentablemente, los últimos) agentes echados a perder por su exceso de arrogancia. Por otro lado... No es que las personas de "sangre noble" fueran especialmente de su agrado, pero se propuso no juzgarles por ello, y jamás lo haría.

- En cuanto al motivo por el que os he hecho llamar... Podría decir que me aburría y quería ejercitarme un poco, lo cual es cierto -rió tras aquellas palabras- Pero no. Tan solo... Quiero comprobar algo -observó detenidamente la forma en la que sujetaban sus armas, detectando en estas ciertos fallos, los cuales eran algo menores en Zuko, pero igual de evidentes- Supondré... Que no sois espadachines, ¿verdad? En ese caso, me gustaría que me mostrarais vuestra forma de pelear, siento curiosidad. Ah, y tenéis permiso para emplear vuestras armas reales si empleáis alguna. No os preocupéis, podéis venir con todo.

Tras esto el chico hizo una señal con la mano a alguno de los hombres que se encargaba de vigilar el patio, un CP4 al que le tocaba guardia de nombre Deon. Este se acercó rápidamente hasta su posición y le miró interrogante.

- Toma sus bokkens y acompáñales para que recojan sus armas de haberlas. Después vuelve a traerlos conmigo -fue entonces cuando les miró, con una sonrisa ladeada- Una vez volváis, podemos empezar cuando queráis. Os concederé los primeros movimientos... Sed inteligentes.

Y, con total tranquilidad, el pelirrojo se cruzó de brazos y cerró los ojos, pensativo (o eso parecía), mientras esperaba a que cumplieran con lo dicho.

El pelirrojo se mantuvo en la misma posición, sin realizar el más mínimo movimiento; Ni siquiera abrió los ojos. Podía sentir perfectamente todas las presencias en ese lugar: las de los hermanos, la de Deon, incluso diferenciar las de aquellos iniciados que eran entrenados en el arte de la espada... De una forma un tanto rudimentaria, ya que el objetivo principal era fortalecer sus brazos, así como mejorar sus reflejos. Apenas lo sintió como un pequeño murmullo, una leve alteración en el viento y un suave sonido al pisar con fuerza el suelo. Abrió los ojos, y pudo apreciar el relampagueante puño de Azula, que se aproximaba hacia su cuello, probablemente para cortar su respiración y encadenar algún golpe más. Ladeó el cuerpo hacia un lado, aún con los brazos cruzados, y el golpe pasó a escasos centímetros de él. Los músculos tensándose, su mirada, una sonrisa confiada y el retroceso del brazo, así como todos y cada uno de los movimientos que realizaba su cuerpo le advirtieron de que se aproximaba otro golpe más. Kusanagi se limitó a tomar la espada por la vaina, bloqueando su puñetazo con la propia funda de su arma, parando a la chica en seco.

- Vaya, no está mal -comentó el agente, con una sonrisa despreocupada pese a la situación en la que se encontraba, como si realmente no supusiera esfuerzo alguno para él.

Hizo fuerza para empujar a Azula y obligarla a separarse unos cuantos pasos, creando una significante distancia entre ambos mientras desviaba su mirada hacia el hermano. "Vaya, tal vez debería haber prestado algo más de atención" pensó sin variar su expresión. Dos bolas de fuego se aproximaban hacia él a toda velocidad, y la posibilidad de dejar que estas atravesaran su cuerpo era tentadora, sin duda, tan solo por ver la cara de ambos cuando vieran que su cuerpo era traspasado como si nada. Sin embargo, aquella era la opción menos interesante (que no aburrida) y, sobre todo, cabía la posibilidad de que ello conllevara que el ataque alcanzase a la princesita. Activó el kami-e para incrementar la agilidad de su propio cuerpo y se echó hacia atrás, arqueando su espalda mientras giraba suspendido en el aire, al tiempo que lanzaba dos patadas ascendentes de las cuales saldrían dos ondas cortantes gracias al rankyaku. Estas hendieron el aire, así como la forma de ambas bolas, produciendo que la explosión de llamas que debía producirse al impactar se adelantara, bañando el suelo de su posición en estas.

- Cerca... -murmuró, impulsándose con sus manos antes de que las llamas le alcanzaran y alejándose del fuego, observando ahora de forma alternativa a ambos iniciados, que se encontraban a cada lado de él- Arriesgado, pero no está mal. Aunque debo decir que esperaba mucho más por parte de ambos... ¿Os estáis conteniendo o es que realmente ese es vuestro tope?

Claramente trataba de provocarles. Tal vez el orgullo de su alta cuna les hiciera reaccionar a sus palabras y, con suerte, le mostrarían todo su potencial, que era su propósito al fin y al cabo. Volvió a ajustarse la espada a la cintura y sonrió con una fingida prepotencia. "Fuego y electricidad... Realmente interesante. Me pregunto qué clase de entrenamiento habrán seguido para ello..."

- Vamos -prosiguió, cargando todo su peso sobre la pierna derecha y extendiendo ambos brazos- Venid a la vez.

El pelirrojo guardó las manos en los bolsillos y simplemente esperó, sonriendo con satisfacción al observar cómo habían comenzado a prepararse, prediciendo sus intenciones sin necesidad de emplear el mantra para ello. Aunque bueno, lo dejaría activado... Solo por si acaso. El caso es que el cuerpo de la joven Azula pareció variar, y en un movimiento más rápido de lo que podría haberse esperado logró posicionarse detrás de él. No estaba mal, desde luego que no, y le agradaba ver que la Cipher Pol contaba con iniciados tan prometedores.

- Kami-e... -susurró, en un tono inaudible.

Su cuerpo se desplazó con una gracilidad sobrehumana, evadiendo el particular ataque de la chica sin aparente dificultad, aunque no podía decir que no hubiera sido ingenioso. Por desgracia para ellos y por suerte para él, aún les quedaba un largo trecho que recorrer para poder enfrentarle mano a mano. Como una simple intuición inclinó el cuerpo, flexionando las piernas y evadiendo por los pelos un puñetazo que Zuko le había lanzado directo a la sien. Su sonrisa se ensanchó levemente, e incluso pareció haber comenzado a divertirse con todo aquello. "Descargas... Y una patada de barrido. Vaya, eso complica un poco las cosas... ¿O no?" Por un momento su cuerpo pareció parpadear, y tanto la pierna del azabache como las descargas de la princesa le atravesaron como si no fuera más que un simple espejismo, saliendo completamente ileso de aquella situación. Mientras tanto, Kusanagi desenvainaba su espada con rapidez, bloqueando el primer corte antes de que su filo hubiera salido del todo de la vaina. Fue entonces cuando hizo girar su arma, casi como si hubiera aprovechado la fuerza del impacto para dejarla bailar libremente, cerrando el puño al momento y frenando el segundo sable, haciendo que saltaran unas pocas chispas con el choque de acero contra acero.

- Vaya... Realmente impresionante -comentó el chico, haciendo algo de fuerza para que Zuko tomara distancia de él, envainando su arma inmediatamente después- Sí, es esperanzador ver que llega sangre nueva tan prometedora... Aunque aún os falta mucho por aprender -prosiguió, acompañando sus palabras de una suave risa- Espero no haberos molestado con mi actitud anterior, pero necesitaba ver qué sabéis hacer.

Tras esto salió de entre medias de los dos, observando al enorme grupo de iniciados que continuaba entrenando con los bokkens, apreciando que algunos se habían distraído al observar al trío combatir, motivo por el cual sus respectivos supervisores les llamaron la atención. Incluso alguno se llevó un varazo por ello. A veces parecía compensar y todo practicar junto a los recién llegados. Uno podía encontrarse diamantes en bruto en el momento más inesperado.

- Podéis volver junto al resto -declaró, esperando unos segundos a que se dispusieran a volver con los demás, para proseguir justo antes de que se alejaran demasiado- Kusanagi Yu. Preguntad por mí tras la cena.

Y, tras esto, volvió junto a los demás instructores para supervisar los ejercicios.

El pelirrojo se encontraba en su despacho, rodeado de informes, carpetas, revistas algo picantonas... En fin, lo típico que uno podría tener en su puesto de trabajo. Algunos restos de comida reposaban en una pila mientras él, ni corto ni perezoso, utilizaba una columna de hojas como reposapies. Tampoco serían muy importantes si los había dejado ahí abajo... Y en el caso de que lo fueran, ya que encargaría Issei de solucionar cualquier estropicio que pudiera haber causado. ¿Qué hora sería? Probablemente rondasen las ocho o las nueve, momento de comenzar la cena colectiva para agentes y marines de Enies Lobbie.

- Cenar... Cenar... ¿No tenía algo que hacer yo ahora? -murmuró pensativo mientras observaba con desgana la ficha de Zuko y Azula, los hermanos con los que había compartido un agradable entretenimiento (pues de entrenamiento para él había tenido bastante poco), preguntándose qué narices se había dejado pendiente.

Barajó numerosas opciones, entre las cuales se encontraba la de acudir a alguna de sus numerosas citas con alguna joven que rondara por la isla. Haber quedado con Hikari en algún momento también podía ser una de aquellas posibilidades, pero la rechazó rápidamente al recordar que a la pelirrosa la habían destinado escasos días a cierta isla alejada de la mano de Dios. El papeleo estaba terminado, si mal no recordaba, más por la ayuda del CP9 que por él mismo, pero aquello se había convertido en su día a día. Markov tampoco le había hecho llamar, así que no tenía pendiente ningún sermón o charla aburrida sobre sus deberes como agente de la Cipher Pol, su falta de disciplina pese a su notable eficacia y... No sé, cosas por el estilo. Sabía que quería que mejorase como defensor de la Ley y el Orden, pero no podía evitar que su alocada personalidad le hiciera desvariar un poco de vez en cuando. Qué se le iba a hacer.

- ¡Oh, mierda! -gritó, casi cayéndose de la silla, cuando por fin recordó aquello de lo que debía encargarse esa noche (u horas nocturnas del día, por eso de que en la isla judicial jamás se ocultaba el Sol)- Ya sabía yo que aquellas fichas no estaban en mis manos por nada... Ains...

Las dejó sobre la mesa y se acercó a la ventana, desde la cual se podía ver claramente una buena parte de Enies Lobbie, resplandeciente y llena de vida incluso a esas horas. La abrió con calma y apoyó un pie sobre esta, impulsándose hacia fuera y transformándose en sonido para desplazarse rápidamente hacia los comedores. Esperaba que los jóvenes iniciados no le estuvieran esperando, o al menos que no llevasen demasiado tiempo haciéndolo. Como siempre le decía Markov, la impuntualidad era una grave muestra de falta de respeto e indisciplina... Pero bueno, no eran más que palabras de un viejo. Finalmente los localizó cerca de la entrada, aguardando su llegada que fue, cuanto menos, espontánea.

- Disculpad el retraso -dijo mientras se materializaba a escasos centímetros de la chica. Un fallo de cálculos bastante afortunado, todo sea dicho. Era una chica bastante atractiva, a decir verdad, y eso estaba bien. Nunca venía mal una chica mona para alegrarle el día a los miembros de la división. Le dedicó una amable sonrisa y se separó, no queriendo incomodarla- Bueno... Demos un paseo. Llevo demasiado tiempo quieto y me apetece moverme un poco. Decidme, ¿qué tal vuestra estancia en Enies Lobbie?

El pelirrojo comenzó a caminar, guardando las manos en los bolsillos mientras mantenía un ritmo lento para que pudieran seguirle sin muchas dificultades.

El chico no pudo evitar que se le escapara una pequeña carcajada ante las palabras de la princesa, quien poseía algo en su tono de voz que parecía llenarla de aires de... Superioridad, sí, esa era la palabra. Era un detalle que había notado desde el primer momento, y cada vez que empleaba aquella forma irónica de hablar resaltaba aún más si cabe. "Supongo que todos tenemos algo de ego, aunque no estaría más que tratara de ocultarlo un poco mejor", pensó mientras la miraba de reojo, con una expresión amable. Mientras tanto fue incapaz de ignorar el hecho de que Zuko, su hermano, parecía algo distante en aquel momento. ¿Quizá por no haber conseguido alcanzarle durante el entrenamiento? No, no creía que pudiera ser eso. No parecía ser del tipo de persona que pudiera molestarse por esas cosas. Ni siquiera su hermana parecía haberse ofendido por ello, así que la idea fue descartada al instante.

- Bueno, no os voy a engañar. No poseemos la mejor comida del mundo, ni tampoco las camas más cómodas de todos los mares, pero sin duda termina siendo un lugar acogedor. ¿Quién sabe? Puede que algún día podáis considerar esta isla como vuestro segundo hogar -ensanchó su sonrisa, mirándoles a ambos- La verdad, espero que sea así.

No respondió de forma inmediata a las preguntas de la joven, quien parecía querer confirmar que su superior les veía con buenos ojos, pero no iba a darles ese gusto... O no del todo. El chico se quedó pensativo, meditando cuál sería la mejor forma de responderles sin variar su expresión, saludando de vez en cuando a los agentes con los que se iban topando durante el paseo.

- Claro que sois especiales, Azula. Todos lo sois. A lo largo del ancho mar no hay nadie que sea idéntico a otro, en ningún sitio. Como quien dice, cada persona es un mundo, con sus virtudes y sus defectos... Todos tenemos, me temo -volvió su mirada a ellos, en especial a Zuko- Y cada persona tiene su lugar en el mundo. Lo único que hay que hacer es esforzarse por encontrarlo, independientemente de lo que ocurra en el camino.

De nuevo volvió la vista al frente, donde se comenzaban a ver los límites de Enies Lobby, en el puerto. Algunos grandes navíos de la marina estaban amarrados allí, mientras que las vías del tren marítimo se extendían hacia el horizonte. No les llevaría mucho tiempo llegar hasta él y, una vez lo hicieran, se quedaría observando el mar en silencio durante unos segundos, como perdido en sus pensamientos.

- Decidme -dijo, sin más, apenas prestándoles atención aparentemente- ¿Qué significa para vosotros la palabra "Justicia"?