¿Polvo? ¿Eso se quema? [Rys y Kai]

El moreno alzó su novena jarra de cerveza, dando cuenta de ella a grandes tragos para luego dejarla sobre la barra con un sonoro golpe. A pesar de la enorme cantidad de alcohol que había consumido (a la que debía sumarse, además de las jarras, tres chupitos de licor de hierbas y una botella de whisky), no estaba particularmente borracho. De hecho parecía estar sólo bastante hablador y un tanto exaltado. Se limpió la comisura de los labios con la mano derecha y se dirigió al cansado tabernero, que parecía estar harto de escucharle quejarse.

- Y todo por una maldita hamburguesa. ¡Por una hamburguesa! - exclamó, enfadado - Si no hubiera sido por eso, habría podido participar en los cuartos de final y hubiera ganado - dijo, arrastrando ligeramente las palabras - ¡Maldita cagalera y malditos tramposos que meten laxante en las comidas!

El tabernero suspiró y le puso delante otra jarra de cerveza, murmurando con una mano sobre el rostro "invita la casa". Kai esbozó durante un instante una sonrisa traviesa, para luego volver a su actitud anterior y agarrar la jarra, bebiéndose su contenido de una vez. La verdad es que estaba sólo sobreactuando un poco. Al principio se había estado quejando sinceramente, pero luego al ver que el tabernero comenzaba a invitarle entre rondas, decidió fingir un poco. Estaba seguro de que el hombre estaba intentando emborracharlo lo suficiente como para que se durmiera o para poder echarlo de su local por la borrachera, cosa que no se atrevía hacer en aquel momento sabiendo que su cliente era un Vicealmirante. No iba uniformado en aquel momento, pero mucha gente había seguido de cerca la retransmisión del torneo del Hexódromo, y debido a su participación en este había ganado algo de fama.

- Pero tú me comprendes, ¿verdad Bob?

- No me llamo... - comenzó a decir el otro.

- Es una injusticia, Bob. Te esfuerzas por ganar de manera deportiva y limpia, y algún cabrón te mete laxante en la comida para descalificarte.

Con un suspiro, rebuscó en su bolsillo y sacó la pitillera. Tras llevarse un cigarrillo a la boca, tocó la punta de este con el dedo índice y acto seguido este estaba encendido. Dio una larga calada, tras lo cual intentó sin éxito hacer anillos de humo. Tal vez empezaba a hacerle efecto el alcohol...

- Bob, una botella de sake - espetó, dejando un billete en la barra.

Se acomodó en su sitio, apoyándose contra la barra y echando un vistazo al local. No había mucha gente, tan sólo un grupo de ancianos jugando a las cartas y una pareja. En cuanto tuvo la botella, bebió de ella torpemente, manchándose el pantalón de alcohol. Dio un suspiro de satisfacción y le dio un toque con el dedo al pitillo para tirar la colilla.

- Esto es vida - murmuró, mientras la ceniza prendía su pantalón en llamas.

De repente una voz llamó su atención. Era un tipo con pintas de bandido o macarra, que sujetaba un cigarrillo. Sonrió y dejó la botella en la barra. Le cogió el pitillo y tocó la punta de este con el dedo índice, devolviéndoselo encendido. Le daba la impresión de que olía más a quemado de lo que debería... bah, sería cualquier cosa. Le dio una calada al suyo y echó una bocanada de humo hacia el techo, para luego mirar al extraño. Era bastante más bajito y delgado que él, si bien aquello no era nada a lo que no estuviera acostumbrado. La mayor parte de la gente lo era.

- Bonito alfiler - dijo, señalando su estoque con una carcajada - ¿Así que eres de los que prefieren una espada?

Cogió la botella y dio un trago, cayéndole un poco de sake por la comisura de los labios. Se limpió con el dorso de la mano y se la tendió amigablemente. Los modales no eran algo propio de Kai, no cuando llevaba tanto alcohol encima.

- Mi nombre es Kai. Dime, ¿te gusta el sake? Siempre es mejor beber en compañía

Apoyó el brazo libre sobre sus piernas, notando un agradable calor... ¿a qué se debía? Extrañado, miró hacia abajo y vio que tenía medio pantalón en llamas. Tras arquear una ceja, preguntándose cómo había ocurrido eso, se concentró durante un instante y el fuego desapareció. No tenía ninguna quemadura ni herida en su cuerpo. Extrañado, se llevó el cigarro a la boca.

- Vaya, ¿cómo habría ido a parar eso ahí? - comentó, rascándose la cabeza.

Kai hizo un gesto cuando dijo que no le importaba que fuese sake, y comenzó a llamar al tabernero a voces.

- ¡Tabernero! ¡Una de cerveza para mi amigo! Ponla en mi cuenta.

Disfrutó de una nueva calada, reteniendo el humo en sus pulmones unos segundos antes de expulsarlo. Su enorme sonrisa, fruto de su personalidad risueña y alegre, desapareció en cuanto Rys habló. Había escogido un tema muy complicado y en el que estaba... personalmente implicado. Frunció el ceño durante un instante, pero al momento se recompuso. Inicialmente había entrado en la Marina con intención de ayudar a devolverle su antiguo poder, pretendiendo restaurar el equilibrio perdido en el mundo. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba más se daba cuenta de que el problema no era el equilibrio: era la injusticia. Tanto el caos y las muertes que causaban los revolucionarios con sus egoístas guerras, como el cáncer que eran los piratas robando y matando a placer. Y el Gobierno no estaba libre de pecados: tal y como decía Rys, en la Marina había gente cruel. No era diferente en otros cuerpos del Gobierno, como había descubierto en sus trabajos como agente especial al servicio del Cipher Pol.

- Bueno... es una pequeña espina que tenemos clavada. Es imposible tener una organización tan grande sin que haya aprovechados en ella - dijo. No podía ponerse a hablar mal de la Marina con un civil - Sin embargo, intentamos hacer lo máximo posible día a día para pillar y arrestar a los corruptos, y limpiarnos de esa gente para que sólo quedemos los marines leales y con intenciones justas.

Mientras bebía un poco más de sake, reflexionó sobre sus propias palabras. ¿Realmente era él justo? Las causas por las que luchaba lo eran, pero él había cometido actos terribles en nombre de estas. Al servicio del CP había silenciado a decenas de personas, muchas de las cuáles se lo merecían, pero para otras había sido un castigo desproporcionado.

- En todo caso, aun cuando hay algunos que no merecen el nombre de marines, cumplimos un importante papel. Sin nosotros, ¿qué impediría a los piratas arrasar ciudades enteras y saquear todo lo que en estas encontrasen? Por no hablar de criminales y monstruos peores. Yo estuve en la guerra de Hallstat de hace dos años, contra el tirano Derian Markov. Si la Marina no le hubiese parado los pies, ¿quién le hubiera parado los pies? ¿Qué nos asegura que tras conquistar el North Blue no hubiera comenzado a atacar todos los demás mares? - sacudió la cabeza - Aun con los inconvenientes que trae, la Marina es necesaria para el mundo.

Cambió de postura, apoyándose de nuevo contra la barra y dejándose de nuevo el cigarro en la boca.

- ¿Y tú? ¿Qué haces para ganarte la vida? Por tus palabras adivino que estás comenzando algún viaje.

Las palabras de Rys no terminaron de convencer a Kai. No consideraba que ser pirata fuese un estilo de vida respetable, no sabiendo lo que sabía de los corsarios. ¿Cómo no podía aceptar a una persona que vivía de robar a los demás y vivir fuera de la ley como un delincuente? Pues al fin y al cabo eso era un pirata, y quien lo negase era que no había viajado lo suficiente. Aquellos idiotas románticos que se hacían a la mar para vivir aventuras autoproclamándose piratas eran unos ilusos que desconocían el significado de lo que decían ser. En todo caso, su compañero no tenía ganas de seguir con un tema tan polémico, y el marine estuvo de acuerdo en dejarlo.

- Soy de discutir con una buena cerveza en la mano, pero ahora mismo yo también prefiero relajarme y no hablar de trabajo - dijo, con una sonrisa amistosa.

Escuchó las palabras del otro con curiosidad, turnándose para dar caladas del cigarro y beber de su botella. En cierto momento se despistó y se puso a beber sin haber exhalado el humo, atragantándose y acabando en medio de un ataque de tos.

- Creo que dejaré de beber y fumar a la vez - dijo, apagando el cigarrillo apretándolo en su mano - Enséñame pues ese truco.

Tras ver el estrepitoso espectáculo de Rys, no pudo evitar reírse a carcajadas, escupiendo sin querer parte del sake que estaba bebiendo.

- Tienes una coordinación digna de Arthur. En fin, si vienes conmigo puedo curarte ese corte, soy médico. Tengo mis cosas en el cuartel.