Esto era antes todo campo (Omega- Meneror)

La isla de Toussaint había vivido momentos mejores en el pasado, pero por desgracia aquellos tiempos no eran más que polvo y ceniza. Había llegado al muelle de entrada de la isla que estaba totalmente destruido. Portaba mi habitual vestimenta negra con abrigo de cuello de pelo blanco. Un gran habano adornaba mi boca mientras que mi garfio dorado estaba oculto por el abrigo. Me quedé mirando aquel muelle con detenimiento. El antiguo muelle parecía que estaba dotado de varios muelles contiguos, ahora podridos, un almacén, varias salas de consigna de intercambio y lo que parecía una antigua taberna derruida. El puerto ocupa una pequeñísima parte de la costa, dejando ve el resto de la playa hasta las montañas que dominan las esquinas de acceso al muelle, parece que estuvieras entrando en la boca de un monstruo.

Comencé a caminar por las tablas podridas del muelle procurando que no rompiera ninguna bajo mis pies, hasta llegar al empedrado del muelle. Eché un vistazo y pude ver lo que parecía un estandarte de color rojo donde había un dibujo bastante peculiar. Una calavera con dos tibias cruzadas, y en la frente del cráneo había dibujado un triángulo con un ojo en él. ¿Piratas? ¿En serio? ¿De todas las islas deshabitadas de este puto mundo esta estaba ocupada?. No podía echarles nada en cara ya que yo mismo estaba interesado por aquella isla, donde veía, un potencial asentamiento donde yo dirigiría mis negocios. Un lugar hecho a mi imagen y semejanza...un lugar de caballeros.No había barco alguno anclado en el puerto, por tanto debía de llevar mucho tiempo allí asentados. Así que supuse que tocaba hacer limpieza.

Comencé a caminar por el camino que conducía a lo que parecía una aldea derruida. No me encontré con guardias...y eso me extrañaba. Que no haya guardias significaba dos cosas: O estaban borrachos de alguna fiesta, o se han desplazado a otro lugar dejando la isla vacía dejando solo es estandarte a modo de aviso. Eso explicaría que no haya visto navío alguno en el muelle. Exhalé un poco de humo por la boca, y me senté sobre un destartalado barril en la entrada de la aldea mientras pensaba que hacer.

"No creo que tarden mucho en volver...o seguramente estén allí arriba" Pensé mientras miraba la gran y vieja mansión que había en la loma más alta de la aldea.

Esta vez lo habían enviado a Toussaint, en el pasado un reino próspero, hoy un paraje salvaje y desolado habitado sólo por animales y bandidos. ¿Su misión? Capturar a una antigua informadora del Gobierno, Emilia Kendell. Desconocía los detalles que habían llevado a que la relación entre el CP7 y la informante se hubiese agriado, principalmente porque la mayor parte de los detalles del informe al respecto estaban censurados. Aún no tenía suficiente rango como agente de la organización como para acceder a información clasificada de ese nivel. Para mandarlo a la isla lo habían subido a un pequeño velero sin enseña ninguna. La tripulación consistía únicamente en un viejo lobo de mar silencioso, sus dos hijos y un perro.

Una vez llegaron al puerto, Atsu pudo comprobar con sus propios ojos el estado de la isla. No sabría decir si llegaba al punto de ruinas, pero estaba todo en evidente estado de abandono. Edificios con las ventanas rotas, tejados hundidos, puertas colgando de los goznes o ya inexistentes... saltó de la borda al muelle, pero así como sus pies tocaron la madera podrida esta crujió y se partió, precipitando al agente hacia el mar. Sólo sus reflejos lo libraron de un chapuzón gracias a la combinación de un geppou y agarrarse del borde de la plataforma. Volvió a subirse y se ajustó la corbata, con un suspiro.

- Pues empezamos bien...

Como misión oficial que era iba con su traje de agente. Probablemente hubiese sido preferible ropa más discreta, pero su superior había sido explícito: tenía que dar un mensaje contundente y saberse quién lo había enviado. Mientras recorría el muelle y se dirigía a la aldea sacó a Enforcer de su funda (su pistola), le puso un cargador y activó el modo de disparo letal. Se fijó entonces en que había una persona en el camino: un hombre muy alto con un abrigo de piel. Sería un buen punto por el que comenzar. Dado que estaba en tierra sin ley, lo mejor sería ser precavido y estar listo. Se acercó con paso firme y alzó la voz:

- Usted, gírese lentamente - sacó su placa y la enseñó - Agente Omega, Cipher Pol 7. Identifíquese y explique qué está haciendo aquí.

El habano se me estaba acabando y eso me ponía francamente de muy mala leche, por fortuna, tenía un montón de ellos guardados en e abrigo para situaciones de "desabastecimiento". Exhalé un poco de humo por la boca y manteniendo la vista en la mansión, a la cual, tenía intención de ir en breves a explorar. Cuando quité la ceniza del habano con un sutil golpecito de mi dedo meñique contra él, una vocecita interrumpió mi descanso...y ojalá hubiera sido un pirata.

Era un hombre joven, bastante estilizado. Casi podría decirse que tenía estilo sino fuera porque era un puto CP. ¿Que demonios hacía en esta isla? ¿Porqué de todos los males de este mundo me tuvo que tocar un miembro de élite de la Marina?. La verdad es que la suerte  no estaba de mi lado...pues todos sabemos que cuando un CP anda por la zona...mala cosa.

Me invitó amablemente a darme la vuelta, no sin antes enseñarme su placa como buen perrillo del Gobierno. Arqueé la ceja por unos segundos y tiré el habano consumido al suelo, para encender otro. Me levanté tranquilo, hasta con semblante de cansado por el esfuerzo que tenía que hacer. Quedé enfrente de aquel peliblanco con una separación de 2 metros.

-Meneror, caballero, me llamo Meneror- dije con tono calmado- He venido a investigar esta isla por cuenta propia para  establecer unos negocios y volver a darle vida a esta ruta marítima. Digamos que, soy un empresario. Me alertaron del peligro que podía correr, pero prefiero ver el "material" que voy a comprar personalmente.

Me daba igual que supiera una parte de mis intenciones, pues no estaba tan loco de hacer frente a un CP al desnudo.

-¿Y usted caballero? ¿Está de paso?- dije sin creerme ni lo que yo decía...obviamente vendría por algo, sino ¿Que cojones hacía allí?

Empresario... ya claro, si era realmente sólo eso, él era un tenryuubito. Observó sus cicatrices de guerra, su gran garfio dorado que parecía gritar "pirata" a los cuatro vientos y el revólver de su cinturón. Era evidente, ya sólo por el hecho de que estuviera solo en aquella isla, que era bastante más que simplemente eso. Pero eso igual le venía bien. Para moverse por ambientes turbios y entre criminales, tener a otro de esa ralea que te guiase era útil.

- Estoy en misión oficial, y creo que vas a ayudarme con eso.

¿Debería ofrecerle un buen trato? Vendría bien para asegurarse su cooperación, aunque un criminal no merecía mucho más que unos buenos términos. El respeto era opcional y dependería de cómo se comportara.

- Tengo que encontrar y eliminar a cierto criminal que se esconde en esta isla. Creo que un "empresario" - remarcó la palabra con sarcasmo - podrá ayudarme en esta empresa. Me vendría bien refuerzos por si tiene compañeros. A cambio de tu ayuda, daré un informe positivo al Gobierno y nos encargaremos de que tus... negocios no tengan obstáculos mientras no nos molesten.

Pese a todo no era mal trato. Evidentemente había límites a lo que había dicho. Tendría que hablarlo luego con sus superiores, pero tener un nuevo contacto en el Bajo Mundo sería una buena manera de sustituir al que iban a "despedir". Miró a sus alrededores para comprobar que nadie los vigilaba, y mantuvo la pistola a punto en su mano, de momento con el seguro puesto.

¿Me estaba amenazando? ¿De verdad me estaba amenazando? Pobre pimpoyo, si no fuera por mi condición lo habría reventado contra una pared y luego habría echado sus restos al río. Pero por el momento solo deseaba tranquilidad y que me molestara lo mínimo posible. Ya era bastante difícil eludir a la Marina como para tener también al CP detrás de mi.

Me quedé mirándole arqueando una ceja en señal de ¿Pero tu de que vas?, sin embargo procuré mostrar respeto. Ya que si íbamos a cooperar, al menos...que sea con cierto "respeto".

-Podéis creer lo que queráis, más no veréis incidente alguno en mi expediente. Por otro lado, os ayudaré ya que si voy a comprar esta isla como le dije, no deseo que haya maleantes por la zona...sean piratas, ladrones o un gato extraviado que caminaba por la zona.-dije antes de exhalar humo por la boca antes de concretar.

-Admito que la oferta me gusta no os lo voy a negar. Vos cumplís con vuestro objetivo y a mi me allanáis el camino. Sin embargo consideraré que sois un caballero y vuestra palabra va atada a vuestra honra, de lo contrario no responderé de mis actos. Por tanto hay acuerdo

Tras decir aquello le señalé con la mirada la mansión de la loma.

-Si hay bandidos aquí y no han salido a cazar al mar...apostaría mi mano buena a que están ahí dentro durmiendo la mona o contando el botín. Sugiero ir hacia allí, a no ser claro, que tengáis otro proceder.

Había muchos expedientes limpios pertenecientes a gente podrida, eso no decía nada. Sin embargo sí que era cierto que, aunque no fuese a decírselo a aquel tipo, no tenía licencia para emplear fuerza letal contra civiles que no estuvieran en búsqueda y captura si no entorpecían su misión o iban contra la ley. Sin embargo la fama negra del Cipher Pol hacía que la gente creyese que tenían más libertad de actuación, y no iba a ser quien desmintiera esa creencia. Era útil que les tuvieran miedo y respeto.

- Vayamos pues.

Mientras echaban a caminar hacia la mansión se paró a darle vueltas a algo. Su acento era... peculiar, tenía algo familiar. ¿Sería de Arabasta? Su piel no era muy morena, pero tampoco pálida. Además, a pesar de que la mayor parte de la población era de piel tirando a bronceada, había gente blanca en la isla. Y no poca. Igual se había encontrado a un compatriota de casualidad.

- Tu forma de hablar es bastante peculiar. ¿No serás por casualidad de Arabasta?

Al llegar junto a la mansión se acercó a la puerta principal. Era grande y robusta, de unos cuatro metros de altura. Y cerrada a cal y canto. Lo comprobó tratando de empujarla, pero efectivamente estaba bloqueada desde dentro. Había algo grande y pesado detrás. Lamentó no haber montado explosivos antes de salir de Ennies Lobby, pero gracias a Roland Oppenheimer llevaba exento de sueldo tres meses y no tenía un duro. Era hora de usar métodos más convencionales, como su Demolitioner. Apretó el puño derecho y su brazo se tensó y se hinchó ligeramente, como si su musculatura hubiese crecido de golpe. Entonces le soltó tal puñetazo que la puerta se abrió de golpe, y los muebles que había apilados detrás para mantenerla cerrada salieron volando hacia atrás.

- Toc, toc.

Según iba subiendo por la loma junto al agente del CP iba pensando en mis cosas. ¿Sería adecuado reventarlos a todos con un agente a mi espalda? Por supuesto, eran escoria y no me iba a detener en limpiar aquel lugar. Quería esa isla y así se lo había hecho creer a Nassor. ¿Que cara pondría si no pudiera con unos simples bandidos?...ya lo digo yo..de pena y vergüenza.

Cuando ya estábamos a medio camino el CP me preguntó si era de Arabasta, quizás haya encontrado en mi acento algo raro o familiar.

-Si, soy de Arabasta- dije sin dar más información de la necesaria antes de llegar a la puerta.

No hubo tiempo ni de petar ya que el CP pegó un puñetazo a la misma tumbándola junto a los muebles que había detrás atrancándola mientras soltaba un chascarrillo de "Toc toc", casi hasta esbozo una sonrisa. Entré delante de él hasta llegar al salón de la casa donde solo había muebles rotos, algunas mesas, varias botellas de ron abiertas, mesas tiradas, ropa esparcida, algunos cofres y algunos cigarros empezados. La sala era cuadrada, a nuestra izquierda estaba la chimenea, en el centro la mesa con todas ls botellas y cigarros y a la derecha unas escaleras para subir al segundo piso. Al pie de las escaleras había dos cofres apilados. La ropa estaba esparcida por toda la sala.

Me acerqué a la mesa y me quedé mirando para las botellas,

-Si han estado bebiendo aquí, lo han hecho desde hace menos de 5 minutos- dije mirando al CP mientras le hablaba de frente.

Entraron juntos en la mansión. El recibidor era una suerte de sala común con chimenea. En un pasado probablemente tuvo un toque hogareño, hoy día era una ruina que parecía más un nido de bandidos de barrio bajo que el salón de una gran mansión. Meneror tenía razón, se ocultaban allí. Así lo evidenciaban diferentes rastros como botellas a medio acabar, colillas e incluso vio un cacho de pan duro en el suelo. Y aunque olía a cerrado, el olor a humanidad y que no hubiese hedor a comida podrida hacían evidente que no hacía mucho que allí había habido gente. ¿Sería el "empresario" de fiar? Había conocido la localización de una de las guaridas de bandidos de la zona demasiado rápido.

- Hace bastante poco - confirmó el agente, en tono desconfiado.

Se fijó en los alrededores. Era raro que esos cofres estuvieran justo ahí. ¿Por qué? No interrumpían el paso, solo obstaculizaban. Y parecía que alguien había movido esos sillones había poco. Así lo demostraban las marcas en el polvo, habían sido arrastrados. Era como si alguien hubiese estado preparando escondrijos. Alzó la pistola rápidamente.

- Es una trampa.

Estaba en una mala situación, en mitad de la sala sin nada en que cubrirse. Corrió hacia uno de los muebles que había derribado al entrar para parapetarse tras él, momento que se desató un torrente de disparos. Las balas volaron a diestra y siniestra, y el agente se apresuró a saltar tras un armario caído. Asomó apuntando con su pistola y devolvió varios de los disparos. Contaba al menos a cinco enemigos, dos en los baúles y el resto tras los sofás.

Me quedé observando a mi alrededor hasta que finalmente abrí los ojos como platos mientras miraba hacia los cofres con un cabreo descomunal.

-Malditos hijos de....-dije antes de ve como mi compañero corría a parapetarse tras uno de los viejos muebles. Comenzó un torrente de disparos y yo haciendo lo propio me tiré hacia una lado para protegerme con el mueble que había tirado Omega, sin embargo, debido a mi estatura una de las balas me rozó el hombro haciendo que de mi boca saliera una pequeña queja a modo de "Agg". Omega repartió varios tiros, y yo rápidamente saqué mi magnum y preparé el percutor mientras decía.

-Habéis tocado las narices al hombre equivocado -dije antes de elevar mi brazo por encima de la cobertura y dar dos disparos contra los que estaban en los barriles. Conseguí herir a uno en el hombro,pero el segundo disparo quedó en la madera del cofre. Acto seguido miré a Omega y le dije mientras continuaba disparando.

-Vos encargaros de los del sofá yo me encargo de los de los cofres- dije antes de vaciar el cargador y proceder a recargar. Tras meter el cargador y asegurar el percutor, me quedé pensando las opciones para acabar con ellos. Lo mío era la melee y estar disparándonos como si del viejo Oeste se tratase no era lo mío. Miré mi herida que sangraba un poco debido al roce de la bala sobre la carne, pero por fortuna, la ropa no dejaba que se viera.

- Hecho - contestó.

Recargó la Enforcer y se dispuso a seguir disparando. Primero tenía que intentar eliminar a alguno de sus tres oponentes. Después simplemente usaría sus habilidades para acercarse rápidamente, noquear a uno y acabar con el tercero. Necesitaría a uno vivo para obtener información sobre Kendell.

- ¡Tragad plomo!

Disparó una nueva ráfaga, a lo que le respondió el maravilloso sonido de un grito de dolor. Uno menos... sus ojos verdes comenzaron a teñirse de rojo, mientras inconscientemente empezó a regodearse en la masacre. Rápidamente salió de detrás del sofá, moviéndose con una velocidad increíble.

- ¡Soru!

En apenas un momento se plantó tras el sofá. Sin miramientos, derribó de una patada en la sien a una mujer que intentó apuntarle con una pistola, y a continuación vació su cargador a quemarropa contra un tercero a dos metros de él. Se agachó y cubrió contra el sofá.

- ¿Cómo vas con los tuyos? - preguntó a Meneror. A continuación apuntó a la mujer a la cabeza - Un movimiento en falso y mueres - no le quedaban balas, pero eso ella no lo sabía.

Mi compañero no había tardado en ponerse manos a la obra y a empezar a repartir estopa contra aquellos objetivos que le había marcado. La verdad es que luchaba bastante bien, y no era para menos al fin y al cabo....ya que venía de donde venía. Por mi parte cogí un poco de aire por la boca, me concentré mientras apoyaba la pistola agarrada sobre mi frente totalmente concentrado. En el momento en que escuché que alguien se levantaba de la cobertura del cofre aproveché para hacer lo propio y, rápidamente, disparé a la cabeza del sorprendido idiota. Este cayó al suelo mientras que su compañero, al cual le había dado en el brazo todavía seguía gritando de dolor en el suelo. Su arma había caído un par de metros de donde estaba él.

Mi compañero me preguntó si había acabado mi parte, pues él parecía haber acabado con la suya con extrema rapidez. Me acerqué al moribundo tras los cofres a la par que escuchaba a Omega. Apunté al maleante herido en la frente y le disparé sin contemplaciones en la cara.

-Ahora...si, he acabado.- Dije antes de enfundar el arma y ver que mi compañero tenía a uno de esos idiotas inmovilizado por su arma. ¿Porqué no matarlo ya directamente? Quizás tenía algo que decirle...y por fortuna yo también tenía un discursito listo por si acaso. Y como era previsto todo esto lo dije con el puro en la boca y exhalando una bocanada de humo al techo.

Vaya, Meneror parecía tener recursos también. Perfecto. Estaba seguro de que en la agencia estarían encantados de obtener un nuevo contacto en los bajos fondos ahora que perdían a Kendell. Y hablando de eso... vaya, reconocía ese rostro. Su prisionera era también su objetivo. Apartó el arma de la mujer de una patada y sin dejar de apuntarle sacó su den den mushi. Marcó el número y dejó el caracol apoyado en el sofá mientras recargaba la Enforcer.

- Jefe, tengo a Kendell. ¿Cuáles son las órdenes? - preguntó, sujetando el comunicador entre el hombro y el rostro.

- Ya no la necesitamos. Elimínela.

La mujer esbozó una mueca de sorpresa, seguida por una de terror. Intentó decir algo, pero no llegó a hacerlo. Sin vacilar ni un instante, Omega apretó el gatillo y la bala atravesó su frente, matándola en el acto. Al momento se sorprendió de su propia facilidad para matar, con cierta preocupación incluso. ¿Desde cuándo era así?

- Buen trabajo, agente Omega. Misión cumplida. Espero su informe a su regreso.

- Sí, señor. Me gustaría hacer una mención especial a un hombre que me ha apoyado en la misión, el señor Meneror. Ha cooperado y resultado de gran ayuda. Recomiendo añadirlo a la lista de contactos y colaboradores.

- Lo tendré en cuenta. Transmítale mi agradecimiento.

La comunicación se cortó. Atsu puso el seguro a su pistola, la enfundó y se guardó el caracol, caminando a continuación hacia Meneror.

- Bueno, creo que ya lo has escuchado. Ha sido un placer trabajar contigo, y cuentas con el agradecimiento del Cipher Pol 7 - le tendió la mano para estrechársela - Espero volver a trabajar juntos en el futuro.

Parecía que todo había acabado, y al menos, la zona de la ciudad en aquella isla estaba limpia de maleantes. Se había colocado la primera piedra para reclamar Toussaint...poco a poco reclamaría aquel sitio y lo haría mi base de operaciones. Por otro lado la ayuda de Omega había sido muy fructífera y me alegraba en cierta manera de tener una "buena" relación con alguien tan peligroso como lo era el CP7, Por lo menos si el Gobierno Mundial me veía como un amigo ya era algo que había ganado.

Me quedé mirándole y le ofrecí mi mano tras ofrecerme él la suya. Y ante sus palabras de volver a trabajar juntos le respondí:

- No os quepa duda Señor, no le quepa duda...- dije antes de sacar un papel de mi bolsillo con un número anotado- Mi den den mushi, por si alguna vez necesitara de mi ayuda...estoy a una llamada.

Salí del lugar acompañado de Omega que parecía ya irse por su cuenta rumbo al puerto. Yo me quedé sentado un un banco fuera de la mansión pensativo mientras le despedía con la mano. Saqué un papel del bolsillo donde había una lista de nombres anotados. Saqué mi pluma del bolsillo y taché las primeras palabras: " Contacto Gobierno".

-Parece que la fortuna me sonríe al haberme cruzado con alguien del CP7....esperemos que en mi siguiente viaje lo vuelva a hacer...y ahora....me voy a tomar un whisky- dije mientras me levantaba y me iba en dirección al puerto.

Tras estrecharle la mano, aceptó el papel que le tendió con un asentimiento de cabeza y le ofreció otro en respuesta.

- Y aquí está el mío.

Salieron del lugar y al poco se desviaron, el dirigiéndose directamente a los muelles donde le esperaba su barco. Era una pena volver a navegar cuando apenas hacía unos minutos que había puesto pie en tierra, pero sus superiores agradecerían que no se retrasara. Además, cuanto antes volviera, antes podría pedir un permiso para tomarse unos días de descanso.

- Adiós, señor Meneror.

Se despidió con un gesto informal con la mano, desapareciendo de su vista tras unas casas abandonadas. Había sido una suerte cruzarse con alguien que conociera la zona. Sin ayuda de Meneror, probablemente hubiese tardado más en localizar a Kendell... y tal vez hubiese oído que le buscaba y la cosa se le hubiese complicado. Además, sin un segundo, el tiroteo probablemente le hubiese ido peor. Subió de nuevo a su barco y le dijo al capitán:

- Hemos acabado aquí. Volvamos a algún lugar civilizado.