Feyer Baron, "El Barón del Cielo" (en proceso)

Actual: Fuerza (11) Resistencia (11) Velocidad (8) Precisión (8)

Nivel 1: Fuerza (1) Velocidad (1) Precisión  (0) Resistencia (0)
Nivel 10: Fuerza (2) Velocidad (1) Precisión (1) Resistencia (1)
Nivel 20: Fuerza (2) Velocidad (2) Precisión  (2) Resistencia (2)
Nivel 30: Fuerza (4) Resistencia (3) Velocidad (2) Precisión  (2)
Nivel 40: Fuerza (4) Resistencia (4) Velocidad (3) Precisión  (3)
Nivel 50: Fuerza (5) Resistencia (5) Velocidad (4) Precisión  (3)
Nivel 60: Fuerza (6) Resistencia (6) Velocidad (4) Precisión  (4)
Nivel 70: Fuerza (7) Resistencia (7) Velocidad (5) Precisión  (4)
Nivel 80: Fuerza (8) Resistencia (8) Velocidad (6) Precisión  (5)
Nivel 90: Fuerza (9) Resistencia (9) Velocidad (7) Precisión    (6)
Nivel 100: Fuerza (10) Resistencia (10) Velocidad (8) Precisión  (7)
Nivel 110: Fuerza (11) Resistencia (11) Velocidad (8) Precisión  (8)
Nivel 120: Fuerza (12) Resistencia (12) Velocidad (9) Precisión  (8)
Nivel 130: Fuerza (13) Resistencia (13) Velocidad (10) Precisión  (9)
Nivel 140: Fuerza (14) Resistencia (14) Velocidad (10) Precisión  (10)

Nombre de la fruta: Bin-Bin no mi
Tipo: Otras paramecias.
Poder: La fruta Bin-Bin es una fruta del diablo tipo paramecia que permite al usuario embotellar cualquier cosa.

Aptitudes:

Tabla:

Historia: La familia Baron nunca fue muy apreciada por su comunidad. En el núcleo de la orgullosa civilización Birkana primaba el bien común, siendo lo más normal que la gente se saliera de su camino para pugnar por un bien considerado común.  Ésa era la naturaleza de su resurgimiento desde que Dios acabara con la isla original, la fuerza conjunta, el valor de la comunidad y unos valores más fuertes que el acero templado y más compartidos que las nubes que pisaban.
Pero había ciertas personas que no compartían éstos ideales, y el comerciante Fulgo Baron era de éstos últimos. Había sido lo suficientemente afortunado para nacer en el seno de una familia que compartía su oficio, gracias a lo cual tuvo el gran privilegio de poder bajar al mar azul donde conoció a los grandes comerciantes humanos, hombres que solo velaban por sus intereses y el bienestar de sus más allegados, amasando el poder y la fortuna que los llevaba a ser absolutos reyes en sus respectivas islas.
Éstos ideales y ambiciones calaron en lo más hondo de su ser, y cuando volvió de sus viajes a su isla natal empezó a mover los hilos del plan que le llevaría a ser una de las personas más adineradas de todo el Mar Blanco. Partiendo de un gran capital comenzó a privatizar y fagocitar empresas y negocios de las tres grandes naciones de los cielos hasta el punto en que tenía relaciones comerciales con la gran mayoría de comercios.
Pero como toda persona que llega tan lejos sola se dio cuenta de que aquello no significaba nada si no tenía con quién compartirlo. “Más aún”, se preguntaba en las noches más oscuras, “¿quién heredará todo el negocio cuando yo me indisponga?” Fue así como posó los su atención en la hermosa hija de la librería más prominente de Birka, Naya Nogal. El conseguir su mano no fue más que otra de sus estrategias comerciales, comenzó comprando el negocio y alcanzando una posición de poder con respecto a los padres de Naya, un par de reuniones con la familia al completo mostrando su mejor faceta y la muchacha no pudo resistir a sus encantos.
Fue en el seno de la recién formada familia que Feyer nació, meses después del casamiento entre el magnate y la librera. Sus primeros años fueron todo lo esperado, tenía el mundo a sus pies. Por enseñanza de su padre supo que no había quién le fuese a decir que no a nada que él pidiese, pues su fortuna podía comprar, como le gustaba recitar casi como el late motiv de la familia, hasta la última gota de nube de aquel mar.  Tuvo la mejor educación, los mejores cuidados pues su madre no tenía que trabajar y contaba con un séquito de criadas a sus órdenes, yendo a donde quisiera y haciendo lo que se le antojaba.

Fulgo sin embargo apenas tenía tiempo que dedicar a su hijo. Sus cientos de negocios le mantenían ocupado desde el alba hasta el ocaso, el trescientos por cien de su mente estaba dedicada a expandirse, obtener más dinero, más influencia, más poder. Por suerte apareció alguien que se encargó de darle ésta figura paternal que tanto necesitaba.

En el tercer cumpleaños de Feyer el padre de Naya enfermó y murió inevitablemente. Fue un duro golpe para la familia, pero se sobrepusieron solo para que en su quinto cumpleaños su abuelo sufriera la misma suerte. Sin embargo poco después de éste triste suceso apareció ésta nueva figura que pronto se vería cautivado por la prematura inteligencia del niño y se volcaría fervientemente en su educación: Ney Nogal, el hermano pequeño de Naya.

ÉL siempre había sido la oveja negra de la familia Nogal. Mientras Naya se criaba adorando el conocimiento contenido en los libros él tomó otra perspectiva de la vida, le interesaba aquello de lo que hablaban. Él no se contentaba con leer acerca de objetos maravillosos, épocas importantes, sucesos inolvidables, él quería poseer algo que evidenciase que habían existido, pues de esa manera se sentía de algún modo el dueño de su historia. Pronto había abandonado el nido y se había dedicado a viajar por el Mar Blanco, en búsqueda de esos objetos de leyenda. Solo volvió cuando se enteró de la muerte de sus padres y quiso ocupar su puesto en la biblioteca. Allí se encontró con una nación que no era la misma que había dejado. El lugar se había enriquecido enormemente pero los ciudadanos ya no parecían de la orgullosa Birka. De su rebeldía, fuerza y carisma no quedaba nada apreciable, en los quince años en los que Fulgo había proyectado su sombra sobre la isla, la llama de los celestiales parecía haberse apagado aplastada bajo una montaña de monedas de oro. Parecía. Pues en realidad había personas descontentas, grupos que desde las sombras comenzaban a accionar los fuelles dispuestos a reavivar el fuego que quemase los cimientos de esa nueva sociedad. Pero claro, quién sería tan torpe como para mostrárselo a un Nogal. Así que Ney también sucumbió a las comodidades de su nuevo estatus, disfrutando de su proximidad a Fulgo, conociendo a su hijo, amándole como si fuera propio, resignándose a una vida sin complicaciones.

No fue hasta  el décimo cumpleaños del heredero que aquel fuego se convirtió en incendio y  tanto él como su familia se convirtieron en repudiados y exiliados de la ciudad que antes habían clamado suya. Y es que Fulgo se equivocaba si pensaba que con su dinero podía comprarlo todo. Los ciudadanos de Birka, impulsados por el viento de esos fuelles, comenzaban a abrir los ojos y observaban cómo  no era lo material lo único que poseía. Cierto es que la ciudad en general se vio enriquecida hasta puntos antes inimaginables, y quizás eso hubiese servido para mantener cualquier otra sociedad callada, pero no la de los birkanos. Hubo infinidad de empresas que acabaron engullidas por su gran corporación, dejando a la gente con solo 2 opciones: trabajar para él o no hacerlo. Esto chocaba con algo que en Birka tenía una importancia central: la  libertad. Todo el mundo estaba bajo su mando y aunque se pretendiesen tomar decisiones para la ciudadanía desde la democracia que tenían todas las cabezas acababan giradas hacia los intereses de la corporación Baron. Es por eso que tras muchos años el pueblo acabó decidiendo que aquello no los representaba. Habían hecho todo siempre a su manera y no era momento de ser gobernados por alguien que no habían elegido, así que se armó una revuelta popular que tras 1 año de conflicto político acabó convenciendo al gobierno de que esa no era la naturaleza Birkana. Como tal devolvieron la soberanía del comercio al pueblo, echaron la corporación fuera de sus fronteras y exiliaron a toda la familia Baron del lugar.

Esto enfureció a Fulgo, por supuesto, pero los años de excesos y bueno, los años en general comenzaban a pesarle y decidió retirarse de la isla sin causar mayores revuelos pensando que sus negocios en otras islas compensarían las pérdidas en ésta. Pero guardando un rencor dentro de sí que se esforzó en transmitir a su vástago. “No soporto el hecho de que nos veten de nuestras propias raíces, y menos cuando hemos sido nosotros quienes han hecho crecer al árbol. ¿Y de quien es la planta hermosa y resplandeciente sino del legítimo jardinero? Aunque ellos digan que no el esplendor de la nación es fruto de nuestro esfuerzo, y como tal nos pertenece. Pero yo soy viejo ya, mi querido hijo, las fuerzas me faltan para reclamar mi posesión. Es por eso que eres tú quien debe reclamar la herencia. Harás crecer la corporación hasta el punto en el que nuestro poder no pueda ser eclipsado por el de ningún país, y entonces volveremos y compraremos nuestra casa. Por eso ahora estudia, agudízate, conoce todas las triquiñuelas y hasta la más compleja treta. Tienes la responsabilidad de no permitirles pisotear tu apellido” le rezaba, quizás cambiando las palabras pero manteniendo el mensaje cada vez que tenía ocasión.

No obstante el peso del repudio no lo sentían todos de la misma manera. Naya, la idealista, la que se había criado con la historia del lugar, no vio venir la debacle y no pudo soportar la consciencia de que a partir de ese momento no sería para la isla más que la esposa del mal. Presa de sus aflicciones cayó enferma y tras unos meses de debilidad acabó sucumbiendo.  Fue un duro golpe para toda la familia y las cosas cambiaron mucho a partir de entonces. Fulgo se hizo más huraño, solo se relacionaba con su hijo para repetirle que era su deber reconquistar Birka, y el resto del tiempo se lo pasaba con la cabeza metida dentro de sus negocios. Ney por su parte culpó de esa desgracia a su cuñado y externalizaba su ira y odio en el aprendizaje de Feyer.  Éste, por su parte, internalizaba todo conocimiento que su tío le daba, considerándolo más padre que su propio progenitor. Fue fascinado por las historias que le contaba acerca de tiempos pasados y artefactos fantásticos que Ney siempre había anhelado coleccionar, a la par que se volvía contra su padre, rumiando rencor por la muerte de su madre.

Pronto el infante se convirtió en adulto y a los 18 años su padre decidió que era el momento de que conociera mundo. Haría el mismo viaje que él había hecho en un su juventud, aquellos que le inspiraron para ser el tiburón de los negocios en que había llegado a convertirse. Sin embargo las ideas de Feyer diferían mucho de las de su padre, y pronto lo que quedaba de la familia dejaría de recibir noticias suyas, a excepción de Ney que en secreto recibía cartas ocasionales que narraban las pequeñas hazañas que poco a poco conseguía orquestar en una vida dada al mar, y de los pequeños pasos que comenzaban a conformar lo que años después se convertiría en la más grande colección del mundo.

Aquella fue la gota que colmó el vaso para Fulgo. No contentos con haber perdido a su esposa ahora también su heredero, la promesa de que todo el trabajo de su vida no había sido en vano había desaparecido como si nunca hubiera existido. Para colmo su más próxima compañía le drenaba la energía , con sus palabras de rencor contenido Ney minaba la voluntad del empresario más exitoso de la historia del cielo hasta que el peso de la realidad fue demasiado y una noche de primavera se quitó la vida bebiendo veneno.

La compañía, que había ido en declive en los últimos años, acabó por desmoronarse y ya nunca más un negocio fue tan próspero allá en las alturas. Ney acabó heredando la potestad y expresamente quiso que no quedara ni rastro de aquello en lo que en otro tiempo había sido el orgullo de su enemigo. Aún así guardó gran parte de la fortuna pues sabía que de nuevo el nombre de los Baron resonaría en el cielo, pero por causas muy distintas. Las cartas de Feyer traían consigo cada vez más y mejores hitos, promesas de poder, la posesión de objetos de lo más diversos, en definitiva: el sueño del joven Ney se estaba llevando a la realidad gracias a su sobrino.

No fue hasta pasados mucho años que Feyer volvió a casa, y con él traía nuevas ambiciones. Su colección era ya muy extensa. Navíos, armas, artefactos, plantas, incluso esqueletos llenaban las estanterías de sus aposentos, cosa que era posible gracias al poder que tras muchos años de persecución había conseguido, pero sabía que podía y debía dar un paso más allá, que podría recuperar aquello que hace tantísimo tiempo le había sido robado pero que nunca había dejado de pertenecerle.  En su larga vida nunca había dejado de pensar un solo momento en el lugar del que fueron repudiados tantos años atrás. Le pertenecía legítimamente, aquel lugar era solo suyo y siempre lo habría sido de no ser por las personas. Eso es. El problema siempre habían sido las personas. Las personas y sus ideas, las personas y sus ambiciones, las personas y sus torpezas, las personas y sus traiciones… Pero ahora podía conseguirlo. Birka sería suya, pero no cometería ese error que tantas veces había visto repetido en los mares inferiores. Gobernar contra la voluntad de esas personas y sus llamas solo para que un agente externo o interno les avivara, cosa de lo que solo sacaría quemaduras. Él quería a Birka, pero solamente la isla. Y ahora contaba con los medios para conseguirla.

El concepto bien, embotellar cosas está bien, pero tenemos que meternos en la tabla muy a fondo, hay mucho que tocar y, sobretodo, mucho que matizar.

Esto la convierte en una especie de “counter” a las frutas que se valen de energía elemental.

Esto tienes que retirarlo porque... sobra bastante. Que sea un counter o no no tiene que estar en la propia descripción de la aptitud. Lo mismo se aplica a la mención que haces en los objetos.

Tabla de akuma en general: es muy poco escalonada, me explico: Es absurdamente débil a niveles bajos-medios y pega un salto brutal de repente. Las frutas deben escalar adecuadamente, tendrás que tocar los números, fortalecerla un poco al principio y aflojarla un poco al final.

Volumen: Para elementos, gases, líquidos, etc que consideras como una única entidad, necesito que coloques el volumen máximo que es capaz de embotellar. Te lo digo porque no hay ninguna limitación de volumen más allá de la capacidad de las botellas, en las que tampoco se menciona cuál es su volumen. Creo que lo mejor es que esté especificado en la tabla directamente y que sea una característica de la Akuma en lugar de depender directamente de los objetos.

Energía cinética: "energía correspondiente a un puñetazo de fuerza 5" esta parte tendrás que cambiarla. No está demasiado mal que almacene energía cinética, pero no debes hacer referencia a normativa offrol como los stats para referirte a lo que hacen o te pueden hacer los demás. Tendrás que encontrar otra forma de referirte a este tipo de energía, quizá poniendo ejemplos de las cosas que es capaz de embotellar (disparos normales, balas de cañón, golpes que puedan romper piedra, etc). Asegúrate de incluir todo, si puede embotellar energía de golpes, cortes, ondas, etc, porque será más sencillo. Agradecería que hubiera algo que no pudiera embotellar (aparte de espirituales, sonido, y energía no cinética), pero dado que la Akuma no tiene ningún uso sin un contenido previo veré de ser comprensivo cuando lo hable con mis compañeros.

Hablando de técnicas: vale, puede embotellar energía cinética y elemental. ¿Cómo se gestionan las técnicas de otros usuarios? Porque de forma pasiva no va a poder absorber todas las técnicas que le echen encima sin despeinarse. Tienes que tener eso en cuenta y añadir este matiz; entenderás que no puedo dejar que, por ejemplo, por su propia habilidad pasiva pueda comerse cosas de categoría mítica o épica sin usar alguna técnica defensiva, por ejemplo.

Entidades: ¿Puede liberar esta energía cuando quiera? Si es un sí —debería estar especificado en la tabla o en alguna técnica—, el número es bastante excesivo para la cantidad de botellas que puede usar. Tendrás que rebajarlo, al nivel del npc (90), si lo usara todo, podría comerse 3750 entidades. Ya, ya, entiendo que es de una colección y que no va con las 75, pero creo que el punto se entiende. Liberando contenido puede almacenar más, no es necesario que tenga tantísimos.

De la tabla de mejoras hablaremos cuando estén el volumen máximo colocado en la tabla de akuma porque ahora mismo no puedo valorarla bien por la falta de especificación en el volumen.

Embotellar islas enteras: directamente no, lo siento, ni siquiera sé si esto se podría hacer con el Despertar y a máximo nivel, que probablemente no. El resto de cosas de sus pertenencias tendrás que adaptarlas al volumen máximo que le pongas a la capacidad de embotellar. Probablemente el ejército entero no quepa en una, aunque... ¿seres vivos? no aparece la capacidad de embotellar seres vivos en toda la akuma (y es algo muy distinto a embotellar materia inerte), ya embotella muchísimas cosas sin apenas restricciones. Sé que es por el lore del personaje, pero tengo que valorar la Akuma sin tener en cuenta quién la ha consumido o los objetos que tenga.

Creo, creo, que no me he dejado nada.