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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Jue 22 Abr 2021 - 0:30}

El viaje había resultado de lo más tenso.

Desde que habían salido de aquella isla congelada en escoba todo se había vuelto mucho más intenso. No solo por ir volando -algo que todavía le resultaba extremadamente difícil de creer y a lo que sin duda no se había acostumbrado-, también porque Katharina no había disminuido la velocidad en ningún momento desde que despegaron incluso aunque las turbulencias habían estado a la orden del día. Cuando ambas tomaron la decisión de permanecer juntas al menos un tiempo, nunca esperó que se refería a ir en escoba de un lado a otro. Por lo menos desde que salieron de la isla se había sentido mucho más a salvo. En compañía de aquella peligrosa mujer estaba segura de que nadie decidiría interponerse en su camino, y además ahora tenía una bolsa llena de dinero que le garantizaría algo de seguridad por el momento. No era ni mucho menos lo suficiente como para comprar un barco, pero era un buen inicio.

No sabía exactamente cuánto tiempo habían estado montadas en aquella escoba, lo suficiente como para que las articulaciones inferiores le doliesen más de lo que en toda su vida le habían dolido, y también lo necesario como para poder llegar hasta otra isla. De haberse guiado por el viento, seguramente hubiese podido averiguar exactamente dónde estaban -o por lo menos aproximar el lugar-, pero no era el caso. Y ya que se había pasado la mitad del viaje con los ojos cerrados -no solo por el viento, también por el cansancio que cubría todo su cuerpo-, no podía decir con precisión dónde estaban. Ni siquiera era capaz de distinguir si se encontraban al norte de la isla anterior o al sur. No era un problema demasiado grande, pues confiaba en aquella bruja, pero odiaba lo desconocido.

Definitivamente se alegraba de haber llegado, fuera donde fuese. Por la incomodidad del viaje, por el cambio de clima, pero sobre todo por las canciones. Jamás en su vida imaginó que las escobas pudiesen volar, pero lo que sí que no entraba para nada en sus esquemas es que una escoba voladora fuese también una radio. La música era su peor asignatura de toda la vida. Era incapaz de sentir el ritmo y también era horrible para discernir las canciones como tal, por lo que apreciaba todo tipo de música en general sin distinguir el tipo ni nada así. Pero incluso ella había acabado por odiar esa música infernal que salía... de ninguna parte, al parecer. Al principio había parecido agradable, pero al cabo de unas horas repitiendo las mismas canciones demoníacas -no literalmente- había suplicado pisar tierra firme cuanto antes.

Y por fin habían aterrizado. Aquella isla era extraña. Un muro inmenso separaba las dos partes, aunque una de ellas era bastante más grande que la otra. Y era en esa precisamente donde habían bajado. Frondosos árboles cubrían el lugar, y estaba segura de que había visto por el rabillo del ojo algún que otro puerto importante. Suponía que el comercio era increíble allí, dado que incluso en la lejanía podía ver diversos barcos. Barcos preciosos, preparados para navegar y no para surcar los cielos; Alejadas de la población, habían descendido entre el bosque y no en mitad de la ciudad precisamente para evitar cualquier tipo de inconveniente, o eso pensaba ella.

- ¿Es aquí? - Sujetándose las rodillas, intentando evitar las náuseas y el mareo al que se estaba viendo sometida, elevó un poco la mirada hacia la mujer, completamente tranquila. En realidad estaba empezando a disfrutar de su compañía, puesto que hacía mucho tiempo que no estaba con alguien tanto tiempo. Y resultaba agradable.- Ha sido un viaje... intenso.- Sentía la imperiosa necesidad de tumbarse en la hierba y no levantarse en años, pero lo evitó. Después de todo, ella se había comportado perfectamente con ella y le había ayudado muchísimo. Si estaba viva era gracias a ella. Así que compuso una sonrisa y volvió a erguirse, lista para el inicio de una nueva aventura.- Esto es precioso, y no hace frío. Gracias por traerme.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Vie 23 Abr 2021 - 1:39}

El viaje fue duro y largo desde Kyeskaya, algo que Cheshire expresó en cuanto tocaron tierra firme. La bruja solía olvidar la fragilidad de los seres humanos y rara vez consideraba cómo su propio ritmo de vida afectaba a los demás. Volar durante horas, incluso días, no suponía ningún esfuerzo para ella no solo porque estaba acostumbrada, sino porque su cuerpo aguantaba largas jornadas de trabajo. Sin embargo, incluso Katharina necesitaba descansar de vez en cuando y era una de las principales razones por la que se encontraba en Cliff Island.

La gran fortaleza ubicada en el centro de la isla, cubriendo por completo un pasillo formado naturalmente, fue lo primero que capturó su atención. Se preguntaba quién la había construido y quién era su actual gobernante. Como arquitecta que era, edificaciones imponentes como aquella le llamaban profundamente la atención. Quizá, si le sobraba tiempo, la visitaría. Por ahora lo fundamental era conseguir provisiones y otro medio de transporte, pues Cheshire no soportaría otro viaje de veinte horas sobre la escoba.

—Sí, ha sido un viaje duro, pero seguro que encontramos un hotel decente para quedarnos esta noche —respondió la hechicera mientras echaba un ojo a su alrededor.

Todas las casas eran de piedra, grandes y pequeños rectángulos con ventajas y techos en forma de uve, pero ninguna destacaba demasiado. El suelo adoquinado estaba bien para las carretas que iban de allá para acá, pero sería un desastre para vehículos modernos. Las mujeres vestían largas faldas que les llegaban hasta los tobillos, mientras que los varones iban con calzas y jubones, unos más finos que otros. Parecía ser la típica sociedad del mar del norte, gente arcaica que no conocía las maravillas de la tecnología.

—Bueno, ¿qué te parece si vamos a comer algo? Tengo mucha, mucha hambre y me apetece algo no creado por mí —le preguntó, volviendo la mirada a Cheshire.

Había escuchado que la región sur de la isla era gobernada por los marines, mientras que el norte (donde se encontraba ella) era controlado por distintas bandas piratas. El comercio no era especialmente fuerte, pero servía para subsistir en un mundo duro e injusto. Los piratas no le encendían tanto la llama interna como los marines, y el rencor contra la Marina era la principal razón. Si Cheshire estaba de acuerdo, terminaría visitándolos incluso antes que a la fortaleza. Tenía muchísimos asuntos pendientes con esa gente y era hora de resolverlos.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Vie 23 Abr 2021 - 19:50}

Como hacía nada más llegaba a cualquier lugar nuevo, se puso a examinar cada zona, lugar que podía captar su vista, e incluso cada árbol o planta cercano. Era su forma de intentar quedarse con cualquier detalle que pudiese ayudarle en caso de perderse. Desde luego no solía servir para nada, pero por lo menos se quedaba con lo bueno y lo bonito de cada sitio. Y con eso tendría que valer. Cuando miró hacia Katharina nada más bajar se percató de que ella hacía más o menos lo mismo, dirigiendo su mirada hacia una especie de fortaleza. Verle con tanto interés puesto sobre algo así le hizo sonreír, y se preguntó si querría ir a verla por dentro. Si así era, incluso aunque no estuviese permitido, le garantizaría una entrada para que pudiesen disfrutar de ese lugar. Seguramente ella pudiese entrar de forma más sencilla, pero quería hacerlo por ella. Justo iba a preguntárselo cuando empezó a hablar.

- ¿Hotel? ¿Vamos a quedarnos en un hotel? - Con los ojos abiertos como platos, volvió a observar a su alrededor. Estaba segura de que una habitación en un hotel en un sitio como ese, tan lleno de comercio y gente costaría una fortuna. Y si no era una fortuna, seguro que sería mucho más de lo que ella podía permitirse en aquel momento. Sí, había ganado algo de dinero, pero ese tipo de oportunidades trabajando para los demás escaseaban, y no podía dejarse el dinero en algo semejante. Por mucho que quisiese. La vida le había enseñado a no despilfarrar el dinero así como así pese a su procedencia.

El corazón empezó a latirle de forma más rápida pensando en cómo decirle que no podía darse semejante lujo. Había pasado los últimos años vagando y durmiendo en tejados o casas abandonadas. En rincones oscuros y callejones medianamente cálidos con acceso a chimeneas. En general, en la calle. Y lo último que quería era darle pena a Katharina, puesto que no era su intención seguir aprovechándose de sus habilidades o su nombre. Así que tenía que buscar una excusa lo suficientemente creíble como para abandonar esa idea. Si ella quería dormir en un hotel podía hacerlo, desde luego, pero ella... ya encontraría otro lugar en el que dormir. Por el momento, lo que sí que podía permitirse era una comida. O eso esperaba, al menos.

- Sí, yo también tengo hambre. Seguro que hay algún sitio en el que podamos sentarnos tranquilas-. Comentó, forzándose un poco a componer una sonrisa. En cuanto entraron en el pueblo, se dio cuenta de lo anticuadas que parecían las vestimentas de la gente en los alrededores. Todos ellos parecían sacados de cuentos antiguos, y se preguntó exactamente por qué alguien accedería a llevar semejantes faldas. Si casi parecía que no pudiesen moverse con tanta tela de por medio.

Pasando por diferentes callejones llenos de algún que otro puesto -de frutas, verduras y otro tipo de cosas con las que la gente comerciaba-, la joven iba buscando un bar o un restaurante en el que poder comer cuando descubrió, en uno de los laterales, un comercio totalmente diferente. Joyas. De todo tipo, pendientes, pulseras, collares... pedrería engarzada en diversas piezas preciosas. Y su objetivo; La gente pasaba a su alrededor maravillada, e incluso a ella, que no sentía extremada simpatía por ese tipo de cosas, le llamó la atención. Supo en el mismísimo instante en que vio que tanta gente pasaba cerca del comercio que era una oportunidad de oro. Casi literalmente.

Despistándose un segundo de Katharina, aunque manteniendo aún algo de contacto con ella a través de la gente -pues resplandecía como ninguna otra persona-, se acercó hacia esa zona. Preparó uno de los bolsillitos internos de su capa, y, nada más fijarse en una pareja que decidía moverse hacia el puesto, se movilizó también, trazando una pasada muy rápida aprovechando que la vista del tendero estaba completamente fija en ellos dos. Como si de una sombra se tratase, cogió aquello que había estado buscando, esa pieza a la que le había echado el ojo y que le interesaba más que ninguna otra.

Y entonces volvió junto a la bruja con una sonrisa de oreja a oreja, intentando disimular sin conseguirlo.

- ¿Vamos? - Preguntó de forma pícara, volviendo a camuflarse entre el resto de gente a su alrededor.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Mar 27 Abr 2021 - 5:42}

—¿Por qué la sorpresa? ¿No crees que estás a la altura de lo mejor de este lugar? —le respondió con una sonrisa cargada de arrogancia, pero con una suave nota de dulzura—. No te preocupes por el dinero, podrás pagarme en otro momento. Tendrás muchas oportunidades a futuro, así que vamos y no aceptaré un no por respuesta.

Los idiotas superfluos presumían el dinero, pero la gente como Katharina alardeaba de cosas más significativas. Podía enorgullecerse tanto de su fuerza como de la familia que había formado sin darse cuenta, así que unos pocos billetes le importaban lo mismo que el horóscopo semanal. Sin embargo, sabía que Cheshire no aceptaría su invitación si no fuera de otro modo. Además, tampoco quería ofender su orgullo y le veía como a una igual. Sí, era infinitamente más frágil, pero tenía una fuerza que los demás no.

Caminó junto a su compañera y se detuvo en el mercado, preguntándose por qué había parado. Cheshire se alejó por un momento, pero necesitaba mucho más entrenamiento para desaparecer de su vista. Le siguió en todo segundo, sintiendo curiosidad por lo que estaba haciendo, y sonrió cuando por fin lo descubrió. Hacía mucho tiempo, luego de haberlo perdido todo, también tuvo que robar para sobrevivir. Detestaba el comportamiento de la gente incivilizada (aunque bien podía reducir a cenizas un pueblo), pero a veces no había más opciones que caer en este.

—Tienes manos ágiles, ¿eh? —le comentó, devolviéndole una sonrisa pícara—. Dicen que en el sur hay un gran cuartel marine, uno bastante importante. Si robas lo más valioso que tienen, te mostraré algo sorprendente —le propuso como un juego entre dos chicas que se lo estaban pasando bien, dos chicas rebeldes que no les importaba nada—. Pero primero vayamos a comer, muero de hambre.

Cuando abandonaron el mercado, la bruja escuchó a un hombre quejarse de que le habían robado, pero ya era demasiado tarde para encontrar a la responsable. Por otro lado, tenía suerte de que nadie le hubiera reconocido. Odiaba a los admiradores y mucho más a los acosadores. Prefería a los cazarrecompensas y a los mercenarios que pretendían conseguir el favor de Viktor Elrik. Se había enemistado con el Rey del Bajo Mundo hacía casi un año, pero el nombre de Katharina era lo suficientemente imponente como para que nadie se atreviera a oponerse.

De pronto, sintió un aroma que le hizo parar en seco. Cualquiera pensaría que la bruja era una chica ostentosa amante de los restaurantes lujosos y eventos glamurosos, pero en realidad era mucho más sencilla e instintiva, al menos tratándose de comida. Algo de ese pequeño edificio de madera, ventanas arqueadas y aspecto cálido, le había llamado la atención. Seguro que había mejores locales en la ciudad, sin embargo, se había obsesionado ya por uno.

—¡Bienvenidas! —anunció una mujer sonriente que secaba un plato. Cuarenta años, cabello tomado en un moño, unas cuantas lorzas por el paso del tiempo y una sonrisa radiante—. ¡Tomen asiento! ¡Enseguida las atiendo, chicas!

Si bien el restaurante era bastante rústico y sencillo, tenía la decoración propia de un hogar que lo volvía familiar y cálido, encantador en cierta forma. Todo el suelo era de madera y las mesas eran rectangulares. El comedor estaba dividido por un gran panel en el cual había decenas de flores y plantas diferentes. Al fondo había un pequeño estanque con una rueda de molino y una bonita cascada que hacía un ruido tan tranquilizante.

La bruja asintió con la cabeza, sintiéndose orgullosa de su instinto, y luego tomó asiento.

—No te cortes, puedes pedir lo que quieras. ¡Algo me dice que la comida de este lugar es espectacular! —comentó dejándose llevar por la ilusión.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Mar 4 Mayo 2021 - 12:00}

Nunca le había gustado estar en deuda con alguien, pero comprendía que no podía negarse en semejante situación. No quería ofender a Katharina ni hacerle pensar que no se alegraba de que alguien le cuidase. Y por encima de todo, tampoco quería que pensase que no quería comer con ella ni nada así. Por lo que se limitó a asentir tranquilamente. Cuando tuviese dinero, fama y algo más de poder dentro del mundo se aseguraría de pagar cada favor, cada ayuda. Le devolvería hasta el último berrie, y también se aseguraría de encontrar lo mejor para ella.

En cierto modo, eso era lo que había hecho. Acercarse y arriesgarse a robar aquella joya no era nada comparado a todo lo que Katharina había hecho por ella en el tiempo que habían estado juntas. Sabía por su parte que no podría otorgarle algo demasiado ostentoso, que si gastaba todo el dinero que había ganado en algo así sería inútil. Y por eso había conseguido aquello, algo lo suficientemente bueno como para entregárselo. Entre sus dedos enguantados, guardado en aquel bolsillo, todavía sentía la textura del metal del anillo robado. Si había elegido ese era por su elegancia, así que lo único que necesitaba era encontrar un buen momento para entregárselo... Solo que no esperaba que ella se hubiese percatado de su pequeña travesura.

- Eh... bueno, yo...- Mostrando una suave sonrisa avergonzada, se rascó la mejilla. No sabía qué podría llegar a pensar si descubría que sobrevivía robando, pero esperaba que no perdiese la fe en ella solo por algo así. Al fin y al cabo, era su forma de seguir siendo ella misma.- Algo así-. Mencionó, terminando de bajar nuevamente la mano hasta el bolsillo. Ahora que había conseguido semejante tesoro, no podía dejar que alguien más lo robase por ella; Escuchó pacientemente la historia de la base marine enarcando una ceja. ¿De verdad quería que fuese y robase algo? ¿A la marine? Echó un vistazo a su alrededor, intentando ver en la lejanía algo que pudiese ser un gran edificio, lo suficiente como para ser aquella base a la que se refería. Pero al no ver nada, se limitó a seguir a Katharina-. Bueno, ¿qué es lo más valioso que tienen? Es posible que pueda robarlo.- Con una sonrisa, aceptó aquel reto.

Se dio cuenta, tal vez algo tarde, de que había pocas cosas que no haría por aquella mujer. Quizá era porque aquella fuerte luz que emanaba le había envuelto por completo. No lo sabía, pero lo averiguaría pronto.

Siguiendo sus pasos, dejó pasar varios restaurantes, esperando que fuese ella quien decidiese. Continuó pasando por las calles, observando múltiples personas de un lado a otro, pero no parecía querer detenerse en ninguno de aquellos bares. Tampoco le sorprendía, la mayoría de ellos no parecían estar a la altura de ella, y los otros lucían extremadamente aburridos. Pero de pronto, aquella mujer que tan fascinada le tenía echó a andar en dirección a otra casa, y no pudo evitar seguirla con rapidez. El sitio no parecía demasiado lujoso, pero tenía cierto encanto. Y algo que no podía definir bien, pero que resultaba atractivo a la vista. Rústico, bonito, e incluso algo romántico. Las flores eran hermosas, la madera le daba un toque bonito y sencillo... Sí, podía decir que era un buen sitio solo con entrar.

En cuanto una mujer se acercó a ambas para indicarles que tomasen asiento, sonrió y se dirigió junto a Katharina a una de las mesas vacías. Todo a su alrededor parecía mágico, sobre todo los colores de las flores y las plantas, que le hacían ver aquel lugar como si fuese una de las casas dentro de un cuento de fantasía. El aroma que llegaba de otros platos en mesas de gente cercana, además, le abría el apetito y le hacía sentir incluso más hambre. ¿Cuánto hacía que no había comido algo bueno? Demasiado tiempo, desde luego.

- No sé muy bien qué pedir...- Contestó con sinceridad, echándole un vistazo a la carta. Con las manos enguantadas, pasaba las páginas en las que ofrecían todo tipo de platos.- Todo parece delicioso.- Y es que conforme más leía, más ganas tenía de pedir de forma aleatoria cualquier cosa, puesto que no estaba segura de poder decidirse por algo en específico. Al final tuvo claro lo que quería en cuanto leyó "miel" en el menú. De pequeña siempre había apreciado la miel por encima de todo. Recordaba que por su cumpleaños, su madre encargó una gigantesca tarta de queso y miel y a partir de ese momento y durante el siguiente mes lo único que comió fueron platos hechos con esa miel.- Creo que... quiero el salmón con miel y mostaza...- Elevó la mirada hacia ella con brillo en los ojos, algo avergonzada aún.- ¿Qué vas a pedir tú?


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Jue 20 Mayo 2021 - 23:40}

Miró la carta con expresión serena, pero la verdad es que por dentro estaba a punto de tocar el botón de pánico: entre tantas opciones no tenía idea de cuál escoger. El lomo de carnello y arroz negro de Minipatúm sonaba atractivo, un poco exótico, pero atractivo; el huevo de gallina gigante libre parecía simple pero potente, pues pesaba cinco kilos; también estaba el Vaso de Agua, un simple vaso de agua gratis que estaba ahí por estar.

Sintió envidia por la determinación de Cheshire y quiso poder decidir tan rápido como ella, pero aún estaba entre la lechuga roja de los Lagos de Maxipatúm y el Plato Sorpresa. Pedir el menú completo era la opción más inteligente, aunque no quería quedar como una glotona frente a Cheshire; mantendría un poco más la imagen de… de lo que sea que mostrara.

—Ay, es difícil… Quiero el lomo de… No, espera, el huevo de gallina gigante libre es contundente, pero si quisiera hacer dieta la lechuga roja de… ¿Sabes qué? Dame el Plato Sorpresa.

—¡Que así sea pues!

La mujer risueña se arremangó el vestido y caminó a la cocina mientras tarareaba una alegre canción.

—Me gusta la música —dijo con una sonrisa arrogante y luego chasqueó los dedos. De pronto, la afable y atrevida primera nota de un piano invisible apartó al silencio, y entonces el suave golpeteo a la caja se unió—, espero que a ti también.

Si bien la magia no influía directamente en la realidad, permitía maquillarla para hacer trucos sencillos como ambientar un buen almuerzo. La melodía del saxo era quizás demasiado dulce, tal vez un poco melosa. Pero los agudos solos de piano cambiaban el ritmo y el tono, hacían que el corazón latiese más rápido. La música emitía una confortable tranquilidad, aún más exquisita que la sensación tras haber terminado por fin todo el trabajo. Porque por un momento, aunque tuviera una guerra encima, Katharina quería sentirse como una chica ordinaria y sin ningún peso en los hombros.

—¿Tienes un sueño, Cheshire? —preguntó de pronto mientras esperaba la comida—. Durante mucho tiempo he pensado que el mío es un mundo sin el Gobierno Mundial, pero mientras más reflexiono sobre esta idea más me doy cuenta de que no es un sueño, sino una estúpida venganza por… —Se cortó de golpe cuando notó que estaba hablando más de la cuenta. ¿Por qué? Ese no era su estilo—. Un mundo sin el Gobierno Mundial estaría bien, pero creo que no es lo que realmente quiero. ¿Y tú? ¿Qué es lo que deseas?


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Vie 21 Mayo 2021 - 7:41}

Todavía estaba nerviosa porque no sabía si lo que había pedido llegaría a gustarle con los gustos que tenía en aquellos momentos. De pequeña sí que había apreciado mucho el sabor del salmón, pero llevaba tanto tiempo comiendo sobras y pan rancio que tal vez su paladar se había acostumbrado a comer mal. Solo esperaba que no, porque cada plato que veía pasar por el rabillo del ojo tenía un olor más profundo y delicado. Por algún motivo, le pareció adorable que Katharina también tuviese ciertos problemas en cuanto a la elección del plato, pues suponía comprender una faceta un poco más humanizada y alejada del personaje que podía llegar a adoptar con los demás en pos de preservar su fama. Por norma genera, entendía que ese tipo de personas, llenas de responsabilidades y algo que mantener evitasen mostrarse como realmente eran en público. Así que le agradaba saber que por lo menos la Bruja podía comportarse como quería con ella. Resultaba agradable.

- Me gusta la música, aunque soy un poco desastre con ella.- Contestó, sonriendo de forma ladeada ante las notas que lograba percibir desde su posición. Eran agradables, el tono irregular y el compás que seguía cada tenue y diminuto ritmo. No podía comprender nada de aquello, pues nunca se le había dado bien dejarse guiar por la música. Incluso aunque sus profesores quisieron enseñarle a tocar algún refinado instrumento -pues pretendían que una señorita como ella supiese hacer de todo-, se negó en rotundo y ni siquiera sus padres pudieron hacerle cambiar de opinión. Y ahí quedó. Apreciaba la música, y disfrutaba enormemente de su compañía, pero no podía decir que fuese mutuo-. Cuando era pequeña me intentaron enseñar a tocar el piano, pero no duré ni dos días. Así que soy un poco negada.- La joven pirata se encogió de hombros, llevándose un dedo a la mejilla para rascársela un poco. Tal vez con una pizca de vergüenza ante la situación, aunque no le preocupaba demasiado no comprender los compases. Al final, sabía que a cada persona se le daban mejor unas cosas que otras.

Escuchó a Katharina elevando la vista nuevamente. El pequeño espacio silencioso que había caído entre ellas apenas había durado un instante, no lo suficiente como para que le preocupase. Ella le preguntó sobre un sueño, algo que para Cheshire siempre había estado presente en su vida, y sintió que su corazón se encogía y que le faltaba el aliento. Desde que estuvo con los pequeños en aquella isla le había costado mucho hablar sobre sus objetivos con los demás. Sí, no le importaba exponer a los cuatro vientos que se convertiría en reina de los piratas, pero nunca iba más allá. Pero conforme ella siguió hablando sobre el Gobierno, sobre un mundo sin ellos, supo que quizás había mucha más gente buscando algo similar en el mundo. Que tal vez no estuviese sola en aquella especie de venganza personal que había tomado contra ellos. Y eso le hizo sonreír.

- Creo que no puedo decir que tenga un único sueño-. Llevándose ambas manos a las piernas, entrecerró una encima de la otra, frotándose los dedos índices con el contrario en un intento por permanecer calmada mientras hablaba. Solía hacer mucho ese tipo de gestos, aunque siempre en posiciones en las que los demás no pudiesen ser demasiado conscientes de ellos. Por si acaso-. Conforme he ido viajando he descubierto a gran multitud de personas con distintos sueños. Algunos resultaban simples y fáciles de cumplir, otros costarían una vida entera.- Bajando la voz conforme seguía hablando, también deslizó la mirada hacia el mantel, casi como si le costase mantener la vista en alto.- He visto sueños ser arrebatados y... creo que no fue justo. Me gustaría cumplir con los sueños que ellos tenían, así que los he hecho parte de mí misma-. Ella sabía que se trataba de un comportamiento infantil, de una carencia que tenía y que no podía llegar a evitar. Centrarse en lo que otros querían resultaba perjudicial, pero aun con todo no estaba dispuesta a cambiar de opinión-. Supongo que lo más general sería que quiero un mundo de paz para todos independientemente de su raza o etnia. Sin sufrimiento, sin un Gobierno reclamando todo tipo de cosas para sí mismos, libertad absoluta-. Elevó la vista nuevamente, con una pequeña sonrisa.- Y para eso tengo que convertirme en la reina de los piratas.

Decir algo semejante delante de alguien que ya había avanzado tanto en la carrera que se desarrollaba en Grand Line resultaba irónico y lo sabía. En realidad, exponer su sueño delante de alguien así resultaba duro y algo temeroso, pero por algún motivo no le preocupaba demasiado. Ella podía tomárselo a broma, ignorarlo sin más o declararle la guerra por semejantes palabras. Lo aceptaría pasase lo que pasase, pues tenía claro su sueño y no iba a retractarse. Al fin y al cabo, Cheshire era ese tipo de persona que jamás faltaría a sus promesas por muy duras que fuesen las adversidades.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Mar 25 Mayo 2021 - 18:41}

La mujer risueña llegó con un gran plato de salmón cubierto de miel. Tenía una presentación maravillosa y el aroma que expedía el pescado le abría el apetito hasta a un vegano. Antes de que la bruja pudiera preguntar cualquier cosa, la dueña del restaurante mencionó que regresaría con el Plato Sorpresa.

Y así lo hizo.

Katharina se preguntó cómo la mujer risueña podía tener tanta fuerza como para levantar el enorme cuenco de greda. Lo dejó caer con suavidad sobre la mesa y la bruja tuvo que correr la cabeza para poder mirar a Cheshire, pues el platillo tapaba toda vista. Estaba seccionado en ocho partes y cada una de estas tenía un alimento diferente. Eran tantos, y todos tan exóticos, que aprenderse sus nombres era imposible. Además, ¿importaba?

—¡Esto es un milagro! ¡Bendito Plato Sorpresa! —se alegró la hechicera, cogió el tenedor y comenzó a escuchar mientras Cheshire respondía a sus palabras.

Quizá lucía un poco distraída, pero había escuchado todo lo que había salido por la boca de la chica: no sabía tocar el piano, tenía muchos sueños y quería convertirse en rey de los piratas. Continuó comiendo mientras asentía con la cabeza, pensando en que de verdad era una chica ambiciosa, es decir, para soñar con la libertad absoluta había que…

—Espera, ¿qué? ¿Reina de las Piratas? —Recién había reparado en ello—. Aún hay muchos soñadores que buscan el One Piece, pero aún nadie lo ha encontrado. Estás apuntando a lo más alto, Cheshire, así que ten cuidado. —Como enfrentase a uno de los grandes poderes del mundo...—. No ofenderé tu ambición diciendo que renuncies, pero te daré un consejo de alguien que ha estado en el Nuevo Mundo: no intentes hacerlo todo tú sola, lo pasarás mal.

La bruja dejó que la fuerza de su espíritu fluyera como un río, pero la contuvo lo suficiente para evitar desmayar a Cheshire. La presión que debía sentir sobre sus hombros era solo una pequeña muestra de lo que tendría que superar en el futuro. Por primera vez no lo hacía para demostrar algo o por pura arrogancia, sino más bien era una advertencia.

—Me agradas, no eres como el resto de los idiotas que suelo conocer, pero si persigues ese sueño, tarde o temprano tendrás que enfrentarme y no me contendré. Si lo hiciera estaría insultando tu fuerza, ¿no? —dijo por último, volviendo a contener su espíritu y centrándose otra vez en el plato para sonreír como una niña emocionada.

Terminaría de comer y marcharía a las murallas que dividían la isla, después de todo, había desafiado a Cheshire.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Mar 25 Mayo 2021 - 19:44}

Llevaba años sin ver un plato tan cargado de comida. Y tan diferente en todos los aspectos. Definitivamente el plato que había pedido Katharina resultaba increíble no solo por la inmensidad del mismo, también por todas las secciones que tenía. No sabía bien cómo demonios se iba a comer todo eso, pero esperaba que no tirase nada a la basura. Mientras tanto, ella fue troceando el salmón que le habían llevado. Lucía tan brillante y olía tan bien que se le hacía la boca agua, así que no dudó un segundo en probarlo, y resultó ser lo mejor que había comido en años. Cada sabor se fundía con los demás y generaba nuevos, provocándole una paz inmensa. Definitivamente se había vuelto parte de sus platos favoritos.

- Que aproveche...- Comentó brevemente antes de hincarle nuevamente el diente a su plato, y aunque tuvo que hablar en varias ocasiones, no paró hasta que terminó todo lo que había. No se dejó ni una pequeña migaja de salmón, ni una verdura. Si hubiese tenido pan, incluso hubiese limpiado el plato y, de haber estado sola, tal vez incluso lo hubiese lamido hasta terminarlo. Definitivamente los años en la calle pasaban factura.

Conforme la bruja hablaba, escuchó atentamente. Desde luego que sus sueños eran ambiciosos, precisamente de eso trataban los sueños. No era una persona a la que le bastase algo como "saber hacer pan" o "conseguir un trabajo idóneo". No, ella quería todo. Aspiraba a lo más grande porque solo desde el punto más alto podría llegar a expresar sus sentimientos con respecto al mundo. Solo desde la cima conseguiría cambiar algo. El título de rey de los piratas no le importaba lo más mínimo, como tampoco le importaba tener que hacerlo todo sola. Era lo que había elegido tiempo atrás, ¿cómo podía pensar siquiera en echarse a un lado?

- No te pre...- No continuó hablando, pues sintió que su pecho empezaba a volverse pesado. No solo su pecho, también sus hombros, sus extremidades, e incluso su cabeza le estaba fallando. Algo le hacía sentir incómoda, pero no sabía reconocer exactamente qué era. Se esforzó por tratar de apartar semejante sentimiento de su cuerpo, pero ni siquiera comprendía lo que estaba ocurriendo, así que únicamente esperó a que pasase. Cuando así fue, respiró con fuerza, recogiendo el aire que no sabía que le faltaba. Alargó su mano hasta el vaso de agua y dio un largo trago, buscando tranquilizarse, y elevó nuevamente la mirada hacia Katharina. Aunque había estado pensando en sus propios latidos irregulares, le había escuchado-. Yo... sí, entiendo que llegará un momento en el que tendremos que enfrentarnos. Pero no me voy a retractar y pienso cumplir mi sueño cueste lo que cueste-. Afirmó.

Después de aquello no dijo mucho. Esperó a que su acompañante terminase de comer, todavía con un ligero cosquilleo de angustia en el pecho y se mentalizó para lo que tendría que hacer a continuación. Como había hecho una declaración de intenciones mucho más amplia de lo que esperaba, no podía retractarse ni negarse a ello. Ya había recibido un golpe de agua fría con las palabras de la bruja, recordándole precisamente que el mundo estaba lleno de peligros y que tendría multitud de problemas a la hora de cumplir sus objetivos. Ahora solo quedaba demostrarle a sí misma, al mundo y a la bruja que podía llegar a cumplirlos. Y tenía una oportunidad perfecta con la especie de apuesta que habían hecho entre ambas.

Pese a que normalmente lucía risueña y encantadora, cuando salió del restaurante estaba seria, firme. Tenía un objetivo en mente y pensaba cumplirlo pasara lo que pasase. La curva de crecimiento de alguien no siempre es un proceso gradual. Con unos buenos cimientos y una pizca de imaginación solo se necesita un empujón para hacer que alguien cambie. Aquel era el cambio que había estado necesitando desde que se embarcó por su cuenta en una aventura, y ya que había sido gracias a Katharina, ella sería la primera en observar su evolución y la de su voluntad.

Se quedó observando las murallas con el ceño ligeramente fruncido. Había un largo camino hasta el cuartel, pero pretendía entrar por la puerta grande y demostrar desde el minuto uno que era capaz de hacer lo necesario por hacer cambiar el mundo. No, por cambiarlo no. Por hacerlo temblar y sacudirlo por fin.

- ¿Nos vemos al otro lado? - Preguntó, sin poder evitar sonreír. Intuía que ella no interrumpiría aquella especie de prueba y que únicamente tendría que valerse por sí misma. No podía pedir nada mejor.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Miér 9 Jun 2021 - 20:28}

¿Cumplir un sueño sin importar el costo? Hacía un tiempo hubiera estado de acuerdo con la actitud de Cheshire, incluso le habría felicitado y se habría mostrado orgullosa por conocer a alguien tan distinto al resto de las personas. Sin embargo, y a pesar de no haber sufrido ninguna baja importante, la guerra había cambiado su forma de ver las cosas.

Quería creer que la niña estúpida, caprichosa e imprudente había desaparecido, pero sabía que aún estaba ahí. Acabaría metiendo la pata, sabía que lo haría. La guerra no había terminado y debía enfrentar al Emperador, debía derrotarlo con sus propias manos y despojarlo de este mundo para siempre.

Pero no lo haría si el precio a pagar eran las vidas de sus amigos.

La bruja creía que tener un sueño estaba bien, los seres humanos necesitaban un impulso irracional que los empujase hacia delante, necesitaban un «motor de acción». No obstante, era impensable estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa, a pagar lo que fuera por hacer realidad el sueño buscado, pues había seres queridos que proteger, una familia que cuidar y, por hipócrita que pudiera sonar, inocentes a los que mantener alejados. Así que no, Katharina no estaba dispuesta a sacrificar a sus amigos, a transformarlos en una ficha de canje únicamente para hacer realidad un sueño nacido de la venganza.

—Con el tiempo me he dado cuenta de que las palabras tienen más valor del que los seres humanos creemos comúnmente, así que ten cuidado con lo que dices, Cheshire —le aconsejó con un tono amable, como si le estuviera hablando a una niña pequeña.

Abandonó el restaurante, no sin antes dejar, por primera vez, una cuantiosa paga y entonces voló con Cheshire encima a las murallas de la isla.

El gran muro que dividía la isla en dos, una región “buena” y la otra ajena y distante a la ley, tenía como mínimo unos treinta metros de altura. Hecha a base de basaltos, la imponente estructura humana se extendía por unos cuantos kilómetros, cortando a la perfección el valle central. Cada determinados metros había una torre de techo puntiagudo que sobresaltaba sobre las demás edificaciones y, de acuerdo a lo que Katharina vio, eran ocupadas por francotiradores.

Descendió frente a la gran puerta doble de la región norte y entonces ocultó su rostro. No quería que le reconocieran, pues desafortunado sería para Cheshire que le relacionaran con Katharina. Igual podía cambiar de aspecto, pero eso para después.

—Cruzaremos juntas la muralla —determinó la hechicera con una sonrisa y alzando el índice—. Pudimos haberla cruzado por aire, es cierto, pero quiero verla por dentro. Y, quién sabe, puede que encuentres algo útil.

Luego de echarle un vistazo a la muralla llevaría a Cheshi al cuartel marine.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Miér 16 Jun 2021 - 15:21}

Aquel día se había dado cuenta de muchas cosas nuevas. La primera de ellas era que, pese a todo, seguía siendo capaz de pasar desapercibida entre la población para cumplir sus objetivos. La segunda era que, aunque todo auguraba a que le depararía un futuro difícil y lleno de retos, no se había retractado. Y si había conseguido no echarse atrás cuando tenía a Katharina delante, entonces estaba segura de que eso no pasaría jamás. Aunque sus palabras habían dolido un poco, su determinación continuaba en alza y no pensaba detenerse. Creía entender el coste de lo que cada uno llegaba a decir, de cuanto una persona podía llegar a pagar por decir o hacer algo en concreto en un momento determinado y con las personas incorrectas, y era precisamente porque lo comprendía que, por mucho que pasase en su vida nunca cedería ante lo que otros quisiesen. Ni se echaría atrás con sus palabras o actos. Si debía pagar por ellos entonces lo haría.

- Lo sé-. Y odiaba que le tratasen como a una niña. Estaba segura de que aquella capitana que tenía justo delante había pasado cosas muchísimo peores que ella, pero eso no le daba derecho alguno a tratar a los demás como si no hubiesen sufrido o como si comprendiesen su pasado. No dijo nada al respecto, pues eso era algo que solo ella podía empezar a ver y, por mucho que tratase de explicárselo sabía que era algo que cada uno debía entender en su debido momento. Tal vez aún no le había llegado a ella, o tal vez nunca llegase. Pero en cualquier caso no le correspondía esa charla a ella. No cuando seguía siendo una niña entre un mar de monstruos-. No me voy a retractar en lo que digo. Lo siento-. La joven compuso una pequeña sonrisa aunque sin un ápice de felicidad. Una mueca que, aunque distaba de ser triste, lucía como tal.

Frente a aquellas murallas, aún sin dar el paso definitivo hasta el frente, supo que lo que hiciese allí, fuera lo que fuese, sería definitivo. Si hasta el momento había estado en una especie de acantilado entre la vida común y corriente como ciudadana y la vida pirata, cruzar las puertas del cuartel comprenderían su iniciación. Aunque había tenido diversos inconvenientes con la justicia hasta el momento, no había nada comparado a irrumpir directamente en un lugar semejante. Por un momento, se preguntó si todas las decisiones que había tomado le habían llevado irremediablemente hasta allí. Si había pasado por tantas cosas para ser capaz de dar el paso hacia delante en el momento necesario. Pero sobre todo, se preguntaba si sería capaz de dejar atrás la seguridad de las sombras para enfrentarse a un nuevo amanecer lleno de peligros y problemas.

Sí. Era capaz.

- Entremos entonces, no hay tiempo que perder. Supongo que las cosas se pondrán interesantes a partir de ahora, ¿eh? - Preguntó la joven, obviando aquella mirada perdida que había estado componiendo hasta el momento. Miró hacia sus propios pies y después echó un vistazo al frente. Y dio un paso. Luego otro, y cuando terminó de soltar el aire que ni siquiera sabía había cogido, supo que las puertas hacia su futuro se iban abriendo poco a poco. Atravesando el lugar sin ningún tipo de duda, sintió esa pequeña felicidad que se hace presente ante quienes están determinando por sí mismos su futuro.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Miér 11 Ago 2021 - 4:21}

Por mucho que hubiese gente que confundía las cosas, nada borraba el hecho de que había una sutil diferencia entre la ambición y la estupidez. La bruja había aprendido esa lección tras haberse comido más de una humillación, pero creía haberla aprendido. Ahora, no parecía que Cheshire fuera estúpida e incluso estaba bien que se mantuviera firme al no retractarse, pero aún había un enorme mundo que desconocía.

—¿Por qué te disculpas? Si puedes sostener lo que dices incluso en frente de mí, es porque de verdad aspiras a ser la Reina de los Piratas. Ánimo con eso, Cheshire, te estaré apoyando —dijo finalmente, dedicándole una sonrisa sincera—. Y si llegamos a chocar espadas, espero que no lo hagamos como enemigas.

¡Qué bonito era ser joven y soñar! No es que la bruja fuera una bruja amargada, pero había transformado los sueños en objetivos. Y cada vez daba zancadas más grandes para fundar el primer Imperio Pirata de la historia mundial, pero eso es parte de otro relato.

******

Dentro había mucha gente, muchísima. Había un montón de comerciantes que querían pasar de un lado a otro con sus larguísimas caravanas, y también había marines con fusiles en la espalda y sables en la cintura vigilando de aquí a allá. La bruja los detestaba, aunque tampoco le ardía la sangre nada más verlos. Además, era trabajo de Cheshire llamar su atención y darles una buena paliza, o cortarlos en trocitos y ser un poco más cruel. No le molestaría que fuera cruel.

También había civiles que, supuso la hechicera, intentaban escapar del dominio criminal pues no era demasiado agradable. ¿A quién le gustaría ir por la calle y ser atracado por tres don nadies? A algún tonto seguro le gustará, pero a la gente normal no. El territorio controlado por la Marina parecía más un paraíso, aunque no iba a durar mucho porque iba una verdadera calamidad hacia allá: Cheshire, La Destructora de Cuarteles; Cheshire, La Devoradora de Fusiles; Cheshi… Espera, ¿eso último seguro que suena bien?

—Tú las harás interesantes —aseguró la bruja, acomodándose el sombrero para que no le reconocieran—. ¿Quieres hacer un poco de caos mientras doy un paseo? Avisar al cuartel de tu llegada estará genial.

En realidad, ya había visto todo lo que quería ver. Las enormes columnas de piedra que terminaban en un arco, las finas terminaciones que mostraban la habilidad de los constructores, la distribución del paso entre regiones… Sin lugar a duda, era una construcción fascinante, aunque ni por asomo competía con la Torre de Géminis. Y hablando de maravillas de la arquitectura, la hechicera tenía pensado construir un puente submarino que conectase el North Blue con el Nuevo Mundo, aunque necesitaría muchos recursos.

Qué bonito era soñar y ser joven.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Miér 11 Ago 2021 - 6:09}

Explicar lo que sentía en ese momento era difícil. Cierta presión sobre sus hombros, desde luego. Ansias por demostrar lo que llevaba tiempo queriendo enseñarle al mundo. Miedo por si acaso no era lo suficientemente fuerte, pero a la vez esa voluntad que siempre había tenido consigo y que podía llegar a partir montañas. Determinación, la determinación para provocar un cambio en el mundo. Uno que consiguiese surcar los mares y terminar con todo cuanto creía injusto e incorrecto. Una determinación capaz de atravesar hasta la más alta muralla. Y todo eso, en su conjunto, siendo la libertad que había ansiado incluso desde que se encontraba entre las paredes de su casa en Mary Geoise. Esa libertad que creía poder encontrar hasta en los más oscuros abismos y que le guiaba día tras otro, cada mañana al despertar y cada noche al acostarse.

Pues si algo había aprendido era que cada persona, independientemente de su raza o posición social, nacía libre.

Libre de garabatear el mundo a su modo, de dejar una huella que prevaleciese en el tiempo. Y eso era lo único que ella anhelaba. Otorgarle a aquellas personas que no podían hacerlo por su cuenta la libertad con la que siempre nacieron y debieron conservar. Nunca jugaría a ser Dios, pero las personas capaces de preservar en la historia y en el tiempo la esclavitud y las humillaciones recibirían su castigo. No, era un Dios. Y lo más parecido a las llamas que nacían de su voluntad eran las llamas del purgatorio.

Las palabras de la bruja habían bastado para avivar esas llamas que creía extintas hacía tiempo. Hasta el momento y desde que había empezado a huir no había estado envuelta en muchas peleas. Las había evitado todo lo posible porque, en realidad, no disfrutaba hiriendo a los demás. Claro que eso únicamente se aplicaba a las personas inocentes. Y quienes continuaban siguiendo los designios del gobierno mundial sin siquiera intentar oponerse, trabajando por seguir con esa falsa paz que tanto aireaban desde luego no eran inocentes ni mucho menos. Todo lo contrario, luchaban contra la igualdad y junto a los opresores. Eso lo sabía muy bien.

- Está bien. Disfruta del espectáculo.- Palabras simples. Demasiado simples para lo que tenía pensado. Como si acabase de despertar de un mal sueño, Cheshire levantó lentamente la cabeza y miró a los cielos con arrogancia. Ni siquiera se había dado cuenta de que una tormenta estaba alzándose en su dirección, ni de que las nubes formaban ahora tonos grises que amenazaban con descargar su furia sobre aquellos terrenos. Como si incluso los cielos supiesen lo que estaba por suceder allí. Estos respondieron a la joven pirata desafiantes con un potente trueno, y lo único que hizo en ese momento fue empezar a moverse.

A su alrededor no solo había columnas. Había casas, muchas de ellas seguramente habitadas por gente que no tenía más culpa que un niño recién nacido. Pero también había marines, tantos que contarlos le llevaría un buen rato, todos ellos pendientes de las cargas que se transportaban, de la gente que cruzaba de un lado a otro y de que los criminales no deambulasen por las calles. Sin darse cuenta de que los mayores criminales allí en realidad eran ellos. Claro que unos corderos, siguiendo las instrucciones de quienes dirigían desde lo más alto no podrían darse cuenta de algo así. Pero eso no les libraba de la culpa.

- Supongo que pensáis que al final, como siempre, podéis tener todo cuanto queréis sin preocuparos por los demás. Que ocurre todo de la forma que habéis imaginado. Supongo que nada de lo que puede hacer una niña puede llegar a preocuparos, que todo es un mero juego para vosotros. Una niña estúpida tratando de hacer algo demasiado grande para ella.- Sus palabras eran tenues, más bien dichas para sí misma que para quienes pudiesen escucharle. Avanzaba a paso ligero, ignorando por completo a quienes se cruzaban en su camino. No chocaba con nadie, ni siquiera lo tenía pensado, pero sus pasos eran firmes y no había duda en su rostro.- Aun así, debería preocuparos lo que soy capaz de hacer. No por lo que soy, ni por lo que he sido.

Sino por lo que represento.

Desenvainar las dos espadas, aquellas que siempre otorgaban un fulgor similar al sol y a la luna no le costó más de un segundo. La práctica le había llevado a ser capaz de hacer gestos que, años atrás, le hubiesen parecido inconcebibles. Ambas katanas dejaron escapar un destello que cruzó momentáneamente el lugar, y ante la tormenta próxima llamaron la atención de varios transeúntes que, preocupados, se alejaron de allí. Pero su mirada únicamente estaba fija en los cielos, en las columnas que continuaban atravesando el lugar en arquitecturas que nunca jamás se hubiese imaginado. Le parecía precioso. Y una completa pena. Algunos de los marine incluso se giraron en su dirección, llevando las manos hasta las armas que cargaban consigo, preparados por si ocurría cualquier cosa.

- ¿Tenéis finalmente miedo? No seré yo quien os derrota. Lo hace la voluntad de aquellos que quisieron cambiar las cosas hace tanto tiempo. Pero hoy...- Continuó, ya hablando en una voz que podía ser escuchada por quienes estaban a su lado. Llegó hasta el centro de la plaza más cercana, y sintió algunos de los fusiles apuntándole directamente a la nuca. Esperando. Pacientes.- Hoy me conoceréis. Y este lugar nunca olvidará mi nombre.

Pues hoy destruiré los cielos.


Ni siquiera pensó. No hubo necesidad de ello. Elevó de forma rápida sus espadas, envueltas nada más y nada menos que en la luz que siempre le proporcionaban, alumbrando su camino incluso en los momentos más oscuros. Las alzó al cielo formando una cruz. Y mientras deslizaba los filos creando una equis en dirección a ningún sitio, una cúpula azul semi transparente se creó a su alrededor, envolviendo no solo sus espadas, también a la gran mayoría de personas que se encontraban a unos cien metros a la redonda desde su posición. Solo necesitó un segundo. Bastó con ese pequeño segundo para que todo cuanto allí había construido terminase por sucumbir ante las llamas.

El corte impactó de lleno, a pesar de la distancia que había, contra la multitud de pilares que componían el área. Todos ellos, majestuosos, cortados por un filo que ni siquiera estaba cerca. Que ni siquiera debía de haber sido capaz de cortarlos. Pero la realidad normalmente tiende a ser diferente de lo que unos civiles pueden llegar a esperar. Únicamente trazó dos cortes, sencillos y pausados, como si no tuviese ninguna prisa. Pero todo empezó a desmoronarse por completo.

Donde hasta hacía un momento había habido prácticamente tranquilidad comenzó el apocalipsis, uno que duraría hasta que todo estuviese terminado o ella muriese a causa de la batalla. Múltiples columnas cortadas comenzaron a derribarse sobre gran cantidad de oficiales, sobre los hogares y los edificios que albergaban al gobierno como si fuesen sus héroes. Y las propias casas constituyeron otro caos, más pequeño y llamativo que el anterior. Algunos civiles cayeron en el fuego cruzado, aunque la mayoría de ellos estaban lo suficientemente alejados de ellos como para sufrir daños. La calma que precede a la tormenta finalizó, y mientras los gritos comenzaban a llenar el entorno y Cheshire observaba a la marine corriendo de un lado a otro intentando discernir lo que había ocurrido entre el caos, sonrió. No era una sonrisa de alegría, sesgar vidas nunca era motivo de alegría. Pero sonrió porque aquello que siempre anhelaba estaba a punto de dar comienzo. Pues, aunque había empezado la guerra destruyendo gran parte de las estructuras cercanas a la entrada, solo era el principio.

Tras los pedazos de aquellas columnas solo quedó el silencio.

Pero eso no había hecho más que empezar.


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[Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] Empty Re: [Privado] Shinzou wo Sasageyo [Capítulo II] {Jue 12 Ago 2021 - 5:33}

Así que Cheshire terminó recuperando el ánimo, ¿eh? Eso estaba bien.

—De acuerdo, veamos qué puedes hacer —le desafió la hechicera con una sonrisa en el rostro.

Jamás había visto los poderes de la chica, de hecho, ni siquiera sabía si era poseedora de una fruta del diablo o no. Tenía cierta curiosidad por descubrirlo cuanto antes, eso no lo iba a negar, pero por otro lado sabía que ninguna fruta del diablo, mítica o no, sería más poderosa que la suya. Katharina era la única criatura en el mundo de los vivos capaz de hacer magia y, si no se hubiese sellado a sí misma, ahora mismo sería un monstruo imparable con un poder imposible de dimensionar por el ser humano. Y también sería un monstruo corrompido por la propia magia, como le pasó a su madre.

Escondida bajo el sombrero de bruja, se limitó a observar con gesto divertido a Cheshire. Murmuraba por aquí y por allá. Debe estar en esa edad, pensó la hechicera con una sonrisita burlesca, sonrisita que desapareció cuando Cheshire alzó las espadas y formó una cúpula casi translúcida que indicaba una sola cosa: peligro. Entonces, las palabras de la pirata resonaron en los oídos de la hechicera.

—Esto me trae recuerdos —se dijo a sí misma, sonriendo a la vez que pensaba en la Cúpula de Hipermagia—, aunque es imposible que sea tan poderosa como mi…

Fuego.

—… técnica.

El caos estalló sin previo aviso y el lugar comenzó a colapsar ante la técnica de Cheshire, sorprendiendo tanto a los marines como a la bruja. No importa, mi Cúpula de Hipermagia es mejor, aseguró dentro de su cabeza ignorando el hecho de que hacía tiempo que había perdido esa habilidad.

Los pobres soldados intentaban protegerse, organizarse y buscar una solución, pero el ataque sorpresa fue brutalmente efectivo. Una lástima por los civiles, pero es que la bruja no sabía que Cheshire tenía una versión lunática esperando brotar. Si lo hubiera sabido, no le habría incitado a hacer un espectáculo. Ahora bien, tampoco iba a lamentarse por las vidas perdidas que ni siquiera…

—¡Un gato! —gritó, fijándose en el felino que con esfuerzo se zafaba de los escombros que caían del techo.

Pudo haber salvado a la anciana que recogía su muleta, o al niño que lloraba asustado porque había perdido a su mamá; incluso pudo haberlos salvado a los dos, pero el gato era más importante. Pobre criatura indefensa, ¿qué había hecho para merecer una vida tan dura? Katharina, empatizando con el dolor del animalito, abandonó la pasividad y destruyó todos los escombros a su alrededor usando únicamente su voluntad.

De paso salvó a la anciana y al niño, pero no estaba dentro de sus planes.

—¿Estás bien, pequeño? Oh, eres pequeña —dijo la bruja tras coger al gatito en brazos—. Eso, eso, tú tranquila que no te pasará nada estando conmigo.


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