Nace la Banda de los Shakkin [Pasado] [Rol Privado] {Vie 28 Dic 2012 - 17:17}

24/12/2012

Nuestro velero, aguantó justo para llegar a la isla. La travesía fue dura, pues el barco era pequeño, y ambos usuarios lo estábamos pasando bastante mal. Escaseaba la comida, y la bebida, algo fatal.
Tras 15 días en el lento y viejo velero, llegamos a la isla en cuestión.
Era de un tamaño moderado, llena de vegetación.
Tuvimos que rodearla para encontrar la entrada, un canal lo suficientemente grande como para que entre un buque de guerra, por lo tanto nos sentimos intimidados con nuestro pequeño velero.
Iba con Suzaku, mi hermano mayor, reencontrado recientemente.
Buscábamos esa isla en concreto, por que oímos hablar de ella, y la veíamos perfecta para actuar como base de operaciones y residencia.
Tras desenbarcar, justo en un "puerto" improvisado que daba a las ruinas, las miré sonriente y miré a Suzaku

A mi me encanta, tanta ruina antigua debe haber generado mucho polvo... ¿vamos?

Y esperé la reacción de mi hermano mayor para adentrarnos en las ruinas juntos. Al fin, después de tantos años.

27/12/2012

Llevábamos casi dos semanas de travesía en nuestro pequeño velero. Sohem, mi hermano pequeño con el que me había reecontrando hace poco, y yo habíamos oído hablar de una isla. Pensamos en utilizar esa isla para establecernos allí y buscar a nuestros otros dos hermanos. Casi no quedaba comida y el agua restante se la dejé a mi hermano. Siempre había tenido mi sentido de protección... Era inevitable.
Pero, al fin, llegamos. Una isla redonda, con una espesa vegetación. En la cima vimos unas antiguas ruinas. Miré a Sohem y nos entendimos con la mirada.

Ahí arriba será un buen lugar.

Buscamos una forma de subir hasta allí arriba. Tuvimos que dar toda la vuelta a la isla hasta que encontramos un canal de agua que ascendía hasta las ruinas. Era bastante ancho, de unos quince metros. A momento, nos adentrábamos más en la selva de la isla. Apenas había desniveles o montañosidades.
La vegetación era muy espesa y apenas dejaba pasar la luz del sol. Árboles altos y frondosos, de hoja ancha. Supuse que aquello era debido al clima tropical que allí reinaba. En uno de los árboles pudimos ver como un loro nos observaba fijamente. Era majestuoso. Tenía plumas verdes, azules y amarillas. Era precioso. Pero no le prestamos demasiada atención. Debíamos llegar a la cima.
Hubo un momento que nos sobresaltamos, pues un caimán bastante grande, de unos cuatro metros, saltó fuera del agua.

- Joder. Menudo bicharraco. Vais, bicho... Vais.

Era enorme. La verdad es que no me hubiera gustado tener que vérmelas con él. Seguimos navegando y vimos unos babuinos jugando, mientras perseguían un tucán y se reían. Pero no se rieron tanto cuando un guepardo salió de la nada y se comió a uno de los monos. Suspiré.

Menuda islita hemos ido a elegir...

Tras un rato más de subida, al fin lleguamos a la cima y atracamos en una especie de puerto que daba a unas ruinas. Eran unas ruinas mayas preciosas y bastante bien conservadas. Se notaba que no había pasado mucha gente por allí en bastante tiempo.
Cuando llegamos, pudimos ver cuatro construcciones, que se podían denominar como pirámides, acabadas con piedra caliza de color grisáceo. Tenían gran cantidad de escaleras todas. Sus posiciones formaban un cuadrado, y estaban enfrentadas unas a otras. Alrededor sólo había densa vegetación, por lo que no se podía ver nada de aquello desde la playa o desde lejos.
Miré a Sohem, esperando intuir en su cara qué le parecían las ruinas.

24/12/2012

Miré a mi hermano sonriente

Fabuloso... ¿sabes la cantidad de polvo que hay aquí?

Y una gran tormenta de polvo se generó a mi alrededor, haciendo temblar el velero, las palmeras y árboles próximos e incluso a mi hermano

Aquí soy invencible...

Y disipé la nube de polvo, con gesto serio

¿Estás mejor de tu herida, hermano?

Me sentía bastante culpable por haberle hecho rozar la muerte.
Había recobrado el sentido a mitad del viaje, y se lo había explicado todo.
Nos abrazamos y reiímos entre lágrimas, fue un momento muy bonito.
Sin darle mucho tiempo a contestar, hice las cosas a mi manera, como siempre. Iniciativa y poco pensar. Convertí el velero entero en polvo, con todo lo que cargaba, desde la azotea de las ruinas, y lo elevé, para colocarlo en nuestro lugar, materializandolo con todo.
Acabé exhausto y tirado en el suelo, riendo

Así... ni nos lo roban... ni tenemos que dar mil viajes para subirlo todo... je... jejeje...

27/12/2012

Al llegar a las ruinas, vi a Sohem muy feliz. Y uno de los motivos principales era la gran cantidad de polvo que había allí, debido a que nadie había estado en aquel lugar desde hace tiempo. Se sentía como pez en el agua.
Yo me reí a carcajada, lo que hizo que me doliera la herida del estómago. Me puse la mano derecha en la herida y me encorvé hacia delante, haciendo un gesto de dolor. Sohem se acercó y me preguntó como estaba mi herida.

- Bien, bien. Aún duele un poco, pero se curará.

Y le sonreí. Sabía que no era su intención matar a su hermano, pero en aquel momento, Sohem no sabía quién era yo.
Tenía el abdomen cubierto por una gran venda que me ocupaba desde debajo de los pectorales hasta justo debajo del ombligo. La venda era blanca, y debía llevarla al aire, por lo que llevaba la camisa abierta.
A veces, cuando miraba a Sohem a los ojos, al mirarme él a mi, notaba en su mirada un tono de culpabilidad, como si creyera que yo pensaba que me había atacado para matarme. Aún no entendía que para mi ya estaba todo olvidado. Nos habíamos reencontrado y podíamos volver a ser una familia de nuevo, y aquello era lo único que me importaba. Sólo necesitábamos dos piezas más para acabar el puzzle: Hayato e Hitoku. Y muy pronto saldríamos a buscarles.

Éste será un buen lugar para volver a empezar.

Me distraje unos segundos, pensando en mis cosas, cuando vi a mi hermano convirtiendo el velero y todo lo que había dentro en polvo.

- ¿¡PERO QUÉ ACABAS DE HACER!?

Mi cara era un poema. Tenía la mandíbula casi desencajada de lo abierta que tenía la boca. Los ojos estaban casi blancos. Mi hermano acababa de convertir en polvo el único medio para salir de la isla. No podía creerlo. Fueron unos momentos de infarto. Estábamos allí, atrapados, para siempre. No era una isla que estuviera dentro de una ruta marítima comercial importante, así que podían pasar años hasta que un barco pasara por nuestra isla.
Entonces, el barco se materializó justo en el lugar donde estábamos nosotros, con todo lo que llevaba dentro, intacto.
Sohem se rió y se tiró al suelo. Parecía muy divertido para él.

- No vuelvas a darme esos sustos, enano.

Mi cara era de enfado, pero haberme vuelto a encontrar con Sohem y verle ahí tirado en el suelo, riendo a carcajada y cansado, me hizo recordar a cuando éramos pequeños. No podía ni si quiera cabrearme un poquitito, ya no digamos enfadarme.
Entonces cogí una piedra y se la tiré, dándole en la rodilla.

- Siempre serás un viejo dentro del cuerpo de un joven... LENTO.

Y me empecé a reír.

24/12/2012

La piedra ni me tocó

Suzaku... que tu fruta sea inferior no tiene por que hacerte pensar que puedas dañarme tan fácilmente... JAJAJAJAJAJA

Me alegraba de volver a estar con él

Me acerqué al velero a mirar su interior, mientras le decía a mi hermano

Por que no bajas a recoger algo de madera y comida, siendo invisible no corres peligro de que nos vea nadie, ni ningún animal salvaje, yo organizaré un poco esto

Y agarré una cuerda con ambas manos, márandola de lado a lado, mirando de reojo las telas que había en el barco, esperando la respuesta de mi hermano mayor

27/12/2012

Haciendo caso a lo que me hermano me dijo, cogí una cesta que había en el barco y me la colgué de la cintura. Me giré dirección hacia la selva y comencé a andar. Cuando estaba a punto de meterme entre los altos matorrales, levanté la mano derecha con el dedo índice y corazón levantados, formando una V, despidiéndome de Sohem.

A ver, ¿dónde encontrar comida?

Hacía poco tiempo que habíamos llegado a la isla, a penas unas horas, y no conocía el tipo de árboles que teníamos allí. Tal vez fueran frutales... o tal vez no. Y si lo fueran, tal vez los frutos no se podrían comer. Pero, habría que experimentar para ello.
Estuve andando alrededor de veinte minutos. Iba apartando ramas de árboles y pequeños arbustos con las manos. Algunos eran duros, así que los cortaba con mis hojas ocultas en las muñecas. El aire me azotaba en la cara. Se había levantado viento, que hacía moverse los árboles y hacía un ruido en forma de silbido bastante espeluznante. Seguía sin encontrar nada... ni animales ni fruta. Entonces, llegué a un pequeño claro, de apenas treinta metros cuadrados, lleno de pequeños arbustos que no levantaban más de un metro del suelo. Estos arbustos estaban repletos de pequeñas bayas redondas de color rojo.

Por fin.

Me agaché y haciendo uso de mis hojas ocultas, comencé a cortar las bayas y a meterlas en la cesta. Las bayas eran rojas y redondas, del tamaño de una pelota de ping-pong. Al cabo de unos minutos, la cesta estaba casi llena, así que decidí dejar las que quedaban para futuras veces que necesitáramos comida. Cuando acabé de recolectar las bayas, me puse de pie y, colocando mis manos en la espalda, me encorvé hacia atrás, para estirarme. En ese movimiento, me quedé mirando al cielo y, en una de las ramas, vi un loro, de plumaje azul, verde y amarillo. Era muy bonito y una gran alegría a la vista. Pero necesitábamos comer.

- Lo siento, pequeño amigo, pero tenemos hambre.

Saqué un cuchillo que llevaba en el cinturón y, haciendo uso de mi habilidad para lanzar cuchillos, lo tiré contra el loro. El cuchillo le dio de lleno en el estómago, haciendo que cayera con fuerza al suelo desde una altura de unos seis metros. Al hacerlo, hubo una desbandada de pájaros, que hicieron zarandearse varias ramas. Me acerqué a donde estaba el loro, me agaché y le quité el cuchillo, para guardármelo en el cinturón. Luego, cogí al loro y, atándolo de una cuerda, me lo até al cinturón también.

No está mal para empezar. Me pregunto que estará haciendo Sohem.

24/12/2012

Suzaku se marchó haciendo un gesto de V con la mano. Muy feliz.
No tardé mucho en caer en mis pensamientos por completo. Tenía que remodelar ese lugar, dado que era el único que podía hacerlo.
Bajé las escaleras de la azotea y me dirigí al piso inmediatamente inferior, que era totalmente llano y cuadrado, del mismo diámetro que las propias ruinas en si.
Por el suelo, tenía tirados algunos pedazos de las rocas que antes formarían algo en su interior.
Se me ocurrío una idea genial.
Me puse al final de la estancia (justo en el nacimiento de las escaleras de piedra que dan a la azotea) en todo el centro, y levanté mis manos hacia delante, dejando los brazos en horizontal al suelo, y me concentré.
Usando el polvo ambiente, lo arremoliné hacia las piedras que estaban allí, y las convertí en polvo. En ese lugar mi poder era totalmente superior.
Después de hacer eso, moví ambas manos a los lados

Empecemos

¡Hokori Hokori no - Forumed!

Y a cada uno de mis lados, desde donde estaba, hacia el lado contrario (las escaleras de bajada a la segunda planta) se formaron dos paredes del material de esas piedras que antes transformé en polvo.
Una vez hecho esto, sonreí, y doblando las rodillas, cerré los puños a la par que gritaba de nuevo

¡Hokori Hokori No - Taisan!

Entonces, en las paredes recien creadas, se desmigando en polvo pedazos con un margen de 7 metros entre cada uno, adoptando la forma de una puerta de arco, creando así puertas para acceder

Y ahora el toque final

Aprovechando el polvo que quedó al hacer las "puertas" y sin variar mi postura, junté mis codos a mi cuerpo, con los puños mirando hacia arriba, cerrados, a la altura del esternón, y dije de nuevo

¡Hokori Hokori no - Forumed!

Entonces a tres metros de la primera puerta de ambas paredes, levanté una pared, de un metro de grosor, y dejé otros tres hasta la segunda puerta.
Repetí el proceso varias veces, creando así varias habitaciones 36 metros cuadrados (6 por lado) separadas por un muro de un metro de largo para insonorizarlas bien.
En total, hice 16 habitaciones. Cada lado tenía 8.
Todas eran cuadradas perfectas, todas iguales, con la puerta en el centro dando a un pasillo, quedando enfrentadas puerta con puerta.
Según fui andando hacia el final de la sala, por el pasillo, extendía las manos a cada lado por las aperturas de las improvisadas puertas, diciendo la palabra "Forumed" creando al fondo de dichos "agujeros" una cama de piedra cuadrada de 2,5 x 2,5
Al llegar al final del pasillo, me giré dejando las escaleras de bajada al siguiente nivel a mis espaldas, y sonreí satisfecho de mi creación

Y nada de ventanas, que no quiero que me esparzan el polvo

Y me quedé con los brazos en jarras mientras me daba la vuelta, para mirar abajo de las escaleras, sabiendo que tendría que bajar para preparar las plantas inferiores

27/12/2012

El loro bailaba cada vez que daba un paso, subiendo y bajando y golpeándome en la pierna derecha. Seguía buscando y andando entre los matorrales, buscando algo más sustancioso que llevarnos a la boca. Entonces, vi nuestra cena: un babuino, de casi metro y medio de alto y con bastante carne. Estaba subido encima de una rama, a unos tres metros de alto.

Hoy, eres mío.

Saqué del cinturón el mismo cuchillo que acababa de usar hace un rato para matar al loro y comencé a avanzar lentamente a través de los arbustos, teniendo cuidado de no pisar ninguna rama caída en el suelo ni hacer ningún ruido. No quería que se ahuyentara. Me coloqué detrás de un árbol, donde no había línea visual entre él y yo, colocando la espalda contra el tronco. Entonces, me concentré y me mimeticé con el ambiente, haciéndome totalmente invisible.
Salí de mi escondite, mimetizado con el ambiente, y me fui acercando a la posición del babuino, lentamente, vigilando claramente donde ponía cada pie. Cuando estaba a unos escasos metros de él, me coloqué en posición de ataque, para lanzarle el cuchillo. Pasaron un par de segundos, en lo que calculaba la dirección del viento para no errar el tiro. Entonces, se lo lancé. En cuanto el cuchillo salió de mis manos, se hizo visible. Lo había tirado con fuerza, pero no la suficiente. Al babuino le dio tiempo a percatarse del cuchillo y salió corriendo. Salí detrás de él como alma que lleva el diablo.
Empecé a seguirle el rastro a través de la selva, hasta que lo encontré bebiendo agua en un pequeño estanque. Sonreí.
Coloqué una cuerda con algo de cebo cerca del estanque. Yo tenía agarrada la cuerda, por lo que ésta estaba mimetizada con el ambiente, así que era invisible, al igual que yo.

Ya eres mío.

El babuino se percató del suculento manjar que le había dejado en el suelo. Eran unas pequeñas castañas que había recogido hacía unos meses de una isla donde había estado. El mono se acercó a las castañas. Al principio estaba algo reticente, pero, tras unas tentativas, comenzó a comer las castañas. En ese momento, tiré muy fuerte de la cuerda, haciendo que el babuino quedará colgado boca abajo, teniendo la pata trasera derecha atrapada.

- Sí, joder.

Até la cuerda a un pequeño tronco cercano para evitar que el babuino escapara. Entonces, me acerqué a él y le di un golpe en la nuca, para dejarlo inconsciente y evitar que sufriera por lo que iba a hacer. Una vez inconsciente, saqué la hoja oculta de mi mano derecha. Con la mano izquierda le agarré de la nuca y con la derecha le atravesé el cuello, en un movimiento rápido, limpio y seco, evitando cualquier tipo de sufrimiento al animal. Algo rápido. Volví al tronco y desaté la cuerda. Luego, cogí la cuerda y me la puse en el cinto y por la espalda, a modo de mochila, dejando al babuino colgando de mis hombros.
Al mirar al cielo, vi que estaba empezando a oscurecer ligeramente.

Será mejor volver con Sohem-kun.

24/12/2012

Bajé las escaleras. Estaba en el segundo piso.
Si contamos como Nº 0 el nivel en el que atracamos el barco, yo estaba en el 2, acababa de estar en el 3, y la azotea sería el 4.

¡¡Hokori Hokori no...!!

Y me dispuse ha hacer lo mismo que antes, creando ahora, solo la pared de mi derecha, la cual cerré cuando alcanzó los dos metros de distancia, creando dos pequeñas estancias, que usaríamos como aseos.
Tras eso, a mi izquierda, creé otra de 5 metros de lago, la cual cerré también, y eso sería la cocina.
En su interior, alcé una mesa central y en los bordes otra en forma de U pegada a la pared, cumpliendo las funciones de una encimera.
De forma contigua a la cocina creé una sala bastante más grande de unos 10 metros de largo, la cual reforcé haciendo todas sus paredes de más de 2 metros de grosor (incluso la ya existente).
Esa habitación la usaríamos como almacen, así que por dentro creé estantes de piedra, a partir del polvo, para que colocaran las cosas necesarias.
El resto de la estancia lo dejé tal como estaba, creando 10 mesas, con 4 taburetes cada una, formando así un salón/comedor improvisado.
Cuando terminé, creé las aperturas para las puertas, de la cocina, baño y almacén, y me sacudí las manos chocandolas entre si.

Ahora solo nos falta conseguir puertas, una vez tengamos eso, podremos empezar a vivir aquí de forma definitiva

Mientras hablaba conmigo mismo, me dirigí a las escaleras que me llevaban al piso Nº 1, el último antes de llegar al suelo base.
Ahí, no hice absolutamente nada, al menos no de momento.
Pasé de largo y llegué al piso 0 y me quedé esperando a que Suzaku volviera, muy satisfecho con mi hazaña

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