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Berry
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El torneo había iniciado muy bien para ellos, tras las partidas iniciales solo estaban a dos partidos de la gloria, Bevans les indicó que los rivales de la semifinal eran conocidos por su gran dominio del juego. Cuando Prometio advirtió de algo raro, la mink pudo sentirlo, sus presencias de cierta manera se hacían notar. Cerró sus ojos concentrando su atención en las auras de sus enemigos, no eran jugadores ordinarios y era curioso encontrar a personas como esas en un deporte. La mink podía reconocer que su fuerza estaba cercana a la de un marine bien entrenado, quizás al punto en el que ella estaba cuando conoció a Elyria o un poco más. Su capitán era el más peligroso, la mink paró las orejas decidida a eliminarlo en la primera oportunidad clara.
Los lanzamientos eran de una calidad superior a otros, incluso Daria había sido alcanzada, pero allí estaba Doble D con una de sus habituales salvadas. Berry abrió sus ojos y saltó con gran agilidad y fuerza de piernas, en un minuto estaba tomando el balón en pleno vuelo con vistas a lo que ocurría abajo. Sus ojos rojos se movieron de lado a lado, parecieron apuntar al capitán rival, el brazo de la mink se tensó antes de disparar un potente disparo.
El capitán enemigo sonrió, parecía haberlo visto venir, colocó sus manos frente a su cuerpo y se agachó flexionando sus rodillas para recibir el potente impacto. Pero al último segundo, el balón rebotó en el suelo justo entre las piernas del individuo. ¿Había fallado? La realidad golpeó en las pelotas al imponente rival y de manera literal, al momento de impactar con el suelo la pelota se había hecho impredecible al rotar sobre su propio eje antes de salir disparada hacia arriba justo en la entrepierna.
—¡Afueraaaa!—
El árbitro hizo que llevasen al capitán fuera del campo todavía dolorido y cubriendo con sus manos la zona del impacto. El balón regresó al equipo de Berry gracias a que luego de rebotar contra las pelotas del capitán había rodado hasta el compañero eliminado, la zorra encabezó la ofensiva, sus disparos tomaban curvas en el aire o rebotaban contra el suelo para salir disparados de manera impredecible. Bevans le había enseñado en uno de sus entrenamientos como disparar con efecto, e incluso la mink habíaa descifrado por su cuenta como hacer rebotar el balón para que este tomase una trayectoria aleatoria imposible de leer mediante el haki.
Los rivales no se quedaban atrás, la semifinal se volvió emocionante cuando en un disparo lograron eliminar a otro de los competidores. Era un todo o nada de tres contra tres, Berry, Doble D y Daria contra los tres jugadores más experimentados del equipo rival que coordinaban con su capitaán ya recuperado y sus otros dos compañeros para cercar en un triángulo letal al equipo de la mink. Cuando alguno lanzaba, los otros tres iniciaban la ofensiva rotando el balón hasta que se perdiera de vista.
—¡Doble D prepara tu mejor lanzamiento!—
La zorra guiñó su ojo a Prometio mientras recuperaba el balón y descalificaba al lanzador rival, no conforme con esto la zorra lanzó un potente disparo al centro. El jugador rival sonrió, evadiendo un golpe tan obvio, aunque su confianza se borró al ver que la zorra gesticulaba una mueca de confianza. El rubio se giró solo para ver que el balón seguía avanzando en línea recta hacia uno de los compañeros de Berry quien lejos de intimidarse con semejante lanzamiento cruzó sus brazos frente a su cabeza y redirigió el balón al otro costado cayendo de culo al suelo pero tomando desprevenido al rubio quien volvió a evadir el disparo.
Sin embargo, el objetivo nunca fue el rubio, si no el rostro de su compañero quién distraído al sentir a su colega chocar contra su cuerpo no pudo moverse a tiempo y el disparo terminó por darle en toda la nariz.
El partido se reanudó, el balón se encontraba en la línea y el último jugador rival se levantó del suelo corriendo a buscarlo. Era más rápido que la zorra, ya le había superado en cinco ocasiones, grande fue su sorpresa al apretar una cola felpuda en lugar de un balón.
—¿Te gusta mi colita suavecita?—
Preguntó la zorra quien había hecho una barrida para permitirle a su cola golpear el balón hacia un costado. El rubio se soltó rápidamente, girando en dirección a Prometio, su haki le había advertido y las palabras de la zorra también de que este preparaaría su mejor lanzamiento. Sin embargo, cuando sus ojos llegaron a la mano del pelirrojo, el balón no estaba. ¿Por qué no estaba? ¿Cómo era posible si había sentido el peligro de un lanzamiento?
Daria apareció por detrás del pelirrojo, tomando el balón oculto de la mano diestra de su compañero y disparando una bola curva que hizo a su oponente doblar su cuerpo como si jugase al limbo. Pero entonces lo sintió. ¡La zorra! El balón impactó en el estómago del rubio desde arriba, Berry se había reincorporado e impactado el balón en plena curva con ambas garras. Toda una muestra de trabajo en equipo, el pitido anunció el final del encuentro y los tres competidores se abrazaron fuertemente saltando de alegría.
Estaban en la final, Daria lloraba de la emoción mientras que la mink festejaba besuqueando a todo lo que tenía cerca, Prometio y Daria siendo sus principales víctimas. El equipo rival le dio la mano o la garra a Berry, felicitando al equipo por tan asombrosa remontada. Solo quedaba un partido y tanto Bevans como Berry deseaban ganar, Prometio se había convertido en la figura del encuentro gracias a su milagrosa salvada y hasta le apodaban el "Salvador" aunque la mink insistía en llamarle Doble D por ser un nombre más bonito según ella.
Los lanzamientos eran de una calidad superior a otros, incluso Daria había sido alcanzada, pero allí estaba Doble D con una de sus habituales salvadas. Berry abrió sus ojos y saltó con gran agilidad y fuerza de piernas, en un minuto estaba tomando el balón en pleno vuelo con vistas a lo que ocurría abajo. Sus ojos rojos se movieron de lado a lado, parecieron apuntar al capitán rival, el brazo de la mink se tensó antes de disparar un potente disparo.
El capitán enemigo sonrió, parecía haberlo visto venir, colocó sus manos frente a su cuerpo y se agachó flexionando sus rodillas para recibir el potente impacto. Pero al último segundo, el balón rebotó en el suelo justo entre las piernas del individuo. ¿Había fallado? La realidad golpeó en las pelotas al imponente rival y de manera literal, al momento de impactar con el suelo la pelota se había hecho impredecible al rotar sobre su propio eje antes de salir disparada hacia arriba justo en la entrepierna.
—¡Afueraaaa!—
El árbitro hizo que llevasen al capitán fuera del campo todavía dolorido y cubriendo con sus manos la zona del impacto. El balón regresó al equipo de Berry gracias a que luego de rebotar contra las pelotas del capitán había rodado hasta el compañero eliminado, la zorra encabezó la ofensiva, sus disparos tomaban curvas en el aire o rebotaban contra el suelo para salir disparados de manera impredecible. Bevans le había enseñado en uno de sus entrenamientos como disparar con efecto, e incluso la mink habíaa descifrado por su cuenta como hacer rebotar el balón para que este tomase una trayectoria aleatoria imposible de leer mediante el haki.
Los rivales no se quedaban atrás, la semifinal se volvió emocionante cuando en un disparo lograron eliminar a otro de los competidores. Era un todo o nada de tres contra tres, Berry, Doble D y Daria contra los tres jugadores más experimentados del equipo rival que coordinaban con su capitaán ya recuperado y sus otros dos compañeros para cercar en un triángulo letal al equipo de la mink. Cuando alguno lanzaba, los otros tres iniciaban la ofensiva rotando el balón hasta que se perdiera de vista.
—¡Doble D prepara tu mejor lanzamiento!—
La zorra guiñó su ojo a Prometio mientras recuperaba el balón y descalificaba al lanzador rival, no conforme con esto la zorra lanzó un potente disparo al centro. El jugador rival sonrió, evadiendo un golpe tan obvio, aunque su confianza se borró al ver que la zorra gesticulaba una mueca de confianza. El rubio se giró solo para ver que el balón seguía avanzando en línea recta hacia uno de los compañeros de Berry quien lejos de intimidarse con semejante lanzamiento cruzó sus brazos frente a su cabeza y redirigió el balón al otro costado cayendo de culo al suelo pero tomando desprevenido al rubio quien volvió a evadir el disparo.
Sin embargo, el objetivo nunca fue el rubio, si no el rostro de su compañero quién distraído al sentir a su colega chocar contra su cuerpo no pudo moverse a tiempo y el disparo terminó por darle en toda la nariz.
El partido se reanudó, el balón se encontraba en la línea y el último jugador rival se levantó del suelo corriendo a buscarlo. Era más rápido que la zorra, ya le había superado en cinco ocasiones, grande fue su sorpresa al apretar una cola felpuda en lugar de un balón.
—¿Te gusta mi colita suavecita?—
Preguntó la zorra quien había hecho una barrida para permitirle a su cola golpear el balón hacia un costado. El rubio se soltó rápidamente, girando en dirección a Prometio, su haki le había advertido y las palabras de la zorra también de que este preparaaría su mejor lanzamiento. Sin embargo, cuando sus ojos llegaron a la mano del pelirrojo, el balón no estaba. ¿Por qué no estaba? ¿Cómo era posible si había sentido el peligro de un lanzamiento?
Daria apareció por detrás del pelirrojo, tomando el balón oculto de la mano diestra de su compañero y disparando una bola curva que hizo a su oponente doblar su cuerpo como si jugase al limbo. Pero entonces lo sintió. ¡La zorra! El balón impactó en el estómago del rubio desde arriba, Berry se había reincorporado e impactado el balón en plena curva con ambas garras. Toda una muestra de trabajo en equipo, el pitido anunció el final del encuentro y los tres competidores se abrazaron fuertemente saltando de alegría.
Estaban en la final, Daria lloraba de la emoción mientras que la mink festejaba besuqueando a todo lo que tenía cerca, Prometio y Daria siendo sus principales víctimas. El equipo rival le dio la mano o la garra a Berry, felicitando al equipo por tan asombrosa remontada. Solo quedaba un partido y tanto Bevans como Berry deseaban ganar, Prometio se había convertido en la figura del encuentro gracias a su milagrosa salvada y hasta le apodaban el "Salvador" aunque la mink insistía en llamarle Doble D por ser un nombre más bonito según ella.
Charlotte Prometio
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Berry, por su puesto, alcanzó aquel balón que había elevado. A partir de ahí fue una demostración de su habilidad lanzando el balón, aunque aquel equipo había opuesto más resistencia en incluso había "quemado" a más jugadores nuestros, Daría, Berry y yo fuimos más que suficientes para terminar el marcador tres a cero.
-¡Salvador! -coreaba mi equipo en dirrección a mí.
No quería quitar mérito a mis recepciones y salvadas, pero la jugadora más valiosa de ese partido había sido Berry, ella se había encargado de eliminar a la mayoría de los contrincantes.
-la verdadera salvadora aquí has sido tú -le sonreí a Berry- no creo que pudiésemos llegar tan lejos son tus lanzamientos brutales.
Hubo un intermedio de media hora antes de la final, por lo que decía el entrenador Bevans, eran un equipo realmente fuerte. El favorito a llevarse el torneo, pues. Daría también nos había contado que ellos habían logrado el bicampeonato el torneo pasado y no habían perdido un sólo partido en cuatro años.
-Habrá que cortar su racha, ¿no creen? -dije emocionado a mitad de la charla con el entrenador -¡es momento de demostrar quienes somos! -al parecer había tomado muy en serio mi papel como jugador de quemados.
La entrada a la cancha principal fue acompañado por un juego de luces y lo que parecía el himno de la competición. Ambos equipos nos formamos frente a frente mientras sonaba la melodía de fondo. Eran personas enormes, sin contar a un sujeto que no pasa del metro veinte, la jugadora más pequeña era al menos diez centímetros más alta que yo y con una pinta de muy pocos amigos, te fulminaba con su cara dura. Pude sentirlo, ese equipo también desbordaba un aura tremenda.
El pitido del árbitro sonó e inmediatamente otro chico y yo nos lanzamos frenético por los balones de en medio, el plan era ser agresivos desde el segundo uno y lanzar las bolas a Berry para que ella pudiera eliminarlos rápidamente. Para nuestra sorpresa ellos tenían el mismo plan y un poco más efectivo. El sujeto más alto y fuerte tomó de los pies al pequeño de metro veinte y lo lanzó volando a los balones, recuperándolos antes que nosotros. Nos la habían jugado. Lanzaron dos cañonazos al mismo tiempo, uno hacia mí y otro hacia mi compañero, verdaderos cañonazos, al menos al nivel del entrenador Bevans. Estaba apenas a unos metros, la bola venía enfurecida hacía mí y la cancha se pausó por unos momentos. El sentido de juego en su máximo esplendor. Sentía como la pelota cortaba el aire, la trayectoria no parecía tan rápida, podía ver los movimientos de la bola con claridad. Hice gala de unos reflejos felinos y esquivé con un salto en el aire. Estaba en mi zona.
-¡Salvador! -coreaba mi equipo en dirrección a mí.
No quería quitar mérito a mis recepciones y salvadas, pero la jugadora más valiosa de ese partido había sido Berry, ella se había encargado de eliminar a la mayoría de los contrincantes.
-la verdadera salvadora aquí has sido tú -le sonreí a Berry- no creo que pudiésemos llegar tan lejos son tus lanzamientos brutales.
Hubo un intermedio de media hora antes de la final, por lo que decía el entrenador Bevans, eran un equipo realmente fuerte. El favorito a llevarse el torneo, pues. Daría también nos había contado que ellos habían logrado el bicampeonato el torneo pasado y no habían perdido un sólo partido en cuatro años.
-Habrá que cortar su racha, ¿no creen? -dije emocionado a mitad de la charla con el entrenador -¡es momento de demostrar quienes somos! -al parecer había tomado muy en serio mi papel como jugador de quemados.
La entrada a la cancha principal fue acompañado por un juego de luces y lo que parecía el himno de la competición. Ambos equipos nos formamos frente a frente mientras sonaba la melodía de fondo. Eran personas enormes, sin contar a un sujeto que no pasa del metro veinte, la jugadora más pequeña era al menos diez centímetros más alta que yo y con una pinta de muy pocos amigos, te fulminaba con su cara dura. Pude sentirlo, ese equipo también desbordaba un aura tremenda.
El pitido del árbitro sonó e inmediatamente otro chico y yo nos lanzamos frenético por los balones de en medio, el plan era ser agresivos desde el segundo uno y lanzar las bolas a Berry para que ella pudiera eliminarlos rápidamente. Para nuestra sorpresa ellos tenían el mismo plan y un poco más efectivo. El sujeto más alto y fuerte tomó de los pies al pequeño de metro veinte y lo lanzó volando a los balones, recuperándolos antes que nosotros. Nos la habían jugado. Lanzaron dos cañonazos al mismo tiempo, uno hacia mí y otro hacia mi compañero, verdaderos cañonazos, al menos al nivel del entrenador Bevans. Estaba apenas a unos metros, la bola venía enfurecida hacía mí y la cancha se pausó por unos momentos. El sentido de juego en su máximo esplendor. Sentía como la pelota cortaba el aire, la trayectoria no parecía tan rápida, podía ver los movimientos de la bola con claridad. Hice gala de unos reflejos felinos y esquivé con un salto en el aire. Estaba en mi zona.
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La mink estaba emocionada por la final, el equipo final parecía estar a otro nivel al ser los bicampeones, todo un honor jugar contra estos en su primer intento como jugadora de este extraño deporte. Cuando la final se disputó, el despliegue de luces y show se desplegó por todo el campo, había pancartas, música y sus oponentes se veían bonitos en especial esa mujer con cara de pocos amigos. La mink se lamió las garras, en privado de seguro era de esas chicas sumisas que le gustaban, Daria le golpeó la csbeza al notar lo que estaba pensando y la zorra le guiñó eel ojo con complicidad como si ella tampoco estuviera mal lo quee le hizo sonrojar.
Lejos de los pensamientos de Berry, el equipo rival se mostraba imponente, al iniciar el partido pudo ver como uno lanzaba a su compañero por los aires para alcanzar los balones. La jugada era interesante, la mink le preguntó a Daria si aquella jugada era legal, al parecer mientras tu compañero no se pasara de los límites podían lanzarse. Prometio había evadido el disparo con una buena técnica, aunque su compañero hubiera sido eliminado de no ser por un fuerte golpe de Berry que lo lanzó de cara al suelo al último segundo. Quizás ese golpe fue mejor que el balón que parecía endemoniado y con una fuerza imparable hasta chocar a la pared e incrustarse en este. Era lógico que su haki los hubiera detectado como un potencial peligro, pero ahora estaban en problemas ya que cada balonazo podía ser un golpe letal para la mayoría de compañeros.
Prometio y ella provenían de la vida militar, estaban acostumbrados a las heridas y a arriesgar su vida, pero sus compañeros eran civiles que se dedicaban a jugar a un deporte y nunca habían experimentado el miedo a la muerte. Se notaban asustados cuando otro balón se dirigió a Daria esta no pudo mover las piernas pero la mano endurecida con haki de armadura se interpuso atrapando el balón frente a su rostro. El hecho pareció devolverla a la vida, la mink se veía imponente ahora que tenía la responsabilidad de salvar vidas.
Su figura se alzaba gigante para sus compañeros, quienes lejos de ocultarse tras ella decidieron colocarse a sus espaldas y brindar apoyo para que Berry detuviese los balones sin retroceder. Era momento de los super tiros, la mink no esperaba tener que ussr algo de tal calibre, apuntó su disparo al más pequeño de los oponentes. El haki pasó al balón y se disparó con tal fuerza que poco pudo hacer el pequeño oponente para apartarse de su trayectoria. Golpeado en la mejilla el rival dio varios giros en el suelo hasta detenerse, era la primera eliminación del partido y las cosas se habían puesto serias.
—¡Doble D! Debemos proteger a estos civiles, no creo que pudieran aguantar un disparo de estos tipos, o si las heridas fueran permanentes para negarles una vida digna ¡Ven debemos intentar algo!—
La mink anunció mientras comenzaba a cantar para animar a sus compañeros, le indicó a Prometio que relajase su cuerpo, era más alto y pesado que el tipo bajito pero esto le facilitaría a Berry no lanzarlo fuera del campo.
—¡Game on! This is the last time to get it right, this is the last chance to make it our night. We gotta show what we're all about work together!~—
Y cantando comenzó a girar para lanzar a Prometio hacia los balones, la mink cerró sus ojos notando las auras a su alrededor, sus oponentes habían quedado desconcertados al ver a una persona mitad zorra imitar su jugada estrella y tardaron más de tres segundos en comenzar a avanzar. Sus movimientos se mostraban coordinados, pero los suyos también lo eran, dos de sus compañeros aguardaban frente a Berry en caso de recibir los balones mientras que Daria finalizaba el tríangulo defensivo con otro de sus compañeros sujetando a Berry en caso de algún disparo.
Al abrir los ojos todo pareció detenerse por unos segundos, pudo sentir como la energía fluía en cada persona incluso en el público, aplaudió con fuerzas mientras seguía con su canción. Al parecer esto dejó anonadados a sus rivales, Berry se daba el lujo de cantar y jugar al mismo tiempo, incluso de imitar jugadas de manera improvisada. ¿Acaso ocultaba algo? De momento simplemente parecía gozar en grande su participación en ese torneo, para dar ánimos a sus compañeros quienes habían recuperado el espiritu de juego, incluso Daria coreaba ¡T-E-A-M! Cuando la mink preguntaba que eran esa noche.
Lejos de los pensamientos de Berry, el equipo rival se mostraba imponente, al iniciar el partido pudo ver como uno lanzaba a su compañero por los aires para alcanzar los balones. La jugada era interesante, la mink le preguntó a Daria si aquella jugada era legal, al parecer mientras tu compañero no se pasara de los límites podían lanzarse. Prometio había evadido el disparo con una buena técnica, aunque su compañero hubiera sido eliminado de no ser por un fuerte golpe de Berry que lo lanzó de cara al suelo al último segundo. Quizás ese golpe fue mejor que el balón que parecía endemoniado y con una fuerza imparable hasta chocar a la pared e incrustarse en este. Era lógico que su haki los hubiera detectado como un potencial peligro, pero ahora estaban en problemas ya que cada balonazo podía ser un golpe letal para la mayoría de compañeros.
Prometio y ella provenían de la vida militar, estaban acostumbrados a las heridas y a arriesgar su vida, pero sus compañeros eran civiles que se dedicaban a jugar a un deporte y nunca habían experimentado el miedo a la muerte. Se notaban asustados cuando otro balón se dirigió a Daria esta no pudo mover las piernas pero la mano endurecida con haki de armadura se interpuso atrapando el balón frente a su rostro. El hecho pareció devolverla a la vida, la mink se veía imponente ahora que tenía la responsabilidad de salvar vidas.
Su figura se alzaba gigante para sus compañeros, quienes lejos de ocultarse tras ella decidieron colocarse a sus espaldas y brindar apoyo para que Berry detuviese los balones sin retroceder. Era momento de los super tiros, la mink no esperaba tener que ussr algo de tal calibre, apuntó su disparo al más pequeño de los oponentes. El haki pasó al balón y se disparó con tal fuerza que poco pudo hacer el pequeño oponente para apartarse de su trayectoria. Golpeado en la mejilla el rival dio varios giros en el suelo hasta detenerse, era la primera eliminación del partido y las cosas se habían puesto serias.
—¡Doble D! Debemos proteger a estos civiles, no creo que pudieran aguantar un disparo de estos tipos, o si las heridas fueran permanentes para negarles una vida digna ¡Ven debemos intentar algo!—
La mink anunció mientras comenzaba a cantar para animar a sus compañeros, le indicó a Prometio que relajase su cuerpo, era más alto y pesado que el tipo bajito pero esto le facilitaría a Berry no lanzarlo fuera del campo.
—¡Game on! This is the last time to get it right, this is the last chance to make it our night. We gotta show what we're all about work together!~—
Y cantando comenzó a girar para lanzar a Prometio hacia los balones, la mink cerró sus ojos notando las auras a su alrededor, sus oponentes habían quedado desconcertados al ver a una persona mitad zorra imitar su jugada estrella y tardaron más de tres segundos en comenzar a avanzar. Sus movimientos se mostraban coordinados, pero los suyos también lo eran, dos de sus compañeros aguardaban frente a Berry en caso de recibir los balones mientras que Daria finalizaba el tríangulo defensivo con otro de sus compañeros sujetando a Berry en caso de algún disparo.
Al abrir los ojos todo pareció detenerse por unos segundos, pudo sentir como la energía fluía en cada persona incluso en el público, aplaudió con fuerzas mientras seguía con su canción. Al parecer esto dejó anonadados a sus rivales, Berry se daba el lujo de cantar y jugar al mismo tiempo, incluso de imitar jugadas de manera improvisada. ¿Acaso ocultaba algo? De momento simplemente parecía gozar en grande su participación en ese torneo, para dar ánimos a sus compañeros quienes habían recuperado el espiritu de juego, incluso Daria coreaba ¡T-E-A-M! Cuando la mink preguntaba que eran esa noche.
Charlotte Prometio
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Proteger a los civiles. Tenía mucho tiempo que no escuchaba una frase así, había olvidado por completo el deber moral que te imponen al ser un soldado, un servidor armado para tu nación. Berry se había quedado con esa historia de la última vez que la había visto, tendría que decirle después del partido que no era más un soldado de mi isla y que no lo era desde hace mucho.
-¡No, no. no, no, no! -dije sin éxito cuando la mink mencionó algo sobre lanzarme- ¡qué noooooooo!
Hizo caso omiso a mis palabras y comenzó a girar para lanzarme por los cielos. Bastante desagradado me apresuré a tomar uno de las bolas en juego y se la regresé a Berry para que siguiéramos con la ofensiva. Aunque había sido una jugada agresiva, los enemigos reaccionaron y volvieron a lanzar balonazos en mi contra, pero no había balón que pudiese impactarme en ese momento. La trayectoria de los lanzamientos era clara para mí, podía ver sus movimientos en cámara lenta, el "sentido del juego" que me había enseñado el entrenador Bevans estaba por las puntas. Estaba en un estado intratable, esquivé el primero de los balonazos con una maroma espectacular y mientras me encontraba girando en el aire logré atrapar el otro que iba directo hacia mí.
-¡Este también va para ti! -le grité a Berry.
El sujeto pequeño se encontraba a no más de dos metros de mí, en primera línea y cuando lancé el grito hacia Berry se preparaba a comenzara su huida. Bien sabía que yo no era el mejor lanzador, pero a esa distancia podía bien acertar un disparo, finté el pase hacia la Mink y cuando más desprevenido estaba el contrincante, lancé la bola lo mejor que pude e impactó de lleno en su espalda.
-¡¿Qué tal?! -grité emocionado por mi primer punto.
Aunque al parecer Berry estaba más emocionada cantando, su número musical había subido la moral de todo el equipo, nadie quería perder. El emocionante partido siguió con un intenso intercambio de balones por parte de ambos bandos hasta que quedamos únicamente tres contra dos. De nuestro lado estábamos la triada perfecta, Berry, Daría y yo; mientras que por el otro equipo se encontraba el capitán y la chica con cara de pocos amigos. ¿La desventaja, dos de nuestros quemados no estaban en condiciones de atrapar balones en las afueras de la cancha y ellos tenían a cuatro que recogían todas las bolas posibles para llevar el ritmo de su ofensa.
-¡Hissatsu! -gritó el capitán- ¡Phantom Ball!
Para sorpresa de todos, el cañonazo que había lanzado, se convirtió en tres balones, o al menos eso parecía, ¿una ilusión? ¿Cuál era el verdadero? Agudicé mis sentidos lo más que pude, sentir la trayectoria del balón, el ruido que hacían al cortar el viento, ¡era el balón de en medio! Me concentré y esquivé por los pelos aquel balonazo que finalmente dio una curva endemoniada y terminó en las manos de los enemigos que estaban fuera de la cancha. Otro más. Antes de que saliera el balón de su mano pude percibir su intención y comenzó mi asombrosa esquivada unos momentos antes del lanzamiento.
-¡Vaya que ha sido una grandiosa esquivada! -gritó un aficionado eufórico.
Pero no había sido todo, aquel balonazo era simplemente otro pase hacia el capitán que, inmediatamente realizó de nuevo su técnica especial. Tres balonazos curvos endemoniadamente rápidos salieron contra mí. El sudor frío de mi cuerpo cayó sobre mis ojos, ¿alguna vez había estado así de concentrado? Tenía la percepción de absolutamente todo, las dimensiones de la cancha, la altura del techo, los jugadores afuera, mis compañeros, los tres balones... Su trayectoria se hizo tan clara como el agua, así como las dos ilusiones, no apuntaban realmente a mí, ¡iban por Daría! Demostrando por qué me habían gritado salvador en la semifinal me lancé haciendo gala de mis reflejos felinos para tomar el balón real entre mis manos, potencia era de la bola era tal que, después de cacharla en el aire, fui arrastrado un par de metros, casi saliendo de la zona reglamentada.
-¡Todo tuyo! -sonreí a Berry.
-¡No, no. no, no, no! -dije sin éxito cuando la mink mencionó algo sobre lanzarme- ¡qué noooooooo!
Hizo caso omiso a mis palabras y comenzó a girar para lanzarme por los cielos. Bastante desagradado me apresuré a tomar uno de las bolas en juego y se la regresé a Berry para que siguiéramos con la ofensiva. Aunque había sido una jugada agresiva, los enemigos reaccionaron y volvieron a lanzar balonazos en mi contra, pero no había balón que pudiese impactarme en ese momento. La trayectoria de los lanzamientos era clara para mí, podía ver sus movimientos en cámara lenta, el "sentido del juego" que me había enseñado el entrenador Bevans estaba por las puntas. Estaba en un estado intratable, esquivé el primero de los balonazos con una maroma espectacular y mientras me encontraba girando en el aire logré atrapar el otro que iba directo hacia mí.
-¡Este también va para ti! -le grité a Berry.
El sujeto pequeño se encontraba a no más de dos metros de mí, en primera línea y cuando lancé el grito hacia Berry se preparaba a comenzara su huida. Bien sabía que yo no era el mejor lanzador, pero a esa distancia podía bien acertar un disparo, finté el pase hacia la Mink y cuando más desprevenido estaba el contrincante, lancé la bola lo mejor que pude e impactó de lleno en su espalda.
-¡¿Qué tal?! -grité emocionado por mi primer punto.
Aunque al parecer Berry estaba más emocionada cantando, su número musical había subido la moral de todo el equipo, nadie quería perder. El emocionante partido siguió con un intenso intercambio de balones por parte de ambos bandos hasta que quedamos únicamente tres contra dos. De nuestro lado estábamos la triada perfecta, Berry, Daría y yo; mientras que por el otro equipo se encontraba el capitán y la chica con cara de pocos amigos. ¿La desventaja, dos de nuestros quemados no estaban en condiciones de atrapar balones en las afueras de la cancha y ellos tenían a cuatro que recogían todas las bolas posibles para llevar el ritmo de su ofensa.
-¡Hissatsu! -gritó el capitán- ¡Phantom Ball!
Para sorpresa de todos, el cañonazo que había lanzado, se convirtió en tres balones, o al menos eso parecía, ¿una ilusión? ¿Cuál era el verdadero? Agudicé mis sentidos lo más que pude, sentir la trayectoria del balón, el ruido que hacían al cortar el viento, ¡era el balón de en medio! Me concentré y esquivé por los pelos aquel balonazo que finalmente dio una curva endemoniada y terminó en las manos de los enemigos que estaban fuera de la cancha. Otro más. Antes de que saliera el balón de su mano pude percibir su intención y comenzó mi asombrosa esquivada unos momentos antes del lanzamiento.
-¡Vaya que ha sido una grandiosa esquivada! -gritó un aficionado eufórico.
Pero no había sido todo, aquel balonazo era simplemente otro pase hacia el capitán que, inmediatamente realizó de nuevo su técnica especial. Tres balonazos curvos endemoniadamente rápidos salieron contra mí. El sudor frío de mi cuerpo cayó sobre mis ojos, ¿alguna vez había estado así de concentrado? Tenía la percepción de absolutamente todo, las dimensiones de la cancha, la altura del techo, los jugadores afuera, mis compañeros, los tres balones... Su trayectoria se hizo tan clara como el agua, así como las dos ilusiones, no apuntaban realmente a mí, ¡iban por Daría! Demostrando por qué me habían gritado salvador en la semifinal me lancé haciendo gala de mis reflejos felinos para tomar el balón real entre mis manos, potencia era de la bola era tal que, después de cacharla en el aire, fui arrastrado un par de metros, casi saliendo de la zona reglamentada.
-¡Todo tuyo! -sonreí a Berry.
Berry
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El partido se había puesto emocionante de un momento al otro, los tiros iban y venían, Berry había logrado que los quemados a sus compañeros no fuesen letales y simplemente les dejaran un poco doloridos mientras que Bevans les aplicaba los primeros auxilios. Lastimosamente los oponentes eran formidables y pese a ser tres contra dos, las tornas estaban muy desbalanceadas, solo la zorra y Prometio estaban en plenas condiciones, Daria solo podía evadir y preparar algunas fintas pero al momento de esquivar las bolas por poco le rozaban. Sus oponentes tenían algunos trucos curiosos como la velocidad de capaz de generar ilusiones si no se estaba muy afinado, Berry había jugado bastante con los ojos cerrados, centrada en las auras y en las intenciones, parecía mucho más avanzada que su compañero en el haki de observación. La hinchada se animaba a cada disparo, en cierto punto un disparo dirigido hacia Daria fue repelido por un coletazo de Berry, su cola era completamente azabache gracias a su haki de armadura.
La bola salió disparada violentamente contra sus oponentes quienes al no poder predecir su propio tiro reflejado terminaron por optar por un sacrificio, la mujer se interpuso en el camino de la bola cayendo derribada y dejando todo en manos de su capitán. Prometio estaba eliminado también tras atrapar aquel balón pero salirse de la zona permitida, la mink sintió que aquello ahora era un combate entre dos, el capitán rival contra ella, Daria era demasiado importante como para sacrificarla así como había hecho su oponente. Era un combate entre capitanes, la tensión podía palparse en el aire, como si de un momento a otro fueran a intercambiar puñetazos pero en cambio comenzaron a intercambiar balonazos, la mink pronto se vio rodeada por los potentes disparos que venían en todas direcciones. Su agilidad, agudeza y haki hacían el trabajo convirtiendo a la mink en un objetivo bastante complicado de golpear pero esta desventaja no la compartía el capitán del equipo rival quien solo debía preocuparse de los disparos individuales que Berry realizaba e incluso conocía como esquivar sus trucos.
—¡Afueraaaa!—
La mink observó a su derecha, Daria se había interpuesto por su cuenta en la trayectoria de una bola que Berry no había captado, ya estaba bastante agotada tras tantas rondas y su compañera al darse cuenta se había sacrificado por el equipo. La zorra le tomó en brazos, la chica le guiña su ojo pese a que su brazo izquierdo esta bastante mal y quizás se haya dislocado. Berry niega con su cabeza, no era necesario, no por un simple juego pero Daria sonríe tomando el balón y colocando este en la garra libre de la zorra. Como pasando la antorcha, como si ese fuese su deseo, la zorra le deja suavemente en el suelo a un costado del campo mientras su rostro se muestra bastante molesto.
-Berry Shock!—
El hombre siente algo, una presencia imponente en donde antes había una zorra ahora sentía que había una bestia indomable, habían lastimado a su amiga y quizás peor a una civil por un simple deporte. Berry tomó el balón entre sus garras llevando su brazo al extremo mientras los músculos se tensaban, el viejo Bevans pudo verse en sus años de gloria por sobre la mink, el balón que la zorra disparó salió girando en el aire y como si fuese una onda de choque rompió el aire al cruzar la mitad del campo e impactó como una bala de cañón en el pecho de su oponente aunque este se había cubierto y salió disparado hasta fuera del campo, había sido un impacto impresionante uno que no se había visto en años.
El silbato sonó mientras Berry se relajaba y suspiraba de alivio levantando los brazos, la victoria era suya y todo el equipo entró al campo a felicitarle, Daria seguía con el doctor quien intentaba vendar su brazo pese a que esta insistía en querer abrazarla. La ceremonia de premiación se llevó a cabo unos instantes luego, la mink había conversado con sus rivales quienes se habían disculpado por haber herido a algunos jugadores y ofrecían a pagar sus tratamientos. Por fortuna esto calmó a la mink quien siguió hablando con estos sobre su entrenamiento, las sospechas fueron confirmadas cuando algunos admitían haber servido al cuerpo de seguridad de sus islas antes de que un entrenador los convocó gracias a los torneos locales de quemados en los que participaban.
—Oye tú, la gato... ehhh.. no me mires así, digo zorra ¿Berry verdad? ¿Quieres unirte a los Bistorm? Contigo y con tu amigo pelirrojo serías muy famosa, tendrías todo en tus garras e incluso podrías competir en el mundial de quemados del próximo año. No importa que no seas profesional esta camiseta blanca te quedaría mejor que el rojo.—
Un señor de bigote se acercó a Berry para negociar un futuro contrato, aunque la mink se negó, había jugado porque Prometio le caía bien y tenía otros planes que solo jugar quemados. Había sido una grata experiencia pero la vida de la zorra pasaba por otro lado. El entrenador entonces comprendió y dijo que le cumpliría cualquier favor que esta quisiera si algún día necesitaba algo dando su número y la tarjeta de "entrenador Benson" lo tendría en cuenta para futuras aventuras. Berry volvió con su equipo y se unió a la fiesta, primero le entregaron una medalla y luego debió levantar una copa dorada junto al resto. Las fotos y los festejos no tardaron en venir, todos levantaban en alzas a Prometio y Berry quienes gracias a sus salvadas, tiros y jugadas en equipo habían logrado lo imposible cortar la racha de los Bistorm y ganar el primer trofeo en casi treinta años del humilde equipo de la isla Banaro.
La bola salió disparada violentamente contra sus oponentes quienes al no poder predecir su propio tiro reflejado terminaron por optar por un sacrificio, la mujer se interpuso en el camino de la bola cayendo derribada y dejando todo en manos de su capitán. Prometio estaba eliminado también tras atrapar aquel balón pero salirse de la zona permitida, la mink sintió que aquello ahora era un combate entre dos, el capitán rival contra ella, Daria era demasiado importante como para sacrificarla así como había hecho su oponente. Era un combate entre capitanes, la tensión podía palparse en el aire, como si de un momento a otro fueran a intercambiar puñetazos pero en cambio comenzaron a intercambiar balonazos, la mink pronto se vio rodeada por los potentes disparos que venían en todas direcciones. Su agilidad, agudeza y haki hacían el trabajo convirtiendo a la mink en un objetivo bastante complicado de golpear pero esta desventaja no la compartía el capitán del equipo rival quien solo debía preocuparse de los disparos individuales que Berry realizaba e incluso conocía como esquivar sus trucos.
—¡Afueraaaa!—
La mink observó a su derecha, Daria se había interpuesto por su cuenta en la trayectoria de una bola que Berry no había captado, ya estaba bastante agotada tras tantas rondas y su compañera al darse cuenta se había sacrificado por el equipo. La zorra le tomó en brazos, la chica le guiña su ojo pese a que su brazo izquierdo esta bastante mal y quizás se haya dislocado. Berry niega con su cabeza, no era necesario, no por un simple juego pero Daria sonríe tomando el balón y colocando este en la garra libre de la zorra. Como pasando la antorcha, como si ese fuese su deseo, la zorra le deja suavemente en el suelo a un costado del campo mientras su rostro se muestra bastante molesto.
-Berry Shock!—
El hombre siente algo, una presencia imponente en donde antes había una zorra ahora sentía que había una bestia indomable, habían lastimado a su amiga y quizás peor a una civil por un simple deporte. Berry tomó el balón entre sus garras llevando su brazo al extremo mientras los músculos se tensaban, el viejo Bevans pudo verse en sus años de gloria por sobre la mink, el balón que la zorra disparó salió girando en el aire y como si fuese una onda de choque rompió el aire al cruzar la mitad del campo e impactó como una bala de cañón en el pecho de su oponente aunque este se había cubierto y salió disparado hasta fuera del campo, había sido un impacto impresionante uno que no se había visto en años.
El silbato sonó mientras Berry se relajaba y suspiraba de alivio levantando los brazos, la victoria era suya y todo el equipo entró al campo a felicitarle, Daria seguía con el doctor quien intentaba vendar su brazo pese a que esta insistía en querer abrazarla. La ceremonia de premiación se llevó a cabo unos instantes luego, la mink había conversado con sus rivales quienes se habían disculpado por haber herido a algunos jugadores y ofrecían a pagar sus tratamientos. Por fortuna esto calmó a la mink quien siguió hablando con estos sobre su entrenamiento, las sospechas fueron confirmadas cuando algunos admitían haber servido al cuerpo de seguridad de sus islas antes de que un entrenador los convocó gracias a los torneos locales de quemados en los que participaban.
—Oye tú, la gato... ehhh.. no me mires así, digo zorra ¿Berry verdad? ¿Quieres unirte a los Bistorm? Contigo y con tu amigo pelirrojo serías muy famosa, tendrías todo en tus garras e incluso podrías competir en el mundial de quemados del próximo año. No importa que no seas profesional esta camiseta blanca te quedaría mejor que el rojo.—
Un señor de bigote se acercó a Berry para negociar un futuro contrato, aunque la mink se negó, había jugado porque Prometio le caía bien y tenía otros planes que solo jugar quemados. Había sido una grata experiencia pero la vida de la zorra pasaba por otro lado. El entrenador entonces comprendió y dijo que le cumpliría cualquier favor que esta quisiera si algún día necesitaba algo dando su número y la tarjeta de "entrenador Benson" lo tendría en cuenta para futuras aventuras. Berry volvió con su equipo y se unió a la fiesta, primero le entregaron una medalla y luego debió levantar una copa dorada junto al resto. Las fotos y los festejos no tardaron en venir, todos levantaban en alzas a Prometio y Berry quienes gracias a sus salvadas, tiros y jugadas en equipo habían logrado lo imposible cortar la racha de los Bistorm y ganar el primer trofeo en casi treinta años del humilde equipo de la isla Banaro.
Charlotte Prometio
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pitido final sonó, lo habíamos logrado, tras litros de sudor derramados y horas de de entrenamiento, lo habíamos conseguido. ¡Éramos campeones! No podía creerlo, habíamos conseguido derrotar a los bicampeones, en su mayoría gracias a los tremendos disparos de Berry, pero al final lo habíamos conseguido también por mis grandes salvadas y nuestro buen juego de equipo. Me puse sobre mis rodillas unos segundos, lo había dado todo. Limpié el sudor de mi frente y me apresuré para reunirme con todo el equipo. En medio de los abrazos y el confeti volteé a ver a Berry para sonreírle, lo que había comenzado como una simple quemadura por sopa a unos extraños terminó siendo una gran aventura en la cuál había puesto todos mis sentimientos.
-¡Felicidades muchachos! -¿el entrenador estaba llorando de felicidad? -¡Me están sudando los ojos, semejante equipo, estoy orgullosísimo!
Los del equipo contrario se habían ofrecido a pagar por los gastos médicos del equipo, a lo cuál yo no le veía mucho sentido, ellos no habían lanzado con afán de herir a los demás, simplemente querían ganar tanto como nosotros. Les dirigí una sonrisa comprensiva. La premiación tomó lugar y la lluvia de confeti se incrementó, todos nos subimos llenos de vendajes al podio y sonreímos para la foto cuando nos colgaban la medalla. Acto seguido nos entregaron la copa de Bananaro y todos cargamos a Berry que llevaba el trofeo entre sus manos. Nos tomamos varias fotos como equipo en las cuáles la mink salía besando a una persona diferente en cada una.
Un agente o al menos eso parecía nos llamó a mí y a Berry para ofrecernos un contrato en una liga profesional, podría haber sido el sueño para cualquier persona, pero para mí este torneo sólo había sido una de las tantas aventuras que aún tenía por vivir alrededor de todo el mundo y a la mink pareció tampoco interesarle. Después dela celebración, nos dirigimos a la cantina más cercana, dónde gastamos todo el premio del torneo en montones de comida y galones de cerveza para todo el equipo, fue una tarde llena de festejos y alcohol, todo era felicidad hasta que llegó la hora de la despedida.
-¿En serio se tienen que ir? -dijo con los ojos llorosos Daría- yo pensaba que íbamos a ser siempre el equipo más fuerte de la tierra -comenzaron a caer las lagrimas de sus ojos.
-Van a estar bien sin nosotros -la abracé- han mejorado muchísimo, en un par de meses podrán hacer jugadas como las mías, aunque no estoy seguro de que puedan imitar a Berry -sonreí y la solté- bueno, nos vemos.
Después me acerqué a Berry y le di un gran abrazo, algo me decía que no sería la última vez que nos viéramos ni mucho menos.
-Ha sido un gusto Beery, espero que nos veamos pronto.
Me dirigí al cuarto que había estado rentando para dormir junto a mis bestias. Por la mañana dejaría la isla y me llevaría muchas memorias diveritdas, mi medalla de oro y una foto de recuerdo. Sonreí, habían sido unas semanas dignas de los anales de la historia.
-¡Felicidades muchachos! -¿el entrenador estaba llorando de felicidad? -¡Me están sudando los ojos, semejante equipo, estoy orgullosísimo!
Los del equipo contrario se habían ofrecido a pagar por los gastos médicos del equipo, a lo cuál yo no le veía mucho sentido, ellos no habían lanzado con afán de herir a los demás, simplemente querían ganar tanto como nosotros. Les dirigí una sonrisa comprensiva. La premiación tomó lugar y la lluvia de confeti se incrementó, todos nos subimos llenos de vendajes al podio y sonreímos para la foto cuando nos colgaban la medalla. Acto seguido nos entregaron la copa de Bananaro y todos cargamos a Berry que llevaba el trofeo entre sus manos. Nos tomamos varias fotos como equipo en las cuáles la mink salía besando a una persona diferente en cada una.
Un agente o al menos eso parecía nos llamó a mí y a Berry para ofrecernos un contrato en una liga profesional, podría haber sido el sueño para cualquier persona, pero para mí este torneo sólo había sido una de las tantas aventuras que aún tenía por vivir alrededor de todo el mundo y a la mink pareció tampoco interesarle. Después dela celebración, nos dirigimos a la cantina más cercana, dónde gastamos todo el premio del torneo en montones de comida y galones de cerveza para todo el equipo, fue una tarde llena de festejos y alcohol, todo era felicidad hasta que llegó la hora de la despedida.
-¿En serio se tienen que ir? -dijo con los ojos llorosos Daría- yo pensaba que íbamos a ser siempre el equipo más fuerte de la tierra -comenzaron a caer las lagrimas de sus ojos.
-Van a estar bien sin nosotros -la abracé- han mejorado muchísimo, en un par de meses podrán hacer jugadas como las mías, aunque no estoy seguro de que puedan imitar a Berry -sonreí y la solté- bueno, nos vemos.
Después me acerqué a Berry y le di un gran abrazo, algo me decía que no sería la última vez que nos viéramos ni mucho menos.
-Ha sido un gusto Beery, espero que nos veamos pronto.
Me dirigí al cuarto que había estado rentando para dormir junto a mis bestias. Por la mañana dejaría la isla y me llevaría muchas memorias diveritdas, mi medalla de oro y una foto de recuerdo. Sonreí, habían sido unas semanas dignas de los anales de la historia.
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