Al fin un poco de tiempo libre. (Priv)

Un par de días van desde que habías llegado a la ciudad. Bueno habías logrado con mucho esfuerzo mantener a Berry con buena temperatura hasta llegar acá a la ciudad. Con ayuda de Logi y un buen abrigo. Bueno es bueno que pudieras hacer lo que fuese para que tu pareja pudiera estar lo más cómoda posible. Hasta la llegada, luego de aquello, envíate a tu homie de regreso al barco. Lo menos que querían tú y los tuyos eran causar problemas en este lugar. Además de que bueno, seguramente aquí muy pocos problemas habían de haber. Era un lugar tranquilo y muy en lo suyo. Durante la visita de esta isla, estabas seguro de no necesitar a ninguno de tus pecados.

Pero siempre estaban a un llamado de distancia.

Hoy es un día tranquilo, joven pirata. Estas en una tranquila posada bastante cómoda y de gran comodidad. Agradecías que la tecnología de la ciudad permitiera a los que viven aquí poder mantenerse tranquilos y a gusto mientras disfrutaban de la vista que podría brindar la nieve. Que visto desde ese punto de vista, era bastante agradable poder ver la nieve sin que el frio afectase mucho. Y aunque el invierno no fuera tu clima menos favorito, no hace que sea el que más disfrutes.

Solo era menos molesto.

- Un desayuno completo por favor. Huevos, arroz, tocino y jugo de naranja. – Luego recordaste las cantidades que ella come. – Que sea una rasión triple y otra normal. Y por favor incluya café negro bastante fuerte. – Indicaste a la buna persona que se encontraba atendiendo en la barra. Era una chica bastante joven de unos dieciséis años que ayudaba a su abuela. Aunque la chica no podía imaginar que alguno de ustedes dos comieran tanto, pero tu sabias que Berry era una mujer grande y fuerte. Asa que tu chica debería comer lo suficiente como para comer lo suficiente. Tú por tú parte, tenías un metabolismo un poco menos rápido que ella. Pero aun así, te asegurabas de comer las porciones necesarias para mantenerte con tu cuerpo en forma.

En fin, cosas de la vida.

Subiste nuevamente al segundo piso con el desayuno llevado en bandeja. Querías darle una sorpresa a tu dormilona favorita. Llegaste a la habitación, abriste la puerta con sumo cuidado y allí estaba ella. Durmiendo con suma tranquilidad y naturalidad. Dejaste el desayuno a un lado en un cajón que había a un costado de la cama. Te acercaste a ella y le diste un beso en la frente. – Cielo, te he traído el desayuno. – Sientes como ella te jala hacia ti y te abraza. Tú simplemente le dejas ser y te dejas llevar por la suavidad de su pelaje y rodeas su cintura con tus brazos. - ¿ O tal vez prefieras comer otra cosa? - Susurraste coquetamente.

Dormía, durante las etapas de alergia los sueños eran nulos, era como que la oscuridad la engullía y luego desaparecía con las sensaciones de la mañana. Berry odiaba resfriarse, por suerte ya no estaba en las primeras fases y su humor se había recuperado un poco como para aceptar visitas, parecía que el destino le jugaba bromas llevándole de cubito de hielo en cubito de hielo pero había sido un alivio poder llegar a esa ciudad con mejor temperatura. El sueño había sido en todo sentido reparador, su cuerpo estaba mucho mejor, ya no se sentía pesada y los aromas volvían a pasar por sus fosas nasales con un mejor filtro que antes cuando estaba repleta de mocos congelados colgando por el hocico. Sintió el aroma de Alpha, comida, mientras se aferraba al cuerpo aún con sus ojos cerrados y mordisqueaba el cuello como aquel niño que prueba su comida favorita y babea por eso. Se encontró abrazada a Alpha mientras el olor de la comida provenía de un poco más lejos, le había traído el desayuno y su cuerpo no tardó en aferrarse al de su novio buscando el calor tiritando levemente, levantó la mirada dejando un beso sobre sus labios mientras se estiraba indiferente de su desnudez buscando los ojos del pirata.

—No era necesario molestarse, pero acepto el desayuno, ¿Desayunar otra cosa? Mmm, arroz está muy bien. Pero si te refieres a mostrarte mis especialidades en el electro sutra mejor llévame antes a una isla tropical con solcito y no a un cubito de hielo, no puedo garantizarte una experiencia completa en estas temperaturas.—

Se colocó el abrigo sobre los hombros mientras dejaba la bolsa de agua caliente sobre la mesa de luz, estaba mejor, al menos no estornudaba pero la mink tampoco estaba repuesta del todo. No había saltado a la comida e incluso esperó a que la colocaran sobre sus muslos para comenzar a comer, tenía hambre pero no parecía tener demasiado interés en gastar mucha energía recién despierta. Olfateó a su alrededor, midiendo que tanto se había recuperado su sentido del olfato, estaba repuesta en un setenta porciento según su mente calculaba, sería un día tranquilo y podría relajarse un poco tras tanto tiempo entrenando.

—¡Bwahahaha! Esto de ir a islas heladas va a terminar por volverme loca, pero descuida estoy mejorando, espero que lo de mi cuerpo caliente no sea fiebre pero no me quejo parece que me ayuda un poco a llevar mejor esto.—

La mink había sentido su cuerpo bastante caliente los últimos días, aunque ya no se sentía afiebrada, supuso que quizás era consecuencia de estar tanto rato al lado de fueguito aunque tras mover sus manos un poco concluyó que no era nada grave. Sonrió mientras terminaba de devorar la primer ración y pedía más con una sonrisa, mientras esperaba observó por la ventana la nieve, volvió a tiritar levemente, imaginando que podían estar buscando en una isla tan extraña como aquella. Cerró las cortinas volviendo a observar a Alpha, como si buscase en su rostro alguna indicación u objetivo, una aventura sorpresa que le ayudase a recuperarse.

—¿Qué tienes planeado? Supongo que no podré ser tan eficaz en un combate o entrenamiento, pero no me molesta seguirte por el lugar y ayudar en lo que se necesite. La chica que atiende este lugar es muy mona ¿Quieres que la convenza de ser tu novia también? ¡Es una búsqueda de chicas guapas!—

La zorra nuevamente se había desviado del tema, intentando encontrar alguna tarea secreta en aquella expedición recordó a la chica que atendía el lugar y creyó por error que era una cacería pero no de piratas, de chicas guapas que pudieran complacer a Alpha en islas donde Berry no tuviese humor, chicas guapas para llevar de viaje y darles besitos entre los dos. ¿Ya había pensado en chicas guapas? La mink comenzó a comer su arroz mientras reía, esperando los verdaderos planes que el pirata tuviese, después de todo se imaginaba que Alpha le diría algún discurso sobre el alma o que no necesitaba a otras mujeres mientras ella estuviera bien era algo que había escuchado ya unas cuantas veces cuando Berry intentaba conseguirle más parejas.

Te dejaste llevar por el beso. Ella lo hacía muy suavemente mientras tiritaba un poco. Se notaba mucho que no le sentaban bien los climas fríos, pero por suerte, esta es la última isla helada de esta ruta. Ella no parecía estar del todo recuperada, pero te agradaba saber que estaba mucho mejor. Pero también, te preguntabas un poco algunas cosas. Ella te dice que no daría el todo en cama por su actual condición. Cosa que de por si era cierto, pero tampoco querías que tu compañera solo buscara complacerte a ti.

Tú también querías complacerla a ella.

Colocaste tu mano en su frente. Algo de calentura si tenía, pero quizás el desayuno y descansar un poco más en la cama le sentirá un poco mejor. – Tómalo con calma, preciosa. – Dijiste mientras acariciabas tiernamente su mejilla. Luego, colocaste con mucha calma el desayuno a su alcance para que pudiera comer y claro, tu acompañarla en el proceso con el tuyo. Hacía ya mucho tiempo que no podían disfrutar de un día tranquilo, era bastante agradable al menos para ti.

- Yo tengo cosas que hacer más tarde, pero nada del otro mundo. – Dijiste en un tono muy tranquilo. – Puedes acompañarme si gustas, simplemente buscar algo más funcional que mi ojo de cristal. – Sonreíste para ella. – Mi plan era pasar la mañana contigo la mañana en la cama y descansar. Pasar tiempo juntos. Y… bueno… con respecto a esa chica – Ladeaste la cabeza de un lado a otro. – No son de mi tipo las chicas que no han llegado a la mayoría de edad. Digamos que no son mis gustos. – Le tomas de la mano y la jalas nuevamente a la cama. – Tú tienes que relajarte. – Le miras a los ojos, con una profunda y penetrante mirada. – Parte del entrenamiento también es saber cuándo descansar y disfrutar de los placeres la vida, cielo. – Quizás ella te habría enseñado un par de cosas, pero ella aún tenía que entender la diferencia entre tú y ella. Aunque la más importante sería una sola.

Ya tú has estado en las puertas de la muerte.

- Justo ahora… eres mía. – Dijiste mientras acercabas tu rostro al suyo, lentamente. Con una mirada tan profunda y penetrante. Llena de un instinto depredador. Digno de una criatura fuerte. Digno de un líder. Digno de tantas cosas. Y a su vez digna de ella. – Y quiero que descanses y disfrutes tu día conmigo. Más tarde te comprare lo que quieras para ti, e iremos a buscar lo del asunto de mi ojo. – Besaste sus labios leventemente. En un beso lento y dulce. Luego, simplemente te acurrucaste a su lado y te abrazaste a ella. Tenía un olor agradable. Estabas cómodo y querías seguir sintiéndote así.

- Me gusta… disfrutar de esta calma a tu lado. – Suspiraste, abrazándote más a ella.

A Berry le gustaban los mimos, no se quejaba de que Alpha le complaciera mientras estaba enferma, siendo que a veces le gustaba jugar a la víctima para recibir atención. Entre caricia y beso, la zorra escuchó algo que no llegó a entender, mayoría de edad. Observó uno de sus tatuajes, en su tribu la independencia no se daba por edad si no cuando uno ya podía defenderse por su cuenta. Cuando un mink podía ingresar al coliseo y sobrevivir sin auyuda se era independiente así tuvieran cuatro, seis o ocho años. Con la independencia venían todos los beneficios asociados, la libertad sexual y el beber alcohol, no había una edad que le indicase a un mink cuando serlo al menos en su tribu.

—¿Mayoría de edad? ¿Quieres que le de unos golpes para ver si puede sobrevivir al mundo como hacemos en zou? Hmm, puede resultar bien o quizás mal, no me gustaría matar en una iniciación...—

Sus palabras demostraban que Berry nunca se había puesto a leer sobre la mayoría de edad, nunca preguntaba por la edad de otros y jamás incluía su edad en las formalidades. Para ella la edad era una excusa para celebrar fiestas y colocar un numerito mas grande en la identificación.

—¿Relajarme? Siempre me tomo días de descanso entre rutinas y llevo varios dias en cama, quisiera salir de paseo y ver si encuentro ropa o perfumes nuevos. También escuché de unas mascotas robots o algo así, son como las reales pero no ensucian ni se pueden comer.—

La mink escuchó el resto de planes de Alpha, deseaba mover un poco el cuerpo tras tanto reposo pese a que no estuviera del todo estable. Además le daba curiosidad que cosa se pondría en el ojo, quizás un ojo para verla desnuda todo el tiempo, bueno eso no era muy complicado incluso con ojos normales. Además había visto gente con sombreros extraños y abrigos que se inflaban como globos que parecían calentitos, sin excluir los perfumes que por fin podría buscar alguno nuevo el de frutos rojos se estaba terminando.

—¡Bwahahaha! Somos libres Alpha no lo olvides, la libertad y esta tranquilidad es la vida que hemos elegido, no siempre debemos pelear para divertirnos. Aunque eres de las pocas personas que me sigue el ritmo sin quejarse y me toca sin ponerse rojo.—

La zorra se abrazó al pequeño mientras buscaba cubrirlo con su cuerpo, no quería acercar mucho su nariz al rostro de Alpha por lo que se apoyó en su pecho respirando tranquilamente. Estiró su espalda mientras relajaba su cuerpo, todavía quedaba bastante tiempo de la mañana y la mayoría de locales estaban cerrados, no había motivo para apurarse.

—Ahora que lo pienso nunca he preguntado a nadie su edad. ¿Debería llamar a todos para eso? Imagina que puedo pelear con ciertas amigas con la excusa de iniciarlas en la vida adulta, tengo algunas en mente.—

Berry comenzó a pensar en sus conocidos y conocidas llegando a la conclusión de que nisiquiera sabía la edad de Alpha, le importaban tan poco los números que el hecho de descubrirle una importancia para la sociedad en general, le hizo darse cuenta sobre lo poco que conocía sobre las personas cercanas a ella.

-No creo que el mundo funcione como funciona tu tribu, Berry. – Le dijiste con total tranquilidad. – Se supone que la mayoría de edad es a partir de los dieciocho años. – Luego ella te había dicho que se estaba relajando y tomando las cosas con calma. “Descansando” es la palabra que más destaca en ella. Realmente te le quedas mirando un poco más a los ojos. Suspiras un poco, ya que ella puede que este ignorando un poco algo que tú si te das cuenta.

- Aquí también debes descansar. – Dices mientras colocas tu dedo en la frente. – Tu mente también debe descansar, cielo. Puedo notarlo, tu mente siempre es encuentra a mil por hora. Pensando siempre en muchas cosas. Es por eso que cuando me refiero que descanses, debería ser por completo. – Es un consejo muy bueno, especialmente viniendo de ti. Realmente lo menos que querías es que ella tuviera un desgaste mental muy grande. Eres muy consciente de lo importante que es tener un cuerpo y mente sanos. Un equilibrio el cual te permitiera seguir adelante sin importar que. Y si caías, por lo menos saber que tienes quien te puedan dar un mano en el proceso.

Saber que nunca estas solo.

- Sé que somos libres. – Dijiste aferrándote más a ella. Acurrucándote mientras siente como te abraza más fuerte. – Y por eso hago lo que quiero. – Disfrutas de la comodidad y el calor de tu chica. Respiras profundo y simplemente te dejas llevar. Ella también te da unos cuantos mimos y cariños. Eso te agrada, te hace sentir más cómodo y más relajado. – No creo que debas llamar a nadie, cielo. – Respondiste. – Cada quien decide que hacer, al final de cuenta. Por ejemplo… yo tengo diecinueve. Para el mundo soy considerado un adulto. En tu tribu, la adultez llega cuando ya eres capaz de sobrevivir y ser independiente. Quizás… exista algunos reinos o islas donde la adultez llegue a una edad u otra. Supongo que es cosa de cada quien y… prefiero no darle muchas vueltas a la cabeza.

Era lo mejor, suponías tú.

-Por cierto, lamento que tengas que lidiar con clima tan molesto. La siguiente isla será más cómoda. Aunque, el frio siempre será una excusa para mí para mantenerme abrazo a ti.

Al parecer la mayoría de edad era un concepto bastante aburrido y sin sentido, no había combate ni pruebas, no existía forma de dar un visto bueno o entenderlo. Un número, una cosa tan insignificante como eso ya te convertía en un humano de pleno derecho. La mink soltó una pequeña risa, pensar que toda la libertad para algunos estarían encadenadas a unos simples registros.

—Igual que esa chica tiene dieciseís aquí pero en otra isla puede tener veinte y en otras cuarenta. El mundo y sus costumbres son algo muy gracioso, lo que debería importar es lo que esa chica quiera. Seguramente las cosas serían diferentes si hubiera nacido en mi tribu, sería toda una fiera.—

La zorra comenzó a reír mientras escuchaba las palabras de Alpha, cuando le tocó la cabeza Berry se preguntó si este trataba de leerle la mente. ¿Qué hubiera visto? Seguramente una Berry comiendo una torta de chocolate mientras repetía ñom hasta el hartazgo o simplemente la estática de una televisión. Lo cierto es que Berry solía vivir el momento y planear muy poco, a lo mejor el que necesitaba dejar de pensar tanto las cosas era el pequeño pirata. Berry imitó el gesto, dejando en claro que más que cierta jaqueca del día anterior por su parte no había nada de que preocuparse.

—A lo mejor estás proyectando mucho de tu cabeza en la mía, no me gusta dibujar escenarios en mi cabeza si no son necesarios. Si no estoy planeando un ataque o a cargo de otros tengo la mente en blanco, pero quizás tu cabeza tiene muchas cosas a las que te gusta darles vuelta.—

Sonrió viendo que el pirata aceptaba su punto de vista sobre la adultez y lo tonto que era guiarse solo por un número, la mink se relajó mientras escuchaba al parecer Alpha era menor que ella en cuanto a números. Siguió escuchando mientras le prometían que le llevarían a un lugar mejor cuando terminasen aquella parte de la ruta, estaba cansada de las islas con nieve y pese a que el calor del abrazo era una buena excusa a la mink seguían sin agradarle.

—Mocos, estornudos, fiebre, dias de cama... lo que no me mata me hará más fuerte pero odio no poder oler con soltura. Me gusta cuando no debemos perder el tiempo con mis dias de reposo y nos ponemos a buscar cosas que hacer. Por eso quiero ir de compras, la quietud me suele aburrir, me hace poner atención a los mocos pegados en mi nariz y ¡Auch! Duelen cuando los arranco...—

La mink hurgó en su nariz arrancando un gran trozo de mucosa que arrojó a la basura, frotando su nariz tras el hecho ya que estaba bastante pegado, necesitaría un buen baño caliente y ponerse en marcha o podría lastimarse de seguir tirando de su nariz. La zorra claramente no tenía pudor en seguir actuando de aquella manera, mordiendo su cola antes de volver a acurrucarse con Alpha, deseosa de iniciar el día aunque debiese ir vestida como una bola de nieve con tantos abrigos. Supuestamente el lugar era más caliente, pero Berry seguía sin fiarse de las islas heladas y su malvado frío.

—¿Nos preparamos o seguimos charlando sobre mis mocos y las chicas guapas ilegales?—

Bromeó mientras se estiraba, a lo mejor ir de compras hacía que se le ocurriese algo para preguntar, después de todo Alpha no escondía demasiados secretos que a Berry le intrigasen conocer y siempre había sido mejor conversadora cuando algo se ocupaba de distraer su atención. Los datos que Alpha le había mostrado, el tiempo que habían pasado viajando y sus conversaciones en cada entrenamiento lo habían convertido en alguien familiar para la mink, más allá de su edad pocas suponía que eran las cosas que no conocía.